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SALUD PARA TODOS
Distorsiones en el vínculo madre-hijo
Las relaciones entre padres e hijos influyen en el desarrollo psicológico, la formación de la personalidad y la adaptación social del niño. El vínculo madre-hijo es un modelo sobre el cual se construirán otras relaciones e influirá en el comportamiento de ese futuro adulto en distintos ámbitos de su vida.
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Por Lic. Fanny Berger
La teoría del apego sostiene que el niño necesita contacto, afecto y proximidad con sus padres o figuras de apego. Nos basamos en la teoría formulada por John Bowlby y los aportes posteriores de Mary Ainsworth. Es uno de los planteamientos teóricos más sólidos en el campo del desarrollo socioemocional y lejos de verse debilitado con el paso del tiempo, se ha visto enriquecido por una gran cantidad de nuevas investigaciones. Esta teoría fue desarrollada en niños pequeños en relación con sus padres y a posteriori se vio que el tipo de apego de la infancia tenía influencias en la vida adulta. Resumiendo, podemos decir que: • El apego es una necesidad biológica que todos los seres humanos tienen; esto quiere decir que los niños necesitan vivir vinculados a otras personas que los cuiden. De lo contrario no pueden subsistir. • El apego es importante porque la calidad del mismo tiene influen-

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cias sobre cómo el niño se comportará y desarrollará en el futuro. • El apego es lo que da al niño seguridad, autoestima, confianza, autonomía y efectividad para enfrentar el mundo. Examinaremos tres tipos de apegos: apego seguro; apego inseguro, ansioso o ambivalente; y apego inseguro evitativo, según la teoría de John Bowlby. El apego seguro se da cuando el cuidador proporciona seguridad y confianza al niño. Es el apego más sano de todos pues el pequeño tiene la certeza de que sus padres estarán a su lado para protegerlo. Es decir, siente que el padre estará disponible para cuidarlo, sin necesidad de estar pegado físicamente a él. Por lo tanto, el pequeño al sentirse querido se puede alejar y explorar el mundo que lo rodea. En el apego seguro los padres son calmos, predecibles, estables, firmes y brindan al hijo una base segura donde recurrir cuando existan peligros. Una base segura es cuando la figura de apego actúa comoun lugar que brinda seguridad. Los adultos que han tenido un apego seguro se relacionarán adaptativamente con otras personas y tolerarán la frustración de la vida diaria. Crearán vínculos sanos y, Los pequeños no solo necesitan alimento, necesitan caricias y contacto físico; estar con sus padres.
cuando no son así, podrán finalizar la relación pues sentirán confianza en ellos mismos y en los otros. El apego inseguro, ambivalente o ansioso se caracteriza porque el niño no confía en sus cuidadores y crece con una sensación de inseguridad debido a la ambivalencia de los mismos. La figura de apego amenaza: “si no comes, te voy a dejar de querer”. Esta frase transmite una profunda inseguridad. La ambivalencia deriva del hecho que a veces están disponibles y sensibles a las necesidades de sus hijos y otras no, creando desconfianza en los pequeños. Estos niños sienten miedo y gran angustia ante las separaciones, así como también suelen tener dificultades para calmarse ante la presencia de la figura de apego. Tienden a vigilar a su cuidador pues temen que este lo abandone. El llanto, la irritabilidad y el temor son una manera de demostrar su insatisfacción. Se angustian intensamente cuando se separan de sus padres y cuando estos aparecen presentan una marcada dificultad para calmarse. Además, su intensa ansiedad hace que busquen consuelo en forma ambivalente. Buscan a sus padres, pero se resisten a ser consolados. En el apego inseguro ambivalente los padres son ansiosos, sobreprotectores, hiperpreocupados. A veces amenazan y esto provoca intranquilidad en el niño. Son figuras impredecibles pues el niño no sabe si cumplirán sus amenazas y no son una base segura a donde recurrir para sentirse protegido. En la vida adulta establecen relaciones afectivas dependientes y buscan continuamente la aprobación para sentirse amados. Suelen tener dificultades en la autonomía y buscan parejas y amigos con mucha ansiedad. Les cuesta finalizar un vínculo insatisfactorio por el intenso miedo al abandono y/o soledad. Son demandantes y viven reclamando a sus parejas y a otras personas. Al crecer con poca confianza en sí mismos desarrollan baja autoestima, idealizando a los otros y desvalorizándose ellos. El apego inseguro ambivalente

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es el más frecuente dentro de la población. Por último, el apego inseguro evitativo es la consecuencia de un cuidador que en la infancia no satisfacía las necesidades afectivas del pequeño. Es decir, hablamos de figuras de apego que no han sido capacesdeofrecer lo que necesitaba el niño a nivel afectivo. Los niños con un apego de tipo evitativo han asumido que no pueden contar con sus figuras de apego, lo cual les provoca falta de confianza. Se conoce como “evitativo” porque los bebés presentan distintas conductas de distanciamiento de sus cuidadores. En el apego inseguro evitativo son padres que pueden padecer enfermedades, trastornos de personalidad, depresión, ansiedad o estar atravesando profundas crisis. Las personas que tienen un apego evitativo, cuanto más severo sea este, más dificultad encuentran para tener vínculos sanos. Quienes tienen este tipo deapego se encuentran en conflicto: por un lado, quieren amar y ser amados; pero, por el otro, no son capaces de entregarse y soltar el control sobre sí mismos. No confían en los otros.
Entre la seguridad y la inseguridad La confianza en uno mismo y en las otras personas es lo más importante que los progenitores pueden brindar durante la infancia. Para desarrollarla los pequeños necesitan adultos sensibles a sus necesidades. Cuando no pueden captar lo que ellos están vivenciando y no logran responder adecuadamente, el niño se siente inseguro. En los comienzos de la teoría del apego se hablaba de las ausencias físicas que son vividas como abandonos en muchas circunstancias. Hoy observamos ausencias emocionales que producen carencias afectivas. Los padres están físicamente, pero ausentes emocionalmente, o sea que no responden a las necesidades psicológicas de sus hijos. La seguridad o la inseguridad en el apego depende de la relación niño-cuidador, y esta de las personalidades de ambos. Lejos de culpabilizar al adulto, vemos que hay niños que necesitan más contención y paciencia por parte de quien lo cuida y lo educa. Un niño puede tener apego seguro con ambos padres, seguro con uno e inseguro con el otro, o inseguro con ambos. Puede ocurrir también que el niño tenga apego inseguro con ambos padres, pero seguro con alguna figura de apego secundaria como la maestra, la abuela o la niñera. En la actualidad, observamos otras distorsiones en el vínculo padres e hijos como la invalidación por parte de los padres. Esto significa que existen progenitores que invalidan lo que siente el niño, por ejemplo, el hijo tiene miedo y el progenitor en lugar de contenerlo, expresa que no es nada, que es un tonto o un débil. Observamos invalidación de la experiencia subjetiva del niño cuando los padres no permiten que sus hijos expresen tristeza, miedos o angustia. Ante el mismo hecho un padre puede calmar a su hijo con un abrazo, palabras o escucha respetuosa, y así el niño se sentirá protegido y desarrollará la seguridad en sí mismo. Otra fuente de inseguridad se produce cuando los progenitores niegan la percepción del niño, por ejemplo, este escucha gritos mientras los padres se pelean y le dicen que eran sus vecinos que gritaban. Las comunicaciones culpógenas son también una fuente de desconfianza (“si sigues portándote así, me voy a enfermar”), así como el doble vínculo (“sé independiente, pero si lo logras me muero de tristeza”), las comparaciones desfavorables (“tu hermano puede y vos no”) y los comentarios desalentadores (“no intentes porque no podés hacerlo”). Las reacciones exageradas también producen inseguridad; cuando las reacciones de los padres son extremadamente intensas (“a mi hijo no le dice eso ninguna maestra”), el niño aprende a inhibir sus pedidos de ayuda para protegerse a sí mismo o proteger a sus padres de sus reacciones descontroladas. Así mismo, las exigencias parentales y la presión por el éxito transmiten un profundo temor a no cumplirlas y es fuente de sentimientos displacenteros como miedos y rabia. La inversión de roles o parentificación del niño es un término acuñado por el psiquiatra húngaro Boszormenyi-Nagy, que hace referencia a cuando un niño asume el rol del adulto, haciéndose cargo de funciones que corresponden a sus padres. Los niños parentificados pueden experimentar dificultades en la edad adulta. En las relaciones interpersonales presentan dificultad en fijar y sostener límites, e intensos montos de ansiedad y tristeza. Se pueden llegar a invertir totalmente los papeles y los hijos pasan a educar y dar consejos a sus padres, a los que desean mejorar. Esta actitud es muy perjudicial pues elhijo se preocupa por sus padres, cuidándolos y protegiéndolos. Las personas viven rodeadas de múltiples objetos consecuencia del hiperconsumismo. Al mismo tiempo se sienten muy solas, con una vivencia de falta de relaciones sociales y un marcado temor a la soledad. Experimentan una gran carencia afectiva que surge como consecuencia del apego inseguro ambivalente y/o evitativo. La seguridad y la confianza no se compra ni se alquila, se crea durante los primeros años de vida con las figuras de apego cuando están disponibles en el día a día. Es un proceso que requiere cantidad y calidad de tiempo. Vale decir que con terapia, amigos o grupos de apoyo se puede desarrollar confianza en uno mismo y mejorar la autoestima. Si no tuvieron una base segura en la niñez, se puede construir en la vida adulta con vínculos que brinden confianza.
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