2 minute read

semillas en Lonquén

A medida que las ventas crecían y las líneas de producción se diversificaban, la planta de María Auxiliadora se iba haciendo estrecha. Entre el almacenaje de materia prima, las bodegas atiborradas de productos, máquinas cada vez más grandes y un equipo humano en crecimiento, el espacio llegó a su límite.

Don Helmut comenzó a entrever la necesidad de un lugar más amplio, que permitiera crecer con tranquilidad y proyectar la planta hacia el futuro que él anhelaba. Ya en 1984 había comprado un terreno en Camino a Lonquén, en el límite de las comunas de Maipú y San Bernardo, para algún día darle el uso que tenía en mente.

Advertisement

Sin embargo, la magnitud del sueño iba a requerir varios años más para terminar de concretarse. Aquí nuevamente operó ese don Helmut visionario e impulsivo, que también tenía paciencia cuando era necesaria.

Apenas se comenzó a planificar el proyecto de la planta nueva, don Helmut llevó al terreno unas semillas de araucarias que le habían regalado en el sur y tenía guardadas. Con cuidado y cariño, las sembró en puntos estratégicos del terreno, para que cuando se produjera finalmente el traslado a la futura planta, las jóvenes araucarias simbolizaran la nueva etapa de la empresa y recordaran por muchos años que hasta el árbol más gigante comienza a partir de una pequeña semilla.

Desde que fundara su empresa hace medio siglo, don Helmut anhelaba que sus hijos se implicaran en ella y eventualmen- te tomaran el relevo generacional. La incorporación de sus hijas Isabel e Ilse, recién recibidas de ingeniera comercial e ingeniera química respectivamente, comenzó a hacer realidad ese anhelo y, al mismo tiempo, marcó el inicio del futuro traslado a una nueva planta más grande y quizás, definitiva. Hoffens experimentó un fuerte crecimiento durante los últimos quince años. Un proceso que don Helmut, el patriarca, llegó a vivir y disfrutó inmensamente, porque amaba con toda el alma a la empresa que cambió el rumbo de su vida.

Ya retirado del día a día de la planta, durante sus últimos años le hacía feliz ver a sus hijas diversificar líneas de productos, ampliar canales de distribución y planificar el continuo crecimiento de la planta.

Hoy, la impronta del fundador persiste en la empresa y se encarna en el recuerdo de un hombre visionario, que se arriesgó cuando era necesario, motivado por un amor a la innovación que sigue presente en el corazón de Hoffens. Desde esa huella, sus hijas consolidaron una cultura interna de orden, rigor y buenas prácticas, como el control de procesos, lo que hizo posible adecuarse a los estándares del retail y de otros grandes operadores.

Actualmente, Hoffens ya no es una empresa dedicada únicamente a proveer tuberías o fittings, sino que se concibe como un fabricante de soluciones y sistemas de conducción capaces de satisfacer los requerimientos de una casa, un edificio, una instalación industrial o un gran desarrollo inmobiliario. •

LA AVENTURA de don Helmut se fue consolidando con los años y el compromiso de todos quienes se han desempeñado en la empresa. Hoy la familia Hoffens abarca a sus colaboradores, clientes y proveedores.

La historia de Hoffens está marcada por el origen familiar de la empresa y la impronta de su fundador, un hombre visionario que supo reinventarse cuando el destino lo confrontó al desafío de emprender.

This article is from: