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LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL EN EL SECTOR CONSTRUCCIÓN / MAURICIO IRASTORZA CAMPOS

Disrupción tecnológica en energía y sus implicaciones para la CFE

Cuando un producto o servicio nace con una convergencia de varias tecnologías, ayuda a crear nuevos mercados, empleos y oportunidades, y destruye o cambia radicalmente industrias existentes, se está ante el fenómeno de disrupción tecnológica; típicamente, la generan participantes nuevos en la industria, no los existentes.

JORGE MUSALEM RUBEN Gerente de Promoción y Gestión de Proyectos Estratégicos de la Dirección Corporativa de Ingeniería y Proyectos de Infraestructura de la CFE. En 1914, el periódico The New York Times publicó un artículo titulado “Baterías de Edison para nuevos autos de Ford” (véase figura 1), donde el propio Ford afirmaba: “En menos de un año, espero que empecemos a fabricar un vehículo eléctrico […] El hecho es que el Sr. Edison y yo hemos trabajado ya por algunos años en tener un modelo que pueda ser barato y práctico […] pero el problema hasta ahora ha sido construir una batería ligera que pueda operar largas distancias sin ser recargada”.

Cien años después, el problema de la autonomía de los vehículos eléctricos sólo pudo ser resuelto por un fenómeno de disrupción tecnológica que vivimos hoy en el transporte.

En 1931, Tomás A. Edison conversaba con sus amigos Henry Ford y Harvey Firestone sobre la energía solar y decía: “Apostaría mi dinero a la energía solar […] ¡Qué fuente de energía! Ojalá no tengamos que esperar que se acabe el petróleo y el carbón para abordarla”.

No tuvo que pasar tanto tiempo para que otro fenómeno de disrupción tecnológica pudiera convertir a la solar en la energía con el costo nivelado de energía más barato del mundo.

El fenómeno de la disrupción tecnológica

Una disrupción tecnológica ocurre cuando un producto o servicio nace con una convergencia de varias tecnologías, ayuda a crear nuevos mercados, empleos y oportunidades, y destruye o cambia radicalmente industrias existentes. Típicamente, la disrupción la generan participantes nuevos en la industria, no los existentes.

Primero inicia con una resistencia del mercado y se presenta una convergencia simultánea de tecnologías. Eso permite la creación de nuevos productos o servicios con mayor eficiencia y menor costo, lo que hace que la tecnología nueva sea adoptada aceleradamente en el tiempo para crear un nuevo sistema, pero al mismo tiempo colapsa a la industria vigente.

Eso ocurrió a principios del siglo XX con la industria de transporte, dominada por el caballo y la carreta. Con la aparición del motor de combustión interna, en sólo 13 años el panorama cambió radicalmente, y el caballo comenzó a verse como alimento o materia prima para cinturones, más que como medio de transporte.

A principios del siglo XXI, una sola empresa de fotografía revelaba siete de cada 10 fotografías en el mundo y vendía 14,000 millones de dólares anuales. Con la aparición de la cámara digital, y a pesar de haber sido esta empresa la que la inventó, en sólo 12 años tuvo que declararse en bancarrota por no poder adaptar su modelo de negocios a la nueva realidad, impulsada por la conveniencia económica de la población de no imprimir fotos y poder apreciarlas en un monitor de computadora.

Según Tony Seba (2014), quien se ha dedicado a estudiar los fenómenos de disrupción tecnológica a lo largo de la historia, para que ocurra una disrupción tecnológica es necesario que se presenten cuatro hechos: aparición de nueva tecnología con costos menores, adopción acelerada de ésta, modelos de negocios innovadores y convergencia de otras tecnologías.

Disrupción en el ámbito de la energía

Eso es lo que vive hoy el sector eléctrico en escala mundial; la inversión en fábricas para producir módulos foto-

voltaicos hizo que el costo nivelado de energía solar en 2009 pasara de 359 dólares por MWh a 40 dólares por MWh en 2019, hecho que la convirtió en la tecnología con el menor costo de generación eléctrica en el mundo.

Al mismo tiempo, la aparición de los bancos de baterías de litio (y otros elementos), que permiten almacenar la energía por tiempos prolongados, está permitiendo resolver el fenómeno de la intermitencia en las energías renovables, y en consecuencia una mayor penetración y adopción de la tecnología.

Sobra decir que, por dicha adopción, el costo de la energía solar y de las baterías de almacenamiento continuará disminuyendo a un ritmo de aproximadamente 10 a 15% anual, lo que significa que en el año 2030 el costo de un kilowatt hora almacenado, producido a partir de un panel fotovoltaico, será de 0.50 pesos. La tarifa doméstica de alto consumo (DAC) de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en la zona central hoy es de 6.70 pesos por kilowatt hora.

Esto significa que la CFE tiene una labor muy importante para poder adaptar su modelo de negocio y evitar que le ocurra lo que a la empresa fotográfica.

La venta de un respaldo de energía en lugar de un kilowatt hora, servicio de almacenamiento de energía y un cobro mensual por contar con una garantía de suministro (como lo hacen las plataformas de streaming) deberán ser una prioridad en las decisiones de la empresa para tratar de adaptarse a la disrupción tecnológica y a la preferencia de los usuarios de evitar el pago de energía.

De no hacer esto, la empresa podría entrar en una espiral mortal. Si un cliente decide instalar paneles y baterías en su casa, será un cliente menos para la CFE, que venderá menos. Pero la CFE no tiene la flexibilidad de reducir sus costos fijos de operación por tener menos

clientes, por lo cual ha de hacer frente a este hecho mediante un incremento de la tarifa (o recibiendo mayor subsidio). Pero si eso ocurre, generará un mayor incentivo para que más clientes se “desconecten” de la CFE. Es necesario que todos los participantes de la industria se involucren en el diseño de una solución que permita democratizar la energía, pero al mismo tiempo fortalezca a la CFE para poder garantizar un servicio de suministro a la población recuperando sus costos de transmisión y distribución –que los usuarios con módulos fotovoltaicos no tienen, pero sí requerirán un respaldo cuando sea de noche o Figura 1. En 1914 ya se pensaba en la posibilidad de crear un vehículo eléctrico. no tengan energía almacenada para satisfacer su consumo. Ese es el gran reto que debe enfrentar la CFE para poder mantener un servicio de calidad sin que esto represente un incremento de tarifas a la población. Seamos realistas. No todos los clientes de la CFE pueden instalar paneles solares; algunos viven en departamentos, ciertas industrias no tienen techos suficientes para que los paneles cubran su demanda… En algún momento habrá de crearse un servicio eléctrico distribuido en donde el almacenamiento de energía desempeñará un papel indispensable para permitir que los usuarios cuenten con ella siempre, de acuerdo con la hora en que la demanden, como un servicio de internet de energía o energía en la nube.

Conclusión

Si bien la matriz energética del país hoy depende en 60% del gas natural para generar electricidad, México tiene una posición geográfica inmejorable para invertir su matriz mayoritariamente con energía renovable. Algunos piensan que esto debe ocurrir a través de una transición, pero no estamos en medio de una transición: estamos en medio de la mayor disrupción tecnológica de la historia con la energía solar y eólica y con el almacenamiento, que generará la más grande oportunidad económica del siglo XXI y que hará que los clientes de la CFE no esperen que la empresa se decida a cambiar para ofrecer un servicio más económico por la energía eléctrica

Referencias

Seba, T. (2014). Clean disruption of energy and transportation. Beta. The New York Times (11/01/1914). Edison batteries for new Ford cars. ¿Desea opinar o cuenta con mayor información sobre este tema? Escríbanos a ic@heliosmx.org

La transformación digital en el sector construcción

Durante los últimos dos años, el mundo ha sido testigo de un proceso acelerado de digitalización en prácticamente todos los ámbitos, incluidas las empresas. En particular aquellas que están inmersas en la construcción se han integrado, paulatinamente, a este proceso y están listas para una nueva realidad.

MAURICIO IRASTORZA CAMPOS Ingeniero civil con especialización en Administración de la construcción. Ejecutivo de soluciones técnicas para el sector de la construcción en el desarrollo, gestión y ejecución de estrategias de transformación digital y adopción tecnológica. De entre todos los cambios que experimentó el mundo en los últimos dos años, quizás el más importante fue la evolución que alcanzó el ámbito de la digitalización.

La crisis sanitaria que se vivió a largo y ancho del orbe, aún presente en distintas magnitudes y diferentes regiones del planeta, llevó a la tecnología a ser la principal herramienta de las sociedades para mantenerse conectadas. De esta manera, la transformación digital se convirtió en una necesidad para las actividades de prácticamente todas las personas, quienes pasaron horas y horas inmersas en todo tipo de aplicaciones de distintos ámbitos: trabajo, entretenimiento, comunicación con amigos y familiares, compra-venta, todo en cuestión de segundos.

El crecimiento del comercio electrónico en este periodo fue destacable: de hasta 60% en las actividades y ventas registradas a través de los canales digitales en México, Colombia y Perú (BBVA, 2021).

Sin embargo, las personas no fueron las únicas que se vieron inmersas en esta transformación; las empresas igualmente registraron un proceso veloz y constante a lo largo de los últimos 24 meses, y tuvieron que adaptarse con celeridad a las necesidades del momento.

De acuerdo con una investigación realizada por una empresa consultora, 57 de cada 100 líderes empresariales de la región afirmaron haber acelerado o activado su proceso de transformación digital durante este momento convulso. Tan fuerte fue este acercamiento de las compañías a la tecnología, que en la actualidad hasta 44% de ellas tiene ya como parte de su dirección la transformación digital como punto prioritario para su crecimiento (Carmona, 2021).

El segmento AEC tiene a su alcance plataformas y soluciones en la nube que pueden abonar a su evolución.

SHUTTERSTOCK

Sin embargo, a pesar de este avance, todavía existen, tanto en México como en el mundo, empresas que libran una batalla para dar este paso.

El estudio “Strategy not technology drives digital transformation”, realizado en conjunto por MIT Sloan Management Review (una renombrada publicación fundada en 1959 por la prestigiosa escuela de negocios Sloan School of Management del Instituto Tecnológico de Massachusetts) y Deloitte University Press, advierte que apenas 34% de las compañías menos maduras digitalmente cuentan con una persona dentro de su equipo liderando este proceso, por lo que su salto a este universo aún luce complejo (Deloitte, s/f).

Lo que es innegable es que la digitalización de las compañías no se detendrá; aun cuando la situación sanitaria haya mejorado, continuará evolucionando a la misma velocidad, tocando directamente a cada uno de los sectores de negocio existentes, tanto tradicionales como innovadores.

Una revolución en la construcción

Existe un segmento que claramente puede sacar provecho de toda esta ola de innovación desplegada en el mundo: aquel que aglutina a la arquitectura, la ingeniería y la construcción, también conocido como AEC, por sus siglas en inglés, gracias a que existe una gran cantidad de plataformas y soluciones en la nube que pueden abonar considerablemente a su mejoría y evolución fortaleciendo sus capacidades y resultados.

La llamada construcción industrializada es un claro ejemplo. Consiste en una serie de procesos enfocados en echar mano de la tecnología para realizar simulaciones, evaluar riesgos, medir impactos, definir alcances de los proyectos y calcular avances en las obras, que resultan siempre en una mayor eficiencia. Se trata de una práctica que ha avanzado considerablemente en regiones como Europa; Alemania y Reino Unido ya tienen 9 y 7% del total de su construcción, respectivamente, funcionando con este esquema.

Sin embargo, la punta de lanza en esa región y en buena parte del mundo la tienen los Países Bajos, territorio cuyo trabajo en este sentido alcanza ya hasta un 50%, y es no sólo líder en ejecución, sino también en la innovación ligada a esta labor (Autodesk, 2021c).

La integración tecnológica en el sector podría repercutir, por ejemplo, en una reducción del costo promedio del desarrollo de obra pública, donde suele exceder su valor hasta en 80%, dependiendo del caso (Autodesk, 2021a). Una de sus mayores fortalezas radica en la posibilidad que tiene de tocar positivamente al medio ambiente, un ámbito sumamente importante si se considera que hasta el 38% de las emisiones globales de dióxido de carbono están relacionadas con la creación y operación de inmuebles e infraestructuras (Autodesk, 2021c).

Principalmente este estilo de trabajo establece el concepto de construcción circular, donde el control sobre las mermas, los residuos y el producto final aumentan el enfoque de sostenibilidad ambiental y generan resultados jamás obtenibles de la manera tradicional.

También destaca la realización de monitoreos de emisiones y las simulaciones digitales, que permiten a las empresas tener un mayor control sobre la tarea que están realizando, al calcular, de acuerdo con el uso de los materiales proyectados, las emisiones totales de carbono del proyecto en cuestión.

Así pues, la transformación digital resulta indispensable para emprender el camino hacia la descarbonización, con miras a lograr un impacto positivo en el futuro próximo. Sin duda, las empresas del segmento AEC tienen una gran responsabilidad en la búsqueda de este objetivo.

Este tipo de trabajo podría permitir a las compañías mexicanas y de América Latina sumarse a las más de 3 mil firmas que, en escala mundial, ya han establecido distintos compromisos de cero emisiones de cara a los siguientes años (McKinsey, 2021).

La era de la convergencia

Cada una de estas innovaciones permitirá a las empresas del segmento de la construcción entrar en la era de la

La construcción industrializada consiste en una serie de procesos para realizar simulaciones, evaluar riesgos y medir impactos en las obras.