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OBRAS CENTENARIAS / TÉCNICAS Y MATERIALES EN LA CONSTRUCCIÓN DE EDIFICIOS RELIGIOSOS DEL SIGLO XVI

Producción Transporte Transporte Operación Control Prevención

Cadena logística – Flujo comercial Transporte Destino

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Figura 2. Puerto eslabón, fundamental en cadenas logísticas.

Concepto

Ahorros

Contaminación

Costos del transporte

Consumo de combustible 20-30 %

75%

Tiempo de trayecto

Figura 3. Ventajas del transporte marítimo.

desarrollos industriales en dicho entorno, asociado a una integración eficiente de las cadenas logísticas nacionales e internacionales en las que el cabotaje y la navegación de corta distancia tengan un papel relevante en la configuración geográfica de nuestro país (véase figura 1).

Actualmente en el mundo, los puertos han dejado de ser parte de la infraestructura de un país para convertirse en el eslabón más importante de las cadenas logísticas internacionales y de distribución nacional (véase figura 2).

Cadenas logísticas y desarrollo costero

Entendido el nuevo papel de los puertos como el eslabón más importante de la cadena logística y la importancia de la integración de nuevos desarrollos para extender territorialmente y dar proyección internacional a los desarrollos costeros, se abren las siguientes interrogantes: • ¿Cómo crear nuevos desarrollos costeros que se integren a las cadenas logísticas, basados en unidades armónicas generadoras de crecimiento socioeconómico sustentable? • ¿Cómo corregir las debilidades del sistema de transporte terrestre e incorporar el transporte marítimo en su modalidad de cabotaje?

La respuesta a la primera interrogante podría darse con lo que se ha denominado Sistema Regional Costero Intermodal (SRCI). El sistema incluye parques industriales regionales con plantas energéticas, integrados a los puertos por corredores fiscales; sistemas modernos de comunicación satelital; centros de enseñanza superior y tecnológica donde se prepare personal de las industrias, asociados a programas estatales y regionales de desarrollo; desarrollos urbanos y servicios asociados para la población y de apoyo a las actividades comerciales e industriales, y su inserción en las cadenas logísticas correspondientes que pueden conectarlos con puertos secos tierra adentro.

Es importante destacar que la búsqueda de nuevos inversionistas en industrias que se ubiquen en regiones costeras plantea una serie de factores que es conveniente considerar, especialmente tomando en cuenta hechos como la guerra comercial existente entre Estados Unidos y China, además de las tendencias de ajuste en los procesos logísticos que esto representa, sumado a los cambios de reglas en el ejercicio del T-MEC. Sobre esto, la Asociación Mexicana de Parques Industriales Privados (AMPIP) realizó una encuesta sobre percepción y tendencias de la inversión extranjera directa en México. Entre sus conclusiones, en lo referido a las tendencias esperadas, la encuesta reveló lo siguiente: • Tendencias geográficas – La región norte del país es la principal beneficiada en el sector inmobiliario industrial. – La región Bajío seguirá estancada por el tema de la inseguridad. – El centro del país mantendrá el sector de logística, distribución y centros de almacenamiento. – Hay gran oportunidad para el estado de Yucatán.

3.2 litros

13.3 litros

Ruta del Golfo de México y el Caribe

• Carga contenerizada • Alimentos y bebidas envasados • Agregados pétreos • Vegetales y frutas

Ruta del Pacífico

• Perecederos • Granel mineral • Químicos a granel • Productos siderúrgicos

Figura 4. Carreteras marítimas.

Tijuana Ciudad Juárez

Hermosillo

Leyenda

Ciudades principales

Nodos logísticos secundarios

Nodos logísticos principales

Relaciones logísticas consolidadas Torreón Monterrey

Mazatlán

San Luis Potosí Guadalajara León Querétaro

Manzanillo

Lázaro Cárdenas

Ciudad de MéxicoPuebla Veracruz

Figura 5. Organización actual de las redes de comercio. Villahermosa

• Tendencias de mercado – México seguirá enfrentando competencia de otros países para atraer inversiones, pero continuará siendo un destino importante gracias a su posición geográfica estratégica.

• Tendencias tecnológicas – Se mantendrá el uso de tecnología para la promoción de negocios como una alternativa viable, aunque paulatinamente las visitas físicas van regresando a la normalidad.

• Tendencias en naves industriales – Mayor interés por BTS, una línea de negocios exitosa que consiste en una estructura que tiene el bien en arriendo, en lugar de ser propietario de la fábrica, y el constructor que es el responsable.

Carreteras marítimas

La participación del cabotaje y la navegación de corta distancia se han integrado en el nuevo programa de carreteras marítimas. El cabotaje sin duda es una manera de corregir las debilidades del transporte terrestre, especialmente en los grandes recorridos que tiene actualmente el sistema nacional de distribución. Dichas debilidades se sintetizan en la figura 3.

A los conceptos anteriores hay que sumar el muy importante de la inseguridad, por los robos que se sufren en el transporte terrestre, especialmente el autotransporte en grandes recorridos.

La navegación de corta distancia tiene un doble enfoque: el primero –y quizá el más importante– es atender los mercados de Centroamérica y parte de los de Sudamérica; son más afines, por su dimensión, a la capacidad de la industria mexicana, y se pueden atender generalmente mediante transbordos a puertos mexicanos, especialmente Manzanillo. El segundo tipo de mercados son los de los puertos menores de Estados Unidos en el Golfo de México –con los del estado de Florida se tiene suscrito un convenio–; éstos presentan también condiciones favorables para la participación de esta forma de servicio marítimo de pequeña escala (véase figura 4).

Situación actual e integración

Se han presentado las propuestas de creación de los Sistemas Regionales Costeros Intermodales y de la integración del transporte marítimo al sistema nacional de distribución. El Instituto Mexicano del Transporte tiene identificadas las características de las redes nacionales de distribución, en donde se aprecia que, salvo la conexión de La Paz con los puertos de Topolobampo y Mazatlán, no se aprecia participación significativa en los procesos de distribución nacional y su combinación en el plan de concentración con las rutas de altura (véase figura 5).

Conclusiones

Las mejores conclusiones a las que se puede arribar en materia de sustentabilidad las estamos viviendo en la época actual, con la migración del campo a la ciudad por falta de apoyo para la producción, inseguridad por la prevalencia del narcotráfico; reducción verdaderamente notable de los niveles de almacenamiento del Sistema Cutzamala para abastecer a la Ciudad de México. Monterrey en particular sufre problemas de agua, al grado de que existe un proyecto de llevar agua desde la cuenca alta del río Pánuco.

Como éstos, muchos otros problemas se suceden mientras nos preocupamos por tratar de garantizar medianas condiciones de vida para los cerca de 25 millones de habitantes adicionales que residirán a más de 1,000 metros sobre el nivel del mar

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Técnicas y materiales en la construcción de edificios religiosos del siglo XVI

Los edificios conventuales edificados en el siglo XVI son las construcciones más representativas de la primera etapa del virreinato. Su importancia reside, más que en la calidad de su arquitectura, en el papel que estas edificaciones tuvieron en el desarrollo de formas y técnicas constructivas con identidad propia, así como en la transición de la sociedad prehispánica a la virreinal.

Los colonizadores emprendieron una enorme tarea de construcción que se prolongó por todo el siglo XVI. Se enfrentaron a condiciones locales muy diferentes de las de España, que los llevaron a modificar sus intenciones originales. Las diferencias que encontraron eran de distintos tipos: de clima, sobre todo en la costa; de infraestructura, principalmente por la escasez de caminos y por las grandes distancias; de falta o escasez de algunas materias primas, sobre todo el hierro, y finalmente de una casi ilimitada disponibilidad de mano de obra.

Por otra parte, entre los indios se daba una inclinación natural hacia la ejecución de las grandes obras, por la costumbre ancestral de edificar grandiosos y refinados conjuntos religiosos, pero les eran extraños muchos de los procesos tecnológicos que las nuevas obras implicaban. Se dio un proceso acelerado y exitoso de adaptación y aculturación de ambas partes, el cual llevó al desarrollo de una construcción con características propias, fruto de la contribución de los dos mundos.

Las herramientas y los equipos comunes en la construcción europea (el hierro y la rueda) eran desconocidos en el mundo prehispánico, y se difundieron muy lentamente en la Nueva España principalmente porque su precio era muy elevado, comparado con el bajo o nulo costo de la mano de obra; de manera que los patrones preferían emplear fuerza masiva de trabajo y técnicas constructivas que no requiriesen herramientas refinadas. Sólo hacia 1570 se llegó a generalizar el empleo de las herramientas metálicas de mano, y los albañiles profesionales pudieron hacerse de las propias. Conviene señalar, sin embargo, que en la construcción prehispánica ya se empleaban los equivalentes a la mayoría de las herramientas europeas, pero hechos de piedra o de madera. Prueba de esto es que el nombre que dieron los indios a las nuevas herramientas metálicas fue el de su equivalente prehispánico seguido por el término tepuztli, que significa “cobre” en náhuatl, pero que se generalizó aplicándolo a los otros metales y, en particular, al hierro.

Muy lenta fue la incorporación a la construcción de los equipos de transporte e izado; los carros y carretas para el transporte de los materiales no podían utilizarse, en un principio, por falta de caminos adecuados. Fue esencialmente por estas razones que los procedimientos constructivos fueron durante muchos años muy primitivos; se basaban en la carga a lomo de mula o en las espaldas y la cabeza de los indios, con el chunde o en el arrastre para las piezas mayores.

Por otra parte, la construcción monumental prehispánica consistía principalmente en la acumulación de grandes cantidades de material inerte, al que se daba forma por superposición o ensamblaje. Salvo algunas notables excepciones, se trataba de estructuras muy simples, tipo pirámide, sobre plataformas de tierra apisonada, o de muros de mampostería con techos de vigas y paja; más elaboradas eran las estructuras de madera

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Templo con aspecto de fortificación. Izamal, Yucatán.

de postes y dinteles y las obras de cimentación y de infraestructura. El refinamiento tecnológico y el principal mérito de esa arquitectura estaban en el trazo urbano y en la composición volumétrica de sus obras; su gran expresión artística se concentraba en la decoración con el tallado de piedra, para lo cual se había alcanzado un alto grado de refinamiento.

El examen de las construcciones de la Colonia pone en evidencia que algunas de las técnicas de construcción europeas fueron adaptadas a las condiciones locales, con miras principalmente a minimizar el empleo de herramienta y equipo, y a hacer máximo uso de la mano de obra poco calificada.

Por otra parte, se incorporaron diversas técnicas de origen prehispánico, o adaptaciones de éstas, a las nuevas construcciones. Ejemplos destacados son las cimentaciones de plataformas de mampostería sobre pilotes cortos de madera (estacones) y los emparrillados de vigas de madera colocados debajo de plataformas de tierra o de mampostería pobre; ambas modalidades se aplicaron para reducir los hundimientos en la cimentación de edificios sobre suelos blandos, como los que se encontraron en la Ciudad de México.

El aligeramiento de la mampostería con el empleo de piedra volcánica porosa (tezontle) fue adoptado con entusiasmo por los españoles, principalmente porque permitía mayor velocidad de construcción, además de que reducía los problemas de hundimientos en suelos blandos. Los contrafuertes de tierra apisonada y adobes, recubiertos de sillares de piedra, a la manera de las pirámides y plataformas prehispánicas, son otros ejemplos de incorporación de procedimientos prehispánicos a la construcción virreinal; esta solución se encuentra, por ejemplo, en los muros que sostienen la nave de los templos en Huejotzingo y en Tehuacán. También proviene de la construcción prehispánica el empleo de juntas de mortero rejoneadas para defenderlas de los deslaves por el escurrimiento del agua de lluvia.

Un aspecto poco estudiado, y sobre el que no hay consenso, es el de la calidad de la construcción de esta época. La mayoría de los especialistas pone de relieve los excelentes resultados obtenidos en algunas obras, como ejemplo de la alta calidad general de la construcción conventual, y presta poca atención a las numerosas evidencias de errores o de baja calidad. Puede afirmarse que la calidad fue muy variable, no sólo en las obras tempranas, cuando escaseaban los trabajadores especializados y cuando todavía no se habían difundido los conocimientos de arquitectura y las nuevas técnicas constructivas, sino también en las construcciones de la segunda mitad del siglo. Los defectos más frecuentes se perciben en la mampostería, por el empleo de materiales pobres y de un aparejo poco eficaz, así como en la falta de precisión geométrica, sobre todo en el trazo de los arcos y bóvedas.

A pesar de que hubo cierto número de errores y colapsos, puede concluirse que los logros fueron excepcionales, teniendo en cuenta la inicial impericia de los frailes y los problemas de adaptación de la mano de obra indígena a los nuevos sistemas constructivos y a la forma de trabajar de los europeos.

La arquitectura inicial era pobre. Las primeras construcciones religiosas fueron provisionales, verdaderos cobertizos que servían solamente para resguardar de la intemperie a los sacerdotes y los fieles. Se considera que el primer esquema de la arquitectura religiosa virreinal consistió en una capilla abierta ubicada al fondo de un gran patio o atrio en el que se realizaba la evangelización. Los primeros templos formales fueron los mismos que habían usado los cristianos primitivos: las basílicas, es decir, iglesias de tres naves con techos de dos aguas a base de vigas y armaduras de madera. De este tipo fueron las primeras versiones de las catedrales de la Ciudad de México, en 1532, y de Puebla, en 1536, y de los templos de los conventos de las tres órdenes mendicantes en la Ciudad de México.

La capacidad técnica disponible en las grandes ciudades permitió desde el principio algunos de los atrevimientos del gótico, y evolucionó rápidamente hacia una arquitectura renacentista, que derivaría en el plateresco y otras variantes del barroco.

Llama la atención el aspecto de fortificación que presentan las grandes obras de arquitectura de esa época: palacios, templos y conventos tenían muros almenados, contrafuertes, garitas y pasos de ronda. Quizá esto se hizo con la intención de aumentar la impresión de robustez y de poder que se quiso dar al conjunto.

Materiales y sistemas constructivos

Las primeras construcciones utilizaron como materiales básicos la piedra, el barro, la cal, la madera, la caña y la paja, elementos que se usaban en la construcción

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Mampostería de calicanto. Tlaquiltenango, Morelos.

prehispánica. La tipología y los sistemas constructivos tuvieron pocas modificaciones a lo largo del virreinato.

El adobe, que consiste en bloques de suelo arcilloso secados al sol, fue durante buen tiempo el material dominante. Se empleó de manera generalizada en muros, aun en los edificios importantes de las primeras dos décadas. En el altiplano y en las zonas áridas también se usó para los techos planos como capa aislante encima de un envigado de madera; lo mismo como elemento de pega.

El bajareque es un sistema de construcción de muros en el que se aplica lodo sobre un entramado de cañas y ramas con postes de madera (horcones). Se usó en toda Mesoamérica prehispánica tanto en vivienda como en construcciones religiosas menores.

La piedra fue el material dominante en la edificación formal, lo mismo que en la construcción prehispánica pero en modalidades más diversificadas y en sistemas estructurales más eficientes. Como el costo de su transporte era muy alto, se hizo gran aprovechamiento de la piedra proveniente de los monumentos prehispánicos demolidos. Se recurrió también a la piedra sacada de los lechos de los ríos (piedra bola) y a la de origen volcánico que estaba ya fragmentada naturalmente. En ciertas regiones, por la escasez de piedra se hizo amplio uso de la toba volcánica, llamada tepetate; el tezontle fue muy apreciado por su textura y ligereza. Otra piedra adoptada de la práctica prehispánica fue el tecali (ónix mexicano) para elementos decorativos.

La piedra fue usada en dos modalidades: cantería y calicanto. La cantería es una mampostería a base de sillares, es decir, piedras labradas en formas prismáticas, unidas por delgadas capas de mortero de cal y arena. Por calicanto se entendían distintas variantes de la mampostería de piedras unidas con un mortero de pega. Éstas incluyen una especie de concreto ciclópeo con piedras de diferentes tamaños que se mezclaban con mortero de cal y arena; en esta modalidad se procedía por tramos, y con el empleo de elementos confinantes de madera o de piedra labrada se daba la forma deseada a cada elemento constructivo.

El uso del ladrillo para fines estructurales fue muy escaso en el siglo XVI; se ve en bóvedas como en Acatzingo y Yanhuitlán, ocasionalmente en columnas y rara vez en muros completos. Sólo después de 1580 se empezó a usar el barro cocido, pero sobre todo para pisos, y como teja en los techos.

La cal era muy costosa y hubo épocas de crisis en su producción; no siempre fue de la mejor calidad, y se recurrió con cierta frecuencia al lodo como aglutinante en la mampostería. Este elemento fue indispensable para los enlucidos en muros y bóvedas, para la pintura y para los pisos de mortero con acabado bruñido.

La madera se usó sin medida, principalmente para andamios y como obra falsa; se llegó a deforestar gran parte de las zonas boscosas cercanas a las grandes ciudades.

En los templos construidos con muros de calicanto, las techumbres fueron de estructura de madera con formas muy refinadas, en estilo mudéjar. Los pisos y techos de palacios y conventos fueron estructurados generalmente con viguería.

La paja y el tejamanil constituían la cubierta de las construcciones comunes en zonas lluviosas. El tejamanil, de origen prehispánico y constituido por tejas de madera más largas que las de barro, fue bastante apreciado por los colonizadores.

Los metales, hierro y cobre, se emplearon esencialmente para los herrajes, la herrería y diversos elementos decorativos.

Elementos estructurales

Cimentación. La decisión frecuente de ubicar los conventos en sitios donde se hallaban los conjuntos religiosos prehispánicos obedeció no sólo a la voluntad de dejar evidencia del triunfo de la nueva fe sobre la anterior, sino al deseo de aprovechar los terrenos planos, las buenas condiciones del subsuelo y la existencia de cimientos

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