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José Regueira Ramos - Cronista Oficial de Jimena
LOS ORÍGENES DE SOTOGRANDE: SU COMPRA EN LOS AÑOS 1961-62 Este verano Sotogrande tuvo un gran eco informativo, no sólo en las publicaciones del grupo editorial HCP sino en otros muchos medios. Alguna publicación periódica comarcal le dedicó una edición especial y el escritor y periodista Joaquín Santaella ha publicado un hermoso libro en el que hace una bella descripción literaria de los orígenes, desarrollo y vida diaria en la urbanización y su entorno. Pero también algunos de los periódicos nacionales de mayor tirada le dedicaron reportajes, con acierto y rigor dispar.
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l País le dedicó en uno sus suplementos semanales varias páginas en las que traza bastante fielmente alguno de los aspectos y actividades de la urbanización. Por el contrario El Mundo publicó el día 1 de agosto un artículo con ilustraciones históricas que aquí nos resultan familiares pero que no parecen precisamente originales de ese periódico sino copiadas de alguna otra publicación que no se cita. En este reportaje se hacen afirmaciones respecto a la venta de los terrenos en los que se asentaría Sotogrande, que los que conocemos su historia consideramos inexactas y a los familiares de D. Diego Meléndez, el vendedor, les han parecido ofensivas. Estos descendientes del vendedor se han dirigido al periódico pidiendo una rectificación sin obtener respuesta, por lo que pretenden emprender acciones legales al efecto. Frente a lo que publica El Mundo, la familia de D. Diego desea aclarar que fue alcalde de Jimena en los años treinta, además de un importante empresario agrícola en los años cuarenta y cincuenta, propietario de un patrimonio constituido, entre otras, por las fincas rústicas que a la postre se convirtieron en lo que hoy se conoce como Sotogrande. Al momento de la venta, aclara la fami-
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LA REVISTA DE SOTOGRANDE / HISTORIA
lia, en esas fincas trabajaban permanentemente más de cuarenta personas que residían, junto con sus familias, en el caserío del cortijo, donde además se había habilitado una escuela para los hijos de los trabajadores. Cierto que en aquellos tiempos circularon rumores en el sentido de que había muerto de infarto al enterarse de los grandes proyectos urbanísticos a realizar en sus fincas rústicas. La verdad es que murió unos meses después de haberlas vendido, pero debido a un cáncer que ya tenía en el momento de la venta. Obra en mi poder una copia de la venta de las fincas que dieron origen a Sotogrande. Esas fincas fueron vendidas por Diego Meléndez Ramos en abril de 1961 en contrato privado a Alfredo Melián Zóbel. Esta venta sería ratificada en escritura pública el día 5 de octubre de 1962 por los siete hijos del ya fallecido Diego Meléndez a Alfredo Melián Zóbel en representación de la “Sociedad Financiera Sotogrande de Guadiaro S. A.”, constituida poco antes a estos efectos. Las fincas objeto de venta son las siguientes: a) Majada de las Gamas de 148 Has. (omito las áreas y fracciones). b) Colonia San Gregorio de las Gamas, que se formó con el cortijo Pa-
niagua y mitad de la dehesa de las Gamas, de 348 Has. c) Suerte quinta de la Vega de los Aperadores, Paño de Cabeza y Cabezada de la Vega Larga, de 20 Has. d) Suerte sexta de vegas “parte de los Aperadores”, “parte de Paño de la Cabeza” y otra de Vega Larga, de 20 Has. e) Suerte séptima vega “Pié de los Aperadores”, “Parte de Paño de la Cabeza” y Larga, de 20 Has. f) Cortijo El Conchudo, de 414 Has. El desglose de usos de estas fincas agrícolas era el siguiente: 70 Has. de regadío, 164 Has. de cereal de secano, una Ha., 55 áreas dedicado a edificaciones, 23 Has. de playas, albina y egidos. Las restantes 711 Has. eran de pastos y forestal. Ciertamente la tasación de estas fincas a precios de fincas rústicas de la época era muy inferior a las 50.520.833 pesetas pagados por ellas. Pero nadie podía pensar en ese momento el monumental proyecto residencial que traía una desconocida empresa de origen filipino, en una época en que el turismo de la Costa del Sol estaba centrado, en una fase inicial, en Torremolinos y Marbella. Diego Meléndez no llegó a ver ni el inicio de las obras. Cuando empezaron, en 1962, ya había muerto.n