Historias del COVID. Revista número 13 Grupo Pedro Jaén

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HISTORIAS DEL COVID


SUMARIO

Editor: Dr. Pedro Jaén / Directora de comunicación: Lara Jaén / Coordinadora de contenidos: Alejandra Rodríguez Realización: Publicaciones MVC, Albarracín, 58 - 2º piso nº 18. 28037 Madrid. Tel.: 91 440 12 47 Dirección: Mercedes Hurtado de Vicente / Redactor jefe: Manel Torrejón / Director creativo: Lluís Coma Grupo Pedro Jaén no se responsabiliza del contenido de los trabajos firmados ni comparte necesariamente la opinión de sus autores. Los artículos sin firmar son responsabilidad del editor.


04 COMPROMISO

Coronavirus. En primera persona

16 servicio

Grupo Pedró Jaén. Abiertos durante la pandemia

20 FAQs

Grupo Pedró Jaén. FAQs sobre las medidas de protección

24 VIROLOGÍA

“El estudio de las enfermedades infecciosas es más relevante que nunca”

32 organización

Protocolo COVID-19: Toda la seguridad y toda la capacidad de servicio

36 ASISTENCIA

Cuidando la piel de los pacientes con COVID-19

40 DERMATOLOGÍA

El impacto del confinamiento y de la COVID-19 en la salud de la piel

44 patologías de la piel

Retos en el manejo de la Dermatitis Atópica Severa

48

CÁNCER DE PIEL

50

Cirugías en los días más complicados SALUD VASCULAR

El paciente cero en Madrid

54

CIRUGÍA REPARADORA

Un cirujano de reconstrucción de alta complejidad microquirúrgica en la planta COVID-19

56 DERMATOLOGÍA

En primera línea durante un mes y medio

58 Alergias

Alergias y SARS-CoV-2

60 Ginecología

Partos sin precedentes

62 PSICOLOGÍA

El espíritu humano en tiempos de coronavirus


COMPROMISO

Coronavirus 04


En primera persona 05


COMPROMISO

Pedro Jaén, director del Grupo Pedro Jaén “Hace 100 años que la humanidad no sufría una pandemia. Todavía tenemos incertidumbre sobre las repercusiones que acabará teniendo ésta que todavía estamos viviendo. Es difícil hacerse a la idea de lo que supone la muerte y el sufrimiento de tantas personas”. “Recuerdo, en mi experiencia como médico, haber vivido algunos dramas sanitarios y sociales terribles, con muchísimos fallecidos y secuelas, como el síndrome del aceite tóxico, el SIDA o la situación de los albinos y xerodermas pigmentosos en África. Estas situaciones me han influido sin duda en ser la persona y el médico que soy hoy día, como sin duda influirá también esta pandemia”. “Creo que coincidiréis conmigo en que una de las únicas cosas positivas, y quizá la más importante, ha sido ver surgir la solidaridad en nuestra sociedad. Para mí ha sido ver aflorar en mis compañeros las características de los médicos a los que siempre he admirado. De ahí me surgió la idea de hacer un relato “Historias del COVID”, recogiendo una parte de las experiencias vividas por mis compañeros, como un homenaje a ellos y una forma de explicarlas a nuestros pacientes que son lo más importante para nosotros”.

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Fernando Arribas, Director médico del Grupo Pedro Jaén y jefe de servicio de Cardiología del Hospital Universitario 12 de Octubre “[En el pico de la pandemia] Llegaban cada día pacientes por decenas. Para poder atender a todos los enfermos, habilitamos zonas que nunca habían sido de asistencia. Así, por ejemplo, el gimnasio acogió un hospital de campaña”. “Al final, se trata de optimizar la relación riesgo-beneficio. Ahora que ya tenemos un mejor conocimiento de la enfermedad, se evita a toda costa poner en riesgo el paciente cuando el hipotético beneficio que le vamos a aportar tampoco es tanto”.

Manuel Fernández,

dermatólogo del Grupo Pedro Jaén “Como centros de atención médica, entendimos que éramos necesarios y que teníamos que seguir abiertos, prestando un servicio esencial”. “Yo mismo acudí a la casa de un paciente, una persona mayor, que se había caído y se había abierto una brecha. Los familiares, dada la situación de pandemia y la saturación del sistema de salud, sabían que la mejor opción era la atención en el mismo domicilio”.

Rosa del Río, dermatóloga del Grupo Pedro Jaén “Al margen de nuestra especialización en salud de la piel, durante esas semanas fuimos también, de algún modo, médicos de familia. Los pacientes han valorado que hayamos estado allí, que no hayamos dejado de estar a su servicio ni un solo día”.

Montse Fernández,

dermatóloga del Grupo Pedro Jaén y de Urgencias y Hospitalización del Hospital Universitario Ramón y Cajal “Un síndrome autoinflamatorio que podía agravar tanto la salud del paciente era un auténtico reto. Para ilustrar el alcance del desafío, podemos utilizar la expresión bomba inmune”.

“La piel nos puede ayudar a entender la enfermedad, pero la clave estará en los órganos afectados y en los sistemas digestivo y neurológico. Ahora toca hacer estudios de calidad que nos enseñen mecanismos para, posteriormente, desarrollar dianas de tratamiento”.

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COMPROMISO

Natalia Jiménez, dermatóloga del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario Ramón y Cajal “Los sentimientos de estrés que la reclusión ha causado en muchas personas han podido empeorar problemas preexistentes de psoriasis, dermatitis y rosácea, que son patologías de la piel con cierta prevalencia en la población general”.

Bibiana Pérez, dermatóloga del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario Ramón y Cajal “Los pacientes con Dermatitis Atópica Severa suelen tratarse con fármacos inmunomoduladores, que regulan la respuesta del sistema inmunitario para controlar la dermatitis. En un primer momento, la reacción de los pacientes fue de miedo. ‘Si tomo un medicamento que baja mis defensas, ¿soy más vulnerable frente a la COVID-19?’. En Europa el consenso fue que había que seguir el tratamiento con inmunomoduladores. En caso de que el paciente esté infectado, podría ser necesario ajustar dosis”.

Santiago Moreno,

jefe de servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal y consultor de enfermedades infecciosas en Grupo Pedro Jaén “El estudio de las enfermedades infecciosas ha demostrado ser más relevante que nunca. Surgen nuevas amenazas, y lidiamos con unos virus que están en constante evolución. Y los retos no se acaban ahí, ya que los antibióticos son cada vez menos eficaces, y tenemos que usarlos para tratar a un perfil de paciente inmunocomprometido, ya sea por la edad o por el consumo de fármacos para patologías preexistentes”.

Luis Landín,

cirujano plástico de reconstrucción de alta complejidad del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario La Paz “Yo no tenía experiencia en neumonías, pero me apliqué a fondo para hacer el mejor trabajo posible. La rutina era exigente, demandaba mucho de uno mismo. Era un trabajo médico de mucha intensidad, y a la vez muy lento, porque las medidas de protección que había que tomar hacían que cada pequeño paso fuese laborioso. La exploración, la revisión de la medicación, etc”.

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Luis Ríos,

dermatólogo y cirujano del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario Ramón y Cajal “Operé tumores que crecían con mucha rapidez, por lo que una espera de un mes hubiera aumentado los riesgos para el paciente. Los quirófanos del Grupo Pedro Jaén, donde hacemos operaciones que no exigen respiradores, los dejamos abiertos para estos casos inaplazables, que no podían esperar más. En total, hicimos una decena de cirugías, algunas de las cuales se habían programado en otros centros que, por la pandemia, habían cerrado quirófanos”.

Luis Riera, cirujano vascular del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario La Paz “Curiosamente, con el paso de los días, mi disciplina cobró cierto protagonismo. Advertimos que, en algunos casos, principalmente en la última fase de la enfermedad, se producía una afectación vascular periférica. Hicimos frente a episodios de trombosis venosas y arteriales, y se diagnosticaron muchos tromboembolismos pulmonares, que se contaron entre las principales causas de fallecimiento de los pacientes graves de la COVID-19”.

Gonzalo Segurado, dermatólogo del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario Ramón y Cajal “Los estudios a los que accedíamos se habían hecho con pocos pacientes, por lo que costaba hallar certezas. Lo que te consolaba era saber que nunca ha habido tantos médicos e investigadores en el mundo estudiando al mismo tiempo, a contrarreloj, una nueva enfermedad”.

Virginia Engels, Ginecóloga del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario Puerta de Hierro “Solo con el paso del tiempo, y con muchos esfuerzos clínicos y de investigación, acabaremos conociendo el impacto de la COVID-19 en el embarazo, en el parto, en el postparto y en el desarrollo de los niños y niñas”. “Habrá que prestar atención a los trombos que la COVID-19 desencadena, ya que pueden añadir riesgo a la gestación y al momento del parto”.

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COMPROMISO

Elisa Haroun,

alergóloga del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario Infanta Leonor “Se mantuvo la asistencia presencial para aquellos pacientes que estuvieran recibiendo tratamientos biológicos para patologías alérgicas graves, así como para el mantenimiento de la inmunoterapia. También se priorizó la realización de desensibilizaciones con quimioterápicos, así como de estudios de alergia a medicamentos que pudieran ser necesarios en caso de infectarse por SARS-CoV-2”.

Cristina García Millán,

dermatóloga del Grupo Pedro Jaén “Todos los médicos y profesionales de la salud hemos aprendido mucho en estos meses de un virus completamente desconocido. En concreto, los dermatólogos hemos advertido nuevas lesiones cutáneas relacionadas con la COVID-19. Como responsable de la Unidad de Dermatología Infantil he podido advertir en niños y adultos jóvenes muchas de estas manifestaciones, orientando a las familias cada día”.

Ana Rita Rodrigues, dermatóloga y tricóloga del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario Ramón y Cajal “Durante la reclusión por el estado de alarma, más que nunca se puso de manifiesto la importancia del apoyo médico vía telemática que pudimos proporcionar a nuestros pacientes, dada la imposibilidad de movilidad de muchos de los mismos. El hecho de haber podido hacer seguimiento estrecho de sus procesos capilares o de otras enfermedades dermatológicas, así como de proporcionar nuestros consejos, supuso poder atenuar la angustia que se ha generado por todo este proceso inédito que nos ha tocado vivir”.

Mónica González,

radióloga y médico estético del Grupo Pedro Jaén “El médico tiene la inexcusable obligación de consagrar su tiempo y atención a la ciencia”, decía Ramón y Cajal. Hemos despertado en el alma nuestra vocación por el estudio, por la ciencia, atendiendo a las necesidades de nuestros pacientes, con admiración respetuosa a los que quedaron en nuestros corazones. Aún tenemos frentes abiertos. Hemos comprobado que, ante un aumento de problemas logísticos para realizar tests por el número de casos, se pueden usar técnicas de imagen para seleccionar a los pacientes. El reto para lograr algoritmos de colaboración nos ha llevado a crear circuitos de comunicación y de actuación que ponen en valor una medicina global”.

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Adrián Alegre,

dermatólogo del Grupo Pedro Jaén “La pandemia de la COVID-19 nos ha obligado a reconvertirnos y a buscar nuevas formas de comunicación para seguir estando cerca de nuestros pacientes. A pesar de todas las complicaciones, hemos luchado por garantizar una atención continuada en dermatología, esfuerzo que ha tenido una gran acogida y reconocimiento por parte de los pacientes”.

Sergio Vañó,

dermatólogo y tricólogo del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario Ramón y Cajal “Al recibir la convocatoria para trabajar en la Macrounidad COVID del Hospital Ramón y Cajal, el primer sentimiento fue de incertidumbre y cierto temor por tener que salir de la zona de confort. Sin embargo, con el paso de los días, la incertidumbre y el temor se transformaron en motivación y satisfacción por poder ayudar a nuestros compañeros y a los pacientes en la situación completamente extraordinaria que nos estaba tocando vivir. Ahora que vamos volviendo a la normalidad, tenemos la satisfacción de haber puesto nuestro granito de arena como médicos”.

Ángela Hermosa,

dermatóloga y tricóloga del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario Ramón y Cajal “Durante estos meses pasados, muchos médicos hemos tenido que salir de nuestra zona de confort para sacar adelante el trabajo en el hospital y poder atender y ayudar a los pacientes ingresados por la COVID-19, pero ver cómo mejoraban era muy gratificante. Ahora estoy contenta de volver a la tricología: dos meses después de los peores momentos de la pandemia, es frecuente ver, en pacientes que han pasado la infección, caídas de pelo masivas porque el virus puede desencadenar efluvios telógenos”.

Salvador González,

dermatología y microscopía confocal del Grupo Pedro Jaén “Me mantuve en nuestra clínica, al servicio de los pacientes. Atendí a muchos de ellos telemáticamente y, con menor frecuencia, solo cuando el problema lo requería, de forma presencial. Tuve (y aún tengo) la oportunidad de examinar dermatosis inflamatorias asociadas a la COVID-19”. “Siempre estuve pensando en mis compañeros del grupo que estuvieron en primera línea hospitalaria, como si con ello les diera fuerza y apoyo a seguir. Aunque no he tenido pérdidas en mi círculo íntimo, fue triste conocer pérdidas de pacientes, algunos ya amigos por los vínculos creados”.

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COMPROMISO

Óscar Muñoz, dermatólogo y tricólogo del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario Ramón y Cajal “Las situaciones críticas como la vivida tienden a sacar a la luz las mejores cualidades de las personas. Durante unas semanas fuimos capaces de tratar a pacientes en situaciones límite inauditas”.

Cristina Pindado,

dermatóloga y tricóloga del Grupo Pedro Jaén, de la Clínica Bioláser y del Hospital Universitario Ramón y Cajal “Nunca antes los dermatólogos españoles nos habíamos unido de una manera tan coordinada para estudiar las manifestaciones en la piel asociadas a una enfermedad, en este caso, la COVID-19”.

Claudia Bernárdez,

dermatóloga y Tricóloga del Grupo Pedro Jaén “Como dermatólogos, parecía inicialmente que solo podríamos ayudar dando soporte general a pacientes y resto de la población. Sin embargo, con la evolución de la pandemia, se han visto sus intensos efectos en la piel. Los enfermos de la COVID-19 mostraban alteraciones muy llamativas en la piel y, tras mejorar, hemos observado cómo presentan alopecia tipo efluvio telógeno de forma muy llamativa, que les agobia, pues el pelo cae a puñados”.

Carlos Morales, dermatólogo y tricólogo del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario 12 de Octubre “Colgar el dermatoscopio durante unos meses y volver a ponerme el fonendoscopio fue una decisión dura, pero gratificante. No había dermatólogos, urólogos o traumatólogos, éramos todos médicos unidos con un mismo fin. La colaboración multidisciplinar entre compañeros nos ha reforzado en muchos aspectos de nuestra vida y profesión”.

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Rocío Gil, dermatóloga y tricóloga del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario La Paz “La situación de pandemia nos ha llevado a retomar la medicina general para poder aportar nuestro granito de arena en los diferentes ámbitos hospitalarios, como las urgencias y la planta de hospitalización, a la vez que nos hemos tenido que adaptar para manejar a distancia a nuestros pacientes que necesitaban seguimiento durante la pandemia por sus problemas dermatológicos”.

David Saceda,

dermatólogo y tricólogo del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario Ramón y Cajal “Cuando se pasa tan rápidamente de médico a paciente, te das cuenta de la vulnerabilidad que nos rodea y lo importante que es recibir una buena atención médica. Sin duda esta pandemia nos ha hecho entender que la prevención y la salud comunitaria es esencial para poder disfrutar nuestro día a día”.

María Marcos, dermatóloga del Grupo Pedro Jaén y de la Clínica Bioláser “Como persona, viví cada día pendiente de las noticias e información que nos llegaba de la pandemia. Como profesional, sentí que mi aportación se basaba en estar disponible para cada paciente que lo precisara, ya fuera de forma presencial o telefónica. Entre tanto miedo y aislamiento, agradecieron y valoraron sentirnos ahí”.

Izaskun Astoreca, médico estético y nutrición de la Clínica Bioláser “A los pocos días del confinamiento, supe del fallecimiento de siete hermanos Menesianos del colegio en el que estudié. Les contacté y les ayudé a preparar protocolos de actuación y prevención para aquellas comunidades de la congregación que tenían casos de COVID-19 y pautas de prevención para aquéllas que estaban sin positivos”. “A petición de una amiga, decidí aportar otro granito de arena y preparé un vídeo para la población nicaragüense, que no estaba teniendo ningún tipo de guía por parte de las autoridades de su país y se encontraban muy confusos y asustados ante la situación”.

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COMPROMISO

Belén Alonso, médico estético y rehabilitación del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario Ramón y Cajal “Han sido semanas muy duras: la sobrecarga asistencial, la dificultad en la gestión de los recursos y la toma de decisiones rápidas, el miedo de las familias, la soledad de los pacientes... En el hospital, los gimnasios de Rehabilitación se convirtieron en salas de camas para pacientes, y de un día para otro, prácticamente todos nos “reinventamos” para integrarnos en los llamados equipos de hospitalización “Covid”. De alguna manera, la pandemia ha sacado lo mejor de nosotros mismos, y ha potenciado nuestra vocación de servicio al paciente y el trabajo en equipo.

Eduardo Lauzurica,

dermatólogo del Grupo Pedro Jaén “El estrés causado por esta situación tan inusual está exacerbando distintas patologías y nuestra especialidad no es una excepción. Haciendo referencia a una de ellas, la rosácea, el uso de mascarillas se añade como factor local agravante”.

Isabel Aldanondo,

dermatóloga del Grupo Pedro Jaén “Estoy embarazada, así que el hecho de ser persona de riesgo me ha apartado de la primera línea en esta pandemia. He estado en casa con mis cinco hijos, ejerciendo de madre y, además, haciendo tele-consulta. De esta nueva forma de ejercer me han resultado impactantes, por un lado, la cantidad de pacientes con manifestaciones cutáneas por coronavirus y, por otro lado, la gran soledad que muchos han sufrido durante el confinamiento”.

Pablo Boixeda, director médico de la Clínica Bioláser y responsable de la unidad de láser del Hospital Universitario Ramón y Cajal “Viví la incertidumbre inicial que nos trastocó a todos. El hospital se transformó rápidamente y todos cambiamos nuestras tareas. Yo lo viví en la retaguardia, haciendo teledermatología y viendo como mis compañeros más jóvenes iban a primera línea. Creo que esta pandemia nos ha cambiado nuestra forma de ver la vida y nuestra profesión”.

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María Calvo Pulido, dermatóloga en la Clínica Bioláser “En una situación de emergencia sanitaria, todas las manos eran pocas. La situación en los hospitales era crítica y el tiempo era un bien escaso para nuestros compañeros de primera línea”. “Decidimos colaborar en la información telefónica a los familiares de ingresados, una tarea no sencilla si se tiene en cuenta que no dominamos la materia, y que no conocíamos a los pacientes ni la situación familiar en la que se encontraban. Sin embargo, escuchar esas voces de agradecimiento y poder dar unas palabras de alivio o consuelo, ha sido una experiencia difícil de olvidar”.

Inmaculada Flórez, cirujana vascular de la Clínica Bioláser “En los primeros días del estado de alarma se suspendieron la mayoría de las consultas en los centros públicos y de aseguradoras, y se creó la plataforma solidaria Médicos frente a la COVID-19, con la que colaboro. Atendimos muchas consultas online y por teléfono para orientar a los pacientes sobre sus dolencias y sobre si debían acudir o no a un centro sanitario. También orientamos los problemas vasculares que provoca la infección, a menudo en pacientes jóvenes. La plataforma continúa abierta y ha recibido varios miles de consultas de todas las especialidades”.

Dr. Jaime Company,

dermatólogo de la Clínica Bioláser y del Hospital Universitario Infanta Leonor “Aún no podía dimensionar, ni tan siquiera imaginar el alcance del problema, y la COVID ya había monopolizado mi día a día. La sorpresa, la tristeza, la frustración y la desesperación fueron mitigadas por la entrega, el compañerismo, la energía y un ejercicio de empatía inigualable. Durante esas semanas, estuve en una unidad de preingreso con personas jóvenes de óptimo pronóstico, monitoricé pacientes críticos, y llegué a atender a pacientes geriátricos y en situación paliativa. Por mi juventud nunca he dejado de estar implicado (ni creo que lo haga), pero cualquier sanitario en mi lugar se habría reconciliado con la profesión”.

Dr. Federico Feltes, dermatólogo de la Clínica Bioláser “Hemos vivido una situación que nos ha puesto a prueba a todos y, especialmente, a los trabajadores de ciertas áreas, como la sanidad, distribución y servicios básicos. Algunas especialidades médicas han “combatido” en primera línea, como intensivos y en medicina interna, y otros les hemos apoyado desde nuestro lugar. Seguramente recordaremos siempre estos meses vividos, y no deberíamos dejar de tener presente que tal vez se repitan situaciones similares en el futuro. En cualquier caso, ahí estaremos, ahora y siempre, dando lo mejor de nosotros para cuidar de la salud de las personas”.

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SERVICIO

Grupo Pedró Jaén

Abiertos durante la pandemia

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Dra. Rosa Del Río Reyes, dermatóloga del Grupo Pedro Jaén

Dr. Manuel Fernández, dermatólogo del Grupo Pedro Jaén

Grupo Pedro Jaén mantuvo sus instalaciones abiertas PARA TRATAR PROBLEMAS DE MÁS gravedad y RESOLVIÓ muchas consultas por vía telefónica y telemática.

Grupo Pedro Jaén tomó la decisión de mantener abiertos los centros durante el estado de alarma derivado de la pandemia ocasionada por virus de la COVID-19. “Como centros de atención médica, entendimos que éramos necesarios, y que teníamos que seguir abiertos, prestando un servicio esencial”, asegura el coordinador médico del Grupo, el doctor Manuel Fernández. Durante las semanas de más restricciones de movilidad, hubo un pequeño grupo de profesionales que estuvieron disponibles en las consultas, aunque el grueso de su trabajo se vehiculó por vías telemáticas. “Lo primero que hicimos fue llamar a todos los pacientes con cita programada para saber cómo estaban y para explicarles que íbamos a estar disponibles en la clínica a través de unos servicios mínimos. Las citas que se podían mantener, se llevaron a cabo. Y todas aquellas necesidades que se podían reprogramar, como por ejemplo todas la visitas relacionadas con dermatología estética, se aplazaron. Muchos pacientes agradecieron aquella llamadas, y se alegraron de saber que íbamos a estar operativos”. Una parte significativa de las consultas que se hicieron guardaban relación con la situación excepcional que se vivía, una reclusión obligatoria en casa para toda la población. Tantas horas dentro de casa, estrés personal y social, favorecía una mayor incidencia de los accidentes domésticos que podían representar un daño para la piel. “Notamos un aumento de las incidencias por quemaduras en la cocina o por el uso de agua hirviendo. Yo mismo acudí a la casa de un paciente, una persona mayor, que se había caído y se había abierto una brecha. Los familiares, dada la situación de pandemia y la saturación del sistema de salud, sabían que la mejor opción era la atención en el mismo domicilio”, explica Manuel Fernández, que realizó la sutura a la herida de aquel paciente. Por otro lado, el estrés producido por la dimensión social, económica y sanitaria de esta crisis, hizo que atopias y psoriasis empeorasen, o que se produjesen nuevos brotes.

Una parte significativa de las consultas que se hicieron guardaban relación con la situación excepcional que se vivía, una reclusión obligatoria en casa para toda la población

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SERVICIO

Asimismo, muchos pacientes reportaron sabañones, un síntoma que se ha dado sobre todo en los pacientes más jóvenes. Los sabañones eran lesiones sugestivas de infección por coronavirus. No son cuadros previos agravados por el estrés o patologías derivadas del confinamiento. Mascarillas y guantes desde primeros de marzo Explica Manuel Fernández que, varios días antes de la declaración del estado de alarma, todos los profesionales de la clínica empezaron a utilizar mascarilla y guantes sin excepción. A partir de ahí, se fueron desplegando nuevas medidas, hasta la situación actual, en que hay definido un completo protocolo para profesionales y pacientes. Cabe destacar también que todos los profesionales del Grupo Pedro Jaén que estuvieron atendiendo a pacientes se hicieron la prueba PCR y de serología del coronavirus. Por fortuna, todas salieron negativas.

“En muchas ocasiones, los pacientes nos enviaban fotografía vía email o WhatsApp, lo que nos AYUDABA EN EL DIAGNÓSTICO Y, en algunos casos, nos hacía ver la necesidad de una consulta presencial”, explica Manuel Fernández

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‘médicos de familia’ durante unos días Buena parte de la atención que se realizaba era telefónica. Ante una situación de reclusión obligatoria en casa, solo se podían permitir la consultas de asuntos urgentes que requiriesen una visita presencial. “Recuerdo pasarme entre cinco y seis horas al teléfono, un tiempo en el que hacíamos de profesionales de la salud de la piel y también un poco de psicólogos, por la situación excepcional que nos había tocado vivir a todos”.


“Se trataba de una labor muy gratificante, porque conseguimos ayudar a muchas personas de esa manera. En muchas ocasiones, los pacientes nos enviaban fotografías vía email o WhatsApp, lo que nos ayudaba en el diagnóstico y, en algunos casos, nos hacía ver la necesidad de una consulta presencial. Ahora bien, la mayor parte de los casos se resolvieron por teléfono”.

“Al margen de nuestra especialización en salud de la piel, durante esas semanas fuimos también, de algún modo, médicos de familia. Los pacientes han valorado que hayamos estado allí, que no hayamos dejado de estar

La doctora Rosa del Río, dermatóloga con cerca de 25 años a su servicio ni un solo día”, de experiencia del Grupo Pedro Jaén, explica que vivía una afirma Rosa Del Río doble satisfacción: la de atender a los pacientes y la de ofrecer tranquilidad en una situación estresante para todos. “Todos los días vimos pacientes presenciales pero, las circunstancias mandaban, el grueso de consultas se hizo por teléfono o por videoconferencia a través del teléfono móvil”. Durante aquellos días, se atendieron urgencias de todo tipo: por herpes, por úlceras, por quemaduras, por el agravamiento de psoriasis o dermatitis atópicas... “Al margen de nuestra especialización en salud de la piel, durante esas semanas fuimos también, de algún modo, médicos de familia. Los pacientes han valorado que hayamos estado allí, que no hayamos dejado de estar a su servicio ni un solo día”. Una parte especialmente gratificante ha sido la de poder ayudar a pacientes de más edad que viven solos. “Se trata de personas que han vivido con especial preocupación toda la información que les llegaba sobre la pandemia, por lo que resolver su problema y ofrecerles unas palabras de tranquilidad y afecto era especialmente importante”.

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FAQs

Grupo Pedro Jaén

FAQs sobre las medidas de protección

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Grupo Pedro Jaén ha implementado medidas de protección frente al coronavirus. Los nuevos protocolos se han diseñado con la participación y consultoría del doctor Santiago Moreno, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal Y DEL DOCTOR FERNANDO ARRIBAS, DIRECTOR MÉDICO DEL GRUPO Y JEFE DEL SERVICIO de Cardiología del Hospital Universitario 12 de Octubre.

Call center

Se ha incrementado el tiempo de consulta para cumplir horarios y evitar así aglomeraciones. Se ruega puntualidad en las citas.

Además, se recomienda acudir solo al centro. Asistir acompañado únicamente en los siguientes casos: - Persona desvalida. - Menores que no se puedan quedar solos. - En cirugías en las que el centro lo solicite.

De todas formas, se recomendará que las esperas se realicen fuera de la clínica.

Cuando el tratamiento requiera el uso de crema anestésica, se requerirá a los pacientes que vengan con ella puesta.

Es obligatorio el uso de mascarillas y guantes en todos los centros del Grupo Pedro Jaén. - Si los pacientes se niegan a utilizarla, se les citará al final del día. - A la entrada se facilitará gel hidroalcohólico y un par de guantes nuevos.

A las personas de riesgo, se les citará a primera hora (franja horaria con menos actividad) para su tranquilidad.

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FAQs

Preguntas y respuestas

No podemos darle cita o tenemos que cancelarle la cita: Debido a la situación de crisis sanitaria, Grupo Pedro Jaén ha tomado una serie de medidas de seguridad para proteger a todos sus pacientes. Por ello, se ha ampliado el tiempo de consulta, para evitar aglomeraciones en los centros, y se han reasignado los gabinetes de consulta y las salas de espera. Gracias a ello, el número de pacientes atendidos por jornada es mucho menor. El equipo médico ampliará la franja horaria de atención para poder dar servicio a toda la demanda de pacientes que tenemos a día de hoy. En cuanto podamos ofrecerle una cita, nos pondremos en contacto con usted.

Medidas de seguridad A SU LLEGADA Se promoverá el lavado de manos con gel hidroalcohólico, disponible a la entrada del centro y en todas las salas. A su llegada al centro se le hará entrega de un par de guantes desechables nuevos. La mascarilla es una medida obligatoria en todos los espacios públicos. Si no dispone de ella, nuestro personal sanitario le facilitará una mascarilla quirúrgica nueva. En la sala de espera personalizada, el personal sanitario le tomará la temperatura y se le hará un pequeño cuestionario de síntomas, previo consentimiento verbal. El médico irá a recoger a la sala de espera a su paciente.

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EN EL TRATAMIENTO Para la aplicación de tratamientos, se facilitará bata desechable y, eventualmente, gorro, también desechable. En el caso en que el paciente tuviese que prescindir de la mascarilla para ser evaluado o tratado, el personal sanitario empleará mascarillas de mayor protección, además de pantallas faciales. El personal sanitario usará tanto batas como guantes desechables durante cada tratamiento. Si el paciente va a ser tratado con alguna plataforma láser, las gafas serán desinfectadas por el personal sanitario delante del paciente. La limpieza del espacio y de superficies será constante tras la consulta con cada paciente. LIMPIEZA DE ASEOS El personal de limpieza será el encargado de limpiar el aseo tras el uso de cada paciente. MEDIDAS PARA EL PERSONAL Del Grupo PEDRO JAÉN - Se hará una prueba de inmunidad para tener tipificación inicial a la incorporación. - De acuerdo con los resultados, se hará una prueba PCR a la incorporación. - De manera diaria, se llevará a cabo un registro de toma de temperatura y un cuestionario de síntomas. - Las diferentes situaciones (síntomas, fiebre, contactos, etc) se tratarán individualmente, siempre promoviendo las medidas de seguridad. - El uso de mascarillas y guantes será de obligado cumplimiento para todo el personal sanitario en todo momento. - El personal de enfermería llevará bata desechable y pantalla facial cuando tenga que realizar un tratamiento junto a algún médico. - El uso de gel hidroalcohólico y el lavado de manos será constante. - La limpieza de espacios y superficies se realizará tras la consulta con cada paciente.

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VIROLOGÍA

“El estudio de las enfermedades infecciosas es más relevante que nunca” Dr. Santiago Moreno, jefe de servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal y consultor de enfermedades infecciosas en Grupo Pedro Jaén

El doctor Santiago Moreno, catedrático de Medicina por la Universidad de Alcalá de Henares de Madrid y uno de los mayores expertos en enfermedades infecciosas, nos explica cómo afrontaron el virus en el Hospital Universitario Ramón y Cajal y nos ilustra sobre la importancia que tiene el conocimiento sobre infecciones en unos tiempos en que deberemos estar preparados para nuevas pandemias. Por Manel Torrejón En 1967, William H. Stewart, surgeon general de Estados Unidos (EEUU), que vendría a ser el cargo equivalente a un ministro de Sanidad europeo, pronunció una frase que todavía resuena en las facultades de Medicina. Sus palabras pretendían ser una sentencia para la posteridad y aspiraban a marcar un antes y un después en la historia de las ciencias de la salud, pero si lo que dijo entonces aún tiene eco hoy es por motivos muy diferentes a los que el cirujano general estadounidense anticipaba. Y es que, con el paso de los años, la solemne afirmación que hizo se demostró fallida. “Es tiempo de cerrar los libros sobre enfermedades infecciosas”, había asegurado el responsable con más rango al cuidado de la salud de los estadounidenses. La cita es ahora célebremente errónea.

En los 60 se dieron las epidemias por superadas, pero el VIH, desde los años 80, y los coronavirus, desde los años 2000, han revalorizado el estudio de los microorganismos que pueden dañar nuestra salud

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Más de medio siglo después, en unos tiempos marcados por la pandemia del nuevo coronavirus, las palabras de Stewart reverberan con una extraña vehemencia, porque nunca como ahora habían sonado tan ingenuas, autocomplacientes e, incluso, prepotentes. Ahora bien, ¿quién iba a prever en los 60, la década de la prosperidad y de la llegada del hombre a la luna, que en 2020 el mundo iba a verse obligado a ir al ralentí, a casi frenar de golpe, por culpa de un virus?


Con su entrada en escena en los años 80, el VIH, el virus del SIDA, ya tuvo un impacto extraordinario en la sociedad y en la forma de abordar las relaciones afectivas y sexuales en todo el planeta. Y durante los últimos 20 años, antes de la irrupción del SARSCoV-2 causante de la COVID-19, ya hemos vivido varias crisis de raíz infecciosa. Las pandemias que el cirujano jefe de EEUU había dado por extinguidas nos tienen más atenazados que nunca.

“En España se produce la anomalía de no ofrecer la especialidad de Enfermedades Infecciosas, cuando somos muchos los profesionales que nos dedicamos a ellas de forma especializada”

“El estudio de las enfermedades infecciosas ha demostrado ser más relevante que nunca”, asegura Santiago Moreno, que vivió la eclosión de la pandemia como jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal, y que se ha incorporado recientemente a Grupo Pedro Jaén. Una disciplina sin especialidad en España La pandemia por la COVID-19 hace presumir la dedicación de más recursos en el futuro a la prevención de pandemias y al estudio de los agentes infecciosos que las provocan. Pero lo cierto es que, hasta ahora, este campo no ha tenido suficiente entidad propia en nuestro país. “En la Unión Europea, España comparte con Bélgica, Chipre y Luxemburgo la anomalía de no ofrecer la especialidad de Enfermedades Infecciosas, cuando somos muchos los profesionales que nos dedicamos a ellas de forma especializada”. A diferencia de la geriatría, que hace unas décadas se desgajó de la medicina interna, la medicina de las enfermedades infecciosas sigue sin tener especialidad. La dificultad de cambiar el status quo, la forma de hacer medicina durante décadas, ayuda a entender que el infectólogo siga huérfano de especialidad, a pesar de ser un profesional especializado. “Se trata de una asignatura pendiente que arrastramos desde hace mucho tiempo”, explica Moreno.

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VIROLOGÍA

Como la oncología, la medicina que se dedica a las enfermedades infecciosas es de carácter transversal. Un virus puede afectar a cualquier órgano o sistema de nuestro organismo. Como hemos observado con la pandemia por el nuevo coronavirus, un mismo virus puede dañar el pulmón y el riñón. “En Medicina, los equipos humanos tienen que ser multidisciplinares, pero es el infectólogo quien más sabe del virus o de la bacteria que afecta a órganos diferentes. Evidentemente, un neurólogo trata una meningitis, de la misma manera en que trata muchos otros problemas: accidentes cerebrovasculares, esclerosis, hemorragias intercraneales, etc. Pero si una bacteria es capaz de causar una meningitis y una neumonía al mismo tiempo, el rol del infectólogo debe ser muy destacado en el tratamiento de un paciente”, explica Santiago Moreno. Para este experto, la disciplina que estudia es muy completa. “El infectólogo busca el agente –virus, bacteria...–, lo identifica y, a partir de ahí, diseña un tratamiento específico”. “Sobre todo en mis inicios, el estudio de las enfermedades infecciosas era algo redondo, exacto”. Hasta la aparición del SIDA, “podías salvar a las personas”. El agente infeccioso se eliminaba y así se desvanecía el problema. Pero el VIH ya era otra cosa. Cerca de 40 años después de su surgimiento, seguimos sin tener una cura “En este momento, la investigación que erradique el virus, aunque cada vez estamos más cerca de es crucial. Y no solo desde un punto conseguirla. “Ahora se está realizando el ensayo clínico de una de vista farmacológico y clínico, vacuna”, dice Santiago Moreno, que ha consagrado buena parte ya que también tenemos que de su carrera al estudio del VIH”. aprender sobre la epidemia”

La doble experiencia como experto en infecciones y como paciente El doctor Moreno nos ofrece un testimonio especialmente interesante, por su doble condición de experto en enfermedades infecciosas y de paciente de la COVID-19. Desde un punto de vista humano, que en Medicina a veces esa perspectiva se pierde porque la precisión y el rigor de protocolos, tratamientos y técnicas lo subsume todo, la experiencia de Santiago Moreno ha sido extrema y, a la vez, enriquecedora. De contribuir con su conocimiento como infectólogo a contener el nuevo coronavirus, de su trabajo para adaptar el Ramón y Cajal a la nueva situación, pasó a estar al otro lado, en la posición del paciente. Moreno, que propugna la empatía y la humanidad como características necesarias para ser un buen médico y un buen profesional de la enfermería, fue testigo de cómo esas cualidades estuvieron presentes durante la emergencia por la COVID-19. “Estaba encantando por cómo me trataban y por cómo trataban a los pacientes que tenía a mi alrededor. Con su móvil, una enfermera ponía en contacto cada mañana a sus pacientes con sus familiares a través de videollamadas. Yo no lucía el mejor de los aspectos, por lo que no sabía si iba a asustar a mi mujer. Pero la videollamada nos ayudó, tanto a mí, como a ella”, reconoce.

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SIN DESCANSO Desde la irrupción del VIH, los infectólogos no han tenido descanso. “Surgen nuevas amenazas, y lidiamos con unos virus que están en constante evolución. Y los retos no se acaban ahí, ya que tenemos que hacer frente a la resistencia antibiótica, a los mecanismos de resistencia que han desarrollado los microorganismos que nos amenazan. En otras palabras, los antibióticos son cada vez menos eficaces. Asimismo, tenemos un paciente inmunocomprometido, ya sea por la edad o por el consumo de fármacos específicos”.

“De esta experiencia recuerdo muchos momentos dulces”, asegura. “No ha sido ni mucho menos una experiencia traumática, una percepción en la que tiene mucho que ver que, tras siete días en la UCI, superase con éxito la enfermedad. Me quedo con los momentos positivos y con lo que esta experiencia me ha aportado a nivel profesional. Y recuerdo con especial cariño los momentos en los que mis compañeros del hospital se acercaban a verme, a través del cristal, para hacerme bromas y para hacer el signo de OK con el dedo pulgar de la mano, cuando mi evolución ya era claramente positiva”. “Los pacientes somos vulnerables” La situación por la que ha pasado Santiago Moreno le ha servido de recordatorio de la vulnerabilidad del paciente, sobre todo cuando padeces una enfermedad que puede tener un desarrollo grave y que, por su carácter infeccioso, impide que tus familiares estén cerca dándote calor. “Los enfermos somos vulnerables. Todo lo que te refuerce el estado de ánimo, es positivo. El médico debe decir las cosas claras, pero soy partidario de ver siempre la botella medio llena, de mantener un tono positivo. Yo, particularmente, agradezco ese enfoque cuando me trata un médico. Hay que explicar todos los escenarios posibles, pero poniendo el acento en los más positivos. De nada sirve asustar al paciente”.

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VIROLOGÍA

La familia de los coronavirus Nos ha tocado vivir una época marcada por los coronavirus, una tipología de virus que se caracteriza por su capacidad para adaptarse a huéspedes (seres humanos) diferentes a los originarios (animales). “El enzima responsable de la replicación viral comete muchos errores cada cierto tiempo esos fallos pueden cambiar algunas de las características esenciales del virus, como la capacidad de adaptación a nuevos huéspedes, incluidos los humanos”. Según el doctor Moreno, el SARS-CoV-2, el coronavirus que estamos combatiendo ahora, podría incluso mutar a una variedad más virulenta, aunque ese escenario sea poco probable. En todo caso, una de las lecciones que nos deja la actual crisis de salud es que debemos estar preparados para un nuevo coronavirus con la capacidad de propagación del actual, que es relativamente alta, pero con una virulencia más elevada.

La dimensión humana Santiago Moreno es médico por vocación. En el linaje familiar, en el entramado de relaciones de su familia, nada ni nadie guardaba una relación con la medicina que pudiese despertar un interés precoz por las ciencias de la salud. “No había tradición familiar. Cuando era adolescente, barajaba dos opciones, estudiar Magisterio o Medicina”. Finalmente, se impuso el deseo de ser médico. “Como tantos otros estudiantes de la carrera, manejaba la idea feliz de que iba a ayudar a gente. Es una vocación profesional que va aparejada con inquietudes sociales y por un desarrollado sentido de lo que nos hace humanos. Pero, aunque esos objetivos siempre están ahí, durante los años de aprendizaje y los primeros años de carrera, la gran preocupación es aprender, dominar tu ciencia para atender lo mejor posible al paciente. El apetito por aprender es tan enorme como absorbente. Hasta que llega un momento en que, sin dejar de aprender, porque siempre estás aprendiendo cosas nuevas, llegas a un nivel de veteranía y conocimientos que te permiten entregarte mejor a ese anhelo

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La hora de la investigación “En este momento, la investigación es crucial. No es un lujo, es una necesidad. Solo ampliando nuestro conocimiento pondremos fin a esta pandemia. Y no solo desde un punto de vista farmacológico y clínico, sino también desde el punto de vista epidemiológico. La evolución durante la post-pandemia va a depender en buena medida del diseño de medidas de contención que se realizarán en base a lo que los epidemiológicos investiguen y dictaminen”. Noticias desde Wuhan En el momento de poner los pies en el nuevo año, en 2020, ni tan siquiera los expertos en epidemiología y enfermedades infecciosas sospechaban que unas semanas más tarde, la historia de su disciplina se aceleraría e intensificaría de la forma en que lo ha hecho. “La primera vez que oímos hablar del nuevo coronavirus”, recuerda Santiago Moreno, “pensamos en el SARS-CoV de 2003”. El coronavirus que copó titulares de prensa hace 17 años, fue contenido con éxito. Pero no iba a ser ése el caso con el coronavirus que se asomó a la historia de la humanidad a finales de 2019 en China. “La confusa información que provenía de ese país no ayudó, con unas tasas de mortalidad y con un impacto restringido a las personas mayores que asemejaban al SARS-CoV-2 a la gripe común”. En el momento de poner

En Europa se esperaban brotes fáciles de aplacar. Pero el nuevo virus tenía una capacidad de propagación sorprendente. Hasta que llegó un momento en que todo era a contrarreloj. El nuevo coronavirus se contagiaba con gran rapidez. “Recuerdo que durante aquellos primeros días me entrevistó una radio argentina, y no dejé de insistir en la importancia de cerrar desde ya. Mejor pecar por exceso, que por defecto”.Durante los primeros días de la pandemia, Santiago Moreno trabajó en la

los pies en 2020 ni tan siquiera los expertos en epidemiología y enfermedades infecciosas sospechaban que unas semanas más tarde la historia de su disciplina se aceleraría e intensificaría de la forma en que lo ha hecho

de ayudar a la humanidad. La veteranía, claro, también es un grado. Deseas que el próximo caso sea el más aburrido del mundo, pero que el paciente salga bien. El paciente lo es todo”. La medicina ha sido para él una fuente inagotable de satisfacción. Sobre todo, desde un punto de vista humano. “Al final, después de ver a muchos pacientes, todo se reduce a una serie de patrones, pero cada paciente es único”. Cuando acoge a un residente en el hospital, disfruta a través de sus ojos, porque para ese joven estudiante cada nuevo caso es una extraordinaria fuente de nuevo conocimiento. Pero, al final, todo se reduce al paciente, a su curación, a su bienestar y a su condición humana. “A medida que pasan los años, la dimensión humana gana peso”. Tanta pasión siente por el paciente, que asegura que nunca renunciaría a la parte clínica. “Me encanta investigar y me encanta dar clases en la Universidad de Alcalá de Henares, pero la atención al cliente es la parte de mi trabajo que más me realiza”.

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VIROLOGÍA

De contribuir con su conocimiento como infectólogo a contener el nuevo coronavirus, de su trabajo para adaptar el Ramón y Cajal a la nueva situación, pasó a estar al otro lado, en la posición del paciente

adecuación del Hospital Universitario Ramón y Cajal. El viernes 13 de marzo asistió por la mañana como experto a un programa de televisión y, por la tarde, al no encontrarse del todo bien, con cansancio y malestar general, decidió hacerse la prueba. “Si la semana siguiente iba a estar atendiendo a pacientes y junto a muchos otros compañeros, debía descartar que estuviese contagiado”. El sábado por la mañana le avisaron desde el laboratorio con el resultado de la PCR: “Positivo”. No se alarmó. “Yo estoy sano y tengo 59 años, por debajo de las franjas de más riesgo. Pero acabé enfermando”.

Vivió como un paciente la evolución de la pandemia a lo largo del duro ascenso hasta el pico de casos. Ingresó el día 20 de marzo, pasó a la UCI el día 21 y, al cabo de una semana, se le dio el alta. En pocos días, había vivido el frenesí causado por el nuevo virus desde la doble condición de experto y paciente, una experiencia que explica en estas mismas páginas. “En toda mi trayectoria, no había visto nunca una transformación tan drástica de un hospital por una nueva enfermedad. Ni tan siquiera con el SIDA se produjeron tantos cambios. Los gimnasios de rehabilitación y los quirófanos se reacondicionaron para albergar camas”.

Un gran experto en VIH El doctor Santiago Moreno es un gran experto en el estudio del VIH, el Virus de la Inmunodeficiencia Humana, causante del SIDA. Ha estudiado la acción de los fármacos antirretrovirales que, surgidos en los años 90, con el tiempo han ido ganando eficacia y perdiendo toxicidad. “Hoy son prácticamente atóxicos y extremadamente eficaces”, afirma. Asimismo, también ha analizado la profilaxis preexposición, un tratamiento farmacológico preventivo que cierra el paso al virus. “Se trata de un tratamiento 100% eficaz, que se recomienda a personas con un alto nivel de riesgo de contagio”. En una primera etapa, el doctor Moreno estudió las infecciones oportunistas de los enfermos de SIDA. “Más de la mitad de los enfermos acababan teniendo tuberculosis”, explica. Asimismo, ha prestado atención a los problemas que daban los tratamientos con antirretrovirales. “El gran objetivo era mejorar la eficacia y reducir la toxicidad”. Con los antirretrovirales, se logró cronificar el problema. Los pacientes dejaron de fallecer por culpa del virus. Por fin quedaban superados los peores años. Y podría haber sido peor. Recuerda que se llegó a temer que el VIH fuese transmisible por vía respiratoria. “Por suerte, eso nunca ocurrió”.

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Aprendiendo sobre la marcha acerca del nuevo virus Durante las primeras semanas, los cambios de protocolos en los hospitales eran constantes. El virus y la enfermedad que causaba eran unos grandes desconocidos. La comunidad médica absorbía nuevos conocimientos de forma acelerada, y descartaba tratamientos, técnicas y maneras de hacer de un día para el otro. “Toda la sociedad ha ido aprendiendo por el camino. Si al principio las mascarillas no parecían ser tan importantes, cuando se determinó que los asintomáticos también transmitían el virus, la protección de las vías respiratorias se reveló crucial. Había que llevar mascarillas”.

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Durante los primeros días de la pandemia, Santiago Moreno trabajó en la adecuación del Hospital Universitario Ramón y Cajal

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ORGANIZACIÓN

Grupo Pedro Jaén

Protocolo COVID-19: Toda la seguridad y toda la capacidad de servicio Dr.

Fernando Arribas

Grupo Pedro Jaén ha diseñado medidas para garantizar la seguridad de pacientes y profesionales frente a la COVID-19. Todos los servicios de salud y cuidado de la piel, a tu disposición, con toda la protección necesaria.

Fernando Arribas, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario 12 de Octubre, se ha incorporado a Grupo Pedro Jaén como director médico. Durante los últimos años, Arribas ha liderado la optimización del servicio de Cardiología del 12 octubre, teniendo como principal prioridad las necesidades del paciente. Una de sus primeras misiones en el Grupo Pedro Jaén ha sido ayudar a adecuar el protocolo asistencial para la protección de profesionales y pacientes frente para la protección frente al nuevo coronavirus. “Hemos adoptado medidas

Un entorno clínico del todo seguro “Hemos creado un entorno seguro frente a la COVID-19”, asegura el doctor Arribas. “Hemos adoptado medidas estrictas, de forma innecesaria” pero sin sobreactuar, sin excedernos de forma innecesaria. Por supuesto, allí donde es necesario, las medidas son más rígidas. Así, por ejemplo, deben los médicos solo llevan el Equipo de Protección Individual (EPI) completo cuando tener un contacto muy próximo con el paciente para diagnosticarlo y tratarlo”. estrictas, pero sin

sobreactuar, sin excedernos

El paciente ahora debe seguir una serie de medidas que revierten en su seguridad y en la de todos. Para empezar, no puede acceder a la clínica nadie que presente síntomas o, por supuesto, que esté en cuarentena. Una vez dentro, al paciente se le ofrece una

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Un experto en arritmias Fernando Arribas asegura que su vocación por la Medicina nace de la atracción que siente por una ciencia “técnicamente compleja y con un gran componente humano: todo un desafío”.

“Había muchos tipos de arritmia, y se sabía muy poco sobre ellas. Médicos arritmólogos había pocos, muy pocos”

Puso el foco en las arritmias y en la muerte súbita, porque eran áreas poco conocidas. “Había muchos tipos de arritmia, y se sabía muy poco sobre ellas. Médicos arritmólogos había pocos, muy pocos”. Con el paso del tiempo, sabemos muchas más cosas sobre las arritmias. Los diagnósticos y tratamientos han mejorado mucho. “En las primeras épocas, hacíamos electrocardiogramas. Más tarde, hacíamos electrocardiogramas del interior del corazón. Aprendimos a curar los diferentes tipos de arritmia, cauterizando su origen, y a implantar diferentes dispositivos, tipo marcapasos, capaces de tratar las diferentes arritmias, evitando la muerte súbita cardiaca. El doctor Arribas ha sido presidente de la Sección de Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología y Chairman del Comité de Acreditación de la European Heart Rhythm Association. Se encargó de desarrollar los sistemas de acreditación europeos para validar los conocimientos de los arritmólogos para la práctica clínica.

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ORGANIZACIÓN

Cuando es preciso entrar en contacto con el paciente acercarse mucho al paciente, por ejemplo, para observar en detalle la piel,

nueva mascarilla con la que reemplazar la que trae desde la calle. La misma operativa se repite con los guantes: el paciente se desprende de los que vestía en la calle, se lava las manos con gel y se enfunda unos nuevos que se le suministran.

el médico, además de guantes y bata desechable, lleva pantalla facial y mascarilla de alta protección. Una vez finaliza la consulta, se limpian superficies y dispositivos y se retira todo el equipo desechable

El siguiente paso, en la sala de espera, es el cuestionario de síntomas y la medición de la temperatura con un sensor. En caso de tener algo de fiebre, se presenta la hipótesis de un contagio, por lo que se debería activar el circuito asistencial (la persona debería ir a su médico) y se da cita para otro día.

El paciente que no muestra ningún síntoma, se dirige entonces a la sala de espera a la consulta a la que acude. Es decir, se han suprimido las salas de espera comunes, de modo que cada consulta cuenta con su sala de espera propia.

“hemos advertido que los pacientes con enfermedades cardiacas presentan más riesgo de desarrollar una forma más grave de la covid-19 en caso de resultar contagiados”

COVID-19 y su impacto en el corazón La COVID-19, la enfermedad provocada por el coronavirus, ha demostrado tener un enorme impacto en el sistema cardiovascular. En muchos pacientes graves se ha observado inflamación en el corazón, además de la más habitual que se da en los pulmones. En pacientes con una variante más seria de la enfermedad de origen infeccioso, se han visto trombosis y embolias. “Pero, sobre todo, lo que hemos advertido es que los pacientes con enfermedades cardiacas presentan más riesgo de desarrollar una forma más grave de la covid-19 en caso de resultar contagiados, explica Arribas.

“Durante las primeras semanas de pandemia, hemos aprendido muchas cosas sobre el daño causado por la enfermedad en el corazón y sobre los efectos negativos de los primeros tratamientos. Muchos pacientes fallecían por una parada cardiaca. La hidroxicloroquina quizás sea el principio activo sobre el que ha habido más debate, por los resultados indeseados que puede provocar. Al final, se trata de optimizar la relación riesgo-beneficio. Ahora que ya tenemos un mejor conocimiento de la enfermedad, se evita a toda costa poner en riesgo al paciente cuando el hipotético beneficio que le vamos a aportar tampoco es tanto”. “Renunciamos a ser especialistas para ser médicos” Fernando Arribas estuvo al pie del cañón durante las semanas de gran avalancha de pacientes. “Llegaban cada día pacientes por decenas. Para poder atender a todos los enfermos habilitamos zonas que nunca habían sido de asistencia. Así, por ejemplo, el gimnasio acogió un hospital de campaña”. No había otro lema que trabajar en equipo con los recursos que había a mano. “Renunciamos a ser especialistas para ser médicos”, resume. “Los cardiólogos”,

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En las salas de espera, las sillas están separadas. Para que no se generen esperas demasiado prolongadas, se ha asignado más tiempo de consulta por paciente. La idea es que no haya tiempo de espera o que éste sea muy corto y que el paciente entre enseguida a la consulta. Una vez en ella, si el procedimiento lo requiere, usará gorro y bata desechable. La camilla también está cubierta con una sábana de un solo uso. Cuando el médico ha de acercarse mucho al paciente, por ejemplo, para observar la piel con detalle, lleva una mascarilla de alta protección y pantalla facial, además de los guantes y la bata, ambos desechables. Una vez finaliza la consulta, se limpian todas las superficies, equipos y dispositivos. Asimismo, se han diferenciado las zonas de entrada y salida. Y no nos olvidemos de destacar que hay una limpieza constante de espacios con soluciones desinfectantes.

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apunta, “tuvimos un papel menor que los médicos de Medicina Interna o de Enfermedades Infecciosas, pero todos éramos necesarios”. La colaboración entre profesionales ha sido más importante que nunca. Los pacientes de COVID-19 que padecieron inflamación en el corazón representaron un porcentaje bajo del total. Otra constatación fue que las personas con problemas cardiacos previos estaban en una situación de riesgo en caso de contagiarse con el nuevo virus. Telemedicina Afortunadamente, la tecnología ha favorecido la relación a distancia con el paciente. “Durante todo este tiempo, nos hemos apoyado en los sistemas de consulta telefónica y hemos leído de forma telemática los electrocardiogramas de nuestros pacientes sin necesidad de una consulta presencial”. Según Arribas, hasta el 80% de las consultas de los pacientes con cardiopatías se ha hecho por teléfono, con resultados plenamente satisfactorios. “Tienes los antecedentes y el historial de la persona, tienes su electrocardiograma y puedes preguntar al paciente cómo se encuentra sin necesidad de estar en el mismo espacio físico”. En su opinión, la consulta presencial seguirá existiendo, pero la crisis por la COVID-19 propiciará cambios que reforzarán la telemedicina. Avisos de infarto, ignorados Según Arribas, durante las semanas más críticas, se apreció la llegada de menos pacientes con síntomas iniciales de un ataque al corazón. “El miedo a acudir al hospital durante la situación de crisis por el coronavirus, hizo que pacientes con problemas cardiacos no acudiesen al centro nada más advertir indicios. Muchas “Llegaban cada día pacientes personas se quedaron en casa y solo acudieron al hospital por decenas. Para poder cuando el problema cardiaco era grave. Por tanto, hay que atender a todos los enfermos, subrayar que ante síntomas tempranos, hay que acudir habilitamos zonas que nunca enseguida al hospital”. Esta reticencia a ir al médico con los habían sido de asistencia. Así, primeros síntomas, nos habla mucho de cómo la pandemia ha por ejemplo, el gimnasio acogió afectado a la población. un hospital de campaña”

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ASISTENCIA

Cuidando la piel de los pacientes con COVID-19

Dra.

Montse Fernández

Montse Fernández, dermatóloga del Grupo Pedro Jaén, observó todas las lesiones en la piel de los pacientes con COVID-19 del Hospital Ramón y Cajal. A medida que pasaban los días, vio que la paleta de síntomas era más amplia.

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Durante la pandemia, Montse Fernández, dermatóloga de Urgencias y de Hospitalización del Hospital Universitario Ramón y Cajal, fue atendiendo y documentando las lesiones de la piel que se han ido identificando como síntomas de la COVID-19. “La dermatología de urgencias siempre me ha gustado porque observas una gran tipología de casos. Me llaman de todo el hospital, ya sea de Trauma o de Medicina Interna. Es un trabajo dinámico y con muchos retos que favorece la relación con muchos otros profesionales del hospital y que me permite tener residentes, que tanto me ayudan a mejorar”. Con la crisis de la COVID-19, todo el hospital se volcó en pacientes con la nueva patología. Tras un periodo de aislamiento, provocado por el positivo de un compañero, Montse Fernández siguió dando apoyo al resto de especialistas como dermatóloga de Urgencias y de Hospitalización. Asimismo, también se volcó en un registro de los síntomas de piel más leves de los pacientes. “Envié un email a todos los compañeros, solicitándoles que consultasen conmigo todos aquellos indicios que fuesen advirtiendo. Así, por ejemplo, , de sintomatología de sabañones en niños y jóvenes, que es una lesión típica de los meses de más frío, me llegó un aluvión de emails”. Solo un 20% de los pacientes presentaron problemas de piel, según uno de los primeros estudios, publicado en marzo por el doctor Sebastiano Recalti en Journal of the European Academy of Dermatology. “Quizás el porcentaje real esté por debajo. Eso es lo que nos dice lo que hemos visto en enfermos hospitalizados y de urgencias, es decir, paciente moderado y severo.

En el campo de la Dermatología, enseguida se vio que la nueva patología tenía impacto en la salud y aspecto de la piel de los pacientes

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ASISTENCIA

En estas personas, se suman otras causas de lesiones en la piel como, por ejemplo la toma de fármacos. Por otro lado, muchos enfermos leves se quedaron en casa afectados por la patología y posiblemente tuvieron menos síntomas en la piel”. “Cabe destacar, además, que muchos de los síntomas de piel eran leves o retardados”. Síntomas de COVID-19 confundidos con los de dengue Montse Fernández destaca el clima de incertidumbre en el que la COVID-19 instaló a todos los médicos. Un síndrome autoinflamatorio que podía agravar tanto la salud del paciente era un auténtico reto. Para ilustrar el alcance del desafío, utiliza la expresión “bomba inmune”. En el campo de la Dermatología, enseguida se vio que la nueva patología tenía impacto en la salud y aspecto de la piel de los pacientes. El alud de información sobre los síntomas en la piel era enorme. “A medida que se sabía más sobre estos síntomas, se daban experiencias como la publicada en el Journal of the American Academy of Dermatology: un caso en Tailandia de lesiones en la piel por coronavirus, que se habían confundido con dengue. Lo publicaron sin foto. En una revista de alto impacto de dermatología, especialidad muy visual, publicar algo sin foto es excepcional, tiene que ser suficientemente bueno para que lo conozca la comunidad científica”. “Algunos cuadros eran similares a los síntomas de la fiebre mediterránea familiar, que es un problema genético que se manifiesta con lesiones en la piel. Y algunos síntomas también se asemejaban al síndrome de Dress, que se da por la reacción a fármacos y que tiene que ver con la predisposición genética de la persona. Enseguida sospeché, por la piel, que era un cuadro inflamatorio, algo más que una infección viral de las de siempre”. La Academia Española de Dermatología y Veneorología ha documentado 375 casos de COVID-19 con síntomas en la piel en España, a través de un estudio observacional.

“Me llegó un aluvión de emails de compañeros del hospital de síntomas de sabañones en niños y jóvenes, que es una lesión típica de los meses de más frío”

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Según Montse Fernández, los síntomas en la piel nos ayudarán a conocer mejor la enfermedad. “Sin embargo, la clave estará en los órganos afectados y en el sistema digestivo y neurológico. La piel nos puede ayudar a entender la enfermedad, pero la piel no mata, los importantes son los otros. Ahora toca hacer estudios de calidad que nos enseñen mecanismos para posteriormente desarrollar dianas de tratamiento”.

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Síntomas dermatológicos en pacientes con SARS-CoV-2 Síntomas generales de la COVID-19 en la piel Exantema. Se manifiesta en la fase aguda de la COVID-19. Es una erupción de la piel, de color rojizo, que suele ir acompañada o precedida de fiebre. Es un síntoma característico de un gran número de infecciones bien conocidas como, por ejemplo, rubeola o sarampión. Urticaria. También se presenta en la fase aguda. Son unas ronchas de color rojo, que pueden llegar a picar. Estas marcas son características de procesos infecciosos y de reacciones alérgicas a fármacos y alimentos. Eritema exudativo multiforme. Surge con efecto retardado, al cabo de 2-4 semanas tras el contagio. Hasta ahora, esta sintomatología la veíamos en infecciones por herpes. Síntomas sugerentes de ser específicos de la COVID-19 en la piel Lesiones vesiculares. “Observamos lesiones de vesícula que recordaban a las que veíamos con el virus coxsackie, el conocido como mano-pie-boca. En los pacientes con COVID-19, la novedad es que se presentaba en el tronco y no en las manos, o bien solo en las manos. Lo biopsiamos y la histología era concordante con infección viral”. Por tanto, por el factor diferencial de la presencia del síntoma en el tronco, estas lesiones vesiculares podrían ser manifestaciones específicas del nuevo coronavirus. “Con PCR de piel, no hemos podido localizar el virus en estas lesiones, por lo que no podemos asegurar que sean específicas. Que no se aprecie no significa que no esté. La PCR identifica fragmentos de ARN que pueden estar o no en suficiente cantidad. Tendremos que desarrollar nuevas técnicas”. Fenómenos vasculopáticos. “Advertimos vasculitis tanto en una fase aguda como retardada de la COVID-19”, afirma Montse Fernández. “Este fenómeno refleja la inflamación de los vasos. La vasculitis en la piel, podría estar dándose también en el pulmón u otros órganos internos. También vimos lesiones de que algo pasaba en los vasos de la piel como flebitis superficiales, livedos (lesiones que siguen un patrón reticular de decoloración rojiza y azulada de la piel. Por lo general, afecta las piernas. La afección está asociada con una inflamación de los vasos sanguíneos) o capilaritis”. Otro tipo de síntomas es el exantema purpúrico (similar a hematomas). “Se trata de un daño vascular, con una tonalidad púrpura, que se presenta en axilas y glúteos. En los pacientes con COVID-19, la distribución del exantema era extraña. Aparecía en pliegues y zonas de apoyo, es decir, en zonas de presión. Eran pacientes encamados. Al estar en la cama, había una presión causante del daño que se presentaba en forma de Algunos cuadros hematomas”. eran similares a los síntomas de la fiebre mediterránea

Además de la vasculitis, otros fenómenos vasculopáticos son las cabrillas (marcas en la piel), las livedos y flebitis superficiales (inflamación de las venas superficiales).

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familiar, que es un problema genético que se manifiesta con lesiones en la piel

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DERMATOLOGÍA

El impacto del confinamiento y de la COVID-19 en la salud de la piel Dra.

Natalia Jiménez

La situación de reclusión obligatoria en casa y de estrés ha tenido impacto en la salud de la piel. La infección por el virus de la COVID-19, EN SUS VARIANTES MENOS GRAVES, TAMBIÉN HA PODIDO contribuir a empeorar problemas preexistentes, O A NUEVOS BROTES. el Grupo Pedro Jaén ha atendido de forma telemática un gran número de consultas de pacientes y, en casos más serios, se ha hecho la atención en la misma clínica.

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El nuevo coronavirus, y la enfermedad que provoca, la SARS-CoV-2, guardan relación con la salud dermatológica y con el aspecto de la piel. Síntomas de la COVID-19 presentes en la piel A medida que la pandemia evolucionaba, los médicos iban advirtiendo que el desarrollo de la enfermedad se manifestaba, en algunos casos, con síntomas en la piel. “En un estudio muticéntrico elaborado en España”, explica la doctora Natalia Jiménez, especialista en Dermatología clínica, estética y tratamientos láser, “se observó que un 20% de los pacientes hospitalizados, presentaban manifestaciones de la enfermedad en la piel”. Desde urticaria hasta pequeñas manchas de color púrpura en manos y pies. “Todavía estamos aprendiendo acerca de estos síntomas y sobre lo que nos pueden decir acerca del pronóstico del paciente”, dice Natalia Jiménez, que estuvo en la planta de COVID-19 del Hospital Ramón y Cajal durante un mes, y que atendió a pacientes en Grupo Pedro Jaén, sobre todo de forma telémática y telefónica, llegando a hacer alguna intervención inaplazable como, por ejemplo, operaciones de melanoma. Un grupo de pacientes con un interés particular, asegura Jiménez, es el de aquellas personas que solo han exteriorizado síntomas de la piel, y no de otro tipo, al pasar la COVID-19. Los efectos secundarios del confinamiento en la piel Durante las semanas de confinamiento más estricto, Grupo Pedro Jaén recibió muchas consultas relacionadas con la salud de la piel ocasionadas por la situación excepcional por la que estaba pasando la sociedad.

Los sentimientos de estrés que la situación ha causado en muchas personas han podido empeorar problemas preexistentes de psoriasis, dermatitis y rosácea

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DERMATOLOGÍA

Una infección vírica como la causada por el nuevo coronavirus, puede agravar patologías de la piel

Dermatitis por irritación en las manos. “Muchos pacientes nos han llamado refiriendo problemas en las manos causados por el lavado excesivo que exige la situación de pandemia. Así, se han dado muchos casos de dermatitis por irritación. En estos casos, recomendamos un jabón específico con PH 5.5, que es muy similar al PH de la piel. Asimismo, también hemos recomendado el uso de cremas hidratantes para el cuidado de las manos”.

Piel deshidratada. El tiempo pasado en confinamiento estricto ha hecho pagar un peaje a la piel. La exposición durante largas horas a la calefacción doméstica ha contribuido a la sequedad y deshidratación de la piel. La piel seca también se explica por el fenómeno de la luz azul que desprenden las pantallas, sobre todo las que tenemos más cerca de nuestra dermis, como las de móviles, tabletas y ordenadores. Al utilizar durante más horas todos estos dispositivos tecnológicos durante el confinamiento, se puede deshidratar la piel e incluso incluso pueden empeorar las manchas preexistentes. Además, muchos pacientes que utilizaban cada día sin excepción jabón de limpieza y cremas hidratantes, durante estas semanas no han seguido esas rutinas de forma tan disciplinada. Han sido unos tiempos que nos han puesto a prueba a todos y que han alterado todas nuestras rutinas. No poder salir a la calle lo cambia todo. “En estos casos, hemos recomendado recuperar los tratamientos y las rutinas de cuidados que ya se seguían”, comenta la doctora Jiménez. Acné. “Hemos atendido brotes de acné en personas que nunca antes habían sido diagnosticadas con ese problema. Las causas son el abandono de las rutinas de limpieza de la piel, y el estrés y la incertidumbre causadas por esta situación de crisis”. Casi todos estos casos fueron atendidos por teléfono y con la aportación de fotografías por email.

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Vitamina D. “La disminución de horas de sol se ha podido ver reflejada en un descenso de los niveles de vitamina D. No obstante, como punto positivo, esta menor exposición se traducirá en una menor incidencia en la aparición de manchas o en una tonalidad más clara de las ya existentes”. Impacto de la cuarentena en enfermedades de la piel preexistentes Los sentimientos de estrés que la situación ha causado en muchas personas, han podido empeorar problemas preexistentes de psoriasis, dermatitis y rosácea, que son patologías de la piel con cierta prevalencia en la población general. En algunos casos en los que estas enfermedades estaban controladas, el estrés ha causado nuevos brotes. Durante las semanas de encierro más estricto, la atención de estos casos se hacía por vía telefónica y por email. “Nos fijábamos en las imágenes que nos trasladaba el paciente y estudiábamos el historial que ya teníamos guardado. Solo en un par o tres de casos hizo falta que los pacientes viniesen a la clínica porque los brotes eran fuertes y exigían un tratamiento oral”. Efectos del coronavirus en patologías de la piel Una infección vírica como la causada por el nuevo coronavirus, puede agravar patologías de la piel. “Hemos visto como algunos casos de psoriasis empeoraban en casos de personas que han pasado la enfermedad. En estos casos, el estrés y la infección agravan el problema del paciente. Por teléfono atendimos consultas de pacientes con psoriasis que estaban pasando la enfermedad en casa que notaban un empeoramiento, o bien la manifestación de un nuevo brote”.

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Durante las semanas de confinamiento más estricto, Grupo Pedro Jaén recibió muchas consultas SOBRE salud de la piel que guardaban relación con la situación excepcional de cuarentena

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PATOLOGÍAS DE LA PIEL

Retos en el manejo de la Dermatitis Atópica Severa

Dra.

Bibiana Pérez

El tratamiento de los pacientes con formas graves de dermatitis atópica se hace más difícil en el contexto de una PANDEMIA COMO la Covid-19. Bibiana Pérez nos explica su experiencia con los pacientes con esta patología DURANTE LAS PRIMERAS SEMANAS Y SUS VIVENCIAS en la planta COVID-19 del Hospital Ramón y Cajal.

La doctora Bibiana Pérez, dermatóloga del Grupo Pedro Jaén, vivió las primeras semanas de pandemia con una intensidad que no había conocido en su carrera profesional. La experiencia fue de una magnitud enorme, sostenida durante muchos días y en muchos flancos. Como experta en Dermatitis Atópica Severa, se marcó como prioridad conocer de forma exhaustiva el impacto de la nueva enfermedad sobre los pacientes de esta patología de la piel. Además, durante tres semanas, estuvo atendiendo a pacientes de la COVID-19.

“La gran pregunta que nos hacíamos todos los expertos en Dermatología Atópica Severa era: ‘¿Qué hago con mis pacientes que están tomando inmunomoduladores?’”

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PRIMERA LÍNEA Desde el 23 de marzo y hasta mediados de abril, periodo durante el cual se llegó al pico de casos y muertes por la COVID-19, estuvo dando apoyo a los neumólogos e infectólogos de su hospital, el Ramón y Cajal. Se unió al grupo de dermatólogos más jóvenes que ya llevaban una semana tratando a pacientes, tras la baja de uno de ellos por contagio del coronavirus.


Dermatitis Atópica Severa “Se está haciendo un registro Durante las primeras semanas de la pandemia, Pérez se aplicó mundial de casos de pacientes con en todas las posibles derivadas que la COVID-19 podía tener Dermatitis Atópica Severa que han en la Dermatitis Atópica Severa, una patología de la que es pasado la COVID-19. En los próximos una gran conocedora. Su obsesión por el impacto de la nueva meses, tendremos muchas más enfermedad en los pacientes con este tipo de dermatitis respuestas” atópica, estaba más que justificada. “Se trata de pacientes que suelen tratarse con fármacos inmunomoduladores, que regulan la respuesta del sistema inmunitario para controlar la dermatitis. En un primer momento, la reacción de los pacientes fue de miedo. ‘Si tomo un medicamento que baja mis defensas, ¿soy más vulnerable frente a la COVID-19?’. Por supuesto, era urgente dar respuesta a esa pregunta”.

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PATOLOGÍAS DE LA PIEL

“La Dermatitis Atópica Severa puede aumentar el riesgo de infecciones víricas y los fármacos inmunomoduladores, también. Por eso algunos pacientes tenían que extremar la precaución y no trabajar”

Pacientes con tratamiento con inmunomoduladores El 29 de marzo, la European Task Force on Atopic Dermatitis, un grupo europeo de expertos, que define guías y consensos sobre la dermatitis atópica, publicó online en la revista de la Academia Europea de Dermatología unas directrices que fueron de mucha utilidad.

“La gran pregunta que nos hacíamos todos los profesionales médicos de este ámbito era: ‘¿Qué hago con mis pacientes que están tomando inmunomoduladores?’. En enfermedades como la psoriasis o la Dermatitis Atópica Severa, , los pacientes toman fármacos antiinflamatorios, que frenan la inadecuada respuesta inmunitaria causante del problema”. El documento del mencionado grupo de trabajo europeo sobre dermatitis atópica hizo los siguientes apuntes: En caso de que el paciente con Dermatitis Atópica Severa no esté contagiado: - Seguir con el tratamiento con inmunomoduladores - Hacer caso a las indicaciones de las autoridades de salud correspondientes a los grupos de riesgo: “Por tanto, si esa persona no puede hacer teletrabajo, yo emitía un informe para que su médico de cabecera pudiera valorar la necesidad de una baja laboral en función del puesto de trabajo, evitando una exposición innecesaria a un contagio”. “La Dermatitis Atópica Severa”, explica la doctora, “puede aumentar el riesgo de infecciones víricas y los fármacos inmunomoduladores, también. Por eso, algunos pacientes tenían que extremar la precaución y no acudir a su puesto de trabajo”. En caso de que el paciente esté infectado: - Enfoque interdisciplinario, entre profesionales de diversas disciplinas, para determinar si hay que interrumpir o no el tratamiento con fármacos. - Podría ser necesario ajustar las dosis. En alguna publicación posterior se advirtió que algún principio activo que se administraba a estos pacientes, como por ejemplo la ciclosporina, incluso podía ser beneficioso para proteger al organismo frente al coronavirus (recordemos que los casos más graves de COVID-19 tienen mucho que ver con una reacción inmunológica exagerada, que acaba siendo contraproducente). Bibiana Pérez controló algún paciente con esta dermatitis de forma especial con ajustes de dosis, pero no llegó a atender ningún caso de paciente atópico infectado por coronavirus. Asegura que aún hay muchas cosas por aprender. “Se está haciendo un registro mundial de casos de pacientes con Dermatitis Atópica Severa que han pasado la COVID-19. En los próximos meses, tendremos muchas más respuestas”.

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Cada día, un reto Como hemos explicado, Bibiana Pérez vivió la obsesión por conocer todas las novedades que representa la COVID-19 para las patologías de la piel que más domina. Por la mañana, atendía a pacientes y, por la tarde, leía papers y participaba en chats de profesionales: el interdisciplinar del hospital y el chat de dermatólogos que se habían convertido en covidólogos. Lesiones leves de piel en niños La doctora, que es especialista en Dermatología Pediátrica, resalta que se recibieron muchas consultas de lesiones cutáneas leves en niños y adolescentes que podrían estar relacionadas con el coronavirus. “Eran lesiones que se iban solas o con poco tratamiento”. “Si no hubiéramos vivido esta situación de pandemia, muchas habrían pasado desapercibidas”.

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“¡Gracias, Equipo!” Cuando acabó su estancia en la planta COVID-19, Bibiana envió un texto a todos sus compañeros de esos días: “Viví el compañerismo,

“Aquel día sentí nervios, miedo, dudas, ilusión. Acudir a la la comprensión y la ayuda mutua. llamada de la vocación, que siempre fue ésa. Por eso nos Desparecieron los nervios, hicimos médicos, porque queríamos aliviar la enfermedad, el miedo y las dudas” salvar vidas, luchar contra el dolor y la muerte. Luego vinieron otras cosas, especialización, ciencia, pequeñas parcelas del conocimiento, pero debajo, en el fondo, resiste la vocación, la misma de antes, la del principio. Así que cambié de lenguaje; de prurito y pápulas, a disnea y fiebre. Cambié de atuendo, de la bata blanca al viejo pijama de la residencia, con la mascarilla en la cara. Cambié de fuentes de estudio, de la revista azul al último protocolo de manejo COVID. Y cambié por unos días de compañeros de fatigas. Y encontré colegas y amigos, algunos viejos, muchos nuevos, que me enseñaron de nuevo todo lo que había olvidado y mucho que nunca había llegado a aprender. Viví el compañerismo, la comprensión y la ayuda mutua. Desparecieron los nervios, el miedo y las dudas. Escribo esto para daros a todos las gracias y porque me apetece, la verdad, porque quiero compartir un sentimiento que se crea en circunstancias adversas como éstas, y que nos hace crecer y ser un poco mejores. ¡¡¡Gracias, Equipo!!!”

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CÁNCER DE PIEL

Cirugías en los días más complicados Dr.

Luis Ríos

El doctor Luis RÍOS REALIZÓ UNA DECENA DE operaciones inaplazables en Grupo PEDRO JAÉN durante las semanas de más restricciones por la pandemia. Luís Ríos, doctor en Dermatología y cirujano pionero de la cirugía de Mohs, formó parte del equipo del Grupo Pedro Jaén que estuvo prestando servicios esenciales y atendiendo a pacientes durante las semanas de más restricciones. Esa actividad la compatibilizó con su labor en el Hospital Ramón y Cajal, realizando cirugías oncológicas mientras fue posible, ya que los quirófanos del centro hospitalario se cerraron durante dos semanas. Durante las semanas más duras de la pandemia, hubo “Estamos hablando de tumores que necesidad extrema de respiradores, así que los que se utilizaban crecían con mucha rapidez, por lo en las salas de cirugía se derivaron a la atención a los pacientes que una espera de un mes aumentaba más graves de COVID-19. los riesgos para el paciente”

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Fueron unas semanas de actividad febril en los hospitales y de nerviosismo social. Todos los recursos se destinaban a los enfermos más afectados por el nuevo coronavirus. Todo era COVID-19, pero había pacientes con cáncer de piel que vieron con extrema preocupación cómo su problema, acuciante, pasaba a un segundo plano por la pandemia. “Estamos hablando de tumores que crecían con mucha rapidez, por lo que una espera de un mes aumentaba los riesgos para el paciente. Los quirófanos del Grupo Pedro Jaén, donde hacemos operaciones que no exigen respiradores, los dejamos abiertos para estos casos inaplazables, que no podían esperar más. En total, hicimos una decena de cirugías, algunas de las cuales se habían programado en otros centros que, por la pandemia, habían cerrado quirófanos”. Ríos fue uno de los pocos cirujanos de cáncer de piel que operó en España durante esos días. “Los pacientes mostraban un agradecimiento extraordinario, porque sabían que poníamos de nuestra parte y que aquella intervención se estaba haciendo en un contexto complicado”. Aquellas operaciones eran, para el doctor Ríos, toda una prioridad. “Sí, de acuerdo, había que cerrar para no diseminar, pero cuando el paciente afronta un tumor grave, el estrés causado por ese problema y el empeoramiento del pronóstico producido por el retraso en la cirugía, son más importantes que el miedo que pueda causar la COVID-19”.

Aquellas operaciones, de cara y piernas, fueron un reto gratificante. La situación era nueva para todos. “Son operaciones en las que estás encima del paciente, por lo que debes reforzar las medidas de protección”.

“Los pacientes mostraban un agradecimiento extraordinario, porque sabían que poníamos de nuestra parte y que aquella intervención se estaba haciendo

El protocolo exigía que el paciente llegase solo. “Pero te adaptas en la medida de lo posible, porque cuando es una persona mayor, debe venir acompañado”. La persona sobre la que se hace la intervención viste pijama, y lleva mascarilla y guantes. “Eso sí, siempre que sea posible, porque si operas un cáncer de labio o nariz, el paciente no va a poder llevar la mascarilla”.

en un contexto complicado”

El cirujano, el anestesista y el resto de profesionales llevan mascarilla FFP2 o quirúrgica, según el nivel de acercamiento al paciente. Luis Ríos también lleva la pantalla de metacrilato que recubre todo el rostro. “Los cirujanos ya estamos habituados al uso de pantallas, que en la era pre-COVID-19 eran más pequeñas, para proteger frente a fluidos del paciente”. Todas las operaciones que se realizan en Grupo Pedro Jaén son ambulatorias, por lo que todos los pacientes se van a dormir a su casa y a disfrutar de un sueño reparador, podemos presumir, por la tranquilidad que da saber que el tumor que tanto te inquietaba había sido erradicado.

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SALUD VASCULAR


El paciente cero en Madrid Dr.

Luis Riera

Luis Riera era el jefe de guardia del Hospital La Paz cuando ingresó en el centro el que acabó siendo el paciente cero de la Comunidad de Madrid. Riera, que durante los primeros días estuvo ayudando en el servicio de Medicina Interna, volvió a su servicio cuando se vio que la COVID-19 también comprometía la salud vascular de los pacientes. Este profesional destaca los lazos emocionales y la capacidad de trabajo en equipo que demostraron todos los trabajadores de su hospital.

Luis Riera, cirujano vascular del Grupo Pedro Jáen, ejerce también en el Hospital Universitario La Paz. En nuestro grupo, opera sobre todo patologías del campo de la flebología. En especial, varices, que suelen tener cierto impacto en la salud y una gran visibilidad estética. La experiencia de Riera es singularmente interesante porque estaba haciendo la guardia como jefe de hospital en La Paz, durante la tarde del martes 25 de febrero, cuando llegó el primer positivo de Madrid. Se trataba de un joven que había notado síntomas en casa tras haber regresado de China. A partir de ese momento, el ritmo de trabajo del hospital se aceleró, aunque no fue hasta unos días más tarde que todo un país se fue preparando para un nuevo escenario. Dos semanas y media más tarde, el sábado 14 de marzo, se anunciaba el estado de alarma. Desde la entrada por las puertas del hospital del paciente cero, Riera comprendió que las semanas siguientes iban a exigir el máximo esfuerzo y colaboración de todos los trabajadores del centro. “Ese martes, durante la tarde-noche, vinieron al hospital personas que habían viajado a Italia. Ninguna de ellas dio positivo. A medianoche llegó la noticia desde el laboratorio de Microbiología: un veinteañero, que también había estado en China, había sido declarado portador del virus. Aquel fue el primer positivo en la Comunidad de Madrid”.

Desde el ingreso en el hospital del paciente cero, Riera comprendió que las semanas siguientes iban a exigir el máximo esfuerzo y la máxima colaboración de todos los trabajadores del centro

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SALUD VASCULAR

Antes de la aparición de ese paciente cero, La Paz ya había creado un pequeño gabinete de crisis y tomado las primeras medidas. “Ya habíamos empezado a cerrar circuitos en Urgencias para evitar contagios”. El protagonismo de la cirugía vascular Riera, un experto en aneurismas de aorta abdominal, mutó a médico internista, como hicieron tantos otros especialistas. “Llegó un momento en que la actividad de cirugía vascular prácticamente desapareció a causa de la saturación del hospital”. Como el resto de especialistas ajenos a la patología respiratoria, Luis Riera hizo de residente, de ayudante. “La parte más científica, claro, la llevaban a cabo los internistas”. “Curiosamente, con el paso de los días, mi disciplina cobró cierto protagonismo. Y es que advertimos que, en algunos casos, principalmente en la última fase de la enfermedad, se producía una afectación vascular periférica. Hicimos frente a episodios de trombosis venosas y arteriales y se diagnosticaron muchos tromboembolismos pulmonares que se contaron entre las principales causas de fallecimiento de los pacientes graves de COVID-19”. Por tanto, sus conocimientos sobre este campo acabaron siendo valiosos. “A partir de cierto momento, tras 15 días, dejé de ayudar a los internistas para asistir a los pacientes con afectación vascular periférica. Así que volví a mi servicio, sobre todo para atender complicaciones de pacientes COVID-19, aunque la mayoría de las veces no se requería intervención quirúrgica”. Se ha visto que la COVID-19 provoca un tipo de tromboembolismo pulmonar desconocido hasta ahora. “Pre-COVID-19, antes de la pandemia, el tromboembolismo pulmonar era una entidad que se generaba, casi siempre, por la migración a los pulmones de trombosis de venas de las piernas”. Con la COVID-19, el problema se manifestaba directamente en los pulmones y, sobre todo, en los vasos pulmonares más periféricos. “Tomar conciencia de eso nos llevó a incluir dosis mayores de anticoagulantes con heparina de forma preventiva en los protocolos”. Durante las primeras semanas de pandemia, los protocolos cambiaban de forma constante, a veces más de una vez en un mismo día. “Nunca ha habido tanto intercambio de información entre médicos, a través de papers o de WhatsApps. Se ha producido mucho volumen de conocimiento, aunque la parte negativa es que han faltado filtros. Porque hay que ir con cuidado con estudios que se han divulgado de un día para el otro en publicaciones científicas, por la excepcionalidad de la situación, y con bienintencionados mensajes de WhatsApp de médicos que explicaban qué les había ido bien para salvar a dos o tres pacientes, y que podían ser confundidos con dogmas”.

“Curiosamente, con el paso de los días, mi disciplina cobró cierto protagonismo porque

Pico de 1.300 casos Llegó un momento en que el 100% del hospital estuvo dedicado a la COVID-19. El pico de casos fue de unos 1.300 pacientes. “La plasticidad del hospital fue enorme, tanto en términos de personal como de recursos”.

advertimos que, en algunos casos, principalmente en la última fase de la enfermedad, se producía una afectación vascular periférica”

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Los profesionales también demostraron más flexibilidad que nunca. Frente a un reto profesional extremo, ante una situación dramática, todos los trabajadores hicieron un frente común.


Ésta ha sido sin duda la parte más positiva de lo vivido en el hospital. Nunca antes se ha respirado un clima igual de compañerismo y de unidad. “En esas semanas creé lazos con otros profesionales con los que nunca antes había coincidido”. Recuerda de forma especial las reuniones matinales, a las 8 de la mañana, en el Aula Magna, cuando se reunían los médicos internistas y sus ayudantes, entre los que él se contó durante un tiempo.

Se ha visto que la COVID-19 provoca un tipo de tromboembolismo pulmonar desconocido hasta ahora

Para ejemplificar la armonía que se consiguió en unas semanas tan convulsas, rememora las buenas palabras que tuvo el jefe del Servicio de Cuidados Intensivos para agradecer el esfuerzo del servicio de Anestesia, en una de las reuniones del gabinete de crisis [como jefe de guardia, estaba adscrito a ese gabinete]. “Para poner en valor esas palabras, hay que subrayar que intensivistas y anestesistas son dos especialidades que guardan una rivalidad histórica”.

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CIRUGÍA REPARADORA

Un cirujano de reconstrucción de alta complejidad microquirúrgica en la planta COVID-19 El doctor Luis Landín vivió la pandemia desde la planta COVID-19 del Hospital La Paz. Durante esos días aprendió sobre la nueva enfermedad y sobre cómo las relaciones humanas se vuelven más cálidas cuando vivimos una situación extrema. Luis Landín, cirujano plástico experto en la reconstrucción de alta complejidad microquirúrgica, vivió en primera línea la crisis hospitalaria causada por la COVID-19. Durante tres semanas de abril, estuvo en la planta COVID-19 del Hospital La Paz. “La actividad quirúrgica se había paralizado por falta de camas y por la situación de estrés del sistema hospitalario, así que, tras un período de reorganización, estuve bajo las órdenes de los neumólogos. Pude echar una mano. No me tocó el período más duro, en marzo, pero no dejaba de ser una situación nueva y muy exigente”. Las rutinas de trabajo eran totalmente diferentes. Las operaciones de reconstrucción que se podían programar se habían dejado de hacer. Así que su ámbito de trabajo pasaba a ser la neumología. “Llevábamos EPIs completos todo el día. La falta de proximidad con el paciente te obligaba a trabajar de una manera diferente. Todos hemos sido conscientes de la resignación de las familias, que no podían estar cerca de su persona querida enferma. Al final de la mañana, yo me encargaba de llamar al hijo, a la hija, al marido, a la mujer, que notabas que confiaban en ti y en el trabajo de todo el equipo”. “A nivel técnico, los protocolos se actualizaban con frecuencia. Yo. destacaría cómo fuimos aprendiendo sobre el virus y sobre su impacto en el organismo día a día, semana a semana. Detalles que al principio no se conocían, han resultado ser relevantes. Y cosas a las que se prestó atención en un inicio, se ha visto que no eran tan importantes”. Las operaciones de reconstrucción que se podían programar, se habían dejado de hacer. Así que su ámbito de trabajo pasaba a ser la neumología

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Un reto imprevisto Los desafíos que nadie se espera son los que más a prueba nos ponen. “No te queda otra que ponerte en la piel del otro. Cuando trabajas en un contexto así, la única opción es arrimar el hombro y limar asperezas. Yo no tenía experiencia


Dr.

Luis Landín

“En cada paso que daba, había mucho autocontrol y mucha autoevaluación. Iba con pies de plomo, porque no soy un especialista de los pulmones y porque, como el resto de mis compañeros, iba aprendiendo sobre la COVID-19 a cada minuto”

en neumonías, pero me apliqué a fondo para hacer el mejor trabajo posible. La rutina era exigente, demandaba mucho de uno. Era un trabajo médico de mucha intensidad, y a la vez muy lento, porque las medidas de protección que había que tomar hacían que cada pequeño paso fuese laborioso. La exploración, la revisión de la medicación, etc. Para ofrecer la mejor versión de su trabajo, Luis Landín se dejaba aconsejar por los que sabían. “Además, tiraba de sentido común, y confiaba en mi instinto médico”. “En cada paso que daba, había mucho autocontrol y mucha autoevaluación. Iba con pies de plomo, porque no soy un especialista de los pulmones y porque, como el resto de mis compañeros, iba aprendiendo sobre la COVID-19 a cada minuto”. Cirugías urgentes Durante las semanas más crudas, Landín hizo cuatro o cinco intervenciones de reconstrucción de urgencia. Lo más doloroso es que tuvo que rechazar un traslado desde otra comunidad por primera vez en su vida profesional porque en el hospital no había el espacio quirúrgico adecuado para acometer la operación que había que hacer. Hasta mediados de mayo, no pudo llevar a cabo operaciones programadas. La primera intervención fue un reimplante de dedo. “Detalles de la COVID-19 que al principio no se conocían,

De toda esta experiencia, el doctor destaca cómo una “situación extrema puede crear vínculos afectivos y emocionales con compañeros”. Porque los profesionales son, antes que nada, personas.

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han resultado ser relevantes. Y cosas a las que se prestó atención en un inicio, se ha visto que no eran tan importantes”

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DERMATOLOGÍA

En primera línea durante un mes y medio Dr.

Gonzalo Segurado

Gonzalo Segurado, dermatólogo del Grupo Pedro Jaén, comparte su experiencia en la planta COVID-19 del Hospital Ramón y Cajal durante seis semanas. Desde mediados y hasta finales de marzo, vivió las dos semanas “más duras” de su vida profesional.

Seis semanas estuvo trabajando Gonzalo Segurado en la planta COVID-19 del Hospital Ramón y Cajal. “Las dos primeras”, asegura, “fueron las más duras de mi vida profesional”. “Una de las tareas más difíciles fue la de transmitir malas noticias por teléfono a los familiares”. Con una firme vocación médica, este profesional salmantino siempre se había sentido atraído por la dermatología. “Vine a Madrid a hacer la especialización en Dermatología”. “Siempre había querido ser médico y sabía que en el ámbito de la salud de la piel podía ayudar a mucha gente, con una labor profesional que ofrece mucha variedad, que trabaja con muchas técnicas y que permite un trato cercano con el paciente. Evidentemente, como dermatólogo no puedes salvar vidas de la manera en que lo hace un intensivista. Por todo ello, nunca me hubiera imaginado pasar por una experiencia similar a la que he tenido con pacientes de COVID-19”. Talento médico al servicio de los pacientes Gonzalo Segurado debutó en la planta COVID-19 el martes 17 de marzo, cuando despuntaba la curva de casos y de fallecidos. “Desde el día 17 y hasta primeros de abril, no sabías hasta qué punto se pondría la cosa fea. La tensión era muy grande. Los sentimientos de aquellos días fueron de indefensión e incertidumbre”. Recuerda cómo los quirófanos se reconvirtieron en UCIs, y cómo algunas salas de espera se prepararon para albergar camas con pacientes hospitalizados. “Como dermatólogo no puedes salvar vidas de la manera en que lo hace un intensivista, por lo que nunca me hubiera imaginado pasar por una experiencia similar a la que he tenido con pacientes de COVID-19”

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Por muy lejos que estuviese de su zona de confort, afirma que lo que le daba fuerzas por la mañana era la indefensión de los pacientes, que exigía dar el 100%, y la constatación de que cada día que pasaba, se acercaba el aplanamiento de la curva epidemiológica. En esa extracción de fuerzas también había la siguiente reflexión: “Aunque como dermatólogo sientes mucho respeto ante el desafío al que te vas a enfrentar y como persona


sientes miedo por estar exponiendo tu salud, como médico lo afrontas como una responsabilidad social ante la que debes dar un paso al frente”.

“Los tratamientos cambiaban día a día. A medida que conocíamos mejor la nueva enfermedad, la abordábamos con mejores

Protocolos cambiantes técnicas y con fármacos Durante el mes y medio en que estuvo atendiendo casos, ha más adecuados” visto cómo cambiaban protocolos de un día para el otro. “Los tratamientos cambiaban día a día. A medida que conocíamos mejor la nueva enfermedad, la abordábamos con mejores técnicas y con fármacos más adecuados”. En la medicina contemporánea, los protocolos tienden a ser estables. “Te sientes seguro, porque las cosas cambian muy poco a poco”. Con la COVID-19, sobre todo durante los primeros momentos, el contexto era más semejante al de una medicina de guerra. “Los estudios a los que accedíamos se habían hecho con pocos pacientes, por lo que costaba hallar certezas”. “Lo que te consolaba era saber que nunca había habido tantos médicos e investigadores en el mundo estudiando al mismo tiempo, a contrarreloj, una nueva enfermedad”. La satisfacción del paciente que se va a casa “La sensación cuando un paciente se marchaba a casa era muy bonita. Afortunadamente, la mayoría de pacientes se recuperaban y se les daba el alta. Y por ello, me alegro de haber podido estar ahí ayudando”. Gonzalo Segurado estaba en la planta COVID-19 por las mañanas, y un día del fin de semana. “Todos los pacientes que atendía estaban hospitalizados. Nuestra labor era pautar los tratamientos y ver la respuesta a ellos. Y en aquellos casos en los que no terminaban de ir bien y requerían un mayor soporte de oxígeno del que podíamos ofrecer en la planta, avisar a la UVI, que era donde se intubaba para proporcionar la mayor cantidad de oxígeno posible”. Otros especialistas están más acostumbrados a lidiar con problemas de salud graves en los que cada minuto cuenta. En su caso, la curva de aprendizaje era necesariamente más grande. “Para ejemplificar mi lejanía de la zona de confort, puedo decir que aprendí entonces a hacer un parte de defunción”. Experto en cáncer de piel y en diagnóstico por imagen, Gonzalo Segurado ha incorporado a su currículo y trayectoria una experiencia tan inesperada como enriquecedora.

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Alergias

Alergias y SARS-CoV-2 Dra.

Elisa Haroun

Elisa Haroun, alergóloga del Grupo Pedro Jaén, atendió a personas con patologías alérgicas graves en el Hospital Infanta Leonor.

Elisa Haroun, alergóloga del Grupo Pedro Jaén y del Hospital Universitario Infanta Leonor, estuvo atendiendo pacientes del centro hospitalario durante las semanas de pandemia. “Se mantuvo la asistencia presencial para aquellas personas que estuvieran recibiendo tratamientos biológicos para patologías alérgicas graves, así como para el mantenimiento de la inmunoterapia. También se priorizó la realización de desensibilizaciones con quimioterápicos, así como de estudios de alergia a medicamentos que pudieran ser necesarios en caso de infectarse por SARS-CoV-2”, explica. “Además”, añade, “el alergólogo estuvo disponible y realizó atención telefónica individualizada cuando lo requiriesen”. La pandemia ha influido en el control de quienes tienen alergias. “En general, la situación de reclusión en casa ha reducido, en muchos casos, los síntomas de alergia.

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Así, a diferencia de lo que sucede en la infección por COVID-19, los síntomas de alergia al polen se recrudecen cuando el paciente está al aire libre y mejoran considerablemente en ambientes cerrados. De esta forma, durante la cuarentena el paciente alérgico puede experimentar una mejoría general de los síntomas si está cumpliendo con las medidas de confinamiento en casa”.

“Se priorizaron los estudios de alergia a medicamentos que pudieran ser necesarios en caso de infectarse por SARS-CoV-2”

Asimismo, el cumplimiento del tratamiento durante la pandemia ha demostrado ser vital para el control del asma”. “Afortunadamente”, dice, “ninguno de nuestros pacientes asmáticos que han padecido la COVID-19 ha evolucionado a insuficiencia respiratoria grave”. Los pacientes con asma tienen mayor susceptibilidad a presentar infecciones respiratorias, especialmente las que están causadas por virus, produciendo inflamación bronquial que pudiera desencadenar una crisis asmática. Por ello es muy importante reforzar el control del paciente con asma alérgico. Debe seguir el tratamiento médico y cumplir de forma estricta las medidas generales de prevención de contagio por el nuevo coronavirus. Según Elisa Haroun, en términos generales, la población todavía no diferencia del todo la sintomatología de una alergia de la que produce la infección por SARS-CoV-2.

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Diferenciación de síntomas Algún síntoma alérgico podría llegar a confundirse con los que produce la infección por coronavirus, cosa que puede causar un gran perjuicio a los pacientes alérgicos. La doctora Elisa Haroun afirma que los pacientes alérgicos no tienen más riesgo de contraer la infección por SARS-CoV-2. “En cuanto a defenderse de patógenos externos, el sistema inmunológico de estas personas funciona exactamente igual que el de una persona sin alergia”. ¿EN QUÉ SE DISTINGUE EL CUADRO alérgico de los síntomas de infección por COVID-19? “Los síntomas que pueden aparecer tras la infección por coronavirus son febrícula o fiebre, tos seca, congestión nasal, falta de aire, dolor muscular generalizado, pérdida de olfato y de gusto, dolor de cabeza, así como falta de apetito, náuseas y diarrea. Sin embargo, la sintomatología característica de la alergia al polen produce frecuentemente afectación naso-ocular (rinitis, conjuntivitis) y/o bronquial (asma)”. “Los síntomas típicos de la rinitis son estornudos repetidos, secreción acuosa por la nariz, congestión nasal y prurito nasal. También son frecuentes la somnolencia diurna, malestar general y cefalea. Los síntomas oculares (prurito, eritema y lagrimeo) acompañan frecuentemente a los síntomas nasales”. “La tos, falta de aire, autoescucha de ruidos o “pitos” en el pecho y opresión de pecho son síntomas característicos del asma. Otros síntomas que pueden presentar los pacientes con la alergia al polen son picor de oídos, paladar y garganta”.

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Ginecología

Partos sin precedentes Dra.

Virginia Engels

La ginecóloga Virginia Engels trató los casos más urgentes en el grupo Y ATENDIÓ partos en el Hospital Puerta de HIERRO. EL OBJETIVO PRIORITARIO ERA el seguimiento de las embarazadas y los alumbramientos, que exigían una gran protección en caso de que la parturienta tuviese el nuevo coronavirus. La ginecóloga Virginia Engels trata la estética y la funcionalidad genital femenina en el Grupo Pedro Jaén. Durante las semanas más duras de la pandemia, se ocupó de casos urgentes de pacientes del centro. Asimismo, también estuvo atendiendo urgencias, haciendo el seguimiento de sus pacientes embarazadas y realizando partos en el Hospital Universitario Puerta de Hierro. “El nuevo coronavirus transformó la atención ginecológica del hospital”, explica. “Se aplazó todo aquello que se podía dejar para más adelante, como revisiones periódicas y controles de problemas que podían esperar como, por ejemplo, un quiste de ovario con aspecto benigno. La actividad de quirófano programada se interrumpió”. La doctora Engels vivió los primeros partos con incertidumbre. De hecho, ningún ginecólogo en todo el mundo había tenido la oportunidad de traer bebés al mundo en unas circunstancias marcadas por la expansión de un virus causante de una enfermedad tan severo.

“En caso de que la madre estuviera contagiada, todos los sanitarios

“En caso de que la madre estuviera contagiada, todos los sanitarios que participaban en el parto debían llevar equipos de protección individual (EPI) completos. Si la madre no tenía el virus, utilizábamos la equipación habitual, consistente en bata, guantes y mascarilla”.

que participaban en el parto debían llevar equipos de protección individual (EPI) completos”

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Los ginecólogos han aprendido que las mujeres embarazadas no presentan riesgos adicionales si se contagian con el nuevo coronavirus. En todo caso, una situación de embarazo y un parto obligan a extremar todas las medidas de prevención. Muchas de


las parturientas con la enfermedad que han dado a luzdurante estas semanas eran asintomáticas. Otras, presentaban un cuadro de síntomas más serio. La doctora nos cuenta que no atendió ningún parto en que la madre tuviese una versión grave de la nueva enfermedad.

Solo con el paso del tiempo, y con muchos esfuerzos clínicos y de investigación, acabaremos conociendo el impacto de la COVID-19 en el embarazo, en el parto, en el postparto y en el desarrollo

Interrogantes de los niños y niñas Solo con el paso del tiempo, y con muchos esfuerzos clínicos y de investigación, acabaremos conociendo el impacto de la COVID-19 en el embarazo, en el parto, en el postparto y en el desarrollo de los niños y niñas. Hay muchas preguntas que todavía no se han podido contestar de forma concluyente, como por ejemplo la de si el virus se transmite de la madre al feto. Además, según la doctora Engels, “habrá que vigilar muy de cerca la relación del nuevo coronavirus con la trombosis de cara a atender a las mujeres durante el embarazo y en el momento de dar a luz. En un principio, se pensaba que el SARS-CoV-2 era fundamentalmente un virus respiratorio. El paso de las semanas nos reveló que, además, tenía implicaciones en la coagulación y en la formación de trombos. Esto representa un riesgo añadido durante la gestación y el parto, no solo por el virus, sino porque el embarazo en sí mismo ya produce alteraciones en los parámetros sanguíneos implicados en la trombosis”. CICLO MENSTRUAL La doctora atendió consultas de pacientes sobre la alteración del ciclo menstrual durante las semanas de reclusión. La situación de aislamiento en sí, y el estrés por la amenaza que representaba una pandemia, contribuyeron a desajustar el período en algunos casos. “Solo a largo plazo entenderemos el impacto de estas semanas de ruptura de la normalidad en el ciclo de muchas mujeres”. Estética y funcionalidad genital femenina En Grupo Pedro Jaén, esta especialista trata problemas asociados a la menopausia (sequedad vaginal, anorgasmia, atrofia genetal, etc.) y problemas característicos de mujeres jóvenes, como el ovario poliquístico o el acné facial de origen hormonal.

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psicologĂ­a

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El espíritu humano en tiempos de coronavirus Las dolorosas limitaciones a la socialización con las que se combate el virus de la COVID-19 PUEDEN SERVIRNOS COMO LECCIÓN. ES LA HORA DE OTORGAR MÁS VALOR A LAS RELACIONES HUMANAS Y DE PENSAR EN LAS GENERACIONES VENIDERAS. Por Manel Torrejón

Las restricciones de las relaciones sociales que ha impuesto la pandemia por el coronavirus causante de la COVID-19 nos empujan a reflexionar sobre cómo las relaciones interpersonales y del Grupo nos hacen humanos y nos han permitido evolucionar como especie. Durante millones de años, el cerebro de los homínidos ha aprendido una lección brutal: el aislamiento social es una sentencia de muerte. Y es precisamente eso, aislamiento social, lo que se nos ha exigido para poder hacer frente a una pandemia con unas tasas de mortalidad desconocidas en nuestra sociedad contemporánea. El virus SARSCoV-2 no es ni mucho menos tan letal como el contemporáneo ébola, que por fortuna no llegó a adquirir la categoría de virus global. Y tampoco se puede comparar con la peste bubónica de la Edad Media, que pudo matar hasta el 50% de la población. Ahora bien, el nuevo coronavirus no deja de ser una amenaza terrible, que lograremos doblegar gracias a la concienciación y, sobre todo, gracias a la aparición en escena de vacunas y fármacos. La paradoja del actual momento histórico es intelectualmente interesante. Y es que ahora necesitamos hacer justo lo contrario que nuestra especie ha venido haciendo durante milenios para sobrevivir. Ahora necesitamos aislarnos, separarnos los unos de los otros, rehuir el contacto social en la medida de lo posible. Podemos augurar que abrazarse, besarse en la mejilla y darse la mano, pasarán a ser gestos afectivos más restringidos a la unidad familiar.

La rápida proliferación del virus, que ni conoce fronteras, ni tampoco razas o estratos sociales, nos ha hecho tomar conciencia de que la humanidad es una gran familia

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psicología

LA FUNCIÓN BIOLÓGICA DE LA SOLEDAD La soledad es mucho más que un sentimiento. También es una señal biológica que nos impulsa a buscar la compañía de otros es una señal biológica que nos humanos, de la misma manera que el hambre nos empuja a impulsa a buscar la compañía conseguir alimento. El propósito de ganar amigos no siempre de otros humanos es fácil para todo el mundo, pero es especialmente imposible cuando las autoridades nos obligan a encerrarnos en casa o a mantener distancias de seguridad de dos metros. Durante las semanas de reclusión, la señal biológica derivada del retraimiento forzado fue dolorosamente intensa para muchos, sobre todo para aquellas personas que viven sin compañía. La soledad es mucho más

que un sentimiento: también

El coronavirus ha sacudido nuestras vidas en el momento de la historia en que más gente está viviendo sola. En España, el 25% de los hogares solo albergan a una persona, tres puntos porcentuales más que en 2009, según datos de 2018 del Instituto Nacional de Estadística. En Alemania y en los países nórdicos, ese porcentaje supera el 40%. En la capital sueca, Estocolmo, un 60% de los hogares eran habitados por una sola persona en 2012. En un mundo con tanta gente aislada, son muchos los ciudadanos que, durante las semanas de más restricción de movimientos, solo compartían espacio con otras personas (con la distancia de seguridad consabida) en las espaciadas visitas al supermercado. Mientras llenaban de víveres el carro o la cesta, algunos de estos seres solitarios seguramente fueron conscientes de cuanta calidez puede alumbrar la mirada de un extraño. Y menos mal que nos podemos mirar a los ojos, gracias a que las mascarillas no tapan esas miradas que tanto nos ayudan a expresar sentimientos y estados de ánimo cuando preferimos economizar en palabras. La pandemia quizás nos ha hecho ser conscientes de que estamos más solos de lo que nos pensábamos. O quizás nos ha hecho poner en valor a familiares, amigos, vecinos, conocidos y saludados. No sabemos qué lecciones se extraerán de toda esta crisis, pero un aprendizaje deseable y esperable sería sentir más empatía por el otro, sentirnos más cerca de las personas que nos rodean. De hecho, la rápida proliferación del virus, que ni conoce fronteras, ni tampoco razas o estratos sociales, nos ha hecho tomar conciencia de que la Humanidad es una gran familia. Y, como en todas las familias, es bueno que les vayan bien las cosas a todos sus miembros. En un mundo tan globalizado, de poco sirve contener el coronavirus en un país mientras en otro, por muy lejos que esté, la pandemia sigue activa. NECESITADOS DE CONSUELO Y DE LA ‘HORMONA DEL ABRAZO’ La Humanidad es una gran familia. Y las familias se ofrecen consuelo, una expresión de amor que desde el inicio del encierro no hemos podido poner en práctica con muchas de las personas que más apreciamos, y muy especialmente con las personas de más edad, como padres y abuelos, que son dos colectivos de riesgo. En el momento en que muchas personas necesitan como el aire que respiran unas palabras y unas miradas próximas y tranquilizadoras, resulta que tienen que resignarse a la soledad, a la ausencia (no deseada) de compañía.

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En esta coyuntura de aislamiento agravado por la incertidumbre, es cuando más echamos en falta la oxitocina, también conocida como hormona del abrazo. Esta hormona, que se libera con el contacto humano, es protagonista en momentos tan diferentes como un abrazo, un orgasmo o el acurrucamiento de un bebé en brazos de su madre. La oxitocina nos ayuda a entender por qué es tan importante una palmada en la espalda o tomar de las manos a alguien que está pasando un mal momento. Más que una hormona, parece magia, ya que nos invita a amar y a ser fieles, compasivos y amables. En sociedad somos más listos En términos evolutivos, sabemos que vivir en grupos y en sociedad nos ha permitido crecer como especie. El cerebro tiene un ancho de banda limitado para resolver problemas y regular emociones. La sociabilidad que caracteriza a la humanidad amplía ese ancho de banda. Nuestro cerebro procesa todo tipo de información de forma más eficiente en presencia de otras personas, en comparación con una situación en la que estemos solos o hablando por videollamada. Si tenemos todo esto en cuenta, la restricción de movimientos necesaria para combatir una pandemia no contribuye precisamente a expandir el caudal de nuestro cerebro. Una videoconferencia nunca será lo mismo que abrazar o coger de las manos a una persona querida. Señales para el optimismo La tecnología ha sido, sin duda, una gran aliada en estos tiempos de cuarentena. Durante las semanas de reclusión, las videollamadas nos han ayudado a teletrabajar y a estar en contacto con amigos y familiares. Al principio, probablemente abordábamos cada nueva conexión con ilusión. Sin embargo, con el tiempo, verse solo a través de pantallas acaba siendo frustrante. Las limitaciones de las videoconferencias seguro que nos han hecho valorar el diálogo presencial, el contacto visual directo, y la intimidad y la riqueza emocional de un encuentro sin webcams de por medio.

Cuando todo pase, hay que reivindicar las relaciones humanas como nunca lo hemos hecho, porque esos lazos son los que han determinado el éxito evolutivo de nuestra especie y nos han convertido en unos SERES PRIVILEGIADOS, CAPACES de amar y de compadecer, de crear y de construir

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psicología

La sociedad postindustrial a la que la COVID-19 ha atacado por sorpresa, hace ya mucho tiempo que crea problemas que los humanos del futuro no podrán solucionar

En todo caso, el auge de las relaciones virtuales proyecta algunas señales para el optimismo. Posiblemente, muchos de nosotros hemos vivido durante esta pandemia la paradoja feliz de recuperar el contacto, a través de Internet, con alguna amistad que hacía años o décadas que no estaba en nuestro radar. Asimismo, en el momento de nuestra biografía vital en que probablemente más aislados hemos estado, hemos podido reforzar la relación (virtual) con amigos y familiares. Quienes tengamos padres o tíos de edad avanzada, quizás los estamos llamando cada día para consolarlos y preocuparnos por su bienestar y necesidades.

Incluso en las redes sociales hemos podido apreciar indicios que invitan a confiar en el género humano. Hemos observado más solidaridad. Y quienes mostraban más superficialidad y más postureo, se han exhibido más auténticos, más humanos y sin filtros. Cuando todos estamos confinados en casa, unidos por el desafío que plantea la nueva enfermedad, es más sencillo lanzar mensajes desde el corazón. ¿Aprenderemos de esta experiencia extrema cuando el coronavirus deje de ser una de nuestras principales preocupaciones? A la especie humana le cuesta aprender, y muchas veces solo lo hace a base de mucho dolor y de grandes traumas. Así que ya veremos qué ocurre. Algunos expertos advierten del peligro de que algunas personas sigan recluidas cuando el riesgo se disipe. Por todo ello, hay que ser positivos y vitales, evitar que nadie se quede atrás. Y hay que reivindicar las relaciones humanas como nunca lo hemos hecho, porque esos lazos son los que han determinado el éxito evolutivo de nuestra especie y nos han convertido en unos seres privilegiados, capaces de amar y de compadecer, de crear y de construir.

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¿Un mundo feliz? Echamos de menos el apretón de manos y la conversación cercana, libre de mascarillas. Tenemos nostalgia de una forma de relacionarnos que seguramente cambiará para siempre. Pero, ¿quién dice que el modelo de sociedad pre-COVID-19 fuese perfecto? En el mundo occidental de las últimas décadas, nos hemos obsesionado con lo material y con lo tecnológico. La dimensión emocional y humana que nos trasciende ha perdido relevancia en aras de un conglomerado social más frío y pragmático. Vivimos en una sociedad avanzada que reverencia la ciencia y la tecnología y, sin embargo, a pesar de que somos tan listos, somos incomprensiblemente insensibles y solo estamos pendientes del corto plazo. Sabemos que el planeta se está consumiendo y no actuamos en consecuencia. La excusa es que las generaciones que nos sucedecerán dispondrán de más recursos y de mejores tecnologías para arreglar las cosas. Pero lo cierto es que la sociedad postindustrial a la que la COVID-19 ha atacado por sorpresa, hace ya mucho tiempo que crea problemas que los humanos del futuro no podrán solucionar. Por muy ricos e inteligentes que seamos de aquí a unas décadas, ¿cómo vamos a resolver las extinciones o la acidificación de las aguas oceánicas? Muchos fenómenos relacionados con la salud de nuestro planeta están a punto de pasar a ser irreversibles.

Desde su encierro, a través de un artículo en la revista New Yorker, el escritor de ciencia ficción Kim Stanley Robinson ha reflexionado sobre el impacto del coronavirus en nuestra civilización y en nuestra forma de pensar. En su opinión, lo que estamos viviendo es lo más cercano a una distopía que haya experimentado nuestra sociedad global contemporánea. “Estamos cambiando la percepción de nuestro lugar en la historia”, escribe. Robinson viene a decir que habrá una generación, no sabemos cuándo, que heredará un legado fraudulento, más que el planeta hospitalario, sostenible y luminoso con el que todos soñamos. “Estamos manejando una pirámide Ponzi multigeneracional”, denuncia. Curiosamente, el parón forzado a la economía a causa de la pandemia nos ha permitido ver cómo sería una sociedad más responsable y más verde. Tras solo unas semanas de menor actividad, los ríos y los mares respiran mucho mejor. Sea como sea, quizá estemos viviendo una experiencia que estimule a los economistas y a otros expertos a dar con las claves que faciliten el hallazgo de nuevos equilibrios, con los que desmontar a tiempo esa pirámide Ponzi sobre la que alerta Robinson. De nosotros depende que no cuelgue una espada de Damocles sobre los ciudadanos del futuro.

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Curiosamente, el parón forzado a la economía a causa de la pandemia nos ha permitido ver cómo sería una sociedad más responsable y más verde

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