Opúsculo NWTY

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Ramóóon Buenaventura

NWTY No Working Title Yet- todavía sin título de trabajo (pero trata de cómo se ordena la vida, es decir del desorden bellísimo de la memoria y el presente, de Tánger la mágica, de Tánger la vieja, del largo y a veces gozoso destierro madrileño, de la terrible Hispania, de tú, de nosotros, de yo, de la santidad del sexo)

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Potencia de la literatur

Diseño de cubierta: Elsa Suárez Girard Fotografía de cubierta: Angelika Steiner


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Todo empieza cuando RB, el narrador, recién alista sorprendentes «solicitudes de amistad» de algunos invitándolo a utilizar el avatar que ellos —a las órd principal de sus novelas anteriores— le han cread Alqadima 1.0 - Los juegos de la memoria. Allí le a demás personajes, exigiendo con ansia que vuelva que cuente, como ejercicio y muestra de amor en la y Márgaret y Araceli y Farasha y la Triple Alianza qu

El avatar del narrador, encerrado en su habitación n es su memoria adolescente del Tánger Internacion



Segunda portada:

deslicia deslicia. f. 1. Placer recíproco que ocasionan los órganos sexuales al deslizarse juntos. 2. Aquello que causa deslicia. deslicioso, a. 1. adj. Capaz de causar deslicia, muy agradable o ameno.

Dibujo de Angelika Steiner a partir de la foto : Márgaret en julio de 1957, a los dieciséis años sin cumplir, durante la célebre excursión al Bosque Diplomático, cuando Rafael y ella fueron a dar una vuelta por las arboledas interiores, lejos de los demás. Célebre, la excursión ( contada en El año que viene en Tánger ), porque es el origen y causa y excusa de este grupo de libros, es decir de las novelas : Tal vez vivir ( inédita e impublicable ) Ejemplo de la dueña tornadiza ( 1981 ) El año que viene en Tánger ( 1998 ) El corazón antiguo ( 2001 ) El último negro ( 2005 )


Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece penas de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización.

© Ramón Buenaventura © Alianza Editorial, S. A., Madrid, 2012 Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 Madrid; teléf. 913938888 www.alianzaeditorial.es ISBN: 978-84-206-4854-X Depósito legal: M. xxxxxx-2012 Composición: Grupo Anaya Printed in Spain Si quiere recibir iNformacióN periódica Sobre laS NovedadeS de aliaNza ediTorial, eNvíe uN correo elecTróNico a la direccióN:

alianzaeditorial@anaya.es


I don’t use heroes, and I don’t write novels. I am the hero, and the book is myself. Henry Miller

Entramos en N W T Y



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CóMo EMPEzó Todo EsTE EMbRollo

Toda esta parte del embrollo, la parte de letras y Letras, empezó a las pocas semanas de que Ramón Buenaventura [ lo abreviaremos a RB, en lo sucesivo ] se alistase en su segunda o tercera red social. Las redes sociales estaban entonces —2008— en sus enredesados prolegómenos, y luego crecieron como virus asilvestrados, y puede que sigan existiendo por un tiempo ( si acaso el tiempo se sigue denominando tiempo en internet ), tras refocilarse en todos los máximos, mientras no llegue algo más atractivo para o mejor vendido a los usuarios que las sustituya y extirpe de nuestra volandera memoria ( muy bien podría ser que cuando se publique / si se publica este libro ya no medren, porque la velocidad de sustitución fenoménica de la red es eso, fenomenal ) ::: Las redes sociales ( bis ) son o eran servicios en red por cuyo intermedio los usuarios se hacían detectables para los demás usuarios, y los enrolados más o menos enrollados se buscaban entre sí, tratando de localizar exes de todos los pelajes o tribus : amigos, amores, compañeros de clase, meros conocidos ( hablamos de los usuarios vejancones, los que rebañamos la memoria porque ya no nos queda mucho presente en el plato ( quienes tenemos, y no por gusto, mucho más pasado que futuro en las puntas del presente ) ), o donde los usuarios ( juvénculos ) se mantenían en irreal contacto, para no verse expulsados aún de la juventud,

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contándose unos a otros, desde cada vez más lejos, lo que iban haciendo mira-mira-mira ; quienes tenían la suerte de estar haciendo algo ; no muchos, en esta Era del Trabajador Innecesario. RB recibió diversas « solicitudes de amistad » ( avisos de que alguien quería ser amigo suyo en esa red social ) y fue validándolas todas, pensando que en estos tinglados se entra o no se entra, pero que es absurdo arrinconarse en plan mojigato o exquisito o despreciativo del mundo y sus pomposas pómporas.

➠ Según el Diccionario de la Real Academia Española la palabra « pómpora » no existe. Alguien tendría que habérselo advertido a mi madre, que la utilizó toda su vida. Y, sin embargo, existe, créanme : los bebés hacen pómporas con la babita ; y qué potencia expresiva habría tenido « pómpora inmobiliaria », en vez de « burbuja inmobiliaria » [RB]. ➠ Una noche, casi abocetada el alba en las ventanas, cuando iba a achantarle las pantallas al PC, le entró a RB una solicitud con dosis y media de perplejidad añadida : Adalberto Benrabiza Choznodaifa quería ser amigo suyo. Adalberto Benrabiza Choznodaifa… No era concebible que alguno de los pocos lectores que habían tenido acceso a los primeros capítulos de Anónimo madrileño

➠ Hablamos de un libro malogrado, que estuvo más o menos a punto de escribirse y publicarse, pero que no llegó a ser [RB]. Más adelante, cuando toque, rescataremos algunos fragmentos ( de los 14


pocos no extraviados por JM ), así como .➠ el esquema de la obra pudiera recordar ese nombre y hubiera alumbrado la ideoide de gastarle una broma a RB con una herramienta tan chata y tan roma ; pero qué otra explicación aducirse. Adjuntó un mensaje a la aceptación de solicitud : « ¿ Sabes lo que significa tu nombre ? ». Y se fue a la cama. A la encendida siguiente de la computadora estaba esperándole la respuesta : Lo sé, don Ramón, lo sé : significa Benrabiza = hijo de ramera • Choznodaifa = tataranieto de ramera. Una ocurrencia que tuvo usted, así, por las buenas, traída por los sinónimos de puta que había cosechado, años atrás, en su gozosa lectura de La lozana andaluza ; y de la que seguramente se habría arrepentido, para bautizarme de otra guisa, si la novela hubiera llegado a escribirse y luego publicarse, para mi bien, es decir mi correcto nacimiento. Suyo afectísimo Adalberto A la vez y en tromba bítica bit bit bit llegaron otras muchas solicitudes de amistad. La última era de

LEÓN AULAGA ➠ Protagonista de la novela de RB El año que viene en Tánger ; también aparece, con menos papel, en El corazón antiguo y El úl]. ➠ timo negro [ y venía con un mensaje : « Estamos organizando una quedada en Tancha Alqadima 1.0. Los juegos de la memoria ). Apúntate. Te hemos creado un avatar (

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➠ Avatar. De Wikipedia : En Internet y otras tecnologías de comunicación modernas, se denomina avatar a una representación gráfica, generalmente humana, que se asocia a un usuario para su identificación. Los avatares pueden ser fotografías o dibujos artísticos, y algunas tecnologías permiten el uso de representaciones tridimensionales. Está muchísimo mejor explicado en la versión inglesa, de modo que la añado para anglolectores : In computing, an avatar is the graphical representation of the user or the user’s alter ego or character. It may take either a three-dimensional form, as in games or virtual worlds, or a two-dimensional form as an icon in Internet forums and other online communities. [RB]. ➠ a partir de una foto playera tuya que he encontrado por ahí, ya sabes, en la impepinable caja vieja que todos utilizamos para esos menesteres almaceneros. Ánimo. Otros pasaron por esto, por la interacción con sus personajes, antes que tú. Pirandello. Unamuno. Qué nivel. » RB tomó la única decisión que su brava curiosidad le permitía tomar, es decir que siguió la ¿ broma ?, se apuntó en Tancha Alqadima 1.0. Los juegos de la memoria y asumió su avatar. Se halló de súbito en la playa, con viento en el pelo, con sol en los ojos amusgados, con la mirada en distancias allende la memoria.

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Tancha Alqadima 1.0. Los juegos de la memoria ( que a partir de ahora abreviaremos a Tancha Alqadima ) es el

logotipo de este espacio virtual creado por un equipo de especialistas muy bien remunerados, a las órdenes de León Aulaga. NoTA PARA TANgERINos vIEjos Y NuEvos

El lector alienígeno puede saltársela tranquilamente : A los tangerinos no marroquíes, que solemos ignorar rigurosamente el idioma del terruño, nos encanta utilizar el gentilicio árabe de nuestra ciudad. Lo malo, para los españoles, es que en el nombre ), y, por tanto, de nuestra ciudad ( también en su gentilicio, hay un sonido que no existe en castellano : el que se representa en árabe mediante la letra ‫ج‬ y —por ejemplo— en francés mediante la jota. No disponemos, pues, de un modo exacto de transliterar nuestro topónimo al idioma de la Cruz y la Espada. Y lo que hacemos, normalmente, es recurrir a la y griega, cuyo sonido consonántico, sobre todo en boca argentina, se aproxima algo al ‫ج‬. suele ser Así, en consecuencia, Tanya, para los españoles que quieren transliterarlo. León Aulaga y yo consideramos, no 17


obstante, que no debemos utilizar semejante transcripción, para evitar que 99 de cada 100 lectores no avezados en temas tangerinos, por no decir 999 de cada 1.000 ( quizá no llegue a tantos este libro ), pronuncien tania, tomándolo quizá por el nombre artístico de alguna vedete kazaja. De hecho, los expertos reconocen que la equivalencia y=‫ ج‬solo funciona adecuadamente cuando está claro que la y no es vocálica. Yibuti no se presta a error. La palabra hay, en cambio, se pronunciaría ai, lo cual no se parece ni de lejos al original. En estos casos se propone la solución de transliterar el ‫ ج‬por ch. Hach —y no hay— será el musulmán que ha estado en La Meca. León y yo proponemos Tancha para la ciudad y tanchaui para los nacidos en ella. ( Y nos quedamos con las ganas de afirmar que, realmente, deberíamos transliterar por ch en todos los casos, porque el sonido /ch/ se parece bastante más al sonido del ‫ ج‬que el variable y casi caprichoso sonido que nuestra y griega representa. ) ( Añadamos que Alberto Gómez Font, director actual del Instituto Cervantes de Rabat, y arabista, ha tenido la amabilidad de dejarnos leer trabajos suyos que nos dan la razón, al menos en lo tocante a la por Tancha. ) transliteración de Según la norma DIN 31665 ( sí, 18


estas cosas existen ), podríamos haber puesto Tanˇga, pero entonces muchos lectores habrían pronunciado « tanga », alejándose desconsoladora y playeramente del sonido auténtico de la palabra… [RB]. ➠

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sECuEsTRo EN hAbITACIóN NATAl CoN bAñERA

Bella es la playa enorme enorme • falsa / suave ➠ tan quieta modosa la arena en día de poniente [ con levante muerde como miles de mínimas avispas sañudas ] • algo me está engañando • veo mi cuerpo desde lo alto perspectiva imposible sin lisérgico y no es mi cuerpo o no es el cuerpo de ahora ➠ es antes : dieciocho recién cumplidos julio 1958 calculo •• Llevo además un calzón a cuadros rojos y negros, un meyba que ni siquiera recordaba haber tenido • se me esculpen los abdominales duros • pelo muy corto o mucho más corto que ahora sin la coleta desde luego • la nariz quemada y pelada como todos los veranos aquellos veranos •• Estoy en la playa de Tánger ( Punta Malabata a la derecha Este, el puerto a la izquierda Oeste, la costa española al fondo Norte = Europa : con poniente se muestran los arenales de Tarifa como si el Estrecho fuera un amable lago artificial con juncos y cisnes, y lo de enfrente una urbanización tentadora ) •• Si miro hacia la izquierda veo a mi madre con su bañador negro ( no sé si era el mismo todos los veranos o de vez en cuando se compraba uno nuevo, igual ), restregando de toalla a mi hermana recién regresada del agua con su bañador nido de abeja de aquel año • a unos metros está Juanita Dassoy y a otros metros está Claudine Dumesnil, la madre de León, ambas con su dos piezas, rosa la una, blanco la otra • Ahora sé que Marilyn Monroe lució un dos piezas igual en una foto pero

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entonces no podía saberlo • ¿ Dónde está la panda de mis amigos, que debería completar el espejismo ? —¿ Qué le parece a usted su avatar, don Ramón ? —me pregunta un individuo que me ha crecido a la derecha #efecto especial# : vestido de calle, con un terno de tela tornasolada, honkongués sin duda, pantalones estrechos ceñidos por los muslos, enanchados por los tobillos pata de elefante • chaqueta corta respingona • prominente el trasero musculoso —está de perfil a mí— y una corbata negra, de tira, con topitos amarillos ( son moscas ).

➠ Recordemos ( es broma, lo de recordar ) que en Anónimo madrileño —véase más adelante, cuando toque— hay una invasión de insectos extraterrestres que tratan de dominar a los hombres mediante un arma imbatible : un ejército de ladillas metálicas artificiales cuyo pinchazo desencadena en el pinchado un invencible amor a los insectos [RB]. ➠ —No sé quién es usted —le digo, sin humor, sin ganas de humor. —Adalberto Benrabiza Choznodaifa. Le sonará el nombrecito. Ya hemos tratado el asunto en la red social. —Me suena el nombrecito, sí ; y me dice algo : que tú no existes, por ejemplo, y que ya me estás explicando lo que ocurre. —Soy, quizá, su personaje más frustrado, querido jefe, por no decir querido Dios Todopoderoso o, más vesánico que yhwh. el mismísimo Veamos. Tengo dieciocho años, de modo que en lugar de sentarme lenta y difícil y dolorosamente en la arena, como

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tendría que hacer ahora, suponiendo que pudiese ( no creo, en realidad ), me dejo caer hacia atrás y quedo comodísimo, con las rodillas subidas y los antebrazos en ellas apoyados. Cuelga de mi muñeca derecha la esclava de plata con mi nombre. ¿ Tenía entonces más pelo en las piernas que ahora ? ¿ Más vello en los brazos ? Más rubio por el sol estoy moreno espectacular, ya nadie se pone así de moreno, hoy en día. Levanto los ojos para mirar a Adalberto B. Ch., cuyo aspecto cambia, todo él vestimenta rostro color del pelo, de los ojos —ya lo había observado antes— cada pocos segundos. Está sin describir. Se lo digo : —Estás sin describir. —Ciertamente, don Ramón : sin describir. Me dejó usted en la página 80 sin haber aplicado más allá de dos adjetivos a mi físico : « apolíneo » y, perdóneme la manera de señalar, « falilongo ». Ambos ocurren en la página 3, cuando estoy haciendo ejercicios con mis aparatos somascéticos. Así los llama usted, no querrá negármelo. —Somascéticos, sí : una palabra muy propia de aquella época mía ; ahora mismo no recuerdo de dónde la saqué. En alguna parte la tendré apuntada, pero quién encuentra qué, a estas alturas, ni en los papeles ni en los archivos del disco duro ni en la memoria natural. Hace veintiséis años, creo. Varias veces intenté seguir con la escritura… —Bueno —interrumpió Adalberto— : intentar, intentar, lo que se llama intentar… Exagera usted. Digamos que lo pensó con alguna intensidad algún rato suelto. Se desanimó mucho cuando JM le perdió las ochenta y tantas páginas que llevaba escritas, y ya no logró ponerse a ello de nuevo. ¿ Recuerda ? Me levanté de un brinco. Qué agilidad, Dios, qué agilidad. Me apetecía lo que ahora casi jamás me apetece : el movimiento enérgico, con los músculos violentos y retozones : correr hacia la arena húmeda, meterme sin frenar en el agua, zambullirme con imprudencia juvenil contra la primera ola,

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con un palmo de profundidad, nadar hasta la balsa. Era imposible que en una realidad virtual diseñada a la orden de León Aulaga no estuvieran allí algunas de las francesas tangerinas de entonces, con sus biquinis, lanzándose desde el trampolín, subiéndose al maderamen con la entrepierna de la braga chorreando mar pariendo mar a chorros, Afroditas contrarias. Adalberto tendría que buscarse un bañador para seguirme. Adalberto me siguió tranquilamente, mientras yo nadaba : trajeado y andando sobre las aguas quietas. Repitió su pregunta nada más auparme yo a la balsa, que estaba abarrotada de muslos y de ombligos y de cabezas mojadas y de espaldas morenas resplandecientes. Un muchacho muy parecido a Federico Domingo lucía un manojo de algas marrones por cabellera, riendo a carcajadas atlánticas. Sí, era Federico. Me senté en el borde y mi personaje permaneció frente a mí, de pie encima del agua, balanceado por las olitas que también mecían la balsa. Repitió su pregunta : —¿ Recuerda aquello, don Ramón ? —En el tiempo en que estamos ahora mismo todo el mundo me llamaba Monchito. —Ya, bueno, cómo quiere usted que yo conozca esas intimidades de su memoria. —Recuerdo, en efecto, que le presté el original a JM, cometiendo el tremendo error de no hacer copia antes. Era una cena en mi casa, solo tenía un ejemplar mecanografiado… Me entró un ataque de optimismo enoinducido ( vinoso, quiero decir ) y le dejé los papeles, ochenta y tantas páginas de las que casi nada queda, porque luego JM negó que se las hubiera prestado, a pesar de que varios testigos confirma-

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ban… Apuntes sueltos y un resumen del argumento. Qué más da. Ya no tiene arreglo. —Ha de tenerlo. Yo era el prota, el mandamás, el baranda de la historia. Y aquí estoy, sin esperanza de llegar a ser completo. Una tragedia, para mí, como sin duda comprenderá. —Sin duda comprendo, sí. —Bah. Nadie parecía verlo. Quiero decir que los demás pasajeros saltarines o sedentes de la balsa no me miraban asombrados, no se daban cuenta de que estaba hablando con un señor nonato y horteroso que no era Jesucristo y que sin embargo se sostenía sobre las aguas como un tentetieso de corcho o una boya de estatura humana. Adalberto, que ahora estaba completamente desnudo ( « falilongo » lo llamaba, en efecto, en el capítulo primero, creo ; y sí ), trazó un ademán de impotencia. Luego señaló hacia atrás y de pronto se juntó tras él, en triángulo, una formación de cuerpos, todos ellos en cuero, también. —Mire atentamente —me pidió, por no decir que me ordenó, lo cual sería impropio de un personaje inédito como él. Era un pelotón acuático de gente inventada por mí. Lo capitaneaba León Aulaga, tostadísimo, aunque no integral : resaltaba en blanco puro la parte que normalmente protegía el bañador ; pene normalito, más o menos como lo habría yo imaginado desnudo si me hubiese molestado en imaginarlo alguna ociosa vez. Apartó a Benrabiza y se me plantó delante, tapando casi todo el fotograma : —Bueno, esta es tu gente, Ramuncho [ como ya se señaló en El año que viene en Tánger, León es el único habitante de este planeta que me llama así ]. Ahí los tienes a todos, paralizados, esperando que a ti te dé la gana. —La gana ¿ de qué ? Ahora estaba yo solo en la balsa, con mi caterva de falsos hijos desplegada delante, sobre la lisura del viento poniente.

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—La puñetera gana de escribir. —Pues que no contengan la respiración mientras esperan —maltraduje del inglés, como respuesta. —Ya. Tienes que hacer algo. Aunque no vamos a dejarte opción, en realidad. Lo traemos todo decidido. Hay una historia que tendrás que añadir. —Una historia. —Una historia. La de Rafa Bipérez y su tierna hermana Márgaret. Tardé en despejar la neblina que cubría la no vasta zona de mi memoria en que viven Rafa y Márgaret Bipérez. Al fin dije : —¿ Qué interés puede tener la historia de Rafa y Márgaret Bipérez para nadie ? León se sentó a mi lado en el borde de la balsa, también con los pies en el agua. Eché un vistazo al resto de la tribu en formación triangular. Pablo, Rodrigo, Ihintza, Adriano, Carmen, Élodie, la Pinfanita, incluso Angelika —hizo cameos en El año que viene en Tánger y en El último negro—. Lástima de foto general que podría haber tomado. Quizá la realidad virtual pueda fotografiarse con una cámara digital, ¿ no ? También personajes que tenía casi totalmente tachados del recuerdo : Juan Ramón Huarte, Carlos Fenchaca, Sue la Yanqui, Bartolomé del Huerto, Arantza, Rifi, Sophie, la malagueña aquella, la mulata, como se llamara […]. —Quizá no la conozcas bien. Es una historia muy actual. La última frontera del amor. Ha sido la primera vez en todos estos años que he oído de León Aulaga un sintagma tan manido. —Supongamos que sea la última frontera del amor —le contesté, sin comentario—. La pregunta siguiente es : ¿ cuándo me ha interesado a mí semejante topicazo ? —Nunca, eso es cierto. Creo. Pero nos interesa a nosotros, y nosotros mandamos.

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—Vosotros mandáis. —Sí. Hemos creado una comisión. La Comisión Que Va a Antequera, la llamamos. La presido yo y sus integrantes son todos estos personajes.

➠ Se refiere a un anuncio que cantaban mi madre y mi padre ( no a coro : cada uno por su lado y con su propio mal oído ), seguramente de los años 30 : Dumond, Santos Dumond, / ha inventado un globo / que piensa dirigirlo con aire solo. / Baja, Dumond, que aquí te espera / la comisión que va a Antequera. / Que vaya pa donde quiera / que yo no pienso bajar / pues voy a dirigirme al Salón Lido a bailar. Qué sería el Salón Lido de Tánger y dónde estaría. ( Observemos que Santos Dumond, a quien los brasileños, sus paisanos, consideran padre de la aviación, quizá fuera el primero en volar en un aparato más pesado que el aire, pero no inventó ningún globo : utilizaba los ideados por los Montgolfier en el siglo xviii. ) [RB] ➠ —Tantos. —Aquí todo el mundo hace lo que yo digo. Estamos en mi territorio virtual. —Ya. —Es decir en el territorio virtual de Tancha Alqadima, que, como ya te dije en mi mensaje electrónico, es una reproducción exacta, solo que sin fronteras terrestres, de nuestro Tánger, la Ciudad Internacional de mediados de los años 50 en que fuimos felices, pensando que en ella seríamos felices el futuro entero. —¿ Qué disparate me estás montando ?

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—Como ya sabes, mi equipo técnico ha preparado avatares para todos, hackeando fotos antiguas de vuestras computadoras, en el caso de las personas reales, y a partir de la pura imaginación, en el caso de tus personajes. Hay que reconocer que algunos nos han salido redondos. Échale un vistazo a Carmen, por ejemplo… Y nuestro Tánger, pues ahí está. Entero. Mira.

➠ Carmen : coprotagonista de Ejem-

plo de la dueña tornadiza, repetida en El corazón antiguo. Nunca se lo había contado a nadie, pero durante todo el tiempo que pasé redactando la primera de las dos novelas, es decir durante la creación inicial del personaje, tuve por modelo físico un anuncio que Kodak instalaba en los puntos de venta, la silueta troquelada en cartón piedra, tamaño natural, de una chica trigueña con los ojos kodachrómicamente azules, muy sonrisueña y muy simpática ( solo las americanas saben salir así de simpáticas en las fotos ) ( las latinas yanquizadas lo intentan, pero se les traslucen las ganas de agradar al jefe, la sumisión ), con un biquini de monja seglar. La Carmen que ahora me presentaba el equipo de León era, inverosímilmente, esa muchacha del anuncio [RB]. ➠

Miro : me pasa por delante, en 3D y a todo color, en pantallón de aire, esférico y sin distorsión óptica, un recorrido completo por nuestra ciudad. Yendo yo en mi moto, además. La vieja Puch que tanto amé. Cielos. Qué pequeñito todo. Cuestión de cinco o diez minutos. El Charf apenas urbani-

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zado de nuestra época, todavía con el gigante Anteo enterrado dentro, con los restos del arca de Noé pudriéndose al sol desde hacía miles de años. Los arenales de más allá de la Plaza de las Naciones, sin edificios ni hoteles ni lujos ni turismo. Frente al Instituto Español no se alza la tremenda mezquita que levantaron los hijos del Profeta, hace años, sobre el terreno de las ¿ falsas ? ruinas romanas. Por la pequeña puerta lateral del Instituto ( izquierda del espectador ) sale mi clase de PreUniversitario, completa, menos yo. Yo ando unos metros por delante, con Ewa Michalak. Y más tarde, cuando paso por mi casa de Rembrandt 19, veo a mi hermana Lury en la acera, paseando al Negro. Con la trenca marrón de la foto. Los avatares lloran. —Vale, sí. Una obra maestra —le reconozco a León, cuando me encuentro de nuevo sentado en la balsa—. Una obra maestra. Sin duda. —Ya puedes imaginarte lo que me habrá costado. —Me da igual. No tienes manera de obligarme a escribir. —Sí tengo. Observa. ¡ Birlibirloque ! Estoy en la habitación en que nací, en el número 41 de la calle Holanda. La cama donde —en el largo periodo forzoso de postración, por una enfermedad pulmonar que a estas alturas nadie ha sabido explicarme aún, pero que me curaron a fuerza de carísima penicilina— leí todos los cuadernos de El guerrero del antifaz, todos los Billiken argentinos, todos los Pequeño Sherif, todas las Aventuras del FBI, etc. La enorme bañera que mis abuelos habían instalado contra la pared derecha, sobre cuatro patas de animal mitológico, con su asiento de madera cuyas asas metálicas ajustaban en los bordes, la ventana al jardín. Hay algo anacrónico : mi mesa de trabajo, mi ordenador, mis dos monitores, mis diversos discos duros externos, todo ( menos el teléfono ). —Estás secuestrado. De aquí no vas a moverte mientras no tengamos un mínimo de doscientos folios cubiertos. Canti-

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dad suficiente para garantizar, dentro de lo posible, tratándose de ti, la continuidad. Te ayudaremos, eso sí. Tienes conexión a internet, con la banda más ancha que el Orinoco, me dicen los técnicos, para mayor disfrute. Y, como sabes mejor que yo, en tus discos están todos los documentos que puedas necesitar. O sea que. Ponte a ello. ¡ Ial-la !

➠ Los narradores suelen quejarse de la propensión que /a veces/ tienen sus personajes a sacar los pies del plato /desmadrarse/ e incumplir las órdenes, explícitas o no, bien dadas o no /esa es otra/ de su jefe, es decir del AuToR. Bah : no se lo crean : nos encanta ; somos gente que no sabe dar órdenes, los escritores ; si supiéramos, no escribiríamos : mandaríamos escribir ( como ya demostró Rodrigo Díez del Canchal en El último negro ). Sujeto-verbo-predicado. ¡ Mar ! Undos, un-dos, un-dos [RB]. Chorrada mamancona, mi querido RB : si los escritores no mandan es porque no los dejan, y si no los dejan es porque a nadie en su sano juicio se le ocurre otorgar poder a personas tan bamboleantes [LA]. Y ¿ de dónde te has sacado tú la palabra « mamancona » ? [RB]. Te suena « que el alma se me ponga mamancona / y el cerebro cellenco ? » [LA]. ¡ Dios ! Me has leído. Por cierto que « cellenco » define con cruel precisión mi 29


estado actual, cuando no llevo el avatar puesto [RB]. ➠ Resumiendo : Unos cuantos personajes encorajinados se atrincheran en la ciudad virtual de Tancha Alqadima, costeada por León Aulaga, y secuestran a RB para obligarlo a escribir una novela que él, por motivos indiscernibles ( no excluyamos la noción de su propia decadencia ), no escribe. RB, forzado, se ocupará de la redacción, pero algunos colaboradores añadirán comentarios al texto cuando lo consideren pertinente, marcando el terreno con sus iniciales. Los comentarios colectivos se seña, léase « Ojo de Dios », « Narralarán dor Omnisciente ». [RB] = Ramón Buenaventura, narrador. [LA] = León Aulaga, patrocinador. Protagonista de El año que viene en Tánger y presente en todas las demás novelas. [PHU] = Pablo Huarte Udkini, de Ejemplo de la dueña tornadiza y El corazón antiguo. [IvLA] = Ihintza van Leuven Arrigorriaga, de El último negro. ➠ —¿ Estás escribiendo ya ? —Sí, León, sí : estoy escribiendo ya. Pasa página.

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Deslicias 01 Revelación en ángulo pequeño

Vivimos para ir olvidando, tranquilamente, la vida • El presente es una sensación instantánea que apenas deja muesca en la memoria, o casi nunca • Al final, y más allá del final, alguien ha de ocuparse de recordar por nosotros. Mirar no es vivir ( se le parece ) ( ¡ tanto ! ) ; lo que Rafael Pérez y Perez ➠ Pérez con tilde, por el padre, y Perez sin tilde ( y pronunciado Peres, a la british ), por la madre, que era de Gibraltar, antiespañola como solo puede serlo una llanita de sangre española, ansiosa de borrarse hasta de los genes la mancha andaluza ( afirmaba rotundamente que su Pérez no venía de España, sino del Peretz hebreo ). De ahí que escribiera su apellido sin tilde y que literalmente obligara al funcionario del consulado español a respetar su deseo, cuando fueron a inscribir al niño ( antes habían pasado ya por el consulado británico : first things first, faltaría más ) : cuatro gritos bien puestos pueden superar la resistencia de cualquier plumilla [RB]. ➠

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vio miró el primero de julio de 1954 el día en que cumplía los catorce años, con la reválida de cuarto recién aprobada, con un bañador Jantzen negro descolorido ala de mosca • feo = elección e imposición de su madre ( el último que le impuso ) • pegado al cuerpo marcándole los salientes más de lo que a él le parecía cabal • paseando por la zona de arena húmeda de la playa de Tánger ::: fue una niña morena de unos cinco años, desnuda, sentada al borde de un agujero que sin duda ella misma había cavado, con las piernas estiradas y los muslos muy abiertos, separándose los pequeños labios de la pequeña vagina quizá para arrancarse la arena, con la cabeza muy agachada hacia delante, tratando de inspeccionar la zona objeto de su atención higiénica. Se le quedó la mirada, a Rafael, en el vértice de aquellos muslos delgaditos, casi sin carne, y en los rizados pliegues labiales, y la niña levantó de pronto la cabeza, porque la llamaba ¿ su madre ? ( ¡ Farasha ! ¡ Venga, que nos vamos ! ¡ Ven que te vista ! ¡ Farasha ! ) y él disimuló como pudo, y los ojos se le quedaron para siempre hundidos en sus ojos : negros, profundos, mucho más hondos que cualquier vagina, infantil o adulta. Había perdido la noción del tiempo y del lugar cuando una pelota de tenis vino a pegarle en pleno Jantzen, entre ambos testículos, obligándolo a concentrarse en las duras realidades de la vida y a seguir paseando encogido en dirección al extremo portuario de la playa que nunca frecuentábamos. Como si nada hubiera ocurrido. Sí que había ocurrido. Jamás olvidaría aquel extraño nombre. Farasha. Mariposa.

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Lo que vivió miró luego, entre ese primero de julio de 1954 y el primero de julio de 1974, veinte años después, no fue para hacerle olvidar aquellos plieguecillos de carne cruda, aquella hendija medio abierta, aquellos ojos abismales. Hizo miró unas cosas y le ocurrieron otras, eso sí :

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Las vidas suelen acabar sin que a sus protagonistas o dueños o ejecutores se nos haya ocurrido qué título ponerles ; ni siquiera un título de trabajo. A esta novela le ocurre, pues, lo mismo que a tantísimas vidas: no tiene título de trabajo. En inglés queda menos cruel, sin embargo: No Working Title Yet (todavía sin título de trabajo),

NWTY

(podría pronunciarse nuty) Todo empieza cuando RB, el narrador, recién alistado en una red social, recibe sorprendentes «solicitudes de amistad» de algunos de sus propios personajes literarios, invitándolo a utilizar el avatar que ellos —a las órdenes de León Aulaga, el protagonista principal de sus novelas anteriores— le han creado en el territorio virtual de Tancha Alqadima 1.0 - Los juegos de la memoria. Allí le aguardan, no muy cariñosos, los demás personajes, exigiendo con ansia que vuelva a escribir, que los reviva a ellos y que cuente, como ejercicio y muestra de amor en las fronteras, la historia de Rafael y Márgaret y Araceli y Farasha y la Triple Alianza que luego fue Cuádruple. El avatar del narrador, encerrado en su habitación natal tangerina, obedece y escribe: es su memoria adolescente del Tánger Internacional (amores y veranos y sexos para siempre), pero también su memoria del futuro ya casi vivido, de lo que habrá de suceder, de cómo se reconstruye un paraíso habitable. NWTY recupera la noción de novela en un siglo XXI que parece negarla: que el lector se asome a un abismo gozoso, a una deslicia de cuyo disfrute conviene quizá avergonzarse, porque la vergüenza aumenta al placer en los seres libres. Relato total de una época ilustrado por el sexo, NWTY no es una evocación nostálgica del pasado, sino su reinvención desde el presente corrupto y virtual que estamos viviendo. Y también la asechanza de la vejez, de la enfermedad; las «carcajadas del destino» que remueven toda certeza de los planes urdidos y deseados. Potencia de la literatura que crea y recrea la vida.

9323851 I S B N 978-84-206-7570-1 3472404

alianza Literaria

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788420 675701


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