Go Mag #125 Octubre 2011

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discos

La selección Jäger

discos Justice “Audio, video, disco”

Disfruta de un consumo responsable 35o

ED BANGER-BECAUSE / WARNER

Release The Beast

Hair techno. Si descontamos las farras que se han pegado a lo largo de todo el planeta, lo abultado de sus cuentas corrientes y los muchos caprichos que se gastan. Si descontamos la buena vida, es decir, ser Justice ahora mismo tiene que ser un auténtico coñazo. Y es que “Audio, video, disco” es, más que un disco, un encaje de bolillos con el que el dúo francés tiene que satisfacer a todos los agentes implicados. A ellos mismos, que ya les toca intentar convertirse en algo más que la versión burra de los Daft Punk del “Discovery”. A sus jefes en Ed Banger y (sobre todo) Warner, que a fin de cuentas el disco de la cruz vendió decenas de miles de copias, y no es plan de matar a la gallina de los huevos de oro con veleidades experimentales. Y a sus fans, esa gran masa que, en general, se conforma con que las cosas no cambien demasiado. Precisamente para conservar a estos últimos parece diseñada la primera parte de “Audio, video, disco”, que enlaza “Horsepower” y la ya conocida “Civilization”, dos pepinos que encajan de pleno en la estética Justice (bajos a punto de reventar el altavoz, riffs rockeros, melodías pegajosas), y sigue con “Ohio”, una canción pop de estructura redonda. Pura concesión antes de pasar a “Canon” y descubrir la verdad: que la inspiración de Gaspard Augé y

Xavier de Rosnay reside ahora mismo en el hair rock de los ochenta, ese jevi de peluquería que llenaba las radiofórmulas y las carpetas de las colegialas en la época, y que estalla con toda su (ejem) gloria en “Brianvision”, un nada disimulado homenaje a Brian May, “Parade” y “New lands”, tres temas que podrían haber firmado perfectamente Poison o Van Halen. El desaguisado se arregla al final, con un “Helix” que vuelve a tirar de épica y, sobre todo, con “Audio, video, disco”, que cierra el viaje anclado a un estribillo que es puro pegamento. Pero en el aire queda la sensación de estar ante un disco muy irregular, que alterna su buena dosis de hits con una estética pasada de rosca y decididamente hortera. Estética a la que cuesta trabajo buscarle los motivos, y que parece diseñada, por un lado, para alejarles de toda la pléyade de imitadores, que tendrán que pringarse de grasa si quieren perseguirles en esta aventura. Y por otro, para acercarles aún más a Daft Punk, que emprendieron un giro estético muy parecido en “Human after all”; un disco, por cierto, que no se atreven a defender ni los fans más acérrimos de la pareja. Quién sabe, hasta es posible que en el fondo Justice sean unos visionarios, y nosotros sin enterarnos. Vidal Romero

do “Your hands around my throat” de “Scorpio rising”—. Una vuelta al ruedo digna, pero sin la frescura añeja. Alberto Vidal

dentro del espectro de la música electrónica. Alberto Vidal A Winged History For The Sullen “A Winged History For The Sullen”

Autra “Feel it break”

ERASED TAPES — IMPORT

DOMINO / PIAS

Alva Noto “Univrs” Raster Noton — Import Minimalismo post-digital. Ya no es noticia que Carsten Nicolai ha cesado en rehuir de la melodía y el ritmo. Tanto en sus últimos trabajos bajo el seudónimo de Alva Noto como en sus colaboraciones con Ryuichi Sakamoto, Nicolai entrega un sonido que elabora más tirando a la forma ‘tradicional’. En el caso que nos ocupa, “Univrs” es la continuación natural de “Unitxt” en formato conceptual, esto es, canciones compuestas y organizadas de acuerdo a principios matemáticos, un lenguaje universal que Nicolai explora a nivel auditivo. El sonido del álbum, por tanto, sigue siendo un tanto deshuesado y deshumanizado, pero con un trato a la rítmica mucho más cercano al techno que nunca (“Uni dia”, “Uni syc” o “Uni iso” son Detroit de forma enmascarada y deformada). Una buena noticia para el aficionado de medio pelo que quiera acercarse al universo Raster Noton. Los aficionados puristas al sello, por otro parte, no deberán llevarse las manos a la cabeza, ya que los crujidos digitales marca de la casa y la obsesiva experimentación minimalista siguen presentes (“Uni deform”). Estamos, por tanto, ante un paso más de Carsten Nicolai y su séquito en busca de lenguajes alternativos

Neoclásica. Autores, por separado, de dos de los mejores discos de ambient neoclásico de la temporada (“Lumiére” y el segundo largo de Sleepingdog, respectivamente), Dustin O’Halloran y Adam Wiltzie aúnan fuerzas para un proyecto en el que sus particulares lenguajes se enredan, tejiendo una telaraña de altísimo calado emocional y superficie desvaída. La distribución de esfuerzos es evidente: O’Halloran aporta su piano impresionista, su capacidad para elaborar melodías preñadas de tristeza, su hábil manejo de los silencios y los tiempos; y Wiltzie vuelve a sacar de la chistera esa alquimia sonora que funde, en un magma ingrávido y brumoso, toda una cascada de cuerdas, metales y guitarras (cortesía, por cierto, de un puñado de colaboradores de lujo, como Peter Broderick o Hildur Guðnadóttir). Una suma de lenguajes que funciona con precisión demoledora, sumergiendo al oyente en ese universo tan reconocible y elegante para los aficionados al género, repleto de tempos casi estáticos, de masas de sonido que parecen congelarse al contacto con el aire y de atmósferas de aire fúnebre; un universo que muchos artistas intentan conjurar, pero muy pocos consiguen sacar adelante. Añadan a todo esto ciertas pinceladas de humor negro, que reflejan títulos como “Steep hills of Vicodin tears” o “A symphony pathetique”, y un precioso diseño de portada, y tendrán entre las manos un disco sobresaliente. Mucho más que la simple suma de sus partes. Vidal Romero

Death in Vegas “Trans-love energies” PORTOBELLO / ¡POP STOCK!

Electrónica indie. Mucho ha llovido desde “Satan’s circus”, el cuarto LP del siempre atento dúo formado por Richard Fearless (Richard Maguire) y Tim Holmes. Siete añazos que han desconcertado a más de un seguidor, pese a la actividad externa de la banda en diversos proyectos como producir de forma fallida un álbum a sus colegas Oasis (aquel flojito “Don’t believe the truth” del que Noel desechó las grabaciones) o bien remezclar “Better than love” de Hurts. Fearless, el alma de la formación, parece haber encontrado la supuesta inspiración en su residencia neoyorkina y tira del carro con diez nuevos temas. ¿Dónde ha localizado la musa de la iluminación? Pues en el kraut y los drones, oiga: los ritmos motorik se acoplan al engranaje de “Medication”, “Coum” o la pegadiza “Scissors” como lo haría aquella locomotora que hacía la ruta por Europa de forma Express. “Drone reich”, como su nombre indica, saca a relucir la pasión que siente el dúo por los drones de tamiz luminoso y origen germánico. Pero el temazo se lo agencia “Your loft my acid”, una oda al space disco que azota al norte de Europa con Katie Stelmanis haciendo el papel de diva —y de paso nos entra la nostalgia por aquel tema llama-

Synth-goth. La interesantísima banda canadiense liderada por Katie Stelmanis debuta con un trabajo en cuyas coordenadas musicales se encuentran el goth-pop y el synthpop, una combinación de estilos de la que salen, aquí, sin duda victoriosos. Porque si “Darken her horse” es una canción puramente pop de ambientación oscura —que bien podría haber encajado en alguno de los capítulos de la serie “Twin Peaks”—, desde “Lose it” emerge un poder hedonista que hace que el reino de lo sombrío se transforme en una verdadera pista de baile, convirtiéndola en uno de los mejores singles del año. “Feel it break” es un trabajo deudor, de principio a fin, de las sonoridades ochenta (de Soft Cell a Kate Bush pasando por Julee Cruise). Mezclados por Damian Taylor (Björk, The Prodigy, UNKLE), las canciones adquieren un punto teatral y, hasta cierto punto, desenfadado allí donde deberíamos palidecer, puesto que la temática de sus letras habla de un deseo que trasciende lo emocional y se vuelve voraz y sanguinolento. David Giménez DJ Diamond “Flight muzik” PLANET MU — IMPORT

Footwork. Con “Bangs & Works Vol. 1” (Planet Mu, 10) Mike Paradinas daba, des-


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