El Reto Glenmary Verano 2023

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VERANO 2023

Una Iglesia que ama y no juzga

gracias por la vida

Fe en medio del cáncer

estamos creciendo

Alto número de estudiantes

LA REVISTA DE LOS MISIONEROS CAT Ó LICOS EN EE. UU. RURAL
GLENMARY.ORG

Somos una congregación católica de sacerdotes y hermanos que, junto con misioneros laicos, establecemos la presencia de la Iglesia en los pueblos pequeños de las zonas rurales de Estados Unidos. Fundada en 1939 por el padre William Howard Bishop, Glenmary es la única congregación dedicada exclusivamente a servir espiritual y materialmente a los pobres en las misiones rurales de Estados Unidos. Hoy día, Glenmary realiza este apostolado gracias a de las ofrendas de buena voluntad, que nos permiten establecer misiones a lo largo de los montes Apalaches y el Sur de Estados Unidos.

Los misioneros de Glenmary sirven en áreas donde frecuentemente menos del uno por ciento de la población es católica, un porcentaje significativo de la población no asiste a ninguna iglesia y la tasa de pobreza es el doble del promedio nacional. Nuestra actividad misionera incluye el establecimiento de comunidades católicas, la promoción de la cooperación ecuménica, la evangelización de los no creyentes, el alcance social y la lucha por la justicia. Lograr todo esto es el reto de Glenmary.

EL RETO GLENMARY

El Reto fue publicado por primera vez en 2015 como parte de las esfuerzos de Glenmary para llegar a la población que habla español como primera lengua. Algunos artículos de El Reto son traducidos de inglés a español, de la revista Glenmary Challenge.

El Reto Glenmary se envía gratis a los donantes y a cualquier persona que lo solicite. Para comenzar a recibir El Reto, use la información de contacto abajo.

El empuje latino

La Iglesia Católica en Estados Unidos tiene un rostro cada vez más latino. Los hispanos representamos ya el 43% de los católicos en este país. Entre los menores de 18 años, el porcentaje sube al 60%.

Las áreas de misión de Glenmary reflejan esta realidad. Por ejemplo, todos los católicos que recibieron Sacramentos de Iniciación en la Vigilia Pascual de este año en la parroquia San Juan Pablo II, son latinos. Hablamos de 28 personas en esta misión de Rutledge, Tennessee, que constituyen más de la mitad de las que recibieron sacramentos ese día en todas las misiones de Glenmary.

En esta revista le mostramos varias imágenes de esa Misa. También le contamos cómo Dios se valió de la Iglesia para ayudar a una de estas familias a superar una crisis causada por el alcoholismo.

Compartimos, además, una noticia que nos entusiasma: Glenmary sigue creciendo. El número de estudiantes de nuestra comunidad religiosa es actualmente 14, el más alto en varios años.

Esperamos también que algunas páginas de esta edición sean como alimento para su alma. Luego de ser diagnosticado con un cáncer terminal, el padre John Brown medita sobre el valor de la vida y cuenta cómo atraviesa por esta etapa tan dura, pero a la vez tan profundamente esperanzadora.

Por su parte, fiel al carisma misionero de Glenmary, el padre Francois Pellissier lleva la Palabra de Dios a personas encarceladas y ayuda a matrimonios en crisis.

Confiamos en que esta revista le ayude a usted a acercarse más a Dios. Si tiene algún comentario o pregunta, no dude en contactarnos, llamando al (513) 881-7470, o escribiendo a ocabrera@glenmary.org.

MISIONEROS CATÓLICOS GLENMARY

P.O. Box 465618 · Cincinnati, OH 45246-5618

513-881-7411 · 800-935-0975 · vocaciones@glenmary.org

FOTO DE PORTADA: En el bautismo, morimos al pecado y nacemos a una vida nueva con Jesús. El padre Neil Pezzulo bautiza a un feligrés en la misión en Rutledge, Tennessee, una comunidad que cada vez fortalece más su fe. Foto por Ashley Lodge.

CARTA © 2023, Misioneros Católicos Glenmary. Permiso de reproducción se concede bajo petición.

Director: Padre Dan Dorsey

Editor: Omar Cabrera

Gerente de Comunicaciones: John Stegeman

Directora de Arte: Cassie Magnotta

Una Iglesia que ama y no juzga

Limitada en recursos económicos pero fuerte en la fe, la comunidad San Juan Pablo II sigue creciendo. Aquí se hace sentir a todos bienvenidos y no juzgados.

estudiantes rompen récord

Glenmary alcanza su mayor cantidad de hombres en formación en más de 10 años. La mayoría de ellos proviene de África.

‘ dios , me diste una vida maravillosa ’

Diagnosticado con cáncer terminal, el padre John Brown medita sobre el misterio y el valor de la vida. Mientras espera, sigue celebrando la Eucaristía.

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‘ porque estuve preso y me visitaron ’

El padre François lleva el gozo de la fe a las prisiones y ayuda a parejas que viven crisis matrimoniales.

Junta editorial en español: Clarisa Chavarría, Bárbara Hasbach, Hermano David Henley, Padre Esteban Pawelk

página 4 ∙ por omar cabrera

Una Iglesia abierta para todos

CuandoEsperanza Torres y su esposo Miguel decidieron prepararse para la Confirmación, se toparon con un obstáculo.

La parroquia a la que ellos asisten solo ofrece clases para este sacramento en día de semana, a las 7:00 p.m. Un horario imposible para Miguel (se apellida también Miguel), quien trabaja hasta las 11:00 p.m. Por eso, la pareja buscó una alternativa.

A 40 minutos en auto de donde ellos viven, conduciendo por las colinas del noreste de Tennessee, una misión de Glenmary ofrecía clases de preparación los domingos por la tarde. Así que Miguel, Esperanza y dos de sus hijos terminaron recibiendo catequesis en la parroquia San Juan Pablo II, en Rutledge.

La familia estuvo entre las 28 personas —todos hispanos— que en la Vigilia Pascual de este año recibieron

los sacramentos de iniciación en San Juan Pablo II.

Mientras otras parroquias católicas en Estados Unidos ven reducirse su número de feligreses, esta misión de Glenmary mantiene una tendencia al crecimiento, dedicó su nueva iglesia en el verano del año pasado y constituye una señal de esperanza para la fe católica.

“Creo que Dios está haciendo el trabajo en nuestra comunidad”, dice Clarisa Chavarría, quien impartió las clases de catequesis. Ella trabaja como Asociada Pastoral con el padre Neil Pezzulo, párroco de San Juan Pablo II y Santa Teresa de Calcuta, otra misión de Glenmary ubicada a poco más de 30 minutos en auto.

Migrantes, de escasos recursos

Clarisa añadió que varias de las personas que recibieron los sacramentos en la vigilia son de escasos recursos económicos. Los padres de estos jóvenes, en su mayoría, “han cursado hasta el segundo grado”.

Miguel, por ejemplo, emigró por tierra de Guatemala a EE.UU. cuando tenía 17 años. Esperanza vino de México a los 13 años, en condiciones similares. Ella no sabe leer. Él sabe leer y estudió hasta tercer grado.

“Llegué a cuarto, pero ya no seguí porque tuve que trabajar”, recuerda Miguel, quien es originario de una comunidad donde se habla el idioma indígena Chuj. Eso significa que el español es su segunda lengua.

Miguel y Esperanza comenzaron a conocerse cuando ambos trabajaban en una planta de procesamiento de

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Esperanza Torres y Miguel Miguel (centro) tienen cuatro hijos. La familia vive en un modesto apartamento en Morristown, en el noreste de Tennessee. Foto por John Feister
De escasos recursos económicos pero fuerte en la fe, la comunidad San Juan Pablo II sigue fortaleciéndose.
por omar cabrera

pollo. “A mí me gustó él”, relata ella. A él también le gustó ella. Empezaron un noviazgo y un tiempo después decidieron vivir juntos.

Cuando unieron sus vidas, Miguel ya había comenzado a caer en el alcoholismo. Con el tiempo, el vicio llevó a una crisis de pareja. Esperanza recuerda que ella le pedía constantemente a Dios que ayudara a transformar a su esposo. Ella cree que finalmente, sus oraciones fueron escuchadas.

En un giro inesperado, el amigo de Miguel que normalmente lo invitaba a tomar, llegó un día a su casa para invitarlo a un retiro católico. Para entonces, la pareja ya tenía dos niños.

El inicio de la conversión

Consciente de que debía dejar la bebida si no quería perder a su familia, Miguel aceptó ir al retiro. Así comenzó su conversión hasta que en 2020, Esperanza y Miguel se casaron por la Iglesia, aunque sin haberse confirmado. Actualmente, tienen cuatro hijos: Cristian, de 15; Angelina, de 13; Josabeth, de dos, y Yael, de un año.

El pasado 8 de abril, Esperanza, Miguel, Cristian y Angelina recibieron el sacramento de la Confirmación durante la Vigilia Pascual. Miguel colaboró con una de las lecturas.

“El deseo de nosotros es comulgar, o sea, compartir la mesa con el Señor”, destaca Miguel. Antes de confirmarse, ellos podían comulgar, pero por no tener sus

Angelina Miguel Torres, de 13 años, comulga el día en que recibió la Confirmación. Su gafete lleva el nombre de "Clara de Asís", quien es su santa modelo.

El padre Neil Pezzulo (atrás, al centro) y la Asociada Pastoral, Clarisa Chavarría (extremo derecho), acompañan a los 28 feligreses que recibieron sacramentos.

sacramentos completos, habían decidido esperar. Ahora están listos para hacerlo.

Construyendo comunidad

El padre Neil, administrador de San Juan Pablo II, destaca que llevar la fe católica y los sacramentos se halla a la base de la misión de Glenmary. “Hemos creado un espacio donde ellos quieren estar, donde pueden compartir la fe con su familia”.

Agregó que muchas de estas personas no han tenido previamente acceso a los sacramentos. Por esa razón, es importante hacerlos sentir “bienvenidos y no juzgados”. Esa es una de las razones que explican que un número tan alto de personas haya recibido los sacramentos en la Vigilia Pascual de este año. “¡Y eso me encanta!”, dice el sacerdote de Glenmary.

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Foto por Ashley Lodge Foto por Ashley Lodge

El encuentro con Jesucristo

“Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre, y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”.

Desde la Fiesta del Corpus Christi de 2022 hasta Pentecostés de 2025, los católicos de los Estados Unidos nos encontramos en un Renacimiento Eucarístico. Tal vez usted ya lo sepa. El Avivamiento nos invita, especialmente en la Eucaristía, al encuentro con Jesucristo. La celebración espera inspirar un movimiento de católicos en los Estados Unidos que sean sanados, convertidos, formados y unificados y que luego sean enviados en misión “por la vida del mundo”.

Un avivamiento no es una idea nueva para los miembros de Glenmary. El padre William Howard Bishop, fundador de nuestra sociedad católica, articuló solo dos años después de su ordenación en 1915 una visión mi-

sionera muy similar de la Eucaristía:

“Aquel que ha encontrado un vasto tesoro que estaba destinado a ser disfrutado por toda la raza humana, no será excusado por no intentar que sus semejantes lo conozcan. Hemos encontrado tal tesoro porque hemos bebido del Agua de la Vida, hemos comido del Pan de los Ángeles. Tenemos a Cristo con nosotros todos los días. ¿Deberíamos dudar en mostrarle al mundo dónde se encuentra? (Padre Bishop, 1917).

De hecho, esta comprensión y visión misionera de la Eucaristía todavía guía y motiva los esfuerzos misioneros de Glenmary en la actualidad.

En Glenmary hemos emprendido nuestro propio Avivamiento Eucarístico para nuestra comunidad y todos nuestros ministerios misioneros. Tenemos cuatro objetivos: Invitar a los católicos en nuestras misiones a encontrar más profundamente a Jesús en la Eucaristía; revitalizar la devoción y el culto eucarísticos en cada

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Foto por John Feister CARTA DEL PRESIDENTE / Padre Dan Como Glenmary, invitamos a los católicos en nuestras misiones a encontrar más profundamente a Jesús en la Eucaristía y a renovar su devoción.

una de nuestras misiones y ministerios; profundizar el conocimiento y la comprensión de la presencia real de Jesús en la Eucaristía; y, finalmente, comprender el envío misionero dado en cada Eucaristía para compartir el amor de Dios y el don de la Eucaristía.

Nuestro plan de acción (¡los misioneros siempre tienen planes de acción!) se basa en cuatro puntos:

1. Eucaristía y enseñanza social católica. Siguiendo el ejemplo de Jesús en la última cena con el lavatorio de los pies de los Apóstoles, la Eucaristía nos impulsa al servicio: buscar a los marginados y olvidados.

2. Eucaristía y sinodalidad ecuménica. Una vez más, inspirados por las palabras de Jesús: “El que no está contra ustedes, está a favor de ustedes” (Lc 9, 50), nos acercamos a nuestros hermanos cristianos. La sinodalidad es compartir la experiencia.

3. Eucaristía y oración. Doce horas de adoración y oración el Primer Viernes de Cuaresma (16 de febrero de 2024) se harán en cada una de nuestras misiones y casas de formación y residencias. Buscamos meditar el misterio y la majestad de la Eucaristía.

4. Eucaristía y misión. Promoveremos procesiones eucarísticas en todas nuestras misiones. La mayor cantidad posible de nosotros asistirá al Congreso Eucarístico Nacional en Indianápolis, Indiana (del 17 al 21 de julio de 2024). Brindaremos becas a aquellos en nuestras misiones que de otra forma no podrían pagar para asistir.

Ustedes son miembros de la familia carismática de Glenmary —todos los que llevamos el carisma de Glenmary, el don de la misión del Espíritu Santo, al mundo. Me gustaría invitar a cada uno de ustedes a unirse a nosotros en el Avivamiento Eucarístico. Esté atento a más detalles en los próximos meses. Pero primero, únase a mí en oración:

Padre Celestial, te damos gracias por el regalo de tu Hijo, Jesús, quien prometió estar con nosotros siempre, hasta el final de los tiempos.

Envíanos tu Espíritu Santo, para que nuestros corazones se abran más plenamente para encontrar a Jesús en la fracción del pan, como lo hicieron los discípulos en el camino a Emaús.

Inspíranos a ser más dedicados en nuestro discipulado misionero, para llegar a aquellos que todavía tienen hambre y sed del Pan de Vida. Amén.

Unidos por la Divina Misericordia

fiesta / Chicos y grandes celebraron a Jesús

Unas 500 personas asistieron al Festival de la Misericordia de Glenmary, donde hicieron oración, pudieron confesarse y disfrutaron comida latina, vietnamita y estadounidense.

Los niños se divirtieron en un brincolín, jugando al fútbol y con otras actividades.

Esta fue la segunda edición anual del Festival de la Misericordia, en las instalaciones centrales de Glenmary en Fairfield, Ohio, el domingo 30 de abril.

Los asistentes pudieron visitar, por primera vez, la nueva sala de exhibición dedicada a nuestro fundador, el padre William Howard Bishop. La exposición incluye el escritorio que por años usó el padre Bishop, la maleta que llevaba consigo cuando visitaba las misiones católicas, así como parte de la ropa que vestía para oficiar Misa.

El Segundo Vicepresidente de Glenmary, padre Steve Pawelk, destacó que “El Festival de la Misericordia fue un éxito, porque adultos y niños, tanto hispanos como anglos y vietnamitas, celebramos el amor de Dios y su misericordia en un ambiente de unidad”.

El padre Steve también agradeció a quienes colaboraron con la preparación y venta de alimentos. “Damos las gracias especialmente a los feligreses de la parroquia Nuestra Señora del Rosario, así como a los de Nuestra Señora de Lavang y a los Caballeros de Colón, Padre Butler Concejo 968”.

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Hispanos, anglos y asiáticos celebraron el amor de Dios en un ambiente de fiesta y unidad. Foto por John Feister

Trescosas impresionaron a Evarist Mukama durante su primera semana en los Estados Unidos después de llegar de Uganda. Primero, el frío, propio de mediados de enero. Y segundo, las pocas personas que vio en las calles de St. Meinrad, una pequeña comunidad en el suroeste de Indiana, donde se encuentra la Casa de Formación de Glenmary.

“En África, tú ves que la gente está afuera, moviéndose. Pero aquí, cuando sales, el lugar está tranquilo, nadie se mueve”, dijo Evarist. Él dejó su Uganda natal con una temperatura promedio superior a los 70 grados Fahrenheit y vino a experimentar los cerca de 30 en St. Meinrad.

Pero el tercer aspecto que impresionó a Evarist supera a los otros dos. “Es muy bueno estar aquí con Glenmary.

Los estudiantes de Glenmary rompen récord

Impulsada por jóvenes de África, Glenmary alcanza su mayor cantidad de hombres en formación en más de 10 años.

La comunidad es acogedora”, dice. “Cuando estamos aquí (en la Casa de Formación), lo bueno es que todos estamos interactuando como hermanos”.

Evarist llegó a Estados Unidos como estudiante de Glenmary, junto con Aloysius Ssennyondo, ahora su compañero de clase. Ambos forman parte de un grupo de 14 hombres que actualmente se preparan para convertirse en sacerdotes o hermanos religiosos de Glenmary.

“Este es el grupo más grande que hemos tenido en más de una década”, dice el padre Aaron Wessman, director de Formación de Glenmary. “Y es uno de los más grandes en tres décadas”.

Atrás quedó la escasez

La congregación comenzó a recibir una cantidad constante de vocaciones a mediados de la década de 2000, luego de recibir muy pocas en las décadas de 1980 y 1990, dice el padre Aaron. “Creo que tendríamos que volver a la década de 1970, para ver grupos más grandes”.

“¡Es una clase grande!” dice el padre Bruce Brylinski, director de la Casa de Formación de Glenmary en St. Meinrad. Eso lo hace sentir “emocionado”, porque “es bueno saber que los jóvenes están interesados en la mi-

ARRIBA: Varios de los estudiantes de Glenmary viven en la Casa de Estudios con el padre Bruce. IZQUIERDA: Aloysius Ssennyondo (Izq.) y Evarist Mukama son los dos nuevos.

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Foto por Omar Cabrera Foto por Omar Cabrera

sión, interesados en vivir el estilo de vida de Glenmary. Creo que también crea una vitalidad que están dispuestos a compartir la lucha y la esperanza que se necesita en la misión”.

De los 14 hombres en formación, cinco son de Kenia, tres son de Uganda, uno nació en Vietnam y tres son de los Estados Unidos. Nueve se están preparando para ser sacerdotes y cinco para ser hermanos.

El hecho de que Glenmary haya llegado a su mayor número de estudiantes en más de una década es “una gracia y una bendición de Dios”, dice el Padre Aaron. “Es una lección de humildad ver que Dios nos envía personas que dicen que sí para al menos mirar nuestra forma de vida”.

Para agregar a esta buena noticia, Glenmary espera aceptar al menos cuatro nuevos estudiantes este año. El padre Aaron ve esto como una confirmación de que la decisión de la sociedad de aceptar hombres de otros países más allá de los Estados Unidos está en sintonía con la voluntad de Dios. “Si juzgas algo por sus frutos, podemos ver eso, de hecho. Parece que está funcionando bastante bien”, dice.

PREPARÁNDOSE PARA

PREPARÁNDOSE

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El padre Bruce Brylinski supervisa a los estudiantes que viven en la Casa de Formación, donde celebran Misa diaria en la capilla Nuestra Señora de los Campos.
EL SACERDOCIO:
PARA HERMANOS:
Raphael Kavita 32 años De: Yatta, Kenia Alex Omari 32 años
De:
Nyamira, Kenia Cavine Okello 30 años
De:
Mbita, Kenia Erick Orandi 37 años De: Kisii, Kenia Thomas Nguyen 28 años De: Ho Chi Minh City, Vietnam Foto por Omar Cabrera Philip Langford 31 años
De:
Houston, TX Jude Smith 51 años De: Hammond, LA Hugh Palapala 29 años De: Kakamega, Kenia Joseph Maundu 37 años De: Masinga, Kenia Aloysius Ssenyondo 30 años
De:
Masaka, Uganda Corey Soignier 38 años De: Bossier City, LA Evarist Mukana 31 años De: Kabale, Uganda Fredrick Ochieng’ 37 años De: Siaya, Kenia Willy Kyagulanyi 34 años De: Masaka, Uganda
Ayúdenos a orar por estos misioneros.

me diste una vida maravillosa”

Algunos temas son más fáciles de tratar que otros. Cuando al padre John Brown, de Glenmary, le diagnosticaron cáncer por primera vez hace seis años, se dedicó a combatirlo. Tuvo éxito repetidamente, pero su oponente físico pronto puede ganar esta batalla. Eso es lo que dice el médico.

El padre John vive actualmente en Delphi, Indiana, y oficia Misa en parroquias de la zona. A tres horas en auto se encuentra Cincinnati, donde él visita a su médico, cerca de la que podemos llamar la casa madre de Glenmary.

Pese al cáncer, el padre John espera lo mejor, pero ha crecido en su aceptación de lo que San Francisco de Asís llamó, “hermana muerte”.

Hay lectores que tal vez prefieran no hablar de cosas tan graves; ¡entonces, usted podría dejar de leer ahora,

pero siga adelante! El padre John aprovecha la oportunidad de su eventual fallecimiento como un momento para reflexionar sobre la vida. Platicamos con él cerca del final de su última asignación, en la misión en el condado de Martin, Carolina del Norte, hablando, precisamente, de la vida. Después de cenar, regresamos a su improvisada oficina del día, una mesa puesta entre las bancas delanteras y el altar. “El aire acondicionado está apagado aquí”, dice, con una sonrisa. Luego empieza a hablar.

“Hace cinco años, me dieron una probabilidad de 50 a 50 de vivir un año, y dije '¡Guau!' Consciente de que todos estamos de paso en este mundo, el padre John reflexionó humildemente sobre nuestra fragilidad humana. “Soy parte de eso, parte de la obra de Dios al pasar”.

Pero el suyo no fue un desapego ingenuo. Admite que le teme al dolor y que algunos de sus procedimientos médicos han sido dolorosos. No es sorprendente. También ha tenido tristeza. “Tuve algo de frustración cuando volvió (el cáncer), y creo que a veces está relacionado con la ira”.

Trató de negociar con Dios: “Dios, hay mucho que hacer en esta misión y estamos haciendo planes juntos para hacer crecer y expandir esta iglesia. Entonces, ¿por qué quieres llevarme ahora?’”. Le ayudó hablar de esto con una feligresa enfermera.

“No quería hablar mucho de eso, localmente, en mi parroquia”. Pero sí habló con otro feligrés sabio que le dijo: “He vivido mucho tiempo y he visto a un montón

“No quería hablar mucho de eso (el cáncer) al principio”, dice el padre John. Pero luego conversó con algunos feligreses que le ayudaron a sentirse aliviado.

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Foto por John Feister
Diagnosticado con cáncer terminal, este sacerdote medita sobre el valor de la vida.
“Dios,

de gente muy buena que venía y se iba, y la parroquia sobrevivió”. El padre John admite: “Es bueno saberlo de otra persona. La parroquia sobrevivirá”.

‘Dios se está riendo’ Lentamente, como lo hizo el Job bíblico, como lo hace cada persona eventualmente, el Padre John está aprendiendo a aceptar que Dios hace lo que hace, nos guste o no. “Uno de los cambios en mí en los últimos meses es mi capacidad de decir: ‘hágase tu voluntad’. Dios, estás en el presente, estás en el pasado, estás en el futuro. Ya sabes la hora, y es solo una cuestión de cuándo me lo harás saber. Mientras tanto, seguiré viviendo”. Esto resuena con la Sierva de Dios hermana Thea Bowman, quien, enferma de cáncer, diría: “¡Déjame vivir, hasta que muera!”.

A los 68 años, se siente como si fuera un hombre joven. “Siempre pensé que llegaría a los 84, luego me quedaría sin gasolina”. Pero él sabe que la vejez no se da por sentada.

Como ex estudiante de Biología, él se maravilla del cuerpo que Dios le ha dado. A pesar de su cáncer, no se siente defraudado. “Hay tantos miles de cosas sucediendo cada minuto en el cuerpo. ¿Cuál es la sorpresa si alguna sale mal? Es mejor decir: ‘Dios, mira esta vida maravillosa que me diste’. Nuestra vista, nuestra visión, nuestra memoria, nuestra capacidad de amar a las personas, nuestra capacidad de orar. Esos son todos regalos de Dios”.

“Ciertamente, el sufrimiento no es lo que más me

De dirigir una misión, el padre John pasó a aprender cómo el cáncer cambia una vida. Ahora, dice, “espero con ansias el gozo del cielo”.

gusta”, reconoce. “Durante años le dije a Dios: ‘Está bien, Dios, te ofreceré todo tipo de cosas, dificultades, frustraciones, cosas así. ¡Pero no me quites la salud! No me gusta estar enfermo’”. Cuando comenzó a enterarse de sus problemas de salud, este hombre de oración no pudo evitar reírse. “Fue como: 'Está bien, Dios, ¡quizás creas que esto es divertido y en cierto modo lo es!’”. Pero luego agrega una nota más seria, tal vez incluso una nota sagrada: “‘No’, dice Dios. ‘Quiero todo lo que tienes, no solo lo que quieres darme’”.

Cuando el padre John se enteró por primera vez de que su cáncer había regresado, no hace mucho tiempo, pensó que lo resistiría en Carolina del Norte. Pero pronto quedó claro que le faltaba energía, por lo que necesitaba dejar atrás su apretada agenda.

Ahora, dice, “espero con ansias el gozo del cielo”.

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El padre John dirigió su última misión en el condado de Martin, en Carolina del Norte. Por más de 40 años, el padre sirvió como sacerdote de Glenmary. Foto por John Feister Foto cortesía de La Santísima Trinidad

El padre François Pellissier está viviendo el carisma y la misión de Glenmary, pero de una manera diferente a la de muchos de sus hermanos de comunidad. Sus principales ministerios son las visitas a personas encarceladas y la ayuda a matrimonios en crisis a través de un programa llamado Retrouvaille (pronun-

‘Porque estuve preso y me visitaron’

ciado retro-vai).

“Mi lema es: si eres párroco, invitas a la gente a la iglesia o al salón”, dice el padre François. “Yo no los invito a la iglesia. Les traigo la Iglesia de maneras sutiles siendo quien soy”.

Una santa intercesión

El padre François fue uno de los primeros candidatos extranjeros que Glenmary tuvo. Nacido en Neuilly-sur-Seine, en las afueras de París, vino a los Estados Unidos en 1974 bajo juramento temporal con los Hermanitos del Evangelio. Los hermanos lo enviaron a servir en los montes Apalaches, en Big Stone Gap, Virginia. En ese momento era soldador y trabajaba en una escuela como maestro de taller. Allí conoció a los padres Bob Bond y Les Schmidt, ambos de Glenmary.

El hermano Francis, como se le conocía, se mantuvo

ARRIBA: El padre François se esmera por ser el rostro sonriente de Jesús para aquellos a quienes sirve. IZQUIERDA: En mayo, él celebra 46 años como sacerdote misionero.

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El padre François lleva el gozo de la fe a personas encarceladas y a quienes viven crisis matrimoniales.
Foto por Katie Camario Foto por Glenmary Archives

en contacto con los dos sacerdotes de Glenmary cuando los hermanos lo enviaron a Nueva York para su próxima asignación. Allí, un encuentro con una santa en potencia le ayudó a cambiar el rumbo de su vocación.

Mientras hacía ministerio musical en una parroquia de Nueva York, conoció a Dorothy Day, cofundadora del Movimiento del Trabajador Católico y actual candidata a la santidad. El padre François dijo que Dorothy era como una abuela para los hermanos. Un día, ella lo animó a seguir el sacerdocio. Había sentido el llamado al ministerio sacramental antes, y este momento reforzó su deseo. Eligió no renovar su juramento con los Hermanitos.

Un nuevo hogar

Al recordar su relación con Glenmary, el padre François recordó el entusiasmo y la actitud acogedora de los hombres que había conocido en Virginia.

“Quedé muy impresionado con la vida comunitaria”, dice. “La historia del ministerio de Glenmary con el acercamiento a la comunidad, tocar puertas y dar la bienvenida a todos resonó conmigo”.

El padre François ingresó a Glenmary en 1976 y fue ordenado sacerdote en 1981, solo 11 días después de convertirse en ciudadano estadounidense.

Luego desempeñó una variedad de roles. Una constante fue que el Padre François siempre buscó servir a los pobres y marginados. Por ejemplo, trabajó en el ministerio hispano, e incluso pasó dos años trabajando en México.

Ministerio en prisiones

Mientras servía en Claxton, Georgia, en la década de 1990, el padre François comenzó su incursión en el ministerio en las prisiones. Primero, en la cárcel de Smith, en Glennville, y luego en un centro de detención de inmigrantes en Lumpkin. Ha conocido a detenidos de todo el mundo. El padre François oficiaba Misa, y les llevaba biblias y rosarios.

En varias paradas a lo largo del camino, se encontró con problemas. En una prisión, un capellán bautista

con tendencia anticatólica le puso obstáculos. En otro, enfrentó discriminación por su propio origen francés. Eventualmente, la pandemia de COVID-19 detuvo su ministerio por un tiempo.

Hoy, el Padre François visita múltiples prisiones y centros de detención en Georgia del Sur, incluso en el Departamento de Justicia Juvenil.

“Estaba trabajando con jóvenes de 12 a 18 años”, dice el padre François. “Me conocen allí como el Sr. François. No hablamos de que yo sea un sacerdote católico, pero hacemos Iglesia”.

Una vez, les preguntó a los jóvenes si conocían la

oración que comenzaba con “Padre Nuestro”. Nadie la conocía, por sorprendente que parezca. Así, por repetición, el Padre François les enseñó.

“Me voló la cabeza. ¡Nunca supuse que los niños no tendrían exposición alguna al Padre Nuestro!”, dice. “Estos niños merecen venir a la iglesia”.

En las cárceles de adultos, el padre François no encuentra demasiados presos católicos practicantes. A veces, de una a tres personas asistirán a misa. Pero como todos los glenmarianos, el padre François ve a todas las personas como dignas de su atención, no solo a los católicos. Ha participado en el pasado en retiros de Kairos, un ministerio carcelario interdenominacional.

“La vida en prisión es una vida completamente diferente”, dijo. “Nunca pensé que haría un ministerio en la prisión… Se convirtió en mi ministerio de tiempo completo aquí. Un reo me dijo: 'Padre, cuando usted

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El padre François (fila de atrás) y el hermano Jason Muhlenkamp (derecha) fomentan la fe de los prisioneros de la Cárcel Estatal Wilcox, en Abbeville, Georgia. Foto cortesía del padre François Pellissier

no viene, ya sea porque está enfermo o porque aquí han restringido las visitas, no viene nadie más'. Eso nunca lo olvidaré”.

“Es un ministerio a largo plazo”, agregó el padre François. “Hay mucha intercesión, mucha oración. Es un ministerio que no tiene ventajas ni recompensas. El noventa por ciento del trabajo es presentarse”.

Ministerio Matrimonial

En la década de 2000, el Padre François se involucró con Retrouvaille, un ministerio para parejas en crisis que surgió del movimiento Encuentro Matrimonial Mun-

dial. Un compañero de Glenmary lo animó a participar en este ministerio.

En los últimos dos años, incluso en medio de COVID-19, el padre François ha sido parte de los fines de semana de Retrouvaille en más de 30 comunidades. Él lo describe como similar al Encuentro Matrimonial, pero más terapéutico, para parejas que tienen serios problemas matrimoniales.

“Está ayudando a mucha gente en Europa, Asia, África y Estados Unidos”, dijo. “Me gusta ver la obra de Dios en estas parejas durante tres días. Ves milagros, no hay duda… Salva matrimonios. Salva familias”.

El fundador de Glenmary, el padre William Howard Bishop, dijo una vez: “Estamos ministrando a personas ignoradas y olvidadas. Nuestra búsqueda de los abandonados y olvidados nos lleva más allá de los límites donde la Iglesia está actualmente establecida y nos obliga a entrar en nuevas tierras donde la Iglesia es desconocida”.

El ministerio del padre François muestra que esas tierras incluyen no sólo las áreas geográficas atendidas por las misiones de Glenmary, sino también las personas ignoradas y olvidadas en diferentes condiciones de vida.

El ministerio matrimonial que el padre François realiza se llama Retrouvaille. Es un retiro de varios días para parejas en crisis, que muchas veces están al borde del divorcio.

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Foto por Katie Camario Foto por Pedro Lima

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Misioneros Católicos Glenmary

January 27

¡Sigue consolidándose la comunidad católica de Livingston, Tennessee! Esta es la misión más nueva de Glenmary y sirve a los habitantes del condado de Overton, en el noreste de Tennessee. Unas 25 a 30 personas asisten a la Misa, que una vez al mes celebra el padre Samuel Mungai.

"Ellos tienen la idea de tener una comunidad de fe aquí y es lo que estamos construyendo poco a poco", dice el co-misionero de Glenmary Lorenzo Aju, quien lidera esta misión.

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Misioneros Católicos Glenmary

February 13

¡El padre Vic en concierto! Con su característico espíritu juvenil, el padre asistió este fin de semana a un concierto de música católica que contó con una audiencia de unas 2,000 personas, mayoritariamente jóvenes. El grupo Alto Mando es el Señor y la solista Kairy Márquez amenizaron la actividad artística, que también incluyó Misa y adoración al Santísimo Sacramento del Altar.

Misioneros Católicos Glenmary

March 28

Seguir activo a los 93 años de edad. El padre "Pete" Peterson continúa celebrando Misa en la residencia para ancianos donde vive. El padre Pete ha sido sacerdote de Glenmary por más de 70 años y su larga vida de servicio lo llevó a trabajar en siete estados. Ahora vive a pocos minutos de la sede central de Glenmary en Cincinnati, Ohio.

Agradecemos a Dios por la vida de servicio del padre Pete y pedimos que lo siga bendiciendo

Misioneros Católicos Glenmary

March 29

¿Es posible ver como hermano(a) a una persona que piensa muy diferente a nosotros? Estas y otras dudas son el contenido de un libro escrito por el padre Aaron Wessman. En el libro, el padre Aaron da ideas sobre cómo relacionarnos de manera armoniosa con personas que incluso tienen resentimiento hacia nosotros, ya sea por nuestra cultura, por nuestra condición socioeconómica, o por cualquier otro motivo.

El libro "La Misión de la Iglesia en un Mundo Polarizado" está ya a la venta, en inglés, y fue presentado esta tarde por su autor ante una treintena de personas. El padre Aaron, quien sirve como Primer Vicepresidente de Glenmary, también firmó y dedicó copias de su obra.

15 Verano 2023 EL RETO GLENMARY

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Que nuestra madre del cielo nos proteja a todos con su manto sagrado.

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misioneros católicos glenmary
La Virgen María cuida la casa donde se alojan los voluntarios de Glenmary en la montaña Joppa, Tennessee. Foto por John Feister.

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