GLENMARY.ORG
VERANO 2025
Misiones prosperan en Tennessee
León XIV comunidades crecen en la fe el papa de dos mundos
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VERANO 2025
Misiones prosperan en Tennessee
León XIV comunidades crecen en la fe el papa de dos mundos
Somos una congregación católica de sacerdotes y hermanos que, junto con misioneros laicos, establecemos la presencia de la Iglesia en los pueblos pequeños de las zonas rurales de Estados Unidos. Fundada en 1939 por el padre William Howard Bishop, Glenmary es la única congregación dedicada exclusivamente a servir espiritual y materialmente a los pobres en las misiones rurales de Estados Unidos. Hoy día, Glenmary realiza este apostolado gracias a las ofrendas de buena voluntad, que nos permiten establecer misiones a lo largo de los montes Apalaches y el Sur de Estados Unidos.
Los misioneros de Glenmary sirven en áreas donde frecuentemente menos del uno por ciento de la población es católica, un porcentaje significativo de la población no asiste a ninguna iglesia y la tasa de pobreza es el doble del promedio nacional. Nuestra actividad misionera incluye el establecimiento de comunidades católicas, la promoción de la cooperación ecuménica, la evangelización de los no creyentes, el alcance social y la lucha por la justicia. Lograr todo esto es el reto de Glenmary.
El Reto fue publicado por primera vez en 2015 como parte de los esfuerzos de Glenmary para llegar a la población que habla español como primera lengua. Algunos artículos de El Reto son traducidos de inglés a español de la revista Glenmary Challenge.
El Reto Glenmary se envía gratis a los donantes y a cualquier persona que lo solicite. Para comenzar a recibir El Reto, use la información de contacto abajo.
MISIONEROS CATÓLICOS GLENMARY
P.O. Box 465618 · Cincinnati, OH 45246-5618 513-881-7411 · 800-935-0975 · vocaciones@glenmary.org
© 2024, Misioneros Católicos Glenmary. Permiso de reproducción se concede bajo petición.
carta del editor / Omar Cabrera
La Iglesia Católica tiene un nuevo papa y Glenmary tiene dos nuevos sacerdotes. El cardenal Roberto Francis Prevost fue electo como el nuevo pastor de la Iglesia universal en mayo, tres meses después de que Cavine Okello y Joseph Maundu fueran ordenados sacerdotes.
Aunque nació y creció en Estados Unidos, el nuevo papa León XIV vivió más de 20 años en Perú, país del que también es ciudadano por naturalización. Es un papa que ha convivido tanto con la riqueza como con la pobreza, lo que le permite comprender mejor la realidad y las personas de ambos mundos.
En Glenmary, también se gestan cambios estructurales. Los recién ordenados padres Cavine y Joseph evidencian la creciente presencia de sacerdotes, hermanos y estudiantes originarios de África en nuestra congregación. De hecho, ellos son los primeros sacerdotes de Glenmary en ser ordenados fuera de EE. UU.
En esta edición le ofrecemos artículos sobre la ordenación de nuestros dos nuevos sacerdotes y sobre la elección de nuestro nuevo Santo Padre. En las siguientes páginas, también encontrará un artículo sobre la importancia de la oración en nuestra vida y una explicación de por qué los miembros consagrados de Glenmary hacen un voto de oración, que otras comunidades religiosas no exigen.
Otro contenido que esperamos sea de su agrado e interés es el crecimiento que nuestras misiones experimentan en el centro de Tennessee, adonde el padre Mike Kerin se ha mudado para atender la necesidad de las comunidades en Livingston y Celina.
Esperamos que disfrute esta edición de su revista El Reto. Si tiene alguna pregunta o comentario, no dude en escribirnos a ocabrera@glenmary.org.
POR OMAR CABRERA | PÁGS. 4-7
10
COMUNIDADES CRECEN EN LA FE
Dos misiones de Glenmary en el centro de Tennessee prosperan con nuevo párroco, misas y ministerios.
Por Theresa Nguyen-Gillen.
12
LA ORACIÓN NOS ACERCA MÁS A DIOS
La oración aviva la fe, activa la caridad y renueva la esperanza. Sin oración, nuestro espíritu se debilita.
Por el padre Esteban Pawelk.
14
EL PAPA DE LOS DOS MUNDOS
El nuevo papa León XIV ha vivido tanto en países ricos como en zonas pobres de Perú.
Por Omar Cabrera.
Director: Padre Dan Dorsey
Editor: Omar Cabrera
Director de Comunicaciones: John Feister
Diseño gráfico: E + R Design Studio
Junta editorial en español: Bárbara Hasbach, hermano David Henley, John David Long-García, padre José Carlos Miguel López, padre Esteban Pawelk.
Con su vibrante cultura keniana, los dos nuevos sacerdotes de Glenmary están listos para servir en EE. UU.
FOTO DE PORTADA
El 14 de febrero fue un día gozoso para la familia de Glenmary cuando los padres Cavine Okello (izq.) y Joseph Maundu recibieron su ordenación como sacerdotes en Mbita, Kenia. —Foto cortesía del padre Joshua Mege.
Los padres Joseph Maundu (izq., al frente) y Cavine Okello fueron ordenados en Homa Bay, Kenia.
Dos jóvenes de Kenia se convierten en los nuevos sacerdotes de Glenmary. Ellos celebraron su ordenación en su tierra natal, con su gente y su cultura. por omar cabrera
En una colorida Misa a la que asistieron más de 1,000 personas, los padres Cavine Okello y Joseph Maundu recibieron la ordenación sacerdotal en su país de origen, Kenia, el pasado 14 de febrero. El obispo de la Diócesis de Homabay, Michael Otieno, presidió la ceremonia cerca del Lago Victoria, en un ambiente de fiesta que incluyó música, vestidos y bailes africanos.
Los padres Cavine y Joseph se convierten así en los primeros miembros en la historia de Glenmary en ser ordenados fuera de Estados Unidos.
La ordenación en suelo africano de los dos nuevos sacerdotes refleja la creciente presencia de padres, hermanos y estudiantes de África en Glenmary. Ellos enriquecen una congregación que durante sus primeros 60 años de existencia aceptó solamente candidatos de Estados Unidos.
“Estoy feliz de ser sacerdote”, dice el padre Cavine. “Pese a los desafíos que vienen con el ser un sacerdote joven, recién ordenado, aún así yo elegiría ser un sacerdote en mi próxima vida”.
Uno de cada cinco sacerdotes de Glenmary proviene de África.
Por su parte, el padre Joseph dice que él sueña con convertirse en párroco. “Mi sueño es el de aprender de Cristo y transmitir lo que he aprendido a otros por medio de la palabra y los hechos”.
El padre Joseph sirve actualmente como párroco asociado en dos misiones de Glenmary: Santa Teresa de Calcuta, en Maynardville, y San Juan Pablo II, en Rutledge, ambas en el estado de Tennessee. Mientras tanto, el padre Cavine sirve como administrador parroquial temporal en la misión de Glenmary Santa Juana de Arco, en Plymouth, Carolina del Norte. Continúa en las páginas 6 y 7.
Los dos nuevos glenmarianos bailan junto a clérigos locales y el padre Aaron Wessman.
PADRE JOSEPH MAUNDU
“He aprendido que el Evangelio vivido habla más fuerte que las meras palabras. Hasta ahora, estoy viviendo el Evangelio alimentando a los pobres en los bancos de alimentos y vistiendo a los necesitados”.
El padre Joseph es originario de Machakos, una ciudad en un valle rodeado de colinas, a unos 60 kilómetros de Nairobi, la capital de Kenia que cuenta con abundante producción agrícola, sobre todo maíz y frijol. Más de dos tercios de la población de Machakos son cristianos. Los católicos son la mayoría. “Yo crecí en una familia bastante católica”, dice el padre Joseph. “Crecí en la iglesia. Desde que era joven, ya deseaba ser sacerdote”.
El nuevo sacerdote de Glenmary vino a Estados Unidos en 2019. Ese otoño, ingresó al Seminario Saint Meinrad, en Indiana, de donde se graduó en mayo de 2024 con una maestría en Divinidad.
Como parte de su preparación para servir en las misiones de Glenmary, donde un alto porcentaje de los feligreses son latinos, el padre Joseph también estudió español durante tres meses en Antigua, Guatemala. Su preparación también incluyó asignaciones por corto tiempo en las misiones en Lafayette, Maynardville y Hartsville, en Tennessee; así como en Blakely, Georgia.
Actualmente, el padre Joseph sirve como párroco asociado en dos misiones de Glenmary: Santa Teresa de Calcuta y San Juan Pablo II, en los condados de Union y Grainger, respectivamente, en el estado de Tennessee.
Las personas que asistieron a la Misa lucieron prendas coloridas típicas de Kenia.
“A través del sacramento de la confesión, he desarrollado una mayor empatía y comprensión por las luchas, alegrías y vulnerabilidades de las personas, lo que me ha llevado a estar más conectado con ellas”.
El padre Cavine es originario de Mbita, Kenia, una población situada a orillas del Lago Victoria, el segundo de agua dulce más grande del mundo. En su niñez y juventud, el padre Cavine y su familia acostumbraban ir a nadar al inmenso lago los fines de semana.
La familia del padre Cavine es numerosa y devota católica. Él tiene siete hermanos. “Cada domingo íbamos a Misa”, dice el padre Cavine. “Desde los 8 años, creo que ya había comenzado a sentir ese anhelo de ser sacerdote. Yo veía a los sacerdotes, y le decía a mi papá que quería unirme al grupo de niños servidores -los acólitos”.
Siguiendo esta inquietud, el joven Cavine se trasladó al vecino país de Uganda, donde estudió en la católica Universidad de los Mártires de Uganda.
Cuatro años después, en 2019, el padre Cavine vino a Estados Unidos como estudiante de Glenmary. Ese mismo año, empezó sus estudios en el Seminario Saint Meinrad, en Indiana, de donde se graduó en 2024 con una maestría en Divinidad.
El padre Cavine sirve actualmente como administrador parroquial en la misión de Glenmary Santa Juana de Arco en el condado de Washington, en Carolina del Norte.
ABAJO, IZQ.: El padre Aaron Wessman bendice a los dos nuevos sacerdotes, Cavine Okello y Joseph Maundu, bajo el candente sol de Homa Bay, Kenia.
ABAJO, DER.: Postrados en señal de humildad, los padres Cavine y Joseph piden, junto a la comunidad, la intercesión de todos los santos por su ministerio.
Escribo esta columna el 25 de abril, víspera del funeral del Papa Francisco. Al recibir a nuestro nuevo Santo Padre, no quería que la muerte del Papa Francisco pasara sin ofrecer mi reflexión y profunda gratitud a Dios por él. Le dio un regalo único a Glenmary.
Nacido en Colombia, Luis R. Zarama, es el primer obispo latino en la historia de la Diócesis de Raleigh. A él le gusta llamarla "la mejor diócesis del mundo".
En su primera encíclica, La alegría del Evangelio, el papa Francisco observó: “Los evangelizadores tienen ‘olor a oveja’”. Lo hizo para enfatizar la necesidad de que los líderes, especialmente los sacerdotes y hermanos religiosos, sean humildes, accesibles y cercanos a las personas a las que sirven. Además, sugiere que la alegría proviene de estar en comunión con Cristo y con los demás. La frase anima a los líderes a ser accesibles y comprender las necesidades de su rebaño, reflejando un modelo de liderazgo de servicio inspirado en Jesús.
misionero”: es el encuentro con el amor de Dios y su comunicación en la relación con los demás.
En el XVIII Capítulo General de Glenmary, celebrado en 2023, renovamos y rededicamos nuestra visión de lo que significa ser un “discípulo misionero en el presente y en el futuro”, ser misioneros que, en palabras del Papa Francisco, “huelan a oveja”. En nuestro ministerio misionero en Glenmary, a menudo nos asemejamos a otra imagen del papa: un “hospital de campaña”, recorriendo caminos y divisiones para reunir a los necesitados, dejando a los 99 para ir en busca del único.
La identidad de nuestros misioneros de Glenmary es ser humildes, empáticos y cercanos a las personas a las que servimos.
Con esta frase, el papa Francisco capturó lo que significa ser un misionero de Glenmary.
Además, la visión del papa Francisco en La alegría del Evangelio nos anima a considerar la evangelización con una perspectiva renovada. Él no se cansa de repetir la premisa fundamental de este llamado al “discipulado
Si queremos “oler como las ovejas”, debemos recordar seguir el ejemplo de Jesús. ¿Recuerdan la alimentación de los 5,000? Jesús, el rey, alimentó a los hambrientos. ¿Recuerdan a la mujer junto al pozo, cuando Jesús le ofreció agua viva? Jesús proveyó agua para los sedientos. ¿Recuerdan a Jesús invitando a Mateo, el recaudador de impuestos —alguien con quien nadie quería tener nada que ver— a unirse a su grupo de discípulos? Jesús recibió al forastero.
La identidad de nuestros misioneros de Glenmary es ser humildes, empáticos y cercanos a las personas
a las que servimos. Esto significa repartir comida en una despensa de alimentos, visitar otras iglesias, ayudar a los migrantes que trabajan en el campo, ir a la escuela secundaria local para dar clases particulares y saludar a los estudiantes al comienzo del día, pintar una habitación en el hogar de ancianos local, ayudar a quienes atraviesan crisis financieras con sus facturas de electricidad, alquiler, etc., visitar a hombres y mujeres en prisión, acompañar a quienes tienen adicciones, proporcionar alimentos frescos a quienes viven en desiertos alimentarios, construir rampas para casas y remolques para personas con discapacidad, visitar a quienes se sienten solos en el hogar de ancianos, hablar con quienes recorren el Sendero de los Apalaches, ayudar en situaciones de desastre: vivir el Evangelio.
Jesús, el Buen Pastor, nunca deja a su Iglesia desatendida. Él usa las voces de las personas de la familia de la fe para que sean su voz hoy, para compartir la gran promesa que marca la diferencia en nuestras vidas: “Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco. Ellas me siguen, y yo les doy vida eterna. Nunca perecerán y nadie las arrebatará jamás de mi mano”. De manera particular, Jesús utiliza la vida de los misioneros de Glenmary. Agradezcamos eternamente la vida y el don del Papa Francisco y redediquémonos a ser embajadores gozosos de Cristo: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.
VOCACIONES / Nuevo tiempos.
Glenmary está redoblando sus esfuerzos para atraer a jóvenes latinos que quieran convertirse en sacerdotes o hermanos de la congregación. Cuatro jóvenes hispanos exploran ya una posible vocación religiosa con Glenmary. Dos de ellos han visitado misiones en Tennessee y Carolina del Norte este año, mientras que otros dos llevan ya meses en constante comunicación y seguimiento con el departamento de Vocaciones.
Adicionalmente, el segundo vicepresidente de Glenmary, el padre Steve Pawelk, ha formado un grupo en WhatsApp con nueve jóvenes mexicanos con quienes conversa una vez al mes para orientarlos en su proceso de discernimiento y responder a las dudas que tengan.
Para dar seguimiento a estos esfuerzos, el primer vicepresidente, padre Aaron Wessman, y el subdirector de Vocaciones, el hermano David Henley, planean viajar en julio próximo a México para reunirse con estos jóvenes.
Glenmary busca así adecuarse a la realidad de sus misiones, que en su mayoría cuentan con alta presencia de feligreses de habla hispana. Esta situación también se refleja en la Iglesia Católica a nivel nacional, entre cuyos seguidores los latinos representan ya más del 45 por ciento. Mientras tanto, la institución sigue buscando postulantes en Estados Unidos. También lo sigue haciendo en Kenia y Uganda, países africanos de donde ha provenido la mayor parte de sus miembros consagrados en las últimas dos décadas.
El padre Neil Pezzulo oficia Misa ante una feligresía repleta de latinos.
Dos misiones de Glenmary en el centro de Tennessee crecen con nuevas misas y ministerios.
POR THERESA
NGUYEN- GILLEN
Livingston y Celina son dos pueblos emblemáticos del Estados Unidos rural. Ambos se ubican en el extremo noroeste de la Diócesis de Nashville, cerca de la frontera con Kentucky. Tienen carreteras sinuosas de dos carriles sin arcenes. Son las sedes de sus re-
spectivos condados, Overton y Clay. Y cada uno cuenta con una misión de Glenmary en crecimiento.
Livingston ya cuenta con misa semanal
La comunidad católica del condado de Overton comenzó a reunirse hace tres años, después de que Lorenzo Aju, misionero laico de Glenmary, y su esposa, Nicolasa, se mudaran a Livingston para fundar una nueva misión. Al llegar, no conocían a nadie, pero rápidamente forjaron amistades. Comenzaron una misa mensual los sábados por la tarde para fortalecer la comunidad en torno a la Eucaristía, celebrada por sacerdotes de Glenmary que viajaban 55 millas desde la misión del condado de Macon. Lorenzo y Nicolasa también co-
nectaron con miembros de la Primera Iglesia Metodista, que se ha convertido en el lugar donde la comunidad católica se reúne para misas, comidas compartidas, estudios bíblicos y ministerios ecuménicos. Al no haber sacerdote disponible para celebrar misa cada semana en Livingston, Lorenzo y Nicolasa comenzaron a asistir a parroquias en otros lugares. La pareja y un grupo de católicos viajaban a la misión de Glenmary en Celina los sábados por la noche y los domingos por la mañana, con otro grupo, a Cookeville, a una parroquia diocesana.
ARRIBA, IZQ.: El padre Charlest Aketch convive con dos niños que hicieron su primera comunión en abril. DERECHA: El padre Mike Kerin refuerza el trabajo que Lorenzo Aju y su esposa Nicolasa iniciaron hace tres años.
Pero esta primavera, la misión está dando un paso adelante. Glenmary ha asignado al padre Mike Kerin para servir tanto en la misión de Celina como en la de Livingston, ubicadas a unos veinte minutos una de la otra.
El domingo 6 de abril, el padre Mike se preparó para celebrar la primera misa semanal junto con la comunidad del condado de Overton. “¿Vendrá alguien?”, se preguntó. Habían pasado varios días de mal tiempo, lo que a menudo hace que la gente se abstenga de salir. “Pero a las 9 a.m. hubo una reunión importante”, dice el padre. “Quizás unas 50 personas, que casi llenaron la pequeña capilla de la Iglesia Metodista”. Todos eran hispanos, excepto dos anglosajones que se unieron al grupo.
La gracia de Dios
En la primera lectura de esa primera misa dominical en Livingston, se leyó que Dios dijo: “Yo estoy por hacer algo nuevo” (Isaías 43, 19).
“Sin duda, Dios está haciendo algo nuevo”, dijo el padre Mike. Dios ha estado obrando a través de la diócesis, a través de los esfuerzos de evangelización de Lorenzo y Nicolasa, a través de Glenmary por iniciar la misión, a través de los Glenmarianos que han servido y continúan sirviendo en la zona, a través de la iglesia metodista que alquila su espacio y a través de los miembros de la comunidad católica reunidos allí.
Fue la comunidad la que impulsó las misas dominicales, dice Lorenzo. “La gente pedía la Eucaristía”.
“Y tuvimos la gracia de verla”, dice el padre Mike. “Glenmary comparte esto con ustedes para que también puedan ver las maravillas que Dios está haciendo. Es algo realmente nuevo. ¡Y nos alegramos por ello!”
Crecimiento en Celina
Mientras tanto, en Celina, la otra misión de Glenmary donde el padre Mike ha sido asignado, la Iglesia del Divino Salvador comenzó hace casi 40 años cuando una mujer que se mudó a Celina donó el dinero para su construcción, y se convirtió en una misión de la parroquia diocesana a 45 minutos de distancia. Solo había dos o tres personas en la misa, dice Pat Roberts, una feligresa, y “hacíamos de todo”, desde verter hormigón para el estacionamiento hasta servir en el consejo parroquial.
Pat ha asistido a la Iglesia del Divino Salvador desde el principio. “Fui la segunda católica practicante en Celina”, dice, recordando una época en la que ir a la iglesia
significaba viajar hacia el norte, cruzando la frontera con Kentucky.
Hoy, la iglesia ha crecido y unas 40 personas asisten a la misa de fin de semana.
Ella atribuye el crecimiento de la misión a la labor comunitaria del padre de Glenmary Vic Subb. La Iglesia del Divino Salvador se convirtió en una misión de Glenmary en 2012 cuando el padre Vic fue nombrado párroco tanto allí como en la cercana Iglesia de la Sagrada Familia, en el condado de Macon.
Pequeña pero hermosa
“Quienes nos visitan dicen que somos muy acogedores”, dice Pat. Su compañera feligresa Shirley Spaziani puede dar fe de ello. Shirley y su esposo se mudaron recientemente y se hicieron feligreses, a pesar de vivir más cerca de otra parroquia.
“Hay algo especial en una comunidad parroquial pequeña”, dice Shirley. Señala un rincón del vestíbulo donde los feligreses suelen llevar huevos, frutas y verduras para compartir.
El padre de Glenmary Charles Aketch, párroco de la Sagrada Familia y el Divino Salvador durante siete años, habla con cariño de la comunidad. “Los voy a extrañar”, dice.
Por primera vez en su historia, el Divino Salvador tendrá su primer párroco consagrado y residente en el condado de Clay. En abril, el padre Mike Kerin se convirtió en párroco del Divino Salvador. También atenderá a la comunidad católica del condado de Overton mientras el padre Charles siga siendo párroco de la Sagrada Familia.
“Es una de las congregaciones más hermosas”, dice el padre Charles sobre el Divino Salvador. No les importa si eres latino o estadounidense. Hacen cosas juntos.
Por primera vez, la comunidad de Livingston celebra Misa cada semana.
AVIVA LA FE
A diferencia de otras comunidades religiosas, los sacerdotes y hermanos de Glenmary hacen un cuarto voto: la oración. ¿Por qué esta exigencia?
por el padre esteban pawelk
Cuando un sacerdote o hermano de Glenmary coloca la mano sobre la Biblia y presta juramento, incluye un llamado especial a la oración. Esto no es habitual; la mayoría de los religiosos profesan votos o juramentos a tres aspectos evangélicos: pobreza, castidad y obediencia. Sin embargo, ¿no estamos todos los cristianos llamados a la oración? ¿No estamos todos los religiosos, hombres y mujeres, llamados a la oración? ¿Por qué añadir este juramento?
Imaginen a Glenmary, a principios de 1939, intentando establecer la Iglesia católica en la zona rural de los montes Apalaches, antes de la guerra contra la
pobreza del presidente Johnson, cuando las montañas aún estaban muy aisladas del resto de Estados Unidos. Los sacerdotes y hermanos provenían de culturas muy católicas de otras partes del país.
En aquel entonces, la Misa se celebraba en latín, y la mayoría de la gente de allí nunca había conocido a un católico. No estaban seguros de que los católicos fueran cristianos. Abundaban las sospechas y los prejuicios. ¡Un misionero católico en ese entorno debía ser una persona de oración!
Intolerancia anticatólica
El prejuicio contra los católicos no es ninguna broma. Aquí les comparto una experiencia real que viví en mi vida misionera (que comenzó en 1983), sólo a manera de ejemplo. En 2013, visitaba a una conversa al catolicismo y a su esposo, que no salía de casa. Ella nació y creció en las montañas de Tennessee, con un abuelo de la Iglesia de Dios como pastor. Cuando ella les dijo que iba a Nueva Jersey para casarse con un católico, le ordenaron que llevara un cuchillo. ¿Por qué? Porque su abuelo creía que el sacerdote se atribuía el derecho a acostarse con la novia. El cuchillo era para protegerse. Después de la boda, le contó a su abuelo que no necesitó el cuchillo “porque ni siquiera lo intentó”.
Proclamar la fe donde quizás no se te necesite requiere que un sacerdote o hermano de Glenmary tenga una práctica especial de oración. Sin embargo, la razón de este juramento va más allá de esta necesidad práctica.
La Constitución y el Directorio de Glenmary describen con detalle explícito lo que implica nuestro lla-
Los cinco novicios y el padre Esteban oran juntos, a diario, en la capilla del Noviciado de Glenmary.
mado a la oración. Hay 18 párrafos sobre la oración entre ambos documentos que exponen todos los aspectos del estilo de vida de Glenmary. Nos tomamos la oración en serio porque, como bien dice nuestra Constitución:
“Sin oración, la fe pronto se seca y muere. Sin oración, la caridad se enfría y se vuelve rutina, y la esperanza se convierte en una utopía”
Nuestra oración debe ser comunitaria, personal y ecuménica. Así, aunque la oración nos fortalece, a quienes solemos vivir entre pocos católicos y aún nos enfrentamos ocasionalmente a prejuicios anticatólicos, seguimos celebrando la oración con cristianos no católicos. A menudo buscamos y creamos nuevas formas de oración ecuménica. Para ello, es necesario ser firmes en la fe. Los glenmarianos son contemplativos en acción: rezan en el camino o en capillas ante el Santísimo Sacramento, rezan con otros en diversos entornos —iglesias, jardines, residencias de ancianos, campos de tomates— y en privado en los hogares de las personas a quienes servimos. Como instruye nuestra constitución, los glenmarianos “debemos renovar y fortalecer nuestra vida personal de oración para que, con ferviente caridad, renovada esperanza y una fe firme, podamos llegar desde nuestra comunidad a todos los necesitados en las zonas rurales y pequeños pueblos de Estados Unidos” (#44).
Entre las clases, la lectura espiritual, un día de trabajo manual y un día libre, un novicio reza. Este es su horario diario:
8: 00 A.M. Oración comunitaria en Glenmary
9 : 00 A.M. Oficio Divino
11 : 30 A.M. ó 12:05 p.m. Misa diaria
4 : 30 P.M. Adoración (una hora)
8: 00 P.M. Oración de la noche
VIERNES: Gran Silencio para una meditación más profunda.
MARTES Y SÁBADOS: Rosario comunitario.
Nuestra oración comunitaria es la Liturgia de las Horas, la Lectio Divina, y, por supuesto, en palabras tanto de nuestra constitución como del directorio: “Consideramos que la Eucaristía es la oración central de nuestras vidas” (#41 y #42).
Desde el comienzo de la misión de Glenmary, el objetivo de establecer nuevas comunidades católicas en condados donde no existen ha sido el núcleo de nuestro ministerio. Esto requiere sacerdotes y hermanos cuyas vidas estén arraigadas en la Eucaristía. Ellos comparten esa expresión sacramental de la Presencia Real con otros. Pero esa expresión sacramental no se limita a los muros de la iglesia. Nuestro servicio al reino de Dios implica lidiar con los pecados de nuestro tiempo: la pobreza, los prejuicios, el abuso de poder y más. Ese pecado social afecta la vida diaria de todos en nuestro condado, católicos y no católicos por igual.
Ser testigos de la justicia y de la plenitud del Evangelio en comunidades donde somos minoría no es tarea fácil. Tenemos la fuerza para caminar con los demás solo porque somos hombres de la Eucaristía. Todo lo que hacemos surge de nuestra relación con Jesús, que se nutre de la oración y la Eucaristía. Por lo tanto, la sabiduría de nuestro fundador y nuestra constitución y directorio actuales nos llaman a una práctica especial de oración. Oramos para que seamos testigos de todo el amor, la misericordia y la justicia de Dios. ¡Por favor, oren por nosotros como nosotros oramos por ustedes!.
Nació en un país rico. Vivió más de 20 años en un país en vías de desarrollo.
El nuevo papa León XIV ha convivido tanto con la riqueza como con la pobreza.
POR OMAR CABRERA
En su primer mensaje tras ser electo papa, León XIV habló a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro en dos idiomas: italiano y español. El otrora cardenal Robert Francis Prevost pronunció palabras de cariño para los católicos de Chiclayo, la diócesis peruana de la que fue obispo.
La cercanía del nuevo papa con América Latina y los latinos también se refleja en el hecho de que en 2015, decidió adoptar la nacionalidad de Perú, que ahora combina con la de Estados Unidos.
El Papa León XIV, electo el 8 de mayo, nació en Chicago, Estados Unidos, país donde creció y estudió una licenciatura en Matemáticas. También tiene un doctorado en derecho canónico por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, en Roma. Fue ordenado sacerdote en Roma, a la edad de 26 años.
John Prevost, hermano del nuevo Papa, dice que veremos al pontífice “buscando ayudar a los pobres, los oprimidos, los que son ignorados en la vida, porque él ha pasado tanto tiempo en las misiones en Perú, y creo que ahí es donde está su corazón”.
Nacido en un país rico y desarrollado, el nuevo Papa vivió más de 20 años en Perú, un país en vías de desarrollo donde sirvió en varias regiones, incluidas algunas con altos índices de pobreza.
Glenmary saluda al nuevo papa
El presidente de Glenmary, padre Dan Dorsey, celebra la elección del nuevo papa. “Confiamos en que el nuevo Santo Padre construirá sobre la base del amor evangélico y los avances que impulsó el papa Francisco por acoger en el seno de la Iglesia a todas las personas”, dijo el padre Dan.
El papa León XIV, que pertenece a la Orden de San Agustín, es un misionero y ha trabajado sirviendo a los necesitados, como lo hacen los misioneros de Glenmary en zonas rurales y pequeños pueblos de Estados Unidos, agrega el presidente de Glenmary.
“Pedimos al Espíritu Santo que ilumine a nuestro nuevo pastor en su misión de guiar a la Iglesia universal según la voluntad del Señor”, añade el padre Dan, quien celebra que por primera vez los cardenales hayan electo a un papa nacido en Estados Unidos.
“Tenemos la esperanza de que el nuevo papa servirá como instrumento del Señor para fomentar la unidad tanto dentro de la Iglesia como en el mundo en general”.
-PADRE DAN DORSEY, PRESIDENTE DE GLENMARY
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“El amor venció al odio. La luz venció a las tinieblas. La verdad venció a la mentira. El perdón venció a la venganza.
El mal no ha desaparecido de nuestra historia, permanecer á hasta el final, pero ya no tiene dominio, ya no tiene poder sobre quien acoge la gracia de este d í a”.
-PAPA FRANCISCO, EN SU ÚLTIMA HOMILÍA (20/ABRIL/2025).
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