CORONADA DE ESTRELLAS

PRIMERA REDACCIÓN

CORONADA DE ESTRELLAS

CARTA PASTORAL

CON MOTIVO DE LA CORONACIÓN DE LA IMAGEN DE NTRA. SRA. DEL CAMPO, PATRONA DE ALISEDA

+ FRANCISCO CERRO CHAVES OBISPO DE CORIA - CÁCERES

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ÍNDICE I.- ORACIÓN A NTRA. SRA. DEL CAMPO II.- INTRODUCCIÓN III.- PRIMERA PARTE 1.- La Comunidad Parroquial de Aliseda pide al Obispo de la Diócesis que la Imagen de Ntra. Sra. Del Campo sea coronada solemnemente.

2.- Decreto de Mons. D. Francisco Cerro Chaves concediendo la coronación de la Imagen de Ntra. Sra. Del Campo, patrona de Aliseda.

IV.- SEGUNDA PARTE Preparación de la Coronación de la Imagen de Ntra. Sra. del Campo 1.- A nivel comunitario A.- Celebración del Congreso Mariano B.- Jornada diocesana de Caritas C.- Encuentro de Apostolado Seglar D.- Encuentro de “Marías de los Sagrarios” 2.- A nivel personal A.- Arrepentíos y convertíos de vuestros pecados B.- Sed santos C.- Reavivad vuestro sacerdocio bautismal

V.- TERCERA PARTE La Coronación de la Imagen de Ntra. Sra. del Camino 1.- Fundamentos de la coronación de Ntra Señora del Campo.

2.- Significado de esta Coronación 3.-La corona que ponemos sobre la cabeza de la Imagen

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Compromisos cristianos 1.- Anunciar a Jesucristo 2.- Potenciar la participación en la Eucaristía 3.- Solidarizarnos con los necesitados y ayudarlos 4.- Fortalecer la familia cristiana 5.- Defender la vida humana, toda vida humana 6.- Potenciar la dimensión mariana de nuestra vida cristiana En el Año Sacerdotal 1.- Oremos por los sacerdotes 2.- Oremos por las vocaciones sacerdotales

Ritual de la coronación de la Imagen de Ntra. Sra. Del Campo.

Oración a Ntra. Sra. Del Campo

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ORACIÓN A NTRA. SRA. DEL CAMPO ¡Ntra. Sra. del Campo!

Sabemos que “Coronada de estrellas” eres Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa y Templo del Espíritu Santo.

Cuida de tus hijos, de los más pobres y necesitados, de los que viven fuera, de los que en Aliseda y en estas tierras están enfermos e impedidos, no tienen trabajo, no hogar y se sienten solos y desamparados.

Santa María del Campo, haznos vivir el Evangelio de tu Hijo Jesús para transformar el mundo, según el corazón de Dios.

Amén + Francisco Cerro Chaves Obispo de Coria - Cáceres

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INTRODUCCIÓN ¡Queridos hermanos y hermanas!

Os anuncio una buena y hermosa Noticia: el próximo día 14 de agosto del presente año del Señor 2010, procederemos, si Dios quiere, a coronar canónicamente la Imagen bendita de Ntra. Sra. del Campo, Patrona de la Villa de Aliseda (Cáceres).

Se trata de una Imagen venerada que cuenta con la devoción de numerosísimos fieles de Aliseda y municipios cercanos y lejanos.

Os invito a todos a participar en esta fiesta mariana de la mejor manera que os sea posible.

En esta Carta Pastoral que os envío con gozo y esperanza a todos y, de manera especial, a los hijos e hijas de Aliseda, os propongo los caminos de la preparación, la celebración y la vivencia de la Coronación de nuestra Madre con el fin de no quedarnos en lo externo ni en lo meramente humano y festivo con ser bueno, sino llegar a su profundo significado.

Os exhorto a que viváis este acontecimiento de forma cristiana y religiosa; así, esta efemérides mariana dejará honda e imperecedera huella mariana en la historia de Aliseda, en la conciencia y memoria de todos y, particularmente, en la Comunidad cristiana que camina por estas tierras hacia la Casa del Padre bajo la protección de la Stma. Virgen del Campo.

Os invito a leer y meditar sin prisas y con paz esta Carta Pastoral para que podáis descubrir, interiorizar, hacer vuestros y vivir los contenidos teológicos, marianos, espirituales y misioneros que contiene. Estoy convencido de que de esta manera podremos vivir en adelante como mejores hijos e hijas de Nuestra Señora del Campo, como buenos hermanos y hermanas y como servidores unos de otros.

Dispongámonos todos con la gracia del Señor a coronar la Imagen bendita de la Stma. Virgen María, en su advocación entrañable de Nuestra Señora del Campo, Patrona de Aliseda.

A vosotros, queridos hermanos sacerdotes, os ruego que alentéis la preparación y la celebración de este acontecimiento mariano. Meditad estas palabras del recordado y amado Papa Juan Pablo II, que en su Exhortación 5

Apostólica Postsinodal “Pastores dabo vobis”, decía del Sacerdote unas palabras que nunca debemos olvidar para permanecer fieles a nuestra identidad y gozosos en el ejercicio de nuestro ministerio pastoral: “El sacerdote, en cuanto que representa a Cristo Cabeza, Pastor y Esposo de la Iglesia, se sitúa no sólo en la Iglesia, sino también al frente de la Iglesia. El sacerdocio, junto con la palabra de Dios y los signos sacramentales, a cuya servicio está, pertenece a los elementos constitutivos de la Iglesia” (n.16).

Y termina el Papa esté parágrafo afirmando: “De este modo, por su misma naturaleza y misión sacramental, el sacerdote aparece en la estructura de la Iglesia, como signo de la prioridad absoluta y gratuidad de la gracia que Cristo resucitado ha dado a su Iglesia” (n.16).

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PRIMERA PARTE La Coronación canónica de una imagen de la Stma. Virgen María es un acto que se realiza en pocas ocasiones y sólo en aquellas imágenes de la Virgen María que son objeto de una auténtica y constante devoción por parte de un número importante de fieles y con más de cien años de antigüedad.

Recordemos que en nuestra amada Diócesis de Coria-Cáceres han sido coronadas hasta el presente seis imágenes de la Stma. Virgen María en sus advocaciones propias y entrañables: * La Stma. Virgen de la Montaña, patrona de la Ciudad de Cáceres, en el año 1924 * La Stma. Virgen de la Consolación, patrona de la Villa de Montánchez, 10 de septiembre de 1950 * La Stma. Virgen de Argeme, patrona de la Ciudad de Coria y co-patrona de la Diócesis, el 20 de mayo de 1956. * La Stma. Virgen del Prado, patrona de la Villa del Casar de Cáceres, 1 de agosto de 1988 * La Stma. Virgen de Cabezón, patrona de Cañaveral, 10 de mayo de 2003 * La Stma. Virgen de la Luz, patrona de Arroyo de la Luz, 23 de abril de 2006 * La Stma. Virgen de Inmaculada, patrona de Torrejoncillo, 6 de diciembre de 2008.

La Comunidad cristiana de Aliseda, presidida por su Párroco el Rvdo.

Sr. D. Juan Antonio Aroca Panadero, recogiendo el sentir y el clamor del pueblo, solicitó y pidió en su día al Excmo. Sr. Obispo de la Diócesis Mons. D. Francisco Cerro Chaves la Coronación Canónica de la Imagen de Ntra. Sra. del Campo, patrona de Aliseda.

Ofrecemos a continuación el texto.

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1.- PETICIÓN DE LA CORONACIÓN CANÓNICA DE LA IMAGEN DE NTRA. SRA. DEL CAMPO, PATRONA DE ALISEDA Excmo. y Revdmo. Sr. D. Francisco Cerro Chaves Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres Cáceres Excmo. Y Revdmo. Sr. Obispo Juan Antonio Aroca Panadero, Cura Párroco de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Aliseda, contando con el respaldo fervoroso de este Pueblo, con el debido respeto y consideración EXPONE que recogiendo el sentir y el parecer unánime de la Comunidad cristiana de Aliseda, del Consejo Pastoral Parroquial de la misma y de la Junta de la Cofradía de Ntra. Sra. Del Campo y teniendo en cuenta el sentir concorde de esta Villa de proceder a la Coronación Canónica de Ntra. Sra. Del Campo, Patrona de esta Villa, RUEGA tenga a bien acoger esta petición y otorgar a esta Parroquia y a esta Villa la gracia de coronar canónicamente y en la fecha determinada por V.E. esta Bendita Imagen de la Ntra. Sra del Campo, tan querida y vinculada a todos los habitantes de la Villa y, de manera muy peculiar, a esta Comunidad Parroquial.

Es gracia que espera alcanzar de V.E.R. cuya vida Dios guarde muchos años para el bien de esta Diócesis de Coria-Cáceres.

Aliseda, 16 de octubre de 2008

Juan Antonio Aroca Panadero Cura Párroco

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2.- DECRETO DEL EXCMO. SR. OBISPO POR EL QUE DETERMINA PROCEDER A LA CORONACIÓN DE LA IMAGEN DE NTRA. SRA. DEL CAMPO, PATRONA DE ALISEDA. MONS. DON FRANCISCO CERRO CHAVES, OBISPO DE LA DIÓCESIS DE CORIA-CÁCERES, POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SEDE APOSTÓLICA Corresponde al Obispo de la Diócesis, a petición de la Comunidad cristiana local, juzgar sobre la oportunidad de coronar una imagen de la Stma.Virgen, teniendo en cuenta la devoción popular que suscita y el cultivo de una vida auténticamente cristiana que nace y brota de esa devoción.

Conociendo el arraigo de la devoción que el pueblo de Aliseda profesa a Ntra. Sra. del Campo, hasta el punto de reunir a numerosos devotos en torno a su fiesta y atendiendo con solicitud paternal y pastoral la petición de la coronación de la Imagen de Nuestra Señora del Campo, Patrona de la villa de Aliseda, que la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de Aliseda, presidida por el Rvd. Sr. D. Jaime Martín Grados Reguera, Párroco de la misma, y que recoge el sentir popular, nos ha hecho llegar, examinado su petición con el respeto y consideración debida, en conformidad con la normativa vigente en la Iglesia DECRETA Que es procedente y conforme a derecho proceder a la Coronación de la Imagen Bendita de Nuestra Señora del Campo, que cuenta con la devoción de numerosísimos fieles de Aliseda y de los pueblos cercanos y además cuenta con más de cien años de antigüedad, Que el día 14 de agosto del presente año de gracia del Señor 2010, en una solemne celebración que tendrá lugar en la Villa de Aliseda, procederemos con la gracia del Señor a la Coronación Canónica de la Imagen de Nuestra Señora del Campo, patrona de Aliseda, perteneciente al Arciprestazgo de la “Purísima Concepción” de esta Diócesis.

Estoy seguro que la preparación y la Coronación de la Virgen contribuirán a acrecentar más si cabe el amor y la devoción a la Stma.

Virgen y la renovación en el seguimiento de Nuestro Señor Jesucristo, y una más activa pertenencia, vinculación y participación en la vida y misión de la Iglesia.

Dado en Cáceres, a 22 de enero de 2009 + Francisco Cerro Chaves Obispo de Coria-Cáceres Por disposición del Sr. Obispo Diego Zambrano López Secretario Canciller 9

SEGUNDA PARTE PREPARACIÓN PARA LA CORONACIÓN DE NTRA. SRA. DEL CAMPO La coronación de la Virgen del Campo, como acontecimiento humano y religioso, exige de nosotros que nos preparemos y nos dispongamos bien para celebrarla de forma adecuada. Así como preparamos todos los acontecimientos humanos, familiares y religiosos con cariño, delicadeza y atención, así también y mucho más debemos preparar la coronación de la Imagen de la nuestra Señora del Campo. ¿En qué consiste esta preparación?

A través de las páginas que siguen voy a ofreceremos un camino concreto y peculiar de preparación que está en perfecta consonancia con lo que vosotros habéis programado y que yo asumo insistiendo en lo más esencial y más necesario para vuestra Parroquia y para nuestra Diócesis.

Os lo agradezco sinceramente. Lo inserto aquí con alegría y esperanza y os invito a que lo realicéis bajo la guía y el aliento del Rvdo. Sr. D. Jaime Martín Grados, Párroco de esta Villa y con la ayuda imprescindible del Espíritu Santo, verdadero protagonista de la evangelización y Maestro interior de los cristianos. ¿Qué pretendemos con esta preparación?

Es nuestro propósito ayudaros a formar, celebrar, vivir y testimoniar vuestra fe, pues una fe que no se forma, que no se celebra, que no se vive y que no se testimonia…puede tambalearse y difuminarse ya que el clima cultural en que vivimos está penetrado de agnosticismo, de indiferencia religiosa… y puede dejar sentir su influencia en los creyentes.

Deseamos renovar la devoción, acrisolada a lo largo del tiempo, que todo el pueblo profesa a la Stma. Virgen María en su entrañable advocación de Nuestra Señora del Campo.

Queremos imitar más y mejor, como buenos hijos e hijas, a María por ser nuestra Madre bendita y amorosa Patrona.

Anhelamos recuperar con nueva ilusión e intensidad “la dimensión mariana de nuestra vida” (RM 45).

Es nuestro deseo seguir escuchando las palabras que María dijo a su Hijo Jesús en las Bodas de Caná: “no tienen vino”. Escuchar sinceramente esta llamada de María nos ha de llevar a todos llenar las manos de los empobrecidos.

En sintonía con mi última Carta Pastoral “La Religiosidad Popular.

Revelado a la gente sencilla” (2010), os invito a renovar la religiosidad popular en su dimensión mariana.

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1.- Preparación comunitaria * Un Congreso mariano La hora de la Iglesia es hora de evangelización, por eso me alegro mucho que hayáis programado este Congreso que os ayudará a fortalecer vuestra fe, a acrisolar vuestra devoción a la Stma. Virgen y a fortalecer vuestra caridad.

Agradezco la intervención en el citado congreso de las personas que intervendrán en el y cuya competencia teológica y devoción filial a la Virgen María está acreditada y es conocida por todos. Los saludamos desde aquí y el agradecemos su participación: Mons. D. Santiago Aracil, Arzobispo de Mérida-Badajoz Mons. D. Amadeo Rodríguez Magro, Obispo de Plasencia D. Florentino Muñoz Muñoz, sacerdote diocesano D. Ramón de la Trinidad Piñero Mariño, sacerdote diocesano Es hermoso y altamente positivo que nuestras Parroquias sean también cátedras de alta Teología y Mariología. Asistid a estas conferencias. Espero que os ayuden a formar vuestra fe, a ser mejores testigos de Dios en el mundo y a mantener viva la memoria de Jesucristo en nuestra sociedad. Más aún, confío en que favorecerán la renovación de vuestra devoción a la Stma. Virgen María.

Recordemos y meditemos estas palabras de Pablo VI: “La Stma. Virgen no defrauda ninguna de las aspiraciones profundas de los hombres de nuestro tiempo e incluso les ofrece el modelo consumado del discípulo del Señor: obrero de la ciudad terrena y temporal y, al mismo tiempo, peregrino incansable hacia la ciudad celeste y eterna; promotor de la justicia que libera al oprimido y de la caridad que socorre al necesitado, pero sobre todo testigo activo del amor que edifica a Cristo en los corazones” (Encíclica: “El culto a la Virgen María”, 1974; n.37).

Recordemos y meditemos estas palabras de Juan Pablo II: “La Iglesia, acudiendo al corazón de María, a la profundidad de su fe, expresada en las palabras del Magnificat, renueva cada vez mejor en sí la conciencia de que no se puede separar la verdad sobre Dios que salva, sobre Dios que es fuente de todo don, de la manifestación de su amor

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preferencial por los pobres y los humildes, que, cantado en el Magnficat, se encuentra luego expresado en las palabras y obras de Jesús” 1. * Celebración de la Jornada diocesana de Caritas En esta Jornada contamos con la presencia de D. Francisco Lorenzo, técnico de Caritas Española que ofrecerá una conferencia cuyo contenido responde a problema muy actual. El título de la misma es: “las heridas del crecimiento”.

Esta celebración está en sintonía con uno de los grandes objetivos del actual Plan Pastoral Diocesano que dice: “Asumir, impulsar y dar a conocer el compromiso socio-caritativo en los diversos ámbitos de la Iglesia Diocesana”.

Todos sabéis, queridos hermanos y hermanas, que la credibilidad de la Iglesia y del anuncio del Evangelio y, por tanto, del cristiano, pasa por su servicio y dedicación a los pobres y necesitados. Por esos, os exhorto y os ruego que asistáis también a esta Conferencia. Estoy seguro que os ayudará a todos a escuchar el clamor de los pobres y en él el grito de Dios, a ayudar a los empobrecidos de la tierra a salir de su situación trágica y a bajar de la cruz a los nuevos crucificados de la historia. No debemos permanecer indiferentes ante los que sufren en la tierra.”La Iglesia critica a todos aquellos que tratan de reducir el espacio de la fe a la vida personal o familiar, excluyendo la esfera profesional, económica, social y política, como si el pecado, el amor, la oración y el perdón no tuviesen relevancia en estos sectores”2. Más aún, “anunciar un Evangelio sin conexiones económicas, sociales, culturales y políticas, significa en la práctica una mutilación y equivale a una cierta connivencia con el orden establecido” 3 El Señor nos sigue preguntando hoy: “¿Dónde está tu hermano?” ¿Qué estás haciendo de tu hermano? Respondamos con sinceridad a estas preguntas. Nunca olvidemos que el ayuno que agrada a Dios es “abrir las prisiones injustas, compartir el pan con el hambriento, vestir al desnudo, acoger al peregrino, al inmigrante, dar de beber al sediento…Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente. Te precederá tu justicia, la gloria de Yahvé te seguirá. Entonces clamarás, y Yahvé ye responderá” (cf. Is.58,1-9). La Cuaresma que estamos celebrando así nos lo pide.

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Juan Pablo II, Encíclica: “La Madre del redentor”, 1987, n.37.

Documento de Puebla, n.515 3 Ibd. 558 2

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Hagamos realidad la opción preferencial, no excluyente ni exclusiva, por los pobres que fue asumida por nuestra Diócesis en la Asamblea Sinodal (noviembre de 1987; proposición 84) y más tarde se reafirmó en la Asamblea Presbiteral (julio de 1995; proposiciones 13 y 14). * Celebración de un Encuentro de Apostolado Seglar Me alegro mucho de que hayáis escogido en vuestro Congreso este tema de tanta importancia en la vida y misión de la Iglesia ya que “la Iglesia no está verdaderamente formada ni vive plenamente, ni es representación perfecta de Cristo entre las gentes, mientras no exista y trabaje con la jerarquía un laicado propiamente dicho” (AG 21). Estas enseñanzas del Concilio deben estar siempre presentes en nuestras mentes y corazones para que informen nuestros comportamientos pastorales. No las olvidemos.

Este tema, como bien conocéis, está en plena consonancia con otro de los objetivos del actual Plan Pastoral Diocesano que dice: “establecer, fomentar y animar cauces y medios para que los laicos vivan su compromiso bautismal en la comunidad y en la sociedad”. No nos encerremos en las sacristías. El Señor nos ha enviado al mundo: “Id y haced discípulos míos a todas las gentes…” (Mt.28). Nuestra Iglesia Diocesana, nuestras Parroquias, nuestras Comunidades cristianas…siempre han sido evangelizadoras, misioneras…También para nosotros la hora presente es la hora de la nueva evangelización “con nuevo ardor, con nuevos métodos, con nuevas expresiones, con el fervor de los santos, en comunión eclesial, con palabras audibles y con signos mesiánicos…Aquí estamos y por aquí queremos seguir siempre con la ayuda del Espíritu y la colaboración de todos y de todas…”Id también vosotros a mi viña…”.

Todos estáis llamados a trabajar en la “viña del Señor” desde el don, carisma o ministerio recibido y en comunión con los Pastores de la Iglesia.

Por eso, nadie debe quedarse indiferente ni ocioso ante la llamada del Señor. De vosotros, queridos hermanos y hermanas, depende también la renovación de nuestras Parroquias y comunidades cristianas. De vosotros depende también la evangelización del mundo hasta el punto de que la nueva evangelización no se hará sin los laicos. Lo que no hagáis vosotros, se quedará sin hacer para siempre. ¡Ánimo! ¡Participad en el trabajo del Señor desde la experiencia de trato con el Señor del trabajo!. Vivid y trabajar siempre en comunión eclesial.

Ante el individualismo y subjetivismo, queremos fortalecer la unidad, la comunión. No vivamos cada uno a su aire. La evangelización es una tarea eclesial. Además, tengamos presente que uno es más eficaz trabajando con otros. Por ello, queremos promover, y lo estamos haciendo ya, un laicado asociado. Realmente el asociacionismo es signo y expresión 13

de la comunión. Recordemos y hagamos realidad hoy y siempre la cultura de la comunión: co-responsabilidad, co-participación, co-laboración, covergencia desde el don, carisma o ministerio recibido del Señor. “Piensen, por fin, los presbíteros que están en medio de los seglares para conducirlos a todos a la unidad de la caridad” (PO 9). ¡Queridos hermanos laicos!

Os ruego que cuidéis la contemplación, la comunión y la misión. * Sed santos: vivid la santidad en la vida ordinaria, en la familia, en los trabajos, en las relaciones humanas: “Todos los fieles cristianos, en cualquier condición de vida, de oficio o de circunstancias, y precisamente por medio de todo eso, se podrán santificar de día en día, con tal de recibirlo todo con fe de la mano del Padre celestial, con tal de cooperar con la voluntad divina, manifestando a todos incluso en una servidumbre temporal, la caridad con que Dios amó el mundo” (LG 82). * Vivid en la Iglesia que es misterio de comunión trinitaria en tensión misionera encarnado en comunidades cristianas históricas y concretas. Participad en la vida y misión de la Iglesia siempre en comunión. Esforcémonos todos en promover en la Diócesis y en las Parroquias un laicado que se integre armónicamente y participe activamente en la vida y misión de la Iglesia (cf. AA 10). * Injertados en la Iglesia por el Bautismo, no olvidemos nunca que “la Iglesia entera, sacramento de salvación (LG 1), Pueblo de Dios (LG 9), es ya, en sí misma, un hecho público; puede y debe estar activamente presente en el seno de la sociedad civil; y así hacer oír otra voz, de la Iglesia, en la vida pública”4. “La Iglesia es misterio: sacramento de Dios, fuerza del Espíritu en el mundo, en la historia (LG 1; AG 1). Toda la Iglesia tiene una dimensión auténticamente secular5 * Haceos presentes en el mundo para transformarlo en conformidad con el Evangelio como el fermento (cf. AA 7). De forma individual y de forma asociada. Colaborad en la transformación de las estructuras del mundo en coherencia con el Evangelio y en la construcción de la civilización del amor. Bien sabéis las enseñanzas del Concilio Vaticano II: “el carácter secular es propio y peculiar de los laicos” (LG 31).

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Conferencia Episcopal Española, “Los cristianos Laicos, Iglesia en el mundo”,46 Pablo VI, Discurso a los miembros de los Institutos Seculares (2-II-1972); ChFL 15;cf. CVP 110; Conferencia Episcopal Española, “Los cristianos Laicos, Iglesia en el mundo”, 25 5

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* Promoved la Acción Católica en las Parroquias. En efecto. “la Acción Católica, de acuerdo con la doctrina de las cuatro notas (AA 20), no es una asociación más, sino que en sus diversas realizaciones -aunque pueda ser sin estas siglas concretas- tiene la vocación de manifestar la forma habitual apostólica de de “los laicos d ela diócesis”, como organismo que articula a los laicos de forma estable y asociada en el dinamismo de la pastoral diocesana. Con razón Pablo VI inicialmente y últimamente y con frecuencia Juan Pablo II han calificado la A.C. como “una singular forma de ministerialidad eclesial”6 * No queremos olvidar ni silenciar a las asociaciones, grupos, comunidades y movimientos, de las que la Conferencia Episcopal dice unas palabras claras que acogemos: “sin menoscabo de sus peculiaridades y legítimas autonomías, se insertarán en la vida de nuestras Iglesias particulares y en sus organismos de participación -diocesanos, de zona, y parroquiales- según los criterios y normas que tengan establecidos o puedan establecer las iglesias particulares”7 * Encuentro de las “Marías de los Sagrarios” Os agradezco también que hayáis incluido en vuestro programa pastoral este encuentro eucarístico ya que es necesario promover, fomentar y potenciar la adoración al Stmo. Sacramento y la oración ante Jesús Sacramentado. Os recuerdo unas enseñanzas del Concilio Vaticano II que dice: “No se edifica ninguna comunidad cristiana si no tiene como raíz y quicio la celebración de la Sagrada Eucaristía; por ella, pues, hay que empezar toda la formación para el espíritu de comunidad” (PO 6).

Recuperemos la centralidad de la Eucaristía en nuestras Comunidades cristianas. “Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche que le traicionaban, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y de y su sangre, con el que cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y a confiar así a su Esposa, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección: sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual, en el cual se come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera” (SC 47). ¡Que los Sagrarios de nuestras Catedrales, de nuestras parroquias, de nuestras Iglesias nunca estén solos y menos aún abandonados!. ¡Dediquemos tiempo suficiente a estar en oración ante el Señor sacramentado! No pases de largo ante el Sagrario. El Señor está presente en el Sagrario y desde él nos contempla, nos mira, nos acoge, nos escucha, nos ama, nos cura…

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Conferencia Episcopal Española, “Los Cristianos laicos, Iglesia en el mundo”, 95.

Ibd. 107

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El Señor está en el Sagrario, te está esperando y te llama. Detén tu paso, hermano, hermana. Cree, contempla, ora. ¡Te quiere tanto! No le des la espalda ni te muestres indiferente ante Él. ¡Tanto nos amó que se quedó con nosotros para siempre en la Stma.

Eucaristía! Digamos con san Pablo: ¡Me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gál.2,20). ¡Déjate amar por Él porque Él te ama con un amor desmedido, sin medida (cf. Jn.13,1). ¡Ama al Señor con toda tu alma, con todo tu ser!

Haz silencio en tu corazón y en tu vida; escucha al Señor que está ahí presente y te habla. Préstale atención amorosa. ¡Escúchalo con todo tu corazón, con todas tus fuerzas!, no quedarás defraudado. Como Pedro digamos a Jesús: “¿A quién iremos, Señor? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros sabemos y creemos que tú eres el Santo de Dios” (Jn.6,68-69).

Vivamos con sinceridad y autenticidad este tiempo litúrgico de Cuaresma, en el que la Iglesia nos llama a incrementar nuestra oración, a escuchar con más asiduidad la Palabra de Dios, a practicar el ayuno y la limosna como signos de compartición con los más pobres de la tierra, a convertirnos al Señor. Organizad encuentros de oración, celebraciones comunitarias de la Penitencia en conformidad con la normativa de la Iglesia, conferencias cuaresmales….

Unas palabras especiales para vosotras, Marías de los Sagrarios Os ruego de manera especial que perseveréis en la adoración del Stmo Sacramento, que oréis con una oración de adoración, de acción de gracias, de intercesión y de petición. Sabed que ante el Señor sacramento descubriréis cada vez con más intensidad que “vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Col. 3,3).

Os exhorto vivamente a que llevéis una existencia eucarística que se caracteriza por la gratitud por los bienes recibidos de Dios, la entrega a los demás, el amor a todos especialmente a los que nadie quiere, la contemplación y la adoración ante Cristo realmente presente bajo las especies sacramentales del pan y del vino.

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2.- Preparación individual Con ser importante y necesaria la preparación comunitaria, no debemos silenciar ni omitir la preparación individual. En efecto, el Señor se dirige a cada uno y nos invita a reestructuras nuestra persona y rehacer nuestra vida desde el Evangelio. Cada uno debe responder ante el Señor en su conciencia.

Para concretar esta preparación personal, os presento las siguientes llamadas inspiradas en los Evangelios. * Arrepentíos y convertíos de vuestros pecados La Stma. Virgen María nos dice a nosotros hoy lo que manifestó a los sirvientes de las Bodas de Caná: “Haced lo que Él os diga” (Jn.2,5). Hagamos lo que nos dice el Señor.

La primera palabra que nos dice Jesús es: “convertíos que el Reino de Dios está cerca” (Mc.1,14). Ante la irrupción amorosa y gratuita de Dios en nuestras vidas debemos abrirle las puertas del alma para acogerlo y recibirlo rectificando nuestros comportamientos, cambiando nuestras conductas, transformando nuestros criterios y sentimientos siempre desde el Evangelio de Jesucristo. Es hora de dejar atrás y para siempre el pecado, la iniquidad, la injusticia. Ha llegado el momento en que debemos guardar y observar los mandamientos de la Ley de Dios, vivir en humildad ante Dios todos los días de nuestra vida y servir a los hermanos.

La conversión es un proceso permanente y continuo que nos conduce a consentir con agrado y a aceptar con gozo a Dios en nosotros y que la gracia divina transforme nuestros criterios y actitudes, pensamientos y afectos, acciones y comportamientos. La conversión nos conduce a hacer aceptar las bienaventuranzas de Jesús, a interiorizarlas identificándonos con ellas y a vivir según ellas. Por otra parte, este mundo se transformará sólo con el dinamismo de las bienaventuranzas de Jesús.

Para seguir profundizando en la naturaleza de nuestra conversión, les invito a adentrarse en la propia conversión de san Pablo que tiene estos pasos: - Efectiva en cuanto que nos saca de “nuestro mundo de pecado y de muerte” y nos lleva al “mundo nuevo de la gracia de Dios”, y en cuanto que nos arranca de nosotros mismos y nos inserta en Jesús. Es hermoso hacer esta travesía sostenidos por la gracia del Señor y guiados por el Espíritu Santo: “depuesta toda malicia y todo engaño, hipocresía, envidias y toda clase de maledicencias (…) desead la pura leche de la palabra, para crecer con ella hacia la salvación…” (IPedr.2,1-2). Esta travesía ha de desembocar en el sacramento del perdón en el que encontramos al Padre que nos acoge en la inmensidad de nuestros pecados, nos abraza con 17

ternura y misericordia y nos perdona con un amor desmedido, en y por medio de los Sacerdotes.

Tengamos el valor de identificar nuestros pecados, de señalarlos con el dedo, de confesarlos con sencillez y sinceridad, con un corazón contrito y humillado, ante el Señor. Os exhorto vivamente a que no perdáis la conciencia de pecado en el actual clima cultural de relativismo en que vivimos, y a que no dejéis el sacramento de la Penitencia pues todos lo necesitamos.

A la luz de San Pablo, examinemos nuestra vida. Es posible que cabalguemos subidos en nuestro egoísmo, insolidaridad y frivolidad; es posible que nos dejemos dominar por la envidia y la codicia, la mentira y la hipocresía; es posible que las pasiones esclavicen nuestro corazón… Es hora de despertar de nuestro sueño de pecado; ha llegado el momento, y es éste, en que dejemos atrás y para siempre este mundo de pecado, de iniquidad…e iniciemos una singladura nueva, es decir, caminemos en la santidad, ya que hemos muerto con Cristo al pecado para que caminemos en la novedad de vida del Espíritu Santo. El Señor nos llama a tener sus mismos sentimientos de amor y de misericordia, de entrega y de generosidad, de paz y santidad. De este modo nos iremos identificándonos con Él con mayor plenitud cada día.

- Afectiva en cuanto que nos saca de nuestra situación existencial dominada por el pecado y la muerte y nos lleva al mundo de la gracia y de la salvación: “despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo (…). Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros, y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene quejas contra otro” (Col.3,9-10.12-13). Esta conversión nos ha de llevar a hacer nuestros los sentimientos de Jesús (cf. Fil 2,6), hasta el punto de que podamos decir como San Pablo: “Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí” (Gál.2,20). Consintamos gozosamente en que el Señor viva, actúe y se manifieste en y a través de cada uno de nosotros.

Cuanto más cerca sigamos al Señor, más acrecentará nuestra dignidad: “El que sigue a Cristo, hombre perfecto, se perfecciona cada vez más en su propia dignidad de hombre” (GS 41). En verdad, “la criatura sin el Creador se esfuma (…) Más aún, por el olvido de Dios la propia criatura queda oscurecida” (GS 36).

- Aflictiva en cuanto que nos lleva a anunciar “a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; más para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios” (ICor 1,23-24). La Cruz del Señor es expresión del amor de Dios para todos y revela su poder que es diferente del poder 18

humano. Por ello, aceptar la cruz de Cristo significa realizar una profunda conversión en el modo de relacionarnos con Dios.

Desde la contemplación y el anuncio de Jesucristo crucificado, * Asumamos la cruz que vamos encontrando en el camino de nuestra vida y llevémosla unidos a Cristo. * Seamos buenos cirineos de tantos seres humanos que van cargados con la cruz del dolor, del hambre, de la persecución, de la soledad. * No crucifiquemos a nadie con nuestras palabras, gestos, acciones… * Bajemos de la cruz a los nuevos crucificados de la historia.

Pablo nos invita a llegar hasta el final en nuestro seguimiento de Jesús. No nos quedemos parados ni digamos que ya no puedo seguir. El Señor está a nuestro lado y nos ayuda siempre. * Sed santos El Señor no sólo nos invita a dejar el pecado y la iniquidad para siempre, sino también nos llama a ser santos y perfectos: “Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt.5, 48). San Pablo afirma por su parte: “porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación” (ITes 4,3). Esta llamada es un compromiso que nos afecta a todos dado que “todos los cristianos, de cualquier clase o condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección del amor, que es una forma de santidad que promueve aun en la sociedad terrena un nivel de vida más humano” (LG 40). En consecuencia, no nos cansamos de invitar a todos a ser santos. ¿Cómo podemos llegar a ser santos? He de deciros de inmediato que los caminos por los que podemos llegar a ser santos son múltiples y, a la vez, adecuados a la vocación que cada uno ha recibido de Dios. Pero, ¿qué debemos hacer para llegar a ser santos?

San Pedro enseña lo siguiente: * Realmente estáis llamados a ser “santos en toda vuestra conducta” (1,15). * Viviendo en una caridad intensa, en un amor intenso: “amaos intensamente unos a otros, con corazón puro” (1,22).

El Concilio Vaticano II, por su parte, nos ofrece unas enseñanzas que debemos tener presente, meditar y hacerlas realidad en cada uno de nosotros: 19

* “Todos los miembros de la Iglesia son llamados a la santidad” (LG 39). * “Los fieles, según la diversa medida de los dones recibidos de Cristo, deberán esforzarse para que, siguiendo sus huellas y amoldándose a su imagen, obedeciendo en todo a la voluntad del Padre, se entreguen totalmente a la gloria de Dios y al servicio del prójimo” (LG 40). * “Todos los fieles cristianos, en cualquier condición de vida, de oficio o de circunstancias, y precisamente por medio de todo eso, se podrán santificar de día en día, con tal de recibirlo todo con fe de la mano del Padre celestial, con tal de cooperar con la voluntad divina, manifestando a todos incluso en una servidumbre temporal, la caridad con que Dios amó al mundo” (LG 41).

Juan Pablo II, por su parte, concreta estas enseñanzas conciliares al afirmar: * “Los cristianos laicos han de santificarse en el mundo. Su condición eclesial se encuentra radicalmente definida por su novedad cristiana y caracterizada por su índole secular (ChFL 15). * “Su vida según el Espíritu se expresa particularmente en su inserción en las realidades temporales y en su participación en las actividades terrenas” (ChFL 17). ¡Queridos hermanos y hermanas!

He de deciros que los caminos y senderos que conducen a la santidad son personales, por lo que es bueno y necesario recuperar la dirección espiritual o lo que hoy llamamos el acompañamiento espiritual.

Depositemos en un sacerdote nuestra confianza y dejémonos ayudar y guiar por él por los caminos de la vida sobrenatural, de la santidad, de la perfección. Con su ayuda podremos adelantar en la santidad. Juan Pablo II dice que tender a la santidad es una tarea muy personal sostenida y alentada por la gracia divina; por ello, “exige una pedagogía de santidad verdadera y propia que sea capaz de adaptarse a los ritmos de cada persona” (NMI 31).

Acabamos de aprobar y entregar el Plan Pastoral de la Diócesis 2010-2015: “En Cristo no nos puede faltar la esperanza”. Agradezco al Consejo de Pastoral Diocesano sus esfuerzos y desvelos para redactar este texto pastoral que ha de guiar nuestros trabajos pastorales en estos años.

Queremos que nuestro Plan Pastoral, que ya hemos presentado, esté puesto bajo el signo de la santidad. Recordemos unas palabras iluminadoras de Juan Pablo II: “Poner la programación pastoral bajo el signo de la santidad es una opción llena de consecuencias. Significa expresar la convicción de que, si el Bautismo es una verdadera entrada en la santidad de Dios por 20

medio de la inserción en Cristo y la inhabitación de su Espíritu, sería un contrasentido contentarse con una vida mediocre, vivida según una ética minimalista y una religiosidad superficial” (NMI 30). Bien sabemos que la finalidad última de toda acción pastoral es promover la conversión y la santificación de todos y cada uno de los cristianos. No nos quedemos a mitad de camino, lleguemos hasta el final: promover la santidad de todos.

En este Año Sacerdotal, que estamos celebrando, hemos abierto en la Catedral de Coria la Causa de beatificación y santificación de un Sacerdote diocesano, el Siervo de Dios D. Honorio María Sánchez de Bustamante, muy querido y recordado por todos. Es un signo de la vitalidad de nuestra Diócesis; es una señal del triunfo escatológico de la gracia en él; es una interpelación para todos y una invitación que nos hace el Señor para que seamos “santos e irreprochables en su presencia, en el amor” (Ef.1,4). Os ruego que confiéis la tramitación de esta Causa al Señor y que os encomendéis a su protección e intercesión, al igual que la del P. Leocadio Galán Barrena y la de D. Luis Zambrano. * Reavivad vuestro sacerdocio bautismal En este Año Sacerdotal quiero recordar con gozo y esperanza la Buena Noticia de que todos los bautizados son miembros del Pueblo Sacerdotal. Y lo son por gracia y amor de Dios. ¡Con qué emoción y gratitud cantamos el himno de entrada a la celebración de la Eucaristía: “¡Pueblo de Reyes, Asamblea Santa, Pueblo Sacerdotal…Pueblo de Dios!” a.- El sacerdocio común de los bautizados.

Recordemos con emoción y agradecimiento las palabras de la Sagrada Escritura que nos hablan del Sacerdocio común de los bautizados: * San Juan en el Apocalipsis: Jesucristo “ha hecho de nosotros un Reino de Sacerdotes para su Dios y Padre” (1,6). * San Pedro manifiesta: “Pero vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os llamado de las tinieblas a su admirable luz” (IPed. 2,9).

Hemos sido hechos partícipes del Sacerdocio de Jesucristo por el sacramento del Bautismo: “los bautizados son consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo por la regeneración y por la unción del Espíritu Santo”(LG 10). Este es el sacerdocio común de los bautizados. b.- ¿Cuál es la finalidad del sacerdocio común de los fieles?

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“Los bautizados son consagrados como (…) sacerdocio santo (…) para que por medio de todas las obras del hombre cristiano ofrezcan sacrificios y anuncien las maravillas de quien los llamó de las tinieblas a la luz admirable” (cf. IPed.2,4-10) (…) Los fieles, en virtud de su sacerdocio real, cooperan a la oblación de la Eucaristía, y lo ejercitan en la recepción de los sacramentos, en la oración y acción de gracias, en el testimonio de la vida santa, en la abnegación y en una caridad operante” (LG 10).

(LG 10).

Expliquemos brevemente esta enseñanza conciliar: Ofrecer sacrificios a Dios ¿De qué sacrificios se trata aquí? No son sacrificios de animales ni ofrendas vegetales, pues las cosas nunca pueden suplir ni menos sustituir al ser humano. Dios espera de nosotros que le ofrezcamos el sacrificio de nuestra propia persona, de nuestra propia vida…El sacrificio que agrada a Dios es un espíritu humilde, contrito, misericordioso, compasivo…Es la ofrenda de la propia existencia real bajo el impulso recibido del Espíritu Santo y en la docilidad a este mismo Espíritu.

Los fieles han de ofrecerse a sí mismos como hostia santa a Dios: “Todos los discípulos de Cristo, perseverando en la oración y alabando a Dios, deben ofrecerse a sí mismos como víctimas vivas, santas, agradables a Dios” (LG 10). Estas ofrendas espirituales significan las ofrendas hechas bajo el impulso del Espíritu Santo a imitación de Jesús que “por el Espíritu Eterno, se ofreció a si mismo sin tacha a Dios” (Heb 9,14).

Anunciar las maravillas de Dios. Los bautizados han de estar dispuestos a “dar testimonio de Cristo en todo lugar, y, a quien se la pidiere, han de dar también razón de la esperanza que tienen en la vida eterna” (LG 10).

Los cristianos laicos, protagonistas de la nueva evangelización. Me parece necesario insertar aquí un texto de la Conferencia Episcopal Española que dice: “La participación de todos los laicos en la misión evangelizadora de la Iglesia es hoy especialmente urgente. Es, incluso, más necesaria que nunca. La autonomía de nuestra sociedad, crecientemente secularizada (AA 1); la separación, pretendidamente justificada, entre la fe y la vida diaria, pública y privada ( GS 43); la tentación de reducir la fe a la esfera de lo privado; la crisis de valores; pero también la búsqueda de la verdad y sentido, las más nobles aspiraciones de justicia, solidaridad, paz, reconocimiento efectivo de los derechos reconocidos y conculcados, la defensa de la naturaleza son otros tantos desafíos que urgen a los católicos a impulsar una nueva evangelización, a contribuir a promover una nueva

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cultura y civilización de la vida y verdad, de la justicia y la paz, de la solidaridad y el amor”.8 Participar activa, consciente y fructuosamente en los sacramentos. A tenor de este texto, podemos afirmar que los fieles en virtud de su sacerdocio real participan en la Eucaristía; se acercan a recibir los demás sacramentos en virtud de la dignidad del Bautismo; su plegaría y acción de gracias llevan el mismo sello eclesial y sacerdotal; transmiten el mensaje de Jesucristo por medio de su vida santa; su pobreza, desprendimiento y caridad efectiva encarnan el espíritu de sacrificio. c.- El sacerdocio ministerial y el sacerdocio común de los bautizados “El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico se ordenan el uno al otro, aunque cada cual participa de forma peculiar del único sacerdocio de Cristo. Su diferencia es esencial, no sólo gradual” (LG 10).

“Los presbíteros son, en la Iglesia y para la Iglesia, una representación sacramental de Jesucristo Cabeza y Pastor, proclaman con autoridad su palabra; renuevan sus gestos de perdón y de ofrecimiento de salvación, principalmente con el Bautismo, la Penitencia y la Eucaristía; ejercen, hasta el don total de sí mismos, el cuidado amoroso del rebaño, al que congregan en la unidad y conducen al Padre por medio de Cristo en el Espíritu”9. “Por su misma naturaleza y misión sacramental, el sacerdote aparece en la estructura de la Iglesia, como signo de la prioridad absoluta y gratuidad de la gracia que Cristo resucitado ha dado a su Iglesia” (ib. 16).

El sacerdocio ministerial al servicio del sacerdocio común de los bautizados: “el sacerdocio ministerial en virtud de la sagrada potestad de que goza, modela y dirige al pueblo sacerdotal, efectúa el sacrificio eucarístico ofreciéndolo a Dios en nombre de todo el pueblo” (LG 10).

Desentrañemos brevemente este servicio: * El sacerdocio ministerial consagra a los fieles para hacer de ellos el pueblo de Dios por la predicación y por la administración de los sacramentos. Los fieles son consagrados para ser un santuario espiritual y un sacerdocio santo. En este templo, los fieles forman parte del mismo como piedras vivas. * El sacerdocio ministerial no reduce al pueblo sacerdotal a la pasividad, sino que lo mueve a participar activa y plenamente en la vida y misión de la Iglesia. Por eso, los sacerdotes ayudarán a los fieles a participar en la vida y misión de la Iglesia desde el don o carisma recibidos, en los 8 9

Conferencia Episcopal Española, “Cristianos laicos, Iglesia en el mundo”, 43.

Juan Pablo II: “Pastores dabo vobis”, 15

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organismos de comunión y corresponsabilidad de la Iglesia: Consejo Pastoral, Junta económica, Caritas y otras Asociaciones de caridad, Grupos de catequistas, de misiones, de liturgia, de lectores, de visitadores de enfermos… * El sacerdocio ministerial incita a los fieles laicos a hacerse presentes en la sociedad para transformarla en sintonía con el Evangelio, y los acompaña en esta tarea tan importante de los laicos cristianos 10 . Los cristianos laicos han de procurar que su presencia individual y asociada en la vida pública esté en conformidad con los criterios indicados por nuestros Obispos11

10 11

Conferencia Episcopal Española: “Los Cristianos Laicos, Iglesia en el mundo”, 55.

Ibd., 55

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TERCERA PARTE La Coronación de la Imagen de Ntra. Sra. del Campo 1.- Fundamentos de la Coronación de Ntra. Sra. del Campo Queridos hijos e hijas de Aliseda.

Sé y conozco que vosotros no tenéis necesidad de que nadie os diga ni os explique las razones de la Coronación de la imagen Bendita de Ntra. Sra. del Campo, vuestra Madre y Patrona. En efecto, con sólo miraros de cerca y sentir el latido de vuestros corazones descubrimos que lleváis escritos los fundamentos en vuestras almas, los tenéis muy asumidos y diáfanos en vuestros entendimientos, los mostráis en vuestras miradas emocionadas a la Stma. Virgen y los decís con vuestras plegarias, cantos y oraciones.

Dejadme, no obstante, que os los muestre en estas páginas para que se recuerden siempre, como testimonio de un pueblo creyente y devoto ferviente de la Stma. Virgen María. * La coronación de la Imagen de Ntra. Sra del Campo se fundamenta en el libro del Apocalipsis que dice: “Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo los pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza” (12,1). * La coronación de la Virgen María responde a la costumbre de los fieles de venerar a la Virgen María como Reina; costumbre alentada y favorecida desde muy antiguo por la Iglesia. Su promoción está en un relato atribuido a San Melitón, obispo de Sardes (s.II), que fue divulgada en el Occidente cristiano el siglo V por San Gregorio de Tours y más tarde en el siglo XIII por Santiago de la Vorágine en su Leyenda dorada.

Esta costumbre aparece reflejada en el arte. Recordemos cómo ha ido evolucionando “la coronación de la Stma. Virgen María” en la pintura, a través de los siglos: - La Virgen es coronada por Cristo. Hay tres variantes: La Virgen está sentada (s.XIII-XIV); La Virgen está arrodillada ante Cristo; La Virgen está de pie.

- La Virgen es coronada por Dios Padre (s. XV) - La Virgen es coronada por la Stma.Trinidad (s. XV).

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* “La Virgen María es tenida e invocada como Reina, ya que es Madre del Hijo de Dios, Rey del Universo, colaboradora augusta del Redentor, discípula perfecta de Cristo y miembro supereminente de la Iglesia” (Ritual de la coronación). Por eso, la Virgen María empezó a ser Reina desde el mismo instante en que concibió en su seno virginal por obra del Espíritu Santo a Jesucristo, Rey del Universo. Por eso, la Virgen María es digna de modo eminente de la “corona merecida”, de la “corona de la vida”; de la “corona de gloria” (cf. 2 Tm4,8). En consecuencia, la Iglesia proclama que María ha sido coronada por Dios y asís lo expresa en uno de los misterios de gloria de Rosario: “La coronación de la Virgen María como Reina y Señora de todo lo creado”. * La Virgen María, en su advocación de Ntra. Sra. del Campo, es digna de ser coronada con la preciosa corona que pondremos sobre su cabeza. Al coronarla como Reina, los fieles de este bendito pueblo de Aliseda proclaman el reinado de María sobre él y, en particular, sobre los corazones de los hijos e hijas de esta tierra que le tienen una devoción filial y fervorosa a Ella.

2.- Significado de esta Coronación La Coronación Canónica de la Imagen de Nuestra señora del Campo es un acontecimiento lleno de contenido y de significado para todos los cristianos, para todo el pueblo de Aliseda que ama y venera a la Stma.

Virgen. Pongo de relieve lo más importante en la Coronación desde el punto de vista humano, teológico, mariano y misionero. * La Coronación, podemos decir, más que un acto del Obispo que “coloca la corona sobre cabeza de la Imagen”, es un acto del Pueblo de Dios, es la expresión visible de una realidad de fe, la fe de los fieles devotos de Ntra. Sra. del Campo que, mediante la coronación expresan su amor y gratitud a la Virgen María y, al mismo tiempo, se proponen contemplar la vida de María para descubrir en ella al propio Jesucristo, para entender su mensaje y para estar siempre dispuestos a obedecer a Jesús. * La Coronación es expresión visible del afecto y cariño que profesáis desde siempre y desde vuestra tierna edad a la Stma. Virgen María en la advocación entrañable y querida de Nuestra Señora del Campo. Bien lo sabéis por vuestra historia y experiencia amasada a los largo de años. Estoy seguro que a vuestras mentes y a vuestros corazones vendrán los recuerdos de aquellos días en los que vuestros abuelos y vuestros padres os hablaron de la Stma. Virgen, os mostraron su Imagen bendita, os enseñaron a rezarle, os acompañaron a su ermita…Recuerdos verdaderamente entrañables que os 26

acompañan a lo largo de toda vuestra existencia y que forman parte de vuestra vida. * La Coronación es expresión manifiesta del agradecimiento por todas las gracias y favores que os ha alcanzado la Stma. Virgen de su Divino Hijo Jesucristo con su maternal intercesión. ¡Cuántas veces habrá suplicado e intercedido por vosotros a su Hijo Jesucristo en vuestras necesidades, dificultades…! ¡Cuántos beneficios habréis recibido de Ella, a veces sin saberlo sin saberlo vosotros porque una madre no espera a que los hijos le digan y muestren sus necesidades para socorrerlos! Así es la Madre buena. Por ello, vuestra gratitud no termina en María sino en Jesucristo, fuente y manantial de la gracia, y más allá aún en Dios de quien procede todo perfecto y toda gracia sobrenatural. * La Coronación es expresión de vuestro reconocimiento de las grandes maravillas que Dios ha hecho por puro amor y gracia en María de Nazaret: “María es la mujer esculpida por el Espíritu Santo y hecha una nueva criatura” (LG 56) - Maternidad divina, Inmaculada Concepción, Virginidad perpetua, Asunción en cuerpo y alma a los cielos-, y a través de Ella en la Historia de la Salvación -Encarnación del Verbo, Redención de la humanidad…(LG 56-58). ¡Cuántas gracias debemos dar a Jesucristo por habernos dado a su Madre como Madre nuestra, como Madre de toda la humanidad! Volvamos a María y pidámosle: “vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, ¡Dios te salve, reina y madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra…! * La Coronación es invitación a anunciar a Jesucristo. En efecto, María es la estrella de la evangelización ya que dio a la humanidad a su hijo Jesucristo, el Redentor y el Salvador de la humanidad, el Autor de la gracia. Ella nos invita a anunciar a Jesucristo siempre y en todo lugar.

María fue a prisa a casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y “en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno” (Lc.1, 40-41). María nos pide que salgamos de nosotros mismos y vayamos a predicar el Evangelio a todos los seres humanos. No nos avergoncemos de Jesucristo en medio de nuestros hermanos y hermanas.

María “avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo la unión con su Hijo hasta la cruz, en donde, no son designio divino, se mantuvo de pie (cf. Jn.19,25), se condolió vehementemente con su Unigénito y se asoció con corazón maternal a su sacrificio, consintiendo con amor en la inmolación de la víctima engendrada por Ella misma” (LG 58). Aprendamos de la Virgen María a perseverar en la fe aun en medio de dificultades y a estar siempre a la sombra de la Cruz de Jesucristo para después anunciarlo a toda la humanidad.

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3.- La corona que ponemos sobre la Cabeza de la Imagen La corona que pondremos sobre la cabeza de esta bendita Imagen está hecha de materiales preciosos y hermosos que con todo cariño y generosidad habéis ofrecido y construido todos y cada uno de los habitantes de Aliseda.

Pero no nos quedemos deslumbrados por el brillo del oro, de la plata, de las perlas…que en armónica unión atraen la mirada, provocan la admiración…

Os invito a ir más allá de lo que ven nuestros ojos. La corona de la Virgen es un signo religioso y, como tal, remite a otra realidad que debemos descubrir. Son las perlas espirituales que, debidamente engarzadas, forman la corona más hermosa que podéis ofrecer los hijos y las hijas de Aliseda a la Stma. Virgen del Campo. Deseo mostraros esas perlas preciosas: * La fe, don de Dios que implica la subjetividad del ser humano. Es verdad que la fe es un regalo de Dios pero incluye también la respuesta del hombre y de la mujer. Recordemos las enseñanzas del Concilio Vaticano II: “Cuando Dios revela hay que prestarle la obediencia de la fe (Rm.16,26), por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios, prestando “a Dios revelador el homenaje del entendimiento y de la voluntad”, y asintiendo voluntariamente a la revelación hecha por Él. Para profesar esta fe es necesaria la gracia de Dios que previene y ayuda, y los auxilios internos del Espíritu Santo, el cual mueve el corazón y lo convierte a Dios, abre los ojos de la mente y da “a todos la suavidad en el aceptar y creer la verdad”. Y para que la inteligencia de la revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones” (DV. 5).

En un clima de agnosticismo y de indiferencia religiosa, acudamos a la Stma. Virgen María, mujer creyente y madre de los creyentes, para que ayude y sostenga nuestra fe: “En el Magnificat, la Iglesia encuentra vencido de raíz el pecado del comienzo de la historia terrena del hombre y de la mujer, el pecado de la incredulidad o de la “poca fe” en Dios” 12. En las dificultades acudamos a la Virgen María que “avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz” (LG 59).

Al mismo tiempo, estemos siempre dispuestos a promover la fe. ¡Queridos padres de familia! Vosotros sois los primeros educadores de vuestros hijos: educadlos en la fe, enseñadles a rezar y a vivir como buenos cristianos. Participad en las catequesis familiares de vuestras Parroquias.. ¡Queridos catequistas! Perseverad en vuestra labor de educar en la fe, de ayudar a niños, adolescentes y jóvenes a madurar en la fe, a progresar en la vida cristiana, a insertarse en la Parroquia, a ser testigos de Jesucristo en la

12

Juan Pablo II: “Redemptoris Mater”, 37

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sociedad. Ayudadles a que se integren en algún grupo parroquial: Catequistas, Caritas, Acción Católica… ¡Queridos hermanos y hermanas laicos! Participad en la vida y misión de la Iglesia; haceos presentes en la sociedad para transformarla desde dentro en conformidad con el Evangelio de Jesucristo. * La esperanza a la que Dios por puro amor y gracia nos ha engendrado (cf. IPed 1,3). No expongamos nuestra esperanza a la decepción, a la desilusión, a la desesperanza…Un cristiano se caracteriza no sólo por su fe sino también por su esperanza en Dios: “no tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos buscando la del futuro” (Heb 13,14). Esta esperanza teologal no nos distrae de los problemas del mundo sino que nos empuja a colaborar en resolverlos ya que incluye también la crítica profética, el dinamismo liberador... El Concilio Vaticano II es claro en sus enseñanzas: “La esperanza escatológica no merma la importancia de las tareas temporales, sino que más bien proporciona nuevos motivos de apoyo para su ejercicio” (GS 21).

“La espera de una tierra nueva no debe amortiguar, sino más bien avivar, la preocupación de perfeccionar esta tierra, donde crece el cuerpo de la nueva familia, el cual puede de alguna manera anticipar un vislumbre del siglo nuevo” (GS 39; cf. GS 34). ¡Hermanos y hermanas! Transmitid esperanza a todos. Hay muchas personas que han perdido la esperanza y están desorientados, decepcionados, tristes, agresivos y, a veces, terminan mal. Ayudadles a recuperar la esperanza cristiana que genera vida, ilusión, confianza…y que abre al hombre al misterio de Dios “que nos prepara una nueva morada y una nueva tierra…” (GS 39), y que acoge a Cristo que es “la clave, el centro y el fin de toda la historia humana” (GS 10). Jesucristo es la esperanza de todos los pueblos y de la humanidad. También es tu esperanza. No te defraudará jamás. Pon en Él tu esperanza, tu confianza…

Una vez más nos volvemos a la Stma. Virgen para cantarle y decirle: “Vida, dulzura y esperanza nuestra”. * La caridad “es infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado (Rm.5,5). Es, pues, un don de Dios que debemos recibir con gozo y agradecimiento permanente. A este propósito, es bueno recordar las enseñanzas de Jesús: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a este: amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt.22,37-39). San Juan, inspirándose en las palabras de Jesús, nos dice: “si alguno dice “amo a Dios”, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a 29

Dios, a quien no ve” (IJn4,20). En esta misma línea, Benedicto XVI afirma que “el amor a Dios y al prójimo están realmente unidos: el Dios encarnado nos atrae a todos hacia sí”13 .

Amemos a Dios que nos ha amado primero: “en esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó primero y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados” (IJn.4,10). No amemos ni adoremos los ídolos de este mundo.

Amemos al prójimo: “Si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros” (IJn.4,11). Desterremos de nuestro corazón y para siempre el odio, el egoísmo, la violencia, la guerra, el hambre. Edifiquemos la civilización del amor que comienza por el respeto sagrado a todo ser humano. Respetemos toda vida humana, desde el momento de la fecundación hasta el fin natural de la misma. Promovamos una cultura al servicio de la vida. Nuestro mundo necesita una corriente de aire nuevo que es el amor. Amemos a todos: no sólo a los cercanos sino también a los lejanos; no sólo a nuestros familiares y amigos sino también a los que nos pueden haber hecho algún mal; no sólo a los que me caen bien sino también a los que no me agradan: “El amor al prójimo consiste justamente en que, en Dios y con Dios, amo también a la persona que no me agrada o ni siquiera conozco. Esto sólo puede llevarse a cabo a partir del encuentro íntimo con Dios, un encuentro que se ha convertido en comunión de voluntad, llegando a implicar el sentimiento. Entonces aprendo a mirar a esta otra persona no ya sólo con mis ojos y sentimientos, sino desde la perspectiva de Jesucristo” 14.

Hagamos visible la Iglesia como Iglesia samaritana. Una Iglesia que escucha el clamor de los pobres y de los heridos, acude a ellos, cura sus heridas, carga con ellos y se encarga de ellos. Una Iglesia que pasa por el mundo como Jesucristo, su divino fundador: “pasó por al vida haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con Él” (Hech.10, 38). * La misericordia entrañable. La caridad nos empuja a ser misericordiosos y compasivos. De este modo estaremos siempre dispuestos a vencer el rencor y la agresión, las descalificaciones de las personas y los insultos, las mentiras y las hipocresías.

Hagamos visible la Iglesia como la Iglesia de la misericordia que se desvive por los empobrecidos. Una Iglesia que se inclina para atender y curar a los enfermos, a los desvalidos, a los irrelevantes de nuestra sociedad.

La credibilidad de la Iglesia pasa por su servicio a los necesitados, a los empobrecidos, a los excluidos…en quienes descubre el rostro de Cristo que nos dijo: “lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños: los 13 14

Benedicto XVI: “Deus Caritas est”, 14 Ibd. 18

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pobres, los sedientos, los encarcelados, los inmigrantes, los desvalidos…a Mí me lo hacéis; y lo que dejasteis de de hacer a ellos a Mí me lo dejasteis de hacer” (cf. Mt.25, 31-46). No olvidemos nunca que a la caída de la tarde seremos examinados por el amor. * Vosotros, hijos e hijas de Aliseda, sois la Corona de Nuestra Señora del Campo.

Vosotros sois la corona que más agrada a la Stma. Virgen. ¡Qué hermoso es veros a todos: niños, adolescentes, jóvenes, adultos, mayores en torno a la Stma. Virgen unidos, formando esa corona humana tan impresionante y conmovedora! No os apartéis nunca de la Virgen del Campo. ¡Ella os quiere tanto…! Ese amor de María os ha acompañado siempre. Dejaos amar por la Virgen.

Vosotros sois la corona que más emociona a la Stma.Virgen porque a una Madre lo que más feliz le hace es que todos sus hijos estén sentados en torno a la mesa del compartir de la familia. No os alejéis nunca de Madre tan buena. La Madre siempre crea familia a su alrededor, por eso llora y sufre cando ve que sus hijos e hijas no se llevan bien, ni se tratan con cariño y respeto.

Vosotros sois la corona que más quiere la Stma. Virgen. Una Madre desea ante todo que los hijos sean bueno hermanos y, por tanto, se lleven bien unos con otros, se ayuden, se quieran, se ayuden, estén cercan unos de otros en las alegrías y en los sufrimientos, en la juventud y en la madurez y también en la ancianidad, en la última etapa de sus vidas, para que nadie esté solo, ni muera solo…Esto crea familia.

Vosotros sois la corona que más embellece a la Stma. Virgen. Cuando la Stma. Virgen os ve rodeando el altar de vuestra Parroquia recibiendo en vuestros corazones el Cuerpo y la Sangre de su Hijo Jesucristo…María es mujer eucarística porque llevó en su corazón y en sus entrañas a su Hijo Jesucristo.

Vosotros sois la corona que más ennoblece a la Stma. Virgen. Cuando Ella os contempla formando la Iglesia de su hijo Jesús como la gran familia de hijos de Dios en el Hijo, de hermanos en el Hermano Universal, de servidores en el Servidor por excelencia…

Las joyas más preciosas de la corona de la Virgen son los pobres y los necesitados, los enfermos y los heridos, los desvalidos y los impedidos, los niños y los ancianos, porque la Stma. Virgen quiere con predilección a sus hijos más necesitados y nos los confía a nuestro amor y atención. Una Madre Buena siempre tiene en su regazo a los hijos e hijas más necesitados.

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Compromisos cristianos Contemplemos con fe y amor a la Stma. Virgen María en su hondo misterio que la inhabita y la explica. María es “la Madre de Dios Hijo y, por tanto, la hija predilecta del Padre y el sagrario del Espíritu Santo” (LG 53).

María vive ese misterio, que sólo ella conoce, en lo concreto de su vida diaria de Nazaret. María es la celebrante de un misterio que ella vive en la presencia de Dios en el corazón de Nazaret.

1.- Anunciar a Jesucristo Desde su experiencia de mujer evangelizadora, María nos invita a que anunciemos a Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, Salvador y Redentor de la humanidad. No hay evangelización auténtica si no se anuncia a Jesucristo. Mantened viva la memoria de Jesucristo en nuestro mundo y en nuestras tierras, en nuestras familias y en nuestros pueblos. De ti depende también que Jesucristo sea anunciado, conocido, amado, seguido e imitado. Para anunciarlo a los demás es necesario que lo conozcamos en la Iglesia, en la contemplación, en el estudio… No nos limitemos a conocerlo de oídas; es necesario que lo conozcamos en el trato diario, por el timbre de su voz.

La familia está llamada a ser espacio de vida, escuela de alto humanismo cristiano, espacio de oración y de evangelización. Y no olvidemos a los alejados, a los que no vienen a nuestras iglesias. Hay que salir de nosotros mismos e ir al encuentro de ellos para anunciarles a Jesucristo.

No nos quedemos encerrados en nosotros mismos, salgamos al mundo con la fuerza del Espíritu Santo para anunciar a Jesucristo en un clima de escucha, de acogida, de respeto, de amor, de diálogo pues “los gozos y esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en el corazón de los discípulos de Jesús” (GS 1).

Todo un hermoso y esperanzador programa de acción pastoral para la Iglesia, para las Parroquias, y Comunidades Cristianas, para todos.

Realmente, la Iglesia sólo aspira a realizar una cosa, sólo desea hacer una cosa: “continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra misma de Cristo, quien vino al mundo para dar testimonio de la verdad, para salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido” (GS 3).

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2.- Potenciar la participación en la Eucaristía María es “mujer eucarística, en toda su vida” (Juan Pablo II: “Ecclesia de Eucaristia”,53). Desde su experiencia, María nos lleva a la Eucaristía y nos llama a todos a ser personas eucarísticas. A todos y a todas os exhorto a que participéis en la celebración de la Eucaristía, que es el corazón de la Iglesia y sin la cual no se construye ninguna comunidad cristiana: “no se edifica ninguna comunidad cristiana si no tiene como raíz y quicio la celebración de la sagrada Eucaristía” (PO 6).

De una manera especial me dirijo a los jóvenes que ya han realizado toda su iniciación cristiana o que están en vías de hacerla: no faltéis a la Santa Misa, no abandonéis la práctica sacramental, religiosa.

A vosotros, padres, os pido que preparéis con vuestros hijos la Eucaristía dominical, leyendo y meditando las lecturas, preparando la oración de los fieles…Os ruego que acompañéis a vuestros hijos e hijas a la Santa Misa. Vuestra palabra y, sobre todo, vuestro testimonio les harán mucho bien en su itinerario cristiano y en la vivencia y celebración de de su fe. No os limitéis a decirles que vayan a Misa.

Tengamos siempre en cuenta que la celebración de la Eucaristía, para que “sea sincera y cabal, debe conducir lo mismo a las obras de caridad y de mutua ayuda de unos para con otros que a la acción misional y a las varias formas del testimonio cristiano” (PO 6).

3.- Solidarizarse con los necesitados y ayudarlos.

Contemplemos a María en su oración del “Magnificat”.

María nos muestra a Dios que ama con un amor preferencial a los más necesitados. Desde esa experiencia amasada en su vida contemplativa, se nos manifiesta como madre de todos, y de modo especial y preferencial de los pobres y desvalidos.

María nos confía a lo necesitados para que los acompañemos, les ayudemos, les curemos sus heridas… Por eso, la devoción a la Stma. Virgen incluye la caridad y la solidaridad con los empobrecidos.

Afirmamos que el anuncio del Evangelio y la celebración de la Eucaristía son indisociables e inseparables del amor y el servicio a los necesitados.

Os exhorto a que recordéis y meditéis las enseñanzas del Papa Benedicto XVI. * “Practicar el amor hacia las viudas y los huérfanos, los presos, los enfermos y los necesitados de todo tipo, pertenece a su esencia (de la Iglesia) tanto como el servicio de los sacramentos y el anuncio del 33

Evangelio. La Iglesia no puede descuidar el servicio de la caridad, como no puede omitir los Sacramentos y la Palabra” 15. * “María expresa todo el programa de su vida: no ponerse a si misma en el centro, sino dejar espacio a Dios, a quien encuentra tanto en la oración como en el servicio al prójimo; sólo entonces el mundo se hace bueno” (ib. 41).

Finalmente os ruego que cuidéis y potenciéis de manera muy especial “Caritas” – diocesana, parroquial, arciprestal-, y otras Instituciones cuya misión es atender y socorrer, acompañar y ayudar a los necesitados.

4.- Fortalecer la familia cristiana “La familia cristiana, cuyo origen está en el matrimonio -que es imagen y participación de la alianza de amor entre Cristo y la Iglesia-, manifestará a todos la presencia viva del Salvador en el mundo y la auténtica naturaleza de la Iglesia, ya por el amor de los esposos, la generosa fecundidad, unidad y fidelidad, ya por la cooperación amorosa de todos sus miembros” (GS 48).

Ya nuestra Asamblea Sinodal abordó este tema junto con “la juventud” y “la comunidad parroquial”. En el surco de la acción pastoral de la Diócesis estamos y queremos seguir profundizando los temas pastorales, asumiéndolos con mayor intensidad, interiorizándolos con mayor alegría y realizándolos con mayor plenitud siempre sostenidos por la gracia de Dios y la colaboración de todos. .

El reciente Plan Pastoral de la Diócesis incluye entre sus objetivos fundamentales “la familia cristiana”. Desde aquí os exhorto a asumirlo y a realizarlo con la gracia de Dios y la colaboración fraterna de todos.

Hagamos todos un esfuerzo para hacer de las familias cristianas hogar de comunión y fraternidad, ámbito de la transmisión de la vida humana, ámbito de catequesis y evangelización, espacio de espiritualidad, lugar de acogida de los pobres y necesitados. De una manera especial invito una vez más a los padres que transmitan a sus hijos la fe y les ayuden para que crezcan, imitando a Jesús, en edad, sabiduría y gracia ante Dios y ante los demás. En esta misma dirección, os exhorto a que participéis en las catequesis familiares de vuestras parroquias. Haréis mucho bien con vuestra presencia, palabra y testimonio.

15

Benedicto XVI: Deus Caritas est”, 22

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5.- Defender la vida humana, toda vida humana Una tarea muy importante en el misión pastoral de la Iglesia es la defensa y protección de la vida humana, de toda vida humana, desde el momento de la concepción hasta el fin natural de la misma. En este sentido quiero recordaros mi Carta Pastoral “Para que tengan vida” (Octubre – 2009), en la que, siguiendo de cerca la Carta Encíclica “Evangelium vitae” de Juan Pablo II, os invitaba a “favorecer la cultura de la vida: anunciar el Evangelio de la vida, celebrar el Evangelio de la vida, servir el Evangelio de la vida” (pp.29-35). Terminaba esa Carta con estas palabras: “A María rezamos por la vida, uniéndonos a la plegaria del venerable Siervo de Dios, Juan Pablo II” (p.36).

Recemos a Dios para que sea defendida toda vida humana.

Eduquemos para la defensa y protección de la vida humana Defendamos toda vida humana, también la de aquellos que la pierden a causa de la violencia, de la guerra, del hambre Alentemos a quienes con su palabra y gestos, acciones y compromisos, defienden la vida humana, también la concebida en el seno de la madre y aún no nacida.

Proclamemos que el primer derecho humano de todo ser humano es la vida, también la del anciano y la del enfermo terminal.

Apoyemos a todos los que defienden la vida humana 6.- Potenciar la dimensión mariana de nuestra vida cristiana “Se puede decir además que en estas mismas palabras -“Ahí tienes a tu hijo”- está indicado plenamente el motivo de la dimensión mariana de la vida de los discípulos de Cristo; no sólo de Juan, que en aquel instante se encontraba a los pies de la cruz en compañía de la Madre de su Maestro, sino de todo discípulo de Cristo, de todo cristiano. El Redentor confía su madre al discípulo y, al mismo tiempo, se la da como madre. La maternidad de María, que se convierte en herencia del hombre, es un don: un don que Cristo mismo hace personalmente a cada hombre. El Redentor confía María a Juan, en la medida en que confía Juan a María. A los pies de la cruz comienza aquella especial entrega del hombre a la Madre de Cristo, que en la historia de la Iglesia se ha ejercido y expresado posteriormente de modos diversos” 16.

Descubramos con alegría cómo nuestra vida, al igual que la de todo cristiano, tiene una dimensión mariana porque Jesucristo nos ha dado a su propia Madre como Madre nuestra y porque él mismo nos ha confiado a 16

Juan Pablo II: “Redemptoris Mater”, 45

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todos y a cada uno, en la persona de Juan, al cuidado y protección maternales de su Madre. Gracias, Señor, por este regalo tan inmenso y tan grande.

Esta dimensión mariana de la vida de un discípulo de Jesucristo se manifiesta de manera especial en su entrega filial y confiada a la Madre de Dios. En efecto, al entregarse filialmente a María, el cristiano acoge en su corazón, en su alma y en su vida a la Madre de Cristo y la introduce en su vida interior y exterior, es decir, en su “yo” humano y cristiano” 17. De este modo, el cristiano entra en el ámbito de la caridad materna, del amor maternal, con la que la Stma. Virgen María cuida, ampara, protege e intercede por los hermanos de su hijo Jesús.

Esta relación amorosa y filial del cristiano a la Stma. Virgen María no sólo tiene su comienzo en Jesucristo, sino que se orienta hacia Él. Podemos decir que María siempre nos dice a todos las mismas palabras que dijo a los sirvientes en la Boda de Caná de Galilea: “Haced lo que Él os diga”. “En efecto, es Él, cristo, el único mediador entre Dios y los hombres; es Él “el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn.4,6); es a Él a quien el Padre ha dado al mundo para que el hombre “no perezca sino que tenga vida eterna” (Jn.3,16)”18 .

17 18

Ibd. 45 Juan Pablo II: Redemptoris Mater, 46

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En el Año Sacerdotal El Año Sacerdotal, cuyo lema es fidelidad de Cristo, fidelidad del Sacerdote”, no es un acontecimiento espectacular, sino que los sacerdotes y todos los cristianos lo vivimos como una llamada urgente y una invitación amorosa que nos hace el Señor para “la renovación interior y para redescubrir la propia identidad, la fraternidad en el propio presbiterio, la relación sacramental con el propio Obispo” 19.

Nosotros estamos celebrando con gozo y esperanza el Año sacerdotal en nuestra Diócesis, unidos a la Iglesia Universal, presidida en la caridad por el Santo Padre Benedicto XVI y a las Diócesis hermanas de MéridaBadajoz y de Plasencia. Hemos celebrado, con la ayuda del Señor, un encuentro en el Santuario de Ntra. Sra. De Guadalupe como inauguración de este Año Sacerdotal en el pasado año 2009, y un Congreso Sacerdotal los días 3, 4 y 5 de marzo de este año 2010 del Señor.

El Papa nos recuerda los contenidos básicos de nuestra misión sacerdotal: “El nos llama a partir el pan de su amor, a perdonar los pecados y a guiar al rebaño en su nombre. Precisamente por este motivo no debemos alejarnos nunca del Manantial del Amor que es su Corazón traspasado en la cruz”20.

1.- Oremos por los sacerdotes ¡Queridos hermanos y hermanas!

“El sacerdote es siervo de Cristo, en el sentido de que su existencia, configurada ontológicamente con Cristo, asume un carácter esencialmente relacional: está al servicio de los hombres en Cristo, por Cristo y con Cristo.

Precisamente porque pertenece a Cristo, el sacerdote está radicalmente al servicio de los hombres: es ministro de su salvación, de su felicidad, de su auténtica liberación, madurando, en esta aceptación progresiva de la voluntad de Cristo, en la oración, en el “estar unido de corazón” a Él”21.

El sacerdote, sacramento de Cristo Cabeza y Pastor de la Iglesia, ha de hacerse pan partido para la vida de los hombres, ha de servir a todos, especialmente a los necesitados, con el amor de Jesucristo que “nos amó hasta el extremo” de dar su vida por todos, ha de guiar al rebaño del Señor, que se le ha confiado, con generosidad y desprendimiento gozosos, con entrega y dedicación plenas.

Os ruego que oréis por todos los sacerdotes para que nos renovemos interiormente y seamos santos y para que “nuestro testimonio evangélico en

19

Congregación del Clero: Carta presentando el Año Sacerdotal, 2009 Benedicto XVI: Homilía en la inauguración del Año Sacerdotal. 2009 21 Benedicto XVI: Alocución en la Audiencia General, 24-VI-2009 20

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el mundo de hoy sea más intenso e incisivo”22. Os ruego que oréis también al Señor de manera especial por vuestro Sacerdote que os atiende día a día con solicitud pastoral y celo apostólico.

2.- Oremos por las vocaciones sacerdotales ¡Queridos hermanos y hermanas! Antes de terminar, os hago una petición muy intensa: orad por las vocaciones sacerdotales Jesucristo nos dijo: “la mies es mucha y los operarios son pocos; rogad al dueño de la mies que envíe operarios a su mies”. Pues eso hacemos siempre: orar por las vocaciones. “El Año Sacerdotal brinda (…) una hermosa oportunidad de recuperar el sentido profundo de la pastoral vocacional y con él sus opciones metodológicas fundamentales: el testimonio sencillo y creíble; la comunión con itinerarios compartidos en la iglesia Particular; la escucha guiada por el Espíritu Santo para orientar a los jóvenes en la búsqueda de Dios y de la felicidad verdadera; y, por último, la verdad, la única que puede generar libertad interior” 23.

Os ofrezco esta oración por las vocaciones “ Padre Santo, manda sacerdotes santos a tu pueblo, que nos ayuden a vivir la alegría de ser cristianos.

Señor Jesús, danos sacerdotes según tu corazón, que estén al servicio de los más pobres, que sean evangelizadores intrépidos en este mundo..

Espíritu Santo, “Padre de los pobres”, suscita vocaciones sacerdotales entre nuestros jóvenes para que siga celebrándose la Eucaristía, y se nos siga dando tu perdón en el sacramento, para que nos ayuden a vivir nuestro bautismo y a construir “la civilización del amor” en este mundo.

Santísima Virgen del Campo, protege a todos los sacerdotes y envía vocaciones a nuestro seminario, para que anuncien el Evangelio en el corazón del hombre y de la historia. Amén.

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Benedicto XVI: Carta para la convocación de un Año Sacerdotal con motivo del 150 aniversario del Dies Natalis del Santo Cura de Ars, 2009 23 Benedicto XVI: Discurso a los participantes en el Congreso europeo de pastoral vocacional”, 4-VII2009

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Unas palabras para todos Antes de terminar esta Carta Pastoral, que deseo que meditéis todos, quiero dirigiros unas palabras: A los niños, para que crezcáis como Jesús en Nazaret: “en edad, sabiduría y gracia” con el cariño y la atención de vuestros Padres, catequistas y educadores.

A los jóvenes, para que abran su corazón a Jesucristo que los ama y los invita a seguirlo siempre. Vivid vuestra juventud como buenos cristianos y cristianas.

A los padres, para que perseveren en el amor y la fidelidad conyugal y cumplan su gran misión de transmitir con generosidad y responsabilidad la vida, y eduquen a sus hijos en los valores humanos, morales y cristianos .

A todas las familias, para que sean siempre escuelas de alto humanismo cristiano, lugares donde se rece y se transmita la fe, estén abiertas a los más necesitados y colaboren al servicio de la paz, de la justicia, del amor…

A las Autoridades para promuevan siempre la paz y la justicia, el respeto sagrado a toda vida humana y trabajen siempre por el bien común de todos.

A los mayores, para que tengan siempre delante de sus ojos y corazones a Jesucristo, el Camino, la Verdad y la Vida, y a la Virgen Santísima que los alienta en su caminar hacia la Casa de Dios, el cielo.

A la Comunidad cristiana que camina por esas tierras de Aliseda hacia la Casa del Padre para que celebre con fervor renovado la Eucaristía, sea memoria de Dios y testigo de Jesucristo en este Pueblo, haga el bien a todos, esté cerca de los más pobres, dé esperanza y arzón de la misma a quien se la pidiere y siembre el amor en los surcos del corazón humano y de la historia.

Os bendigo con afecto + Francisco Cerro Chaves Obispo de Coria-Cáceres

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RITUAL DE LA CORONACIÓN DE LA IMAGEN DE NTRA. SRA. DEL CAMPO, PATRONA DE ALISEDA Acción de gracias e invocación Bendito eres, Señor, Dios del cielo y de la tierra, que con tu misericordia y tu justicia dispersas a los soberbios y enalteces a los humildes; de este admirable designio de tu providencia nos has dejado un ejemplo sublime en el Verbo encarando y en su virgen Madre: Tu hijo, que voluntariamente se rebajó hasta la muerte de cruz resplandece de gloria eterna y está sentado a tu derecha como rey de reyes y Señor de señores; y la Virgen, que quiso llamarse tu esclava, fue elegida Madre del Redentor y verdadera Madre de los que viven, y ahora, exaltada sobre los coros de los ángeles, reina gloriosamente con su Hijo, intercediendo por todos los hombres como abogada de la gracia y reina de misericordia.

Mira, Señor, benignamente a estos tus siervos que, al ceñir con una corona visible la imagen de la Madre de tu Hijo, reconocen en tu Hijo al Rey del universo e invocan como Reina a la Virgen María.

Haz que, siguiendo su ejemplo, te consagren su vida y, cumpliendo la ley del amor, te sirvan con diligencia; que se nieguen a sí mismos y con entrega generosa ganen para ti a sus hermanos; que, buscando la humildad en la tierra, sean un día elevados a las alturas del cielo, donde tú mismo pones cobre la cabeza tus fieles la corona de la vida.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

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Imposición de la Corona Terminada la oración, el Obispo rocía con agua bendita la corona y, sin decir nada, la coloca sobre la Imagen de Santa María Virgen.

Cántico de la Antífona Santa María, siempre Virgen, Reina del Mundo, intercede por nuestra paz y salvación, Tú que engendraste a Cristo, el Señor, Salvador universal.

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Oración a Ntra. Sra. del Campo ¡Ntra. Sra. del Campo!

Sabemos que “Coronada de estrellas” eres Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa y Templo del Espíritu Santo.

Cuida de tus hijos, de los más pobres y necesitados, de los que viven fuera, de los que en Aliseda y en estas tierras están enfermos e impedidos, no tienen trabajo, no hogar y se sienten solos y desamparados.

Santa María del Campo, haznos vivir el Evangelio de tu Hijo Jesús para transformar el mundo, según el corazón de Dios.

Amén

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