Carta Pastoral Adviento-Navidad 2017

COMO LLUVIA SOBRE EL CESPED (Acoger, Adorar y Evangelizar)

ADVIENTO – NAVIDAD - EPIFANÍA CAMINO SINODAL

2017-2018 +FRANCISCO CERRO CHAVES Obispo de Coria-Cáceres

…COMO LLUVIA SOBRE EL CESPED

SALMO 73 Dios mío, confía tu juicio al rey, | tu justicia al hijo de reyes, 2 para que rija a tu pueblo con justicia, | a tus humildes con rectitud.

3 Que los montes traigan paz, | y los collados justicia; 4 defienda a los humildes del pueblo, | socorra a los hijos del pobre | y quebrante al explotador.

5 Dure tanto como el sol, | como la luna, de edad en edad.

6 Baje como lluvia sobre el césped, | como llovizna que empapa la tierra.

7 En sus días florezca la justicia | y la paz hasta que falte la luna; 8 domine de mar a mar, | del Gran Río al confín de la tierra.

9 En su presencia se inclinen las tribus del desierto; | sus enemigos muerdan el polvo; 10 los reyes de Tarsis y de las islas | le paguen tributo. | Los reyes de Saba y de Arabia | le ofrezcan sus dones; 11 póstrense ante él todos los reyes, | y sírvanle todos los pueblos.

12 Él librará al pobre que clamaba, | al afligido que no tenía protector; 13 él se apiadará del pobre y del indigente, | y salvará la vida de los pobres; 14 él rescatará sus vidas de la violencia, | su sangre será preciosa a sus ojos.

15 Que viva y le traigan el oro de Arabia, | recen por él continuamente | y lo bendigan todo el día.

16 Y habrá trigo abundante en los campos, | y ondeará en lo alto de los montes; | darán fruto como el Líbano, | y brotarán las espigas como hierba del campo.

17 Que su nombre sea eterno, | y su fama dure como el sol; | él sea la bendición de todos los pueblos, | y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

18 Bendito sea el Señor, Dios de Israel, | el único que hace maravillas; 19 bendito por siempre su nombre glorioso; | que su gloria llene la tierra. | ¡A mén, amén!

(Nueva Biblia Española) 2

INTRODUCCIÓN Este Salmo siempre me ha recordado la grandeza y sencillez de la fecundidad, que tiene mucho que ver con la acogida, cuando cae la lluvia sobre el césped, sobre nuestras vidas. En este tiempo litúrgico y en nuestras Asambleas sinodales debemos acoger el Amor de Dios que desciende en este kairós, tiempo de gracia. Tiempo de acogida en nuestra Iglesia que camina en Coria-Cáceres, las respuestas y las conclusiones sinodales que siempre nos remiten a caminar juntos, a renovación, a conversión.

La acogida tiene que lanzarnos a adorar juntos al Señor que viene, ha venido y vendrá. Adorar es siempre acertar en el camino de la auténtica fecundidad, que no hay que identificar con éxito, con que todo nos va bien. Adorar es el corazón humilde que, envuelto en el Misterio de Dios alaba y confía en medio a veces del crudo invierno como el almendro, profeta del invierno, que todavía con nieve en las cumbres nos recuerda que está cerca la primavera.

Adorar juntos es siempre apostar por comunidades fecundas en acogida, en caridad y en servicio a los pobres.

Evangelizar es siempre la misión de la Iglesia, decirle al mundo cómo “sabe” el Amor de Dios, llamado Jesús. No dará resultados la transmisión de la fe, la evangelización que transforma el mundo, sdin una profunda vida por dentro, para crecer en servicio por fuera. Donde no hay acogida, ni adoración, tampoco hay evangelización.

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ACOGIDA

Acoger es siempre un acto de fe. Acogemos porque hemos aprendido del Corazón de Cristo a tener un corazón sin puertas, capaz de hacernos siempre disponibles.

La acogida es el primer paso que propicia el encuentro. No acoger, en el fondo es siempre hacer estéril la conversión, la transformación de la vida. En este tiempo de Adviento y Navidad nos recuerda que el Señor viene y quiere ser acogido.

Jesús no fue acogido por los suyos en Belén y el Señor anuncia su salvación a los pastores, a los últimos, a los que guardaban el rebaño en la noche, a los que le acogieron desde su pobreza, porque se siegue hoy siendo realidad que “vino a los suyos y los suyos no le recibieron” (Jn. 1, 11).

Acoger es comenzar bien y terminar mejor. Sin la acogida no se puede ser una Iglesia en salida. Sin acogida no seremos capaces de transmitir la esperanza al que viene para llenar nuestra vida y nuestro corazón de estrellas. Seamos acogedores con todos.

La mejor acogida es la sonrisa.

Acogemos al que viene en nombre del Señor, las conclusiones sinodales, el deseo de caminar juntos en esta Iglesia milenaria que desde su sencillez y pobreza trata de dar respuesta a los dramas y esperanzas de los hombres de nuestro tiempo. Los gozos y las esperanzas de los discípulos de Jesús (GS. 1) queremos hacerlos nuestros por la acogida porque son nuestros hermanos 4

Acoger es el primer paso de la caridad y el fruto es siempre la alegría de quien se descubre amado en su pobreza y sencillez.

No nos cerremos al Dios que viene y está viniendo continuamente a una Iglesia que nos pide caminar juntos y evangelizar desde “signos pobres” a una humanidad tan necesitada de reconciliación, que vive en el drama de guerras, terrorismo, divisiones, paro, refugiados emigrantes, faltos dre todo tipo de recursos porque se les cierran todas las puertas .

REFLEXIÓN PERSONAL Y EN GRUPO 1. ¿Te sientes una persona acogedora y cercana a las personas que caminan contigo?

2. Tu parroquia, tu grupo, tu comunidad ¿es un cprazón sin puertas, abierto como el de Cristo?

3. ¿Qué luces y sombras descubres tú en la cogida en nuestra Diócesis?

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ADORACIOÓ N

El camino dela Adoración, de la Alabanza, de la oración nos hace vivir con la convicción de crecer por dentro para servir por fuera.

La Adoración eucarística tan presente en nuestra Diócesis es una llamada a que cada parroquia, comunidad, asociación, cofradía, movimiento nos abramos en este tiempo de Adviento al que viene y nace en el silencio de la noche y como decía San Juan de la Cruz, en “la noche” tiene que ser acogido y encontrado. No habrá fecundidad si nuestra vida no va acompañada de la adoración en “espíritu y en verdad” como le recuerda Jesús a la samaritana en el capítulo 4 de San Juan.

Adorar es ser libres decía San Francisco de Asís. Quien descubre el camino de la adoración en su vida cristiana y eclesial pronto arrojará de su corazón otros ídolos, becerros de oro, el dinero, el prestigio, el poder, la fama, la soberbia, todo aquello que nos impide la unión con Dios. Es el servicio a los pobres.

Cuando adoramos con un corazón humilde y sencillo se vive enamorado de Dios. Siempre en nuestras vidas y por la adoración nos crecen las alas de la libertad y del Amor. Sin adoración no existe vida plena.

Precisamente es en la adoración donde descubrimos que Dios es el Mendigo, el que mendiga las migajas de nuestro amor, de nuestro corazón. Sin adoración no encontraremos el camino de la santidad que es vivir la caridad, el amor. Y ¿cómo vivir la caridad, el amor si no bebemos de la fuente de ese amor que es el Corazón eucarístico del Señor?.

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Sin adoración la pastoral se queda reducida a un mero proselitismo y adoctrinamiento, pero no ofrecemos a cada persona el encontrarse con un Amor que cambia la vida y la ruta de una vida vivida sin amor.

La adoración eucarística nos lleva a poner los ojos en él que nos ama hasta el extremo.

Sin adoración no existe evangelización ni fruto que dure, sino que nos quedaremos en la pastoral del activismo, de la esterilidad y nos agotarnos. Es necesario dedicar tiempo, vida y sobre todo abrirse a la adoración al Señor. Como el camino que de una profunda intimidad con el Amor de los Amores.

Sólo los adoradores serán capaces de decirle a la gente cómo “sabe el Amor de Dios”. Sin una oración larga y prolongada nos quedamos en las ideologías, en la buena voluntad, pero no en una transmisión gozosa de la fe que afecta a toda la vida.

REFLEXIÓN PERSONAL Y EN GRUPO 1. ¿Dedicas personalmente todos los días un rato a la oración, a la adoración?

2. ¿Conoces la adoración eucarística que se ofrece en la pastoral juvenil juntoal Obispo los primeros viernes de mes en la ermita de la Paz? 3. ¿Sabes que la Diócesis ofrece la adoración perpetua, adorar de día y de noche en la capilla de la adoración de la parroquia de Fátima

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EVANGELIZACIOÓ N

El Adviento, la Navidad nos recuerdan que llega el Esperado de los tiempos, el Enviado del Padre para ser Buena Noticia para los pobres, para los que sufren. Nuestro Sínodo desde el principio fue convocado como una nueva etapa evangelizadora, con el Papa Francisco y la alegría del Evangelio, para la nueva evangelización..

No fue nunca una aventura ingenua y menos aún peligrosa. Fue y es un soplo vivo del Evangelio para buscar juntos los nuevos retos,. Las claves de respuestas que siempre encontraremos en Jesús del Evangelio y en el Evangelio de Jesús, como Buena Noticia para todos los que viven en todas las intemperies y periferias.

Pablo VI en Evangelii Nuntiandi lo había afirmado una y otra vez y se hizo clave paras toda la Iglesia que su misión es evangelizar para toda la familia de los hijos de Dios, para todos los bautizados, para todos los cristianos. La Iglesia sólo existe para evangelizar, para ser Buena Noticia de salvación para todos, especialmente a los pobres y los que sufren que son los que siempre se abren a la Misericordia.

Evangelizar es siempre la asignatura pendiente de toda la Iglesia que es siempre misionera y que aprende de Jesús como nos recuerda el Adviento y la Navidad que tenemos que salir como Iglesia en salida, como salió Jesús para anunciar la alegría del Reino.

No dejemos nunca de evangelizar con la vida y con las palabras. No nos quedemos cruzados de brazo diciendo que no podemos hacer nada que, con la que está cayendo, lo mejor es retirarse a los cuarteles de invierno mientras pasa el crudo invierno y la tormenta.

El Adviento nos recuerda que son hermosos los pies que evangelizan, los mensajeros de la Paz, lo que no se quedan en la comodidad de su 8

casa y salen al encuentro de la humanidad que muere de frío y de falta de vida, porque les falta la alegría de la novedad del Evangelio aunque no lo sepan. La evangelización es de todos y para todos los bautizados. Nadie queda fuera de la llamada de la Iglesia para anunciar la salvación.

Juntos sacerdotes, vida consagrada y laicos. No nos quedemos de brazos cruzados y engrosando la fila de los quemados intensivos o de los que parece que nacieron ya cansados o todavía tienen el síndrome del jubilado de no hacer nada y quejarse de todo. Es mucho lo que queda por vivir y por entregar de vida. No es bueno el quedarse en el lamento esteril. Jesús vino a los suyos y su evangelización consistió en dar la vida desde la voluntad del Padre que a veces se complica y siempre al final nos saca de todos los apuros.

Este tiempo de Adviento, marcado porel XIV Sínodo Diocesano y por un mundo que nos espera, nos lanza a que seamos capaces de dar la vida y anunciar la Buena Noticia a los pobres. Es tiempo de caminar como nos recuerda Santa Teresa de Jesús. Es tiempo de “saber esperar” como decía el Hermano Rafael, pero sembrando de acogida, de adoración para una evangelización cada vez más esperanzada aunque se realice con “signos pobres”.

REFLEXIÓN PERSONAL Y EN GRUPO 1. ¿Sientes en tu vida personal la urgencia de anunciar a Jesús con tu vida y tus palabras?

2. ¿Vives en comunidad, grupo parroquial para evangelizar a un mundo triste?

3. ¿Cuáles crees tú que deben ser hoy las claves de la evangelización 9

CONCLUSIOÓ N

Acoge, como nos recuerda el Adviento, adora, como nos lanza la Navidad. “Venid adoremosle” nos trae a la memoria ayudado por una Iglesia sinodal que caminamos juntos a la alegría del Evangelio, de ser Buena Noticia para los pobres, de sembrar el gozo del Evangelio del que vino a quedarse con nosotros. Como dice el prefacio de la Navidad “para que a través de lo visible lleguemos al Amor de lo Invisible” He aquí un programa para hoy y para siempre: ACOGER, ADORAR Y EVANGELIZAR, con María, nuestra Madre, Santa María de Argeme es posible la vida y creer en el Dios de los imposibles como lo que más necesita nuestra gente. Que vive en todas las periferias y sufre de todas las intemperies porque sigue siendo verdad lo del poeta teólogo: si vosotros, los cristianos no ardéis de amor la vida y el mundo morirán de frío.

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ORACIÓN Padre de las Misericordías, Espíritu Santo, Señor y dador de vida, Gracias por el regalo de Jesús.

El Amor entregado para la Redención.

Gracias por María, Madre y Amiga.

Y gracias también por nuestra familia, por la Iglesia diocesana que camina en Coria-Cáceres y que siempre nos abre las puertas para sembrar de alegría y esperanza los rincones y casas de nuestra tierra.

AMÉN +FRANCISCO CERRO CHAVES Obispo de Coria-Cáceres Seminario Diocesano 1º Domingo de Adviento 2017 11

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