Diálogo 50 Nueva Época / ¿Se está reconstruyendo con transformación?A diez meses del Stan

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Nueva época, No. 50

Guatemala, julio de 2006

¿Se está reconstruyendo con transformación? A diez meses del Stan

Raúl de la Horra*

Foto AFP


En el ojo del desastre Marcel Arévalo*

El 3 de agosto se cumplirán diez meses de una de las catástrofes más graves ocurridas en Guatemala en los últimos años, tanto por la magnitud de los daños a la población, a la infraestructura y al sector agrícola, como por la extensión territorial siniestrada. Este tipo de desastres, sin embargo, no es nuevo en el país; quedan aún frescas en la memoria las huellas del terremoto de 1976 y del huracán Mitch en 1998. Las miradas superficiales a estos fenómenos apuntan a sobredimensionar el comportamiento de la naturaleza y lo inevitable de los eventos climatológicos o tectónicos. No obstante, un acercamiento cuidadoso, según los estudios sobre desastres realizados desde la década de 1980, desnuda la intervención del ser humano en su incremento y magnitud e, incluso, como fuente de la llamada Sexta extinción.** La ocurrencia de cataclismos, aunque sorprende por los graves dramas expuestos ante la pérdida de vidas humanas y las condiciones sociales de mayor fragilidad que generan, constituyen, lamentablemente, tragedias vaticinadas. El anuncio deviene de la inacción ante los riesgos y vulnerabilidades, que tienen que ver con el equilibrio ecológico y el mejoramiento de las condiciones sociales, la plena vigencia de los derechos humanos, el fortalecimiento de la democracia, la reducción de las desigualdades y la eliminación de la exclusión social.

Los orígenes del riesgo Tanto el crecimiento de asentamientos humanos en las montañas del altiplano occidental, como las explotaciones agrícolas intensivas en la costa sur, constituyen riesgos para el ambiente. El cansancio de las tierras, el uso extensivo de las aguas para riego, pero fundamentalmente de fertilizantes y pesticidas, así como la tala de árboles, la quema de malezas y el uso agrícola del suelo de vocación forestal, son la fuente creciente de vulnerabilidades, riesgos y desastres que se vienen cosechando. Estos factores endógenos de riesgo están íntimamente imbricados con las relaciones sociales predominantes en todo el planeta. El ser humano y las sociedades tienen una deuda insoslayable con la naturaleza: la búsqueda del reencuentro sociedad naturaleza, la reparación del daño causado al entorno, la conversión del aprovechamiento desmedido de los recursos y el cese de la experimentación científico tecnológica irresponsable. El modelo de desarrollo actual ha provocado el crecimiento amorfo de las urbes, las que pronto se han visto rebasadas en su extensión territorial y replican el riesgo nacional, con la habitación en laderas de barrancos y montes, con endebles formas constructivas que penden de un hilo, al igual que las vidas de sus ocupantes marginales. La pesadilla de la tragedia está agazapada y en cualquier momento se hace realidad, martillando la inviabilidad de esta forma de ser de una nación. Los datos del impacto de las ameFoto AFP nazas naturales: erupciones volcánicas, sismos, sequías, incendios forestales y épocas lluviosas, (sin que éstos sean eventos de gran magnitud) suelen arrojar una destrucción constante, que acumulada llega a ser mayor que aquéllos, como se indica en la publicación La trama y el drama de los riesgos a desastres, de Guisela Gellert y Luis Gamarra (2003)1.

La oportunidad ante el desastre * Licenciado en ciencias de la comunicación y periodista profesional por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Coordinador de comunicación del Área de estudios de pobreza. **La Sexta extinción parece ser el primer evento global de extinción documentado que tiene una causa biótica en vez de una causa física. Existen pocas dudas de que los humanos son la causa directa del estrés de los ecosistemas y de la destrucción de las especies en el mundo moderno a través de actividades tales como: la transformación del paisaje; la sobreexplotación de las especies; la contaminación; y, la introducción de especies exóticas (La sexta extinción, por Niles Eldredge).

La calamidad nos advierte la imperiosa necesidad de cambios, lo cual implicaría serias políticas de repoblamiento que apunten a una relación 1

Editorial de Ciencias Sociales, FLACSO-Guatemala, 2003.

Publicación mensual de FLACSO -Guatemala y elPeriódico Secretario general de FLACSO Francisco Rojas Aravena San José, Costa Rica CONSEJO ACADÉMICO DE FLACSO-GUATEMALA Víctor Gálvez Borrell-director Claudia Dary / Virgilio Álvarez / Oscar López / Luis F. Mack Virgilio Reyes / Simona V. Yagenova Edición: Víctor Gálvez Borrell; coordinación y diagramación: Hugo de León P.

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Tel. PBX (502) 2362-1431 Fax: (502) 2332-6729 Correo electrónico: flacsoguate@flacso.edu.gt Página web: http://www.flacso.edu.gt Esta publicación es posible gracias al apoyo financiero de ASDI/SAREC 30,000 ejemplares


ambiental armoniosa y, por ende, a un equilibrio razonable en las extensiones territoriales de vocación agrícola; al cese del abuso de los recursos naturales y al desarrollo social que reduzca la desigualdad y la exclusión. Según Allan Lavell, citado en Gestión de riesgos en Centroamérica,2 la gestión de contingencia puede dimensionarse tanto ante los riesgos que son construidos en períodos histórico sociales de larga data, como frente a aquellos previsibles en tanto nuevas intervenciones sociales. Los primeros podrían tener una gama diversa de ejecuciones, por lo regular costosas y complejas en el enfrentamiento de realidades sociales establecidas. Los segundos, aunque igualmente deben desafiar intereses de sectores sociales, pueden tener viabilidad en procesos y mediaciones de carácter político, económico, legal o de otra índole, que permitan cambios para la prevención de las amenazas socionaturales. El primer gran ensayo para la gestión de riesgos en Centroamérica lo dio el Mitch, porque vinculó el aprendizaje de los desastres, la movilización social, las coincidencias institucionales en la región centroamericana y la intervención internacional conmovida por la dimensión de los daños. En octubre de 1999, los gobiernos de la región asumieron el Marco estratégico para la reducción de la vulnerabilidad y los desastres en Centroamérica, que abarca el fortalecimiento institucional, la investigación, sistemas de alerta temprana, planes y estrategias sectoriales y fortalecimiento de las capacidades locales. La adopción de estos lineamientos comprende también la adopción de nuevos conceptos relacionados con desastres en su carácter socionatural, en la necesidad de consolidar los procesos democráticos y la vigencia de los derechos humanos, así como de reconstruir y transformar.

Planes y realizaciones Aunque las nuevas visiones son fundamentales para enfrentar los desastres, la distancia entre los compromisos asumidos y su cumplimiento sigue marcando la tragedia de las poblaciones sometidas a nuevas calamidades. Stan evidenció dicha realidad. En el Plan de reconstrucción por la tormenta Stan (marzo 2006), el Gobierno plantea dos orientaciones estratégicas: el fortalecimiento del tejido social y la infraestructura nacional sostenible, ambas en el marco de la reconstrucción transformadora. “Los altos índices de pobreza y la deuda social acumulada que pesa sobre estas áreas obligan a que el Plan se oriente hacia la transformación de esta realidad estimulando para que el ciudadano sea el sujeto y el centro de sus propios procesos de desarrollo y acciones con el apoyo de los gobiernos centrales y locales…”, expresa el documento. Para la reconstrucción, el Gobierno destinó Q2 mil quinientos millones (de los cuales, Q900 millones arrojaban déficit). Según el Informe del Procurador de los Derechos Humanos de mayo de 2006, el cumplimiento de estos gastos ha sido desigual. El Ministerio de Comunicaciones había incumplido en su asignación de Q600 millones; los Consejos de Desarrollo Departamental (COCODES ) sólo reportaban 1.6% (de Q225 millones asignados); CONRED había ejecutado cerca de 70% (de Q20 millones), en tanto que el FIS, FONAPAZ y el MAGA se acercaban al 100% (de casi 100 millones). En total, la ejecución corresponde a mil millones de quetzales, es decir 28.6% del total asignado. El Procurador señaló la falta de coordinación institucional, así como la ausencia en la consulta con la población para los planes de reconstrucción. En recientes declaraciones a la prensa, al asegurar que 48% de lo presupuestado para la reconstrucción ha sido ejecutado y que en 2

Gisela Gellert, Editorial de Ciencias Sociales, FLACSO-Guatemala, 2003.

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noviembre se concluirán las tres mil 400 obras contempladas, el gerente de la reconstrucción, arquitecto Eduardo Aguirre, anunció la selección de un terreno de 200 cuerdas para la reubicación de la población de Panabaj, así como la construcción de un centro urbano para 75 familias de Xocomuc (ambas en Sololá). Aguirre también se refirió a la compra de 30 terrenos que están siendo urbanizados para 87 nuevos centros y la búsqueda de 25 más para la ubicación de siete mil familias. Por su parte, el Ministro de Comunicaciones anunció que, a partir de agosto, estarían inaugurando un puente cada semana. Mientras se mantienen estas visiones contradictorias respecto de la reconstrucción post Stan, las lluvias empiezan a hacer estragos y recordar que seguimos en el ojo del desastre. FLACSO-Guatemala, preocupada por el tema y para aportar elementos teóricos y datos empíricos que permitan una mejor comprensión y evaluación del proceso de reconstrucción, entrevistó a una especialista en riesgos a desastres: Gisela Gellert, geógrafa graduada en Alemania y antigua investigadora y profesora de FLACSO-Guatemala; Carmen Reina, con estudios de sociología, encargada de atención de desastres de la Conferencia de Iglesias Evangélicas de Guatemala (CIEDEG), y delegada ante Convergencia Ciudadana para la Gestión de Riesgos (COCIGER) y Félix Pérez, alcalde de Zunil, uno de los lugares más afectados por la tormenta Stan y testigo/protagonista del programa de reconstrucción impulsado por el gobierno central. Inicialmente, también se invitó a participar en este diálogo a monseñor Álvaro Ramazini, obispo de San Marcos y presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala, quien declinó a participar, y a Eduardo Aguirre, gerente de la reconstrucción, quien no respondió a la invitación.

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Entrevista con Gisela Geller Gellertt ¿Cuáles son las características de las amenazas naturales en Guatemala? Centroamérica se considera una región de multiamenazas frente a altos niveles de vulnerabilidad, pero en Guatemala los riesgos son más complejos debido a su marco geotectónico, su diversidad morfológica y la exposición a fenómenos hidrometeorológicos. Además, las diferentes expresiones de vulnerabilidad son más complejas y profundas en Guatemala.

¿Es Guatemala una "zona cero" de desastres? Con este título se hace alusión al 11 de septiembre y se apoya la política y el interés reciente de EEUU en Centroamérica para tratar la lucha contra el terrorismo y la atención de desastres, como un mismo tema bajo el mismo mando. Durante años se ha luchado para que el problema de los desastres no se trate bajo la doctrina militar, como es la tradición en nuestros países, sino para que forme parte de la seguridad integral o democrática. La atención de emergencias puede o debe ser apoyada por cuerpos especiales del Ejército, con entrenamiento en ayuda humanitaria y rescate, pero la prevención y reducción de riesgos corresponde al campo del desarrollo. Los desastres son problemas del desarrollo no resueltos, o signos de un desarrollo insostenible.

¿Cuáles son los factores que incrementan los riesgos de desastres en Guatemala? En términos generales, los procesos de degradación ambiental que propician la creciente construcción de amenazas socionaturales. Otros factores son el aumento de diferentes tipos de vulnerabilidad, como la física (población viviendo en lugares de alto riesgo), la técnica (por ejemplo: construcciones de vivienda vulnerables a la amenaza sísmica, construcción de infraestructura vulnerable a inundaciones, deslizamientos, etc.), la económica, la social y la ecológica, entre otros.

¿Cuáles son las particularidades del Stan en relación con otros grandes desastres? Cada desastre tiene sus características particulares. Además, es importante tomar en cuenta los desastres cotidianos y locales (no solamente los “excepcionales”) que ocurren año con año, que nos anuncian la ocurrencia de los “grandes”; pues, también Mitch o Stan, al fin, son la suma de cientos de desastres locales, que ocurren por los

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escenarios locales de riesgo presente. Por ello se dijo en muchos medios que Stan fue un desastre anunciado.

¿Qué debería hacerse en prevención de nuevos desastres? Sobre “qué debería hacerse” existen múltiples y extensos documentos, a partir del proceso post Mitch, para Guatemala; por ejemplo los informes de Mitch+5 por parte del gobierno y la sociedad civil, ahora el proceso de consulta de la actualización del Plan Regional de Reducción de Desastres (PRRD). Sobre “qué hacer” existen muchas propuestas y las deficiencias son identificadas, el problema es cómo y quién y, ante todo, la falta de voluntad política para que la gestión de riesgos sea un compromiso permanente y transversal en cualquier programa/proyecto de desarrollo.

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Aquí, “qué debería hacerse”, es más complejo, aún si nos referimos a la gestión de riesgos: queremos incidir sobre las amenazas (por lo menos en las socionaturales y antropogénicas) y las diferentes expresiones o tipos de vulnerabilidades; entonces, hay que incidir en los procesos de desarrollo, en la gobernabilidad y en políticas, en la educación, la participación, etcétera. Al fin, hacer gestión de riesgos para su reducción y prevención debe ser una parte integral, como la reducción de la pobreza, la gestión ambiental, la gestión urbana, el desarrollo rural y el ordenamiento territorial, entre otros.

Entrevista a Carmen Reina En recientes informaciones, el Gobierno asegura un avance de 48% en la reconstrucción tras la tormenta Stan. ¿Cuáles son sus apreciaciones al respecto? En mayo, el Gobierno hablaba de 30%. Justo cuando COCIGER denuncia y solicita procesos de auditoria social a la comunidad internacional, el Gobierno pide US$28 millones más, sin haber sido capaz de ejecutar lo asignado. Ahora que se van a cumplir nueve meses de la tragedia del Stan, el Observatorio del Gasto Social* indica que, de los Q2 mil quinientos millones asignados a la reconstrucción post Stan sólo, se han ejecutado Q362 millones, es decir, 24%. El presupuesto para atender la emergencia se autorizó por el Congreso de la República en octubre de 2005. Las transferencias a las * Integrado por la Coordinación de Organizaciones No Gubernamentales y Cooperativas (CONGCOOP) y el Centro Internacional para Investigaciones en Derechos Humanos (CIIDH).


municipalidades se hicieron en mayo de 2006 (Q1.5 millones para cada una). Entonces ¿qué pasó entre octubre y mayo? El Ministerio de Comunicaciones tiene la fase de reconstrucción planificada hasta 2007. Esto da lugar a pensar que, siendo un año electoral, se quiera generar un impacto para influir en las elecciones, al igual que el uso que le den a estos US$.28 millones requeridos recientemente a la comunidad internacional. La reconstrucción es urgente. Sólo con el inicio de este invierno ha habido más de 300 derrumbes. Hay poblados inundados; toda la zona de Izabal y Alta Verapaz. En Guatemala, pequeñas lluvias pueden significar grandes desastres para la población pobre que vive en condiciones de alto riesgo.

¿Está siendo aplicado el concepto de “reconstrucción con transformación”? Nosotros creemos que no. Consideramos que el Gobierno ni siquiera ha llegado al concepto básico de atender la emergencia. La reconstrucción con transformación implica el cambio de modelo de desarrollo. El Stan evidenció no un estado de calamidad sino la calamidad del Estado. Pero es grave que los mismos gobernantes se excusen en la debilidad del Estado. Este gobierno empresarial ha debilitado al Estado y no puede implementar políticas que favorezcan el desarrollo de la población. La agenda pendiente de los Acuerdos de Paz es lo que queda de las tantas mesas de diálogo. El desarrollo rural, por ejemplo, implica el reordenamiento territorial y el manejo sostenible de cuencas. Hay que hacer planes de reubicación productiva y de viviendas. Hay que cuestionar la tenencia de la tierra, la concentración de las tierras productivas que están en manos de poderosos. En la reconstrucción se han marcado varias tendencias. La primera que se ha evidenciado es la de dar privilegios a la agroexportación. Es notoria la rapidez con que fue rehabilitada toda la red vial de la costa sur, donde está asentada la agroindustria del azúcar y del ganado. Mientras que en esa región los puentes fueron habilitados a la semana siguiente del desastre, con ayuda de los “solidarios cañeros”, la ruta del altiplano tardó un mes y más; esta tardanza dejó aislada a toda la población, mayoritariamente indígena y pobre, que habita en los pueblos de esa región. La segunda tendencia de la reconstrucción es la privatización y generación de grandes negocios para favorecer a amigos y familiares. Una tercera, es la preeminencia de las Fuerzas Armadas con el retorno de su presencia en regiones de donde ya habían sido retirados, como Sololá y Totonicapán, incluso con servicios pagados, haciendo funciones que corresponden a sectores civiles. En los planteamientos estratégicos de la reconstrucción post Stan, el Gobierno se planteó la reconstrucción del tejido social, en lo cual también las organizaciones sociales tienen grandes retos. ¿Qué situación caracteriza el momento actual tras el desastre? La descentralización da espacio para la participación social. Existen grandes falencias por parte de la sociedad civil al respecto. El sistema de Consejos de Desarrollo es débil, burocratizado y prostituido. Básicamente, se dedica a la gestión de obras y no al diseño de políticas,

lo que debería ser su papel. La sociedad civil no ha cumplido su función de propuesta y auditoria social. No se ejercen los derechos ciudadanos. Se está aún en las luchas cotidianas y sectoriales, y en las divisiones que han caracterizado al movimiento social guatemalteco. Aunque se están iniciando procesos, hay avances; hay más participación de comunidades en los COCODES.

¿Qué puede decir de los avances? ¿Hay elementos positivos en relación con el proceso de reconstrucción y de gestión de riesgos? La tragedia del Stan vino a desnudar las vulnerabilidades y a llamar la atención respecto de que: o cambiamos de modelo de desarrollo o el país se hunde. Este modelo de desarrollo es incompatible con la naturaleza y por eso hay que cambiarlo. También hay que destacar la solidaridad espontánea del pueblo guatemalteco, y eso da mucha esperanza. La mayor cantidad de personas albergadas fue por los propios vecinos. Hay solidaridad de pobre con pobre. Las familias de Santa Foto AFP María Visitación se fueron a refugiar a un poblado de Nahualá que los acogió. Se hicieron puentes humanos. En Panabaj, la primera ayuda llegó por medio de las personas desde San Lucas Tolimán y otros poblados cercanos. Otros aspectos son vinculados con la relevancia de temas fundamentales; la atención específica a las mujeres; la pertinencia cultural; el uso del traje; y la salud mental. También se evidenciaron los retos actuales en cuanto a la necesidad de la reconstrucción de las redes solidarias del tejido humano.

Entrevista al alcalde de Zunil, Quet zaltenango, Félix Pérez Quetzaltenango, ¿Cuál fue su experiencia en la tragedia dejada tras el Stan? Zunil fue el segundo municipio del departamento que sufrió los efectos de la tormenta Stan. El lugar donde yo resido, fue una de las zonas devastadas en la cabecera municipal de Zunil. Días antes, como alcalde, estaba atendiendo la serie de derrumbes en los caminos que comunican a Zunil. Veinticuatro horas previas al desastre no teníamos energía eléctrica, los celulares se descargaron y había mucho nerviosismo e inquietud sobre lo que podía pasar. El miércoles 4 de octubre de 2005, a las tres y cuarto de la madrugada, fue el punto crítico: Escuchamos el ruido del derrumbe. Cuando nos dimos cuenta, ya todas nuestras casas estaban inundadas, enterradas totalmente. julio 2006, No. 50/ 5


Antes de la tormenta ¿qué previsiones tuvieron? Ninguna. Nosotros necesitamos esa información para saber qué hacer. El Stan nos tomó totalmente desprevenidos. No estamos preparados para enfrentar estas emergencias.

En la actualidad ¿hay información sobre los riesgos? ¿ha habido avances para estar preparados? Yo he pedido que, por favor, nos envíen información sobre el estado del tiempo, aunque sea semanalmente. Por otro lado, debemos tener previsión sobre agua, alimentos y albergues. El Gobierno nos ha dado granos básicos, pero no nos ha apoyado para tomar esta medida preventiva. También nos ha dado millón y medio de quetzales, que está destinado a obras de infraFoto Miriam de Scheel estructura: muros de contención, drenajes y sistema Con mi familia tuvimos la suerte de sobrevivir a esto, pues estábamos alternativo de agua potable. Con el apoyo de Helvetas hemos en el segundo nivel. El primer nivel quedó enterrado. Los animales y reconstruido casi la totalidad de los sistemas de miniriego. todas nuestras pertenencias se perdieron en cuestión de segundos. Hemos comprado un lugar que consideramos más seguro para hacer Salimos con dificultad y empezamos a ayudar a los vecinos hasta el amanecer. Fui a la municipalidad para comenzar a establecer los daños. La población comenzó a organizarse y principiamos a conocer cómo estaba el servicio de agua, de drenajes, de las viviendas. En el recuento de daños tuvimos de 80% a 90% de todos los sistemas de miniriego colapsados. El sistema de agua potable también colapsó. Las vías de acceso quedaron totalmente interrumpidas, tanto para la costa como para Quetzaltenango. Quedamos desabastecidos de alimentos y de agua potable. Nuestra primera decisión fue resolver los servicios básicos; la segunda, abrir los caminos; y, la tercera decisión fue establecer los albergues. Como Zunil es una zona de paso entre el altiplano y la costa y muchas personas quedaron atrapadas en medio, tuvimos que atenderlas también. No teníamos información. CONRED no nos había informado de lo que estaba pasando. No había instituciones que nos dieran apoyo.

un albergue de emergencia, pero necesitaríamos asistencia técnica para orientarnos en su implementación. Lamentablemente, estas cosas se nos olvidan. La gente, aunque vive nerviosa, pronto se olvida. Hemos hecho un video sobre la destrucción y lo estamos pasando constantemente por el cable para que no se nos olvide. En las reuniones del COCODE yo les recuerdo la necesidad de estar prevenidos. Hay otro tipo de problemas que no se están resolviendo; por ejemplo, la reubicación de las familias, que requeriría compra de tierras. En la atención psicológica no ha habido nada. Hay muchas personas que han quedado muy temerosos. De instituciones gubernamentales han invitado a que lleguen a una atención con psicólogo, pero eso debería ser en una atención directa a las familias. Ya han pasado ocho meses y no se ha iniciado la reconstrucción, ni en Zunil ni en Quetzaltenango. No se está poniendo atención a reconstruir con la visión de prevenir.

Lo primero fue restablecer el sistema de agua. Conseguimos algunas tuberías con los dueños de los sistemas de miniriego para establecer un sistema provisional de abastecimiento. Abrimos el camino hacia Almolonga y eso nos permitió traer alimentos de ahí y de Quetzaltenango. Recurrimos al MAGA y nos abastecimos de granos.

¿Qué otros daños registraron? El de los sistemas de miniriego y la producción agrícola se detuvo por casi un mes. Ello representa grandes pérdidas. En Zunil vivimos aproximadamente 12 mil personas, divididos en cinco aldeas. Como efectos posteriores al desastre tuvimos dos personas fallecidas. En total tuvimos 56 familias afectadas por la destrucción en sus viviendas y por daños a sus pertenencias y medios de producción.

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Foto Miriam de Scheel


Foro "Desarrollo social y pobreza en Chiquimula" Como expositores invitados participaron Susana Palma, directora de Políticas regionales y nacionales de SEGEPLAN, Gustavo Arriola, en representación del PNUD, Miguel Gutiérrez, consultor independiente, Lorenzo Lázaro, representante de la sociedad civil ante el CODEDE y Humberto Guevara, alcalde municipal de Olopa y presidente de la Mancomunidad Copan Chortí.

El 27 de junio del año en curso, en las instalaciones del Centro Universitario de Oriente (CUNORI) de la ciudad de Chiquimula, el Área de estudios de pobreza, en coordinación con el Programa de Naciones de Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el CUNORI, realizó el foro “Desarrollo social y pobreza en Chiquimula”. Dicha actividad fue presidida por Claudia Dary,coordinadora académica de FLACSO-Guatemala, Oscar A. López Rivera, coordinador del Área de estudios de pobreza y Mario Díaz Moscoso, director del CUNORI.

Encuentro con el doctor Rafael Grasa un abordaje teórico y académico. El tono de los conocimientos vertidos al público por el doctor Grasa hizo que el evento fuese sumamente propositivo, logrando de los asistentes una postura reflexiva y sugestiva. La provocación del ponente se adentró en temas epistemológicos del conflicto, su análisis y mediación como resolución desde un enfoque más integral de la política internacional. Hizo hincapié, además, en el enfoque sobre los conflictos interétnicos, poniendo énfasis en la lucha de poderes interna más que en una visión étnica y cultural. El ponente destacó la importancia de realizar el análisis a partir de una nueva visión de la conflictividad, desde el marco paradigmático de la finalización de la guerra fría y una lectura diferente de lo internacional.

Como parte de las actividades extracurriculares del Postgrado centroamericano en ciencias sociales, el 7 de julio del presente año, tuvo lugar un encuentro con el académico español Rafael Grasa. La experiencia de Grasa, doctor en Filosofía, se remite a temas como análisis, mediación y resolución de conflictos, políticas exteriores, educación para la paz y el desarrollo, clásicos políticos sobre guerra y paz, y las reflexiones acerca de América Latina, especialmente Centroamérica, respecto del nuevo sistema internacional. En dicho encuentro, el doctor Grasa disertó sobre la nueva conflictividad armada internacional, distinguiéndose su intervención por julio 2006, No. 50/ 7


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