Revista Tiempo de Hogar N° 28 - Enero de 2012

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Espacios con historia

La casona no sólo acobijó a Don Francisco Rodrigo de La Colina, uno de los personajes de mayor relevancia religiosa en la ciudad, sino que años después fue habitada por la familia Arcaya, de la cual surgieron prominentes figuras ligadas a la política e historia detalle los acontecimientos más relevantes de Falcón y, por supuesto, de Coro como ciudad capital. El Balcón de los Arcaya no sólo acobijó a Don Francisco Rodrigo de La Colina, uno de los personajes de mayor relevancia religiosa en la ciudad, sino que años después fue habitada por la familia Arcaya, de la cual surgieron prominentes figuras ligadas a la política y la historia. La casa, que obtiene su nombre del apellido de la última familia que la habitó, formaba parte de lo que para la época denominaban un “mayorazgo”, es decir, por disposición testamentaria de Don Francisco de La Colina esta propiedad estaba unida a la hacienda Turupía, en Cumarebo,

a aproximadamente 50 kilómetros al noreste de Coro. Esos bienes no se podían vender. La norma familiar era que sólo la heredaría el varón de mayor edad entre sus sobrinos. Pasaba de padres a hijos, pero siempre al hijo mayor y a su vez el hijo mayor de ese hijo, siendo así por varias generaciones, hasta que le fue legada a Don Pantaleón Rosillo de La Colina, quien sería el último beneficiario del Mayorazgo luego de que en 1821 derogaron ese tipo de vínculos en Venezuela, recuerda González Baptista. Don Pedro Ignacio Rosillo de La Colina y su prima hermana Doña Rosa de La Colina fueron los padres de Panta-

Materiales rudimentarios La casona fue edificada con piedras extraídas de los ríos o quebradas de Sabaneta y Mitare, poblados al suroeste de Coro. Los clavos y remaches llegaron al puerto de La Vela desde las Antillas. Listones, horcones, tirantes y ventanas se tallaban con la madera que provenía de la Sierra de Falcón. La cal y arena de médano eran la mezcla ideal para frisar las paredes de los monumentos históricos, entre los que está el Balcón de Los Arcaya.

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león. La propiedad continuó en manos de esta familia hasta que a mediados del siglo XIX se vendió por transacciones sucesivas a Don Camilo Arcaya Chirino, quien habitó el lugar junto a su esposa Sebastiana Madriz Coossi. De esa unión nació, en 1874, Don Pedro Manuel Arcaya, eminente historiador, legislador y funcionario público de altísima jerarquía durante los años de gobierno de Juan Vicente Gómez. El coriano que correteó por los amplios pasillos y patios de la casona ocupó el cargo de embajador en dos ocasiones en Washington. El Balcón no estuvo siempre con la majestuosidad arquitectónica que le adorna. En 1821 –cuenta el escritor González Baptista- sufrió los embates de la guerra de Independencia. Fue saqueado cuando a Coro la invadieron los contendores de la batalla. El viento corre a puertas abiertas Pasear por el casco histórico y toparse con la casona de dos niveles recrea la mirada. La densidad monumental del Balcón transporta a cualquier visitante del lugar a épocas remotas. Fue construido siguiendo los esquemas del arte mudéjar (hispano árabe), donde


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