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DOMINGO 28 DE AGOSTO DE 2011
en domingo
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EN LA VEREDA MONTAÑO, DE VILLAMARÍA
Tolda Fría, mina sin de
Las líneas rojas que señala Esaú Mora, Coordinador de auxiliares mineros, son las guías para extraer las muestras.
Una multinacional explora los socavones para determinar cuánto oro hay. El dueño del título dice que no está claro si venderá. Corpocaldas debe aprobar Plan de Manejo Ambiental. Dudas.
Fotos | Darío Augusto Cardona | LA PATRIA
En una bodega depositan y trituran las muestras extraídas de los socavones.
El terreno despejado a un costado del campamento base ha servido como helipuerto.
CARLOS HERNÁNDEZ
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LA PATRIA | MONTAÑO (VILLAMARÍA)
uele ocurrir que en Tolda Fría la niebla baje para quedarse desde las 12:30 del día. El campamento base de esta mina de la vereda Montaño, de Villamaría, está a tres mil metros sobre el nivel del mar, enclavado en una montaña donde la lluvia con granizo cae con frecuencia y Manizales se ve al fondo del horizonte como un caserío sin importancia. Lo que allí se hace, sin embargo, se ha convertido en un enigma ambiental para esta ciudad, tras el interés que han manifestado dos multinacionales en el oro de la montaña, calculado, según las primeras estimaciones, en 614 mil onzas. Hay inquietud por la incursión de estas empresas, la magnitud que le han dado al potencial de la mina, el ecosistema en el que se encuentra y el agua que eventualmente surturía el acueducto de Manizales.
La llegada
El acceso no es fácil. Tanto, que las empresas que recientemente han explorado la zona contratan helicópteros para llevar y traer a sus directivos. Aterrizan en un campo de tierra aledaño al campamento, donde los trabajadores juegan fútbol luego de cumplir sus jornadas. A pie la travesía dura entre dos horas y dos horas y media desde la vereda Gallinazo, también de Villamaría, cercana a la zona industrial de Manizales. Un recorrido en ascenso que hacen los mineros artesanales cada tres o cuatro días. Comienzan al lado de cerezos, pinos y eucaliptos cuyas copas se ven escondidas en la altura, y siguen por un camino de herradura estrecho, liso y rojo por el barro en algunas partes, movedizo en otras donde los pasos se van al fondo del pantano. En invierno las huellas se convierten en pequeños estanques de agua maloliente. Las quebradas California y Tolda Fría se tornan lechosas. José Avelino Tabares, guarda-
bosques de Aguas de Manizales, explica que la turbiedad se debe a la trituración de material rocoso que hacen los mineros artesanales en las minas que llevan esos nombres, ubicadas en la parte alta. Más arriba de estas, cuenta, el agua es cristalina. Los socavones aparecen unos 100 metros antes de llegar al campamento base, sellados con cintas amarillas y una señal de peligro que restringe el paso. A diferencia de Marmato, por ejemplo, estas bocaminas están rodeadas de vegetación, y hacia dentro la humedad, el musgo y el piso cenagoso le dan vida a un ambiente oscuro y frío. El campamento es una cabaña de madera construida hace cerca de dos años por la multinacional Core Values Mining, que ya se fue. Tiene baño, cocina y cuartos en los que se albergan 12 trabajadores: un coordinador de auxiliares de geología, seis auxiliares de geología, una topógrafa, tres auxiliares de topografía y una cocinera. Laboran 22 días seguidos y descansan ocho.
La mina está a unos tres mil metros de altura y la humedad es evidente. Aunque es páramo, en la Delegación Minera indicaron que las restricciones comienzan desde los 3 mil 150 metros.