Vicente Verdú o la poesía económica

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DOMINGO 1 DE NOVIEMBRE DE 2009

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Vicente Verdú

ENTREVISTA CON EL PENSADOR QUE ESTUVO EN MANIZALES

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Se dejó seducir del paisaje cafetero. Cuenta por qué de marxista hoy sale en defensa del capitalismo. También, de cómo la economía fue la escapatoria para no terminar de ingeniero, y un atajo para la poesía. Diletante.

o la poesía económica

FOTO/MARTHA ELENA MONROY/LA PATRIA

El pensador en LA PATRIA.

Vicente Verdú es escritor y periodista. Algunos de sus libros son Noviazgo y matrimonio en la burguesía española, El fútbol, mitos, ritos y símbolos, El éxito y el fracaso, Nuevos amores, nuevas familias, China superstar, Emociones y Señoras y señores (Premio Espasa de Ensayo). Si Usted no hace regalos le asesinarán, Héroes y vecinos y Cuentos de matrimonios y Días sin fumar y El planeta americano (Premio Anagrama de Ensayo en 1996). El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción y Yo y tú, objetos de lujo. Sus libros más reciente son No Ficción, Passé Composé y El Capitalismo funeral. Verdú estuvo en Manizales invitado por el gestor cultural Pedro Zapata en una actividad patrocinada por la Secretaría de Educación de la ciudad y la Universidad de Caldas, y contó con el apoyo de la Universidad Nacional, sede Manizales, del proyecto Visión y Gestión y de la Secretaría de Cultura de Caldas.

Fernando Alonso Ramírez

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Editor de Noticias/LA PATRIA Manizales

En paradojas

Un tema inquietante para quienes lo escuchan es su referencia al consumismo, al que ve como una paradoja. "El ahorro es una práctica virtuosa, es una de las ramas de un tronco que es la represión, la renuncia, la virginidad. Todo este mundo de no vivir aquí porque hay un más allá que nos recompensará está tan enraizado en la formación cristiana, que cuando vemos que el gasto nos produce gusto pensamos que es un pecado". Agrega que el consumismo se ha mostrado como el demonio de la época, pero en este momento los presidentes de los gobiernos están invitando a consumir, y cuanto más consuman, mejor. Eso hace que se vendan los productos, que las fábricas tengan demanda, que la economía vaya para arriba. "La Iglesia nos dijo que sentir el placer por el placer era una concupiscencia y esto tenía mucho sentido, había que reproducir la figura de Cristo, el ser a imitar por antonomasia, capaz de dar su vida por la salvación de la humanidad. El que lo pasara bien ¡madre mía!". El mensaje ahora es que las cosas tienen que suceder aquí y ahora, "no aplazar, que es lo que después repercute en la educación. El niño no espera hacer esfuerzo para aprobar, espera que lo apruebes", dice.

En honduras

Y nos metemos en honduras: "el capitalismo no puede estar reproduciendo la religión indefinidamente. En la India, el budismo prohíbe la ostentación, la exhibición de artículos con variedad es perjuicio para el alma, y ahora el centro comercial más grande del mundo se encuentra allí. El capitalismo empuja, empuja, empuja, está ofreciendo placer, bienestar en este mundo, en simultaneidad con la decadencia de la oferta religiosa en la que cada vez se cree menos". Alega que casi nada está hoy fuera del mer-

Él lo ve distinto: "eso es porque ahora somos muy sensibles a la igualdad, pero date cuenta de la diferencia abismal que había entre un hombre que sabía leer y escribir y otro que no. Ahora nos rebelamos contra eso, porque tenemos que asumir el ideal de igualdad, y la intolerancia a la desigualdad y es un elemento positivo". Advierte que la tecnología no es una tontería. "La revolución industrial es efecto de la revolución tecnológica. Por primera vez estamos hablando de una tecnología que tiene la comunicación humana. La gente vivió el superindividualismo a finales de los 90 y vino después a parar en toda la explosión de internet y lo que estamos viviendo es la intercomunicación en todos los aspectos."

Poesía económica

cado. Por ejemplo, la Iglesia Católica quiso salirse del mercado y llegaron los protestantes y se le metieron y ahora tuvo que volver y hasta hace viajes para hacer marketing. Una frase suya, lapidaria, es que la familia tradicional, esa que hoy se reclama que está en crisis duró apenas 25 años. ¿Por qué? "Pues porque es así, la familia ideal es de la clase media que apareció como fenómeno, después de la segunda guerra mundial, cuando se creó un bienestar muy extendido. Además triunfó la revolución soviética, y los sindicatos se hicieron muy fuertes en Europa y el miedo a que estos llevaran a fenómenos revolucionarios, hizo que los gobiernos concedieran muchos beneficios. Brotó esa familia idealizada, sin grandes diferencias en sus consumos, en sus ingresos, en sus viviendas, se creó como un universo paradisíaco que siempre el tiempo ennoblece".

De extremismos

Confiesa su origen extremista marxista, "de tirar bombas molotov y poner barreras en La Castellana de Madrid". Eran los días contra el dictador y él militó en el Frente de Liberación Popular. "Mi evolución no es solo producida por la edad, que no cabe duda, sino que hemos vivido un realismo socialista". Fue invitado por la agencia de prensa Novosti por un mes a la entonces Unión Soviética en el año 92. "Al regresar el director de la agencia me invitó a comer a un restaurante carísimo en Madrid y me dijo: qué te ha parecido. 'Un fracaso', respondí". Lo desanimaron la miseria, la corrupción, el fracaso de un sistema. "Los rusos son gente muy resignada, aguantan lo inaguantable, volví

FOTO/Darío Augusto Cardona/LA PATRIA

l paisaje cafetero lo tenía animoso. Después de recorrer algunos cafetales en el sector del Tablazo y de ver desde la Avenida Centenario el valle que se extiende al occidente de Manizales, arribó a LA PATRIA. El día anterior había llegado a Manizales, vía Pereira, en horas de la noche, luego de un vuelo que atravesó el Atlántico desde España a Bogotá. A las 8:00 de la mañana ya estaba en pie para hablar a profesores y estudiantes de bachillerato en la Universidad Nacional. Esa conferencia se extendió hasta las 11:30 de la mañana. No había descansado casi nada y a pesar del cambio horario no perdió su buen humor, ese que deja escapar en las páginas de sus libros, estuvo siempre acompañándolo, mientras duró la entrevista. Fue editor de opinión y cultural de El País de Madrid y ahora es una fuente buscada por muchos periodistas para que se exprese en torno a diferentes temas que maneja, un panorama bastante amplio, por cierto. Escribe de la ropa interior femenina y luego se adentra en la economía con mucho de poesía, o habla de los solterones o sobre la ausencia. Vicente Verdú es economista, para evitar el daño colateral de alguna reforma educativa, pero su espíritu es poesía. Por eso termina escribiendo cosas como Capitalismo funeral, libro que encanta por su narración poética. Verdú es un español marxista, a fuerza de repeler a Franco. Ahora, sin ser un convencido, habla bien del capitalismo, por cuenta del realismo soviético. No teme dar su secreto para ser hoy un escritor que cambia de género con suma facilidad y con eficacia: "Ser un diletante, siempre", dice en sorna. Reconoce que los docentes de hoy se encuentran fuera del momento actual, que lo que puede resultar de su guía es una desviación para sus estudiantes o una reacción de rechazo de quien lo escucha. "El chico piensa que le habla un ser anacrónico", y esto lo dice a pesar de su hermana, que es maestra. Aunque se confiesa optimista, sus libros están cargados de incertidumbre. Lo explica sin rodeos: "la característica del porvenir es que existen accidentes que cambian el futuro, las extrapolaciones siempre conducen a equivocación".

El pensador

Vicente Verdú durante su conferencia en la Universidad Nacional.

en el 99 y hay que ver lo que aguantaba esa gente. En invierno se comían cosas recogidas en primavera y que habían metido en un bote de cristal, vivían en una casa de unos 30 metros cuadrados. Conocí a un superpianista, y tocaba el piano con los ojos cerrados y sin tocar las teclas, para no atronar a la gente que vivía allí". Recuerda con desazón que vio lo que hizo el Gobierno. Eran 200 millones de personas y la riqueza del país se repartiría en ese número de acciones, pero llegaron los ricos, los hijos de los militares, los del Partido Comunista y se hicieron a esas acciones, que a la gente común no le servían para nada y la echaron de las casas, "un espectáculo deprimente". "Un sistema en el que creímos con mucha pasión e ilusión se convirtió en una crueldad y en una injusticia. ¡Y hombre!, cada tanto criticamos a Estados Unidos que tiene tantísimos presos en la cárcel, pues con Stalin había más", reflexiona.

Sensibles

Por aquello de la resignación, parece describir a Latinoamérica. El panorama es dramático cuando se dice que la brecha será peor ahora entre quienes accedan al conocimiento y quienes no.

Se le escapa una sonrisa con la pregunta: "¿Quién se atravesó: la economía en el poeta o la poesía en el economista? Una pausa y responde: "La verdad, yo les parecía un alumno brillante, y en ese momento los alumnos brillantes estudiaban ciencia para ser ingenieros. Ese fue mi destino en el colegio de curas, vivía una época, de esas reformas de la educación, en que si estudiaba ciencias no podía jamás estudiar letras, a menos que perdiera un año, como castigo". Pero la ingeniería industrial no fue consigo. La empezó a estudiar en octubre y en Navidad, decidido, le dijo a su padre: "no puedo con esto, no tengo vocación". Su padre se puso feliz: "qué alegría me das, porque esperaba que fueras abogado como yo". Verdú no quería ser como su padre, le parecía fácil ser abogado. "Estuve dos meses en esa tesitura, y la carrera que me permitía no perder un año siendo bachiller de ciencias era económicas, que tenía cosas relacionadas con las letras". Empezó a hacer economía y de nuevo fue brillante. "Me matriculé en marzo y en junio había sacado todo en matrículas menos una. Iba para agente de bolsa hasta que me hice marxista y suspendí en último curso, pero coincidió con una beca que había ganado para ir a París y no podía disfrutarla si no terminaba. Me metí a la 'mili' ese verano, y estudiaba en el calabozo o debajo de los camiones, aprobé todo y me fui a París". Su encuentro con la escritura fue para siempre. "Me dije y me lo grabé en la cabeza: No vivirás sino de la escritura". Lo suyo es la poesía, pero como no podía vivir de ello, entonces optó por el periodismo. "Los poemas no daban mucho de sí. Me quedaba finalista siempre que concurría, me dieron un premio que no valía nada, y yo no quería ser novelista. Me gustaba la poesía, pero como no podía hacer poesía, entonces hice poesía económica".

En otra edad

Al preguntarle si aún se maravilla fácilmente con las cosas nuevas, a raíz de su exaltación por el paisaje cafetero, dice: "no creo que tenga la edad que tengo... aunque aquí es fácil maravillarse porque el paisaje es muy bonito. Pero si se trata de otras cosas, igualmente no he perdido la ilusión de vivir, de tener experiencias". Esas emociones son las que siempre invoca para escribir, porque las considera como un tintero "y si tienes muchas emociones, tienes mucha tinta dónde mojar y llegan las ideas. Los libros son emocionales". Y se traducen en libros como el de la ausencia, idea que recorre su cabeza desde que murió su esposa en el 2003, pero que no se queda allí, avanza a todas las ausencias que vive el hombre hoy, como la del silencio, "en esos formatos MP3 no dejan espacio para el silencio, y lo mejor de la música es el silencio", y vuelve el diletante.


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