Toque final Toque final
Fernando-Alonso Ramírez En Twitter: @fernalonso
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Politicus interruptus
uido Echeverri es algo así como un politicus interruptus, definición que sugiero para esas personas que llegan a cargos públicos, pero cuyas ejecutorias quedan truncas. Su nada sorprendente salida de la Gobernación de Caldas, con apenas 17 meses de mandato, es solo un episodio más en su larga carrera política de interrupciones. Este liberal, cacique luisguillermista en Villamaría, vio interrumpido en 1991 su paso por el Congreso de la República, para el que fue elegido representante a la Cámara, pues la Asamblea Nacional Constituyente revocó ese mandato. En la Universidad de Caldas, cuando menos se pensó, anocheció y no amaneció. Viajó a estudiar a España. Esta situación nunca quedó clara, aunque se habló de amenazas. En la ESAP, que dirigió en tiempos de Uribe I, su cabeza rodó como pago a los devaneos de un congresista y exgobernador de Caldas que pidió para los suyos ese puesto y que sigue enredado hoy en la llamada yidispolítica. Ahora llega lo que él mismo temía. Todo se puede decir, menos que no estaba advertido de que podía quedarse trunco su programa de Gobierno y por eso le cabe a él tanta responsabilidad como a los partidos políticos que lo hicieron elegir y que sacaron su candidatura del sombrero del mago, cuando no encontraban un nombre que les diera garantías para un debate electoral importante y, por supuesto, para conservar sus puestos. El politicus interruptus tiene una ventaja. Al no terminar su mandato vive los gloriosos del electorado y se evita los dolorosos, reflejados en las cuentas de cobro por las promesas incumplidas, pues ese lastre le queda a su sucesor. Como hay voces apocalípticas por la salida nada intempestiva de Echeverri, propongo que para no correr riesgos de que el que llegue no dé la talla, evitémonos esa ofensa a la memoria del gobernador y liquidemos de una vez el departamento de Caldas, que ya bastantes muestras ha dado de su incapacidad para gobernarse (parapolítica, Aerocafé, Fondo Mixto, Licorera...) o para ser gobernado por quienes hoy fungen como jefes políticos (zuluagas, yepes, francos, sierras, lizcanos).
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mayo 2013
Y como aquí somos tan buenos para hacer programas piloto que después mejoran y aplican muy bien en otras latitudes, aprovechemos para probar que los departamentos son una entelequia, un capricho burocrático, sobre todo después de la Constitución del 91, lástima que los OCAD le acaban de insuflar algo de vida artificial. ¿Qué pasaría con Caldas? Nada puede ser peor que lo ya vivido. Un departamento que tiene la capacidad de forjar líderes del clientelismo, de la politiquería y la incompetencia en la cosa pública no tiene derecho a su autonomía. Que hay otros peores, seguro, pero a mí me corresponde hablar del lugar en el que nací y vivo. No creo que Guido Echeverri haya sido el mejor gobernador de todos los tiempos como muchos lo han elevado a los altares. Sí que tuvo la capacidad de escuchar y devolver la confianza, lo que se le facilitó en la medida en que acudía a todo lo que lo invitaban, todo lo contrario al alcalde de Manizales, que brilla por su ausencia en los foros en los que se piensa el futuro de la ciudad. De hecho, esto generó una tergiversación de la percepción, pues en la mayoría de alianzas público privados la plata la pone la Acaldía, pero el prestigio era para el gobernador por su presencia, porque de plata pocón pocón. Su don de la ubicuidad lo puso al servicio de quienes lo convocaron. Confianza es un valor escogido por el ejercicio Estoy con Manizales para rescatar y fortalecerlo. A retomarlo ayudó mucho Guido, quien recordó que Manizales es parte de Caldas, que los municipios merecen igual trato que el de los manizaleños, lo que fue suficiente para que todos dejaran pasar sus bandazos en la Licorera, el respeto de cuotas a su mal recordado antecesor y, obviamente, el pecado capital de un constitucionalista: tratar de interpretar la ley a su acomodo para insistir en que no estaba inhabilitado. Lo mejor de acabar el departamento sería no tener que soportar más las pataletas de la Asamblea de Caldas cuando cualquier mortal ose criticar su ineficiencia administrativa. Y podríamos hacer moñona, reduciendo los concejos, principalmente el de Manizales, a sus justas proporciones