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y su impacto en las currículas académicas

momento todas estas cuestiones están referidas fundamentalmente a la gestión.

Me dicen: vamos a imaginar el futuro de la facultad de arquitectura, con lo cual estoy pensando más en el pasado que en el futuro. Veo con cierta preocupación algunas cuestiones que nos vienen sucediendo como disciplina, que también es otra manera de proyectar el futuro. Quizás saber bien qué está sucediendo y particularmente darle a esa perspectiva de futuro un cierto horizonte concreto y real anclado en los procesos que se vienen dando y que son procesos básicamente institucionales. En ese sentido, quiero comenzar con dos cuestiones: una tiene que ver con el objeto mismo de nuestra disciplina y la otra tiene que ver con la inserción institucional y con el ejercicio de la profesión, los títulos habilitantes y los procesos de acreditación de las universidades.

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las docentes escuelas técnicas y al final de la entrevista le preguntó ¿Cuál es la experiencia que le resultó más gratificante al trabajar como diseñadora Industrial en una escuela técnica? la respuesta fue que la experiencia que más satisfacciones le resultó fue participar junto a la Facultad de Arquitectura en esta actividad del Toco Madera, porque por primera vez todos los estudiantes de estas escuelas vulnerables comenzaron su educación en la Universidad. Hasta ahora, al ser tan lejana esa posibilidad, ninguno seguía una carrera Universitaria. Ya por eso creo que las prácticas que reúnan distintos agentes de la sociedad donde están inmersas y puedan salir a la ciudad, siempre tienen estos intercambios que hacen que se diluyan esos límites y la Universidad realmente forme el parte de un proyecto colectivo.

En este ejercicio siempre hemos tenido una crítica del tipo: "bueno, juntan tres maderitas con algún acierto morfológico y tecnológico y eso es una práctica extensionista". Detrás de estas actividades hay una cosa que quiero destacar: en nuestra facultad, antes de la pandemia, había dos semanas al año donde se promovían actividades que pudieran ser internivel con el intercátedras y saliendo de la universidad. De cierta manera, había una red en la que se podían proponer estas actividades. Hay todo un trabajo conceptual en el que hemos trabajado, sobre las prácticas de laboratorio que podemos tener desde la disciplina, los conceptos que pueden estar trabajados a través del tema de los dispositivos y también sobre la gestión del espacio público y cómo uno puede concebirlo. Para ello, siempre tratando de salir de los espacios cerrados y bastante endogámicos de las facultades, partimos a la periferia; en este caso fuimos a una chacarita, que es un lugar donde se gestionan los residuos. Vamos a los circuitos de la economía informal, trabajamos con artistas, hacemos prácticas de laboratorio, de ensayo y error, ponemos también la práctica de la acción y el cuerpo con esta idea del proverbio japonés que dice que ninguno de nosotros es tan listo como todos nosotros. Hacemos de la facultad un laboratorio y tratamos que el taller, en cierta manera, se convierta en una fábrica y buscamos el conocimiento de los materiales y ensayamos. A veces resulta bien y a veces no, y eso también forma parte de esta posibilidad. Vamos a la ciudad tomándola como un laboratorio de pruebas para ver qué sucede cuando hay algo que es disruptivo dentro de la cotidianidad de la vida urbana, porque sabemos que ese espacio de la ciudad también es un lugar de disputa muy intensa. Para cerrar, quiero reforzar la dimensión política que tiene nuestro quehacer, no solamente como docentes sino también como arquitectos y arquitectas, que es poder diluir ciertos límites. Porque necesitamos, a mí criterio, que la universidad esté dentro de la ciudad y no alejada o cerrada a la sociedad que la sustenta.

Miguel Barreto

En principio, para discutir algunas cuestiones que me interesan, la perspectiva que le voy a dar a la invitación es un poco diferente. No es una perspectiva en este momento docente sino más bien algo imbuido en la gestión y particularmente en el rol que me toca desde hace un tiempo, que es el de Decano, y el de compartir un poco algunos espacios que tienen que ver con la problemática que hace a nuestra disciplina. Ese es el enfoque que le quiero dar, mirar esta problemática no tanto desde la formación o desde de la enseñanza y la investigación, que son temas que me interesan mucho, pero necesariamente en este

Creo que tenemos dentro de nuestra profesión tensiones muy fuertes entre formas de concebir la arquitectura que yo suelo conceptualizar como concepciones restringidas y concepciones amplias de la disciplina. Cuando digo concepciones restringidas me estoy refiriendo a una fuerte tendencia que ha venido ocurriendo desde principios de siglo, o quizás un poquito antes, de limitar o acotar el ejercicio exclusivamente al ámbito del proyecto y particularmente en el campo de la enseñanza y la investigación proyectual. En este sentido hay una discusión entre cuál es el objeto de la disciplina y hay una fuerte tendencia que se ve particularmente reflejada en las cuestiones institucionales de los procesos de acreditación y lo que en Argentina se llaman los alcances de título o las actividades reservadas. La arquitectura ha venido perdiendo espacio en lo referido a determinados alcances o incumbencias. Particularmente veo que, sin que discutamos mucho, avanza una concepción de la disciplina tendiente a la concepción restringida, que quizás esté muy condicionada por el modelo europeo, el consenso de Bolonia, referido a que arquitectura tiene que ser una carrera de 4 años como máximo, que todo lo que tenga que ver con el territorio, con el urbanismo, hay que pasarlo a posgrado, a formaciones superiores y que los arquitectos básicamente tenemos que dedicarnos a ser buenos diseñadores, incluso ni siquiera conocer mucho de materialización, porque de eso se ocuparán otros. Rosario es una facultad que tiene una larga tradición en planeamiento y urbanismo y esto que se señala, que han tendido a ir cambiando su plan de estudios hacia lo que yo considero que debemos todavía tratar de defender dentro del ejercicio de la profesión, que es esta concepción más amplia del arquitecto, que esté involucrado en la resolución integral de la problemática del hábitat y el territorio. Eso tiene que formar parte de la currícula de grado, no puede ser una actividad de posgrado. En ese sentido, podemos discutir la duración de la carrera: sí son seis años, si son cinco, cuatro años ya no... Digamos que todavía podemos discutir esas cuestiones, pero por lo menos en el núcleo del objeto ontológico de la disciplina para mí no debe de separarse lo que es arquitectura de lo que es urbanismo y lo que es planeamiento. Esto implica que la disciplina tiene que contener no solamente la investigación proyectual sino este diálogo tan rico que nosotros tenemos con otras disciplinas, por ejemplo en el campo de la historia, de las teorías, del planeamiento, del urbanismo, de las ciencias sociales. En una resolución del Ministerio de Educación del año 2006 se definieron los alcances del título de Arquitecto/a, básicamente para los procesos de acreditación que comenzaron a implementarse desde entonces y que aún siguen vigentes. Esto significa que todas las universidades públicas y privadas, en el diseño de sus títulos, pueden dar cuenta de todos estos alcances. Son en total 20; estamos hablando de un conjunto muy amplio de alcances que los títulos de Arquitectura pueden contener. He señalado algunas cuestiones que están dentro de nuestro alcance todavía en la Argentina y que este año lo tenemos que modificar; estos alcances hay que discutirlos este año para los nuevos procesos de acreditación. Sino los discutimos, obviamente el Ministerio puede definir por sí mismo cuáles son o seguir vigentes estos mismos alcances. Considero que estos alcances son sumamente ricos e interesantes para ese momento y señalo particularmente el 11 "proyectar parcelamientos destinados a la vida humana o realizar estudios de investigaciones referidas al ordenamiento y la planificación"; el 14 "asesorar en lo concerniente al ordenamiento y la planificación de espacios". Destaco una serie de aspectos que tienen que ver con los alcances de títulos que obviamente implica que nuestros contenidos, en los planes de estudios, deben dar respuestas. El punto 11, por ejemplo, el tema de parcelamiento destinado al hábitat humano hoy ya no está dentro de las actividades reservadas a nuestro título, que han sido redefinidas en el año 2018, algo que pasó también por la discusión de los decanos y decanas de la Argentina; obviamente esto involucró más a los colegios profesionales y a los consejos profesionales, porque las actividades reservadas básicamente tienen que ver con aquellas cuestiones que quedan exclusivamente al ejercicio de la profesión. Fíjense qué gran diferencia tenemos entre los alcances de título que hemos visto anteriormente a estos cuatro puntos que son las actividades reservadas, que nos han dejado hoy en día. El primer punto, que no parece escrito por alguien que conoce de la escritura de la arquitectura: "diseñar, calcular y proyectar estructuras" prioriza la estructura a

"los edificios o conjunto de edificios y los espacios que ellos conforman con su equipamiento, infraestructura y otras obras destinadas al hábitat humano en lo concerniente al ámbito de su competencia". Después vienen las funciones de "dirigir y controlar obras, certificar el funcionamiento de lo anterior y proyectar, dirigir y evaluar lo referido a la higiene y seguridad" que de por sí hoy, para que sea alcance nuestro tenemos que tener algún tipo de certificación, una especialización o algo fuera de la disciplina, ya no a partir del título habilitante.

Lo que estoy señalando es lo que va a regir, a partir de ahora, la discusión de los alcances; nosotros podemos mantener los alcances anteriores o podemos incorporar nuevos contenidos con estas cuestiones emergentes, pero lo cierto es que estas actividades reservadas van ser un marco estructurante, posiblemente para nuevas carreras, pensando sobre todo en la oferta de las universidades privadas, que pueden definir carreras más cortas o pueden definir otro modelo porque estas actividades reservadas las habilitan perfectamente para hacerlo. Entonces, al separarse las actividades reservadas de los alcances de título, puede haber universidades como Rosario, que diga no: nosotros vamos seguir enseñando urbanismo, planeamiento, dentro del título que habilitamos, vamos a seguir teniendo una carrera de 5 de 6 años de duración; pero pueden empezar a aparecer otras ofertas, porque la ley lo va a permitir. En ese sentido, considero que nosotros venimos perdiendo espacio dentro del ejercicio de las disciplinas en su conjunto. Por ejemplo, esto que señalaba anteriormente sobre el diseño de parcelamiento, en esta discusión de las actividades reservadas hoy quedó formando parte de las actividades reservadas de la carrera de agrimensura. Lo dice textualmente, los agrimensores pueden ocuparse del diseño, no solo no de la demarcación o de la delimitación de la superficie terrestre cómo hacían anteriormente, sino también del diseño de los parcelamientos. En estas dos décadas hemos ido dejando de lado actividades que eran reservadas a nuestro título como las cuestiones de higiene y seguridad, como las cuestiones de parcelamiento. Ese debate tenemos que instalarlo, tenemos que darlo, particularmente en este nuevo proceso de acreditación. Estas actividades reservadas están en la resolución del Ministerio Educación porque son las únicas que ponen en riesgo directo la salud y la seguridad de los derechos, los bienes y la formación de los habitantes que es lo que establece la Ley Educación Superior. Nosotros hasta hoy podemos trabajar en planes de ordenamiento territorial, podemos urbanizar áreas que a lo mejor están en riesgo ambiental, como se está haciendo, barrios privados, barrios cerrados en humedales, en zonas de riesgo hídrico. Yo me pregunto si eso no es poner en riesgo la vida de los habitantes ¿Por qué solamente tienen que ser los edificios y la cuestiones que obviamente hacen a la seguridad de las personas? Hay muchas maneras de poner en riesgo la vida de las personas. Por lo tanto, yo creo que nuestras actividades reservadas han quedado excesivamente restringidas; se nos va desligando de responsabilidades pero a la vez se nos van quitando también posibilidades de actuación. Son cuestiones que me parece necesario discutir y debatir en las universidades argentinas y particularmente que la Facultad de Arquitectura recupere este nivel de discusión, porque todo esto viene ocurriendo casi sin ninguna participación y sin ninguna discusión.

¿Qué dije del futuro? No dije nada, pero sí veo un futuro no muy bueno si es que seguimos fragmentados y no dando esta discusión.

Tenemos que clarificar nuestro objeto, tenemos que clarificar nuestra relación con las otras disciplinas y tenemos que saber plasmar todo esto en alcances y en actividades reservadas que sean acordes al título que queremos hoy. La cuestión está bastante difusa y creo que estamos perdiendo mucho terreno dentro de lo que es nuestra disciplina en relación a las inserciones socio-institucionales y al ejercicio de las profesiones.

Natacha Rena

Muchas gracias por invitarme, es un honor. Estamos en la política, en nuestro intento de tener de nuevo una América Latina fuerte. Vamos a hablar de los debates sobre reformas curriculares con una posición política de verdad no solamente como una epistemología, una cosa abstracta, sino también de la práctica cotidiana; estamos juntos en eso: un mismo campo político y geopolítico incluso. Pienso que los temas presentados hasta aquí son urgentes. Participé de Arquisur aquí en Belo Horizonte, hicimos algunos workshops y algunas charlas y pienso que tenemos que actuar conjuntamente en América Latina. En nuestra práctica, en nuestro grupo de investigación que se le llama Indisciplinar, en estos 10 años hemos estado trabajando junto con movimientos, muchos de ellos nuevos, involucrados con el campo popular pero otros más urbanos, contemporáneos y muchas veces burgueses. Este tema de involucrar arquitectura, diseño y política con tecnologías artesanales pero con fuertes relaciones con el territorio ha sido nuestro nuestra práctica cotidiana; pero después del golpe en Brasil, estamos cambiando un poco nuestra relación con los temas geopolíticos y estamos muy interesados, por ejemplo, en las relaciones globales y con China incluso. El tema de la política tiene que ser más específico, más claro en nuestras asignaturas, investigaciones y extensiones; la producción social del espacio y del territorio es muy importante y no podemos pensar la arquitectura solamente como una práctica técnica o solamente pragmática. Creo que para estos dos temas: Extensión Universitaria e Investigación Científica tendríamos que imaginar un nuevo currículo de grado. Ahora, en Brasil, en Belo Horizonte, en la UFMG estamos actuando en una comisión de reforma curricular. En este momento estamos dibujando algunas propuestas colectivamente y un tema importante que es transversal y Carolina ya habló de trabajar en multiescalas y también con tecnología low tech y high tech. Esto es una cosa que nos interesa muchísimo tanto en grupos de investigación y extensión como para la reforma curricular. La combinación de las escalas es importante porque estamos actuando en proyectos de extensión que son en territorios específicos, populares, con tecnologías populares, saberes tradicionales, artesanías, aprendemos con los grupos que estamos trabajando. Normalmente, las intervenciones son efímeras y los trabajos son comunitarios, colaborativos, colectivos y una de nuestras prácticas más importantes es realizar mapeos colectivos como una forma de participación popular. Para nosotros, los mapeos y las cartografías son muy importantes, como una manera más colectiva de hacer urbanismo. Esto debería estar más presente en nuestros currículos; es una práctica que, para la tradición de arquitectura y urbanismo en Brasil, es vista como una cosa más de los movimientos sociales, artísticos y no una práctica con la que podríamos desarrollar métodos innovadores.

En términos de escala tenemos que pensar en introducir el tema de la geopolítica y la alta tecnología de la producción; porque estamos frente a una revolución 4.0 de este mundo totalmente globalizado, conectado en red y frente a un nuevo paradigma de la velocidad, el 5G, la parametrización para construcciones robotizadas. Vamos a desaparecer si no adoptamos también la tecnología en otros parámetros, en otros niveles. Entonces, tanto la práctica artesanal con los movimientos del territorio, con los vulnerables, como la práctica robotizada tienen que estar en nuestras currículas, en nuestra práctica cotidiana; no tenemos que optar por una o por otra. No son solamente los mapas y los mapeos colectivos sino también las plataformas dónde podemos crear pronósticos sobre el territorio y soluciones arquitectónicas y urbanas complejas para temas complejos. Pienso que en nuestras universidades es muy importante trabajar junto con otros departamentos y otros campos que actúan con la tecnología.

Hay una polarización entre arquitectos estrellas y arquitectos sociales y, además de estos dos modelos binarios, una arquitectura sin autor, pública, colectiva, con producción en gran escala para todas y todos. Esto significa que hay otras formas y maneras de pensar el perfil del arquitecto y para mí, aunque parezca desagradable para nosotros que trabajábamos solamente con las luchas sociales, tenemos que estudiar el modelo chino, porque está produciendo ciudades conectando lo rural y lo urbano, con el paisaje, el verde, la naturaleza. Una cosa muy importante es que el estado esté al frente de eso; el mercado, los capitalistas o lo que sea, estén subordinados al estado, a los deseos del público, de lo colectivo. La inteligencia artificial también está ahí con mucha fuerza. Las ciudades inteligentes, las smart cities pueden estar siendo realizadas por empresas privadas en el occidente pero en Asia (en China, en Singapur) están siendo realizadas por empresas públicas. No tenemos que cambiar nuestra manera de criticar eso, porque hay otras formas de hacer que no son solamente las privadas. Tenemos que dejar de ser tan críticos con la tecnología y con el desarrollo. Para nosotros, que somos de izquierda, es importante estudiar más la arquitectura y el urbanismo de Asia, porque no es neoliberal como acá: es popular. Podemos trabajar globalmente pero nunca perder la idea de la soberanía popular, pero: ¿cómo hacerlo? ¿cómo esto puede estar presente en nuestros proyectos políticos y de grado? Una cosa que está ahí muy clara es la ruta de la seda, las inversiones en infraestructuras. ¿Qué vamos a hacer con eso, nosotros arquitectos? ¿Vamos a trabajar con las grandes infraestructuras? Lo que estamos viendo en las últimos dos décadas es que estos grandes proyectos urbanos, territoriales, en nuestros países periféricos o en desarrollo, actúan destruyendo territorios, la naturaleza, las comunidades. ¿Vamos a actuar de una manera que podamos incluir las personas, tener más trabajo y tener otros tipos de intervención en el territorio? Vamos a trabajar juntos y pensar cómo hacer o no: estas son las cuestiones. Ahora estamos empezando un proyecto con una empresa gigante y ahí hay un tema muy importante en estas asociaciones con las empresas, porque aquí en Brasil estamos ahora con una gran depresión para trabajar con las empresas, no tenemos inversiones para investigación. Ahora está la idea de trabajar con las asociaciones estratégicas dentro del concepto de innovación. ¿Cómo hacer eso, con qué empresas, cómo hacer eso incluso en nuestros currículos? Son cuestiones que no son centrales pero son políticas y vamos a tener que discutir y dibujar algunas acciones.

Pedro Cunca Bocayuva

Hace años hablo desde una ubicación muy precisa, que es la articulación territorial de la extensión. Nosotros tenemos una socialidad que piensa este planteamiento de la experimentación existencial, proyectual y vivencial que promueve un encuentro de territorios, las visitas, el cambio y el experimento que requiere salir de su zona de confort para el aprendizaje que piensa desde otro lugar. Ese experimento ustedes lo hacen en Rio de Janeiro hace años. Pero al mismo tiempo yo tengo diálogo desde que Jorge Jáuregui ha venido de Rosario y empezó la cuestión de la arquitectura en el territorio, del urbanismo. Trabajo también con otros arquitectos desde la idea de trabajar con el territorio construido. Es un poco diferente del abordaje mixto y complejo o de la escala de las innovaciones tecnológicas del proyecto. Tiene infraestructura de gran escala pero tiene también un conjunto de cambios que son muy limitados, muy específicos, de complementación, de construcción, de formas distintas y también cómo mantener la gente en el territorio.

Nosotros acá tenemos la posibilidad de pensar estética, ética, política y tecnológicamente la construcción que parte del territorio construido y es el gran desafío para hacer ese cambio; porque hay que mantener la gente sin distinción. Esa es la característica general de todo gran proyecto de estado o de sociedad; el urbanismo de guerra y el urbanismo del mercado y la gentrificación, dejan la gente afuera.

Yo dialogo con experiencias sociales prácticas y diseño en diálogo con ellos, no soy artista, no soy arquitecto pero dialogo con ellos. Todo se puede traducir como diseño, dibujo, tiene potencial movilizador, es un elemento de la alfabetización humana, es una lengua necesaria; así como nos describe, nos puede diseñar. La potencia del diseño es un elemento de contrahegemonía, un elemento de articulación, de cualificación, de diálogo. Para llegar al partido arquitectónico, al marco conceptual que el diseño traduce en intenciones estéticas, éticas y negociables es una situación que la formación de arquitectura no puede hacer. Es la nueva complejidad; Miguel habló de eso, creo que también Natasha con los materiales. Qué se hace con la potencia transformadora del diseño, cómo esto dialoga en articulación de bloques sociales y técnicos que enfrenten cuestiones distintas, haciendo nuevos conjuntos, nuevas ciudades, ciudades destruidas, como Minas Geraes, por los grandes desastres ambientales, hasta la construcción y calificación de los proyectos en las favelas que parten del territorio construido. La escena urbana brasileña tiene eso. Hice un ejercicio de cómo eso se lee y fui mostrando que el genocidio existe. El urbanismo de guerra viene de ahí. Queremos trabajar cultura, violencia, subjetividad, cuerpo y territorio. Todo el debate brasileño está acá: con los colectivos de mujeres, con las favelas. Subjetividad, cuerpo y territorio están en el centro; la calidad de vida, el reconocimiento, la presencia en la ciudad, la circulación de los cuerpos, la proximidad, el problema de la contaminación, del distanciamiento, de la supervivencia, de las redes sociales. Yo planteo que acá hay que pensar el elemento curricular que articula estas dimensiones desde la política del poder y del diseño urbano.

La centralidad social del periférico, del territorio construido, es un territorio productivo tecnológicamente articulado lleno de agrupaciones colectivas, de inversiones, de disputas de poder, en el corazón de la parte más rica de la ciudad de Rio, inamovible por las fuerzas reaccionarias; es un territorio donde trabajan miles de personas y que sostiene la vacante productiva de las actividades en las zonas de proximidad. Este es el desafío, calificar este territorio, crear las condiciones para trabajar con su potencia productiva, con la riqueza generada por su gente. Este planteamiento tiene como cuestión clave la centralidad social de la periferia, que es un planteamiento de la subjetividad corporizada, territorializada, que parte de la autoconstrucción. La base de la autoconstrucción parte de la tecnología de la losa como base de experimentación. Los nuevos materiales están cambiando la capacidad de producción propia, clásica, de los grupos populares. Enfrentarse a nuevos elementos técnicos implica un aprendizaje colectivo. Frente a esos abordajes, la apuesta está en la posibilidad de articulación tecnológica, que pueda utilizar la verticalidad para articular espacios públicos que creen condiciones para calificar las actividades, con el problema del saneamiento, del alcantarillado, la movilidad, la atención de los equipamientos colectivos de proximidad. Las formas de ocupación dialogando con tecnología de gran complejidad, pero que también necesita de las pequeñas soluciones tecnológicas que sean capaces de lidiar con este ecosistema social complejo que es el territorio construido. Esto tiene que ver con las formas de ocupación, con la forma como se hacen las construcciones y también con los elementos de cooperación y de autogestión. La arquitectura precisa esa capacidad de leer críticamente, de observar lo que pasa, de hacer las traducciones necesarias para la construcción del derecho a la ciudad. Hoy Brasil es el centro de luchas sociales; la organización de todos los procesos utiliza las ideas de la cartografía social de la acción, de las cartografías de subjetividades, de hacer la comprensión del sujeto corporizado en el territorio. Es preciso hacer desde ahí el pensamiento de la ciudad, con la fábrica, con el territorio productivo. Esta lectura de la ciudad y del territorio periférico, este modo de construcción, creo que dialoga con los nuevos materiales, con la inteligencia artificial, con la calificación de los arquitectos y de la arquitectura. Esta necesidad articula cuerpo, territorio y cultura en una dirección de nueva economía, la dirección de nuevos elementos que puedan producir redes y dinámicas productivas capaces de proponer nuevas alianzas entre los arquitectos, las cooperativas autogestionarias, los movimientos sociales, los colectivos de ciudad; y plantear cuestiones que pueden crear el sujeto de los nuevos enfrentamientos, para los sin techo, para la gente que necesita, para una centralidad de esta tarea, que no es la única. Hay otra otras funciones de la arquitectura, otros elementos para pensar una economía mixta: elementos de complejidad, elementos de equipamiento, las plazas, los puertos, el sistema de transporte; todo eso debe ser replanteado desde una óptica de los nuevos usos y de la centralidad social de la periferia. Esto no impide las alianzas en el aspecto participativo y en el aspecto del autor, que pueden ser las urdimbres: esas conexiones e integraciones que permiten la movilidad en la ciudad con su pluricentralidad. Esta pluralidad, con todo el proyecto de recalificación, es más ecológicamente viable y necesaria, creo yo. Con eso se pueden hacer elementos de combinación mixta, de complejidad, porque la periferia tiene una potencia productiva, tiene una potencia de respuesta, una propia potencia de necesidad. Estoy hablando en el territorio de la mega ciudad latinoamericana, hay que enfrentar eso; si uno no enfrenta eso, no produce un eje del desplazamiento de relaciones de fuerza que pueda responder a los desafíos que representan que la mayoría de las condiciones de habitación y la mayoría de las construcciones de vivienda es hecha por las familias, por la media y pequeña producción o de manera informal. Esto es fundamental: hacer una alianza que pueda hacer de la formalidad una potencia de libertad, pero no en una potencia de exclusión y expulsión.

Ana Valderrama

Primero que nada, me gustaría agradecerles a los invitados y las invitadas por la exposición y por abrir el debate nuevamente sobre los contenidos y las herramientas que debemos incorporar en nuestras currículas de grado. Quisiera hilvanar lo que se estuvo diciendo en relación a lo que planteó Miguel Barreto. En el 2018, cuando salió la resolución del Ministerio de Educación, advertimos que la responsabilidad civil de la profesión del arquitecto, que está enunciada en la ley, no podía ser limitada al ejercicio de la profesión restringida a la construcción de edificios, porque evidentemente la responsabilidad del arquitecto va mucho más allá de que se caiga o no un edificio o que los trabajadores trabajen con medidas de seguridad. También hay una responsabilidad ambiental y social de la profesión, que pareciera ser que no está visibilizada. Todavía hay una idea de que la profesión tiene un cierto grado de encapsulamiento respecto de otros aspectos, como el entorno en el que vivimos; uno no construye un edificio en la luna o en el medio de la nada. Para quién, cómo o dónde se construye no son decisiones asépticas. Esas responsabilidades que tenemos cuando ejercemos la profesión deben impactar en las incumbencias de nuestra profesión; yo creo que, en ese sentido, como estaban planteadas anteriormente eran mucho más amplias y permitían niveles de compromiso con las cuestiones ambientales, sociales y también con nuevos temas emergentes como son hoy las cuestiones vinculadas a la percepción de género, las ciudades seguras, incluso la incorporación de nuevas tecnologías. Nosotros no podemos estar pensando en la higiene y la seguridad sin estar incorporando nuevas tecnologías en los procesos de construcción que hagan que la construcción sea más segura. Hay compartimentos que son difíciles de entender en esa nueva resolución del Ministerio de Educación; creo que deben ser replanteadas en vistas a que la responsabilidad nuestra va mucho más allá de pensar un edificio aislado de la sociedad, del ambiente, de los procesos constructivos, de la incorporación de nuevas tecnologías. Me parece que el debate de hoy, con los aportes de Carolina, Natacha, Pedro y Miguel van en ese sentido: ampliar las fronteras de lo que tradicionalmente se ha entendido en nuestras facultades y que con el tiempo fue simplificado o empobrecido acerca de lo que significa la profesión del arquitecto. Esto necesariamente debe impactar en las currículas de grado porque si no la carrera de arquitectura, si seguimos así, se va a transformar en una especie de laboratorio de simulación de imágenes de edificios bonitos.

Miguel Barreto

Yo creo que son debates que están constantemente en nuestros espacios, en nuestras discusiones, en nuestras reuniones. Por supuesto que estamos con arquitectos y arquitectas vinculadas a las organizaciones sociales, desde el estado tratamos muchas veces de que se incorporen las cuestiones sociales, ambientales y de género, pero mayoritariamente los consejos profesionales o el ejercicio de la profesión están fuertemente sesgados por el mercado y por la inserción que el mercado ha hecho de la profesión. Eso se traduce finalmente en el modelo de profesión que la sociedad conoce y espera del arquitecto. Estas discusiones que tenemos internamente, que son tan ricas, en lo político, lo social, lo ambiental, no están traducidas en la práctica profesional. Creo que gran parte de esta separación entre los campos de formación, las universidades, la investigación y el ejercicio profesional predominante y la expectativa que tiene la sociedad del arquitecto sucede porque no podemos dar una buena disputa institucional ni gremial para construir otros perfiles de actuación fuera de los ámbitos exclusivamente académicos o del estado. No sé si en Brasil es exactamente así el problema, pero me parece que tenemos el gran desafío de poder traducir estas cosas efectivamente en discusiones sobre el título, el ejercicio profesional y que los arquitectos no sean meros soldados del mercado inmobiliario.

Marcelo Barrale

El aporte de los colegas y las colegas es de una gran densidad, nos empuja hacia adelante como colectivo de arquitectos, de trabajadores territoriales y también a las instituciones, que no deben ser claustros defensores de los lobbies profesionales sino estar al servicio de la construcción de nuevas legitimidades sociales, económicas y territoriales.

Me gustaría decir que no se cae en lo público, en lo social, como si fuera un designio espantoso, como dijo un presidente argentino hace no tanto tiempo. Hay muchas personas que optan por trabajar desde su profesión en la asistencia social; lo hemos visto ahora en pandemia. Hay muchos arquitectos, que nosotros conocemos, que trabajan intentando vincularse con la producción social del hábitat; hay un camino que está señalado en borrador y lo que nos queda como desafío es consolidar potencias vocacionales en estructuras curriculares y que los colegios profesionales contengan prácticas que reconozcan, incentiven y promuevan esa asistencia social. Tenemos que sumar a estudiantes y a quienes estén preocupados para ampliar la salida laboral y la perspectiva de trabajo de nuestros estudiantes y jóvenes graduados. Sería excelente si la arquitectura pudiera hacerse lugar en un trabajo conjunto con los vecinos, esa riqueza que tiene la producción cultural espontánea en los territorios de las periferias de las grandes capitales. Son ciudades que obviamente tienen la represión, la muerte, la enfermedad, pero también la alegría del trabajo, la alegría de la vida. Tenemos que buscar las herramientas dentro de las academias y escuelas, dentro de los colegios profesionales para luchar por esta posibilidad de ejercer el trabajo profesional en estas comunidades. El camino puede ser transitado, hay que juntar fuerzas para modificar los planes de estudios, los contratos profesionales, las leyes; es un trabajo difícil, pero es lo que tenemos que hacer.