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JORNADAS DE DEBATE demandas emergentes
La iniciativa JORNADA DE DEBATES fue una experiencia llevada adelante durante el segundo semestre del año pasado, en sesiones virtuales programadas cada quince días; fue pensada como una instancia de intercambio sobre el hábitat en general en Latinoamérica, a modo de aporte al Congreso ARQUISUR de ese año. En las sucesivas ediciones han participado personalidades de referencia en el tema a nivel local, nacional y regional, lo que ha posibilitado el encuentro de variadas ideas y preocupaciones acerca de la temática propuesta. En este número nos complace presentar la transcripción de la primera edición de esta actividad.
Marcelo Barrale
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Nuestra facultad vive un proceso muy importante de reflexión, porque empieza una nueva instancia de autoevaluación. He participado como gestión en dos de esas instancias que hemos superado con éxito. Siempre se reciben recomendaciones para mejorar algunas cosas; los organismos públicos que se ocupan de estas cuestiones también, ya que hay un interés en mejorar pero también hay recursos que se asignan para ello.
En la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Rosario se cambió el plan de estudios después de la dictadura militar. Eso se hizo porque se suponía que el mismo plan de estudios, que fue útil para un gobierno de la dictadura militar, no era útil para la universidad en un gobierno democrático; y también para poder desarmar y volver a armar toda la plantilla docente por concurso desde cero. Fue muy importante, también, haber cambiado el objeto de estudio de la carrera, que pasó de ser la Arquitectura a ser la Ciudad. Obviamente, el cambio fue muy resistido por algunos sectores pero a mí, que era un joven docente en esa época, recién graduado, me parecía muy bien eso de que la obra de arte más importante por excelencia es la ciudad, la escala de lo colectivo, la escala de la ciudad.
Con eso trabajamos hasta el 2008, donde hicimos otro cambio de fondo: pasamos a nominar la Ciudad y el Territorio, que también aparecía como un acuerdo muy interesante de la comunidad académica de la facultad. Conste que toda la comunidad participa de un cambio de plan de estudios; es un proceso largo y se termina escribiendo, corrigiendo y depurando, un trabajo que se hace generalmente por extensión de funciones de todas las personas que participan a nivel docente.
Tenemos desde el 2008 un objeto de estudio que es la Ciudad y el Territorio, pero aún no se han desarrollado con la debida intensidad, nuevas materias, nuevos contenidos, nuevas asignaturas que den cuenta de ese objeto de estudio. Estamos, en este encuentro y en otros ámbitos, tratando de llevar adelante debates sobre si podemos o deberíamos empezar a considerar la inclusión de nuevas asignaturas, nuevas reflexiones, nuevas materias obligatorias que tiendan a la producción de conocimientos en este objeto de estudio: la Ciudad y el Territorio en toda su complejidad y en todas sus dimensiones sociales, políticas, geográficas, humanas, culturales y espaciales.
Nuestra intención es empujar este proceso de mejoramiento e inclusión de nuevos contenidos en la carrera Arquitectura, de hecho, lo estamos llevando a cabo cada uno en su cátedra, con nuestra iniciativa. También queremos recoger los cambios en la práctica profesional de la Arquitectura, en el oficio del Urbanismo, el oficio de construir. Se trata de recoger esos cambios que se están produciendo para ampliar el campo de acción del arquitecto, de la arquitecta y de las de las profesiones derivadas de este núcleo de proyecto madre que es la profesión de arquitecto.
Carolina Vitas
Quiero agradecer a la facultad y a todos los colectivos que la conforman y celebro que podemos implementar un intercambio de ideas y de posiciones en red. El debate y el trabajo de manera colaborativa es un aspecto que está pendiente de ser incluido en las prácticas formativas en la educación pública, sobre todo en las facultades de arquitectura, donde está todo tan fragmentado. Cuando me llegó la invitación acerca de pensar cuáles son las demandas emergentes en la profesión de la arquitectura y su impacto en las currículas académicas, pensé en las facultades de Arquitectura de las universidades nacionales, que en su mayoría, tienen un perfil profesionalista con un acento predominante en la práctica liberal. Pensándolo desde la educación pública como gestor y administrador de recursos públicos, en que se otorga un título habilitante, no está mal, pero a mi criterio resulta insuficiente atender solamente al perfil de un arquitecto y arquitecta que ejerzan la profesión de manera liberal. Una primera pregunta que uno podría hacer es cuál es la tarea sustantiva y esencial de la formación de las universidades públicas; cuál es la sociedad y la comunidad que está imaginada dentro de nuestros planes de estudios; a quiénes vamos a servir y cuántos perfiles de profesionales necesitamos para mejorar la calidad de vida de la sociedad a la que nos vamos a dedicar, y aparece otra pregunta: ¿cómo podemos abordar esa complejidad y esa diversidad de nuestra práctica profesional que debe ser la dirección o el sentido que cuestiona los planes de estudios que tenemos? Coincido con lo que decía Marcelo sobre nuestra práctica profesional como arquitectos y arquitectas que operan la ciudad, en entornos urbanos, y que por esa razón incluye a muchos intereses y a muchos agentes de producción en el territorio. Esa producción del territorio atiende también a cuestiones geopolíticas que muchas veces se consideran en las currículas académicas con un abordaje desde la multiescalaridad, no del proyecto que para mí es una cuestión indiscutida: no hay proyecto que uno pueda abordar en una propuesta académica que no sea desde de la multiescalaridad. Pero, otra vez, lo encuentro insuficiente porque no solamente es la multiescalaridad la que atiende al proyecto de arquitectura sino también la multidimensionalidad de la complejidad del hecho arquitectónico y urbano. Elegí para esta exposición tres tópicos que considero nos permiten intercambiar ideas y posiciones acerca de nuestra formación disciplinar, con la convicción de que nos hace falta incorporar incertidumbre e incomodidad en las prácticas académicas como antídoto a la repetición y a la replicación de ciertos proyectos académicos. El primer tópico es pensar cómo incorporamos el concepto de apoyo mutuo, parafraseando un poco el título de tesis de Kropotkin acerca de las capacidades humanas: lo que nos hace más aptos es que podemos trabajar de manera colectiva y participativa; no esta práctica que se ha instalado en muchas de las facultades de poner el foco en el desempeño individual y de competencia.

El segundo tópico sería esta cuestión del ensayo, de la prueba y error, o sea correr el foco de la producción de objetos y resultados y promover la experiencia de transitar procesos; a veces los procesos no resultan buenos, pero de ese esa prueba y error también se aprende. También me parece que hace falta incorporar el imaginar como una acción fundamental para pensar nuestro futuro.
El tercer tópico es la perspectiva de lo común y de lo público, o sea de lo comunitario, el tema de los roles, de ejercer la ciudadanía desde el cuidado colectivo de los recursos y no solamente como una compulsa del ejercicio liberal individual y privado de los intereses. Estos tres tópicos creo que le agregarían ese estado de incertidumbre y la incomodidad en las propuestas académicas que sigan enseñando proyecto de arquitectura; yo soy docente de proyecto y creo que sigo pensando desde ahí. Hay otra cuestión importante para permanecer en contacto con la realidad: es necesario abrir la universidad a la ciudad; los lugares de la universidad deberían ser abiertos a la ciudad y la misma debería ser utilizada para las actividades académicas y así conseguir la imaginación, la exploración, la anticipación, incluso la improvisación dada por lo emergente como una práctica colectiva. Más allá de estar presentes en la ciudad con sus acciones académicas, me parece que las facultades tienen que hacer un gran esfuerzo para trabajar en redes de alcance regional, como fue hace un tiempo el programa Marca.
Voy a contar rápidamente una experiencia que hemos hecho hace unos años con una materia optativa que se llama Laboratorio de Dispositivos para el Espacio Público, destinada a estudiantes de las carreras de Diseño Industrial y Arquitectura. Un año participamos en el programa Toco Madera, del que también soy coordinadora, junto con la Cámara Argentina de la Madera del Mueble y el Equipamiento de Córdoba. En este caso lo hicimos con una empresa, la Agencia de Desarrollo de Economía de la Ciudad de Córdoba. Participamos 10 cátedras de la facultad, con 50 docentes y 300 estudiantes, además de 2 escuelas secundarias técnicas de entornos bastante vulnerables. Justo cuando me llegó la invitación a esta jornada, estaba conversando con una profesora de la facultad, de la carrera de Diseño Industrial, Belén Franco que está haciendo un doctorado en Estudios Sociales de América Latina en la línea socio antropológica de la educación. Ella comentó que hizo una entrevista a una de