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FUFI LA JIRAFA

Servando Clemens

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Mary se levantó a una de la mañana con el pijama sudado. Creyó haber escuchado ruidos. Quiso gritarle a su mamá, pero la señora trabajaba de noche en una empresa extranjera. De modo que Mary tenía que arreglárselas ella sola. —¿Hay alguien en mi habitación? —preguntó la niña, mientras bajaba de su cama. La pequeña revisó el armario, los cajones y debajo de la cama. No había nada. Sólo el canto de los grillos rompía el silencio. —Fue mi imaginación —dijo Mary—. Debo regresar a la cama y dormir. Mamá ordenó que no me levantara y que por nada del mundo abriera la puerta de la calle. Ya soy una niña grande.

De pronto, oyó un sonido en la caja de los juguetes. —No puede ser —dijo la niña—. Mamá aseguró que los fantasmas eran producto de mi imaginación. ¿Qué hago? —Hola —saludó alguien— ¿Por qué estás despierta? Mary giró la cabeza hacia la esquina de la habitación y miró a una jirafa de peluche salir de la caja. —¿Quién eres? —preguntó Mary. —Soy Fufi. —¿Qué haces aquí? —Aquí vivo —dijo Fufi, una jirafa. —Nunca te había visto por aquí. ¿Usas baterías?

La jirafa subió a las piernas de Mary. Muchas veces he venido a visitarte, pero tú me confundes con fantasmas. Y no, no uso pilas. —¿Vienes a jugar conmigo? —No, yo vengo a cuidarte. A velar tus sueños. Digamos que soy tu guardián. Debes dormir para ir a la escuela. —¿Quién te dijo que me cuidaras? —Tu abuela me lo pidió. Tu mamá tiene que trabajar porque ustedes dos viven solas. —Pero no tengo sueño. —Recuéstate, respira hondo y cuenta jirafas saltando nubes. —¿No eran borregos saltando un cerco? —Hazme caso, Mary. Yo tengo experiencia en dormir como los ángeles. —Pero tengo miedo. —Yo te cuidaré mientras duermes. Los demás juguetes también lo hacen, pero esta noche, a mí me tocó montar guardia.

La niña se acostó, cerró los ojos. Respiró y contó jirafas saltando nubes rosas de algodón. —Descansa —dijo Fufi—. Yo estaré a tu lado para protegerte.

La jirafa empezó a cantar una canción de cuna. Al poco tiempo Mary se quedó dormida.

La madre de Mary llegó a las cinco de la mañana. La señora encontró a su hija abrazando a una jirafa que no recordaba haberle comprado a su niña. —¡Qué extraño! —Dijo la señora—. Se parece a la jirafa que yo tenía cuando era niña. ¿Cómo se llamaba? La mamá de Mary observó de cerca al peluche. —Recuerdo que una noche en la que tenía pesadillas se me apareció y me reconfortó. Es muy extraño.

La señora volvió a colocar a la jirafa entre los brazos de su hija y reflexionó. —Ya no volveré a dejarte sola por las noches —dijo, besando la frente de Mary—. Buscaré otro empleo aunque gane menos dinero. La jirafa Fufi sonrió.

Servando Clemens (México-1981) Estudió administración de empresas y es propietario un gimnasio. Interactúa activamente en diversos grupos, blogs y páginas de escritura. Ha participado en varias revistas digitales e impresas a nivel nacional e internacional. Puedes leer más de sus relatos en la página de Facebook llamada "Ficcbook". Sus temas favoritos son los referentes a la ciencia ficción, misterio, realismo no tan mágico y el terror. Actualmente promociona su libro en Amazon denominado "Ficcbook, colección de cuentos" donde mezcla varios géneros literarios.