Creatura Octubre 2012

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mientras conduces. Le sonríe picarona, algo forzadamente. Javier es consciente de que no la tiene tan apasionada como unas semanas atrás. Cuando lleguemos al hotel, verás cómo te compenso. -Como quieras, princesa -acepta, al tiempo que le da a la llave de contacto y el potente motor de alta gama ronronea suave pero avisando de sus poderes. Los faros azulados de xenón iluminan el asfalto, la gasolinera va quedando atrás. La mujer sigue leyendo embelesada, pasando páginas, consumiendo los párrafos densos y crípticos de la novela. Javier ha puesto en marcha el MP-3, suena una música suave, no quiere molestar la lectura de Ariadna con estridencia alguna. El hombre piensa: Si quiere sustos, se los voy a dar, y más fuertes que los de la novela de Lovecraft. Sin embargo, le reconviene suave: -Está prohibido circular con la luz de mapas encendida... -Ni me ha oído, se dice. Ahora verá... Huuuuum... Qué placer hundir el acelerador, ya he metido la sexta. No hay viento en contra y el motor funciona perfectamente. Lleva las luces largas barriendo la autopista, los poderosos faros de xenón llegan muy lejos. No sabe si decirle a Ariadna que ya ruedan a doscientos por hora, el vehículo apenas vibra, no delata la velocidad a la que circulan. La oscuridad de la noche oculta los puntos de referencia. Veremos hasta donde llega la aguja del velocímetro, parece que puede subir hasta los doscientos sesenta, pero no me lo creo. Ahora sería divertido poner el CD de las Valkirias... -Ariadna, ya vamos a doscientos veinte. -Ten cuidado no nos demos la hostia. Javier sigue con el soliloquio que nadie más que su mente

puede oír. Ni ha apartado los ojos de la novela, como este “buga” va tan suave, no le deben de bailar las letras, lo que está claro es que se ha enganchado con Lovecraft. Bueno, como no quiere enterarse lo voy a poner a tope, a ver lo que da, nadie puede venirme por delante ¿y qué radar me va a cazar ahora? Soy muy bueno, muy bueno con el volante, podría pilotar un fórmula uno, seguro, claro que un coche de carreras no sería tan cómodo como éste, encajo de maravilla en el asiento, el respaldo me atrapa bien la espalda, la temperatura constante, música al volumen que me apetece, la mujer de mi mejor cliente... Que se joda, bueno ya se la devolveré... Hace siete años que están casados, pero el último año su cuerpo ha sido mío y no de ese jodido soplapollas. Claro que como ya le ha tomado gusto será otro el que ocupe mi sitio... ¡Eh! ¿Que es eso oscuro? Pisa fuerte el freno, el ABS vibra y produce un ruido escalofriante. El chirriar de los neumáticos arranca un fuerte chillido de la garganta de Ariadna que por primera vez aparta sus ojos de la novela de terror. Las ruedas dejan de chirriar, patinan sobre la gran mancha de aceite o gasóleo que algún vehículo ha perdido en aquel tramo. “¡Dios, nos la vamos a pegar!”, piensa Javier. Los segundos se hacen eternos, Javier trata de controlar el vehículo, pero la máquina no obedece, no se agarra al asfalto por el líquido oleoso que lo impregna. Las poderosas luces de xenón barren la noche de un lado a otro como ojos de un mítico y legendario dragón que, herido de muerte, agita su cabeza mientras su garganta lanza rugidos que suenan como graznidos de gigantescos pájaros. CONTINUARÁ...


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