Eugenie Clark
Había una vez una pequeña niña que quería estar en el acuario por siempre. Ella quería oler el húmedo y salado aire y miraba fijamente el brillante arcoiris animal favorito.
Cuando llegó el verano, su mamá la llevo a nadar a la playa.
Sus ojos le picaban por la sal, pero ella no quería perderse ni un solo pez. Constelaciones de estrellas de mar salpicaron la arena pedregosa. Ella imaginaba tener una aleta plateada sobre su espalda, atravesando la corriente del océano.
Relleno sus orejas con una goma pegajosa para mantener el agua fuera y se zambulló,
abajo,
abajo,
abajo.
Para los demás los tiburones eran feos y aterradores. Pero Eugenie sabía que eran hermosos. Minetras ella se deslizaba en la fría agua deseaba que todos vieran a los tiburones con sus ojos.
Los tiburones eran la única cosa en su mente, por ahora. Eugenie decidió aprender todo lo que podía acerca de ellos.
... ésta vez dentro de los libros. Tiburón ballena. Tiburón nodriza, Tiburón tigre. Eugenie quería saber todo acerca de ellos. Incluso fue la persona más joven en hacerse miembro de la Sociedad del Acuario del Condado de Queens.
Los libros de Eugenie estaban llenos de tiburones, ellos nadaban en sus sus sueños y en los márgenes de sus páginas
En casa su mamá la sorprendió con su
Se sentía tan grande como un oceáno en su cuarto. El pequeño apartamento donde vivía se convirtió en un aquario, un laboratorio y un santuario.
Susueñoeratangrande comountiburónballena. Asíquesezambulló
Ellaseinscribióencadacursoquepodía.Sulaboratorioseconvirtióensucasa. Desdeelamanecerhastaelanochecer,ellaestudiabacómolospecescrecían,
...cómosecomportaban,
...ycómosecomponíanpor dentroyporfuera.
Apesardetodaslaspersonasquenocreyeronenella,Eugeniese convirtióenundelasestudiantesmásinteligentesensucampo. Inclusodespuésdeteneruntítulo,muchosdudabandeella.
En una exploración de las islas Palau, Eugenie estaba nadando sola cuando tuvo su primer encuentro con un tiburón salvaje. Ella no estaba asustada, más bien, pensó que era maravilloso.
Con cada exploración el corazón de Eugenie crecía más y más. Pronto la comenzaron a llamar la "Señorita Tiburón". Eugenie probó que era lo suficientemente inteligente para ser científica y lo suficientemente valiente para explorar los océanos.
Así como su coraje crecía, empezó a amar y a entender a sus amados tiburones cada vez más y más. Pero ella nunca olvido que muchos todavía creían que los tiburones eran asesinos sin sentido.
Y lo eran. Eugenie fue la primera científica en el mundo en entrenar tiburones y se dió cuenta que incluso podían recordar su entrenamiento por hasta dos meses.
Los tiburones no eran asesinos despiadados. Los tiburones eran hermosos. Los tiburones eran inteligentes. Ellos merecían ser estudiados,
... protegidos, ... y amados.
Y así fue como el sueño de Eugenie se hizo realidad.