Borrador Investidura

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DISCURSO DE INVESTIDURA EXCMO. SR. D. FABIÁN DE LA TORRE CANDIDATO A LA PRESIDENCIA DEL GOBIERNO Señor Presidente, Señoras y Señores Diputados; Acudo ante ustedes, a propuesta de Su Majestad el Rey, con la intención de exponer un programa ejecutivo y solicitar la confianza de la Cámara para ser investido Presidente del Gobierno, de acuerdo con lo que estipula el artículo 99 de nuestra Constitución. Señorías, hoy estamos aquí para, una vez más, ejecutar la voluntad de España. Una España que nos ha elegido para que le demos voz en este Hemiciclo, para que pongamos en práctica sus iniciativas y para que arreglemos sus problemas. Mañana resultaré investido por esta Cámara como tercer Presidente del Gobierno en nuestra democracia constitucional porque España así lo ha querido. El pueblo ha votado y le ha dado una mayoría relativa a mi partido, a mi equipo, a nuestra idea de España. Y la vamos a llevar a la práctica con la confianza de sus Señorías. Tendré el honor de suceder en la Presidencia del Gobierno a doña Sofía Torres, a quien desde aquí agradezco sus servicios a España. Nuestros desencuentros han sido múltiples y nuestras diferencias, amplias. Pero compartimos una misma vocación de servicio a nuestra Nación que merece por mi parte el respeto más absoluto y el agradecimiento más sincero. Precisamente en ése punto que he mencionado, el de la mayoría parlamentaria, quiero hacer un primer inciso. El pasado 15 de marzo los ciudadanos y ciudadanas españoles de toda condición, género, edad y procedencia fueron llamados a las urnas para que democráticamente eligieran a sus representantes. Representantes cuyo mandato se traslada a esta Cámara y que encarnan la soberanía nacional sobre la que se asienta cualquier régimen democrático y constitucional. Nosotros somos los representantes elegidos por los españoles y nuestra legitimidad es a todo punto innegable. La nuestra, Señorías; la mía, exactamente igual que la de todos ustedes. Tengo ante mí 349 Diputados elegidos por el pueblo. Son ustedes, o mejor dicho somos nosotros, los máximos adalides de nuestra joven democracia. Se espera de nosotros una defensa a ultranza y contra toda amenaza de los valores constitucionales y constituyentes de nuestra Nación. Yo, personalmente, velaré siempre por ellos. A estos efectos, Señorías, y en favor de la claridad y de la transparencia de las que deseo hacer bandera a lo largo de ésta incipiente Legislatura, considero mi deber –y lo hago con la tranquilidad de la responsabilidad cumplida– anunciar ante la Cámara y ante todos los españoles que mi Grupo Parlamentario ha alcanzado un Pacto de Legislatura con el Partido Demócrata Popular y con Falange Española, así como un acuerdo de voto favorable en esta Sesión con Unión Navarra. Quiero agradecer a estas tres formaciones su capacidad de diálogo y su predisposición al acuerdo.

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Hemos acometido esta circunstancia de consenso con la convicción moral y política de que los 29 Diputados que, además de los de mi propio Grupo, votarán favorablemente mi investidura, tienen la condición de parlamentarios por deseo expreso de los ciudadanos a los que representan. Deseo dejar patente que ninguno de los ocupantes de los escaños de ésta Cámara lo somos por otra causa que no sea la elección de los españoles. Todos los aquí presentes, Señorías, somos representantes del pueblo. Todos tenemos por igual el derecho de erigirnos en representantes de la ciudadanía y el deber de hacerlo. Todos los aquí presentes tenemos un compromiso que hace una semana juramos o prometimos: el compromiso de guardar y hacer guardar la Constitución, y con ella el Estado de Derecho y la democracia misma. Con este compromiso siempre presente y en la inequívoca lectura de que los ciudadanos eligieron el pasado 15 de marzo un cambio al frente de la Nación, el Partido Liberal Demócrata asume su responsabilidad acordando con los citados grupos la posibilidad de materializar ese cambio. Señorías, no tienen cabida los extremismos. No tienen cabida las descalificaciones. No tienen cabida las confrontaciones estériles. Existe un pacto de Legislatura posibilitado por los ciudadanos y nada más que por los ciudadanos. Quien no desee ver ésta realidad tampoco está capacitado para entender lo que es la democracia. (Aplausos de los Diputados del Grupo del candidato) Hay líneas rojas. No tenerlas supondría una traición a nuestros propios ideales que jamás perdonaríamos. Nuestro compromiso con España pasa por el compromiso con sus instituciones, y la Corona es la primera de ellas. Nuestro compromiso con España pasa por la democracia y la igualdad de todos, de absolutamente todos los ciudadanos. Nuestro compromiso con España pasa, como no podía ser de una manera, con todos y cada uno; remarco: todos y cada uno, de los derechos y libertades recogidos en nuestra Constitución. Éstos son unos límites que ni yo ni ninguno de los Diputados de la bancada de mi derecha estamos dispuestos a sobrepasar, al precio que sea, por nada ni por nadie y caiga quien caiga. (Aplausos del GPLD) Aclarado este ítem fundamental, Señorías, es mi deber exponer ante la Cámara mis intenciones de cara a la etapa de Gobierno que la ciudadanía me ha llamado a ejercer. Y mis intenciones son claras y sinceras, basadas en hechos y avaladas por votos: no son otras que aplicar el programa que mi partido sometió a juicio de los españoles, para disfrutar de una España demócrata, fuerte, poderosa, con peso internacional y capaz de llegar lejos. Un programa político que asegure el cambio que la ciudadanía ha pedido y al mismo tiempo refleje la mejora de nuestra Nación. Este programa reformista se basa en tres pilares fundamentales: el desarrollo constitucional, la política exterior y de integración en los foros internacionales y el empleo. Existen otros asuntos igualmente relevantes y sobre los que desearé detenerme, si cabe en menor medida pero con igual trascendencia que los citados. También es mi deber acabar con la lacra del terrorismo, y quiero expresar esto en primer lugar porque es una meta personal y política muy especial para el proyecto que lidero y para mí mismo. Este país lleva 15 años sufriendo los embates de unos delincuentes, 2

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unos asesinos que han sido capaces de evitar su irremediable final. Evocando a uno de los mejores líderes que han pasado por esta Cámara, digo que “puedo prometer y prometo” que mi Gobierno va a dejarse la piel en la lucha contra el terrorismo. Que nadie se llame a engaño: yo no puedo prometer el fin de ETA ni del terrorismo; pero sí puedo prometer, y prometo, el trabajo sin tregua de mi Gobierno y de todo lo que está a su alcance. Vamos a luchar para terminar con ETA, y lo vamos a hacer con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, con la Justicia y con el Estado de Derecho que hemos construido entre todos. No vamos a parar hasta terminar con ellos. Y si cuatro años no son suficientes, dejaremos el camino preparado a quienes nos sigan. El objetivo prioritario de este Gobierno va a ser la lucha contra ETA, y en la unión de todos los demócratas está la clave para lograr que el sufrimiento de este país llegue a su fin. Contamos con unas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cuyo trabajo es primordial en esta legítima lucha. Nuestro apoyo a los profesionales que los conforman será siempre inequívoco y robusto porque a ellos debemos nuestra seguridad, y porque sólo así haremos ver a los terroristas que su fin es imposible de conseguir y su destino es la prisión. A tal efecto, confirmamos y nos reiteramos en la totalidad de los postulados que establecimos en la pasada Legislatura en el Pacto de Estado por las Libertades y contra el Terrorismo, que tiene ahora y seguirá teniendo la misma vigencia que en el momento de su firma. España no pondrá fin a la barbarie terrorista si no es mediante la unidad de los defensores de la democracia y el Estado de Derecho frente a los asesinos y criminales. (Aplausos del Grupo Liberal Demócrata) Señorías, entrando en materia de desarrollo constitucional, el Gobierno que pretendo formar con su confianza llevará a cabo un complejo programa legislativo que se traducirá, al término de esta Legislatura, en un marco orgánico completo y robusto sobre el que asentar sin impedimentos ni vacilaciones el Estado de Derecho constitucional. A tal fin, traeremos a la Cámara los proyectos de Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, del Consejo General del Poder Judicial y del Defensor del Pueblo en el plazo de un año desde la toma de posesión del Ejecutivo. Ésta prontitud, que no debe restar diligencia y responsabilidad al proceso, se debe a la urgente e imperante necesidad de estructurar legalmente dos poderes del Estado que están a la espera de una regulación. No es admisible que camino de tres años después de la aprobación de la Constitución haya poderes del Estado inhabilitados. El Tribunal Constitucional no sólo es una necesidad jurídica sino también política, como garante que es de que los poderes restantes cumplen y hacen cumplir la Constitución debidamente. El Gobierno que se encuentra en Funciones se ha visto liberado de un control constitucional que debe existir para asegurar el correcto funcionamiento del sistema. Nosotros somos conscientes de éste hecho y por ello a la mayor prontitud elaboraremos y presentaremos el Proyecto de Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. Un tanto de lo mismo ocurre con el Consejo General del Poder Judicial, órgano sin el cual no se entiende y no es posible la necesaria autonomía de la Justicia. Es necesario 30 de marzo de 1980

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garantizar que la Justicia sea independiente porque sin ella jamás tendremos una sociedad justa. Asimismo, propondremos al Congreso de los Diputados un Proyecto de Ley del Gobierno, con el objetivo de determinar y reglar las funciones, atribuciones, estructura y funcionamiento del Gobierno como poder ejecutivo. En el plazo de toda la Legislatura, traeremos a la Cámara la mayor parte de las disposiciones legislativas que prescribe la propia Constitución para el desarrollo de sus preceptos. Cabe citar como destacable por su importancia y necesidad el bloque de protección de derechos y libertades fundamentales; en éste aspecto el Gobierno elaborará diferentes proyectos de Ley Orgánica para regular los derechos de Asociación y de Libre Expresión, así como lo relativo a la suspensión de éstas y otras prerrogativas mediante las declaraciones de los Estados de Alarma, Excepción y Sitio. Quiero destacar que el compromiso firme del PLD es el del consenso. Somos conscientes de que esta tarea debe hacerse contando con todos, trascendiendo incluso el ámbito parlamentario para involucrar a todos los sectores de la sociedad en la ingente tarea de estructurar nuestro Estado de Derecho. El compromiso, insisto, del consenso es necesario e imprescindible en el desarrollo constitucional. Lo intentaremos siempre, con todos y hasta el último momento. Paso ahora, Señorías, a la política internacional. Como todos ustedes saben, la situación de España en la comunidad mundial está en estos momentos en grave entredicho debido al conflicto jurídico-político que viene manteniendo nuestro país con la Comunidad Económica Europea. Los errores de tramitación y aprobación del Tratado de Adhesión provocaron un ingente rechazo a las formas con las que España se había propuesto integrarse en la CEE. Nada ayudó la situación excepcional en la que nos encontramos, con unas Cortes disueltas y un Gobierno casi cesante cuyas manos estaban atadas. No es mi deseo volver a la polémica de aquellos días. No quiero regresar a los dimes y diretes de los viajes, las reuniones y las llamadas. España sufrió una crisis institucional que fuimos capaces de subsanar en parte en la Diputación Permanente. Y esta Cámara ya ha cumplido su extraordinario deber al aprobar dentro de la legalidad vigente el Tratado de Adhesión a la CEE y su autorización a España para que se obligue por medio de él. Nuestra tarea ahora consiste en facilitar todo lo posible la integración de España en Europa. La compenetración entre instituciones, entre líderes y entre pueblos. Yo quiero que España sea un adalid del triunfo de la Europa de los Pueblos frente a la Europa de la división, la confrontación y la guerra que han asolado este continente desde hace quince siglos. España está llamada a ejercer un liderazgo sólido y compartido con las grandes potencias de nuestro entorno. Para ello, promoveremos desde el Gobierno la celebración de cumbres, tanto bilaterales como internacionales, y participaremos activamente en la construcción de un futuro mejor de las CEE. Sin embargo, nada de esto puede hacerse sin recuperar la credibilidad que hemos perdido y que llevará un tiempo recuperar. Con 4

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este fin mi Gobierno asumirá como una prioridad nacional los encuentros con líderes europeos, en España o fuera de España, que me permitan recuperar, como digo, esa credibilidad y esa confianza. En un mundo dividido y cada vez más pequeño, nuestro país no puede ser pasivo ante los acontecimientos que la Humanidad ha presenciado en los últimos tiempos. La carrera tecnológica, la llegada del hombre a la Luna o los grandes avances científicos y médicos son hitos que se producen en un contexto de tensión y de encubierta lucha entre dos superpotencias que a punto estuvieron hace trece años de entrar en una guerra imposible que las destruiría a ellas y a todo lo demás. España no puede ser parte del decorado de este escenario; debemos posicionarnos a favor de la libertad, la democracia y la paz, y en contra de la opresión y la tiranía que campa a sus anchas al Este del Muro de la Vergüenza alzado en Berlín que rompe Europa en dos: la mitad que defiende la libertad y construye la democracia; y la mitad que rinde impuesta pleitesía a bustos de líderes que ya son historia y colectiviza no sólo la tierra sino también el hambre y la miseria. España debe escoger, y los españoles ya han escogido la libertad. (Aplausos del Grupo Parlamentario del candidato) Mi Gobierno, continuando el proyecto ya expresado por mi predecesora, planteará la entrada en la Organización del Tratado del Atlántico Norte no sólo como una necesidad diplomática y en materia de Defensa sino como un movimiento político inequívoco a favor del mundo libre. No deseo, bajo ninguna circunstancia, que se desate un conflicto que el planeta ya ha repetido dos veces en este siglo. Trabajaremos siempre por la paz y a favor de la concordia, pero hemos de hacerlo desde la responsabilidad. No podemos olvidar las relaciones históricas que España mantiene, como es natural y deseable, con América del Sur. Estas relaciones históricas no deben hacernos tomar las cosas a la ligera; nuestra prioridad es la democracia y no por afán de buen hacer debemos abandonarnos a dar publicidad gratuita a los regímenes militares y pseudodemócratas que sufren los pueblos argentino, paraguayo, bolivariano, urugayo y chileno. Los españoles hemos luchado por la libertad y hemos triunfado. Estamos llamados a ejercer un papel responsable que inspire el florecimiento de la democracia en éstos países hermanos. Hagámoslo por responsabilidad moral e histórica. Señorías, como les referí al inicio de mi intervención el tercer eje fundamental de mi programa es el empleo. España debe hacer frente de forma eficiente y capaz al problema de una tasa de paro peligrosa para nuestro futuro. El levísimo decrecimiento acaecido en el último año no debe impedirnos ver la gravedad de la situación. En un momento en el que el mundo parece encarar una etapa de prosperidad y bienestar debemos saber aprovechar las herramientas a nuestro alcance para luchar por unos empleos más

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