
Viernes 21 de Marzo • 20:00 horas • Teatro Juárez
Orquesta Sinfónica
de la Universidad de Guanajuato
Juan Carlos LOMÓNACO, director artístico
Viernes 21 de Marzo • 20:00 horas • Teatro Juárez
de la Universidad de Guanajuato
Juan Carlos LOMÓNACO, director artístico
Juan Carlos Lomónaco director artístico
José Pablo Moncayo (1912 - 1958)
Tierra de Temporal (1949)
Jacobo Kostakowsky (1893 - 1953)
Retablo de vida y muerte* (1952)
Ballet. Argumento de Olga Costa
Prólogo - 5 Escenas - Final
*Estreno mundial.
En colaboración con el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.
Robert Schumann (1810 - 1856)
Sinfonía no. 1 en si bemol mayor , Op. 38 “Primavera” (1841)
Andante un poco maestoso – Allegro molto vivace
Larghetto (attacca)
Scherzo: Molto vivace
Allegro animato e grazioso
dur. 10’
dur. 23’
dur. 30’
Es el año de 1953, la parte más dura de la posguerra en Europa. El Viejo Continente está en pleno proceso de reconstrucción y rescate, intentando resanar las vidas y tapar los huecos dejados por la artillería de la infame Blitzkgrieg de Hitler. La Cortina de Hierro ya ha sido instalada y detrás de ella los satélites de la poderosa Unión Soviética se amoldan a la vida política de su nuevo conquistador. Rumania no es la excepción, y apenas un par de años después de terminada la guerra, ha dejado de ser una monarquía, haciendo abdicar al rey Miguel y enviándolo al exilio. En 1953, Rumania vive su vida política bajo una constitución muy parecida a la de la Unión Soviética, y el siniestro Nicolae Ceaușescu ha iniciado ya su irresistible ascenso al poder, que pronto será suyo. Bajo estas condiciones, en 1953, llega hasta la lejana y gris ciudad de Bucarest, la capital rumana, un grupo de mexicanos cuyo oficio es el de hacer danza. El 11 de agosto de ese año, en el Teatro Nacional Estudio de Bucarest, se realiza el estreno mundial del ballet Zapata, coreografiado por Guillermo Arriaga (1926-2014), figura capital en la historia de la moderna danza de México. El argumento del ballet, escrito también por Arriaga, es una sobria, a veces desgarradora narración de temas importantes y dolorosos de nuestra historia. He aquí ese argumento dancístico:
1.- Parto. Zapata nace de la tierra. Ella le da la primera luz, el primer pedazo de aire. Es la fuerza para que su sangre corra como rebelde río y que cada golpe de su corazón se convierta en gigantesca ola para aniquilar al intruso, al injusto, al culpable.
2.- Vida y lucha. Zapata vive y lucha para devolver los derechos más sagrados a todos sus hermanos: ¡Tierra y libertad!
3.- Muerte y testamento. Finalmente cae bajo el golpe de la traición. Vuelve al seno de la tierra, sólo que ahora, a través de ella, la cal de sus huesos y la savia de sus arterias habrán de transformarse, como profético testamento, en el más agudo grito, que correrá clamando justicia por el surco de cada parcela en todos los sembradíos donde la tierra sea ignominiosamente violada y el campesino despiadadamente despojado.
Bajo esta línea narrativa, el público rumano pudo ver aquella noche de agosto de 1953 una de las muestras más importantes del quehacer dancístico de México, basada en una de las figuras más notables del movimiento revolucionario mexicano. Los papeles protagónicos de Zapata en la noche de su estreno fueron bailados por Guillermo Arriaga y Rocío Sagaón, y el vestuario estuvo a cargo de Miguel Covarrubias. ¿Y la música? Arriaga utilizó como soporte sonoro de su ballet Zapata la pieza sinfónica Tierra de temporal, obra de José Pablo Moncayo que ha pasado a la historia de nuestra música no sólo por sus numerosos méritos propios, sino también por su afortunada transmutación coreográfica.
En el año de 1949 la Orquesta Sinfónica de México convocó a un concurso de composición para conmemorar el centenario de la muerte de Frédéric Chopin (1810-1849), y la obra triunfadora de ese concurso fue Tierra de temporal Malacostumbrados como estamos por la omnipresente sonoridad del Huapango (1941) del propio Moncayo, podríamos quizá imaginar que Tierra de temporal es una obra igualmente extrovertida y brillante. Sin embargo, no lo es. En esta partitura, Moncayo transita por caminos musicales que avalan lo dicho por el musicólogo sueco Dan Malmström en el sentido de que Tierra de temporal es mucho más nacionalista en su título que en su música. ¿Qué hay, entonces, en esta pieza sinfónica de Moncayo? Sorprendentemente, hay un lenguaje que, sin dejar de ser identificable como mexicano, tiene claros contornos impresionistas que le dan una
delicadeza muy peculiar y atractiva. Esto no deja de ser interesante, sobre todo a la luz del hecho de que Moncayo, a diferencia de algunos de sus colegas, no tuvo oportunidad de “afrancesarse” a través de los estudios musicales en Europa. Así pues, Tierra de temporal se mueve en un ámbito sonoro que, sin dejar de ser mexicano, apunta hacia horizontes más universales.
Tres meses después del estreno de Zapata en Bucarest, el ballet compuesto por Arriaga sobre la música de Moncayo se estrenó en México, en el Teatro de Bellas Artes, el 10 de noviembre de 1953. De nuevo, Guillermo Arriaga hizo el rol de Zapata, y Roció Sagaón recreó el papel de La Tierra. A partir de entonces, esta partitura sinfónica de Moncayo ha estado inseparablemente asociada al trabajo dancístico y coreográfico de Arriaga, como parte de uno de los mejores momentos de la danza moderna mexicana. El paso del tiempo ha dejado claro que, por desgracia, el agudo grito de los huesos y las arterias de Zapata sigue clamando justicia, porque la tierra mexicana de temporal sigue siendo ignominiosamente violada, y el campesino es despiadadamente despojado todos los días. Con los años, la música de Moncayo y la coreografía de Arriaga siguen siendo tan vigentes como antes.
Pocos misterios más grandes hay en la historia de nuestra música que el del olvido y desaparición de la figura y la obra de Jacobo Kostakovsky, notable compositor y violinista ucranio-mexicano originario de Odessa. Dio sus primeros pasos en el aprendizaje del violín con Otakar Ševčík, y al paso del tiempo realizó diversos estudios musicales con destacados personajes como Arnold Schoenberg (18741951), Vincent D’Indy (1851-1931) y Max Reger (1873-1916). Ejerció su oficio de violinista en diversas instituciones, destacando la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig y la UFA, la legendaria compañía productora cinematográfica alemana. Kostakovsky llegó a Veracruz en 1925 y, según se dice, perdió (o le fue perdido) su equipaje, con lo que prácticamente se borró la memoria de sus composiciones europeas. Pronto abordó una intensa labor docente y, a la vez, comenzó a involucrarse en la política, llegando a ser miembro de la LEAR (Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios), de orientación abiertamente socialista, donde coincidió con otros músicos, como Silvestre Revueltas (1899-1940) y José Pomar (1880-1961).
Revueltas se convirtió en uno de los más cercanos amigos y colegas de Kostakovsky, con quien lo unían no sólo una actitud similar de seriedad y exigencia hacia la música, sino también toda una serie de coincidencias políticas, ideológicas y sociales. Es muy probable que el abandono en el que se ha tenido y se tiene a la música de Kostakovsky se haya debido, al menos en vida suya, a estas posiciones políticas. De hecho, ese abandono se manifestaba ya en la década de 1930. Para muestra, este fragmento de un texto escrito en 1938 por Revueltas en defensa de su colega y amigo:
Y he querido traer el caso de Kostakovsky, como uno entre muchos, porque es amigo personal mío y además buen músico. Y si no fuera amigo personal, seguiría siendo buen músico. Yo siento una profunda admiración por el hombre y por el músico. El hombre que ha sabido soportar sin queja y sin desmayo tantos años de incomprensión, tanta lucha callada y sola. De esa lucha ha sacado Kostakovsky su fortaleza, su actitud cerrada y dura. También le ha valido su técnica cada vez más depurada y su profundo pensamiento musical.
A lo largo de los años, la música de Kostakovsky transitó por diversas fases y estilos, producto de su origen, de su trayecto y de sus influencias: del alto romanticismo al expresionismo incipiente; del nacionalismo mexicano al realismo socialista; de la
abstracción conceptual a la paleta impresionista. En su búsqueda de un lenguaje propio matizado por todo ese bagaje, Kostakovsky compuso casi un centenar de obras, que permanecen injustamente desconocidas hasta nuestros días, incluyendo ópera, ballet, música vocal y de cámara y, destacadamente, una veintena de partituras sinfónicas, entre las cuales destaca Lascas (1930-1940), inspirada en un poema de Salvador Díaz Mirón.
Del mismo texto de Silvestre Revueltas arriba citado, estas palabras conclusivas, que explican en buena medida nuestro olvido de Kostakovsky… y de muchos otros:
No me importa si me hacen caso o no. Yo simplemente he querido hacer ver nuestra ineptitud, nuestra falta de compañerismo, nuestro egoísmo. De nada servirá que formemos frentes únicos si nuestras pugnas personales siguen siendo las mismas. O acabamos con éstas o acabamos con nosotros mismos.
A casi noventa años de distancia, nada ha cambiado; si acaso, para mal.
Retablo de vida y muerte (1952) es la última obra terminada por Kostakovsky. Es una partitura de ballet y su inspiración está en lo general en la peculiar actitud del mexicano ante la muerte, y en lo particular, en los añejos y duraderos rituales mexicanos del Día de Muertos. El argumento y los diseños escenográficos estuvieron a cargo de Olga Costa, hija del compositor, y la trama se desenvuelve alrededor del hecho central de la muerte de un niño. Existen algunos documentos fascinantes relativos a esta obra, como por ejemplo una copia del libreto profusamente anotado con indicaciones musicales y dramáticas, de movimiento, de tiempos, de duraciones, etc. En una de sus páginas se lee: Ballet. Parábola. Sobre la muerte de un niño
Estas son las primeras líneas de la descripción escénica de Retablo de vida y muerte:
La escena está compuesta de un catafalco pintado como los juguetes populares del día de muertos. Detrás: rampas que van a la derecha y a la izquierda hasta salir de la escena. Sobre la parte más alta del catafalco está sentada la muerte, en una grada más baja del mismo catafalco está tendido el niño rodeado de flores. En el suelo está sentada la madre en posición que recuerda las esculturas prehispánicas, a su lado de pie el padre con la cabeza inclinada.
Retablo de vida y muerte recibe un bienvenido y tardío estreno absoluto en concierto el 21 de marzo de 2025, con la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato dirigida por Juan Carlos Lomónaco. Este estreno ocurre en un doble contexto. Por una parte, la conmemoración del centenario de la llegada de Jacobo Kostakovsky a México. Por la otra, la realización de un proyecto interinstitucional entre la Universidad de Guanajuato (a través de su Dirección de Extensión Cultural) y el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM para rescatar, estudiar, divulgar y poner en valor la música del compositor. Existe la intención de ampliar esta colaboración para incluir la obra de José Pomar (1880-1961) y de Higinio Ruvalcaba (1905-1976).
Sinfonía No. 1 en si bemol mayor, Op. 38, Primavera
Andante-Allegro molto vivace
Larghetto
Molto vivace
Allegro animato e grazioso
Desde mucho antes que Antonio Vivaldi (1678-1741) escribiera sus cuatro conciertos para violín titulados colectivamente Las cuatro estaciones, los músicos ya tenían una marcada afición por intentar describir las estaciones del año a través de sus composiciones. Sin duda, por razones bien evidentes, la estación que con más frecuencia ha sido elegida para ser descrita musicalmente es la primavera, y esto queda bien documentado a través de la muy larga lista de composiciones que llevan la palabra primavera en su título. Como la mencionada lista es enorme, basta citar aquí los nombres de algunos compositores notables que en algún momento de su vida se sintieron primaverales: Beethoven, Brahms, Britten, Copland, Chaikovski, Debussy, Delius, Grieg, Liszt, Schubert, Sibelius, Wolf, Stravinski, sin olvidar al compositor mexicano Joaquín Beristáin y su obertura La primavera. A esta lista es necesario añadir la primera de las cuatro sinfonías de Robert Schumann, que en realidad no es la primera sino la segunda. ¿Cómo es esto?
Resulta que allá por el año de 1832 Schumann hizo su primer intento sinfónico: escribió una sinfonía en sol menor que resultó bastante pobre, sobre todo porque su orquestación era débil y rudimentaria. Este problema habría de aquejar a Schumann durante toda su carrera, y él fue el primero en reconocerlo; el mismo año de la creación de su fallida sinfonía en sol menor escribió esto en una carta a un amigo, refiriéndose a su orquestación:
Con frecuencia pongo amarillo donde debiera poner azul.
Esta afirmación tiene que ver, de un modo muy directo, con la teoría de Schumann respecto a que a cada tonalidad musical se podía asociar un color. El caso es que la mencionada sinfonía resultó tan pobre que el mismo Schumann se desentendió de ella y la olvidó.
Años después, en 1840, Schumann se casó con la pianista Clara Wieck, que había sido su alumna. Al parecer, los primeros, felices tiempos de casado fueron una inmejorable fuente de inspiración para Schumann, quien se decidió a abordar de nuevo la creación de una sinfonía. Además, Schumann tomó como pretexto un poema de Adolph Böttger relativo a la primavera para dar título a su sinfonía. De hecho, Schumann fue más allá, dando títulos a cada uno de los cuatro movimientos de la obra: Despertar de la primavera; Noche; Alegres compañeros de juego; El adiós de la primavera. Estos títulos, sin embargo, fueron descartados más tarde por el compositor cuando la sinfonía quedó lista. La alegría y el optimismo que caracterizan la obra parecen confirmar que Schumann, en efecto, pasaba por uno de los mejores momentos de su vida. El estreno de la obra se llevó a cabo en Leipzig el 31 de marzo de 1841 bajo la dirección de Felix Mendelssohn, quien por entonces era el director de la famosa Orquesta de la Gewandhaus. La reacción del público ante la nueva obra fue cordial mas no apoteótica, a pesar de lo cual Schumann, quien por entonces gozaba de excelente humor, consideró el estreno un triunfo. Antes de entregar la partitura de su sinfonía Primavera al editor, Schumann revisó a fondo la orquestación de la obra.
Tiempo después, en 1843, cuando la sinfonía Primavera se iba a interpretar en Berlín, el compositor escribió al director de la orquesta lo siguiente:
¿Podría usted infundir a su orquesta durante la interpretación de mi sinfonía el mismo anhelo por la primavera que sentí cuando la escribí en febrero de 1841? La primera entrada de las trompetas quisiera que sonara como si viniera de lo alto, como una llamada al despertar. Y quisiera que se leyera entre líneas, en el resto de la introducción, cómo por todas partes surge el verde, cómo vuelan las mariposas. Y luego, en el allegro, cómo poco a poco todo parece pertenecer a la primavera. Sé que estos son pensamientos fantasiosos que me vinieron después de terminar la obra; sólo quiero decirle que el cuarto movimiento me pareció un adiós a la primavera.
Sobre estos impulsos poéticos de Schumann respecto a esta obra suya, el musicólogo inglés Mosco Carner escribió lo siguiente:
Es precisamente esta intrusión de ideas poéticas lo que da al trabajo sinfónico de Schumann su valor especial. Él abrió para la sinfonía un mundo de imágenes y lirismo romántico que era a la vez nuevo y personal.
Parece ser que en algún momento de su vida Schumann afirmó que la pluma de acero con la que había escrito su sinfonía Primavera había sido hallada por él sobre la tumba de Beethoven en el cementerio Währing en la ciudad de Viena. Nunca se sabrá si esto es cierto o no. Sin embargo, si la afirmación de Schumann era simbólica y con ella quiso decir que se consideraba heredero de la tradición sinfónica culminada por Ludwig van Beethoven (1770-1827) en su Sinfonía No. 9, lo cierto es que estaba equivocado, porque esa herencia habría de ser continuada con mayor fortuna por Johannes Brahms (1833-1897), Anton Bruckner (1824-1896) y Gustav Mahler (1860-1911).
Juan Arturo Brennan
Juan
Uno de los directores de orquesta más importantes de su generación, hizo su debut a los 23 años con la Orquesta Sinfónica Nacional de México y desde entonces ha dirigido más de 60 orquestas en USA, Canadá, Venezuela, Perú, Ecuador, Colombia, Espańa, Portugal, Italia, Francia, Polonia, Rusia, Kazajistán, Bulgaria, Serbia, Montenegro y Macedonia.
En su experiencia están la Orquesta y Coros Nacionales de Espańa, ADDA Simfonica, Sinfónica de Murcia, de Córdoba, Orchestra della Toscana, Simón Bolívar de Venezuela, Sinfónica Nacional del Perú, Ópera y Ballet de Bellas Artes de Mexico, Sinfónica de Xalapa, Filarmónica de la UNAM, Polish Chamber Orchestra, Czestochowa Orchestra,Filharmonia Sudeca, Garland Symphony entre otras.
Actualmente es director artístico de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG), así mismo ha sido director titular de la Orquesta Sinfónica de Yucatán 2009-2023, de la Orquesta Sinfónica Carlos Chávez 2001-2007 , del Instituto Politécnico Nacional, Conservatorio Nacional de México asi como director y fundador del Mexico-Philadelphia Ensemble y Ensamble Iberioamericano.
Graduado del Curtís Institute of Music de Philadelphia donde estudió con OttoWerner Mueller, así mismo realizó estudios en The Pierre Monteux School con Charles Bruch y en la Universidad de Montreal.
Su extenso repertorio y versatilidad abarca desde el Barroco a música contemporánea, Ópera, Ballet. Ha participado en los festivales Internacionales de San Lorenzo de El Escorial, Música Contemporánea de Treviso, Gaia-Portugal, Cervantino de Mexico entre otros.
Ha acompañado a solistas como Juan Diego Florez, Alexei Volodin,Leticia Moreno, Vadim Brodski, Mimi Stillman, Jorge Federico Osorio, Pacho Flores.
Su discografía con diversas orquestas asciende a más de 20 grabaciones. Acreedor al Presser Music Award y las becas del FONCA en cinco ocasiones consecutivas.
Es seleccionado en 2010 por la revista Líderes Mexicanos como uno de los 300 líderes mexicanos más influyentes.
Violines Primeros
Dmitry Kiselev - Concertino
Héctor Hernández Pérez – Asistente de concertino
Maksim Smakkev
Jorge Luis Torres Martinez
Luis Enrique Palomino
Katherine Giovanna Ramírez
Urpi Dainzú Holguin González
Yessica Melgar
David Jesús Viña
Pedro Zayas Alemán
Violines Segundos
Sergio Andrés González * (-)
Moab Alberto González López ** (-)
Andrés Ildefonso Gallegos Rodríguez
Fidel Berrones Goo
Violas
Lydia Bunn * (-)
Oscar Pinedo Nava **(-)
Augusto Antonio Mirón Pleitez
Betsabé Jiménez Valencia
Carlos Reyes Hernández
Anayantzi Oropeza Silva
Violonchelos
Michael Severens * Bruno Mente ** (-)
Luis Gerardo Barajas Bermejo
Fernando Melchor Ascencio
Fortunato Rojas Francisco
Omar Barrientos
Contrabajos
Russell Brown *
Óscar Argumedo González *
Jorge Preza Garduño
Rodrigo Mata Álvarez
Pedro Álvarez Vigil
Guillermo Caminos López
Andrés Peredo Plascencia
Flautas
Cuauhtémoc Trejo *
Victor Frausto Zamora **
Laura Gracia Guzmán
Oboes
Héctor Fernández * (-)
Jorge Arturo García Villegas
Clarinetes
Hugo Manzanilla *
Heather Millette ** - Clarinete Piccolo
Fagotes
Katherine Snelling *
Ariel Rodríguez Samaniego
Cornos
Claire Hellweg *
Darío Bojórquez **
Michelle Pettit
Apolinar Alavez Salas
Trompetas
Macedonio Pérez Matías *
Juan Cruz Torres Díaz **
José Cayetano Hernández Díaz
Trombones
Louis Olenick *
Gil Martínez Herrera
Trombón bajo
John Swadley
Tuba
Salvador Pérez Galaviz *
Timbales
Óscar Samuel Esqueda Velázquez *
Percusiones
Alan Sánchez Sánchez
Ulises Hernández
Piano
Iván Hugo Figueroa **
Músicos invitados
David Pérez Patlan- Violín 1º ***
Ridkey Ivan Barajas Rosas- Violín 1º ***
Sandra Jaqueline Solís- Violín 1º ***
Luis Andrés Tovar Gómez– Violín 2º ***
Abraham Quintanilla Melgar – Violín 2° ***
Miguel Aaron Ramírez Sánchez – Violín 2° ***
Christian Barajas– Violín 2º ***
Mario Soria - Violín 2º ***
Emmanuel Ramírez – Violín 2° ***
Daniela Samaniego – Viola *** Astrid Jérez – Viola *** Eduardo Pérez Urquieta – Viola *** Cintia Presa – Violonchelo *** Isaac Aaron Melgar – Violonchelo *** Julio Daniel Zamora Espinoza – Corno *** Daniel Said Pérez Rojas – Percusión *** Daniela Villanueva Romo – Percusión *** Delia Hernández Juárez - Arpa ***
*Principal **Co-principal ***Invitado (-) Temporal
Personal Administrativo OSUG
Mtro. Alejandro Guzmán Rojas Gerente
Mtra. Carolina de la Luz Pérez Cortés Coordinadora de personal
Lic. Ana Karen González Negrete Coordinadora de producción
Juan Carlos Urdapilleta Muñoz Coordinador de Biblioteca
Mtra. Atziri Joaquín Ramos Coordinadora de relaciones públicas
Mtra. Zugehy Alejandra Soto Vázquez Coordinadora Administrativa
C.P. Patricia Guillen Cabrera Enlace y Apoyo Administrativo
Cuauhtémoc Vega
Gustavo Emilio Espinosa Rodríguez
Manuel Gutiérrez
Auxiliar Técnico
Notas al programa: Juan Arturo
Brennan
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MTRO. ENRIQUE RIVERA CORDERO Director de Comunicación y Enlace
Diseño y Contenidos: Alejandra Rodríguez, Rocío Sánchez, Luis Estrada y Mitzi Liliana Robles
Social Media: Néstor Torres, Miguel Ángel Gómez, Ricardo Muñoz Rangel, Guadalupe Corona y Gonzalo López
Prensa: Carel Yebra, Monserrat Andrade, Berenice Fonseca y Karina Jiménez
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Edición y Post: Camila Barreiro Téllez, Víctor Manuel García García y Francisco Tonatiuh Navarro Mozqueda
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Secretario General
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Secretaria Gestión y Desarrollo
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Secretaria Académica
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ÁLVARO OCTAVIO LARA HUERTA
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KATIA NILO FERNÁNDEZ
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MA. ADRIANA CAMARENA DE OBESO
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JAIME RUIZ LOBERA
Director del Teatro del Bicentenario Roberto Plasencia Saldaña