Programa de mano, OSUG, 1 - 1ra Temp, 2024

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PRIMERA TEMPORADA 2024

Arranque de temporada

Grace Echauri, directora invitada Rachid Bernal, piano

Marcha festiva, Op. 54*** (1879)

Antonín DVORAK (1841 - 1904)

Concierto Varsovia (1941)

Richard ADDINSELL (1904 - 1977)

Rapsodia en azul** (1924 / Rev. 1942)

George GERSHWIN Orquestación: F. Grofé

INTERMEDIO

Sinfonía no. 8 en sol mayor, Op. 88 (1889)

Antonín DVORAK* (1841 - 1904)

I. Allegro con brio

II. Adagio

III. Allegretto grazioso – Molto vivace

IV. Allegro ma non troppo

*120 aniversario de su fallecimiento **100 aniversario de su estreno (12/02/1924) ***Estreno en México Viernes 16 de Febrero ı 20:00 horas ı Teatro Principal ı Guanajuato PROGRAMA | Arranque de temporada OSUG 1 Concierto realizado con el apoyo de Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales @sistemacreacion @SistemaCreacion www.facebook.com/FONCAMX Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato 5’ 9’ 17’ 34’

ANTONIN DVOŘÁK (1841-1904)

Marcha festiva, Op. 54a

Francisco José (1830-1916) fue emperador de Austria entre 1848 y la fecha de su muerte, y rey de Hungría de 1867 a 1916. En el año 1879 formó una alianza estratégica con Alemania (que en esos tiempos equivalía a aliarse también con Prusia) y durante su mandato implementó una política exterior comprometida sobre todo con la paz, lo que no le impidió involucrarse en varios de los complejos conflictos geopolíticos de la Europa de aquella época. El 28 de junio de 1914, en la ciudad de Sarajevo, el extremista serbio Gavrilo Princip asesinó a balazos al archiduque Francisco Fernando de Austria y a su esposa Sofía. Si bien para esas fechas las tensiones al interior del imperio y los conflictos entre éste y sus vecinos habían alcanzado un punto máximo, los historiadores coinciden en que el magnicidio de Sarajevo fue la causa inmediata del inicio de la Primera Guerra Mundial. Fue el emperador Francisco José el encargado de comunicar a Serbia el ultimátum que tendría como consecuencia el comienzo de las hostilidades. Se dice que entre los numerosos mentores que tuvo Francisco José, ninguno fue tan influyente como el renombrado canciller Klemens von Metternich. La historia indica también que la otra gran influencia en la vida pública (y privada) del emperador fue su prima, la duquesa Elizabeth de Baviera, con la que se casó en abril de 1854. Después de una vida compleja y tomentosa, y de sufrir el suicidio de Rodolfo, su único hijo, en 1889, la emperatriz Elizabeth tuvo un final igualmente trágico al de Francisco Fernando: en 1898 fue asesinada en Ginebra, Suiza, por el anarquista italiano Luigi Luccheni. El emperador Francisco José la sobrevivió por dieciocho años, y murió en el mismo lugar en el que había nacido, el fastuoso Palacio de Schönbrunn en Viena.

Todo este breviario histórico-geopolítico-imperial viene a cuento porque las figuras de Francisco José y Elizabeth están estrechamente ligadas con la Marcha festiva Op. 54 de Antonin Dvořák. A partir del primer tercio de la década de 1870, la música de Dvořák comenzó a ser reconocida y apreciada en diversas latitudes del Imperio Austro Húngaro del que, como ciudadano checo (o bohemio, si usted prefiere mayor precisión), el compositor era súbdito. En los años subsecuentes, las obras de Dvořák comenzaron a ser publicadas, interpretadas y aplaudidas de manera creciente, no sólo por su evidente calidad intrínseca, sino también gracias al apoyo de importantes figuras como el compositor Johannes Brahms (1833-1897), el crítico Eduard Hanslick (1825-1904) y el violinista Joseph Joachim (1831-1907). Hacia el final de esa década, la fama y el prestigio de Dvořák ya estaban bien establecidos y, como ocurrió y ocurre todavía con tantos y tantos compositores, a él también le tocó escribir música de ocasión para complementar la pompa y circunstancia de los hechos relacionados con la dinastía reinante. He ahí, precisamente, el origen de la Marcha festiva Op. 54: Dvořák la compuso para la conmemoración de las bodas de plata del emperador Francisco José y la emperatriz Elizabeth.

Aunque inicia con una poderosa presencia de los metales, la Marcha festiva de Dvořák tiene poco de militar y mucho de cortesano. Tanto el estilo como la orquestación son inconfundibles en el contexto del resto de su música sinfónica, y es posible escuchar en la pieza algunos gestos sonoros que aparecen también en sus sinfonías y en sus extrovertidas Danzas eslavas. Poco antes de la exuberante coda, el compositor propone una inesperada y curiosa modulación armónica.

La Marcha festiva Op. 54 (cuyo título original en checo es Slavnostni pochod) fue redactada por Dvořák entre enero y febrero de 1879, y publicada en Praga ese mismo año. El estreno de la breve y brillante pieza ocurrió el 23 de abril de 1879 en Praga, con la Orquesta del Teatro Provisional dirigida por Adolf Cech.

Dato musicológico anexo: es bien sabido que las numeraciones del catálogo de obras de Dvořák han dado muchos dolores de cabeza a los estudiosos. En el catálogo del diccionario de Grove, hay varias entradas con el número de Op. 54, varias de las cuales corresponden a diversas versiones de una serie de valses, y en ese mismo catálogo se asigna el Op. 54 también a la Marcha festiva. En otros catálogos, esta obra recibe indistintamente el Op. 54 o el Op. 54a.

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RICHARD ADDINSELL (1904-1977)

Concierto Varsovia

Segunda Guerra Mundial. La Alemania nazi invade Polonia. En medio de la invasión, un aviador polaco, Stefan Radecki, se encuentra con una periodista estadunidense, Carole Peters. Después, peripecias varias, que incluyen una frustrada intentona de operación aérea suicida. Radecki escapa de Varsovia y se va a los Estados Unidos; se reencuentra con Carole y se casan. Resulta que, además de intrépido aviador, Stefan Radecki es un pianista virtuoso (extraña combinación), y decide volver a las aventuras aéreas. En su siguiente misión, Radecki estrella su avión contra una aeronave alemana. Sobrevive, pero con amnesia. Sigue un lento proceso de recuperación de la memoria. Entre los recuerdos más importantes que regresan a su nebulosa mente está el de haber escrito un concierto para piano. Y como buena parte de esta historia tiene lugar en, o está relacionada con la capital polaca, ese concierto del compositor/ aviador/pianista lleva un título: Concierto Varsovia

Esta es, a grandes rasgos y con muchas lagunas, la sinopsis de la trama de una película británica dirigida en 1941 por Brian Desmond Hurst, y que fue exhibida con dos títulos alternativos: Dangerous Moonlight y Suicide Squadron. El guión fue escrito por Terence Young, quien habría de hacerse famoso como director de tres entregas de la exitosa y duradera saga fílmica de James Bond. Los roles protagónicos del filme fueron interpretados por Anton Walbrook y Sally Gray. La música del filme, incluyendo el notorio Concierto Varsovia, fue escrita por el compositor inglés Richard Addinsell.

En algunos textos sobre esta película (hoy recordada más por esa obra para piano y orquesta que por sus valores fílmicos intrínsecos) se afirma que los productores intentaron reclutar a Sergei Rajmaninov (1873-1943) para componer la música, pero que el gran pianista y compositor ruso rechazó la oferta. En otras fuentes se afirma que el director quiso utilizar el Segundo concierto para piano de Rajmaninov en su película, pero la idea se frustró por problemas con los derechos de autor. Así, a Richard Addinsell le cayó en las manos el encargo de llenar unos zapatos musicales muy grandes; al menos, en algunas partes de su Concierto Varsovia (por mucho su obra más famosa) logró una decorosa aproximación al estilo de Rajmaninov, toda proporción guardada.

Entre los datos interesantes que se conocen sobre el Concierto Varsovia en el contexto de la película está el hecho de que si bien se supone que es un concierto tradicional en tres movimientos, Addinsell compuso únicamente uno, de modo que se trata de un concierto unitario y breve que, de hecho, dio origen a una interesante y curiosa tendencia en el quehacer de la música cinematográfica: la de componer breves piezas de estilo clásico para ser utilizadas en las películas como parte importante de la narración, piezas que fueron designadas como conciertos tabloides. Además, resulta que el breve Concierto Varsovia nunca se escucha completo en el filme, sino sólo fragmentariamente a lo largo de distintas secuencias.

En cuanto a Richard Addinsell, vale decir que estudió en Londres, Berlín y Viena, que escribió algunas partituras para el cine de Hollywood, que colaboró estrechamente con la cantautora y actriz británica Joyce Grenfell y que dedicó la mayor parte de su actividad creativa a la música para la radio, la escena y el cine. Como suele ocurrir con mucha frecuencia en el oficio de la música para cine, Addinsell compuso lo esencial del Concierto Varsovia, específicamente la parte de piano, y la orquestación estuvo mayoritariamente a cargo de Roy Douglas. Y como el lector/cinéfilo/melómano atento y conocedor bien puede suponer, el actor Anton Walbrook, quien interpretó al muy musical piloto Stefan Radecki, no era un pianista consumado, de modo que en la banda sonora de la película el Concierto Varsovia es interpretado por el pianista húngaro/británico Louis Kentner.

Y… ¿a qué suena este Concierto Varsovia? Addinsell supo incorporar en esta obra suya una buena cantidad de elementos del romanticismo tardío (mas no extremo) y sí, la referencia principal es Rajmaninov. Una audición atenta de la pieza (que, por cierto, es atractiva y agradable) permitirá al buen aficionado y al conocedor detectar algunas otras influencias, entre las cuales es posible mencionar las de Franz Liszt (1811-1886) y Edvard Grieg (1843-1907). Para aquellos melómanos que gustan del Concierto Varsovia de Richard Addinsell, he aquí un dato interesante: existe una transcripción de la pieza para piano solo, realizada por Henry Geehl, cuya audición tiene su propio atractivo.

Juan Arturo Brennan s

GEORGE GERSHWIN (1898-1937)

Rapsodia en azul

La palabra rapsodia es uno de los términos que más abusos han sufrido al paso del tiempo, a manos de los cursis incorregibles, los poetas de tercera y las tías solteronas que tienen el alma en un hilo con cada subsecuente capítulo de una telenovela. Pregunte usted por ahí qué es una rapsodia y probablemente reciba una respuesta como alguna de éstas: “Es una poesía espiritual. Es una melodía etérea e infinita. Es una expresión del alma.” Lo curioso es que ninguna de las rapsodias musicales famosas parece concordar con estas románticas percepciones. El señor Larousse, que mucho sabe de palabras y sus definiciones, indica en su indispensable diccionario que una rapsodia era, originalmente, un trozo de los poemas de Homero, que eran cantados por los rapsodas. Esto invita de inmediato a investigar quiénes eran los rapsodas. Eran, ni más ni menos, los recitadores profesionales de poemas, que iban de pueblo en pueblo recitando, principalmente, a Homero. En alguna otra fuente de referencia es posible encontrar otras aproximaciones a la definición de la rapsodia; entre ellas, la que dice que una rapsodia es un centón, una obra literaria hecha con diversos materiales ajenos. Esto lleva, finalmente, a la definición de la rapsodia como forma musical: composición constituida por fragmentos de otras varias. ¿Un popurrí, quizá? Puede ser, si uno se atiene a lo que dice Felipe Pedrell en su Diccionario Técnico de la Música:

Rapsodia. Dícese de los versos malos y de la mala prosa. Pieza de música compuesta de reminiscencias de melodías tradicionales de una nación. Es de forma libre. Liszt fue el creador de este género de composiciones. Sus rapsodias húngaras son la voz de un pueblo, su alma.

Leyendo esto, se puede pensar que las tías solteronas, después de todo, tienen algo de razón respecto a esto de las rapsodias. Un diccionario musical más reciente que el arriba citado indica que una rapsodia es más bien un título que una forma musical por sí misma. Por lo general, suele ser una composición de un solo movimiento que se refiere, de manera implícita o explícita, a alguna clase de “inspiración romántica”. Las rapsodias suelen componerse sobre temas existentes, como en el caso famoso de la rapsodia que Sergei Rajmaninov (1873-1943) compuso sobre el Capricho No. 24 para violín solo de Niccolò Paganini (1782-1840). Con cierta frecuencia, los temas originales empleados en las rapsodias suelen tener alguna relación con la música popular. Por otro lado, existen también las rapsodias en las que la música es más pura, y en las que no hay tal referencia a lo popular o a melodías previamente existentes.

Así pues, rapsodias van y rapsodias vienen, y llegamos al hecho de que en los primeros días del año de 1924 George Gershwin se dedicaba a la composición de su famosa Rapsodia en azul para piano y orquesta, obra que iba a ser incluida en un concierto de la orquesta de Paul Whiteman. La creación de esta partitura va acompañada de una anécdota musical realmente interesante. Tiempo después del estreno de la obra, Gershwin afirmó que la estructura de la Rapsodia en azul le había venido a la mente durante un viaje en tren a Boston. Los ritmos y los sonidos del ferrocarril pusieron a trabajar la imaginación de Gershwin, quien, en sus propias palabras, al llegar a Boston tenía ya la partitura completa en la cabeza. La verdad es que tenía la parte del piano y la idea general del acompañamiento. La carga de trabajo que Gershwin tenía por aquellas fechas le impidió orquestar el acompañamiento de su Rapsodia en azul, y la orquestación fue realizada finalmente por Ferde Grofé (1892-1972), compositor y arreglista de sólida reputación en su tiempo. De hecho, Grofé realizó varias orquestaciones de la obra, incluyendo una en 1942 que ha permanecido como la versión standard en las salas de concierto.

A estas alturas de la historia musical ya no es noticia afirmar que la Rapsodia en azul es sin duda la obra más importante en lo que se refiere a la fusión del jazz con la música de concierto. Este hecho invita a considerar un pequeño problema semántico. Para aquellos que se preguntan por qué la Rapsodia de Gershwin es de color azul, bien vale la pena apuntar que el título se entiende mejor en su versión original en inglés, Rhapsody in blue, en donde el término blue (que puede ser azul o triste, según el contexto) se refiere a un tipo de canción lenta y melancólica de los negros de los Estados Unidos, que se popularizó al inicio del siglo XX y que es uno de los componentes fundamentales del jazz, el blues. Por otra parte, se conoce como blue note (nota azul, o nota triste para ser más exactos) a una nota de la escala musical (la tercera y la séptima, por lo general) a la que se aplica un bemol, o sea un descenso de un semitono, para producir el fundamento del lenguaje armónico propio del jazz. Es decir, no queda duda de que el jazz estuvo siempre en la mente de Gershwin al componer su Rapsodia en azul, o para decirlo con más propiedad, la Rapsodia en blue. La obra fue estrenada el 12 de febrero de 1924, con Gershwin al piano y Paul Whiteman al frente de su orquesta, una orquesta que en realidad

era una banda de alientos. Gershwin no había terminado de escribir del todo la parte del piano, así que improvisó buena parte de la obra en la noche del estreno, acercándose de ese modo aún más al espíritu del auténtico jazz, en el que la improvisación juega un papel de gran importancia. Más tarde, Gershwin terminó de poner en papel pautado el resto de esta música que le dio fama imperecedera y que, según dicen, es la mejor descripción musical que se ha hecho de la ciudad de Nueva York. Para más señas: tanto el público como la crítica coinciden en que el mejor segmento de la película de dibujos animados Fantasía 2000 (realizada por ocho directores) es precisamente el que, con el fondo de la Rapsodia en azul de Gershwin y las imágenes inspiradas en el genial cartonista Al Hirschfeld, narra una serie de historias inconfundiblemente neoyorquinas.

Hoy en día suele interpretarse la Rapsodia en azul de Gershwin en la versión para orquesta sinfónica realizada por Ferde Grofé; es rara la ocasión en que la obra se toca en su versión original para piano y banda de alientos, tal y como la estrenaron Gershwin y Whiteman en 1924.

Finalmente, para aquellos que ven (correctamente) un elemento subversivo en el jazz, al margen de Gershwin, se ofrece esta cita que refleja el sentir visceral de los hacedores del jazz de todos los tiempos y todos los estilos; la cita es del escritor Norman Mailer y afirma, simplemente, “el jazz es un orgasmo.”

ANTONIN DVOŘÁK (1841-1904)

Sinfonía No. 8 en sol mayor, Op. 88

Allegro con brio

Adagio

Allegretto grazioso

Allegro ma non troppo

En el mundo de la música de concierto, como en el de las demás artes, una buena parte de las anécdotas, historias y chismes giran alrededor de la competencia (leal o desleal) entre compositores e intérpretes por ganar el favor del público, de la crítica, de otros artistas y, en general, por proteger los privilegios propios a cualquier costo. Es por ello que no deja de ser interesante, y en ocasiones muy conmovedor además de instructivo, conocer a compositores que, lejos de poner obstáculos en el camino de sus colegas, se dedicaron a apoyarlos y promoverlos incondicionalmente. Tal es el caso, por ejemplo, de la noble actitud asumida por Johannes Brahms (1833-1897) en favor de la música de Antonin Dvořák.

Allá por el año 1877 Brahms tenía un puesto en el Ministerio de Educación de Austria, a través del cual asesoraba a los funcionarios encargados de otorgar becas a jóvenes compositores que mostraran talento y habilidad. Desde ese puesto, Brahms tenía la capacidad de hacer y deshacer carreras a su antojo y, teniendo ese poder, asumió una actitud honesta y generosa ante la música de Dvořák. Hay que recordar que en aquellos tiempos Berlín y Viena veían y oían con cierta desconfianza todo aquello que sonara bohemio, húngaro, gitano o eslavo y, sin embargo, Brahms no dudó en reconocer los méritos de la música de Dvořák, claramente definida por sus raíces bohemias. En una carta escrita en 1877 a su editor Fritz Simrock, en Berlín, Brahms afirmaba esto:

Dvořák ha escrito toda clase de cosas: óperas, sinfonías, cuartetos, piezas para piano. Es ciertamente un individuo muy talentoso y, además, pobre. Le suplico que tenga esto presente.

En otra carta, fechada un año después, en 1878, Brahms le decía esto a Simrock:

Dvořák tiene lo que es más esencial para un músico, y ello se encuentra en las piezas suyas que he oído. En una palabra, no me place sino recomendar a Dvořák de manera general. Además, ustedes tienen sus propios oídos y gran experiencia en los negocios, cosa que también es muy necesaria.

El caso es que las recomendaciones de Brahms surtieron efecto y muy pronto Fritz Simrock se convirtió en el editor de la música de Dvořák, teniendo a partir de 1879 el derecho de prioridad sobre todas las obras nuevas del compositor. En 1885 Simrock pagó seis mil marcos por los derechos sobre la Séptima sinfonía de Dvořák,

Juan Arturo Brennan s

obra que había encontrado una buena recepción de público y crítica. Sin embargo, cuando Dvořák le ofreció el manuscrito de su Octava sinfonía, escrita en 1889, Simrock ofreció por ella solamente mil marcos. Artista de corazón, pero hombre práctico al fin y al cabo, Dvořák no tuvo otro remedio que acudir a otra casa editora. Remitió entonces su manuscrito a la casa Novello de Londres, firma que finalmente publicó la Octava sinfonía en el año de 1892. Por esta razón, y sólo por ésta, la sinfonía fue conocida durante un tiempo como la Sinfonía inglesa, título totalmente irrelevante y que fue descartado muy pronto.

El primer movimiento de la sinfonía deriva su materia sonora principal de una melodía presentada por la flauta en el registro agudo, y que semeja la llamada de un ave. El Adagio es uno de los fragmentos más contemplativos escritos por Dvořák, y en medio de la solemnidad que es su marca característica, se escucha nuevamente el llamado de la naturaleza, esta vez a cargo de la flauta y el oboe. En el tercer movimiento, algunos analistas han descubierto la sombra de una dumka, forma musical tradicional de Bohemia, de origen ruso, y que Dvořák abordó varias veces en su producción musical. El cuarto movimiento es uno de los más brillantes de todo el catálogo sinfónico de Dvořák. Se inicia con una brillante fanfarria de las trompetas, un tema que es desarrollado a lo largo del movimiento y que regresa al final de la obra, declamado por toda la orquesta, para concluir con una majestuosa y enérgica coda.

El estreno de la Octava sinfonía de Dvořák se realizó en Praga el 2 de febrero de 1890 bajo la dirección del compositor, quien repitió en el podio cuando la obra se estrenó en Londres con la Sociedad Filarmónica, el 24 de abril de ese mismo año. Dvořák inscribió la partitura con una dedicatoria especial:

En agradecimiento a la Academia Bohemia Franz Joseph de Ciencia, Literatura y Arte.

Lo que Dvořák agradecía en esa dedicatoria era su ingreso a la Academia, que habría de realizarse en abril de 1890. Un año después, en 1891, la Octava sinfonía de Dvořák fue interpretada en Viena bajo la batuta del gran director Hans Richter. Después del exitoso concierto, Richter se fue a cenar con Brahms, y el compositor alemán brindó gustosamente con Richter por el éxito de su protegido.

Juan Arturo Brennan s

GRACE ECHAURI

Echauri combina su tiempo entre presentarse como mezzosoprano solista y dirigir orquestas y coros. Comenzó sus estudios musicales en órgano y piano a los 5 años de edad en su natal Guadalajara, encontrándose con una carrera operística que la llevaría a presentarse en todo México y eventualmente en escenarios internaciona-

les. Debutó profesionalmente como solista de ópera a los 19 años y tuvo su primer acercamiento a la dirección en la adolescencia bajo la mentoría del Maestro Francisco Orozco, posteriormente ha participado en cursos y asesorías con maestros como Antonio Abreu, Eduardo García y Enrique Barrios. Durante su extensa carrera como solista, Echauri continuó sus estudios en Nueva York con Susan Young, repertorio con Denisse Massé (Juilliard School of Music) y dirección con la Dra. Diana Batipaglia (Lehman College, New York). En 1996 le fue otorgada la Medalla Mozart de la Embajada de Austria en México por su trayectoria artística y, en 1999 fue ganadora del XXX Concurso Internacional de Canto Vincenzo Bellini en Italia. Echauri tiene un gran compromiso con la música de nuestros tiempos y eso la ha llevado a recibir obras con dedicatoria y trabajar de cerca con compositoras y compositores internacionales: Somtow Sucharitkul, Gina Enríquez, Leonardo Coral, José María Vitier, Miguel Arturo Valenzuela y Robert Rodríguez por mencionar algunos. Muy especialmente, con Federico Ibarra, donde dentro de las grabaciones de Echauri destacan los estrenos mundiales de las óperas de Ibarra: Madre Juana y Antonieta, así como el oratorio dramático Brindis por un Milenio, los dos últimos títulos dedicados a Echauri. La grabación que realizó de la ópera Idelgonda de Melesio Morales recibió el Premio Michel Garcin Orpheé d’or 96 en Francia como la mejor producción discográfica del año y realizó la primera grabación mexicana de la 8ª Sinfonía de Mahler con la Orquesta Sinfónica de Xalapa. Se ha presentado en producciones de la Compañía Nacional de Ópera de México, así como con diversas compañías de ópera en Estados Unidos, Singapur, Inglaterra, Colombia y Tailandia. Como solista, Echauri ha compartido escenario con Plácido Domingo, María Katzarava, Rolando Villazón, Ramón Vargas y Sofia Loren; ha estado bajo la batuta de Anton Coppola, Enrique Patrón de Rueda, Marco Armiliato, Eduardo Díazmuñoz, Somtow Sucharitkul, Enrique Bátiz y Jorma Paula; entre otros. La gran carrera como solista y operística de Echauri, en adición a su trabajo orquestal como organista, le brindan una perspectiva única en el pódium como directora. Echauri ha dirigido las óperas L’isola disabitada (Haydn), Carmen (Bizet), y Acis y Galatea (Händel). Como directora huésped ha estado al frente de las Orquestas Sinfónica de Xalapa;; Filarmónica de la Ciudad de México; Filarmónica de Jalisco, Sinfónica del Estado de México, Sinfónica de San Luis Potosí, Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Sinfónica de Michoacán; de Cámara de Bellas Artes, de Cámara de Zapopan, de Cámara Higinio Ruvalcaba (UdG) y, de Cámara de la Ciudad de México, entre otras. Recientemente hizo su debut dirigiendo en Europa dentro del Festival Internacional de Piano Guadalquivir al frente de la Camerata Filarmónica Latinoamericana, dentro de dicho Festival realizó una grabación para la TV Española y el concierto de clausura. Echauri ha formado parte del Grupo Solistas Ensamble de Bellas Artes por más de 30 años. También es catedrática en la Facultad de Música (FaM) de la UNAM, donde además dirige el Taller de Ópera de la misma. Echauri se ha enfocado en difundir las obras de mujeres compositoras, como Gina Enríquez, Andrea Chamizo, Vázquez Kuntze, Marianna Martínez, Amy Beach, y recientemente estrenó en México la Sinfonía No.4 de Florence Price.

RACHID BERNAL BIOGRAFÍA

Nació en el año de 1995 en la Ciudad de México. Su formación pianística ha contado con la tutoría de los maestros Joaquín Achúcarro en Southern Methodist University en Texas, Estados Unidos; Manuel Pérez y Camelia Goila en Centro Cultural Ollin Yoliztli en México. Desde su debut como solista a los 16 años con la Filarmónica de Querétaro se ha presentado en recitales y como solista con orquestas en México, Canadá, Estados Unidos, Guatemala, España y Austria, principalmente en el “Young Artist World Piano Festival” en Minnesota, Smith Memorial Hall del Krannert Center for the Performing Arts en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, Mountain View Performance Hall en Dallas (Texas), Corpus Christi Performing Arts Center, Festival Internacional “Bravissimo” en Guatemala, Festival Internacional de Piano “En Blanco y Negro” y como solista con la Irving Symphony Orchestra en Texas como también solista de las principales orquestas en México como: Filarmónica de la Ciudad de México, Orquesta de Cámara de Bellas Artes, Sinfónica Nacional de México, Sinfónicas de Xalapa, Querétaro, Aguascalientes, Zacatecas, Hidalgo, del Instituto Politécnico Nacional y Juvenil Eduardo Mata de la UNAM. Rachid Bernal ha recibido diversos premios y distinciones nacionales como internacionales: fue ganador del Piano Concerto Competition en el “Young Artist World Piano Festival” en la Ciudad de Minnesota, por lo cual obtuvo un contrato para tocar como solista con orquesta; Segundo lugar de la IX Bienal Internacional de Piano “Música Clásica Formal” en la Ciudad de Mexicali, Baja California; el “Special Award” del 68º Concurso Internacional de Piano “Wideman” en Shreveport, Louisiana; y ganador del Primer lugar del IX Concurso Nacional de Piano “Angélica Morales-Yamaha”, del cual obtuvo el Tercer lugar en su edición previa. Desde 2019 es integrante de “Joaquín Achúcarro Foundation” quien apoya la carrera de los pianistas que se presentan en honor al legado el aclamado pianista español.

ORQUESTA SINFÓNICA

DE LA UNIVERSIDAD DE GUANAJUATO

Violines Primeros

Dmitry Kiselev - Concertino

Héctor Hernández Pérez – Asistente de concertino

Maksim Smakkev

Jorge Luis Torres Martinez

Luis Enrique Palomino

Katherine Giovanna Ramírez

Urpi Dainzú Holguin González

Yessica Melgar

David Jesús Viña

Pedro Zayas Alemán

Alexander Applegate

Violines Segundos

Sergio Andrés González * (-)

Moab Alberto González López ** (-)

Andrés Ildefonso Gallegos Rodríguez

Fidel Berrones Goo

Elizabeth Martínez Ramírez

María Camila Florez Acosta

Violas

Lydia Bunn * (-)

Oscar Pinedo Nava **(-)

Augusto Antonio Mirón Pleitez

Betsabé Jiménez Valencia

Carlos Reyes Hernández

Anayantzi Oropeza Silva

Violonchelos

Michael Severens *

Bruno Mente ** (-)

Luis Gerardo Barajas Bermejo

Fernando Melchor Ascencio

Fortunato Rojas Francisco

Omar Barrientos

Andrés López Bermúdez

Cintia Presa Rodríguez *** (-)

Contrabajos

Russell Brown *

Óscar Argumedo González *

Jorge Preza Garduño

Rodrigo Mata Álvarez

Pedro Álvarez Vigil

Guillermo Caminos López

Andrés Peredo Plascencia

Flautas

Cuauhtémoc Trejo *

Víctor Frausto Zamora **

Oboes

Marie Park *

Héctor Fernández **

Jorge Arturo García Villegas

Clarinetes

Hugo Manzanilla *

Heather Millette ** - Clarinete Piccolo

Fagotes

Katherine Snelling *

Ariel Rodríguez Samaniego

Cornos

Claire Hellweg *

Darío Bojórquez **

Michelle Pettit

Apolinar Alavez Salas

Trompetas

Macedonio Pérez Matías *

Juan Cruz Torres Díaz **

José Cayetano Hernández Díaz

Trombones

Louis Olenick *

Gil Martínez Herrera

Trombón bajo

John Swadley

Tuba

Salvador Pérez Galaviz *

Timbales

Óscar Samuel Esqueda Velázquez *

Percusiones

Alan Sánchez Sánchez

Ulises Hernández

Katheryne Cruz Martínez*** (-)

Alan Montoya Calderón *** (-)

Piano

Iván Hugo Figueroa **

Arpa

*Principal **Co-principal ***Invitado

(-) Temporal

Músicos invitados

David Pérez Patlan- Violín 1º ***

Cesar Ulises Gómez García– Violín 2º ***

Diego Velazco Yount - Violín 2º ***

Christian Barajas Hernández – Violín 2º ***

Yurii Kablotskyi - Violín 2° ***

Juan Manuel Jiménez Perez - Violín 2° ***

Miriam Ramírez Rodríguez - Violín 2° ***

David Gutiérrez Escalante – Viola ***

Cecilia Ahtziri Melgar Azanza – Violas

Amalinalli López Pichardo - Arpa ***

Clarisa Amas Hernández – Clarinete ***

Yulissa Alondra Contreras ZermeñoCorno ***

Mariana Martínez Robles – Clarinete***

Programa de Mano Notas al programa

Juan Antonio Brennan

Corrección de Notas:

Programa Editorial Universitario

Jonathan Mirrus

Fabiola Correa

Dirección de Comunicación y Enlace, Diseño y Difusión

Transmisión /SIRTH / Radio UG

Personal Administrativo OSUG

Alejandro Guzmán Rojas Gerente

Carolina de la Luz Pérez Cortés Coordinadora de Personal

Lilian Bello Suazo Coordinadora de Producción

Juan Carlos Urdapilleta Muñoz Coordinador de Biblioteca

Atziri Joaquín Ramos Coordinadora de Relaciones Públicas

Zugehy Alejandra Soto Vázquez Enlace Administrativo

Patricia Guillen Cabrera Apoyo Administrativo

Delia Vázquez Ramírez Apoyo Administrativo

Cuauhtémoc Vega Auxiliar Técnico

Gustavo Emilio Espinosa Rodríguez Auxiliar Técnico

Manuel Gutiérrez Auxiliar Técnico

DRA. CLAUDIA SUSANA GÓMEZ LÓPEZ

Rectora General

DR. SALVADOR HERNÁNDEZ CASTRO

Secretario General

DRA. GRACIELA MA. DE LA LUZ RUÍZ AGUILAR

Secretaria Gestión y Desarrollo

DR. JOSÉ ELEAZAR BARBOZA CORONA

Secretario Académico

DIRECTORIO DE EXTENSIÓN CULTURAL

DR. JOSÉ OSVALDO CHÁVEZ RODRÍGUEZ

Director de Extensión Cultural

LIC. PABLO ALFREDO DAMIÁN MEDINA

Secretario Particular

MTRA. GISELA GUADALUPE VILLEGAS BOLAÑOS

Coordinadora de Fomento Cultural

MTRA. VALERIA RANGEL ROMERO Coordinadora de Proyectos Culturales

MTRA. CHRIS CELESTE CUELLO VARGAS

Coordinadora de Talento Artístico, Planeación de arte y cultura

MTRA. KARINA JUSSIEL ESPINOS GÓMEZ Coordinadora de Seguimiento Programático y Enlace Transversal

LIC. LUIS ÁNGEL ARCOS SIERRA Coordinador de Museos y Galerías

MIGUEL ÁNGEL MATA CASTRO Coordinador de Programación y Difusión

MTRA. INDRA SAMANTHA MIGUEL ROLDÁN Coordinadora Administrativa

Dirección de Extensión
Cultural
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