La Ética para una Gestión Pública de Excelencia

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CDPE+: DIC 2021 La Ética para una Gestión Pública de Excelencia

La Ética para una Gestión Pública de Excelencia Por: Eduardo García Orta | Educador Senior | CDPE

Introducción ¿Por qué es importante el tema para el lector? Las entidades gubernamentales, pueden identificarse como organizaciones que se caracterizan por brindar servicios que atiendan y cubren las necesidades de los ciudadanos. Por lo tanto, es en el grado de atención que se brinda a los múltiples procesos que viabilizan los servicios en donde se mide de forma cotidiana la eficiencia y eficacia de la gestión pública. La búsqueda de la excelencia en la gestión pública conlleva que los servidores públicos adquieran habilidades y exhiban actitudes cónsonas con los valores, con la intención de reconocer las relaciones entre los diferentes factores situacionales, que le lleven a tomar decisiones en beneficio del colectivo social. Por otro lado, es imposible pensar en una sociedad moderna que no tenga un sistema que pretenda administrar los recursos del estado. Lo que implica la inclusión de un código de ética que los miembros de la organización deben cumplir. Desafortunadamente nuestras instituciones públicas han sido afectadas en su imagen, en gran medida por la conducta inapropiada de unos pocos servidores públicos, como lo demuestran las diferentes Radiografías de la Corrupción, publicadas por la Oficina de Ética Gubernamental. La última publicación sobre la Radiografía de la Corrupción, publicada recientemente, señala lo siguiente: “la violación más generalizada e impactante a la normativa ética ésta directamente relacionada a la manera en que un servidor público utiliza sus funciones y deberes.”1

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Este ensayo desea fomentar en los servidores públicos las prácticas saludables en la gestión pública y la búsqueda de la excelencia. Lo que conlleva el reconocimiento de la responsabilidad individual demostrada en las acciones, que aseguren beneficio, tanto para con la calidad de vida en los entornos laborales, como en el servicio que se ofrece a los ciudadanos. Además, la producción de este escrito responde a la necesidad de estimular en el servicio público alternativas de carácter preventivo que lleven a la reflexión y análisis sobre nuestros entornos laborales. Del mismo modo, la intensión es desarrollar en el servidor público la capacidad y la motivación para que pueda lograr superación profesional. Por consiguiente, atenderemos la pregunta de cómo se logra promover la ética a través de los valores, resaltaremos la necesidad de la rendición de cuentas y la acción del Desarrollo como instrumento para poder construir la cultura ética.

¿De qué trata la gestión pública? La Gestión Pública se trata de las acciones dirigidas a administrar de forma eficiente los recursos del estado, con el propósito de ofrecer atención a las situaciones de los ciudadanos (Sánchez, 2020). Por otro lado, en el módulo educativo número 13, titulado Integridad y Ética (2019), de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), se desprende que la gestión pública se enfoca en la promoción de los intereses públicos1. Es decir, los resultados de los servicios ofrecidos por las instituciones públicas tienen la finalidad de buscar un beneficio social, garantizando cubrir la necesidad de los ciudadanos. A partir de las definiciones que se presentan se intuye que las instituciones públicas poseen un propósito sumamente importante que se destaca en el compromiso con la sociedad. Además, al comparar el cometido de los servicios de carácter privado con la gestión propiamente pública podríamos identificar una serie de características que ponen en evidencia precisamente su importancia. Primeramente, las organizaciones privadas tienen como objetivo, en la mayoría de los casos, obtener ganancias a través de sus servicios, a diferencia de las instituciones gubernamentales quienes construyen sus objetivos con la finalidad primaria

de hacerse responsables de las preocupaciones sociales. Lo que mueve a los gestores gubernamentales a elaborar y aplicar políticas públicas que les ofrezca solución a dichas preocupaciones.

Citando al antes mencionado, Modelo Educativo número 13, titulado Integridad y Ética (2019), “El punto de inicio para el diseño de un sistema de gestión de la integridad pública es una misión: servir a la comunidad.”2 Es en la misión y visión de las entidades gubernamentales en donde se orienta este enfoque. La interpretación de esta cita implica una responsabilidad y compromiso hacia la

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Publicación de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Integridad y Ética, Módulo Educativo número 13, (2019).

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Publicación de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Integridad y Ética, Módulo Educativo número 13, (2019).

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sociedad de parte de quienes componen las entidades gubernamentales. Como segunda característica podemos destacar la administración de los recursos. La Administración Pública posee una responsabilidad delegada por los ciudadanos en el manejo de los recursos, lo que lleva a los funcionarios públicos a recurrir a modelos de administración pública cónsonos con las políticas de integridad. Esto se refiere a que la gestión pública se rige por un ordenamiento jurídico que busca asegurar que los miembros de las organizaciones públicas cumplan con los estándares apropiados, asegurando un manejo adecuado de los recursos disponibles. Además, la gestión pública apropiada considera imprescindible la capacidad de los profesionales administrativos con el fin de desarrollar y contribuir al logro de los objetivos; a través de la organización y distribución de los recursos de la entidad.

Se debe resaltar que los medios con los que la administración pública implementa sus procesos administrativos organizan sus recursos y formula sus políticas, contienen un carácter especial. Es entonces pertinente demostrar la necesidad de la práctica de la ética profesional de quienes componen el servicio público.

La Ética Profesional Un concepto que se siempre se debe considerar como ingrediente fundamental para el logro de una

gestión pública que pretenda ser de excelencia es, sin duda la ética profesional. De acuerdo con la académica, Dolores I. Ramón, la ética profesional se define como “la ciencia del deber, que ejercita los valores, principios, reglas morales, convicciones, y regula las actividades propias de la profesión.” (Ramón,2015). Por consiguiente, se puede determinar que las profesiones poseen un carácter normativo que establece un cumplimiento de las normas, códigos y reglamentaciones por parte de quienes deciden ejercer una profesión determinada. Basado en esta definición, podemos razonar que la ética profesional no se limita solo al cumplimiento de las normas y reglamentaciones, sino que se extiende a un código moral. La práctica de los principios de convivencia humana, la capacidad que tenga el profesional para atender las situaciones con empatía, la valorización del respeto y la vocación, entre muchas más, son ejemplos del código moral que determina la ética profesional más allá del cumplimiento de las leyes y reglamentos que se deben cumplir. Esto no significa que no debemos olvidar el cumplimiento de las leyes, el carácter legal es sin duda importante. Sin embargo, el cumplimiento de un código moral nos facilitará sin duda un entendimiento mejor de nuestro entorno y la responsabilidad que le impone su conciencia. Se puede afirmar que todas las profesiones poseen una ética profesional, y el servicio público no es la excepción. Primeramente, el carácter normativo del servicio público se establece en las leyes que regulan quienes componen nuestras agencias gubernamentales. La Ley Orgánica de la Oficina de Ética Gubernamental, incluye un Código de Normas de Carácter General que regulan el comportamiento de los servidores públicos3. La intención de este código es promover un comportamiento adecuado que asegure un funcionamiento óptimo para nuestras entidades.

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Ley Orgánica de la Oficina de Ética Gubernamental. Exposición de motivos.

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Sin embargo, como ya advertimos, la ética profesional del servicio público, al igual que en cualquier profesión, no se limita a ese cumplimento, sino que se extiende a los principios y valores que deben ser demostrados. La profesora Ramón menciona que “La ética profesional en ciencias empresariales va íntimamente ligada al sentido del deber que tiene esta profesión”.4 ; por lo que la intención es precisamente fomentar un beneficio para quienes reciben el servicio. De otra parte, es importante subrayar que la ética profesional del servicio público exige la práctica de la integridad, el decoro, la productividad y el sentido de pertenencia; entre muchos otros aspectos fundamentales para cumplir el propósito de buena calidad en la gestión pública. La expectativa que tienen los ciudadanos para con la calidad de los servicios es un aspecto que se debe tener en cuenta al momento de ejercer las funciones y deberes. Por ello se hace necesario orientar de forma persistente las conductas que se esperan de quienes componen las organizaciones. Entonces, podemos hacer notar que la finalidad primaria de la ética profesional es precisamente asegurar un buen servicio, pero sobre todo pretende construir una cultura que valore la moralidad en el ejercicio del cumplimiento de los deberes. Esto sugiere que los servidores podrán mostrar a través de sus acciones la imagen positiva que debe representar un servicio público de excelencia.

¿Cómo se promueve la ética en la Gestión Pública? Como ya discutimos en la sección anterior sobre el concepto de Ética Profesional, la gestión pública de excelencia se logra a través del reconocimiento de un código moral. Por consiguiente, la práctica de los principios del ser humano debe ser incorporado a la cultura organizacional de los entornos

laborales, principalmente a las instituciones gubernamentales, con el fin de asegurar el objetivo institucional de bienestar. El poder identificar principios adecuados requiere un análisis a conciencia de parte de quienes componen el servicio público, con la única intención de ser promoventes de la ética. En el plano administrativo los principios se deben establecer formalmente, principalmente en la planificación y en la dirección. Los códigos éticos deben ser accesibles y comunicados correctamente ante todos los públicos de una empresa5.

Por lo tanto, ¿cuáles son los principios de mayor relevancia en los entornos laborales de la gestión pública específicamente? ¿Cuáles deben ser practicados y modelados con mayor premura? Las respuestas a estas preguntas dependen de cada entorno, de las experiencias de los integrantes de las instituciones, de la cultura organizacional y de otros muchos factores asociados a las dinámicas administrativas en la organización. Sin embargo, a través de la experiencia del servicio público actual podemos deducir que la gestión pública está dotada, en nuestras instituciones, de una identidad propia. Esto nos permite identificar los valores de mayor relevancia para el logro de una gestión pública de excelencia.

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Ramón I. Dolores; Ética Profesional en las Ciencias Empresariales. (2015)

GOMEZ NIETO, Begoña, MARTINEZ DOMINGUEZ, Rocío. Los valores éticos en la responsabilidad social corporativa. anagramas rumbos sentidos común. [online]. 2016, vol.14.

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componen el servicio público a nivel individual y la creación de una cultura ética a nivel colectivo. 2) Vocación y compromiso- Una definición adecuada del concepto de vocación, nos la ofrece el propio diccionario de la Real Lengua Española (RAE) quien la define como “la inclinación a una profesión u oficio basada en la satisfacción personal8”. En un sentido práctico, una gestión pública que pretenda eficiencia en el rendimiento colectivo necesita de profesionales que tengan un sentido de motivación creada precisamente por la satisfacción del resultado de su trabajo. Por otro lado, el compromiso que se tiene con las tareas asociadas al bienestar social hace que se aliente una buena calidad de trabajo. Una cultura de vocación y compromiso se identifica cuando se reconoce la necesidad de desarrollo entre los miembros de los grupos de trabajo, se promueve el liderazgo y se fomenta una actitud positiva en el entorno laboral.

Podríamos decir que los siguientes valores a continuación son aquellos que se interpretan de alguna forma como trascendentales en la práctica: 1) Integridad- La UNODC, en su módulo Educativo número 13, titulado Integridad y Ética (2019), define Integridad en el sector público -o integridad pública- como “el uso de poderes y recursos de forma efectiva, honesta y para fines públicos.” Del mismo modo menciona que “[l]a integridad es esencial para promover el bien público y garantizar la legitimidad de las organizaciones públicas”6. También argumenta sobre la importancia de su inclusión como parte de la cultura ética que debe representar la gestión pública, ya que lo identifica como la antítesis de la corrupción7.

3) TransparenciaEl espacio virtual espaciosabiertos.org define la transparencia como “una forma de sana administración pública cuyos elementos principales son: la publicación proactiva, oportuna y accesible de información, participación ciudadana y 9 rendición de cuentas” . Basado en esta definición, podemos aseverar que una cultura de trasparencia se identifica cuando se reconoce el acceso a la información pertinente de la gestión pública a los ciudadanos y se promueve la participación directa en los asuntos medulares como método de resolver problemáticas sociales y de interés colectivo. Se trata del reconocimiento del derecho del ciudadano de conocer cómo se adjudican los recursos del estado en función del beneficio colectivo. Es por ello imprescindible considerar el concepto de la rendición de cuentas como un

Por lo que se puede deducir que la práctica de la integridad es un componente clave para lograr una gestión pública de excelencia. Una cultura de integridad se identifica cuando los servidores públicos o funcionarios no toleran la corrupción en ninguno de sus modalidades, al igual que consideran los reglamentos y leyes al momento de ejercer sus responsabilidades. Por consiguiente, cumplen con el principio de mérito, actúan con objetividad y, sobre todo, aplican sus estándares de valores. Lo que implica una relación directa del comportamiento esperado por parte de quienes 6

Publicación de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Integridad y Ética, Módulo Educativo número 13, (2019). 7 ibid

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Diccionario de la Real Lengua Española © 2005 Espasa-Calpe espaciosabiertos.org. (citado de TransparenciaInternaciolal.org). (2020) 9

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principio básico de la transparencia y como un método para adjudicar responsabilidad.

La Necesidad Imperante de la Rendición de Cuentas Para poder demostrar la importancia de la rendición de cuentas en la construcción de una gestión pública de excelencia, se debe poseer una idea clara de lo que significa el concepto.

Como señala el José Antonio Crespo en su serie Fundamentos Políticos de la Rendición de Cuentas10, este concepto se trata de un principio en donde se responsabiliza directamente de las acciones públicas a quienes poseen el control de las decisiones en las instituciones gubernamentales. Lo importante de esta premisa es que, al momento de ejercer sus funciones, el servidor público tenga en cuenta la responsabilidad inherente de su puesto y cuide sus ejecutorias. La intención es entonces provocar un resultado de bienestar colectivo. 10

Crespo, J. A. (s.f.). Fundamentos políticos de la rendición de cuentas. 2018.

Esto implica, que el ejercicio de las funciones públicas está relacionado directamente con la conciencia del servidor público sobre la necesidad de transparencia en todo momento. Del mismo modo, la responsabilidad se adjudica tanto legal como a nivel político (Crespo, 2018). Lo que implica la remoción de un servidor de su puesto de no ejercer su función de forma adecuada y al mismo tiempo penaliza por haber quebrantado una ley, de ser el caso.

En la práctica, la rendición de cuentas se ejerce mediante instrumentos administrativos que poseen el propósito de conseguir un alto nivel de confianza en quienes son receptores del servicio público y del mismo modo provocar la pureza en la gestión pública. La Ley Orgánica de la Oficina de Ética Gubernamental, según enmendada, por ejemplo, establece en su exposición de motivos como un objetivo principal el renovar la función preventiva y fiscalizadora. Para lograrlo, la Oficina de Ética Gubernamental desarrolla sus políticas públicas a través de procesos de auditoría para quienes tienen entre sus

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deberes y responsabilidades el implementar política pública en sus agencias o poseen algún tipo de tarea relacionada a los fondos públicos de forma directa. El instrumento administrativo de auditoría no solo tiene como fin buscar el uso adecuado de los recursos, sino que pretende adjudicar responsabilidad de quienes quebrantan las leyes y reglamentos que deben ser cumplidos.

comisión de irregularidades12. Del mismo modo, presenta varias dimensiones relacionadas al liderazgo y las políticas de integridad. Estas son las siguientes: enfoque estratégico de integridad, dirección basada en el ejemplo, gestión de integridad, política de puertas abiertas y vigilancias del cumplimiento de las normas. Basado en esta información podemos razonar que el desarrollo de una cultura promovente de la integridad, facilitará el desempeño adecuado en los lugares de trabajo, estimulará favorablemente al cumplimiento de las metas institucionales y actuará como contra peso en las decisiones administrativas. De acuerdo con las reafirmaciones de la naturaleza de la rendición de cuenta, se resaltan las siguientes: 1) Es de por si una manera procesal de establecer la obligación de reportar el uso de los recursos y dar cuenta de las acciones en el entorno gubernamental, lo que implica que es obligada y no representa una opción. 2) Es basada en la responsabilidad Individual.

Del mismo modo, como expone la exposición de motivos de la Ley de Ética –“Con tal fin, se presentan mecanismos que tienen como norte evitar que se vulnere la pureza de las responsabilidades correspondientes al puesto ocupado, ya sea por menoscabo o conflicto de intereses”. 11 – Esta cita propone la necesidad imperante de implementar para nuestra gestión pública el principio de rendición de cuentas con el propósito de asegurar una sana administración.

3) No depende exclusivamente de la jerarquía de la entidad o a un cargo exclusivamente electivo. La gestión pública se basa en el reconocimiento de la responsabilidad de todos los servidores públicos, independientemente su posición. 4) Los conceptos de auditoría, control, inspección o intervención no son de por si sinónimos de la rendición de cuentas, sino que se tratan de mecanismos o instrumentos para conseguir ese propósito.

Por otro lado, la rendición de cuentas no se limita a los procesos de fiscalización. Al mismo tiempo se deben tener en cuenta el reconocimiento de una cultura ética y de integridad. Juan M. Portal Martínez CPA, en su artículo ¿Cómo construir una política institucional de integridad efectiva para combatir a la corrupción?, argumenta que para crear un mecanismo efectivo se requiere un examen de las políticas de gobernanzas con el propósito de identificar vulnerabilidad en la

5) Conlleva el propósito de lograr transparencia y la confianza en la gestión pública. 6) Posee una base legal, que en la mayoría de los casos puede ser utilizado para sancionar en caso de un posible delito.

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Ley Orgánica de la Oficina de Ética Gubernamental de Puerto Rico, Exposición de Motivos.

Portal Martínez, J.M. ¿Cómo construir una política institucional de integridad efectiva para combatir a la corrupción? Fiscalización, Transparencia y Rendición de Cuentas. Comisión Vigilancia de la ASF. 2017

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Luego de analizar estas afirmaciones es razonable suponer que la rendición de cuentas se facilita con el compromiso que se demuestra por parte de los integrantes de las entidades gubernamentales. Del mismo modo, las experiencias para con nuestro servicio público nos podrían llevar a una conclusión similar, dado el hecho que compartimos ambientes y entornos donde se reconoce la necesidad de tener las cuentas claras.

El Desarrollo como instrumento Como ya hemos discutido en este ensayo, las realidades de nuestro servicio público sugieren atención especial a la práctica de principios. Esta aseveración nos lleva a preguntar, ¿cómo incorporamos una cultura ética y códigos de valores en la gestión púbica? ¿Cómo provocamos actitudes y promovemos conductas apropiadas? ¿Cómo materializamos la rendición de cuentas o la ética profesional? Existen muchos factores que determinan las acciones de una organización. Sin embargo, los factores de actitudes y conductas de los miembros de las organizaciones pueden interpretarse como los de mayor peso a la hora de gestar un cambio constructivo. Por ello, el enfoque de desarrollo humano propone una posible respuesta administrativa.

desarrollo, reconociéndolo como uno de los principales en el caso que nos ocupa. Como ya resaltamos en la sesión que discute la gestión pública, la capacidad de los profesionales administrativos es útil para el logro de los objetivos institucionales, además se hace imprescindible su discernimiento para el manejo adecuado de los recursos públicos. Es entonces en la capacitación, donde se ofrece el conocimiento, ya sea técnico o teórico, para asegurar el conocimiento necesario que maximice la capacidad del profesional. Ahora bien, debemos reconocer que, en un enfoque de desarrollo humano, el propósito de la capacitación no se debe limitar al mejoramiento de habilidades o destrezas, sino que se debe extender a la práctica de los valores asociadas a las tareas. El Dr. Mario Severdlik (2017), observa que el desarrollo en una organización se puede asociar al cambio planificado con respecto a las actitudes, valores y conducta de sus miembros.14 En otras palabras, el orientar la capacitación principalmente a la utilidad social de la tarea que se realice, generará una acción consciente en el individuo y lo motivara a realizar sus tareas de acuerdo con lo que es correcto. Como consecuencia se producen las condiciones necesarias para que se adhieran a la cultura de la organización.

Como nos menciona el Dr. Mario Severdlik, el desarrollo organizacional se trata del conjunto de actividades y valores que se enfocan en el cambio social con el propósito de mejorar la efectividad de la organización. Añade, que existen variedad de actividades institucionales, un sinfín de técnicas y herramientas que se ocupan del desarrollo en la organización.13 Entre las más comunes se encuentran la consultoría, programas de refuerzo positivo, sistemas de incentivos y la capacitación. Para propósitos de análisis, nos limitaremos a utilizar la capacitación como ejemplo de un instrumento de

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Severdlik M., Williams C.J.; Administración y Organización. Capítulo 1. Papel de la Administración. Cuarta Edición. Versión Español. 2017.

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ibid

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Conclusión Primeramente, reconocemos que el propósito de la gestión pública tiene un fundamento social. Por consiguiente, se pone de manifiesto la necesidad que tienen los servidores públicos en identificarse con el cumplimiento de los valores institucionales. Generalmente damos por sentado que los servidores públicos están conscientes de esta necesidad. Sin embargo, para promover una gestión pública cónsonas con los valores no podemos descansar en esa proposición. Se precisa un enfoque moral que permita, a quienes componen la institución, visualizar la responsabilidad que poseen y la valía de su gestión para el beneficio de la comunidad a quienes sirven. Como segundo punto, podemos destacar que, la consideración de la ética profesional es un concepto esencial para asegurar una gestión pública de excelencia. Lo que nos lleva a concluir que la práctica de los valores se demuestra en las acciones concretas, en el cumplimiento de las leyes y reglamentos que se exigen en nuestra profesión y en el cumplimiento del código moral por el cual se asegura la administración apropiada de los recursos públicos. Como otra premisa importante, se propuso en este ensayo que la integridad, el compromiso y la transparencia en la gestión pública son valores que se relacionan directamente con nuestras realidades particulares. Reconociendo que no existe un estudio empírico que demuestre de forma categórica que estos valores son los de mayor relevancia, podemos, a través de la experiencia, ciertamente afirmar que poseen una valía significativa al momento de atender asuntos cotidianos para nuestras condiciones específicas. Para asegurar la validez en la práctica de estos valores debemos reconocer mecanismos administrativos que cumplan con la rendición de cuentas y que fomenten un desarrollo en el personal.

Referencias Campos Acuña M. C.; Revista Práctica de Derecho. Comentarios y Casos Prácticos. Ética en la gestión pública. Los códigos éticos como herramientas de compliance. (2017) Crespo, J. A. (s.f.). Fundamentos políticos de la rendición de cuentas. 2018. Gomez Nieto, Begoña, Martínez; Domínguez, Rocío. Los valores éticos en la responsabilidad social corporativa. anagramas rumbos sentidos común. [online]. 2016, vol.14. Portal Martínez, J.M. ¿Cómo construir una política institucional de integridad efectiva para combatir a la corrupción? Fiscalización, Transparencia y Rendición de Cuentas. Comisión Vigilancia de la ASF. 2017 Ramón I. Dolores; Ética Profesional en las Ciencias Empresariales. (2015) Sánchez Galán j; Economipedia. Gestión Pública. Recuperado de https://economipedia.com/definiciones/gestion-publica.htm, (2020) Severdlik M., Williams C.J.; Administración y Organización. Capítulo 1. Papel de la Administración. Cuarta Edición. Versión Español. 2017.

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