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¿Por qué celebrar el día del niño?

Un poco de historia…

Autor: Dra. Esmeralda Jiménez Fuentes

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El niño y la niña, no siempre han sido tratados de la misma manera. La historia de la infancia data desde la edad media y la concepción del niño era diferente a la que hoy conocemos. La palabra “infancia” viene del latín infans que quiere decir “el que no habla” por tanto, el que no tiene voz ni voto. Anteriormente las niñas y los niños eran considerados como “adultos pequeños” “hojas en blanco” “esponjitas” “muchachos salvajes” “encarnación del pecado original” “posibilidad de perfección” ¡de tantas maneras se nombraba a un niño!, son muchas metáforas que significaban el nulo reconocimiento de sus capacidades y potencialidades. Por otra parte, en la cultura azteca, maya, tolteca y chichimeca se referían a él como “piedra preciosa” “colibrí” “flor pequeñita” como señal de respeto y cuidado.

Phillipe Aries (1979) nos cuenta que en la edad media en Europa era común el infanticidio, el abandono, el desconocimiento parental, y además los niños adoptados eran más valorados que con el que se tenía algún lazo sanguíneo debido a tradiciones y rituales romanos, principalmente. Con el paso del tiempo, la familia se fue transformando de modo que en el siglo XI la iglesia estableció que los hijos son indispensables en el matrimonio, se reconoce que a través de ellos se puede garantizar la continuidad del apellido y así los lazos sanguíneos empiezan a gozar más valor que el sistema de adopción como anteriormente lo era. Años más tarde el infanticidio comenzó a considerarse un delito, se prohibió el abandono de los recién nacidos, y el aborto fue condenado y perseguido judicialmente. Cuando un niño no era deseado, o nacía con alguna deformidad o discapacidad, era expuesto a las llamas. En algún momento de la historia, existió una imagen poco agradable de la infancia, pues se le atribuían cualidades negativas por ejemplo, se utilizaba la expresión “eres estúpido como un niño”. Además, ¡no había ropa colorida para infantes! los bebés eran envueltos en retazos de tela y los niños que ya caminaban eran vestidos con atuendos y diseños de ropa de adulto, ajustado a la medida: a los niños se les vestían con trajes de señor y a las niñas como señoras.

El sentimiento y la sensibilidad hacia los niños fueron evolucionando y poco a poco se fue construyendo una nueva imagen de la infancia. En el aspecto religioso el afecto nace con la imagen del “niño Jesús”, en el aspecto filosófico se origina un redescubrimiento de la infancia con los textos de Rousseau quien reconoce que el niño atraviesa por etapas de desarrollo enalteciendo su carácter tierno. Más tarde se señala la existencia de “niños malcriados”, y había que educarlos con severidad a través de la escuela, con castigos físicos.

Como vemos, poco a poco, el niño y la niña fueron saliendo del anonimato y la indiferencia. El estudio de la infancia y los problemas que la acechan dio como consecuencia repensarlo y así surgieron las iniciativas para protegerla y cuidarla celebrando un día especial para ella.

Aunque mundialmente el día del niño se celebra el 20 de Noviembre (establecido por la Organización de las Naciones Unidas con la Declaración de los Derechos del Niño en 1959, y la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989), en México, el día del niño se conmemora el 30 de abril, día en que se firmó la “Declaración de Ginebra” (de 1924, que reconoce por primera vez la existencia de derechos y garantías de los niños). Este año se cumplen 99 años de celebrarlo, desde que el entonces presidente de México Gral. Álvaro Obregón lo estableció oficialmente.

Actualmente la infancia se comprende de manera distinta, hay todo un aparato legal que lo protege, sin embargo, en algunos sectores sociales sigue estando en la sombra ya que son muchos los fenómenos a los que se encuentran inmersos: maltrato infantil, abandono familiar, abuso sexual, matrimonio a corta edad, desnutrición, niños en guerra, embarazo infantil; otros más de orden cultural como la mutilación genital, el matrimonio infantil, la deformidad corporal desde temprana edad como sinónimo de belleza (por ejemplo el alargamiento del cuello).

¿Por qué celebrar el día del niño? Hay una invaluable razón: son la promesa del mundo. Por ello, el mejor regalo que pueden recibir este día del niño es nuestro tiempo, un hogar permeado de valores, una atmósfera en la que respiren armonía, donde se respeten sus etapas y tiempos de desarrollo físico, mental y social. El niño debe disfrutar ser niño, y los adultos tenemos el compromiso de asegurar en ellos que así sea. No hay mayor halago para ellos que su voz sea tomada en cuenta, escuchar sus opiniones y pensamientos. Los adultos tenemos una gran responsabilidad con las promesas del mundo, por ello debemos tolerar y conducir adecuadamente su desarrollo, su temperamento, entender que son altamente susceptibles a nuestras palabras y acciones.

Mamá, papá, maestro y adulto en general, al convivir con un niño procura:

• Menos celular, más diálogo con ellos.

• Menos televisión, más juego.

• Menos castigos, más oportunidades de equi vocarse.

• Menos comparaciones, más orientaciones.

• Menos condicionamientos, más acom pañamiento.

• Menos dulces, más alimentación saludable.

• Menos indiferencia, más atención y buen trato

Recuerden: El tiempo invertido en un infante será el semillero de adultos saludables física, mental y emocionalmente. Los niños aprenden por excelencia a través de la observación, la interacción social y el lenguaje, y siempre serán el reflejo de los adultos con quienes conviva.

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