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Las disputas por la producción de autos eléctricos C

omo parte de su programa para combatir el cambio climático, generar industrias limpias y promover la creación de empleos, el Presidente Joe Biden incluyó en la Ley para Reducir la Inflación (“Inflation Reduction Act of 2022” o LRI) – aprobada en agosto – un crédito por 7 mil 500 dólares para quienes adquieran un auto eléctrico producido en Estados Unidos.

Con esta medida se busca promover la producción doméstica de vehículos eléctricos (VE), de modo que para el 2030, la mitad de los autos nuevos que se vendan en Estados Unidos sean eléctricos y se reduzca así la dependencia de los VE importados de China y de los combustibles fósiles.

Para obtener esta subvención este año, se debe adquirir un vehículo con una batería con al menos el 40 por ciento de sus minerales críticos extraídos o procesados en Estados Unidos o en cualquiera de los 14 países con los que esta nación tiene un Tratado de Libre Comercio (TLC), como México, Canadá y Corea del Sur, líderes en la producción automotriz a nivel mundial.

Esta medida excluye a la Unión Europea (UE), China y Japón, líderes en la producción de VE, que presentaron una queja ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) argumentando discriminación.

Cabe señalar que el porcentaje de minerales críticos aumentará anualmente 10 por ciento, hasta llegar al 80 por ciento a partir del 1 de enero de 2027.

Para lograr la meta propuesta por Biden, se tendrá que aumentar significativamente la producción y procesamiento de litio, el que, entre los llamados minerales críticos, es uno de los más importantes y caros para su extracción.

Hoy en día, las baterías para los VE requieren ocho kilos de litio, aunque el rápido avance en la tecnología; la dificultad para su extracción y escasez, permiten esperar que esta cantidad pronto disminuya. Las principales reservas se encuentran en Chile (ocho millones de toneladas), Australia (tres millones), Argentina (dos millones) y China (un millón). Estados Unidos produce unas cinco mil toneladas en Nevada, es decir, menos del dos por ciento de la producción mundial. Existen proyectos para desarrollar otros sitios de extracción en Nevada, California y Arkansas y varias plantas para producir baterías, con una inversión total superior a los 14 mil millones, que se beneficiarán de la LRI.

Estados Unidos está promoviendo la producción de litio a nivel mundial. El pasado 13 de diciembre firmó un Memorándum de Entendimiento con Zambia y el Congo para financiar su extracción. Estos países poseen cada uno, menos de un millón de toneladas de reservas, aunque existe la certeza que esta cantidad aumentará con una mejor prospección.

México tiene una gran oportunidad de beneficiarse. El Servicio Geológico de Estados Unidos estima que contamos al menos con dos millones de toneladas de reservas, aunque no existe una estimación confiable, sin embargo, el decreto publicado el pasado 23 de agosto asigna las actividades de extracción al Gobierno mexicano, quien no ha determinado un presupuesto para estas tareas e ignora su industrialización.

Entre los acuerdos logrados durante la 10ª Cumbre de Líderes de América del Norte, México dará trato preferencial a las empresas de Estados Unidos y Canadá que extraigan y procesen el litio. Falta especificar las condiciones en las que operarían estas empresas para dar la certeza jurídica que requieren esas cuantiosas inversiones.

La queja de Japón y la UE presentada ante la OMC llevó a Estados Unidos a iniciar conversaciones para evitar represalias. En su conjunto, la UE produce más VE que China, por lo que busca ser incluida en la LRI, a lo que se oponen los sindicatos estadounidenses. Biden no contempla continuar las negociaciones para un TLC con la UE, suspendidas al inicio del Gobierno de Donald Trump.

Por otra parte, Trump decidió en 2017 excluir a Estados Unidos del Acuerdo TransPacífico, del que México, Canadá y Japón son miembros. De lo contrario, los VE producidos en Japón – país que genera el 23 por ciento de los autos importados por Estados Unidos – serían sujetos del crédito ofrecido por la LRI.

Los VE producidos en territorio estadounidense por Honda, Nissan, Toyota y Subarú sí son candidatos a los beneficios de la LRI. Finalmente, los VE procedentes de China son sujetos de los aranceles aplicados por Trump y no hay planes para reducirlos. Ambos países tienen contemplado reunirse para discutir sus problemas comerciales, pero aún no hay fecha. Todo esto abre una ventana de oportunidad para México, si el Gobierno actúa pronto y deja de hostigar al sector privado.

Por: Diego

Hernández Martins

@diegohermar

Es director de Operaciones y Negocios México en Grupo Cobra. Cuenta con 25 años de experiencia en el desarrollo de infraestructura tanto en México como países como Panamá, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Colombia y Argentina en sectores de comunicaciones, transporte, salud, seguridad, energía, agua y saneamiento.

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