COLUMNISTAS INVITADOS Por Mauricio Gleiser
FE
licito al Director por haber escogido un tema tan importante y urgente para la edición N°18.Tanto lo es así, que realmente se debería pensar en convocar un foro amplio en el que participen los productores, aerolíneas, agencias y autoridades de Gobierno local y nacional. Lo que esta en juego es demasiado grande. Son muy claras la interrelación de la floricultura y la aviación en Colombia, por una parte, y la relación de riesgos que se enfrentan, como las presenta el editorial. Loable también la propuesta del editorialista, en cuanto a la necesidad de unirnos todos para buscar soluciones, sobre todo considerando que nuestra “cadena de valor” es una que se ha distinguido por ser muy fragmentada, cuyos eslabones han mantenido (desde siempre?) una especie de “guerra del centavo”, mas que una concertación para el bien común. Otra característica, también muy peculiar de esta industria, es la enorme distancia (no solo física sino del pensamiento) entre los productores (y en alguna medida los actores mas próximos, p.ej.: las aerolíneas, agentes de carga, importadores) y los consumidores finales. Quisiera enriquecer el análisis del tema e invitar a otras opiniones, en la medida en que los riesgos son aún más graves de los que enumera el editorial y, por otro lado, que hay soluciones posibles y probadas, no solo para reversar la tendencia negativa que se registra desde hace 10 años, sino para darle un nuevo impulso y duplicar las ventas en solo 5 años. Siguiendo la línea de carrera de los actores principales, es evidente que el principal factor decisorio en el manejo de la industria-por lejos, de cualquier otra consideración-son los costos. Esta parece ser una motivación estructural en esta industria, en contraposición de cualquier otra, que siempre busca establecer entre el valor y el costo del producto, una relación que sea atractiva para el consumidor. A pesar de que esta industria ya tiene unos 40 años de vida, es evidente también que no ha llegado a constituirse en una de CLASE MUNDIAL: no tiene estándares de calidad de producto ni de manejo del mismo. Los estándares propuestos por los científicos, desde hace muchos años, y que demuestran como hacer las cosas para entre-
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MAURICIO GLEISER
Flores, aviación y futuro gar un mejor producto, son desoídas y hasta desafiadas por actores “experimentados”, que usualmente creen saber mas y tampoco acostumbran compartir con sus pares. Otra característica es el rechazo al uso de las nuevas tecnologías, para mejorar condiciones de producción y poscosecha. Así, todavía sigue muy expuesta a los fenómenos de la naturaleza (p.ej.: heladas, alta humedad, olas de calor, etc) que cíclicamente causan desastres, pero que podrían ser mitigados. Así las cosas y sin negar que la industria florícola ha generado, de la nada, una gran fuente de riqueza para ellos y el país, es también claro que el modelo de negocio que
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crearon, ya encontró su techo hace algunos años y a un nivel muy bajo. Estadísticas generadas en fuentes tan confiables como la misma ASOCOLFLORES, Naciones Unidas, Departamento de Agricultura USA, y otras muestran que desde el año 1997 comenzó la inflexión: los precios unitarios de nuestras flores comenzaron a bajar. Esta tendencia ha continuado, en términos generales, de manera invariable. Simultáneamente, estudios y encuestas a consumidores en el mercado de Norteamérica, han explicado lo anterior: hay una insatisfacción muy alta por el valor de las flores (cuanto duran?) frente a su costo. Esta competencia la hemos venido perdiendo, no necesariamente frente a otros países productores de flores sino frente a otros productos muy diferentes, entre los que hay de menor y mucho mayor precio: desde ositos de peluche hasta joyas. Solo entre 1990 y 2000 se perdió la preferencia por las flores, como articulo de regalo, de la cuarta parte de los consumidores. Peor aún, nunca se generó una cultura de consumo regular a lo largo del año, diferente a la de las fiestas.