El Sol de San Telmo

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LAS

PIGNATARO

HISTÓRICO

N úmero 155 - A ño 15-B ue N os A irese jempl A r gr A tuito OCTUBRE 2022 “...Esto es mi mundo interior, tengo muchas cosas para pensar y desarrollar y eso se refleja en lo que me rodea...”
LAVANDERAS DE SAN TELMO A LA JUSTICIA PARA FRENAR LA DESTRUCCIÓN DEL CASCO
SERGIO
S D “Quien quiera saber de vidas ajenas Que vaya a las toscas con Las Lavanderas Allí se murmura de la enamorada De la que es soltera, de la que es casada Que si tiene mantas o si tiene colchón O cuya labrada con su pabellón” (Copla del antiguo Buenos Aires) AQUILEA HUGO SANTIAGO

Nuestra Misión:

Sol de San Telmo es un periódico no-partidario dedicado a fortalecer y celebrar el barrio de San Telmo y el Casco Histórico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.. Definimos nuestra visión editorial como periodismo comunitario. Valoramos toda comunicación que genere un foro abierto de participación y diálogo para las muchas voces que constituyen la comunidad de San Telmo. Reconocemos que vivimos en una época en la cual los medios (tanto masivos como independientes) ocupan cada vez más el espacio de intercambio y comunicación que antes ocupaban nuestros espacios públicos-las plazas, parques y veredas donde nuestros abuelos se juntaban para conectarse con el mundo y con sus comunidades. Por eso queremos revalorar el intercambio y la conexión humana a través de un periódico cuya identidad, contenido, y espíritu se definen a través de la participación activa de sus lectores y colaboradores. Todos los que viven o trabajan en el barrio, o simplemente le tienen cariño, están invitados a formar parte del debate sobre San Telmo: su patrimonio tangible e intangible, su pueblo y su futuro.

wPropietaria / Dirección y Edición: Isabel Bláser

Administración, web, redes sociales y distribución: Hugo Lavorano

Diseño: Samanta Cardo / sbcardo@gmail.com

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Carlos Calvo 717 - CABA

Agradecemos la colaboración desinteresada de: Mario Briski / Horacio Cacciabue / Laura D´Anna / Gabriela Pérez

Giambroni / Néstor Molinelli / Noemí Dora Morelli / Jonatan Baldiviezo / Hugo Céspedes / Imareta Hermosilla / Norman Briski /

El arte de nuestro logo es un fileteado del maestro Martiniano Arce

SERGIO PIGNATARO COMENCÉ A GENERARME UN MUNDO INTERIOR, EN EL EXTERIOR

Cuando uno camina por la vereda impar de la Av. Independencia al 700, se encuentra con un nego cio nada convencional. Es “Ilu sión” y créanme que el nombre refleja, exactamente, lo que hay dentro del local.

Para conocer más sobre este lu gar tan original, me encontré con su dueño -Sergio Pignataro (57)quien detalla la historia que tam bién tiene que ver con su familia y con el barrio mismo.

¿Cómo lograste concretar este hermoso proyecto?

® Para llegar a ese momento, tengo que detallar la historia de mi familia. Mi padre, luego de su llegada de Italia y durante muchos años, fue vicepresidente de una firma llamada Pompeya que estaba en el barrio del mis mo nombre y que hacía cocinas, calefones, estufas. La empresa tenía locales en distintos lugares de la ciudad, donde se vendían los repuestos para esos artículos. Desarrolló su actividad du rante casi 30 años, hasta que, en 1968, por los diferentes vaivenes políticos y económicos del país, la fábrica se fundió.

¿Cómo se relaciona ese inicio con nuestro barrio?

® Porque uno de esos locales estaba en Pie dras 713, por lo que -cuando cierra la empresami padre puso allí un negocio donde reparaba y vendía los repuestos de los artefactos que habían sido vendidos en la fábrica, a los que luego le agregó otros de distintas marcas. Esto lo desarrolló entre 1967/1997 y yo trabajé con él, después de salir de la secundaria.

¿Siempre en ese local?

® En el interín de esos años, los ochenta, se hizo el ensanche de la Av. Independencia y como resultado quedaron muchos terrenos achicados, uno de ellos era el de la esquina de Av. Independencia y Piedras. Los pusieron en venta y mi padre los compró para construir un edificio de tres pisos y dos locales, que terminó en diez años.

¿Su idea era alquilar esas propiedades?

® Claro, pero mi madre -que era ama de casa y ya nos había criado- le pidió uno de los locales (el de la esquina) para poner un negocio de arte sanías latinoamericanas con artesanos del país; porque ella había estudiado en el Instituto Bea

to Angélico que, junto con el Fernan do Fader y el Instituto Di Tella (donde cursó decoración de interiores y vivió la movida cultural que allí se generó, ya que es de la misma generación de Marta Minujín, Dalila Puzzovio, Edgardo Jiménez, Eduardo Bergara Leumann, entre muchos otros), eran las tres escuelas artísticas más im portantes.

Fue de avanzada porque ahora los diseñadores contratan a ar tesanos para sus creaciones…

® ¡Sí! Allí vendía muebles, telas, macramé, bijouterie, vitraux y todo tipo de cosas que tuviera que ver con las artesanías.

¿Cómo le fue con el negocio?

® Mi padre le dijo que le daba el local por un año, pero si no funcio naba se lo tenía que devolver y eso no sucedió porque le fue muy bien y estuvo hasta 1997, cuando mi papá decidió cerrar el local de repuestos, para jubilarse. Como yo trabajaba con él quedé “en el aire”, por lo que mi madre me propuso abrir una sucursal de su negocio y lo hicimos en Calasanz 88, a la vuelta del Shopping Caballito.

Te fuiste del barrio…

® Sí, primero yo y luego compartimos el nego cio con mi mamá ya que ella le dejó su local a mi hermana que lo fue transformando hasta lo que es hoy: venta de bijouterie, ropa, carteras y accesorios. En Caballito estuvimos doce años hasta que -por un tema de contrato de alqui ler- cerramos; pero, por otro lado, quería volver a San Telmo porque me gusta mucho el barrio.

¿Y cómo fue esa vuelta “a casa”?

® Recordé que un amigo tenía este local que

wISSN: 2313 9722

DNDA 63939703

I mpresión: Editora del Plata S.R.L. Neyra 75 - Gualeguaychú - E2820DQAEntre Ríos - Argentina

El Sol de San Telmo es una publicación cultural de carácter comunitario y distribución gratuita mensual de 3000 ejemplares, orientada a la difusión de la historia y actividades barriales del barrio de San Telmo y el Casco Histórico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se autoriza la reproducción total o parcial de las notas citando la fuente. Los artículos firmados son de exclusiva responsabilidad de los autores.

Fundadores: Catherine Mariko Black y Marcelo Ballvé

SUSANA TOROK

2 -OCTUBRE 2022 EL SOL DE SAN TELMO LIC.
PSICOLOGA (UBA) - PSICOANALISTA ZONA BARRACAS Y SAN TELMO ADULTOS ADOLESCENTES PAREJAS TERCERA EDAD (ATENCION DOMICILIARIA Y ONLINE) ''UN ESPACIO PARA ABORDAR DIFICULTADES'' 15-5875-1112 susanatorok09@gmail.com PODER AL VOLANTE Lic. Mariel Rascovan NM 52696 UBA Psicoanalista • Si tenés tu licencia de conducir y no manejas. • Si sentís miedo para obtener tu licencia de conducir. • Si sos instructor/a y tenés algún alumno/a con miedos. ATENCION PRESENCIAL EN SAN TELMO Y A DISTANCIA A CUALQUIER ZONA PROCESOS INDIVIDUALES Y GRUPALES www.poderalvolante.com.ar info@poderalvolante.com.ar IG poderalvolanteok I FB licmar ielrascovan
El

originalmente el padre compró cuando estaba en construcción -en el año 1943-, para poner una pequeña fábrica de zapatos. Cuando murió, la mamá puso una librería (donde yo compra ba las cosas que necesitaba cuando estudiaba en el Huergo, Perú 759) que tuvo alrededor de treinta años y al fallecer ella lo usaban como depósito.

Le pedí verlo, me gustó e hicimos la opera ción y el 22 de diciembre de 2010 abro “Ilusión - Regalos” más o menos con la misma onda que teníamos en Caballito. Mi madre me acompa ña los primeros años y luego decide retirarse del negocio para estar con los nietos, estudiar y seguir con otras actividades que también le interesaban.

Entonces le diste tu impronta…

® Comencé a darle mi toque personal, mi ten dencia que es hacia el juguete, pero no cual quiera sino el juguete anticuario, retro. Comen cé a mechar las cosas que a mí me gustan y a generarme un mundo interior, en el exterior. Todo lo que ves tiene una relación íntima con migo, por ejemplo el topo Gigio y la foto mía de chico con él. Con los años, busqué hasta encon trar el mismo diseño que el de la foto.

¿Es como concretar el sueño del pibe?

® En realidad todo está relacionado, nada está porque sí. Es la conexión de mi vida con los ob jetos que hay acá. Ellos tienen mucho que ver conmigo, hay una mezcla de lo que siento, creo y me gusta. Lo que se ve acá es mi gabinete interior… Esto es mi mundo interior, tengo mu chas cosas para pensar y desarrollar y eso se refleja en lo que me rodea.

¿Cuando eras chico con qué jugabas?

® Tuve una muy buena infancia. Me regala ban muchos juguetes y, aunque compartía con algún amiguito, jugaba mucho solo. Mi mamá

no me dejaba jugar dema siado en la vereda con los chicos, porque yo era un poco inocente y ella tenía miedo. Íbamos todos los fines de semana a una quinta en City Bell y, como no se miraba tanta televi sión, a la noche cuando me iba a dormir siempre venía una tía con un libro para contarnos un cuento: “Le avventure di Pinocchio” de Carlo Collodi. Las historias de Pinocho en italiano y, como verás, está colgado en la puerta -como obje to principal- el gran Pinocchio de madera de un metro de alto pintado con los colores de la bandera italiana. También tengo la versión del Pinocho de Disney, pero a mi me gusta más el verdadero.

® Hay de todos los precios, desde mil pesos a cien mil, pero siempre pueden llevarse algo. En San Telmo hay coleccionistas, anticuarios, gente relacionada con el cine y lo audiovisual, la música, el arte en general que viven o traba jan acá. Por ejemplo, como lo que más me gusta es el precine, su comienzo o sea cuando la ima gen se vuelve movimiento -antes que el fílmico, antes que la fotografía- tengo el praxinoscopio un objeto que, mediante espejos, secuencias de dibujos y movimiento, genera el movimiento de la imagen.

Algunas personas relacionadas al cine vienen a filmar o a comprar objetos ópticos; los que le gusta la música generalmente llevan una minia tura musical -solo en metal, no en plástico-: el piano, la trompeta, el saxo, la guitarra -eléctrica o criolla-, el arpa, la batería, etc.

Por la variedad se nota que sos diverso ® Sí, porque me gus tan muchas cosas. En el local hay sectores: el de la magia y el misterio; los juguetes retro móviles de chapa o a cuerda o eléctricos; el sector de los barcos; el de los autos; el de los trenes; otro referi do al cine; en la vitrina

¿Es una muestra tam bién de tu introspec ción?

® Todos tenemos una gema interior que de bemos extraer, tallar, pulir para transformarla en nuestro diamante.

El diamante de nuestra vida que nosotros debe mos ser y la misión que debemos cumplir en ella.

Lo importante es que lo que uno talle y trabaje sea de verdad, lo que realmente queremos ser, eso que amamos, nuestra pasión. Nunca hay que traicionar esa idea, no mentirse para no desperdiciarse. En la vida hay que jugársela de verdad, comprometerse y ser consecuente con uno mismo para transformar esa piedra que so mos en un diamante único e irrepetible que es nuestra vida, porque va a pasar una sola vez en este plano material y eso será lo que dejes a los otros.

¿Todo eso lo exteriorizás a través de estos objetos?

® Por supuesto, para com partir con otros esa idea ya que una vez que estás en tu eje, vas construyendo interior y exteriormente tus cosas y podés ayudar a otro para que también pueda. Lo que se comparte se entrela za, generando una sinergia que nos eleve a todos por que si no es imposible.

El sistema quiere que uno se mantenga alejado del otro, que no armemos co munidad porque eso genera fuerza. Por tanto, es mejor para ellos tenernos “dormi dos” con el celular, controlar nos. Sabemos que hay cosas que son necesarias y debe mos convivir con ello, pero ponerle límites actuando con libre albedrío. Para eso hay que tener un nivel de educación que te lo permita. En mi caso tuve una muy bue na educación que fue lo que me salvó en la vida. No el dinero, que es un medio. Lo importante es lo que uno es, la formación que tiene, porque eso te proyecta hacia tu evolución.

La educación por si misma no lo genera, porque hay gente bien instruida a quien la congruencia social no le interesa. Es más, las gana el individualismo.

® Es cierto, el sistema alimenta al individuo e induce al egoísmo. El concepto general es que estamos pasando del humanismo al transhuma nismo y después de eso viene el robot directa mente. No es algo que invento, está estudiado, es una involución en la evolución. La sociedad va perdiendo esos valores humanísticos y va adquiriendo lo que el sistema te va dando. Son cosas que a uno le gustan, te las hacen desear y terminamos aceptándolas; el mercado es eso. Está estudiado psicológicamente.

¿A los chicos les gustan estos juguetes?

® Los chicos están tomados por la tecnología. Los miran, les gustan, algunos compran, pero el sistema les va instalando la semilla de la tecno logía excluyentemente, si no se sienten aleja dos del resto; esa es la lucha.

¿Cuál objeto no está en venta?

® Los primeros juguetes con carga de arena o sea con movimiento, antes que la cuerda. Ten go un teatro con un trapecista y funciona con ese mecanismo antiguo de carga de arena; los hizo una amiga artesana para mí y son un “chiche”.

¿Dónde conseguís todo esto?

® Voy buscando en la ciudad, en el interior o en el mundo, todo lo que a mí me guste y que sea funcional a lo que ya tengo. Acá están también los antiguos libros -pop up- que cuando los abrís tienen imágenes troqueladas… ¡Una belleza!

¿Creés que nuestro barrio es el lugar adecuado para mos trarlos?

® A San Telmo siempre lo com paro con los lugares de las gran des capitales del mundo donde está la bohemia, porque tuve suerte de viajar y lo vi. El San Telmo en París es el Montmartre, en Londres es el Covent Garden, en Nueva York es el Soho y en Buenos Aires es acá, donde el artista vive, trabaja y se desarrolla; donde están algunos galeristas, músicos, pintores, esculto res, bailarines, actores, escenógrafos, directo res de teatro, escritores, dibujantes, artistas vi suales… Vas caminando por las calles, ves los camiones de filmación, escuchás un violín o un saxo, a alguien declamando o vocalizando, los tambores del candombe los domingos. A eso agregale los destacados que viven o han vivido en este lugar y las instituciones que tienen su sede en el barrio.

¿Y ahora cómo lo ves?

® Está devaluado porque la crisis y luego la pandemia lo golpeó, lo redujo a menos de un cuarto de lo que era comercialmente. Sobre todo, en la parte artística, lo que se relaciona ba con anticuarios, galeristas está acotado, hay muchos menos. Y se han agregado demasiados restaurantes, cafés, mucha casa de dulce de le che, cervecerías…

Un nene y su mamá entran para comprar boli tas. Hoy los chicos les dicen canicas… Sergio y yo nos reímos, por no llorar.

EL SOL DE SAN TELMO OCTUBRE 2022 - 3 LIC. MARIEL RASCOVAN Psicóloga UBA NM 52696 Psicoanalista ATENCIÓN PRE S ENCIAL EN S ANTELMO V A DISTANCIA CUALQUIER ZONA icma riel rascova n@gma i l.com +54 11 6 523 5657
objetos de arte y así todo el local.
¿Salen caros estos objetos? ¿Quién los compra? Porque no son convencionales…

LAS LAVANDERAS DE SAN TELMO

“Quien quiera saber de vidas ajenas Que vaya a las toscas con Las Lavanderas Allí se murmura de la enamorada De la que es soltera, de la que es casada Que si tiene mantas o si tiene colchón O cuya labrada con su pabellón” (Copla del antiguo Buenos Aires)

Mientras investigaba y escribía so bre la relación entre San Telmo y el BAPE, encontré fotos que mues tran la existencia de mujeres lavando ropa bajo el viaducto ferroviario, en el sector que corres pondía al barrio San Telmo, en el año 1880. Al ver esas fotos recordé una vieja película fran cés: “Las lavanderas de Portugal” y una canción que llevaba el mismo nombre.

Esto me inspiró para hacer este trabajo que podría ser un homenaje, esta vez para las nues tras: Las lavanderas de San Telmo e inspirar para otras expresiones, como el cuento que adjunto.

Al empezar a conocer la historia de estas trabajadoras, que estuvieron entre las primeras mujeres en poner una nota pintoresca en el Río de la Plata, descubrí que su presencia no se li mitaba a la franja del río que correspondía al barrio San Telmo, sino a lo largo de la costa, desde San Isidro hasta el Riachuelo.

Esta actividad febril en la orilla del río color león, no se circunscribe a los alrededores de 1880 sino que comienza mucho antes. Tanto, que tendríamos que remontarnos a los relatos bíblicos.

A continuación, vamos a comentar las distin tas épocas en las que la historia registra la pre sencia de las lavanderas en nuestro Río de la Plata, especialmente frente al barrio San Telmo.

Primera Época: Desde la llegada de los españoles. Época del Virreinato hasta la Revolución de Mayo (del año1700 a 1810).

¿Cómo se llega a la existencia de las lavan deras? Para ello era necesario que, en la socie dad, se cumplieran determinadas condiciones. Por empezar, que hubiera una clase social -la burguesía- con alto poder adquisitivo. Familias que podían comprar ropa, sábanas -en especial- importadas y, por otro lado, que pudieran pagarle a alguien que hiciera el trabajo de lavar toda esa ropa.

Así, entre las diferentes ocupa ciones al servicio de gente adinera da, surge el oficio de lavandera. En San Telmo había varias familias que cumplían con esas condiciones. Era la época en la cual, quienes hacían los tra bajos más duros eran las esclavas/esclavos africanos, y estas familias podían permitirse tener uno o más de ellos. Desde San Isidro hasta el Riachuelo (o sea, por dos millas del Río de la Plata) podían verse no solo lavan deras, sino también marineros, aguateros, pescadores, bañistas y otros personajes que aprovechaban de uno u otro modo la ribera. Estas presencias han quedado retratadas en diversas pinturas e ilustraciones de Buenos Aires, como por ejemplo las que creaban los visitantes extranjeros, para quienes, sin

duda, todo esto era fuente de inspiración.

En las ilustraciones de Eusebio Vidal se pue de apreciar la instalación de un extraño ejército de mujeres lavando la ropa. La mayoría de estas lavanderas eran negras, ya fueran esclavas o li bertas. Se veían como mujeres fuertes y alegres y, seguramente, compondrían un coro de voces entusiastas y parlanchinas, como se trasluce en la copla que da comienzo a esta nota. En las acuarelas puede verse que el paisaje que las rodeaba estaba salpicado de sitios emble máticos. Por ejemplo, entre los lugares en los que hacían su trabajo, pueden verse nada más ni nada menos que los muros del Fuerte. Allí se las ve inclinadas en los charcos que lo rodea ban, como si quisieran, a su modo, formar parte de la historia.

El río unía las diversidades y también en cuentros entre personas del mismo origen. Las lavanderas compartían su hábitat con los agua teros, que también eran en su mayoría de ori gen africano. No era de extrañar que ese lugar fuera escenario, además del trabajo, de inten sas historias entre ellos, muchas de las cuales terminaban en casamientos.

Pero no todo era romanticismo y poesía de coplas populares. Muchas veces los aguateros, que eran los encargados de llevar agua a las familias vecinas, la sacaban de esas mismas bateas naturales donde las lavanderas dejaban restos de jabón grasiento y la suciedad de las ropas que allí fregaban. En esos charcos, que servían como piletas cuando bajaba la marea, también se lavaban cueros. Podemos imaginar nos lo poco cristalinas que eran esas aguas es tancadas y contaminadas, que iban a parar a las mismas casas de ricos para las que trabajaban las lavanderas. Las autoridades no veían esto con buenos ojos, en el año 1776, el Virrey Vértiz castigó con azotes a los aguateros que recogían el agua inmunda usada por las lavanderas.

Las casas de las familias más ricas de San Telmo, como los Basabilbaso o los Estrada e in cluso la mansión de Liniers, tenían en el patio un aljibe en cuya cisterna se acumulaba el agua de lluvia. Pero esta se usaba para otras necesi dades, no para lavar la ropa.

lavanderas) porque su organismo empobrecido no vibra lo suficiente para no dejarlos entrar porque mezcla las ropas del sano con las del enfermo y los reparte a domicilio”. Este tipo de suposiciones cargadas de prejuicio corrían en la ciudad, también vinculadas a los elementos usados para lavar como, la lejía hirviendo, jabón de grasa, cenizas y potasa o con cal (¡!), potasa y ciertas hierbas.

Lo cierto es que la baja retribución, la dure za del trabajo y el contacto permanente con la humedad formaban un combo fatal que afecta ba gravemente la salud de estas trabajadoras. Era frecuente que sufrieran desnutrición, ame norrea (alteración de los ciclos menstruales) y asma, ya que todo esto alteraba la estructura de los pulmones. Sumado a ello, el contacto con la ropa sucia las ponía en riesgo de sufrir infecciones.

Pero al mismo tiempo, eran mujeres curti das que paliaban sus pesares con lo que te nían a mano: el mate, el tabaco y los chismes -aunque tal vez no solo hablaban de chismes y quizás este sea también un prejuicio-. Como si fuera poco, tenían que ocuparse de las trave suras de los niños que continuamente les es condían la ropa o se la robaban. Es una pena que todavía no hubiera llegado la fotografía, que seguramente habría dejado testimonio de esas persecuciones en un paisaje tan especial de la época colonial. Tampoco tenemos fotos,

Con los cambios producidos en la política y en la sociedad al surgir los gobiernos patrios, tam bién se modifica el mercado laboral. Pero desde esa época hasta 1871, año en que comienza la epidemia de fiebre amarilla, se despliega el pe ríodo que podríamos llamar de esplendor de la actividad de las lavanderas.

Por un lado, las familias crecían y necesi taban sus manos laboriosas. Por otro lado, la nueva época empezaba a traer un cambio de actitud de las autoridades con respecto al tra bajo esclavo. El río era testigo silencioso de es tos cambios en la vida de las lavanderas, ahora mejor vestidas y con más y mejores utensilios y, en muchos casos, con mayor libertad, aunque seguramente no menos explotadas.

Las playas junto a la costa eran el escenario de una actividad aparentemente libre, sin se ñales de marginación social. Las lavanderas se despachaban a gusto hablando de sus clientes y haciéndose eco de murmuraciones, sin que nadie pudiera censurarlas. Seguían formando parte de un paisaje que no pasaba inadvertido para los viajeros que llegaban a Buenos Aires: el de las lavanderas con su carga de ropa sucia y sus bártulos, bajando las barrancas en las ori llas del ancho Río de la Plata.

Entre 1830 y 1850, con la llegada de nuevos funcionarios al gobierno, los vecinos comienzan a contar con un nuevo recurso que les permi te acceder al elemento vital. Se establece que las viviendas incluyan aljibes en su construcción. Ya dijimos que eso no incluía el uso de agua para lavar la ropa y, por lo tanto, no cambiaba la forma de trabajo de las lavanderas. Pero sí influyó en el de los aguate ros, ya que no se necesitaba tanto abastecimiento externo de agua en cada vivienda.

Era una época que daba muy pobres respues tas a la salud de la población y enseguida sur gían lo que hoy llamaríamos “mitos urbanos”. Por un lado, como ya dijimos, estaba la cuestión del uso de agua sucia de los charcos donde quedaba todo tipo de suciedad y, por lo tanto, de microbios causantes de enfermedades. Por otro, no era raro que por su propia actividad las lavanderas se enfermaran dando esto lugar a la creencia de que ellas transmitían enfermeda des al resto de la sociedad provocando comen tarios como: “Es un riesgo sanitario absorber los microbios que pasan por sus manos (las

obviamente, de los festejos que eran tan habi tuales en aquel tiempo en San Telmo. Nunca faltaba un casamiento, un bautismo o un cum pleaños y, en esas ocasiones, todo el barrio se enteraba. No era para menos: el retumbe de los tambores con ritmo africano y el bullicio del candombe, que se escuchaba hasta las calles de las tunas, llegaba a todas partes re corriendo lo largo del río.

Segundo período: Desde la Revolución de Mayo, pasando por la fiebre amarilla y la post epidemia.

En el período histórico conocido como Organización Nacional, con Juan Manuel de Rosas como gobernador, tanto aguateros como lavanderas viven su mejor nivel econó mico. El Restaurador se ocupaba de los negros que trabajaban y ahí nacen los versos de la “Milonga del Aguatero”: “Agua fresca, agua fresquita, para las tinajas de las porteñitas”.

Pero llega la epidemia de fiebre amarilla. El pánico por el contagio produce un tremendo éxodo que, en poco tiempo, hace que los ricos habitantes de San Telmo abandonen sus resi dencias y se trasladen al norte de la ciudad. Se desvanece una fuente de trabajo: la de los prin

4 -OCTUBRE 2022 EL SOL DE SAN TELMO
Lavadero público en San Telmo. Utensillos utilizados por las lavanderas.

cipales clientes que entregaban su ropa sucia a las lavanderas.

El paisaje cambia; muchas de esas casonas abandonadas son habitadas por vecinos y ve cinas más pobres (muchas eran las propias la vanderas) y también por inmigrantes o esclavos. Surge la figura del conventillo, con familias ha cinadas en habitaciones que otrora fueron parte de una casa unifamiliar, en muchos casos seño rial. Las lavanderas empiezan a lavar dentro de esos sitios y se inicia así un nuevo período: el lavado en el conventillo.

La letra de un tango revela, también a modo de copla, la actividad de esas mujeres sufridas: “Y la vieja, pobre vieja, lava toda la semana, pa’ poder pagar la olla con pobreza franciscana, en un pobre conventillo alumbrado a kerosén”.

Terminada la peste, el gobierno municipal toma conciencia de las causas que la provoca ron. Empiezan a aparecer las reglamentaciones referidas a la higiene para el lavado en el río. Finalmente, se prohíbe esta actividad desde Po bre Diablo hasta Palermo Chico. La Municipali dad también promueve los llamados Lavaderos Públicos. Estas circunstancias hacen más difícil la vida y el futuro de nuestras lavanderas.

Tercer período: El paso de Buenos Aires a ser la Gran Capital. El Modernismo (desde el año 1880 hasta 1903).

Las nuevas políticas públicas, por la transfor mación de la aldea en una gran urbe, perjudi can a las lavanderas y son obligadas -de algún modo- a realizar cambios. La ciudad necesita un mayor control de la higiene y se promueven nuevas formas de utilización del agua.

Como parte de un proceso de crecimiento de mográfico en Buenos Aires, surge la necesidad de llamar a especialistas que se ocupen de los problemas derivados de esta expansión. Inge nieros, higienistas, reformadores políticos, ar quitectos, paisajistas, funcionarios y miembros de agrupaciones civiles influyen sobre la Comi sión Municipal creada al respecto, en busca de un gran cambio en el saneamiento ambiental y una mayor profilaxis para evitar enfermedades infectocontagiosas.

Como ya hemos visto, para las autoridades el trabajo de las lavanderas en el río era el respon sable de muchas enfermedades. Y no solo eso: ahora decían que formaban parte de un “espec táculo indigno” para una gran ciudad capital. Buenos Aires ya despliega sus aires de grande za, marcando las diferencias entre clases.

Este cambio tiene gran relevancia, sobre todo porque se produce después de la fiebre amarilla y da comienzo a una etapa de mayor saneamiento interno. Se incrementa el control sanitario, especialmente sobre los inmigrantes, muchos de ellos llegados de Italia.

Tal como sucede ahora, en esa época había limitaciones financieras y técnicas que dificul taban la expansión de las medidas necesarias. Pero a la vez -y esto no ha cambiado mucho- di chas medidas se relacionaban con los intereses del capital extranjero y no tanto con las verda deras necesidades de la población local. De to dos modos, a pesar de los conflictos, se define la Red de Agua Corriente y la de Cloacas. Esto sucede en 1869, después de nueve años y dos años antes de la fiebre amarilla. Es una pena que hayan llegado tarde para evitarla.

Lavaderos Públicos

Tres años después -en 1872- e imitando lo que ocurría en París, se inicia el funcionamiento de catorce lavaderos públicos.

Estos podían funcionar al aire libre y, en algu nos casos, eran techados. Las lavanderas con

servaban allí algunas de sus viejas costumbres: como si hubieran podido trasladar el río a esas instalaciones, las vecinas encontraban un ámbi to de reunión para charlar. Cada barrio tenía el propio: en San Telmo estaba el de la calle Ca seros 750, con 190 piletas. Contaban con agua fría y caliente, tachos para lejía, exprimidores de ropa (precursores del centrifugado), estufas y secadores al aire libre. Pero del total de 3.000 lavanderas de la ciudad, 1.500 seguían lavando en el río y el resto a domicilio o en el conventillo.

El Lavadero fue posible gracias al tendido de la red de agua, que marcó un gran cambio: pasar del río a un lugar fijo. Las costumbres ur banas, poco a poco, iban abandonando los es pacios exteriores, dejando huecos en el paisaje de antaño.

La instalación de estos lavaderos públicos respondía también a intereses creados, que apuntaban contra la costumbre de lavar la ropa en los conventillos, dado que su existencia había crecido como consecuencia de la fiebre amarilla. Argumentaban que las condiciones de estos eran deplorables.

Se suponía que estas medidas, como parte de la mejoría de la situación económica del país, iban a evitar el deterioro de la salud que se producía como consecuencia del uso del

río para lavar la ropa.

La Comisión especializada nombrada por la Municipalidad (años 1886 a 1887) expone: “El aspecto asqueroso que presentan los charcos de agua y jabón que se pudren con el sol hace inevitable la insalubridad que significa el lavado de la ropa en el Río”.

Luego de este informe lapidario, muchas lavanderas optaron por lavar en sus casas, en el conventillo o a domicilio. De todas maneras, se las prejuzgaba diciendo que esto era tanto o más insalubre que el río. La Municipalidad ponía condiciones que eran casi imposibles de poner en práctica: les permitía el lavado en el

inquilinato siempre que se toma ran medidas para mejorar el lugar, renovando los pisos, impermea bilizándolos y poniendo baldosas francesas. Un despropósito total. Y como si esto no bastara para el infortunio de las pobres lavande ras, los dueños de los conventillos les cobraban por lavar allí la ropa. Los diarios decían: “Lejos es tamos de aquellos tiempos colo niales en que las lavanderas se habían apropiado del río para lavar la ropa del vecino del barrio, llegó el progreso”. Como suele ocurrir, para muchos el progreso está asociado a no permitir que los pobres se apropien de un espacio común.

Los conventillos

A partir del año 1891, por ley 1899 y tomando como ejemplo lo que se hizo en Europa, se ini cia la construcción de las primeras cloacas. El sistema cloacal es una necesidad básica para el que piense en una ciudad saludable y moder na. Como ya dijimos, si este servicio se hubiese instalado antes, se habría evitado la muerte de muchos vecinos por la fiebre amarilla. Era y es una medida fundamental para la salubridad pú blica, que muchos pueblos y localidades siguen esperando en la actualidad.

Estela

Llegaban con cajas de cartón sobre sus cabezas con ese equilibrio heredado de su África olvidada. Cuando las lavanderas de San Telmo secaban las sábanas en el tendedero (que era el orgullo de haber podido erigir) una niña como “minina” observaba con detenimiento y determinación cada una de las sábanas casi blancas (porque la costa argentina es barrosa a diferencia de la uru guaya, que es de arena rubia). El agua agitada por las fregadas enjabonadas de las prendas, hacía que las lavanderas tomaran distancia entre ellas para alcanzar un lugar personal que les permitiera agacharse y tener ese pequeño oleaje de agua “limpia”. Evitando entrar en el agua de una playa que, de querer ahogarse, tendrías que caminar con la subiente como siete cuadras. Todas negras como los aguateros.

La niña Estela, así se llamaba, murmuraba palabras. De ella solo se sabía su nom bre, que siempre venía del Sur y no de la plaza central. Nadie le preguntaba, sabían que la habían dejado entre sábanas de hilo en la estación central, después de que se incendiara, entre escombros. Vestía con una corta pollera blanca acampanada y camisa de marinero inglés de aquellos que Brown había abatido. Ella hacía los ja bones de ceniza, hierbas y potasa. Cruzando el Riachuelo por las vías que llegaban a Ensenada, se quedaba entre lavanderas y después de estrujarlas las colgaban para el sol y el viento. Solo venían con buen tiempo. La niña veía saltar las mojarras, el arco iris y ese murmurar inquietante frente a las sábanas lavadas. Los canastones o cajas para portar la ropa lavada y doblada. No cooperaba, solo traía esos jabones al río y comía esos pastelitos que le daba la más anciana que se decía que había sido monja y ahora lavaba y planchaba. Le preguntó “¿Qué dices Estela?”, “Está manchada” dijo la Estela señalando al medio de la blanca sábana. “Familia Brown, este irlandés de la calla Defensa tiene lloradas de exiliado y perdió allá su patria por los ingleses piratas”. Observa otra sábana y dice: “Familia Basabilbaso ¿Qué les pasa? ¿Están secos? ¿Qué se creen que son? ¿Pura hiel, pura apariencia”. (Otra sábana) “Los Granados, sangre de sus esclavos, mató a un negro aguatero” (Otra sábana) “Los Lezama, esa mujer anda con ganas de volver a España. Células muer tas y esquiva o su hombre… que esta sábana tiene espermas de diferentes… es del teniente.” La anciana con un cigarro de La Habana le dice “¿Por qué transpiras? La niña dice “Todo mi cuerpo es de agua, me baño en el río amarillo porque se lle varon la plata. Trajeron las armas, la cruz, los caballos y vacas. Trajeron las almas de los que matan. Yo soy hija de nadie y por eso veo los barcos hundidos y leo al blanco que asesinó a mi mamá. Nadie impedirá que vea en los hilos blancos la crueldad que trae la arrogancia. Seré la memoria o no seré nada ¡Y San Telmo fue el patrono de los marineros en la España! Habrá fuego hasta que el nombre sea de charrúas, de mis querandíes… puelches… y ustedes lavanderas de la suciedad… de la sociedad”.

¡¡ASAGANUP!! “Cuándo se van a arrepentir”. Traducción del idioma charrúa.

Así se inicia el funcionamiento de un orga nismo estatal llamado Obras Sanitarias de la Nación -OSN- (año 1912). Ya hemos visto el impacto que estas transformaciones modernas tienen sobre la labor y la vida cotidiana de las lavanderas y cómo se modifica su relación con el río, a partir de allí.

Las lavanderas empezaron a desarrollar sus tareas en otros ámbitos, llamados marginales: los Lavaderos Públicos o los conventillos o en domicilio. No les quedaba otra opción que acep tar esa nueva idea llamada “Higienismo”. Pero seguía vigente aquella preocupante considera ción.

La mirada negativa sobre las lavanderas y su supuesta capacidad de contagio de todo tipo de pestes culmina con la Ley 4196 (año 1903) con obligación de utilizar para lavar la ropa, únicamente, la cañería de distribución de agua potable.

Esta medida tomada por el Estado, en defen sa de la salubridad, marca el fin de dos oficios primigenios de estas costas: las lavanderas y los aguateros. Como siempre, los avances de la modernidad tienen dos caras: una, ya se sabe, mejorar las condiciones de vida de la ciudad. La otra es la desocupación y, por consiguiente, el hambre de un sector de la población que en otros tiempos fue imprescindible (igual que en la actualidad).

La historia de las lavanderas de San Telmo termina definitivamente con la construcción, en el año 1910, del Puerto Madero.

Nos queda una pregunta: ¿Dónde habrán ido a parar las lavanderas de San Telmo? ¿Qué habrá sido de ellas? Y una ironía: Hubo que em pezar a pensar en un lavarropas.

Lo cierto es que hubo innumerables expresio nes artísticas, plásticas, teatrales y musicales de Las Lavanderas. El sainete “La Familia de don Giacomo” de Alberto Vovion (1887); fueron retratadas por grandes pintores como Goya, Toulouse, Gaudí, etc. También figuran en la lite ratura, como los poemas de Lope de Vega o el cuento que acompaña este artículo.

Ing. Vial Mario Briski

Las Lavanderas de San Telmo forma parte del libro

“Historia de la Calle Defensa”.

EL SOL DE SAN TELMO OCTUBRE 2022 - 5
Cuento de Norman Briski Lavanderas debajo de la Estación Central.

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6 -OCTUBRE 2022 EL SOL DE SAN TELMO

“Es la leyenda de una ciudad imaginaria, sitiada por fuertes enemigos y defendida por unos pocos hombres que luchan hasta el fin, sin sospechar que su batalla es infinita”. Jorge Luis Borges

Aquilea o Aquileia, fue una de las principa les ciudades del imperio romano, invadida por los bárbaros repetidamente y, al fin, des truida.

Borges fundó una Aquilea que será una Bue nos Aires mítica, bordada en el misterio de mitos y leyendas para el film “Invasión” de Hugo Santiago.

También escribió la sinopsis donde está el núcleo de la historia; el resto es la riguro sidad de la puesta en escena, la misteriosa fotografía en blanco y negro de una ciudad mágica y anacrónica que se diluye en la am bigüedad de la trama.

Aquilea refiere a Aquiles y a la Guerra de Troya: unos pocos hombres resisten a una invasión extranjera.

“Invasión” se hizo en los términos y la fra seología de las vanguardias políticas y es téticas de su época, pero el guion es inde pendiente de toda servidumbre realista, con perturbaciones visibles en la percepción de la referencialidad. Aquilea no es Buenos Aires, pese a sus múltiples citas explícitas: una esquina sin ochava de la calle Balcarce, el adoquinado de las calles de San Telmo, la cancha de Boca a la que llaman El Olimpo. El año no es el 1969 de la filmación, pero tam poco el 1957 de la ficción.

No hay olvido del referente; solo se opaca el cruce entre lo conocido y su extrañamiento por la inclusión de una trama épica y una con fusa banda sonora, entre murmullos y el rezongo de un fuelle que acentúa lo intersubjetivo del acceso a un nuevo conoci miento.

Aquilea es una ciudad mítica y atempo ral en el contorno de una Buenos Aires donde la cámara de Hugo Santiago ocupa los espa cios de una ciudad sitiada. A veces una es quina, un farol, un bar donde los resistentes se juntan y van camino al puerto por Paseo Colón, mientras en la frontera sur un ancia no, que será el jefe, anuncia que se acabaron las vísperas.

“Invasión” es un producto cinematográfico puro cuya urdimbre, más allá de lo fantás tico, es la épica de la trama y la poética del coraje de “unos hombres que van a luchar sin rendirse hasta el fin”

Al término del film, el héroe yace muerto en medio del estadio donde se instala una ante na. La invasión se ha concretado: una fuer za imperial domina Aquilea, en la pantalla aparece la palabra Fin y allí veremos que “la resistencia recién comienza”.

AQUILEA HUGO SANTIAGO

Carlos Galván, Martín Adjemián, Hedy Crilla y un joven Lito Cruz, entre tantos.

El guión es de Jorge Luis Borges con Adol fo Bioy Casares. La iluminación de Ricardo Aronovich y la escenografía de Leal Rey. La música, compuesta por Edgardo Cantón, fue realizada por el Centro Experimental del Instituto Di Tella y Hugo Santiago convocó a Aníbal Troilo para componer la música de la “Milonga de Manuel Flores” recitada por Roberto Villanueva, en un gran momento del film que suena como una elegía.

Miro en el alba mis manos / miro en el alba las venas / con extrañeza las miro / como si fueran ajenas

Hugo Santiago Muchnik nació en Buenos Ai res el 12 de diciembre de 1939. Becado por el Fondo Nacional de las Artes, viajó a París donde -por siete años- fue asistente y discí pulo de Robert Bresson (“Siempre fue y será mi maestro” señaló, más de una vez, Santia go).

En París, diecisiete años después de “Inva sión”, se juntó con Juan José Saer a imaginar que los antiguos invasores ya habían caído y que nuevas tempestades se habían precipita do sobre Aquilea, que ya no es una Buenos Aires fantástica.

Aquilea es todo el país añorado desde el exi lio, la patria lejana dominada por una feroz dictadura que será el objeto de deseo de un bandoneonista de figura desgarbada (Rodol fo Mederos) que busca desesperadamente el fantasma de Eduardo Arolas, en medio de combates de organizaciones armadas.

En ese juego del eterno retorno, lleno de amores y de espanto, Aquilea es un fantas ma que desaparece y asoma en las angostas veredas de París fundiéndose en las angostas veredas de San Telmo; se diluye en las Ve redas de Saturno a través de un océano de nostalgia y deseo, muertes dudosas y un final anunciado.

Aquilea será una forma mí tica de hablar, de decir y de pensar la Argentina.

Hugo Santiago animaba al espec tador a ir más allá de las apariencias, para ir más allá de lo real a través de su poetizar.

“Es un film fantástico”, celebró Borges.

“No se trata de una ficción a lo Wells o Bradbury”. Tampoco hay elementos sobre naturales, los invasores no llegan de otro mundo. Se trata de una situación fantástica: una ciudad sitiada por enemigos poderosos y defendida -no se sabe el motivo- por un grupo de civiles.

“El tema de este film es el tiempo, cuando no la Historia misma”, dijo el sociólogo fran cés Alain Touraine: “Es el entierro de cierta Buenos Aires y también el entierro de un modo de vida que moría”

“Invasión” es un objeto cinematográfico au tónomo, como son autónomos de cualquier referencia los poemas de Quevedo, escribió Edgardo Cozarinsky en Primera Plana.

El film fue estrenado en 1969 en el Festival de Cannes y aclamado como muestra de un nuevo cine innovador y radical.

En Buenos Aires, “Invasión” se estrenó el 16 de octubre de 1969 en el cine Hindú de la calle Lavalle, con crítica dispar. Estuvo solo dos semanas en cartelera y desapareció. Pero, con los años, reapareció programada en ciertos festivales, en cines clubs de los sótanos de Buenos Aires, donde los cinéfilos la convirtieron en una película de culto.

“Invasión es, sin duda, la mejor película ja más realizada por un argentino” escribió en 1989, veinte años después de su estreno, Án gel Faretta en la revista Fierro.

El film tuvo a Lautaro Murúa como persona je central y al músico Juan Carlos Paz que interpreta a don Porfirio, con quien Borges homenajea a Macedonio Fernández. El resto del elenco lo componían Olga Zubarry, Juan

“Las veredas de Saturno” será estrenada en el Festival de San Sebastián de 1985; la trilogía aquileana se completa en 2015 con “El Cielo del Centauro” -con guión de Mariano Llinás- donde San Telmo y el Par que Lezama serán el epicentro de la trama. Un francés busca en el Museo Histórico las claves del Ave Fénix en los cuadros de Cán dido López, mientras suena el Sur de Troilo y Manzi.

“El Cielo del Centauro” será el último film de Hugo Santiago y, para él, una suerte de cele bración por los restos de una ciudad a la que nunca dejó de evocar y amar, a pesar de la distancia.

“Todos mis films son argentinos, son los films de un porteño fuera de Aquilea, que es mi Patria”

EL SOL DE SAN TELMO OCTUBRE 2022 - 7
8 -OCTUBRE 2022 EL SOL DE SAN TELMO

INDEPENDENCIA Y BALCARCE

EL SOL DE SAN TELMO OCTUBRE 2022 - 9
PINTURA DE PIO COLLIVADINO (Pintor y escenógrafo argentino, 1869-1945) -Maestro de Spilimbergo, Raquel Forner, Héctor Basaldúa, Benito Quinquela Martín, Geno Díaz, entre otros. / Director de la Academia de Bellas Artes y de la Escuela Prilidiano Pueyrredón.
FOTO:
HUGO
CÉSPEDES Independencia
angosta.
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A LA JUSTICIA PARA FRENAR LA DESTRUCCIÓN DEL CASCO HISTÓRICO

El Observatorio del Derecho a la Ciudad (ODC), la Cátedra de Ingeniería Comunitaria de la UBA (CLIC), el Instituto de Pensamien to y Políticas Públicas (IPYPP), El Movimiento La Ciudad Somos Quienes La Habitamos y la asamblea de Barrios Históricos Vivos, con el apoyo de más de 2500 firmas acudieron a la justicia presentando una acción de amparo colectivo ambiental para que se interrumpa la implementación del “Plan de Renovación del Casco Histórico” has ta que se realice una Evaluación de Impacto Ambiental Acumulativa y Estratégica.

1. En el marco de la acción judicial solicita ron que se implemente un ámbito demo crático participativo donde los habitantes de los barrios históricos puedan discutir las prioridades barriales garantizando la Demo cracia Participativa Ambiental y la protec ción del patrimonio.

2. También solicitaron que se conforme una Mesa de Trabajo, donde se discuta e im plemente un Protocolo de Uso del Espa cio Público que garantice la compatibilidad de los usos residencial y comercial, para que sea posible la habitabilidad de los hogares.

3. La acción judicial fue acompañada por un Informe Técnico elaborado por la Coordi nadora de la Cátedra de Ingeniería Comu

Bolívar al 1200 - Foto Gabriela Pérez Giambroni

nitaria de la UBA (CLIC), la Ing. María Eva Koutsovitis, donde se alerta respecto a los impactos que implica la modificación del sis tema pluvial en el Casco Histórico.

4. En relación con la propuesta del Go bierno de eliminar el transporte públi co en el Casco Histórico, la acción judicial solicita que el GCBA no avance con esta

medida hasta tanto no se implemente un sistema alternativo que garantice la acce sibilidad y la movilidad de personas mayo res, personas con discapacidad y personas con movilidad reducidas. Desde la CLIC y el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP) se realizó un dictamen, elaborado por la Ing. María Eva Koutsovi tis y Carlos Scally, donde se fundamenta que la intervención propuesta por el GCBA en el espacio público no solo incorpora elementos ajenos al Casco Histórico que constituyen barreras físicas a la accesibi lidad, sino que carece de perspectiva de discapacidad.

5. Por último, la acción judicial presentada solicita un control diario permanente en relación con la ocupación de la calzada y las veredas, por parte de la actividad gas tronómica.

La acción judicial fue caratulada “Asocia ción Civil Observatorio del Derecho a la Ciudad Y OTROS CONTRA GCBA SO BRE AMPARO – AMBIENTAL”, Expte. N° 322927-2022/0. La misma fue patrocinada por el fundador del ODC, el Abogado Jona tan Baldiviezo.

Observatorio del Derecho a la Ciudad (ODC)

Relato

Yo estaba por entonces trabajando en una tira televisiva exitosa. Voy al cine. Me siento en un asiento ideal, bien en el medio y a la distancia justa de la pantalla.

Justito delante de mí se sientan una señora mayor y un joven. Escucho que él (que evi

dentemente trabajaba en televisión) le dice a ella: “Él se muere mamá, te aseguro que en este capítulo él se muere, lo grabamos ayer”.

A lo que la mamá responde: “Pero a lo mejor todavía se salva hijo...”.

EL SOL DE SAN TELMO OCTUBRE 2022 - 11
Los vecinos de la calle Perú al 600, CABA, nos han hecho llegar estas imágenes donde muestran que los contenedores de la basura están llenos de residuos, porque no son vaciados diariamente. Foto: Néstor Molinelli

PAISAJE BARRIAL

12 -OCTUBRE 2022 EL SOL DE SAN TELMO
Foto: Imaretta Hermosilla Cuadro hecho con fieltro que representa el Bar Dorrego (Humberto I° esq. Defensa, CABA), hoy cerrado. Su autor es uno de los pintores que expone los domingos en la calle Humberto I° al 400 -CABA-.
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