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El traidor Navarijo

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Estado de Derecho

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ABOMINABLE. VERGONZOSAMENTE ABOMINABLE

Hay seres abyectos, cuya sola mención provoca amargas y furiosas arcadas, con hiel incluida; es la expresión de rabia y rechazo, frente al régimen de traidores y lacayos, que oprime nuestra sociedad. Seres despreciables, históricamente aborrecidos por la humanidad. Judas, el más “celebre”. Se trata de colaboradores eficaces de los poderes oscuros. Sirven gustosos, a los sátrapas o aprendices de tales en sus acciones represivas, todo, a cambio de canonjías, perdón de delitos o denarios; generalmente cobardes; actúan a la sombra, con estímulo y protección de la seguridad del Estado. Son preferidos del Dictador (aunque en el fondo los desprecie). Para el poder corrupto, la ponzoña del traidor es de sus venenos predilectos. Le sirven para dar mascarada de delito común al crimen político. Facilitan encerrar en ergástula al opositor, al intelectual, al periodista. Permite al jefe del régimen, dar la orden y esconder la mano. Se arrastra voluntarioso a las veleidades del “jefe”. Esa es la carta de presentación de un tal Navarijo. Última mención.

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La historia lo colocará en su lugar: un oscuro y hediondo sótano. Húmedo, mohoso y con alacranes. Dante en su infierno, crea especial apartado a los traidores, allá irá. La estancia de Judas. El traidor vive de la mentira. Sabe que es desechable. Es útil mientras sus pérfidos servicios sean efectivos al sátrapa. Que le odia. El poder enfermo opera así y Guatemala sufre de un régimen con desvaríos de poder eterno. Para su perpetuación ominosa, echa mano de sujetos perversos, ese es el caso ahora. No se trata de traición devenida de un pacto de silencio entre secretos conspiradores, tampoco es el producto de una organización urdida en la clandestinidad con fines aviesos. No. Es la fabricación malsana de un caso penal, en donde el traidor, presta sus malos oficios, para hundir a un patriota, todo a cambio de caricias en su reptil lomo, olvido de desfalcos bancarios y un lugar en el averno de Dante. Cierro -por salud mental- la referencia a la vergüenza humana. El daño está hecho. Otro episodio negro, surgido en las mentes cavernosas del Manchen. Su relato siempre será una historia oscura, que solamente superaremos con la luz de la palabra y el reencuentro con la democracia patria. El agraviado resiste. Estoico. Incólume. La sociedad lo arropa. Le asigna un sitial de pluma libertaria. El caso provoca estupor y solidaridad internacional. Es el signo de nuestros tiempos. La decadencia democrática. De nuevo este pequeño país, tiene un poder político basado en la sevicia e informes de orejas de cuello blanco.

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