31 de marzo de 2019
AÑO 24
EDITORIAL
ENTREVISTA
EL OBSERVADOR DE LA ACTUALIDAD
P. 3
VERÓNICA DE «CASA DE VIDA»
P. 7
UN FRANCISCANO ES EL MEJOR PROFESOR DEL MUNDO
FRAY PETER TABICHI
DE QUÉ SIRVE GANAR EL NOBEL
SI SE PIERDE EL CIELO
ILUSTRACIÓN: ROSA MARÍA LÓPEZ
TEMA DE LA SEMANA
JÉRÔME LEJEUNE,
Págs. 2-6
$13.00
SER JOVEN
«UNA VIDA SALVADA SE MULTIPLICA»
PEDIR POR PEDIR
No. 1238
PERIODISMO CATÓLICO; FE QUE SE HACE CULTURA
P. 11
DE CAMINO
Renunciar
E
Jaime Septién
l testimonio de Jerôme Lejeune, el «padre» de la genética moderna, no puede ser más esperanzador para todos aquellos que sentimos que, como católicos, estamos en la segunda división de la ciencia, del arte, de las humanidades. Podemos hacer grandes descubrimientos; pintar la belleza del mundo, escribir poesía inmejorable… Con la condición de no renunciar a la fe por la fama, el prestigio, lo políticamente correcto, el dinero, las becas, los premios… Lejeune descubrió las causas del Síndrome de Down. Al difundirlas, generó la reacción contraria a la ciencia, a la vida. La «industria» del aborto vio en ese descubrimiento una veta de oro: detectar en el vientre de la madre la copia adicional del cromosoma 21 (la causante del Síndrome de Down) y proponer a los padres abortarlo (hay países como Islandia en donde no hay personas con Down: a todos los han matado). Como médico y hombre de una fe profunda, Lejeune se escandalizó del «uso» perverso que dieron a sus investigaciones. La ciencia o está al servicio de la dignidad del hombre o es un monstruo de mil cabezas. Podría haber ganado el Nobel. Lo relegaron por su defensa de la vida. No lo obtuvo. Pero fue al Cielo. Y la pregunta de Cristo a San Pablo resuena en nuestra mente: ¿de qué serviría ganar al mundo si se pierde el alma?
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