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ESFERA DEL FOLKLORE

SABADO, 15 DE NOVIEMBRE DE 2014

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Prohíben panegíricos exageran virtudes de fallecidos MOISÉS VARGAS (ANTROPOLOGO CULTURAL) moises1049@hotmail.com

l Talmud y el Código de la Ley Judía condenan los panegíricos que son “simulados” y que exageran las virtudes del fallecido. Los rabinos no condenaban aquéllos que embellecían levemente la verdad, pero objetaban vigorosamente las distorsiones abiertas. El tratado Brajot dice: “Del mismo modo los difuntos son responsables por sus pecados, los oradores fúnebres deben rendir cuentas por pronunciar panegíricos deshonestos”. Pero los rabinos eran más indulgentes respecto a panegíricos exagerados sobre hijos de personas acomodadas o hijos de maestros. Por deferencia a sus padres, se permitía panegíricos exagerados, pero se emitió una advertencia contra los panegíricos que son “inventados de la nada”. Dado que no se pueden pronunciar honestas palabras de alabanzas por quienes se han quitado la vida, el Talmud30 y el Código de la Ley Judía prohíben pronunciar panegíricos a quienes se han suicidado. A veces se hace una indulgencia en el caso de un suicida cuya acción irracional haya sido resultado de una presión excesiva. Los rabinos del Talmud consideraban que se cometía una gran injusticia con el difunto si no se pronunciaba un panegírico. Basándose en el principio de que uno no puede deshacerse de algo que no le pertenece, las autoridades rabínicas están de acuerdo en que ciertas solicitudes hechas por el individuo antes de su muerte, pueden ser ignoradas. A pesar de esta posición rabínica, la costumbre prevaleciente es que si una persona solicita que su funeral sea

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simple (específicamente, que no se pronuncien panegíricos) la solicitud debe ser respetada porque el panegírico se pronuncia principalmente para alabar al difunto. El converso, al igual que cualquier otro judío, debe cumplir con el mandamiento que exige respetar siempre a los padres. Por eso, el converso tiene permitido pronunciar un panegírico por un padre no judío, siempre que el funeral no se efectúe en una iglesia. Un funeral en una iglesia se considera un servicio religioso y la participación en él está prohibida por la ley judía. ¿Por qué a veces no se pronuncian panegíricos en los funerales? Dado que uno de los propósitos del panegírico es intensificar el dolor y hacer brotar lágrimas de los ojos de los dolientes, se considera impropio pronunciar un panegírico un viernes en la tarde (casi sábado para los judíos) o en la víspera de una festividad judía, porque entonces uno debe prepararse para el día de regocijo. Los panegíricos se omiten generalmente también

en los funerales realizados en el día que sigue a una de las festividades de peregrinación (Pésaj, Shavuot o Sucot), y esto se remonta a los tiempos en que los peregrinos regresaban a casa de su viaje a Jerusalem y aún estaban en un estado de regocijo. Esta práctica no siempre se observa, especialmente cuando el funeral se realiza a primeras horas del día y los dolientes y demás asistentes cuentan aún con suficiente tiempo para llegar a sus casas y prepararse para el Shabat o la festividad. Se suele hacer una excepción en el caso de distinguidos lí-

deres o maestros e inclusive en el caso de legos cuyas familias insisten en que se pronuncie un panegírico. Posteriormente pasó a ser costumbre que el féretro fuera el primero en abandonar la funeraria y se caminara frente a él. Se basaba en la creencia de que “los espíritus vagan por él para descubrir qué pasa entre los vivos y si ven a un pecador antes de que su atención sea atraída por el féretro y su ocupante, se abalanzan contra él. Hoy en día la costumbre de escoltar al muerto se cumple, especialmente entre algunos ju-

díos ortodoxos, caminando detrás del cortejo fúnebre una o dos cuadras después del funeral. Al respecto, debe señalarse que existe una variedad de costumbres en las comunidades sefardíes. Entre los judíos kurdos, por ejemplo, los hijos del fallecido no siguen al féretro, sino que se quedan en el patio de su casa. Entre los judíos de Libia, los hijos paran cerca del féretro. Después de que es llevado al cementerio, esperan afuera, y ahí pronuncian el Kadish después del entierro. Aunque la ley judía no prohíbe que no judíos carguen un féretro, es tradicional que solamente miembros de la familia y los judíos cercanos lleven al difunto a su última morada. En funerales de figuras públicas judías, se otorga frecuentemente a no judíos el honor de cargar el féretro. Después del servicio funerario en la casa o en la funeraria, en algunas comunidades se acostumbra que el cortejo fúnebre haga una pausa frente a la entrada de la sinagoga que el difunto frecuentaba. Los dolientes abandonan sus automóviles y se paran frente a la sinagoga para escuchar la oración de El Male Rajamim.


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