Gastrolab. Viernes 2 de mayo de 2025

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GASTROLAB

Complemento perfecto

Cuatro generaciones y un sinfín de historias por contar. El proyecto de Maricú se ha consolidado como una empresa familiar que hoy continúa cosechando éxitos

perdura Legado que MARICÚ

MARICÚ ORTIZ

ES CONSIDERADA PIONERA EN LA PASTELERÍA FRANCESA EN MÉXICO; HOY, COMPARTE SU LEGADO CON SU HIJA MARICÚ SÁNCHEZ

MAGALLÁN

POR EVELYN CASTRO

EVELYN.CASTRO @ELHERALDODEMEXICO.COM

FOTOS: ALFREDO PELCASTRE Y CORTESÍA

El legado culinario de Maricú comenzó en los años 70 en Monterrey, Nuevo León. En un panorama donde las pastelerías no tenían cabida, la familia Ortiz Llaguno apostó por iniciar un proyecto que hoy continúa rindiendo frutos, ahora entre las nuevas generaciones.

En aquel entonces Maricú Ortiz tenía 16 años y, aunque disfrutaba mucho de comer y preparar pasteles, encontró en este oficio una oportunidad de negocio.

“Mi madre Maricú Llaguno es muy conocida en Monterrey. Es una excelente cocinera, y una gran persona; por eso decidimos bautizar nuestro primer proyecto con su nombre: Pastelería Maricú. Y así comenzó la historia”,

EJEMPLO

Mi mamá Maricú Llaguno es el inicio. Estoy muy orgullosa de que ahora mi hija me acompañe”.

MARICÚ ORTIZ Chef

cuenta Maricú Ortiz, en entrevista con Gastrolab

ABRE SUS ALAS

La pasión de Maricú por la pastelería la llevó a profesionalizar sus conocimientos en París, Francia.

“Llegó el momento de decidir qué carrera estudiar y fue cuando viajé a Francia para perfeccionar mi conocimiento. Tuve mi primer contacto con la pastelería francesa profesional y, sonará muy cursi, pero me enamoré del oficio”

Al volver a México decidió abrir su proyecto, ahora en la capital del país, en la colonia Del Valle. Aunque inicialmente este lugar sólo funcionaba como pastelería, la gente comenzó a sugerirle que impartiera clases. Animada por la buena recepción de sus clientes, y con una bebé en puerta, Maricú Ortiz inició con sus primeros cursos de cocina.

"Era un momento en el que tenía que tomar decisiones: dedicarme a mi familia o trabajar, y la docencia era muy fácil de controlar en cuestión de horarios. Quería disfrutar a mi bebé y pasar tiempo con ella. Tomé

l Maricú también imparte cursos de panadería. cursos de panadería

l Maricú es considerada pionera en la pastelería y panadería francesa en México.

l Con 38 años de trayectoria, ha logrado consolidarse entre las mejores del ámbito.

la decisión de vender la pastelería y me quedé únicamente con la escuela y la impartición de un diplomado profesional que hoy en día continúa llevándose a cabo", añade.

UN NUEVO COMIENZO

El Centro de Artes Culinarias Maricú inició sus cimientos en la colonia Pedregal. El éxito de este proyecto,

l Estudió en la escuela Lenôtre y ahora comparte su conocimiento en su propia institución.

AÑO EN EL QUE COMENZÓ MARICÚ 1976

la obligó a expandirse a otras latitudes, y fue cuando abrió su segunda escuela en la colonia Lomas de Chapultepec, en la CDMX. Además de panadería y repostería francesa, Maricú es pionera en la impartición de clases con chefs internacionales. Por sus aulas han transitado chefs como Amaury Guichon y Cédric Grolet.

l En junio de 2012 publicó su primer libro de

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l Actualmente,

junto con su hija, dirigen el Centro de Artes Culinarias Maricú.
cocina titulado Cocinando Dulce

l Un curso muy popular en el Centro Culinario.

l Mil hojas, el pastel favorito de

IV-V

VIERNES / 09 / 05 / 2025

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DE BAR EN BAR

VALENTINA ORTIZ MONASTERIO NUBE VIAJERA

@valeomg

sello distintivo tarta de frambuesa sabor que permanece

l Creación que formó parte de sus clases de cocina.

l Entre otras especialidades, está el curso de Mil Hojas.

l PASTELERA. Maricú Ortiz, creadora de centro de Artes Culinarias Maricú.

l Su hija, Maricú Sánchez Magallán Ortiz se encarga de los procesos administrativos.

l Además, implementó los cursos en línea y mantiene actualizados los diplomados.

A las operaciones también se sumó el talento de su hija Maricú Sánchez Magallán Ortiz, quien a pesar de no dedicarse al mundo de la gastronomía, ha logrado enriquecer el negocio familiar con sus habilidades administrativas.

"Estudié Hotelería en la universidad Iberoamericana, convencida de que no me quería dedicar a la gastronomía; sin embargo, en los últimos semestres de la licenciatura, mi mamá sacó su libro de cocina y me introduje al negocio con las pruebas de recetas, la revisión de fotografías y de todos los detalles. Cuando acabé la carrera, me quedé tiempo completo en el proyecto", cuenta, por su parte, Maricú Sánchez.

Su hija llegó a inyectar una dosis de energía. Gracias a sus aportaciones, el Centro de Artes Culinarias Maricú logró sortear las adversidades económicas durante la pandemia por Covid-19 con la impartición de clases en línea. Además, lograron fortalecer las redes sociales, captar nuevos clientes, y sobre todo, organizar la parte financiera.

"Mi función está dirigida a la parte administrativa. Trabajo en la planeación de cursos, de la mano de mi mamá. Son recetas que mi mamá tiene desde hace muchísimo tiempo, pero las hemos transformado y actualizado. Siempre estoy impulsando y empujando a hacer las cosas, de mejor manera", añade Sánchez Magallán.

l Su llegada también captó la atención de nuevos clientes con campañas publicitarias.

HERALDODE MEXICO.COM.MX 7 6 8

GENTE COMO UNO, QUE PASA LARGOS MOMENTOS DE SU VIDA SENTADA EN UNA BARRA, APRECIA AL QUE LE SIRVE EL TRAGO CUANDO EL QUE LO HACE ES COMPASIVO

Aveces me da penita ser tan así, como soy. No siempre, pero en ocasiones me encuentro en situaciones en las que la oferta es amable, las ganas son tremendas, el storytelling detrás de cada trago es quijotesco y yo salgo con la misma de siempre: no gracias, a mí sólo me gustan los cocteles clásicos. No abro mi corazón, diría mi papá; no, no lo abro.

A veces ando con suerte y los creativos detrás de la barra celebran mi necedad y se ríen de mi. ¿O no, Nacho?, agradecí infinitamente las propuestas de coctelería fancy, elaboradísima, cariñosa y cachondita, pero no puedo, y suceden dos cosas, o con sonrisa convenzo -como ese día en Brava que, osada, cambié de chamba, de crítica a bartender y armamos martnis in & out con los chavos-; o me voy directo a una cuba, la cuba que nunca falla. Pero eso sí, hay que ir a Saltillo a comer con estos valientes llenos de corazón y de red angus, juventud divino tesoro Pero pues en este mundito en el que me muevo de noche (porque de día soy prioritariamente buena vendedora, contadora de cuentos, contenedora del amor más lindo que jamás ha existido y mamá), luego es complicado que un “no” se entienda bien. Digamos, gente como uno, que pasa largos y agradabilísimos momentos de su vida sentada en una barra, aprecia al que sirve el trago cuando el que lo hace es compasivo con sus clientes. ¿Por qué pensarían que me gustaría un Negroni con una naranja cristalizada en sal de gusano?, y si le digo que mejor “naranja normalita”, ¿se ofendería? Qué difícil ser yo, efectivamente.

EN ESTE MUNDITO EN EL QUE ME MUEVO, LUEGO ES COMPLICADO QUE UN "NO" SE ENTIENDA BIEN

La primera vez que fui al nuevo Pujol, Enrique me invitó a probar cositas. Veníamos de tiempos de mucho foie (grandes anécdotas) y pasábamos a tiempos de oda al taco y de menos es más. La comida fue gloriosa, pero el cierre, inolvidable. Pidió un Bacardí blanco puesto para cada quien, en vaso cidrero delgadito, hielo hasta el tope y coca normal. Larga vida, dije, larga vida, y ahora, está de cumpleaños veinticinco Hoy, me tomo un martini de esos que poca gente me sabe hacer, en tremenda barrita de la Carrera 13. Espero que tengan mejores aceitunas, espero que me den de comer porque luego se les olvida entre tanto ponernos al día, espero que las estrellitas se asomen dichosas de tanto cariño, complicidad y abrazos. Me gustan los restaurantes que entienden que el reposapiés de una barra debe estar medido con inteligencia y asesorado por borrachos, con ganas de que los que gozamos nos quedemos, consumamos, pues. Y ya en plan sibarita total, la barra del Milford en Madrid, tiene hasta colchoncito para reposar los antebrazos mientras Santi sirve los mejores gintonics de la comarca. Bien llenos de hielo, bien llenos de ginebra. Así, de bar en bar.

P.D. Bravo Condesa Gin que se llevó medalla de oro y Sprit of the Year por el London Spirits Competition 2025 con su destilado insignia, Condesa Gin Clásica. Ginebra chilanga, elegante, y mejor aún, mexicana.

Maricú Ortiz y su hija.

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