El tamaño importa

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Los Derechos de Propiedad sobre este libro, en sus versiones digital e impresa estĂĄn debidamente reservados y protegidos por Ley

Dedico esta obra a las mujeres y hombres que pertenecen a la CofradĂ­a de la Gran Orden del Relato

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La Guerra de los Tamaños Si Winston Churchill se hubiera fijado con mayor cuidado en el mapa del Reino Unido, la colección de frases churchillanas se habría enriquecido con la siguiente afirmación:

Escocia es un misterio dentro de un manojo de precipicios

La geografía escocesa se nos muestra tan entreverada, que construir un campo de fútbol, sin traspasar alguna frontera, debe ser toda una realización de ingeniería visionaria. Proyecta la impresión de que los avisos sobre bienes raíces, al anunciar la venta de algún terrenito, deben incluir en el precio el valor de los desbarrancamientos geológicos que lo circundan. Ver Escocia es ver una cadena de acantilados, donde las olas empujan desde hace dos pares y medio de billones de años y Escocia aguanta el embate con actitud de ejemplar obstinación. Pero, a cada nuevo empujón coordinado del mar, un nuevo acantilado parece surgir, como una muralla china modular, trasladada a la meseta de los grandes despeñaderos; las montañas se

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amasan entre sí para acomodarse sin molestarse mutuamente, lo que es un signo de gran capacidad civilizante. La voluntad de los escoceses es tan grande, que cuando la ubicamos en el globo terráqueo nos inunda la seguridad de que han tomado una tarea de prioridad cósmica:

Remolcar por los mares a la Inglaterra completa, hasta depositarla, dentro de alguno que otro milenio, en el polo geográfico norte del planeta...

Había en Escocia dos municipios unidos por un mismo precipicio; ambos pertenecían a la misma región, pero estaban separados por milenios de percepciones diferentes sobre el mundo: Scottish era la que apuntaba al norte y Scottich, la que indicaba el sur; los habitantes de Scottish, descendientes directos de los terribles Vikingos, creían sagradamente en la iluminación del día invernal. Los de Scottich, herederos consanguíneos de Braveheart, añoraban la tibieza del Mar del Norte y las travesías por los campos de roca firme. La rivalidad de ambas regiones se retro proyectaba hasta el nacimiento mismo de los dos primeros clanes que poblaron 4


las dos dimensiones. Nadie tenía pisada en terreno enemigo, por lo menos, si es que deseaba continuar en el mundo de los que honran a los muertos. El precipicio era el centinela milenario que se encargaba de que la disposición natural se cumpliera sin excepciones posibles… era tal el celo que se guardaba acerca de la distancia que debería existir entre ambos, distancia geográfica, histórica, social, cultural y psicológica, que Shakespeare, a pesar de su tenacidad, jamás habría encontrado posibilidad de unir un McRomeoish con una eventual McJulietaich. Como es de suponer, cada Clan tenía sus distintivos singularizadores; la vestimenta de cada clan se acomodaba a la moda escocesa, claro, pero el tejido y los motivos diferían con gran exaltación exhibidora, en ambos lados. En la solapa de las capas y en el plisado de las faldas, los de allí mostraban la figura de uno de los de aquí solicitando asilo protector. En las medias y en la boina de los de aquí, se exhibía la figura de uno de los de allí suplicando el ser aceptado en la “verdadera tradición de Escocia”. A cada torneo de lanzar troncos (traídos de otras regiones para la ocasión) cada uno trataba de lanzarlo al otro lado, a ver si en una de ésas desnucaba a algún falsificado…

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Pero los siglos pasaron, amontonándose junto a las montañas escocesas y el progreso tocó, con grandes vibraciones, a la tierra de los acantilados. Por razones que el sentido del humor de la naturaleza podría explicar, los de Scottish tenían agua, la que faltaba por completo en la región de Scottich. Mientras que en la región de Scottich se halló un pozo de petróleo con el que alimentaban una planta de energía que les permitía gozar de luz artificial. De este modo, durante las horas del día, (que nunca fueron muy largas) los de aquí gozaban de baños y de riegos pantagruélicos, mientras los de allí racionaban el agua que importaban en cisternas, desde el otro lado de la frontera municipal. Pero durante la noche los de allí iluminaban sus casas con luces que fulguraban en bombillas de colores, para gozar de la aflicción de los de aquí, reflejada en las humillantes llamitas titilantes de las velas… así se pasaban los años y los lustros, permitiendo la maduración de las décadas… pero, tal vez por alguno de esos misterios de la historia, el Parlamento Inglés intervino en esta vida signada por la dialéctica de los eternos contrarios. La Cámara de los Comunes sentenció que un pueblo dividido no podía prosperar ni existir y que era de importancia nacional terminar con este asunto 6


La Cámara de los Lores desempolvó las pelucas, lustró los blasones, exhibió los títulos y con rapé traído del contrabando francés, sentenció que los comunes tenían razón: era necesario hacer algo. El Primer Ministro encontró la solución: se construiría un acueducto desde los de aquí hasta los de allá, cruzando desafiantemente el precipicio que los unía. Como contraparte, levantaría postes de energía eléctrica en la región de los de aquí, para que la luz de los focos reemplazara el resplandor de las velas. Así sería cómo se lograría que los unos tuvieran luz y agua y los otros, agua y luz, pero la idea nunca llegó a ninguno de los precipicios divididos. Las cosas discurrían con la inercia que sólo los acantilados pueden ofrecer; vacíos tras de vacíos verticales, que sustituían a las lontananzas tras lontananzas de los espacios horizontales. Una estepa rusa era la contraparte geométrica de un plano acantilado perfectamente perpendicular a la horizontalidad del plano cosaco. Pero el polo magnético del Planeta estaba por cambiar de ángulo, con grandes cataclismos emocionales para las dos regiones y para el mundo. El gobierno decidió hacer una especie de censo morfológico de las 7


características físicas, mentales y espirituales de hombres y mujeres de la Bretaña, con tal propósito, las computadoras registrarían las medidas de todos los habitantes que se consideraran estratégicas para los fines previstos –es imperativo conocer exactamente cuáles son las características somáticas, mentales y espirituales que permiten las grandes reservas psicológicas que distinguen a los que se cobijaban en el Common Wealth, aseveró, con aire de Barítono Bajo, el Director de Censos y Muestreos del Poder Ejecutivo –mostrar al mundo por qué somos lo que somos y no lo que no somos, complementó el Ministro de la Educación y la Tradición Nacionales Se midió todo: cabezas, troncos y extremidades; cuencas de los ojos, esternones y omóplatos; bíceps, tríceps, cuatríceps, pelvis, cuellos, narices… forma y tamaño de las cabezas, de los brazos de las piernas, de los senos, de los ombligos; volumen de los pulmones, ancho de la tripa gorda... todo. El Informe fue dado a conocer en una impresión de papel couché y a todo color, los mismos que fueron repartidos a todas las regiones… Los de aquí los leyeron… los de allí, también 8


...y se produjo el terremoto social

Los hombres de la Escocia Dividida: simplemente no podían creerlo, no querían creerlo, no concebían que semejante cosa pudiera creerse… nada había tan denigrante como la vil mentira de los censores, adoctrinados en un mundo de oscuros complejos, que les impelía a tomar acciones de desprestigio en contra de los herederos de las genuinas cepas de la raza –esto es algo que no vamos a aceptar ni a soportar ni a permitir ni a convalidar ni a aceptar, ni a soportar, ni a permitir ni a convalidar ni... –la conspiración debe ser frenada; ahora, cuando aún podemos hacerlo; no después, cuando ya sea tarde; no después cuando la mancilla al honor ya sea una afrenta no rectificable –es preciso hacer algo.... ¿Cuál era la causa de semejantes arrebatos y manifestaciones de ira no contenida; de ira más bien autogenerada, reciclable y auto expandible? 9


Pues que uno de los resultados del censo medidor había determinado que el promedio del tamaño del pene de los varones de ambas regiones, eran iguales entre sí, pero menor que el promedio nacional… como se comprenderá, esto era algo que nadie en el mundo de la razón, de la dignidad, del honor, de la tradición, de.... podía aguantar Pero sólo se trata de una décima de pulgada, aducían los más timoratos, dispuestos a evitar la inminente secesión y sus innegables consecuencias para la tradición del Clan –una décima de pulgada no es nada en la medición del tamaño del planeta; es todo un universo cuando se trata de establecer la magnitud de un electrón, pero es el conjunto de todos los cosmos y aún más, cuando se pretende falsear la realidad de las medidas vitales –una décima de pulgada más pequeño (perdón, menos grande) es la diferencia entre la vida con predicamento de valía, o la muerte en vida con desdoro agravado

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Como sucede en todas las guerras, ésta demandó también una estrategia de alianzas defensivas, conspirativas, hermanadoras, vengadoras. Los de allí y los de aquí se comunicaron directamente por vez primera en dos mil años y decidieron presentar fuerzas conjuntas para enfrentar al desmedro. La primera medida fue la construcción de un puente, para que la pesadez del transporte no obstaculizara la fluidez del diálogo directo. Enemigos de acudir al Estado, los respectivos municipios presupuestaron los urgentes gastos que demandaría la construcción del primer puente que uniría, junto con el precipicio original, los esfuerzos y las simpatías mutuas de ambas regiones… al final, el presupuesto de cada municipio tuvo que ser duplicado, puesto que apareció un nuevo problema que debía ser resuelto: cada región quería empezar el puente –queremos empezarlo desde nuestro lado y al modo que la cultura y las grandes tradiciones sobre construcción de puentes, que hemos heredado de nuestros ínclitos antepasados Así, los de allí empezaron su puente desde allí Los de aquí lo hicieron desde aquí 11


Como el encuentro en el medio no era ni remotamente posible, dos y no una, fueron las pasarelas unificadoras que establecieron los túneles cósmicos que unirían las dimensiones paralelas. La primera estrategia surgió de menudas reuniones conspiratorias: preguntarían a cada mujer, de ambas regiones, su opinión sobre el asunto. Las mujeres se portaron a la altura de sus antecedentes: las solteras dijeron que como solteras, “no tenían ninguna experiencia ni conocimiento sobre el asunto en particular” −por lo tanto, no podemos opinar sobre un tema de tan trascendente significado en la historia patria y para la convivencia grupal Las casadas contestaron que tenían un solo marido –por lo que no tenemos ningún otro indicador que nos permita un punto de referencia para hacer comparaciones tan delicadas, tan importantes y tan urgentes… asumir algo diferente no es sino exhibir una afrenta honda y áspera al honor de casadas y de solteras por igual 12


Los furibundos no se percataron de la socarronería femenil y continuaron con la formulación de estrategias que venían a reemplazar otras de igual calibre. Mientras tanto, los medios de comunicación social habían transmitido por escrito, y por hablado, los pormenores de los aprontes varoniles de las regiones de Scottish y Scottich. La opinión pública se dividió Hubo quienes se pusieron al lado de las reivindicaciones, en gestos de prudencia antelada por lo que pudiera suceder; y hubo los que favorecieron las estadísticas oficiales. El Parlamento y la Corte Supremísima Impartidora de Justicia postergaron el asunto hasta que las condiciones fueran, en verdad, exigentes o el asunto hubiera perdido por lo menos algo del calor que ahora irradiaba... comprendían que estar por debajo del promedio en cualquier cosa era un estigma muy duro de sobrellevar, especialmente si se tomaba en consideración las pruebas de competencia leal que siempre habían caracterizado a las relaciones de la población nacional en cualquiera de sus manifestaciones.

Por otra parte, había en El Tribunal Supremo un miembro nacido en una de las dos regiones, por lo que la cosa 13


no podía quedar así por mucho tiempo. El asunto era aún peor para los residentes de cualquiera de las regiones, cuando debían visitar otro municipio, otra ciudad y, lo peor, la capital… dondequiera que fueran, algunos follones, sin educación ni respeto para nada ni para nadie, les gritaban, en coro, en solo, acompañados o a capela y con eco digitado y perverso la palabra maculada: abajeeeeeeñooooooooos El cuerpo diplomático murmuraba en las recepciones y los organismos internacionales medían el posible cambio alcista en la tasa de inflación. Las novias empezaron a pedir garantías a los prometidos. Las trabajadoras de la noche, a cobrar una prima extraordinaria para hacer saber, como al descuido, que tal o cual caballero de la región inmolada, estaban muy encima del promedio… el desempleo y la renacionalización del carbón pasaron a segundo grado; los anglicanos afirmaban que esa degeneración se debía a la intromisión católica y papista en las cristalinas costumbres de la nación… el burbujeo del murmullo y del comentario antojadizo se hacía cada vez menos tenue, menos sutil Se hacía cada vez más audaz, más agresivo 14


Canciones de vituperio fueron compuestas; poemas de desagravio se leyeron en las jornadas literarias; estudios sicológicos fueron realizados y los antropólogos arengaron, en manifestaciones de muchedumbres varoniles, sobre la necesidad de unificar la raza agrandada “en todo sentido”. Finalmente, los masculinos de ambas regiones llegaron a un acuerdo, justo, adecuado, unificador, definitivo y totalmente reivindicador: realizarían una exhibición pública, para demostrar lo mal encaminados que los maleantes de la Dirección de Censos andaban, en su afán de desprestigio. Convocarían a la prensa nacional e internacional, a varios observadores neutrales de las NNUU y a delegados y veedores especiales de países amigos… medirían al “vivo y directo” todo lo que habría que medir y sacarían un promedio verdadero, no camuflado por la discriminación censorial. El gran acontecimiento vindicador se llevaría a cabo el día sábado venidero; la Cámara de los Lores volvió a desempolvar las pelucas, las togas, los códigos, las condecoraciones, los emblemas... y volvieron a relucir las cajitas de rapé deportado de Francia.

La Corte Supremísima Impartidora de Justicia hizo lo propio. La Scotland Yard alistó las lupas, los reactivos 15


y los microscopios; los nostálgicos de los Beattles hicieron manifestaciones de sano apego a la idea de una exhibición honesta y liberadora: en cadenas humanas cantaban “Imagine” … Por lo general, la Corona no se mete con asuntos mundanos, dado que está muy ocupada con las agendas de recepciones y cócteles, por una parte, y tratando de encubrir alguno que otro escándalo familiar, por la otra. Pero esta vez la representación de la Corona comprendió que tenía que intervenir; de lo contrario, el país de la niebla sería la región de las tinieblas definitivas. Llamó al Director de Censos y le dijo que, si no entraba en la cordura, tal vez el cadalso reeditado podría ser de gran ayuda voluntariosa. El Director revisó, recalculó las máximas, las mínimas, el rango, la varianza, la desviación estándar, los coeficientes de regresión, de determinación, de correlación… al final descubrió que los cálculos habían fallado por una décima de pulgada: tanto los de Scottish como los de Scottich tenían exactamente el tamaño del promedio nacional… ni un micrón demás ni menos ¡El Promedio Nacional! Gritaron, jubilosos los de ambas regiones 16


¿Sabéis lo que eso significa? –¿..? Pues significa nada menos que somos los representantes más exactos, más perfectos, más genuinos de la raza Celta. Somos el ejemplo verdadero de su mentalidad y de su idiosincrasia; somos el equilibrio de la perfección en equilibrio… siempre estaremos juntos, jamás volveremos a separarnos… la Patria encuentra en nosotros el término justiciero y dignificador, nunca nos separaremos… *** Los acantilados miran el vacío tras del vacío Los precipicios giran en una orgía de vértigos Las aguas del mar se estrellan contra las rocas En un milenio habrán logrado un milímetro Escocia es un acantilado encerrado en un precipicio… Un comentarista del periódico principal escribió:

Nada une tanto a los grupos humanos como el tener objetivos comunes y luchar juntos para lograrlos 17


Las élites Desde las épocas sin pasado de la horda, hasta los clubs sin futuro de Londres, el ser humano ha sentido la necesidad de asociarse en grupos que lo distinguieran de los demás. La asociación de personas, no en el sentido aristotélico–marxiano, de que el hombre sólo puede vivir en sociedad, ha desvelado a más de un filósofo, inspirado a más de un escritor y despreocupado al común de los mortales Pero en este manifiesto de lo trascendente me obligo a resumir en una línea la pregunta que no por carecer de respuesta, carecería también de significado: ¿por qué la gente de élite se reúne en grupos? Como todas aquellas preguntas que no tienen respuesta, ésta también tiene un sinnúmero de ellas… deseo adjuntar la mía Los elitistas se unen en conjuntos para tratar de separarse de la sociedad humana como tal; la contradicción aparece aquí con doble faceta 18


En primer término: el hecho de unirse en hatos pretendidamente diferenciables del resto, no puede negar la imposibilidad de vivir independientemente del resto. En segundo lugar: ningún miembro de la manada distintiva podrá vivir feliz, si los demás ignoran que tal manada existe; las asociaciones más recónditas no tendrían razón de ser, si el mundo no supiera de su existencia… y esto, compañeros, parece tener sentido; porque, díganme: ¿a qué miembro de la élite le interesaría pertenecer a una vacada determinada de cuya presencia en este mundo no se tendría noticia? Por supuesto, hay una diferencia de grado entre un clan secreto destinado a rendir pleitesía a Satanás y ejercer el ritual rojo de una misa negra, de aquella agrupación de esposas de pincha-ratas; esta asociación dedicada a esperar el miércoles de cada semana para reunirse y comparar sus respectivas agendas de chismerío… la diferencia específica (con permiso de los marxianos) se nota a la legua: la relación de constancia entre ambos fenómenos (con permiso de los marxianos) es la que sostengo: ambos grupos quieren apartarse del mundo, sin querer apartarse de él...

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La adolescencia es una época que revive remotos instintos hórdicos y rituales lejanos; el misterio sin fuego de la caverna, que sirve de sala de reuniones a los que luego se lo robarán a Prometeo… la atmósfera húmeda de las catacumbas que albergan a los adoradores de la Cruz; las reuniones sin espacio que rejunta a los iniciados en los secretos pitagóricos… la gentil sombra que esparce por los jardines de la Academia la luz verdadera de la idea inmutable… el espacio cósmico, donde se anuncia el relevamiento de uno de los nueve genios del universo… las flamígeras espadas que se inclinan ante el compás y la escuadra… los súbditos del ángel de los abismos… los profetas del anticristo… los muñequitos ensartados con espinas hechas de luna llena… la mesa conspiradora que recibe a los conspiradores… el beso de la muerte sellado por la Mano Negra y el sacrificio de la virgen que será poseída por el rey de las tinieblas Todo y mucho más, como un imperativo instintivo de lo que fue, se concentra en los sesos laberínticos de los muchachones y los obliga a formar sus propias sociedades; las fraternidades y clubs de adolescentes en la capital de facto de la Nación eran en aquel entonces 20


una especie de asilos inquisitorios que otorgaban «status» a sus asociados; se regían por preceptos draconianos y la expulsión, destierro tribal en la época de los nearthentales y el ostracismo en Atenas, significaba la muerte social del inculpado, la condena a “ser como los demás”, con las horrendas consecuencias que ello aparejaba… cada club tenía su propio estilo y un lugar determinado en la escala social; los había desde los sangre roja bermellón del parque Riosinho y sus alrededores, hasta los de pura sangre de Sopocachi Para ingresar en uno de los altamente ponderados clubes de Sopocachi era imprescindible someterse a un examen sanguíneo, no para establecer si el posible iniciado padecía de alguna hemopatía, sino para comprobar su pureza de herencia; por otra parte, era imperioso presentar los certificados pertinentes que avalaran su pedigree ¡Cuántos condes aparecieron! ¡Cuántos marqueses mostraron su linaje! ¡Cuántas princesas habían existido en este país de indios! … varias amistades, socios también, e hijos de pingorotudos banqueros debían testimoniar que el nuevo entrante veía en el mestizo y en el indio males innecesarios y hechos para ser borrados del mapa… 21


Una vez que el solicitante pasaba las pruebas de herencia, pureza y morbosidad racial tenía que sortear al menos dos más: prenderse a trompadas con el más macho del hato y tomarse media botella de singani de una sola mirada al cielo… el ritual hemoglobínico se cumplía en un acto social en el que participaban los muchachones y las muchachonas; los otros dos se desarrollaban en uno de los espacios verdes del Montículo y sólo tenían acceso a él los miembros machos del clan en cuestión… Pata de conejo ha escuchado la voz de Manitú

Los bravos de la tribu deben ver y saber si el nuevo bravo puede medirse con el gran Águila Feliz y si es digno de recibir el agua de fuego que quema el pecho y que engrandece el espíritu… Halcón Audaz lanza el grito de guerra y desde las profundidades de los años, el eco del planeta reverbera en el gran cañón; Águila Feliz muestra el músculo y el sol los pone a prueba, reflejando en él, la imagen misma del fuego… silba la lanza que busca el corazón de Halcón Audaz y su silbido se prolonga, perdiéndose más allá de las montañas… el tomahawk parte ávido de roja humedad, pero Águila Feliz ya no está donde estaba medio segundo antes y el hacha de guerra entierra su frustración en una grieta de la dura estepa 22


Surgen entonces los puñales; la tradición llega desde más de cien mil años y los cuerpos se acercan… puñales que trazan en el aire las ecuaciones de la vida y de la muerte; pedazos fosilizados de tiempo que dibujan las extrañas parábolas que encierran el secreto del principio y del fin… el sol ha sido llamado por los dioses del Oriente y la sombra de los cactus anuncia que la luz de plata suplirá a la del oro para que el combate continúe… Los cuchillos yacen fatigados y los puños entonan su ritmo sin melodía; monótonos y certeros, como los tambores que transmiten el mensaje sagrado… la arena del desierto ha dado un vuelco completo y cuando el sol regresa de su circunvalación al mundo, los cerros, más allá de la altipampa, parpadean sus cicatrices… la tierra tiembla; los cactus erizan sus espinas y la espuma del río quiere trepar el gran cañón: Halcón Audaz ha caído y la figura de Águila Feliz, golpeada ahora por el viento, es la reencarnación misma del esfuerzo hecho triunfo.... pero la voz de Manitú se escucha otra vez: “El joven bravo ha peleado con honor y valentía; es digno de ingresar al círculo de los elegidos y defender nuestra guerra contra los siglos. Dadle la mágica 23


poción; que sus entrañas conozcan el secreto del fuego para que su corazón sea siempre fuerte y su brazo siempre certero” El Montículo se enardece; siente que una vez más ha sido escenario del eterno ceremonial humano: desde las cavernas del primer Neandertal hasta los Neandertales de Wall Street ***

El hombre se ha separado en grupos para poner como condición de existencia propia, la subordinación o la desaparición de la existencia ajena

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La serenata … volvió a su casa después de hacer las compras de rigor, acompañada de uno de sus pequeños hijos, llamó por teléfono a su mejor amiga para pedirle que viniera… cuando llegó, la encontró llorando muy quedamente; la amiga tomó asiento en espera de escuchar lo que vendría… hasta que, con palabras plenas de emoción, empezó a vivir el siguiente relato:

Frente a la universidad había un conservatorio del que, a la misma hora, solían cruzarse dos jóvenes: una chica, que salía de la U y un muchacho que terminaba su clase de violín; fue entonces inevitable el cruce de miradas cotidianas; una noche, ella despertó por el sonido de un violín que venía desde el jardín de su casa; se acercó a la ventana y reconoció al joven del conservatorio, el que ahora tocaba para ella “Serenata” de Schubert… la interpretación era tan magistral que no pudo abstraerse de una dulce fascinación que le producía escucharla… terminada la pieza, el joven se marchó… nunca más volvió a verlo, ni siquiera a la hora de todos los días… hoy fui de compras con mi hijo menor y escuché

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el mismo violín después de tantos años; no podía equivocarme, no era posible que sea olvidada después de la manera cómo fue interpretada esa noche … la música venía de la esquina, a media cuadra del lugar donde yo me encontraba… con la natural curiosidad que sentí, me acerqué cautelosamente hasta que lo vi: un hombre mal vestido, con la barba crecida y que despedía un terrible olor a alcohol, no pude contener las lágrimas… apreté la mano de mi hijo, le dije que debíamos apurarnos y ambos nos alejamos de la esquina, mientras que poco a poco, la “Serenata” se perdía entre el ruido de la calle… a veces pienso que si yo hubiera dado el primer paso, otro habría sido el destino de ambos… sabes que soy feliz con mi marido, a quién amo de verdad, pero los recuerdos de aquella noche y el encuentro unilateral de hoy, fueron tan vívidos que me produjeron un verdadero colapso emocional… La amiga se le acercó para abrazarla y le dijo que ese pasado debía quedar, no en la noche de la serenata, sino en el cruce diario en el que él salía del conservatorio y ella, de la universidad, como una experiencia juvenil

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El lenguaje de las hojas La palabra reverberaba como los colores encandilados por el prisma que les da vida. Todo en él era para el embeleso y para el aturdimiento feliz de los sentidos. Su presencia era como el infinito: no parecía exigir el lugar de nadie para objetivarse, ni hacer que las alas de una mariposa tuvieran motivo para el sobresalto. Habló con ecos de palabras en vez de hacerlo con palabras; como si las palabras originales hubieran sido pronunciadas hacía muchas centurias de milenios, los que descansan unos sobre los otros -…así es cómo las hojas de los árboles, en cada una de sus ramas son las mensajeras de la naturaleza… pero las huellas dejadas por los que han dejado huella a lo largo de los senderos de la luz invisible nos instruyen que los místicos están hechos de otra sustancia; de una sustancia que se sustenta sólo en el objetivo único de ser salvado por alguien; salvado del mundo y salvado de sus propias sombras; ajenos a lo que es el fluir de la vida, mueren por que no mueren y al morir se van vacíos porque no dejan nada, ni siquiera el aliento para que una hoja de otoño planee por un cuarto de segundo… 27


De pronto, irrumpe la presencia de un hombre también barbado

–disculpadme que irrumpa con tanto agravio para la cortesía, pero vine de muy lejos: tan lejos en verdad, que la luz misma, cada vez que viene desde allí, mira para atrás -por favor, no nos intimides con tus disculpas; se nos hacen muy pesadas; más bien tómanos como confidentes ansiosos de escuchar tu palabra, una vez que tomes asiento con nosotros; compartiremos el momento y podaremos la distancia con el vino que ya abre puertas que no chirrean y postigos que ceden a la fuerza de un respiro gracias… el vino de genuina cepa no tiene ni el gusto ni el olor a uva; el buen vino sólo sabe a vino; así son sus palabras, Gran Maestro… no resuenan para decir algo diferente de lo que dicen… estuve escuchando el relato acerca del mensaje de las hojas en los árboles, algo que todos podremos entender cuando sepamos que la distancia, siendo curva, es recta y el radio es también el diámetro

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debo confesar (intervino uno de los que estaban en el ruedo) que, entendiendo las palabras, no consigo la misma suerte con el significado si entendiésemos todo lo que la palabra dice, no estaríamos aquí ni habría motivo de tiempo y espacio… pero déjeme que continúe con mi atrevida intrusión… no pude resistir la necesidad de contar lo que debo contarles, pues viene de la misma sustancia con que fue modulado el relato del mensaje de las hojas de los árboles –por favor, hazlo; así, lo que fue imposible primero, lo que se convirtió en improbable después, pueda ser ahora cierto en la memoria de todos –crucé a pie varios países; lo hice con la angustia y la desesperación con que un hombre va en busca de la esposa -¿…? –perdida después de un ataque de terroristas a mi choza … habían golpeado la puerta, lo hicieron con derroche de fuerza y soberbia… cuando la abrí sentí, en el mismo instante, la muerte atravesándome sin dilación ni duda… caí con la certeza de que nunca más podría levantarme… pero, después de un pedazo de tiempo, la conciencia vino a mí, porque los bárbaros me habían dejado, convencidos de que sólo serviría como 29


presa de algún banquete subterráneo… agradecía a mi conciencia venida en mi rescate con la urgente tarea de mostrarme que tenía una bala incrustada en el pecho, también supe que estaba en un lodazal, cubierto por cadáveres y moribundos que aún se quejaban, pidiendo agua, pronunciando nombres de mujeres lejanas y de niños abandonados… me puse de pie y empecé a caminar en una noche que era como el negro de la caja china más pequeña; no tuve otro guía que mi ansia de saber dónde estaban mi esposa y mis hijos; mi ansia no la quería muerta… caminé sólo hacia donde el viento me llevara; la bala en mi pecho parecía querer recordarme que mi obligación era no olvidarla… caminé en una dimensión donde no había punto de referencia, puesto que la oscuridad hacía de la noche el agujero negro de la galaxia; pero caminé, siguiendo el compás del viento; él me llevaba en la oscuridad susurrante… usé las palpitaciones de mi pecho para calcular los segundos que pasaron a ser minutos y luego horas y luego alba… entonces vi que estaba cerca de en un bosque cuyos árboles parecían balancearse unos en pos de los otros, para luego curvarse al lado opuesto, en la misma actitud con que diferentes grupos de personas forman grandes hileras y el primer grupo transmite un mensaje al siguiente, cuyos miembros se acercan a escucharlo, 30


para, luego de recibido, transmitirlo a los del grupo inmediato que ahora se acerca a ellos con la misma intención… me puse a observar el ritmo repetido con insistencia y pude ver que las hojas de cada árbol vibraban cuando se juntaban con las del siguiente, por medio de la flexión que hacían las ramas; después me di cuenta de que vibraban por el viento; que transmitido el mensaje, dejaban de vibrar para que vibraran las que lo habían recibido, y así, por todo el largo bosque… no dudé ni un segundo: seguí el rastro de las ramas al curvarse y de la vibración de las hojas; caminé durante diez días, noche y día; día y noche; sin descanso, sin alimento, sin agua, sólo imantado por el roce de las ramas y el concierto de las hojas y la presencia atroz de la bala en mi pecho… ¿cómo pude hacerlo? No sé; quizá nunca lo sepa; quizá algún día las hojas del viento y de las ramas me lo digan… llegué a una cabaña donde tres terroristas matando el tiempo… esperé la noche y cuando todos estaban dentro de la cabaña, me acerqué a la ventana: allí estaba mi esposa, sirviendo la cena; llevaba cadenas en los tobillos y mis dos hijos estaban tirados en un rincón… dejé el sobresalto para después; dejé el grito para después; dejé el arrebato para después… ahora no podía pensar en algo que no fuera el modo de liberar31


los… imité el aullido de un lobo cercano… uno de los terroristas quiso tener sus colmillos para parearlos, seguramente, con los suyos; salió rastreando la senda con su ametralladora… una rama, fuerte y leal vibraba en mis manos… el golpe en la nuca fue certero; ese hombre nunca más se levantaría ni en la noche ni en la mañana…tomé la ametralladora, irrumpí en la choza y disparé sobre los dos que cenaban en la mesa; murieron; tal vez la sorpresa fuera más fuerte que las balas, pero murieron… ahora estamos de vuelta a nuestro hogar… tal vez quieran conocer a mi esposa y a mis dos hijos: aquí están, sus sonrisas alumbran mi vida… –vuestro relato asombra; lo hace por el concierto de las hojas y por el modo cómo lo habéis percibido contado; lo hicisteis tal como debe contarse lo trascendente: sin rodeos; con una síntesis que abarca tres constelaciones de detalles –gracias; ahora debemos irnos; me permití interrumpir el coloquio porque, al escuchar el relato de las hojas susurrantes que el Gran Maestro les hacía, me impuse el deber de decirles que era cierto, que las hojas de los árboles son mensajeras del cariño; pero que transmiten los pálpitos, no las palabras… miren los árboles, se curvan en sus ramas y las hojas están vibrando; no 32


duden en saber que ahora están transmitiendo un mensaje de pálpito a pálpito; salvando una vida de la propia muerte. Adiós, debemos irnos: las hojas vibran, el pálpito clama; las hojas vibran, el pálpito llama…

No os asombréis de algo que, en principio asombraría al asombro mismo; pero lo que el hombre nos dijo fue que aprendió el lenguaje de la Naturaleza; mujer como es, se muestra esquiva para el razonamiento y diáfana para la entrega espontánea

El ojo vengador Cuando se llega a una ciudad de los EEUU, cualquiera que sea, lo primero que se recibe es el impacto de una simetría atávica. Por un estricto orden conceptual, aparecerá el rodeo de automóviles de exposición… en un gran cuadrado de cemento y mosaico, banderines, rostros sonrientes, saludos pre grabados y minifaldas tentadoras, mientras que los automóviles son pedazos de colores prismáticos desprendidos de alguna escarapela astral y llegados allí para recibir la veneración que 33


se debe a los soberanos de marca mayor; justo al frente, está la sucursal del banco: piso de alfombra, policías aspirantes a Rambo y bóvedas de secretos piramidales… al lado, el Templo, con sus espacios en los que revolotean las almas, vibra la polifonía coral y el pastor de ovejas de mucha lana… por último, en cuarto vértice sicológico está la taberna; allí, el estadounidense evoca marines, flamea banderas de franjas y estrellas, susurra un himno de poder, pero toma solo y llora solo… entre estas cuatro esquinas históricas se desenvuelve un movimiento también simétrico. El flamante ciudadano entra al rodeo de autos; averigua precios y facilidades… el de los saludos pregrabados le aconseja que vaya al banco del frente el que le ofrecerá un ventajoso plan de créditos… cruza la calle, para llegar y flotar en las alfombras del silencio. El banquero pregunta al Pastor si el candidato acude a las misas… éste prende su computadora, busca su banco de datos e informa que el solicitante está en el promedio de asistencias… el banquero concede el crédito, el ciudadano paga por el coche y se zambulle en la taberna para festejar su aceptación de la gran sociedad de consumo… invita puros, recibe palmadas y en las primeras expresiones de su euforia participa en el juego ca34


racterístico de toda taberna estadounidense: los dardos. En realidad, es en uno de estos ritos donde comienza esta curiosa historia.

Los inmensos vasos patinan de un extremo a otro del mostrador; el barman escucha las confidencias conyugales de su borracho de turno; las camareras llevan jarras cerveceras a las mesas, tratando, al mismo tiempo, de apartar una que otra mano que pretende extraviarse bajo su falda; algún cowboy recuerda nostálgicamente a John Wayne… otro ha mostrado ya su lloriqueo solitario, pero un grupo de irreverentes discute en voz alta el puntaje obtenido, luego del último dardo lanzado. El blanco está tachonado en la pared, los dardos se clavan y son desclavados de este arco iris en espiral en un vaivén de ritmo, comentario y discusión. Nadie podría decir, exactamente, que pasó, lo único que podía asegurarse era que la trayectoria de un dardo Norte-Sur se encontró, sin programación previa ni intencionada, con un ojo de trayectoria Sur-Norte. Nadie podía establecer cuál de los dos estaba en contramano, pero todos pudieron ver cómo, la pequeña flecha pataleaba sus plumitas de colores, incrustado a su 35


vez, en un ojo izquierdo que nunca olvidará la última imagen irrumpida en su retina: un cohete dirigiéndose infinitesimalmente a su esclerótica seguida de una violación casi genital al vacío de su pupila; a todos sorprendió la parábola interrumpida; a todos asombró que no continuara a través de la nuca; a todos pasmó la mirada de una cuenca vacía cuando cobró vida en el otro ojo… dicen que el patriarca miraba así a quienes creían verlo muerto; dicen que el ojo de la muerte mira así a quienes se le enfrentan…“Negligencia tabernera” justificó la justicia y luego de la sentencia, uno se quedó con un solo ojo, otro se ganó un acto de contrición vitalicio y ambos se pasaron los diez años siguientes de sus vidas pagando los 15 juicios ganados por otros tantos honrados y traumatizados ciudadanos, quienes presentaron pruebas suficientes para convencer al juez que la vida ya no sería vida después de que habían sido vilmente obligados a presenciar tan bárbaro acto de propaganda comercial para alguna empresa de mercadotecnia moderna Los años pasaron, penígeros. El monopolio contrató los servicios de aquellos mártires de la propaganda. El uno, con su acto de contrición a cuestas; el otro, con su pen36


doneta estampillado en el ojo. Pero había una ceremonia anual que cumplía con la puntualidad con que un banquero cobra una hipoteca… cada año, cada efemérides de la inmolación, el de la mala puntería recibía un parche negro en una caja de dardos…siempre que lo recibía, le parecía un pedazo vivo de piel de una tarántula con lepra… el del ojo impar jamás permitiría que el otro olvidara su culpa; parecía regocijarse en el hecho de recordárselo todos los años en la misma fecha… quería que sintiera que nunca tendría la indulgencia del olvido, aun habiendo compartido juicios perdidos…

La Paz, en Bolivia y Nueva York, en los EE. UU son dos ciudades unidas por un mismo Imperio, del modo como estaban Roma y Nubia en sus épocas. Pero el parchado, encogido en la butaca del avión no pensaba en similitudes ni diferencias cuando terminó de trepar desde un rascacielos de Manhattan hasta la terraza del aeropuerto de “El Alto” en La Paz a 900 kilómetros por hora. Tenía consolidada la estrategia de su negocio de altas finanzas con el gobierno de turno. Después de algunos días, haciendo una sobremesa acompañada en el 37


Radisson escuchó cosas extrañas sobre barrios marginales superpuestos unos a otros… noches que se desfloraban en otra noche… cantinas donde el alcohol de caña era servido en jarros de aluminio encadenados a las esquinas de las mesas… pisos de tierra donde una huella desempolva a otra< escuchó historias de duelos a cuchilladas y hachazos; mujeres que manejaban el “llauri” agujas inmensas, con calidad de diplomadas… Sin poder contenerse pidió ser llevado a cualquier lugar donde los novatos “tenían 3 puñaladas de ventaja en sus primeras intentonas de pendencia. Pidió conocer al mejor (la idea era aún amorfa) … ¡al mejor de los mejores! (la idea empezaba a tomar forma) … exigió una demostración (la idea se apoderó de una forma y de un cuerpo) … en seis segundos seis gillettes se clavaron en el mismo blanco; la hoja de afeitar se llamaba por aquel entonces gillette, como cualquier marca de pasta dentífrica era “Kolinos”. La gillette (pronunciada con la “j” francesa) servía a cualquier machote de Churubamba para pelar una naranja o descuartizar a un buey antes de que cayera al suelo… pero no vaya a creerse que se está hablando de los gillettes afeminados que vienen ahora en un estuchito negro, unita sobre otrita, para ser colocadas en un mango plástico y acariciar barbas 38


sedosas y mariconeadas con aguas de colonia: algo así habría sido un agravio. La gillette a la cual las crónicas se refieren era una pequeña lámina rectangular de acero con dos filos longitudinales, los cuales, al intersectar las aristas menores formaban cuatro vértices (esquinas) de letal contextura… esa gillette podía afeitar tranquilamente a un jabalí. El del parche vio cómo el experto la hacía flexuosa entre el pulgar y el mayor para impulsarla con este último y clavarla en el marco de una ventana en menos tiempo que el necesario para que las pestañas de arriba se juntaran con las de abajo. Vio la pequeña hélice supersónica incrustarse de esquina donde el ojo la mandaba. Surgía como un fotón negriazulado, ya desde el costado derecho, ya por detrás de la cintura, ya por debajo de la pierna izquierda, ya por delante, ya por la espalda en sucesiones tan rápidas que seis gillettes lanzadas una tras otra parecían seis rayos negros que convergían en un mismo punto casi a un mismo tiempo –¿Podía hacer alguna otra demostración? –Sí; podía 39


La plancha mortífera fue aprisionada entre los dientes y la lengua empezó a presionar en contrafuerza; la hoja, apenas un poco más densa que un pensamiento, se curvó entre los dientes como una ballesta y se proyectó hasta el medio de las otras seis, dejando su estela negra en el aire espantado –¿Le gustaría ganarse 20,000 dólares, cash, pasajes y gastos a los EEUU? La pregunta vino conspiradora –40,000 El del parche meditó sobre el hecho de que un país fuera tan subdesarrollado teniendo en su territorio gente de tan inmensas potencialidades. Fueron a EEUU

La taberna era la misma que fuera hacía veinte años. Los llorones solitarios eran otros. Los vasos de cerveza patinaban en el skating del mostrador. Rambo reemplazaba a Wayne. Las camareras, otras, claro, espantaban manos extraviadas completamente en la desolada inmensidad de un bikini. Los mismos jugadores de hacía 20 años eran ahora espectadores del gran campeonato estadounidense de lanzamiento de dardos. Los mejores 40


competidores habían sido convocados, luego que su espíritu deportivo se viera motivado con un cheque de cuatro dígitos aparte de hotel, viáticos y comida. –¿Podían ellos, los mejores, medirse con la perfección hecha puntería del Indio Gillet?... ¿podían ganarle al gran lama de “Los Andes”, aquél que se entrenaba afilando el pico de inmensos cóndores en pleno vuelo? ¿Podían? Los dardos empezaron a trazar sus curvas, sucesiones de tiempo sin espacio, y a cimbrear en el blanco. El invitado de honor estaba sentado un poco a la derecha de las trayectorias. Los mejores lanzaron. El mejor quedó. Tres dardos se desprendieron de su mano para aparecer en el blanco donde centripetaban un sistema solar liliputense hecho de colores. Tres dardos. Tres segundos. Tres blancos… ¿podía el Indio Gillette traído desde la Puerta, detrás de la que se esconde el sol, igualar la proeza?

La primera gillette gimió cósmicamente al igualar la velocidad de la mirada y prenderse del milimétrico centro de gravedad del blanco; la segunda pareció surgir 41


de súbito, un cuarto de milímetro a su lado. Dos gillettes, un segundo, dos blancos… el tercero era ya tensado en dientes y labios… ¡Por fin el momento! ¡Por fin veinte años bidimensionales serían vengados! ¡Él! ¡Él! sentiría lo mismo cuando la tercera gillette “por error” incrustara una de sus cuatros esquinas fatales en el ojo izquierdo…lo partiría como una uva. Estaba visto que el Indio Gillette no fallaría. No podía fallar. No podía fallarle. Ya había recibido los cuarenta mil dólares y era infalible…. pero esta vez sería infalible sólo para los dos; para los demás habrá un lamentable error de trayectoria no intencionado… de los dientes y la lengua tensada, la gillette iría al ojo; no al blanco... nadie podría culparle… especialmente después de la jurisprudencia sentada cuando su caso fue rechazado por el juez… los errores son comunes en estas competencias… boca-gillette-ojo, boca-gillette-ojo-venganza. El tetraedro délfico ha partido… va a la velocidad de la luz; boca-ojo… pero él la mira en cámara lenta… se dirige al ojo izquierdo… boca-gillette-ojo… años de angustia concentrados en una milésima de segundo con movimiento retardado… boca-Indio Gillet-ojo… la gillette está a un centímetro… medio centímetro… ¡Cómo apunta a la pupila una de sus esquinas terríficas… un milímetro… la pupila ya sabe… ¡él ya sabe! Sabe quién 42


lo hizo y por qué… ¡Rayo láser a la vista!... el vértice se incrusta en el blanco-negro… y entonces, ante el asombro de todos, se escucha el sonido característico que hace la esquina de una gillette cuando choca y… ¡rebota! … en un… asombrado… ojo de vidrio…

La Ley del Divorcio (El debate)

–Miente otra vez el canalla hecho diputado por consigna de la canalla! dijo el ofendido ante la ofensa del ofensor –¡Ha injuriado! ¡ha injuriado! clamó el acanallado –¡Socavón! ¡socavón! ¡destierro del honor! –¡Duro al mercachifle! ¡duro al esténtor! ¡coliflor! ¡coliflor! –¡Jamones adinuerelados; saltamontes viscacheros; ófricos acartonados! Las voces venían para irse y volver, ¿Qué pasaba? ¿Qué sucedía?... pues sucedía tremendo arrebato; uno de los anticristos había propuesto que ningún convento debería construirse sin el permiso del Estado, algo que en la década de los 30 era impensable para la sociedad conservadora 43


–los curas son buitres porque siempre están donde está la muerte y la podredumbre, dijo uno de los anticristos –los conventos son cuevas de escorpiones donde afilan sus tenazas los vendeméritos, lo apoyó otro –el opio del pobre es el banquete del rico, remachó un tercero Los conservadores no se dejaron esperar –¡El diablo está aquí, aquí mismo, en medio de todos nosotros –Lucifer salió del infierno, es preciso exorcizarnos –el Anticristo ha ingresado a este ínclito recinto –se ha burlado de lo Sagrado, de lo Sagrado, de lo Sssaaa... no pudo terminar. La conmoción le clausuró una arteria… lo sacaron cubriéndolo de sábana santa y cantando avemarías en procesión espontánea –un buitre menos, dijo un liberal –un Templario más que da su vida por la Fe, le contestó un conservador –señores: la fe no es sino una excusa que los ricos pregonan pero que sólo los pobres practican; los ricos han encontrado en la religión el venero de oro más 44


grande de la historia y lucharán hasta la muerte por seguir medrando de ella; sin embargo, la fe que dicen sustentar está hecha de tan frágil sustancia, que el primer pararrayos que se ha puesto en edificio alguno no ha sido en la Academia de Ciencias de Inglaterra, sino en la cúpula del Vaticano… los únicos milagros que existen no son los que pregonan los libros de los mitos, sino los que realiza el Alcalde para hacer desaparecer los fondos de la Alcaldía y los que realizan los curas que colectan las limosnas en la catedral, haciendo que éstas vayan a parar a la cuenta del obispo –¡que se llame al orden a ese miserable! ¡Ay que no fuera yo un inquisidor de una nueva Inquisición redimida! ¡Ahí veríamos si el sacrílego se animara a sacrilegar de ese modo! –vuestra religión ha terminado el día en que convirtieron a vuestro Dios en verdugo de la hoguera, sarraceno de fogatas menores -¡pido la palabra! No únicamente los conventos son nidos de escorpiones, lo son también los colegios de curas, especialmente de los de sotana negra, los que con el fin de llenar la cabeza de nuestros hijos con mitos y supersticiones no vacilan en crearles traumas mentales 45


que les dura toda la vida, como es el caso de todos los congresales conservadores que están aquí

(Dos tendencias se enfrentaban en aquella memorable fecha: los que defendían los privilegios del clero y los que se animaban a combatirlo. De la educación pasaron a considerar la Ley de Divorcio. Los que presentaron el proyecto de ley eran hombres cuya talla moral e histórica son las que sirven para mejorar la raza y la especie (El cronista no oculta sus preferencias) Presentar un proyecto de ley de divorcio en esas épocas, era como jurar que se había concubinado con el diablo en la época de la Inquisición) –¿podía una ley humana separar lo que un Sacramento Divino había unido para siempre?... ¿qué estaba sucediendo con la sociedad de la Nación? ¿habremos dado asilo al propio demonio en el sagrado recinto de la Patria? –los que se casan son hombres y mujeres de carne y hueso, expuso el iconoclasta, no ángeles etéreos, y por lo tanto están sometidos a leyes hechas por hombres, no por fantasmas… la posibilidad de unir dos destinos debe estar siempre abierta a la posibilidad de separar46


los, puesto que de otro modo el matrimonio, como sucede en nuestros días, se convierte en una cadena terrible de desasosiego, desencanto y sufrimiento

(El debate fue intenso y los conservadores lo llevaron a los púlpitos; en cada misa o novena o casamiento o entierro o primera comunión o lo que fuera, el sacerdote tenía que hablar sobre “los grandes males que Dios tenía reservados para los impíos que se atrevían a separar lo que él había unido”) –los colegas conservadores dicen que el matrimonio es una juntura eterna hecha por Dios; cierto? –muy cierto –también dicen que lo que Dios, por ser omnipotente, ha unido nadie puede separar; cierto? –cierto –entonces estamos ante una flagrante contradicción: si Dios es omnipotente, entonces una ley de divorcio no debería afectarle en nada, puesto que lo que él ha unido nadie, absolutamente nadie, podrá separar… en este sentido, marido y mujer, aunque viviendo separados o casados, cada uno por su lado, seguirán seguramente unidos de algún modo entre ellos, ya sea en 47


éste o en otro mundo…. por otra parte, si la Ley de Divorcio separa lo que supuestamente Él ha unido, entonces Dios no parece ser tan omnipotente, puesto que basta una disposición legal para separar su divina juntura –sofisma! ¡sofisma impío y mendaz!

(los conservadores se dieron cuenta muy tarde de que diciendo “cierto”, habían caído en una trampa) –Dios une, pero quiere poner a prueba a los hombres para ver si se atreven a ir en contra su Voluntad –este asunto de que Dios se pase todo el día viendo si es o no obedecido por el ser humano, muestra a vuestro Creador como un Ser que debe pasarla muy aburrido… aparentemente no tiene otra cosa que hacer sino averiguar si es obedecido; por otro lado, nadie puede imaginarse que la omnipotencia encuentre gratificación en ser obedecida sin derecho de pataleo, como si en la autoridad absoluta encontrara vuestro Dios un placer realmente divino –¡Que calle el miserable! ¡que tiemble el apóstata! –hay muchas razones por las que un matrimonio debe acabarse definitivamente: la falta de amor, el encuen48


tro de un nuevo amor, la incompatibilidad de caracteres de dos personas, que ya no se soportan mutuamente; el adulterio, el alcoholismo, la falta de hijos, la imposibilidad de tener sexo –¡monstro! ¡quero morerme... quero morerme! ¡basta! ¡basta! ¡que ya no hable! ¡que Dios lo fulmine! –¡He de hablar nueve días y tres cuartos!

(En ese momento hizo uso de la palabra un conservador sereno y no energúmeno como los demás) –pero queremos que entienda que si fuéramos ingleses podríamos entregar el divorcio; pero siendo como somos, es entregar el vicio –¿tal vez el Venerable Colega quiera explicarnos “cómo somos”? –¡Somos gente sin educación ni valores, señor mío! Somos una concubinación de razas, una amalgama de culturas amorfas y mutiladas… nuestra escala de valores se basa en la concupiscencia y el letargo moral –¿no estará el Venerable Colega generalizando lo que es privativo de los curas, endilgándolo a toda la sociedad, con demasiada prodigalidad? –estoy generalizando hasta donde la historia me permite. Las excepciones existen, por supuesto; pero en 49


este momento prefiero no acordarme de ellas… Aprobar una ley de divorcio en estas circunstancias, es romper una de las pequeñas ligaduras morales que nos mantienen como sociedad –de ninguna manera quiero desmerecer la opinión de mi Ilustre colega, aunque debo considerarla en verdad muy dura; sin embargo, esa opinión me ofrece la oportunidad de hacerles notar que la concubinación de razas con resultados al parecer tan desalentadores para nuestro colega, es una coexistencia de hombres y mujeres forjados todos bajo los principios del catolicismo, vigentes desde 1492… si el resultado de la aplicación de tales principios a nuestras cultura ha dado por resultado una sociedad viciosa, esto quiere decir una de dos cosas: o es inherente a tales principios ocasionar de por sí el vicio, o los mismos no están de acuerdo con nuestra percepción del mundo

(Los diálogos colectivos, prohibidos por el Reglamento de Discusiones, se hizo realmente colectivo) –¡Es usted un falsario! –¡El falsario es usted! –¡Miente usted con gran desvergüenza! –Usted lo hace con gran aplomo y experiencia 50


–¡Tres veces miserable, señor representante! –¡tres veces tres, para usted, señor falsario! –¡so canalla! ¡so miserable! –¡so cobarde! ¡so servil! –¡servidumbre, miserable? ¿se atreve usted a encontrar servidumbre en mí? –me atrevo a encontrarle también canalla, jorobado y cochino –¡que se le llame la atención! ¡que se le llame la atención! –¿por qué habrían de hacerlo? ¿desde cuándo llamar pan al pan y vino al vino es deshonesto? –¡usted debe tener delicadeza! –¡delicadeza con los asnos?! ¡pero qué cosas se le ocurren asnoviento! –¡usted no es diputado! –¡y usted es cuadrumano! –¡sus rodillas están llenas de callos por tanto hincarse! –¡pero aún de rodillas soy más grande que usted! –¡no me interesan sus opiniones ni las tomo en cuenta¡ –¡yo tampoco¡ –¡lo único que le interesa es ser ministro¡ –¡envidioso¡ –¡déjenme hablar! ¡Soy el soberano de la palabra! 51


–es el soberano de los jumentos –¿cuántos son los judas en esta tormentosa comedia de la vida? –no sé ¿cuántos son los militantes de su Partido? –¡los pícaros y sinvergüenzas siempre han infestado los partidos políticos! –¡es posible; pero en el suyo los pícaros y sinvergüenzas siempre han sido dirigentes –¡silencio pícaro! –¡pido la palabra! –no puedo otorgársela, puesto que en este momento un venerable está haciendo uso de ella –no puede usted anteponer la palabra de un canalla impío por encima de la de un representante de la Iglesia –esto no es una sacristía; los curas solo cuentan en cuanto tiene voz y voto como Representantes… señor presidente, le pido que expulse de aquí a ese cura sinvergüenza… acuérdese del famoso dicho que enfatiza: tres cosas negras tienen los curas: ¡la sotana, las uñas y la conciencia! –¡más respeto! ¡más respeto!

(Mientras el debate principal continuaba, la incredulidad de un conservador no dejaba de repetir): 52


–¡Jamás! digo y repito: ¡jamás he sido testigo de una herejía tan grande!... aprestémonos a la divina hecatombe –mientras su correligionario se apresta a la divina hecatombe, permítame señor Representante que le solicite su opinión acerca de las dos opciones que he presentado, las que fueron emergentes precisamente sobre la base de lo afirmado por usted –como usted comprenderá, mi concepción católica del mundo no me permite aceptar su primera opción; más aún, debo negar con gran énfasis que los principios católicos conlleven en sí la inoculación de algún vicio social o individual; en cuanto a la segunda, esto es, al supuesto hecho de que nuestras culturas fueran impermeables a las enseñanzas de la fe católica, creo que se trata más bien de una cuestión de tiempo y no de alguna imposibilidad congénita a las mismas de entender las enseñanzas –está muy lejos de mi intención el querer iniciar una controversia por el beneficio de la propia controversia, pero me gustaría hacerle notar que cinco siglos es un tiempo por demás prudente para que las enseñanzas católicas hayan podido dar su fruto. ¿Cuál serían pues las fuerzas históricas que se opondrían a que nuestra 53


“amalgama de culturas amorfas y mutiladas” absorbiera tales enseñanzas? –creo que una de ellas sería la terrible desigualdad que existe en nuestra sociedad; por una parte, el indio, que vive en etapas casi salvajes de evolución; y por otra, una pequeña porción de las clases altas, que ha optado por un modelo de vida más bien cosmopolita… esa relación asimétrica de razas, implica una terrible explotación por parte de los segundos sobre los primeros –eso es cierto; pero también lo es el hecho de que el catolicismo siempre ha sido una corriente auspiciadora de desigualdades, de acuerdo a ciertos principios, generalmente abstractos, de “jerarquía” –la jerarquía de la Iglesia es una tradición que proviene desde sus mismos inicios; hace que cada cual participe según su propio valor… recordemos que Dionisio el Aeropagita, afirma que el objetivo de la jerarquía es una adecuación con Dios, pues toma a Dios como maestro de todo saber –la afirmación de Dionisio es pues una muestra de que la jerarquía es inherente a las enseñanzas de la Iglesia –todo está ordenado conforme a la jerarquización y con ella, la relación de lo imperfecto a lo perfecto... lo 54


más perfecto se define como un grado mayor de acercamiento a Dios –¿quizá fue ese concepto de jerarquía el que impulsó al cura Valverde a afirmar que los indios estaban muy lejos de Dios y lo habrían demostrado por el acto de Atahualpa de arrojar la Biblia, por que no logró “escuchar la voz de Dios” en ella?... es decir, ¿es-te supuesto alejamiento de Dios habría avalado la versión de que los indios no tenían alma y que por ello no era necesario tratarlos como personas? –es posible que hubiera habido una mala interpretación del significado de “alejamiento” de Dios –claro está que debemos recordar que el concepto de jerarquía no se origina en el cristianismo. Platón lo utiliza para diferenciar el mundo sensible y el mundo de las ideas; por supuesto que considera de primera jerarquía el mundo de las ideas, de las que el mundo sensible no sería sino una sombra… pero ambas interpretaciones, la de Platón y la de Dionisio, concuerdan en lo fundamental, esto es, en la necesidad de subordinación –pero no olvidemos que la jerarquía no sólo se aplica en el sentido teológico, sino también en las ciencias. Así tenemos la división de Comte; también la tenemos 55


en la axiología, en el poder y en el prestigio, como lo afirma Aristóteles –no confundamos un sistema jerárquico del tipo comtiano, que implica un ordenamiento de las ciencias, con uno de tipo teológico, que implica un ordenamiento y subordinación de personas… en las primeras no hay explotación de ninguna clase; en las segundas existe el marginamiento y da lugar a la instauración de terribles sistemas de explotación –es por demás sabido que esos sistemas de explotación no son avalados por la Iglesia; puesto que no está en el espíritu de la jerarquía católica el propiciarlas –ese es el punto fundamental en mi argumento: la Iglesia pregona doctrinas cuyo “espíritu” se considera pleno de bondad pero que se deforman grotescamente cuando son aplicados a la realidad. –lo mismo sucede con las leyes y la Constitución –así es; pero los que hacen las leyes y la Constitución no presumen de divinos y nunca han otorgado carácter de infalible a sus contenidos… esa deformación de los cánones dictados por los católicos es para mí una muestra de que son artificiales en extremo y que sólo el terror, instrumento fundamental de la Iglesia, les permite tener alguna vigencia; sin embargo, el católico en 56


general, al saber que puede ser perdonado en el confesionario, en cualquier momento que crea oportuno confesarse, ha encontrado un medio muy adecuado para practicar su supuesta fe: creer con la palabra y descreer con el hecho, de ahí que la doctrina de la Doble Verdad, repudiada por toda ética terrenal, haya sido adoptada por los católicos como una cuestión de fe –esas son suposiciones suyas –afirmaciones de la historia; pero resumamos: usted dice que el acto de promulgar la Ley del Divorcio sería como entregar en bandeja el vicio legalizado a nuestra sociedad debido a que “no son como los ingleses”. Esto quiere decir que nuestra sociedad no estaría lo suficientemente civilizada como los ingleses. Si recordamos que los ingleses son protestantes, como lo son los países más civilizados del planeta, tal vez podríamos encontrar la causa general de nuestro atraso: la vigencia del catolicismo en nuestro país; y, lo que es peor, en nuestra historia -no voy a cohonestar esas deducciones ni siquiera con amagos de continuar interviniendo en este diálogo –no me extraña: siempre he creído que el dogma jamás podrá tener la capacidad de dialogar; su estructura funcional no lo permite; el dogma es sólo abierto al monólogo del púlpito 57


(Luego dirigiéndose a todos, dijo): –pero debo terminar mi intervención para dar gusto a moros y cristianos: de acuerdo con las creencias de los católicos si Dios quiere, la Ley del Divorcio será un hecho; si no lo quiere, no lo será. Veamos entonces que se haga su voluntad y nos pongamos a su disposición; votemos de inmediato

(La Ley del Divorcio fue aprobada) Se supone que, desde entonces, la República vivió en la inmoralidad y que todos los que nacieron después, en el “concubinato amparado por el Oficial del Registro Civil”, fueron unos hijos ... ilegítimos.

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Los límites ¿Quién será el nuevo ministro? Las conjeturas serpentinean en las oficinas y en las gradas… las hipótesis pronostican pronósticos aventureros; del nuevo ministro dependerá el viceministro, los directores, personal… y el portero.; hay bisbiseos sibilantes entre los ujieres que traen y llevan las nuevas de oficina en oficina… susurros entre los auxiliares que están con el libro de registros; el radar de una oreja orientada al jefe y el otro, al recinto… pero sólo cuando las secretarias tocan arrebato, el rumor, los rumores llegan con precisión acústica de gran contenido y agilidad; del primer piso pasan al segundo, entran y salen por las ventanillas de despacho, suspenden reuniones y entrevistas, se fortifican en cada ambiente y hacen que el edificio se tambalee como zarandeado por un movimiento surgido de los cuatro aires… en el proceso, tantas veces repetido, sucede siempre algo insólito: las categorías oficinescas de ujieres, auxiliares, secretarias y los demás que hasta hacía poco

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habían cohabitado en compartimentos estanco, separados rígidamente por un espíritu de inaccesibles cofradías, se desperdigan en individualidades que se diluyen en el gran grupo colectivo, que es el personal todo del ministerio en cuestión… parece que la experiencia enseñara que nada como el rumor para unir a quienes pasan sus días esperando el siguiente, con la incertidumbre impuesta por un medio donde la persona depende de su astucia y olfato, de su instinto, para no equivocarse cuando tenga que expresar, en voz alta, sus inclinaciones partidarias en el momento de la verdad El rumor amenazador, nacido en el mundo de los bajos, surge para unir relaciones en el bajo de los mundos El Ser oculto … ya perdí la cuenta de los partidos a los cuales juré lealtad eterna… la primera vez fue para entrar a trabajar en el ministerio, después, para no salir… al comienzo me sentí importante: era la primera vez que mi nombre se registraba en un gran libro, además me otorgaban un carnet (¡firmado por el jefe!) … cuando 60


juré en coro, como todos los demás, juré que cumpliría mi juramento… pinté paredes con las siglas del partido, borré siglas de otros… recorrí calles nocturnas, pegando fotografías… regresé a mi hogar con el frío pincelado en la cara y amortajado en las orejas… la vida pesa hasta que nada pesa; es que ya no está rellena de sueños, el sueño sin sueños es hueco y negro… hice casi todo lo que hacemos quienes tenemos un escalafón de una sola grada: barrí pisos, limpié gradas, recogí y entregué mensajes; fui mandado a comprar cigarrillos… mientras más duro el trabajo, más insignificante era a las miradas que ni siquiera me miraban… los límites de los estratos son muy nítidos hacia arriba y muy difusos hacia abajo; todo depende del lugar donde uno se encuentre… en mi frontera, siempre empieza con una corbata y mi lindero de abajo se refleja en el piso; no importa cuál piso; no importa cuál corbata… a pesar de ellos, me doy cuenta en la calle, que el mendigo me mira desde abajo: yo soy la primera corbata de su escala que empieza en la acera… se me ocurre que las barrenderas de las calles exhuman los alientos para recoger los deshechos que dejan los humanos en su paso por los días… hubo un nuevo gobierno; los que habían jurado lealtad al anterior debían salir, a no ser que juraran 61


por el actual… así obtuve mi segundo carnet, una especie de libreta, no de ascenso, pero sí de ubicación… el mismo nombre, la misma fecha de nacimiento, la misma estatura, sólo la foto era diferente: lucía más astuta… los changos crecían… se decía que el hambre era menos vacía cuando no era solitaria, eso lo sentíamos mi mujer y yo, pero el hambre de los hijos hace más solitaria cualquier hambre… uno, dos, diez centavos hacían peso cuando estaban y dejaban huecos grandes cuando faltaban… el bien ajeno está bien cuando el propio se siente seguro, pero si uno no comparte el bien entre todos, entonces el ajeno nos parece odioso y nosotros somos odiosos a quienes los tienen… el mejor atajo es agarrar por el lado del hambre, así es que no sentí remordimiento alguno cuando me dijeron que me pagarían extra por ver y escuchar a los sospechoso y avisar al jefe de personal… total, la lombriz hace su cueva… Los ministros cambiaban y, con ellos, el número de mis carnets partidarios… a veces ya no sé cuál debo presentar… en las concentraciones y marchas de apoyo, a las que tenemos que asistir, controlados por unas fichas que recogemos de la oficina de personal, no sé si estoy vivando por el que ha caído, por el nuevo o por el que ha vuelto… me encuentro con otros como yo y nos 62


consultamos para ver si no estamos gritando por el presidente equivocado… los corbatudos de los balcones siempre hablan de los mismo; ya me acostumbré a sus discursos, podría repetir de memoria con sólo decir uno… cuando veo a los chetes desfilando con la escuela, me pongo a pensar si no los estarán entrenando par que después desfilen igual que yo… ojala que mis hijos tengan más suerte… los mineros y los fabriles han ido otra vez en busca de las balas, muchos las han encontrado… ellos salen a las calles siempre para abajear a los de arriba, en cambio, a nosotros nos llevan para darles vivas y sin embargo, no veo que seamos diferentes o quizá ellos piensan diferente, puede ser que no tengan nada, ni siquiera miedo… no sé quién será el nuevo ministro ¡he visto desfilar a tantos! ninguno me importa… ¡cuántos serán despedidos esta vez! o cuántos jurarán de nuevo, los segundos se quedarán… pero los primeros no sé dónde podrán ir, seguro que irán a abajear contra el gobierno… estoy llevando la pancarta por ser antiguo; el viento quiere empujarnos pancarta y todo ¿y si me detengo? entonces mañana los chetes tendrán que salir a limosnear, con la acera como único límite de abajo, por lo menos ahora tienen mandil blanco … hay que seguir nomás… ya he jurado de nuevo, pero a diferencia de la primera vez, ya no juré que cumpliría mi 63


juramento… los chetes desfilan con la escuela ¡quién sabe! de repente mañana, con la universidad.

El Voto Libre Llegó el día de las elecciones; a las ocho de la mañana ya estaba lista… desde las siete había prendido el anafe a querosén, puesto el agua a hervir, despertado a los 6 niños que dormían en escalera sobre dos colchones de paja en el suelo… una mesa de madera fibrosa separaba las ollas de las frazadas; la vieja historia se había repetido en ellos Asustado por los días que pasaban como vagones de un tren sobre el techo de barro, el marido decidió que su pena se encogía más y más ante cada día sin pan y cada noche de preguntas mudas… al fin acabó determinando que esa pena sólo alcanzaba para sí mismo y se la llevó en su peregrinaje de una sola vía hacia el abandono… dicen que murió de a poco, masmiado por los delirios y las tormentas de haber vivido; de los tormentos de haber sido sin llegar a ser

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Contó a los seis; las dos mayores ya estaban al borde mismo donde se pasaba de niña a mujer, sin lapsos de ensueño para el cantante de moda… dos pre mujeres hechas en estaño y en escarcha… cuerpos tapados con jirones… algún día les tocará ser abandonadas en un agujero de la noche con tres llantos más urgentes, cuanto más débiles… quizá antes sean sirvientas, cuiden niños ajenos, hagan los mandados, sean lasti-madas por alguien que considera el hambre de los pobres como un vicio…. Los dos medianos: hombres de siete y ocho años… Esperan los amaneceres haciendo cola para recibir los primeros periódicos y venderlos en las calles… luego llevarán su cajón de lustrar zapatos, implorando que alguien se fije en ellos, como se fijan en la basura de la acera… lavarán autos con agua traída en baldes desde una pila pública y en la noche los cuidarán durmiendo con la cabeza apoyada en una de las llantas… los dueños saldrán de las fiestas, borrachos y panzones y no querrán pagarles por el tiempo vacío… se verán obligados a pedir en las calles, entonces la avaricia en forma de una vieja arpía los reñirá, acusándolos de ser “mañudos” y “mal acostumbrados” 65


Crecerán para ir a las minas y al alcohol Algunos cambiarán vida con vidas… otros, se adormecerán para siempre en la calma que la desesperación más espantosa, guarda en su último límite… los más pequeños, seguirán preguntando con los ojos… posiblemente lleguen a ser parte de las estadísticas que publican los especialistas para hacer saber que, de mil niños, doscientos mueren de hambre antes de cumplir los cinco años… serán un número desconocido dentro de un indicador de mortalidad infantil… ninguno tendrá nada; mucho menos tendrá algo que defender Los edificios, las calles, los almacenes, los cines, el derecho a comer… todo será siempre ajeno Mientras tanto, no faltará algún imbécil que desde un curul o un escritorio público perore, con palabras de voz aflautada, que “sobre todo está la Patria” … el día que uno de estos cabrones tenga que comer mierda, habrá que preguntarle el grado de efervescencia patriótica que lo abrasará y qué cosa estará primera en su escala de prioridades….

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Contó a los seis; les dijo que esperaran, que ella iría a conseguir algo para comer, que no se preocuparan, que se portaran bien… comprobó que tenía envuelto el documento con un pedazo de papel y salió… bajó una pendiente recortada por gradas de piedra y barro, cruzó una canaleta de aguas servidas, siguió una senda de tierra, llegó a la calle empredrada; caminó por una cuadra más y se puso a la cola de una cola retorcida y silenciosa… la cola de gente crecía como si tuviera vida propia, hasta que por fin se acabó cuando la señora llegó a la mesa: 4 bultos recibieron su carnet electoral Lo registraron y le dieron una orden para que al día siguiente le entregaran una libra de azúcar, un poco de harina, una libra de sultana y otro poco de aceite… al ver lo poco que le daban a cambio de su carnet y la gran diferencia con lo que habían prometido, reclamó; le dijeron que no estaba obligada a aceptar, que podía devolverle el carnet en el mismo instante les hizo notar que la orden de entrega estaba fechada para el día siguiente y que ella necesitaba los alimentos para hoy… “Así son las reglas”, pero si tenía urgencia podía cambiar su papeleta por los comestibles en una casa a la vuelta de la otra esquina; en esa casa se ofrecía 67


esa clase de servicios, a quienes, como ella, los necesitaba con mayor urgencia; se limpió los ojos y se encaminó a la casa señalada ¿Sólo la mitad? Así era; había muchos gastos y los de “arriba” exigían su porcentaje Un vacío hondo reemplazó su asombro y su indignación; recibió y fue en pos de los que la esperaban como se espera la única posibilidad de sobrevivir… reflexionó sobre el hecho de que las leyes del mercado feroz se aplicaban también en este caso: el precio del hambre bajaba a medida que se hacía más abundante… en el precio se incluía la dignidad y la tristeza de tener que ofrecerla a cambio de tan poco… que en este extraño mundo del capital no regulado, una prostituta puede por lo menos, rechazar a un cliente, pero una madre con seis hijos ni siquiera puede negociar su propia estima en el “tómelo o déjelo”, del que se ufanan todos los malditos del mundo… llegó a su choza; habría sulta-na con azúcar y sopaipillas ese día de fiesta hogareña

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Neshamanú

…el claroscuro se extiende afuera… un hombre camina con pasos de ritmo lento, acompañando la marcha funeral de silencio que la calzada entona, cada vez más grave… su rostro, abatido por el dolor, es áspero y grave… sus reflexiones se escuchan en el eco callado de las paredes y puertas cerradas… no es cierto que la noche cae; más bien se levanta… mi caminata lo comprueba, cuando escucho la soledad de las calles tristes, afligidas ante la caída del sol, atraído por la gravedad que lo llama desde el otro lado de la montaña, los últimos haces de luz se prenden, obstinados en no caer y aferrarse a los ribetes de las nubes para hacer un pedazo más de día… pero es inútil, la noche se levanta desde las calzadas, llega a las nubes y expulsa de ellas el último vestigio de luz para anunciar que la sombra ha conquistado otra vez el espacio… la naturaleza no debería permitir que las esposas mueran antes que los maridos; es demasiado, es demasiado… solapado voy en pliegues de banderas cenizas, mostrando mis deseos de acariciar para siempre el fuego y de entibiar el hielo con mi aliento… los nichos asfaltados y de pie bruñen 69


las gotas que habían querido ser una piel encima de la piel negrosa… los recuerdos del mañana duelen por lo que pudo ser el ayer; en cada gota, en cada una, se refleja la luna entera o el foco de una esquina… quisiera ser encarnado en el color de alguna nostalgia; pero no puedo, sólo soy dolor viviente, alquitrán encima de asfalto la que tapa mis poros... las visiones remodelan el mundo con gustos plurales y ajenos a lo que somos o seremos o fuimos; una visión es el último hálito de alguna sombra que, al ser rozada con la luz, ha dejado de ser lo que era para ser lo que no era; tal vez, lo que no quería ser… pero la visión que se dirige a mí no parece venir de la umbría hecha espectro; más bien es la luz de alguna llama sin fuego, de algún rayo blanco emergiendo de la nada incolora… su cabellera puede ser el cometa errante concentrado en chispas compactas, antes de circunvalar otra vez la parte del infinito que ahora debía circunvalar; el cuerpo se mueve con la gracia que sólo la mujer que sabe que es mujer y que es feliz siendo mujer, despliega dentro y fuera de su propia burbuja… es imposible que yo la vea sin cuidar de los ojos y del rostro y del seno y de la cintura y de las piernas; mis ojos, en su mirada, se asombran ante la aparición de lo hermoso, de lo verdaderamente her70


moso, atestiguando nuestra vieja creencia de que la naturaleza no había hecho nada más hermoso que una mujer hermosa… la miro y la tengo como la mujer que jamás, en los hoyos de los siglos, pudimos concebir en la descripción racional de lo hermoso… es mucho, mucho más; en él, es la mujer prototipo, la que intuimos que sea y, sin embargo, es una mujer de verdad… yo sé que no la amaré, no podría amarla pues para amar es necesario tener vida y la mía se ha ido con la muerte de la que fue mi vida… pero esta aparición está sola como la noche, en plena noche; cadenciosa en la lluvia, pero las gotas parecían no mojarla… cadencia tras cadencia, sus pasos son las fases de una luna que nace y que muere en el mismo menguante …ven, dicen sus ojos; ven, ratifica su mano… no temas; la noche es sólo el brillo del otro lado de la luz; encandila de negro a las retinas acostumbradas a la seda encandilante de lo blanco… pisa el asfalto, pero yo levito cuando siento cómo el roce de su roce roza la piel, en un encuentro de abismo con abismo, de vacío con vacío, de nube con nube, de llama que no quema con llama que dejó de quemar… al verme, siento sus ojos y sus palabras: 71


…tu tristeza es tan grande que algún vórtice lejano debe sentirse débil; siendo hombre, crees que el dolor no debe convocar a la lágrima; tu alma, presa del desencanto, quiere libertad y tú la encadenas en esa rara razón de pretender encubrir con la apariencia el dolor que abre precipicios en la mirada ¿acaso no has aprendido que el dolor se apodera, imponente, de los recuerdos, que los separa y los segrega en campos crisoles, para hace de cada uno, el dolor reciclado de los otros? ¿acaso no sabes que es silencioso, que quita la voz a los ayeres, los convierte en fantasmas que se retuercen en señas y que gesticulan sin habla? ¿no has aprendido que, entonces, viene lo inconsútil, la nostalgia, y el dolor se vuelve lágrima? aprende… Aprieto su mano, la mira y me pregunta –te llevaré por el mundo dual; el que se hace tumulto de los sentidos y el que se muestra conforme con el sino. ¿lo quieres? –sí; pero antes: ¿cómo te llamas? –Neshamanú –yo soy Héctor 72


nos vamos, la noche nos abre la puerta hacia la luz… caminamos por encima del asfalto, con aquellos pasos llenos de pausa que saben a dónde van sin saberlo; rara sensación de estar en un mundo que se mueve en la galaxia y nosotros nos movemos en él... pero el aire azulado de negro esperaba las palabras –¿crees que soy hermosa? –sí. –¿muy hermosa? –eres la mujer más bella que haya visto o soñado o visionado en cualquier encuentro con el día, con la noche o con el delirio –¿de cómo sabes que soy bella?... sé que soy hermosa, pero no acabo de entender por qué crees saber que también soy bella −porque me lo dicen mis ojos −¿y tú crees que ellos son vigías perfectos de lo que es?; más aún, de lo que es-siendo? –creo lo que veo, lo que palpo, oigo, saboreo o lo que huelo –¿lo dices en serio, o sólo lo haces para impresionarme con una supuesta fortaleza que cree encontrar sustento en algo real, como supuestamente son los sentidos? 73


–quiero impresionarte; es deber de todo hombre tratar de impresionar a una mujer; es tan importante esta intención, que la opinión de Einstein nunca será tan añorada para nosotros, como la de una mujer hermosa; nosotros, los hombres, tenemos la fuerza; no me refiero a la que alza maderos, sino a la del intelecto que asumimos por estar vinculado a lo real, aquello que los sentidos nos dibujan en el cerebro… creemos que la mujer tiene el presentimiento, aquello que no cimenta con nada sensible, excepto con su propia sensibilidad; sí, quiero impresionarte con deseos de romance; aunque siento que eso ya nunca será para mí… es sólo la reacción condicionada que todo hombre tiene al estar cierto que ante sí hay una mujer… –me halagas; y lo haces por tu interés en halagarme y por tu valor y tu fuerza en representar tu papel de hombre… pero la flor que pretendes brindarme no tiene aromas que inciten mi ser de mujer… si quieres agasajarme no lo hagas con poses de zoohombre, hazlo con actitudes de hombre genuino; nada reduce más la estatura del masculino que la pretensión de abandonar lo que es, para devenir en lo que no es… eso se deja para nosotras, las mujeres, que somos y no somos; que somos la dualidad constante; aquello que se aprehende 74


sólo cuando ya no está; pincelada impresionista que logra el momento fugaz para hacerlo permanente; ustedes son columnas que sustentan; nosotras, varas de mimbre que dejan pasar la ciega estampida de la tormenta… nunca desfigures tu ser-hombre pretendiendo ser falso; peor aún, si quieres impresionar a una mujer verdadera La noche giraba con un timbre de color y una gama de sonidos; llena de luna, borlada de rocío abundante, coloreada en negro y azul, irisada de agua y de torneos brumosos de noche entre noche; de noche-noche; de noche feliz de ser noche; de no querer ser otra cosa, sólo noche –sé que te preguntes sobre el porqué de mi acercamiento a ti –me pregunto; y son tantas las conjeturas esparcidas más aquí de mi piel que, al encontrarla parca en su espacio, parecen haber salido de mí para danzar en remolinos tibios en la libertad de la noche –sentí tu aflicción; al comienzo no tenía nada de extraño, todos nos afligimos; pero luego percibí que tu 75


infortunio cambiaba la esencia de tu condición de hombre, que te volvía dual, dado que sentías la pena pero no querías mostrarla… ante la supuesta debilidad de mostrar tu aflicción, no hacías sino aumentar su soledad y tu dolor… entonces te sugerí la nostalgia y fuiste tan íntegro que la recibiste para hacer que tu dolor se volviera lágrima; pero hubo más, deviniste mi héroe griego… por eso me acerqué a ti y también te tendí la mano: debía guiarte para que consolidaras tu dimensión de hombre y, al hacerlo, me realizara aún en mi dimensión histórica de mujer; notas por ello que el utilitarismo es aún necesario; todavía tratamos al ser como al fuego; en mi propia redención, debo usarte para realizarme; usarte como el objeto al que debo guiar –sin embargo, veo que tu acción de utilizarme no rebaja mi bienestar para ser adscrito al tuyo; más bien hay una creación de bienestar nuevo: el que incrementa el tuyo y el que acrecienta el mío; veo pues un utilitarismo benigno, del que no quiero, no debo, abjurar –entiendes bien; por ello sé que intuyes con aplomo, que conoces el mundo, aunque todavía no estoy segura si realmente lo conoces, en el sentido de conocer cómo conocer y el cómo de lo que se conoce; pero no te preocupes, juntos llegaremos y pasaremos la frontera entre el saber y el conocer 76


–me gustaría saber por qué el amor trae tanto dolor y decepción, si se supone que debería ser receta infalible para lograr felicidad, razón de ser feliz –porque los que aman, generalmente lo hacen con un amor que es utilitario; quieren una recompensa; desean la propiedad misma del ser al que se ama; absorber su vida, sus acciones… en fin, convertirlo en un ente al servicio del que, supuestamente, ama –debo preguntarte ¿hay alguna diferencia vital entre hombre y mujer con relación a la sensación de amar? ¿amamos del mismo modo? –no; hay una gran diferencia entre el modo de amar masculino y la manera en que amamos las mujeres –¿…? –por razones históricas, que no biológicas, y con las excepciones de rigor, podemos decir que el amor en el hombre es un estado que se expresa de tiempo en tiempo… no está en el hombre la capacidad de amar espontáneamente; su capacidad de amar es obnubilada por algo muy similar al miedo… el miedo a la decepción hace que su amor sea de tipo sentimental-racional, pero eso no estructura un verdadero amor–tenemos miedo, es cierto; pero ¿qué es lo que ocasiona este miedo, al parecer, injustificado 77


–el sentido de culpabilidad; el hombre no puede dejar de percibir, en el subconsciente, que a lo largo de la historia la mujer ha sido expoliada; explotada vilmente, convertida en un objeto de placer, en ciudadana de segunda clase, con derechos casi nulos… la sociedad ha hecho de ella un ser vilipendiado, sobre todo en la ética de la mayor parte de las religiones y de las instituciones; también ha sido alienado de tal manera, que ella misma se ha convertido en el testigo, juez y jurado más severos del comportamiento femenino –en cuanto a la mujer ¿también tiene miedo? –sí; pero en su caso es un miedo impuesto por la sociedad; cada vez que siente el deseo de hacer lo que injustamente le es vedado, se siente culpable, pues cree que va no sólo contra las normas que la sociedad le impone, sino contra alguna ley natural o religiosa que explícitamente le prohíbe; se siente culpable porque, aunque por lo general no tiene conciencia de ello, ha sido alienada por la sociedad y, sobre todo, por la religión; insistentemente es atacada por la sensación de que no es suficientemente “pura”, de que es la culpable de la tentación en que cae el hombre… la religión ha hecho de la mujer una especie de fuente de pecado maligno y la ha llenado de culpas, culpas que las instituciones de las sociedades modernas aún mantienen, 78


pues la identifican como la causa de los pecados, convertidos en delitos, en “contra de la decencia; ésa es la contraparte femenina del sentido de culpabilidad masculino… en la mujer, amar es su estado natural; por eso es que la maldad en una mujer, en cualquier mujer, es maldad multiplicada; amar para nosotras es parte de nuestra naturaleza… la mujer no tiene miedo de amar, por eso ama con natural disposición y no cree que pueda haber otra manera -estás repitiendo los mensajes que aparecen en el cielo y que han asombrado al mundo -yo también los leí, por eso te lo repito ahora –hay algo que martillea, con insistencia agobiadora, las neuronas activas de mi cerebro: dijiste que tú te realizarías como mujer, guiando mi propia realización como hombre, para que luego, ambos nos realicemos como seres… ¿a qué se debe esta primacía tuya (o mía) de que tú seas causa de mi realización y que en la mía esté implícita la tuya? –no soy la causa de tu realización; soy la guía de ella… tú no eres la causa de mi realización, más bien es mi hacer que te realices como hombre, ésa es mi tarea de mujer; pero no provoquemos la premura; todo vendrá a su tiempo, cuando sepas el cómo de lo que es; mejor dicho, cuando lo intuyas con conciencia despierta; 79


cuando ese conocimiento surja de tu subconsciente en su ansia de ser y realizarse ella misma… en fin, cuando se manifieste en ti, en todo su esplendor, la voluntad de ser… sé que sufres por la presencia definitiva de la ausencia de la mujer que fue tu vida, de la que fue manantial de vida, perfume de vida, tibieza de vida, vida de vida; tal vez sientas también el sentido de culpabilidad por no haberle hecho saber, cada día, cada hora, que ella era tu vida; sé que ahora debes aceptar el peso de lo que ya no es, que por no ser, tiene un peso que agobia con el verdadero agobio… pero ella no querría que tú sufrieras por algo que ya no es posible remediar; las mujeres sabemos amar incluso cuando el amor ya no es posible y sólo queda la urgencia de que el ser cariñado sea feliz; no sufras, la vida que fue tu vida no lo aceptaría… cuando nosotras, las mujeres, os amamos, decimos que no sabemos por qué; pero ahí también somos duales, porque siempre lo sabemos… desde el comienzo… os amamos porque está en vuestra mayor virtud no la de ser bellos, sino la de ser íntegros… os amamos cuando cumplís vuestro deber de héroes griegos, sabedores empedernidos que lucháis contra el destino, sabiendo que perderéis siempre… os amamos por vuestra fortaleza que es tan vulnerable y que nos obliga a 80


guiaros por la senda de vuestros destinos; si no lo hiciéramos, vosotros nunca seríais; hasta ahora hemos cumplido el papel de ser guiadoras que guían desde las candilejas para que cumpláis vuestro destino… el de héroes griegos… pero, poco a poco empezáis a andar por vuestra propia cuenta, a realizaros como vosotros mismos: hombres; y al hacerlo, hacéis también que nosotras nos realicemos como mujeres, comprobando, con gradualidad constante, que cumplimos nuestra tarea: la de ser mujeres haciéndoos hombres… algún día, cuando la evolución de la historia y del cuerpo haya llegado a un nivel exigido, todos vosotros seréis íntegros, esa será vuestra belleza, y todas nosotras seremos bellas en nuestra ambigua integridad, que será eterna… aprende a ser feliz nuevamente… tal vez haya otra mujer que sienta tu vida palpitar en la suya y recobres la fortaleza que ahora crees haber perdido… debo irme, hay muchos como tú que me esperan; adiós Neshamanú me muestra un escenario conocido ya pero no aprehendido: ¡exigir por amor! qué petulancia tan endeble y ridícula!... pretender que cada día sea huérfano de precedente en el acto de exigir a la mujer amada todo lo que podamos exigirle: devoción, resigna81


ción, fidelidad, lealtad, renunciación sacrificio, servicio a la carta, … el amor mercantil exige del otro y, en contra balance de fenicios, nada exige del que exige… es el tipo de amor al que nos hemos acostumbrado, dada nuestra condición de valorar todo, hasta que el cálculo de mercadeo nos hace perder el valor de todo, en actos reiterados de puja mercantil… reeditamos en el campo del amor lo que hacemos en el de los mercachifles pretender lo máximo a cambio de lo mínimo… es que vivimos en un mundo hecho para el mercado, mundo que ya no se asombra de ver cómo somos… nuestra sensibilidad para apreciar lo que la vida nos brinda es tan tosca, que parece estar hecha con badilejo y paleta de albañil… la noche se hizo tornasolada las paredes empiezan a sonreír y las ventanas quisieron atisbar el cambio prodigioso… nunca dejaré de recordar a la que fue vida de vida, pero habrá otra mujer a la que sabré hacerle saber, cada día, cada hora, que es mi nueva vida… conjuro otra vez el enigma de Borges: era cierto; la mujer y la guerra prueban a los hombres; pero vi que había algo más: el hombre se realiza como tal sólo a través de la mujer; es en esa realización que la mujer logra la unidad mujer-hombre; hombre-mujer, núcleo existencial prístino de la especie … ¡hoy me siento más 82


hombre que nunca! ¡cuánto me alegro de ser hombre para apreciar, verdaderamente, lo que es una mujer!

Neshamanú vuelve a las sombras de las que emergió, para, en su tarea de consolar a otro personaje encuentra a un individuo cavilando y recorriendo la calle con gran aflicción… … llevaba cicatrices quemantes en el pecho…traía designios en los ojos… frecuentaba las angustias; mi paso ritma con son de cadenas y el pensamiento porfía con el pasado… ¿cuántos años se han ido?... desde que el gran Albert hizo del tiempo un activo transformador del espacio, los años pueden ser un planeta; nos es dado descubrir que el pensamiento no pesa, pero gravita; que las torvas de agua y de viento arcillan tempestades pero que, lágrima y suspiro hacen un arcano en el alma… mis pasos se asilan ya en el adagio… ¿por qué no tendría que llover? llueve…. lo hace con desgano turbiado que fluye de una nube compañera… siento en mis espaldas el derrumbe de las gotas que mojan con fervor acicatero, parece que cada marejada se lleva un algo de mí 83


y que luego la arroja para que yo lo vea siniestramente impreso en el cemento…. ella aparece como si la sombra se hubiera propuesto manar en una imagen y no en otra sombra… La aparición de su silueta causa la misma impresión en todos… al visualizarla, el hombre piensa: … ella es la sombra misma, pero también, resplandece sin ser luz… la veo con claridad de día sin nubes, camina hacia mí, a medida que se acerca se va haciendo más y más concreta, más fascinante… más mujer… –¿te asombras al ver que surjo, no de la espuma del mar, sino, de un laberinto de sombras? ¿es tu asombro tan genuino, que al verme crees soñar? –me asombra tu belleza más que tu origen, al contemplarla veo que nada puede compararse a ella en la magnitud del asombro que causa y que causaría no sólo a mí, sino a cualquier hombre, a cualquier ente que tenga pupilas para abrirse en desmesura, ante la magia de tu imagen –sabes escoger bien las palabras para presentarte ante una mujer, debo reconocerlo; pero, me pregunto al preguntarte: ese sentido de ubicuidad que tiene tu 84


palabra ¿es un producto de la práctica continua e intencionada? ¿o surge del momento en el cual tu asombro habla más que tu elocuencia de todos los días? –no sé ni lo que estoy diciendo ni porque lo digo; es como si algo o alguien hablara por mí sin que yo modulara una sola sílaba –¡qué bien! entonces eres genuino; algo difícil de encontrar; te veía sin que tú me vieras; al hacerlo pude sentir que tu congoja abarcaba el planeta; al preguntarme te pregunto: qué es lo que te perturba tanto, por lo menos tanto como para que yo sienta en mí el sacudón emocional que el objeto de tu desasosiego causa en ti; quiero saberlo, soy mujer, soy curiosidad hecha carne, vengo de Pandora; quiero saber el porqué de tus lágrimas –tengo una extraña pena por todo… una inmensa tristeza por todo, tengo la impresión de que soy culpable de todo –¿te aflige la aflicción de los demás? ¿quizá, al igual que tú, también llevan en sí ese mismo sentimiento de culpabilidad? –los veo y los presiento tristes, solos, como si compartieran la sensación de culpa que me ahoga, nacida en mí y proyectada a los demás 85


–nada nos impresiona más a nosotras, a todas las mujeres, que la lágrima genuina de un hombre … me toma de la mano y recorremos las aceras y las calzadas de las calles; los faroles y las sombras han detenido su juego en una pausa que forma una vía abierta por la que pasamos; me doy cuenta que la mujer a mi lado es el centro obligado de gravitación cuando cruza cualquier espacio; de alguna forma, el silencio se vuelve comunicativo; pero llega el momento de la palabra –¿cómo te llamas? –Neshamanú –yo soy Marco … las calles son planos euclidianos flotantes, los que me permiten ver y sentir el mundo como nunca lo había visto ni sentido antes; hablamos; las frases son garfios lanzados a la noche para atrapar un pedazo de sombra o uno de luz…. –cuéntame algo de ti; me gustaría saberlo

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Aunque no acostumbro a contar mis cuitas, ahora lo hago con gran naturalidad -éramos 4 hermanos: dos mujeres y dos hombres; nuestros padres eran el ideal que uno tiene de los padres… ir al cine era la aventura de toda la semana; una semana irían dos y la otra les correspondía a los otros dos hermanos; la representación familiar en los últimos lugares de las salas era mixta: hermano y hermana; al volver a casa tenían la obligación de relatar, en buen detalle, los pormenores de la película… desde el anuncio del león de la MGM, los reflectores de la 20th. Century Fox, el escudo de la Warner Bros; el mundo de la Universal o el pico elevado de altivez de la Paramount; en el recuento no debía faltar el reparto principal ni la clase de letras que tenía el respectivo “the end”

(Hay una pausa de aliento) –hacíamos todos los esfuerzos por transmitir la satisfacción que nos había causado la película; pues no íbamos a la aventura, la tarea de escoger una película para la próxima semana empezaba la noche en que terminábamos el relato de la anterior; en este proceso de planificación participaban todos los integrantes de la 87


familia; decidir qué película vería y relataría la pareja respectiva era tan importante como debe ser la de escoger la escena culminante del film para un director; a la larga, esos ejercicios de histrionismo nos sirvió mucho para nuestra vida futura; la imaginación se desarrolló en cada uno de nosotros y la interacción recíproca nos permitió formar una multiempresa que fabrica muebles, joyas, lencería y ropa femenina de diferentes telas y también de vicuña, todo eso, a pedido; la empresa tiene un valor muy alto en el mercado y nunca nos ha faltado clientes –me imagino que tuvieron una infancia y una juventud felices, aunque con estrecheces económicos –hasta cierto punto; cada uno formó su familia consolidada; pero, cada vez que nos reunimos, hay un velo de tristeza que tratamos de disimular, con reiterado fracaso… –¿…? –la niñez, sin darse cuenta es egoísta –¿…? –sólo cuando fuimos adultos, al recordar los turnos para ir al cine, nos dimos cuenta de que nuestros a padres nunca fueron, ni una sola vez; ninguno de nosotros recuerda que les hubiera tocado el turno de ir… cuando 88


ya estuvimos firmes y teníamos los medios para llevarlos no sólo al cine, sino a recorrer el mundo, ya no estaban… se fueron los dos al mismo tiempo; la anemia causada por la pobreza, tan larga y voraz, ya no quiso esperar… nosotros estuvimos al lado de ellos sin saber lo que pasaba, sin darnos cuenta de que a veces reducían su ración, de por sí escasa, de comida, para que ninguno de nosotros pasara tanta hambre… no los vimos morir mientras vivían… nunca lo intuimos siquiera, no sentimos que la muerte ya había decidido llevárselos ante la indiferencia, aunque inocente, con la que nosotros los mirábamos todos los días a pesar de que los queríamos, y ellos lo sabían, hasta lo indecible, se apagaron justo cuando nosotros ya estábamos dispuestos a darles todo… en verdad, conocí el dolor en todas su formas y grados… soy capaz de identificar la vertiente de donde cada uno fluye… por eso fue que comprendí, una vez más, algo que ya había descubierto hacía tiempo: no sabemos por qué, sin embargo a medida que vamos creciendo, sentimos nacer y luego, desarrollarse en nosotros, un extraño y oscuro sentido de culpa… Neshamanú reflexionó por algunos momentos, apretó mi mano y luego me dijo, con un tono suave pero determinante 89


–no es el sentido de culpa lo que fustiga el alma; es algo peor –¿…? –es algo que ha esclavizado al ser humano desde la época de las cavernas; la fuerza que ha convertido a una gran parte de la especie en individuos semi bestiales –¿…? –es el miedo; tienes miedo y lo albergas desde el primer recuerdo, aquél que se une a la figura de tus padres, ambos desamparados… siempre has vivido con miedo, está en cada poro de tu ser; ha pasado a constituirse en el feroz verdugo que quiere dominar por completo tu mente; pero no puede vencerte del todo, puesto que, a pesar de que no te das cuenta, eres un hombre portador de una fuerza más grande que el miedo –¿…? –tu voluntad; ella es la que resistió y resiste, sin tú saberlo, los infortunios que vienen desde que eras prácticamente un bebé; ella es la que no permite que te conviertas en un ser que se cobije en el servilismo; … ella lucha dentro de ti, pero sabe que pronto la reco90


nocerás y entonces nunca más serás víctima del pasado… hay algo más que causó tu prisión a la que el miedo te condenó; encuentra esa causa y entonces tu voluntad hará el resto; al verte esta noche, con tanta congoja, me acerqué a decirte sólo eso… ahora debo marcharme; ya no me necesitas, estoy segura que tu voluntad hará posible que tu miedo desaparezca y que mostrarás a muchos seres que, como tú, también son presos del miedo que los punza y corroe como una avispa-araña que teje una red de sentimientos de culpa, adiós… Así fue cómo Neshamanú apareció en la sombra para desaparecer en ella… la noche juega a la luz y a la sombra con los faroles; una especie del juego a las “escondidas” que todos los niños del mundo han jugado alguna vez; las sombras se esconden en las sombras y la luz vacila en la búsqueda repetida… pero la sombra, sabedora de que la luz jamás la encontrará, finge salir de su propia sombra para formar siluetas que la luz esculpe con caprichos; ella también titila y da la impresión de irse, aunque siempre vuelve para abrazar una silueta que se torna juguetona… miro encandilado lo que hacen las dos dimensiones y veo con claridad umbría que la sombra aparece, se muestra sólo cuando ella 91


quiere, pero juega con la luz y ésta se pone contenta al alumbrarla en la penumbra… me concentro en las ondulaciones de la sombra… sus movimiento son sibilinos, arcano cada uno e indescifrables para la luz, caprichosas para el farol, pero conscientes de que son visionarias y proféticas; herméticas, fugaces y juguetonas… sí; las sombras son juguetonas, gozan del placer de asombrar; sienten una alegría veraz cuando alguien quiere mirarlas y auscultarlas; por eso se mueven como odaliscas lánguidas, exóticas o como pizpiretas hechas de espontaneidad; estoy fascinado ante el descubrimiento… mi fascinación se vuelve carrusel de sensaciones extrañas, como si la sombra hubiera traspasado mis poros y encontrado cobijo en cada una de mis células, la siento, inquieta y juguetona provocándome para continuar el juego que tenía con la luz… ¿cuántas veces me llamó para decirme que no tuviera miedo y yo no la escuché ni la sentí, dominado, como estaba, por el miedo? pero ahora la encontré, si, la encontré y desde entonces ya nunca más tuve miedo; perdí el miedo a todo; nada hay que me acobarde; eliminé el miedo a la vida y con una alegría que no cabía en mí, descubrí que al perder el miedo a la vida, perdía el miedo a la muerte; perdí el miedo a todo lo que digan o hagan los verdugos, los que han hecho de la astucia la virtud primera; de la 92


hipocresía, que es el aire de sus vidas… decidí escribir mi libro, algo que había desechado desde que la soledad vino a mí en tren de gran pesadez…

El jugador No. 10 Era sábado. Un sábado como todos los sábados deberían ser. El sol ha batido las nubes. Hay una brisa más bien tibia, los toldos del club guiñan varios colores y la cerveza está helada y más rica que nunca. El partido de fútbol entre los clubes de ambos barrios ha terminado. Hubo un empate; los entrenadores exprimen cada cami-seta para comprobar el esfuerzo cumplido por cada uno. La camiseta que no devuelva por lo menos medio litro de sudor, será sancionada con el rigor que impone la disciplina del altiplano… llas mesas son ruidosas y urgentes; los mozos llevan platos vacíos para traerlos de vuelta llenos; hay un "un metro cuadrado de cerveza" que exhibe su espuma en cada vaso como si en ella descansara la misma Afrodita. ¡Manjares, Cerveza y Sol! ¡Qué ganas de vivir! ¡qué ganas de ser para siempre!... las anécdotas han empezado su ronda en la competencia del asombro.

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El árbitro estaba arbitrando tan mal que sacó tarjeta roja, la apuntó sobre su cabeza y salió del campo expulsado por sí mismo. En el desarrollo de otro partido, uno de los jugadores dijo ¡hijo de puta! cerca del árbitro y después de una sanción discutidora, el réferi hizo el ademán de sacar la tarjeta de expulsión, pero antes se encontró con el profanador de rodillas ante sus rodillas jurando que el piropo no era para el árbitro (que Dios lo colme de bendiciones) sino para él mismo; que siempre se auto amonestaba para darse ánimo… pregúnteles señor réeferi, pregúnteles a mis compañeros, yo soy el hijo de puta ¡no es cierto? ¿no es cierto compañeros? Yo, y nadie más, le juro por lo que más quiera, ¿no me cree? Mire esta cruz (el pulgar derecho sobre el índice en escuadra) la bendijo mi madre antes de venir al partido; la bendijo con palabras de Arcángel y lágrimas de santa; no… no podría jurar en vano ni besar esta cruz sin profanar para siempre la sacrosanta imagen de mi madrecita, señor réferi, créame, ¡el hijo de puta soy yo! Ante semejante muestra de sinceridad, el árbitro se abstuvo de sacar la tarjeta roja y lanzarla a la cabe-za del villano… 94


Otra: el entrenador había entrado al campo de juego para reclamar por una falta, a su juicio, fantasma, se entró hasta el círculo central e increpó al réferi, éste le dijo que como sanción ejemplar por lo que había he-cho, por cada paso que saliera al salir de la cancha cobraría un penal técnico a su equipo; nadie sabe cómo lo hizo, pero el caso es que el entrenador salió saltando sobre su cabeza; cuando llegó a la orilla de preferencia tenía la cabeza (era calvo, claro) del tamaño y la con-textura de un zapallo de competencia... Cuando las anécdotas habían entrelazado ya una hermosa maraña de colores, las miradas convergieron -una a una- en el director técnico del equipo anfitrión. ¿Cuántas veces habían escuchado el relato? Hartas. ¿Cuántas veces más lo escucharían? Hartas. Esta sería una de esas veces… los platos habían sido levantados, la cerveza, renovada y la atención dirigida al hombre que ahora enviaba la imaginación en pos del recuerdo... Por primera vez el equipo nacional había logrado la clasificación para el mundial; ya era uno de los diez y seis más grandes. Perú y Colombia quedaron con la derrota estampada en el fondo de sus arcos. El país marchaba bien; la democracia había sido consolidada, luego de los 95


primeros tiempos de corrupción y pavor; la producción aumentaba junto con el bienestar; la opinión pública se volvió al equipo no con la desesperación de encontrar en él la última posibilidad de una ocasión feliz, sino con la alegría serena dispuesta a seguirlo en todos los compromisos… el día en que una aeronave los llevó a Holanda, el aeropuerto y sus instalaciones estaba repleto… miles fueron a despedir y a desear suerte al equipo. El Presidente también estuvo allá. Los vio formados en línea cerca del avión y terminó el mensaje de despedida del siguiente modo: "por primera vez el país -a través de ustedes- será visto por miles de millones en los cinco continentes; por eso les pido que jueguen sus partidos con la misma fe y la misma voluntad con que nuestro pueblo ha enfrentado y está venciendo el subdesarrollo… que cada ser humano en el mundo reciba el mensaje que tratamos de hacerle lle-gar: en la competencia por sobrevivir con decoro, sólo el respeto a nosotros mismos y el respeto que guarde-mos para con los demás pueblos, nos otorgará la digni-dad que nos permita ser una de las naciones con el de-recho a ser respetada… en vuestro caso, quiero que nunca se olviden que un gol puede ganar un partido o un campeonato, pero si ese gol no ha sido conquistado con fuerza, con técnica 96


y con limpieza, nunca será un gol digno, porque habrá sido conseguido sin dignidad… den a la camiseta el cien por ciento, pero sean dignos; vuelvan como están yendo: dignos"…el Himno Nacional elevó las voces en una ofrenda al espacio tibio. El avión decoló, dio una vuelta con el ala inclinada y cien mil pañuelos trazaron el "buena suerte" como una continuidad de la blancura de las cumbres que más coquetas que nunca sacaron a relucir los armiños Se sabía que el equipo respondería bien. Durante los diez años anteriores los gobiernos se habían preocupado de fortalecer el deporte nacional en todos los niveles y, por supuesto, en el fútbol. Se había apoyado decididamente a las academias infantiles,” de las que salieron nuevos valores que después pasearon el fútbol boliviano por las canchas de todos los departamentos. Así fue como se conformó el mejor seleccionado que había tenido la Nación, Brasil y Uruguay en las eliminatorias no fueron rivales; quedaron sorprendidos ante el gran adelanto de nuestro fútbol. Fútbol de equipo y de astros Entre los astros había uno que parecía haber reencarnado todas las cualidades de los grandes del mundo. Veloz, resistente y de una fuerza excepcional. Artista 97


de la gambeta, prestidigitador del dribling; poseedor de una visión de conjunto que raramente se daría en otro y dueño de una tenacidad y voluntad difícilmente igualadas por jugadores de lejanas y cercanas latitudes… se había entrenado desde que tenía siete años; usaba con igual destreza ambas piernas y su puntería era casi maléfica por lo certera… sus chanfles hacían de cada tiro libre una sensación de conquista. Recibía la pelota, enganchaba ante dos o tres y el pase matemá-tico partía bien a la punta, bien al centro… otras veces devolvía la pelota con toques mágicos y cuando entraba al área se llevaba hasta cuatro jugadores que iban en pos de él en sus afanes por neutralizarlo, lo que ocasionaba brechas en la defensa rival, que luego del pase servido, hacían que los otros delanteros encontraran menos protegidas las sendas al arco… los críticos lo calificarían después como el mejor jugador de todos los tiempos; pero eso fue después, cuando quedaron plenamente convencidos luego de mirar y aplaudir su perfección; sin embargo, tenía algo más: una calidad humana y un carisma tan grande que le permitía poner al equipo otra vez en marcha en momentos de incertidumbre. Cosa extraña, llevaba el N° 10 en la espalda

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Los otros componentes del seleccionado eran también verdaderos astros; por eso fue que, cuando el equipo se clasificó para las octavas y luego para las cuartas de final, no hubo grandes sorpresas para nuestra hinchada, aunque fue una revelación para el mundo; la apoteosis para todos llegó cuando la verde y blanco, luego de empatar con Alemania ganó el derecho de jugar la final de la Copa del Mundo. Su rival era el equipo anfitrión, Holanda Todas las finales acaparan la atención del mundo; pero ésta la acaparó por partida triple: por ser la final; por ser un equipo, hasta entonces pequeño, el que participaba y porque en él estaba el mejor jugador del mundo Los comentaristas describían las bondades de un equipo primerizo que, habiendo llegado por primera vez, no digamos a la final, sino al derecho de competir con los mejores, se comportaba en la cancha con la autoridad de un viejo conocedor y con la entereza y coordinación de un equipo salvavidas… no cometía infracciones vio-lentas voluntariamente, no jugaba “a la mala”, no discutía con enfado las decisiones del árbitro, no demoraba la pelota ni congelaba el juego… los once muchachos entran a la cancha a jugar con todo, decían los comentaristas… esa 99


cualidad, unidas a un juego movido, vistoso y creativo hicieron del equipo nacional uno de los más temibles para cualquier otro, y uno de los más apreciados por las hinchadas de todos los países del planeta. Como era lógico, el N° 10 merecía comentarios suplementarios: su juego es inteligente, veloz y efectivo, decían los relatores… su dominio del balón es inigualable, la gambeta es terrible y llena de arte, la patada, con ambas piernas, es fulminante y todo en él es endiabladamente elegante, luciferino... los Himnos Nacionales han sido cantados y los equipos se posesionan en sus respectivos campos... en la cancha norte, damas y caballeros, el equipo de Holanda, el que impuso el “fútbol total”, el que arañó tantas veces la Copa, la famosa Naranja Mecánica que revolucionó la concepción del fútbol moderno con la permanente rotación de los jugadores a lo largo y ancho del campo; por su ataque y defensa en bloque y por las exigencias impuestas a cada jugador de que, ante todo, sea físicamente un verdadero atleta. En el campo sur, el equipo de la Nación, la gran revelación de este mundial. Nunca, hasta hoy, había tenido la oportunidad de participar en una Copa del Mundo, pero helo aquí, que con su debut como mundialista llega nada menos que a la final, dejando en el camino a equipos que ya son leyenda. Su fútbol es también “total”, al que añadieron, sin embargo, 100


la concepción artística que siempre ha caracterizado al fútbol sudamericano. En cierto sentido, profesor y alumno decidirán esta tarde el destino de la Copa... en cuanto a las posibilidades, diremos que Holanda necesita sólo un empate para hacerse del campeonato y que Bolivia necesita forzosamente un triunfo; esto hace suponer que será la delantera boliviana la que se hará cargo de los trámites más importantes del cotejo... sin embargo, no olvidemos que Holanda, como anfitrión, estará presionado por su público para ganar este partido; ávido de triunfo y de ganas de que se lo reconozca como el mejor, el equipo holandés, aumentará la presión, a medida a medida que transcurran los minutos en cada etapa… el público también presionará con gran fuerza y convicción sobre el equipo de la Nación.... el réferi ha hecho sonar el silbato y el partido empieza Es un domingo azul y naranja en Holanda y azul y verde en la Nación… las calles de la Nación están silenciosas y en cada hogar, las ondas de radio o los canales de TV han copado las prioridades de cada ciudadano… ser los mejores del mundo; ser los mejores en algo, por primera vez en la historia era una posibilidad que orlaba un presente y diseñaba nuevas perspectivas para el fu101


turo... ser los mejores en algo, era salir definitivamente del túnel a la heredad abierta que el destino tiene reservado para los que han logrado alcanzar el mañana. Ya hubo una copa adelantada: Adiós ocaso; hola esperanza Venimos en pos de nuestro mañana ¡Cuánto significaba para la Nación ser, por vez primera, los mejores del mundo en algo! Señores, amigos todos, el partido ya llega a su término; el marcador no ha sido abierto; Holanda ha trazado figuras de una extraña geometría en el césped; el equipo de La Nación ha gravado filigranas .... ¡atención! ¡Ante la presión de su público, Holanda adelanta todas sus líneas, todo el equipo naranja está en el espacio de la Nación! tal como lo habíamos pronosticado, el público quiere un gol de Holanda y lo quiere ahora... quiere ver a su equipo dar la vuelta olímpica, pero con una victoria redentora; hay 21 jugadores en el campo boliviano, la defensa de la Nación quiere salir, pero no puede; el público anfitrión corea el gol, parece que el hecho de ganarle a la Nación se ha convertido en un asunto tan importante como ganar la Copa misma... el público está loco; Holanda ataca 102


con desesperación; el réferi está atento a lo que sucede dentro del área grande de los nacionales ... ¡atención! ¡atención! un petardo surgido de la curva del arco holandés ha reventado en la cabeza del arquero del equipo naranja; el arquero holandés yace inconsciente a unos dos metros a la derecha de su arco; ¡el árbitro no ha visto nada, porque su atención estaba concentrada en ese mare magnun de esfuerzo y movimiento que es el campo de juego del equipo de la Nación.! ¡Casi simultáneamente hay un rebote que va a los pies del N° 10, el que emprende la carrera velocísima, inalcanzable, esta vez, sí, en pos de la Copa… después de haber visto caído al arquero! el réferi no puede interrumpir la jugada, puesto que no le constaba lo que le ha sucedido al arquero holandés... ¡Allá va el N° 10! ¡La Nación va a inscribir su nombre como el mejor del mundo! pero este gol tendrá un sabor amargo; el público holandés insulta con gran desafuero al N° 10… este ya está en el punto del penal, un segundo más y la Nación tendrá la Copa, pero con un gol agrio; ¡medio segundo.... ¡Atención! ¡Atención pueblos del mundo!... el N° 10 acaba de arrojar la pelota, intencionalmente, fuera del campo por el lateral izquierdo, y él mismo se arroja de bruces al césped expresando su frustración! … damas y caballeros: hemos visto muchos ídolos del fútbol arrancar 103


gritos de locura de las tribunas; pero esta es la primera vez que vemos a alguien que desde el campo de juego hace enmudecer al público y, por qué no decirlo, al mundo… el N° 10, al ver que el arquero yacía inconsciente en el suelo y estando a menos de 6 metros del arco desguarnecido, en el último instante lanzó la pelota fuera del campo, perdiendo así la ocasión de dar a su equipo la primera Copa Mundial de su historia. Todos parecen haber perdido el habla; hay un silencio hecho de asombro en este estadium... ¡el árbitro ya ha anunciado la terminación del partido!... ¡Con este empate, el equipo holandés se hace de la Copa del Mundo!!! El público parece despertar y vuelve a gritar con desafuero inusitable... el entusiasmo es increíble... el público derriba el alambrado olímpico que protege el área de juego ¡y se dirige al campo del equipo boliviano! ... ¡suben en andas a cada uno de los jugadores! ... ¡el arquero holandés se recupera... aquí está sucediendo algo increíble... son los propios jugadores holandeses que alzan en hombros al N° 10 del equipo de la Nación y dan la vuelta olímpica... ¡Amigos todos: creo que con esto ya he visto todo lo que mi destino ha decidido que viera! ¡El equipo que logró la Copa del Mundo da la vuelta olímpica, llevando en 104


hombros al equipo que acaba de perderla! El N° 10 saludo al público ... ¡aquí ha sucedido algo grandioso y todos lo corean a una sola garganta: ¡La Nación! ¡La Nación! ¿En qué lugar del mapa se encuentra La Nación? Nación está callada. Las calles están desiertas. Nadie festeja nada en ellas. Todos siguen hipnotizados al receptor de radio o a la TV; por un segundo se había tenido la Copa en las manos; por un segundo, cuando el N° 10 se aprestaba a enviar la pelota al arco desguarnecido ... Han pasado muchos años desde entonces; tantos, que muy pocas son las personas que, siendo niños, habían sido testigos del evento mundialístico. Nadie olvida lo que pasó entonces; tampoco se olvida que hubo épocas en que los campesinos abandonaban el campo para pedir limosna en las calles; que el analfabetismo había llegado al 75% de la población, que los índices de mortalidad infantil estaban entre los más altos del mundo y que las señoras daban a luz en lechos improvisados, hechos de paja y de cueros, debido a que no tenían a quién recurrir; nadie olvida lo pobre y dependiente que era la Nación, ni sus calles sucias, ni sus casas en franco 105


abandono, ni la ausencia de servicios básicos para la mayoría nacional; tampoco se olvida los tiempos en que la Nación había sido borrada del mapa por una reina inglesa, debido a que su embajador fue sacado desnudo y montando un burro al revés. Nadie olvida las afrentas recibidas por la Nación cuando era tan pobre que hasta el pan que comía procedía de las donaciones, las requisas personales a que eran sujetos sus habitantes en los aeropuertos, cuando debían llegaban a algún país; requisas que incluían la necesidad de desvestirse y soportar búsquedas de cocaína en todas las partes del cuerpo. Nadie olvida cómo los políticos se asociaron a los narcotraficantes para conformar un modelo de corrupción, cuyo grado y arrogancia con la que era realizada, espantaba horrísonamente a todos los observadores por igual. Nadie olvida la indiferencia con que los organismos internacionales miraban todo eso… nadie se olvida de nada de ese terrible pasado… tampoco de lo que dijo el entonces presidente de la Nación, un minuto después de que el N° 10 arrojara el balón al lateral de la cancha, perdiendo de este modo la única oportunidad que había tenido el equipo nacional para lograr el mundial. Ese mensaje ha sido grabado en una pared de mármol que rodea un monumento que se levantó para él, para el equipo y para el N° 10, en el centro mismo de la 106


capital. Ese monumento es el sitio preferido de los turistas, en su peregrinar por las calles de la Nación. Preguntan incesantemente cómo era la Nación antes; dónde había nacido el N° 10; dónde había vivido el Presidente; dónde... pero su momento era escuchar el relato del guía sobre lo que había sucedido inmediatamente después del discurso… el guía lo repite tantas veces como sea necesario, sin omitir ni aumentar una sola palabra a lo que había dicho su abuelo, cuando ocupaba su lugar: Las palabras del Presidente aún vibraban en el ámbito cuando las calles se llenaron de gente dispuesta a mostrar su alegría al mundo… extraños abrazaron a extraños… coros improvisados elevaron el nombre de la Nación hasta las alturas del paroxismo… la Nación mostró al mundo el orgullo de ser Nacional… por primera vez, desde su fundación, la Nación fue”. Escuchado otra vez el ritual, los turistas se vuelven nuevamente a leer el discurso grabado en el mármol. Nadie se explica que unas palabras tan simples, tan ordinarias causen tanta emoción a todo el que las lee:

Nuestro equipo de fútbol no nos traerá la Copa, pero 107


nos va a traer el respeto del mundo. Los países del planeta saben ya de que temple está hecha nuestra generación. Antes nos ignoraban o despreciaban; de hoy en adelante, nos tomarán en cuenta. Lo que no se ha conseguido en casi dos siglos de vida republicana lo hemos logrado en los últimos diez años y nuestro equipo lo ha demostrado hoy. Nada se da gratis; es preciso pagar por todo lo que conseguimos; en este caso, nuestro equipo ganó el respeto del mundo, pero perdió la Copa. Cuando retornen debemos recibirlos con el mismo entusiasmo con que los despedimos. Gracias a ellos hoy nos sentimos más dignos; somos más dignos *** Ahora ya no hay mendigos en las calles; el analfabetismo, la desnutrición y el desamparo fueron expulsados del ámbito nacional… los corruptos ya no gozan de inmunidad y el desarrollo económico ha llegado con sistemas de distribución del ingreso, que todos envidian por su igualdad real… se trabaja con ansias y con esperanzas… el trabajo ya no es una pena, más bien es un privilegio... todo eso y mucho más fue logrado, cuando los países del mundo preguntaron, inmediatamente después del gran partido de fútbol: ¿en qué lugar del mapa queda la Nación? Al enterarse del lugar exacto, 108


algo extraño e inesperado sucedió. Los inversionistas querían invertir en una Nación que había demostrado tanta dignidad y decoro en un campo de fútbol. Los organismos internacionales recomendaron a la Nación como un país con riesgo cero. Los proyectos nacieron y se desarrollaron... el subdesarrollo quedó atrás.... lo que no había sido posible en casi dos siglos de vida republicana, lo fue por la visión de un Presidente, la voluntad de una Nación, el esfuerzo de un equipo y la calidad futbolística y humana de un N° 10.... en verdad, la realidad es más fantasiosa que la fantasía misma... ¿Cuántas veces han escuchado al Director Técnico contarlo? ¡Hartas! ¿Cuántas veces más lo escucharán? ¡Hartas! En la espuma de los vasos, un rayo de sol da su última estocada de oro y de verde El Director Técnico vació su vaso de un solo envión. Todos los vasos de aquel sábado de fútbol de barrio fueron vaciados… 109


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