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El estanque

En una tarde de verano, mientras Aremy, una señora de edad pero con sus rasgos bien definidos, piel blanca impecable, unos ojos encantadores y de color oscuro, caminaba junto con su nieto Riku, de no más de diez años de sonrisa amable y pelo ondulado color avellana, iban de regreso a la casa la cual quedaba a unos metros de un lindo estanque rodeado con un poco vegetación, el cual la abuela cuidaba mucho.

Se detuvieron frente a este, y ambos se sentaron sobre el pasto para observar el ocaso. ¡Vaya!, lo recuerdo como si hubiera sido ayer - dijo Aremy con gran tranquilidad, el chico la volteo a ver y con gran curiosidad preguntó -¿recordar qué, abuela?– y regresó la vista hacia el atardecer. Sonrió y sin quitar la vista de aquella hermosa escena contestó – realmente no sé por dónde iniciar, es un poco confuso – hizo una pausa para tomar aire y continuó–. Hace mucho, pero mucho tiempo, cuando esto aún era un gran y frondoso bosque, aquí vivían dos familias las cuales tenían una gran rivalidad por este estanque -volvió la mirada hacia Riku, parecía un poco confundido, pero no le tomo importancia y continuó-.

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llegado y mucho menos, cómo lo habían hecho. Las ranas fueron las que comenzaron a cuestionar a la par de los patos de haber roto la promesa -hizo una pausa, pues la noche ya había caído-. Tomó de la mano a Riku mientras le decía –vayamos a la casa y allá sigo con la historia mientras te preparo la cena –él accedió y así fue cómo se dirigieron a la casa-.

* Profesor Investigador de la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima.

Era una familia de cuatro patitos de color marrón con verde y cinco ranas de color verde pantano con puntos obscuros, esa rivalidad existía desde hace varias generaciones. Al principio, ambas familias convivían como si fueran una sola, todo era paz y tranquilidad. Hasta que un día en el estanque apareció una familia de peces. Ninguna de las dos familias sabía de dónde habían

Al llegar, Riku se trasladó rápidamente a la cocina y tomó su lugar en el comedor –estoy listo para que continúes con la historia–dijo con gran entusiasmo. Al ver eso, la Abuela sonrió y también se fue hacia la cocina –veo que te interesó bastante la historia ¿no? –no obtuvo respuesta como tal, pero si una gran sonrisa por parte del menor, así que ella también le sonrió y se dispuso a hacer la cena- bueno, ¿en qué me quede? –Preguntó– en la parte de la promesa, ¿cuál era esa promesa, abue? Respondió con amabilidad el pequeño - ¡Claro, claro! Gracias por recordármelo. Esa promesa era que ninguna de las dos familias debería admitir que nadie más accediera al estanque, esto como medio de protección, y si alguno se atreviera a romper esta promesa sería expulsado de manera inmediata, incluso si se trataba de algún familiar cercano se debería hablar con antelación a su llegada para que se aceptara o se rechazara la solicitud.

Eran bastante exigentes respecto a quien podría usar el estanque –nuevamente hizo una pausa, puesto que ya había terminado la cena, así que le sirvió un plato a Riku, este mismo agradeció y

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