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Celebran Erdogan y Putin su cooperación en la primera central nuclear de Turquía

La central atómica de Akkuyu, construida por el consorcio ruso Rosatom y situada en el sureste de Turquía, recibió este jueves su primera carga de combustible nuclear, en una ceremonia en la que participaron de forma telemática el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su homólogo ruso, Vladimir Putin.
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La participación de Erdogan había despertado especial expectación después de que cancelara los actos electorales que tenía previsto protagonizar la víspera y este jueves, tras sufrir el martes una indisposición.
El Gobierno turco desmintió anoche los rumores en torno a una hospitalización de Erdogan y un paro cardíaco, y este jueves explicó que sufre de una gastroenteritis que ya está remitiendo.
En su intervención telemática, Erdogan resaltó el “gran paso” que supone el envío de la primera carga de combustible nuclear de Rusia a Turquía para que el país disponga de energía nuclear generada en su territorio.
“Akkuyu es la mayor inversión conjunta de Turquía y Rusia, por un valor de 20 mil millones de dólares. Cubrirá un 10% de nuestras necesidades de electricidad, es una inversión estratégica”, dijo Erdogan.
También Putin subrayó en su intervención telemática que se trata de “uno de los mayores proyectos en la historia compartida de Turquía y Rusia”, y prometió incrementar el comercio bilateral, especialmente proveyendo a Turquía de gas natural.
El Gobierno turco ha adelantado que, tras cargarse el combustible en el primer reactor, empezará una fase de pruebas y que el pri - mer reactor comenzará a funcionar en algún momento de este año.
Los restantes 3 se irán activando al ritmo de uno por año, tras lo cual la planta tendrá una potencia total de 4,800 megavatios.
Sin embargo, horas antes de la ceremonia, el director general de Rosatom, Alexéi Lijachev, declaró a la agencia rusa Tass que la central entraría en función normal solo en 2025.
“Planificamos realizar un arranque físico el año próximo y llevar el reactor a un nivel mínimo de potencia controlable para generar electricidad de forma estable en 2025”, dijo Lijachev.
La Plataforma Medioambiental del Mediterráneo Oriental (DAÇE) también ha recordado que “la central no funcionará con la entrega del combustible porque su construcción no ha finalizado”.
“Creemos que se trata de una maniobra política”, asegura DAÇE, en referencia a los numerosos ac - tos de inauguración de infraestructuras que preside Erdogan durante la campaña para las muy reñidas elecciones presidenciales y parlamentarias del próximo 14 de mayo.
También critica la edificación de un reactor en una zona a unos 250 kilómetros de la falla geológica que en febrero pasado causó un terremoto enormemente destructivo con más de 50 mil muertos.
“Construir una central nuclear en Turquía, que tiene 5 veces más fallas sísmicas que todo el continente europeo, es una locura”, señala DAÇE.
Erdogan, por su parte, subrayó que “la Unión Europea genera un 25% de su electricidad con energía nuclear” y que acepta esta fuente como “energía verde”.
“La seguridad ha sido nuestra prioridad al construir la central. El complejo no se vio afectado por los terremotos del 6 de febrero. Eso muestra con qué cuidado se trabaja allí”, concluyó el presidente.
Entre el 1 de octubre de 2022 y el 31 de marzo de 2023, el DHS expulsó a 225,483 inmigrantes, un aumento de 54,587 expulsiones más con respecto a las 170,896 realizadas durante el mismo período en el año fiscal 2022.
De los 225,483 inmigrantes deportados, 48,381 fueron regresados a sus países a través de vuelos de remoción del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
La cifra de 225,483 no incluye a los inmigrantes regresados bajo el Título 42, que permite la expulsión expedita de migrantes por razones sanitarias, y que fue implantada en la frontera en marzo de 2020.

En los primeros 6 meses del año fiscal 2023 fueron expulsados de 1 millón 079 mil 507 migrantes bajo el Título 42, norma que dejará de aplicarse el próximo mes.
El DHS subrayó en un comunicado que con el fin de la aplicación del Título 42, “continuará” haciendo cumplir las leyes de inmigración de los EUA bajo los procedimientos de deportación acelerados bajo las autoridades del Título 8.
Las expulsiones bajo el Título 8 conllevan prohibición de reingreso de al menos 5 años y un posible enjuiciamiento penal por reingreso ilegal.
Agregó que gracias, en parte, a los nuevos acuerdos con varios países para aceptar más vuelos de regreso se realizarán remociones expeditas.