Número 318

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Lunes 4 de Diciembre de 2017

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Memorias y retratos,

de Claudia Nava

por César Barrera Vázquez

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Mujeres… Generala Antonia Nava de Catalán

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Contar los sueños riendo

por Oscar Chapula

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por Mirtea Acuña Cepeda

Divagaciones de una mente sin reposo

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Un extraño fenómeno migratorio

por Ramón Ventura Esqueda

por Sugey Navarro

El Ojo Dominante por Brenda Rosales

Pintura al óleo Velero en el mar

Las opiniones firmadas por sus autores no son responsabilidad de quienes editan este semanario ni de la U de C.

Directorio

CONTENIDO

Índice

Tomada de la página: i.pinimg.com

M.A. José Eduardo Hernández Nava Rector Christian J. Torres Ortíz Zermeño Secretario general Vianey Amezcua Barajas Coordinadora general de Comunicación Social Jorge Vega Aguayo Director general de Información

El Comentario Semanal José Ferruzca González Director Yadira Elizabeth Ávalos Rojas Coordinadora de edición Brenda Rosales Peña Información y corrección Ma. Guadalupe Venegas Peregrina Diseño

Fotografía/ Francisco Bueno e-mail:comentariosemanal@gmail.com

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El Comentario Semanal


Libros

Lunes 4 de Diciembre de 2017

Memorias y retratos, de Claudia Nava La autora del libro recopiló los textos que se publicaron en El Comentario Semanal durante cerca de dos años, producto de un trabajo cotidiano y de introspección Por César Barrera Vázquez

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continuación comparto la lectura que hice del libro Memorias y retratos, de Claudia Nava, que se presentó el jueves 23 de noviembre en el Poliforum Cultural Mexiac, que se ubica en el jardín de la Corregidora, en la capital del estado. La presentación del libro estuvo dirigida por el maestro Daniel Peláez Carmona, exdirector del periódico El Comentario, y participaron como lectores un servidor y Alejandra Aréchiga. Claudia Nava encontró entre sus apuntes de libreta la frase: “Vivir de los recuerdos no es vivir, sino morir en el pasado”. Frase ignota, pues desconoce de quién es la autoría: si fue algo que leyó en la juventud y lo apuntó de manera marginal en la libreta o si fue producto de su inspiración. Es curioso, pero la literatura, la imagen literaria, muchas veces parte precisamente de un recuerdo: Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recodar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. O en Búsqueda del tiempo perdido, cuyo título poético nos retrotrae a las imágenes remotas de la infancia y la adolescencia; a ese intento por volver a vivir esa experiencia inefable; ese tiempo que se nos escapa de manera fugaz pero que permanece, inmarcesible, en la memoria. Quizá un aroma o un sabor. O el sabor de un beso. O que me dicen de Farabeuf; el relato pormenorizado que se describe, minuciosamente, desde diversas aristas y que pareciera que uno lo ve desde un caleidoscopio. Hay que reconocerle a Claudia la valentía de expresar, con una prosa sencilla y desprovista de artilugios retóricos, de imposturas, sus sentimientos. Dejarnos ver a otro ser humano, desde la intimidad de su pensamiento. Memorias y retratos, este libro que tengo en mis manos, es la suma de experiencias, de recuerdos, de

momentos entrañables, que nos evocan ese denominador común que nos concilia a todos nosotros, que nos hermana y que no es otros cosa que la misma vida. En este caso la vida de Claudia. Para escribir no requerimos de complejos argumentos. Tampoco una crónica, un relato se constituye de intrincadas frases o de un lenguaje ornamental, lírico, que recrea el gozo estético de la palabra. Expresar el olor del café, cómo vemos caer la lluvia o comunicar una determinada sensación, como la rispidez de una toalla al secarnos, es compartir nuestra visión de la vida. A mi padre le gustaba secarse con la parte rasposa de la toalla, puede ser el conato de un cuento. Es la cosmovisión, la forma de ver el mundo, la manera en como uno expresa ese torrente de sentimientos, deseos, angustias, amores y desamores, lo que nos distingue como seres humanos. Claudia percibe el mundo y refleja su mirada en estas Memorias y retratos. Reitero: hay que reconocerle la valentía de plasmar un libro este cúmulo de recuerdos y sentimientos que la definen, más en una época, como dice ella, en la que estamos conectados a los dispositivos electrónicos, pero desconectados de quienes nos rodean y están a nuestro lado. Memorias y retratos es un puente hacia al mundo interior de Claudia. Es el agujero del conejo que nos lleva a conocer la forma como percibe este mundo, su naturaleza, las sensaciones, sus pérdidas, su dolor. La forma de su árbol favorito, que

tiene algo de osamenta, con raíces profundas y cuyas ramas se extienden al cielo, como si lo quisieran tocar, dice Claudia. ¿Y qué puede ser más importante que ese regalo de compartir los pequeños milagros cotidianos que marcan nuestra existencia? Un desayuno con la familia, la risa cristalina de los sobrinos pequeños durante el juego, el amanecer desde una ventana en el segundo piso de un departamento en los cabos, la construcción de la solidaridad en una noche aciaga o la calidez de una amistad. Les invito que lean las Memorias y retratos de Claudia Nava. Un libro en el que quizá encontremos ciertas afinidades y que de manera genuina comparte emociones, sentimientos y, sobre todo, un mensaje positivo de ver la vida.

Fotografía/ Marina Rodríguez Tomada de la página de Facebook Claudia Nava.

Tomada de la página de Facebook Claudia Nava.

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Cultura

La

espiral de

Lunes 4 de Diciembre de 2017

Elliot

Instantánea en la poesía de Lilit Tagle Por Juan Carlos Recinos*

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l tiempo señala las épocas, algunas, para recordarnos momentos memorables, otras, para señalarnos el salvajismo con el que hemos vivido. Ningún día es igual a otro. Lo de ayer es historia, el mañana todavía es incierto. El aire, el agua, la tierra y la vida misma, todo está en constante cambio, nada es permanente, ni el planeta mismo en el universo. El canto de un pájaro o el quiquiriquí de los gallos cada amanecer, domina todo en su tránsito. Ahí el tiempo nace de nuevo: otra revelación, otra alabanza, un nuevo testimonio. La luz del sol impone otro tiempo, como si de una escena bíblica se tratara, la noche se separa del día, corre el velo de una nueva visión. Un diálogo entre el tiempo y la naturaleza que conforma y encarna la desolación y la miseria del hombre en la fugacidad de la vida. Conversa, narra, expresa, exalta y da forma a la palabra. Asombra y permanece. Lo fugitivo deslumbra, como el relámpago. Las cosas adquieren un nuevo código, un fuego nuevo, otro florecimiento lingüístico. En este proceso de cambio todo se funde, una nueva voluntad rompe el silencio y nos da un destino y una nueva esperanza. Soy ella, la fuente donde emanan todos los instantes. Con estos versos inicia Lilitt Tagle su libro Voluntades cotidianas, obra poética que despliega en su arquitectura sonora nuevos elementos que iluminan la cotidianidad que nos revela. Luz que forja nuevos secretos, un testimonio que se multiplica como un eco. El tiempo es una característica de coherencia y elegancia en este diálogo territorial: el poema. El horizonte que se vislumbra en esta visión hace el mundo más sencillo. No hay territorio donde no se manifiesten los elementos esenciales que designan las cosas nunca nombradas. Una cotidianidad que encuentra equilibrio en la experiencia, único rostro inequívoco para desafiar a la memoria, el tiempo y los recuerdos. Todo se percibe como pequeñas fotografías instantáneas:

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Creo haberlo visto todo sabedora que no he visto nada. Acepto que la vida me ha alcanzado los tobillos e intenta taclearme, pero nunca he sido aficionada a los juegos de equipo. Aquí las palabras guardan silencio, no justifican o explican nada, no predicen destino alguno. En este diálogo revelador no hay conjuro, hay concisión verbal. Aquí todo se admite, nada es suficiente, nada es acumulativo. La única condición que el viento permite en estos poemas en un secreteo íntimo y necesario, es aprobar que la voz de la poeta nos susurre al oído los misterios de la vida, la única que centellea en la mirada. En la voz de Lilitt Tagle, no hay especulación o repetición, hay angustia, dolor y sufrimiento. No hay miedo. Aquí la palabra toma la rigidez del corazón y nombra. Cuando uno mira un río en su descenso, puede observar las piedras que asentadas al fondo tienen formas diversas, formas que les ha dado el agua en la paciencia de una lucha prodigiosa a través del tiempo. En esas nupcias que el pez aprueba y que Dios sueña, en ese discreto instante, la impresión poética es un hallazgo. No soy creyente de aventuras poéticas que transitan sin ton ni son en el paisaje y en

la cultura de nuestro país, pero la voz de Tagle es seductora, desafía y confieso, aquí la verdad hace un cauce vasto como si de un río se tratara. La única creencia y condición fundamental surge de la luz, luz delicada y pura. Nuevas entidades surgen y vitalizan este diálogo donde nuestros sueños se visten de significados, de color y pasión. Artífice de instantáneas cotidianas es la manera de llamar a Lilitt Tagle, pequeña gota de agua cristalina en un mar turbio. No hay nada que pueda ser contemplado sin antes ser soñado, o como lo señalara Georges Schehadé, una de las cumbres de la poesía francesa contemporánea: Aquel que sueña se mezcla al aire. Esta visión del poeta francés adquiere valor en la poesía de Tagle que —como una enredadera sobre un muro, donde los rayos del sol nutren y enriquecen la raíz que la sostienen— no escatima en decirnos nada es cierto, las sombras, los peces y el silencio, son meras voluntades cotidianas. El mundo es único, pero asistir con el espíritu a descubrir el secreto de este testimonio, es asistir a una reconciliación con la luz de la vida. Dios ha creado las palabras en su exilio, Lilitt Tagle ha moldeado esta casa. Nada más.

* Juan Carlos Gómez Recinos. Pichucalco, Chiapas, (1984). Escritor, poeta, ensayista y traductor. Ha colaborado y publicado en diferentes medios impresos a nivel nacional e internacional, entre los que destacan El Correo de Manzanillo, Destellos (U de C), Diario de Colima y Ecos de la Costa, en Colima, El Occidental de Guadalajara, El Sol del Bajío y El Correo de Guanajuato, y en las revistas Revista Morbo de la Ciudad de Campeche y Quirófano, de Guayaquil, Ecuador. Forma parte de la Asociación de Poetas del mundo. Ha traducido a Saint John Perse y a Yves Bonnefoy. Forma parte del comité de Jaguar Ediciones.


Historia

Lunes 4 de Diciembre de 2017

Mujeres… Generala Antonia Nava de Catalán Por Mirtea Elizabeth Acuña Cepeda

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ntonia Nava de Catalán (1779 -1843), nombrada hija predilecta de Tixtla, Guerrero y Generala por haber liderado una tropa que desfallecía de hambre en el Cerro del Campo, Jaleaca. La historia narra, que en los primeros días de marzo de 1817, Antonia Nava se apersono ante el general Nicolás Bravo, que con su ejército se había fortificado en ese lugar de difícil acceso y seguro para la defensa; ahí resistieron por 50 días el asedio de i1.wp.com

Gabriel Armijo, pero sin forma de allegarse alimentos, el hambre debilitaba a los hombres que, Bravo sabía, ya no podrían resistir más, por lo que tomaron la difícil medida de sacrificarse unos, voluntarios, para nutrir a los demás. En ese momento crucial, Antonia Nava, lidero a las mujeres, compañeras soldaderas de los combatientes, como María Catalán, hermana de su esposo Nicolás y Catalina González, esposa del sargento Nicolás Bautista, y enfrenta al general Nicolás Bravo para ofrecerle una opción, a su juicio mejor, Antonia dice: Hemos hallado la manera de ser útiles a nuestra Patria. ¡No podemos pelear, pero podemos servir de alimento! Repartan nuestros cuerpos, como ración a los soldados, para que los hombres continúen luchando. Bravo y su gente con admiración rechazan el sacrificio.

Las mujeres, motivadas por Antonia, que las conmina para unirse a la batalla, deciden armarse con lo que fuese, machetes y garrotes. Antonia Nava Celestina nació en la aldea Tepecoacuilco, cerca de Iguala, hija de Nicolás Nava y María Celestina, se casa con Nicolás Catalán Catalán (1772 - 1838), primogénito de Nicolasa Catalán, nacido en Chilpancingo. El matrimonio vive en Tixtla, luego en Jaleaca y tiene ocho hijos; 5 varones: Nicolás, Manuel, Antonio, Pedro, de uno se ignora el nombre, y 3 mujeres: Teresa, María y Margarita. Al tener noticia del movimiento independentista, Nicolás y Antonia se unen a Morelos a fines de 1810; Nicolás es ascendido a cabo primero en febrero de 1811 y para 1813 es capitán; luego estará bajo el mando de Nicolás Bravo y en septiembre de 1816 es teniente coronel; el último periodo milita bajo las órdenes de Vicente Guerrero y el 19 de abril de 1820, es ascendido a coronel; Antonia Nava siempre a su lado. La familia Catalán Nava se mantuvo en pie de guerra desde los primeros años del movimiento, hasta la consumación de la Independencia; tiempo bélico, durante el cual pierden tres de sus hijos en campaña: uno en Tixtla, Manuel en el Paso de Mezcala (21/01/1814); Nicolás, sargento primero, en la toma de Coyuca (nov., 1818), hoy Coyuca de Catalán. Los jóvenes Catalán Nava, unos todavía imberbes, son para Guerrero lo que los Niños Héroes de Chapultepec para México. En la toma del puerto de Acapulco, Nicolás Catalán se distingue por su arrojo y en El Fortín muere uno de sus hijos. Antonia seca sus lágrimas y le dice estoica a Morelos, que trataba de consolarla: Ha muerto cumpliendo con su deber de mexicano, aquí

le presento a los cuatro hijos que me quedan; tres podrán apagar el fuego del enemigo y el otro, por ser todavía un niño, que se le dé un tambor, con el cual redoble el triunfo de nuestra causa. En aquel sitio de Jaleaca (hoy de Catalán, por Decreto 15, del 03/06/1889), cuando su propuesta no fue aceptada, Antonia exhorta a los hombres para intentar romper el cerco, es entonces que se transforma en Generala y arenga a la tropa: ¡Mejor morir peleando que morir de hambre! ¡Si vamos a sacrificar hombres o mujeres que sea luchando! Sus palabras y arrojo hinchan de valor a la gente. Antonia le dice al general Bravo: Señor, denos armas a las mujeres y esperemos a que den las 11:00 de la noche y cuando el enemigo duerma, rompamos el sitio. Los insurgentes pelearon con todo su coraje y rompieron el sitio (14/03/1817), esa jornada, Antonia dejó de ser la mujer que alimenta y cura a los soldados, ya no fue más una soldadera, Antonia es una militar mexicana, la Generala Nava. Antonia Nava, Nicolás Catalán y dos de sus hijos, estuvieron presentes en la firma del Plan de Iguala y formaron parte del Ejército Trigarante que entra triunfante a la Ciudad de México (27/09/1821). Antonia cabalga junto a Nicolás, sus hijos y las hermanas Dolores y María Catalán. Suponemos que irá jubilosa, se había logrado la Independencia de México. El general de brigada Nicolás Catalán, desde 1823, es designado comandante del estado de Guerrero (24/01/ 1828) y la familia se instala en Chilpancingo; es posible que Antonia Nava haya retornado a la vida doméstica. En honor a su valor, su nombre está escrito en letras doradas en el Congreso de la Unión y un premio del estado de Guerrero también lo lleva lo lleva. La Generala Antonia Nava hereda a México, su heroica constancia en la lucha por la soberanía de la nación; la Generala es una, entre todas aquellas mujeres que han participado en la lucha por construir la patria, una de las muchas que combatieron a la par de los hombres durante la Independencia. mirtea@ucol.mx

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Libros

Lunes 4 de Diciembre de 2017

Las vocales malditas de Oscar de la Borbolla Por Camila Ceballos Gómez*

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l libro Las vocales malditas, relativa y sorprendentemente contemporáneo, publicado por primera vez en 1988, representa un reto disfrutable para quien tiene la voluntad de explorarlo. Su importancia y renombre radica principalmente, en su estructura de redacción. Lo anterior, lo expreso haciendo referencia a la forma de escritura creativa utilizada por Oscar de la Borbolla en cada uno de sus cuentos: el lipograma. Éste no es más que una alternativa de escritura que elimina las palabras que llevan una letra en especial. El autor de estos cinco cuentos, sin embargo, decidió dar giro a dicho recurso complicándolo aún más: cada relato esta escritura únicamente con palabras contenientes en su estructura solo una vocal determinada. Así, cada texto representa un nuevo reto para el lector, quien deberá entonces enfocarse en diversos aspectos no totalmente necesarios en una lectura común: acentos, pronunciaciones, sentidos y entonaciones, además de encontrarse con una amplia gama de palabras desconocidas o en desuso. El primer relato, Cantata a Satanás, fue, de los cinco, unos de los más sencillos de leer y comprender. Contrario a lo que algunas personas podrían pensar basándose en el título aparentemente satánico, resulta ser una historia común, cotidiana: Sara desprecia a su marido, no se reconoce nunca satisfecha, a pesar de los esfuerzos de Abraham por amarla. Ella se empeña tanto, que Satanás acude a su auxilio, y le indica los pasos a seguir. Marchar a la carpa, donde finalmente encontrará gran galán para la carnal falta. Baltasar es el objetivo, y sabe cumplir con generosidad su destino. Es tanto el gusto de ambos, que Abraham queda en un plano lejano, hasta que le encuentran en casa, molesto. Sintiendo su orgullo herido, Abraham se lanza contra Baltasar, pero el último es protegido de Satanás. Previsto entonces de armas, una herida de bala da muerte al esposo dedicado. Finalmente, los nuevos amantes pronto se deshacen del difunto, para dar rienda suelta al gozo. A pesar de la aparente simplicidad de la historia, hay en ella elementos profundos de

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interés merecido y de debate necesario, como lo es el deseo apasionado de Sara por asesinar a Abraham, alimentado probablemente por la vida de carencias y pobreza de la que él no lograba nunca salir. Otro ejemplo de dichos elementos es la denuncia a las desigualdades laborales. “Trabajaba hasta abaratar la paga. Magna transa. Tan gran afán para nada, la grasa baña las barbas a Abraham; mas la talla nada más agranda la panza al capataz” Dela Borbolla, O. (pág. 18). El Hereje Rebelde es el segundo cuento de la original antología, y utiliza el recurso principal de su redacción de una forma sorprendente, para exponer una historia agradablemente intensa y provocativa. Un Edén en decadencia, donde Esther y Efrén llevan una vida monótona y tediosa, siempre al servicio del Jefe. El líder se excede y ellos se dejan guiar por el camino de la curiosidad. Comprendemos entonces la existencia de un rebelde; un hombre que incita la pregunta, el placer, la independencia, el deseo y el gozo. Es un hereje a los ojos del dirigente, quien predica todo lo contrario, siempre en su beneficio. Esther, recitando las palabras del hereje, repta en la mente de Efrén hasta convencerle. Es en ese instante, cuando el Jefe vislumbra las libres intenciones y los condena al destierro. Envejeciendo Esther como Efrén en una espiral a la muerte, el rebelde aparece para salvar con sus palabras a esos que se atrevieron a cuestionar. “Es breve este entremés. Embelésense, deséense, desde este mes se pertenecen, les pertenece el excedente, llénense, bésense, rebélense. ¡Es menester vencer!” De la Borbolla, O.(pág. 33). Mimí sin bikini fue el segundo relato más confuso para mí. A pesar de la supuesta sencillez del relato, corto y con palabras repetidas incontables veces, el fondo de la historia parece tan abstracto como simple, irónicamente. Según mi entender, el cuento es un monólogo interminable durante un momento de sexo; Mimí se lamenta, se reconcilia y se reencuentra en una evolución de sí misma cuando, en un momento de intimidad confiesa a Crispín aquello que sufrió en su ausencia, así como aquello que hizo, excusándose, explicando sin obtener del hombre respuesta alguna. Finalmente

ella acepta peticiones silenciosas, repitiendo siempre “Sí”. Sin embargo, mi concepción del relato me pareció bastante singular, y fue por ello que me di a la tarea de debatir con algunos compañeros sobre el tema. Al respecto, alguien me dijo que, para él, era simplemente una mujer hablando al teléfono, y hubo quienes se perdieron lo suficiente en las palabras para no encontrarles significado alguno. Es, sin duda, uno de los textos más singulares y subjetivos del libro. “Sí, sí… fingí fililí y tisis, y vil inscribí mi: “Miss Mimí dividivi sin bikini in thiscity”. Sí, imprimí mi listín y viví vigil. (Snif, snif)”. De la Borbolla, O. (pág. 40). El penúltimo cuento se convirtió rápidamente en mi favorito. “Los locos somos otro cosmos”, con una apertura directa a la historia, y a los sentimientos del protagonista, provoca interés inmediato al lector, y mantiene la trama a través de una redacción tan buena que, por momentos, el lector comienza a ignorar la dificultad del lipograma, la confusión en las palabras, para seguir a Rodolfo en su desesperación. El argumento, corto y preciso expone el terror de Rodolfo, un enfermo mental enfrentado inevitablemente a la terrible pasión del Doctor quien, en su intención de darle un tratamiento a su paciente se remite a la terapia del electroshock. Esto, por supuesto, genera en Rodolfo un momento de horror y locura, o posible lucidez. La redacción e historia aparecen humildes e impersonales si solo buscamos terminar con la lectura para avanzar a la siguiente. No obstante, es mucho más profundo de lo que aparenta. Probablemente se deba a mi personalidad y la perspectiva propia del mundo y las personas que me rodean, el texto cobró en mi un sentido dolorosamente personal, especialmente durante el monólogo de Rodolfo, donde dibuja una realidad dual del ser humano, ¿Cómo determinar quién es cuerdo y quién es loco? Finalmente, ambos, locos o no, equivalentes. “Doctor, los locos somos otro cosmos, con otros otoños, con otro sol. No somos lo morboso; solo somos lo otro, lo no ortodoxo. Otro horóscopo nos tocó, otro polvo nos formó los ojos, como formó lo olmos o los osos o los chopos o los hongos”. De la Borbolla, Oscar. (págs. 48-49).


Cine

Lunes 4 de Diciembre de 2017

Aristas del proceso creativo en el cine: Entrevista con Humberto Busto Por Seth Álvarez Tuve una pequeña entrevista con Humberto Busto, reconocido actor y director mexicano. — Platícame un poco llegaste al medio cinematográfico. — Desde siempre he querido dedicarme al cine en distintas áreas. La primera película que realicé fue Amores Perros. Comencé como actor en ese proyecto gracias a un casting y el trabajo realizado en el CUT de la UNAM. — ¿Cómo es tu proceso creativo como actor? — Me gusta explorar las distintas aristas de un personaje como si fueran vectores de un análisis personal sobre los temas que le conciernen. Que todo se relacione con la creación del personaje: lecturas, exposiciones, películas, referencias, etc. Luego trabajando el guión y entendiendo los fundamentos de carácter y necesidades vitales, para darle el motor a explorar dentro del set, en combinación con las especificaciones del director. — ¿Quiénes son tus actores mexicanos favoritos? — Roberto Sosa, Damian Alcazar, Juan Manuel Bernal, Demian Bichir.

El último texto, Un gurú vudú, fue el más confuso de aquellos compilados en “Las Vocales Malditas”. Debido a la evidente falta de palabras estructuradas sólo con la última vocal del abecedario, el autor se vio en la necesidad de modificar el modelo de redacción empleado en los cuentos precedentes, cambiando todas las vocales de las palabras utilizadas en este último relato por la letra “u”. En consecuencia, la lectura exige un nivel mucho más alto de concentración, vocabulario e incluso creatividad, pues se ve el lector en la necesidad de decidir por sí mismo el verdadero sentido de cada palabra, y de diferenciar aquellas palabras que, efectivamente consisten en consonante y exclusivamente la vocal correspondiente al

— ¿Y directores? — Natalia Beristain, Marcelo Tobar, Alonso Ruizpalacios, Sebastián del Amo, Alejandro Andrade, muchos… — El Incidente es una peli que está causando sensación en todo el mundo ¿podrías hablar un poco de ella? — Es ciencia ficción existencial. Gente atrapada en el tiempo como metáfora de los propios obstáculos que nos ponemos los individuos para avanzar cuando nos quedamos estancados en algo que ocurrió en el pasado y no lo queremos soltar. — ¿Cómo fue trabajar con el director Isaac Ezban? — Se ha convertido en un gran amigo, con el que me gusta disfrutar de buenas pláticas sobre el cine. Es un apasionado de la construcción narrativa y tiene un mundo desorbitadamente genial de ideas frescas. — ¿Cómo fue tu transición de actor a director? — Estudiando cine lo últimos años mientras trabajaba como actor. Ahora al combinarlo me parece un proceso integral, porque nunca he pensado las películas, exclusivamente desde el punto de vista actoral. Amo la maquinaria que la conforman y las dificultades de tantas coordenadas, en una sola dirección. — ¿Qué es lo que más te gusta de la

texto, y las que fueron modificadas. A mi entender, se trata de la historia de un hombre, un gurú que se ve en la necesidad de suceder a su padre en lo que parece representar un cargo de gobernante, pero es terriblemente aconsejado por su tutor, y termina orillado a huir, pululando con su fortuna bajo las nubes de París. A pesar de la idea tan abstracta que obtuve del argumento, logré captar, como en todos los relatos anteriores, mensajes enredados en la distracción del lipograma, la ignorancia y el miedo impuesto a la “chusma” con el fin de gobernar, y la devoción a los “gringos” para evitar fracasar. “Sunculturu, tu chusmusurúchusmuhustuulfun”. De la Borbolla, Oscar (pág. 58).

dirección? — Trabajar con la gente y lo actores en particular. Contar lo que realmente deseo comunicar. Tener posibilidad de creer en mi visión del mundo. Aprender nuevos roles. Saber escuchar mejor. — ¿Y qué onda con los guiones? ¿También le pegas a la escritura? — Algunos sí. Dependiendo de lo que tenga necesidad de contar. Ahora también estoy trabajando con varios guionistas jóvenes para no acabar repitiéndome sin darme cuenta. — ¿Cómo nació la idea de tu primer corto Hasta la Ciruela Pasa? — A partir de los principios del alzheimer de mi abuela y la muerte de mi mejor amiga, que estuvo en coma una semana antes de partir. Y platícame sobre el corto La Teta de Botero. — Nació de la posibilidad de transformar sucesos clínicos reales, que me habían ocurrido a mí y a Patricia Reyes Spíndola, principalmente con el cáncer de mama del que es sobreviviente. Quería contar una historia donde la gente que ha tenido alguna pérdida o enfermedad pueda tener un espejo y transmutar sus vivencias sintiéndose menos solos. — Gracias.

Las vocales malditas, es sin duda un libro singular, verdaderamente único en su estilo, tan complejo como agradable. El aspecto que encuentro más rescatable de la obra fue la capacidad magistral del autor de crear historias de gran calidad argumentativa, paralelamente a la exigencia característica de cada cuento, utilizar palabras contenientes sólo de determinada vocal. Finalmente, disfruté profundamente la lectura de este libro, sorprendiéndome ante cada final inesperado y cada detalle profundo escondido entre vocales. __________ *Alumna del quinto semestre del Bachillerato 4° de la Universidad de Colima.

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Libros

De

Lunes 4 de Diciembre de 2017

ocio y arquitectura

Un extraño fenómeno migratorio Por Ramón Ventura Esqueda

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a fila de personas es muy similar a la que se forma cuando se va a entrar a un concierto, o al estreno de una película, solo que esta fila es interminable, formada en su mayoría por jóvenes en edad y trayecto escolar, además de personas adultas y muchos niños. Viajan ahí autobuses con visitantes que vienen de otros estados de la región occidente y tal vez de otras regiones del país. Durante la semana de su duración, el lugar está siempre abarrotado. Hablo de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, la ya icónica FIL, que desde hace treinta y un años se convierte en el sitio de emigración en el mes de noviembre; de países, universidades, editoriales, libreros, libros y lectores, que se dan cita para exponer, promover, vender y comprar libros, como si de pan caliente se tratara. No solo es un gran tianguis editorial, la FIL, es todo un acontecimiento cultural. Pues aparte en ella se presentan y firman libros por los propios autores, luego también hay conciertos, teatro y charlas con los escritores. Un programa cultural integral que se desarrolla en torno a la literatura, aunque la FIL no necesariamente sea literaria, pues en ella se encuentran textos de toda índole y temas, y también porque no, precios para todos los bolsillos. En este 2017, la ciudad invitada fue Madrid, quién se ha lucido con un espléndido pabellón de planta circular con proyección cilíndrica en su fachada, diseñado por el gran arquitecto Alberto Campo Baeza, quién llevo a cabo en el mismo un derroche de síntesis arquitectónica con un gran cilindro negro por fuera y blanco por dentro, que se expande en un gran espacio circular todo blanco, con los blancos de luz de día que este arquitecto sabe lograr, en este caso, una eficiente luz para leer. Quiero hacer mención especial, a algunos de los espacios de las universidades, de algunos editores independientes y sobre todo de las representaciones de algunos países, por el diseño de sus excepcionales pabellones, los que derrochan arte y

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creatividad, y que de alguna manera también —porque no— ameritan un recorrido sui géneris, con el fin de checar el gran catálogo de propuestas de los diseñadores de los mismos. En cada edición de esta feria se depura el espacio de la Expo Guadalajara, que es donde se lleva a cabo la FIL, el que se encuentra pulcramente zonificado con áreas específicas para los países, las universidades, las editoriales, la sección infantil y hasta una sección para los grupos religiosos y de libreros de incunables, los anticuarios de los libros. Recorrerla nos deja exhaustos, visitarla es una jornada agotadora en donde uno camina un promedio de 20 kilómetros en una visita de cuatro o cinco horas, no se siente el paso del tiempo, pues además, el gran espacio se encuentra dotado de una serie de servicios para no tener que moverse de ahí; como lugares para refrigerios, restaurantes y los consabidos sanitarios abarrotados también. Todo para dar atención y confort a miles de personas que se dan cita por ahí cada año por el extraño asunto de los libros. Es raro, en un país como el nuestro —donde no se lee mucho— que los libros tengan su feria internacional y su sitio para mostrarse una vez al año, en un país como

Fotografía/ Cecilia Sánchez Pulido

el nuestro donde los libros se exaltan pero poco se leen y donde existen familias en las que este objeto no tiene cabida en su hogares, no por razones económicas sino culturales, salvo como libro de texto. Es extraño el éxito de la FIL, pero por demás halagador, lo vi en la sección de libros infantiles donde los niños hojean como adultos y los adolescentes se sentaban en el piso a mostrar sus hallazgos y sus compras, compartiendo libros y leyendo contraportadas para saber del tema, de adultos que optan por llevar su bolsa con llantitas para el supermercado, sabiendo de antemano que sus compras serán abundantes, en fin; para leer, para consulta, para regalar, o por ese extraño vicio que algunos padecemos de llenar nuestro estudio de libros y cargar con cada novedad encontrada. Esta feria del libro —reitero— es un fenómeno muy raro. Sé que las aves, los peces y algunos animales emigran por asuntos de reproducción o alimentarios, pero en este caso los que emigran son los libros, como si sus hojas se volvieran alas y los movieran a través del mundo y de nuestro país para darse cita en Guadalajara a finales de noviembre, donde los lectores los esperan, para recrear cada año una simbiosis y fiesta cultural con este extraño fenómeno migratorio.


El ComEntario SEmanal

Lunes 4 de Diciembre de 2017

Libros Fotografía

Lunes 7 de Agosto de 2017

La FIL de un vistazo Fotografías de Cecilia Sánchez Pulido.

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Libros

Lunes 4 de Diciembre de 2017

Contar los sueños riendo Por Oscar Chapula

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on el miedo de decir algo de más que pueda “matar” su lectura, es decir, hacer un spoiler de tamaño mitológico que hiciera retroceder un paso al propio Ulises, no hablaré sobre el contenido de los cuentos, sino sobre los sentimientos que desataron en un servidor. La ironía siempre ha acompañado a la literatura. Sin embargo, creo que por el tiempo en el que vivimos, donde estamos hypercomunicados y conectados y actualizados e idiotizados por todo el acontecer mundial, la ironía más que un recurso se ha vuelto una forma. Tal vez por ello, o tal vez por razones que quizás hoy nos pueda explicar, Alberto Llanes, de una forma relajada y relajante sujeta esa ironía y de la mano con ella nos cuenta ocho relatos que para entrar en tono, me recuerdan a los 8 tracks, dispositivos para el almacenamiento de audio que tal vez solo recuerden quienes tengan mi edad o me superen en primaveras. Y digo entrar a tono porque leer a Alberto Llanes es como escucharlo charlar durante una tarde veraniega; en mi imaginación, estamos sentados mientras él se refresca con una bebida fría, que bien podría ser ese líquido vital y fermentado llamado cerveza “Gallo”. Lo imagino, ahí sentado, desfachatado, desparramado, con un short no muy short y una camisa de los Vaqueros de Dallas, con sus chancletas, y esas pulseras al tobillo muy de la moda surfa… sudando de forma copiosa y maravillándome con charla. Esta escena se ha repetido varias veces en la vida real, por eso, cuando leo sus textos me recuerda esa calidez. Escucharlo, es también prepararse para los constantes cambios de tema, un vaivén que oscila desde el último partido de la NFL hasta los motivos secretos que tiene Corea del Norte para atacar a Japón, los publicaciones más recientes, las series en boga o las tendencias en las redes sociales y los sismos recientes. La lectura De entre sueños y

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perversiones, me obliga a remembrar los tiempos cuando veía televisión todo el día, pues a través de la imposición guiños constantes sobre películas, series, encuentros deportivos, marcas de productos, comerciales, slogans, y un largo etcétera que se extiende al infinito… el autor envuelve al lector en un ritmo narrativo circular y cadencioso que hace disfrutar más sus historias. Meter, sacar, meter, sacar, meter, sacar... Si hay aquí algún purista, me pediría que explicara estas figuras retóricas y entonces me vería obligado a mencionar que la figura que predomina es la ironía, que se mantiene vigente a lo largo de los ocho textos, pero Llanes es un maestro, porque da clases; es un maestro porque tiene una maestría y un maestro porque con maestría nos repite una y otra vez esta figura pero sin cansarnos, usa la concatenación con la eficacia de un buen banderillero y la precisión del cirujano. Claro, esto sería para los puristas que me preguntaran, pero para los aquí presentes diré además, la lectura me obliga a poner atención a cada párrafo y recordar todas las marcas de productos, resultados de partidos deportivos, frases de telenovelas, refranes y dichos que van desfilando por el texto mientras nos cuentan la historia de estos ocho protagonistas. Envolviéndonos, atrayéndonos,

distrayéndonos, preparándonos para ese final tan peculiar de cada historia. Es, para todos los que se aventuren a leerlo, la posibilidad de disfrutar a través de la sátira del mundo onírico de las artes marciales y las películas; la tauromaquia y su arte, las secretarias coquetas y los consejos de las madres, el béisbol y los romances épicos, entrevistas de trabajo y el trabajo que da encontrar trabajo, O por otro lado, las metidas de… mar, Karla Souza y Jorge Volpi, así como los movimientos espectaculares en el voleibol y la espectacular -porque no decirlo- blusa de Aislinn Derbez. La narrativa de Llanes, es como soñar. Es entrar en el trance, esperar a que El Arenero deposite los granos que nos harán adentrarnos en esa tierra donde todo puede pasar, donde arriba es abajo y todo se mezcla, y todo concuerda y todo cobra vida a medida que “Beto” lo va describiendo, creando, pensando, concatenando. Está ante ustedes un material que los va a entretener, los va a divertir, les pondrá la carne de gallina y los excitará. En mi experiencia personal, que al fin y al cabo es de lo que vengo a hablar, el acercamiento con De entre sueños y perversiones es un reencuentro con el escamo, el descaro y el desparpajo que siempre acompañan los textos de Alberto Llanes.

Artes visuales


Creación

Lunes 4 de Diciembre de 2017

Divagaciones

de una mente sin reposo

Colchón viejo Por Sugey Navarro

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l domingo pasado me levanté sobresaltada, faltando 15 minutos para las siete. Ignoraba qué día era, segura de haber despertado en lunes; a esa hora, debería estar corriendo a alcanzar el primero de tres camiones que transbordo rumbo a mi trabajo. Fui a lavarme los dientes y darme un retoque al pelo que parecía más un panal de abejas dispuestas a atacar. A veces siento que verse al espejo es igual que mirar a los muertos en su cajón; miras fijamente, como esperando una reacción desde detrás del cristal, una mueca del que está dentro de la vitrina o algo que rompa con la calma de ese retrato. Estoy segura que si sucediera, si reaccionara con algún movimiento la otra yo del espejo, moriría de la impresión. Me di el lujo de divagar en mis tardanzas. Recuerdo al ave que no distingue el cielo de los cristales y se estrella siempre contra la misma ventana, la favorita, la de mi balcón, el que ha hecho suyo a base de invadirlo de comida y caca; el día que olvidé cerrarla, entró sin saber que se trataba de un lugar cerrado, ajeno, extraño, se puso a aletear buscando alguna puerta, buscando el regreso. A veces al espejo, tengo miedo de que mi reflejo, que comienzo a dudar hasta qué punto soy yo, comience a revolotear también buscando la salida. Que tenga esa sensación de haber entrado ahí por accidente y no le guste estar de ese lado del cristal, que no crea pertenecerme. Con miedo de la realidad, pues a veces despierto así, sin saber exactamente cómo empezar a vivirla, intenté recordar mi sueño: hice muecas intentado hacer memoria y seguí un consejo que me suena haber visto en alguna revista, llevando mi mirada hacia arriba hasta dejar los ojos en blanco y hacer un movimiento que parece un intento por verme el cerebro. Comienzo a recordar: soñé que aseguraba las ojeras, como un futbolista a sus piernas y JLo su trasero. Considero que mis ojeras valen los miles que he invertido en ellas, los libros, el café, las fiestas, las

pastillas con que intenté borrar el insomnio para que no fueran a reventar la bolsas de debajo de los ojos, los cigarros, el alcohol, los viajes a medianoche. ¿Quién habría de juzgar la necesidad o finalidad de asegurar mis ojeras? Si estas son a mí como a los famosos y sus físicos asegurados: nuestra carta de presentación. Como en pensar tarugadas, se me estaban pasando mis contados minutos para llegar al trabajo y sin haber avanzado mucho en mi arreglo personal, corrí a ver la hora en mi celular: Domingo 21, 7:00 a.m., todo estaba dicho: la puntualidad florece cuando es día de descanso, cuando es inútil quedar bien. También brotan los dolores y achaques que ignoramos entre semana por andar a las prisas, en el día a día, con los deberes; por ejemplo, ese domingo que podría aprovechar mi madrugada para salir a correr, como siempre me prometo entre semana, me di cuenta de que no podía, que me dolía cada parte del cuerpo, que me había levantado en un punto entre Cuasimodo y cuadrapléjica. Ese domingo, en que no había chamba y podía al fin correr, brincar, bailar, lazarme de parapente, no, desperté con los músculos hechos nudo. El dolor que se concentraba en la espalda, corría a mis extremidades y me hacía sentir decidida: había llegado el momento de cambiar el colchón que me estaba dejando la columna vertebral como Forrest Gump, de signo de interrogación. Me dirigí a primera hora, a la tienda de colchones más cercana y buscar reemplazo para el que tenía, el del hundimiento tipo lago de Chapala.

Mi padre, comprador estrella, me acompañó en la travesía y al señalar la primer cama que estaba en exhibición, el encargado me comentó que sin base, ascendía a la maravillosa cantidad de treinta mil pesos, sí, ¡treinta mil pesos! Que matrimonial, con memoria, tecnología sin resortes, cubierta de algodón, decorado con las perlas de la virgen, chapeado en oro y triple diamante al centro para alinearte los chakras con la galaxia. ¿Cuándo y cómo sucedió esto, que de dormir en piedra, o en la fresca y un poco más blanda tierrita, llegamos a las innombrables tecnologías alemanas, japonesas y de otras muchas nacionalidades? Yo que acudí a la tienda con mis míseros ahorros de asalariada y las monedas que no gasté reprimiendo uno que otro gusto, ahora veía tan lejano acceder a una de las opciones de la tienda, hasta la más sencilla. Después de unos minutos, vi que el encargado de la tienda y mi padre, se comunicaban en un idioma que yo ya no lograba descifrar. Creo que para eso yo ya me encontraba en shock sabiendo los desorbitantes precios, nadando en lo más profundo del subconsciente, tal vez en una especie de sueño despierta o simplemente inmersa en mis pensamientos. Paseaba como fantasma entre los colchones cuidando no caer ni por accidente sobre alguno, por si también cobraban probar esos inventos. Mi padre me preguntó que cuál había sido mi elección y no tuve más respuesta, en modo zombie, que “vámonos, es suficiente por este día”. Estaba abrumada. Regresamos a casa y desempolvé el sleeping, no para dormir en él, sino para colocarlo en el gran hundimiento de mi cama, ese que me hacía nudo la columna vertebral. Con la mexicanada, traté de nivelarlo de acuerdo a la zona que aún tiene rescatable. Si bien no fue una solución que me llenara el corazón —y la columna—, tenía que ser tolerable hasta que vendiera un órgano, un pariente o de plano, realizara el sueño que quizá era una solución o premonición: ese de asegurar las ojeras. Si llevara a la realidad el sueño, podría fingir un accidente que me llevara a cobrar los millones del seguro y así sería posible comprarme un colchón, de esos que por el precio parecen prometer que me levantaré caminando como princesa, lograré levitar o qué sé yo.

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Creación

Lunes 4 de Diciembre de 2017

El jardín de yiddó Por Dalal El Laden*

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ué tendrá este incienso, no lo sé, pero algo en él me hace revivir ese primer momento en que mis pasos se sintieron protegidos bajo la enramada de hojas de uva que, con tanto cariño, al igual que a las flores, frutas y verduras de su jardín, cuidaba yiddó (palabra árabe que en español significa “mi abuelito”). Yo tenía cinco años. Empezaba el verano. Tanto a sittó (mi abuelita) como a yiddó los conocía por fotos y, al yo bajar del carro -después de más de una hora de camino, desde Beirut hasta El Valle del Bekaa- y verlos allí parados, en la entrada de su casa, corrí hasta llegar a ellos y abrazarlos como no recuerdo haber abrazado a nadie más en toda mi vida. -¡Sabah il kháir! -con este efusivo “¡Buenos días!”, cada mañana yiddó saludaba a su “paraíso”, tal como él llamaba a su jardín. Yiddó me decía que a las plantas hay que hablarles, cantarles, tratarlas con mucha ternura, porque son seres vivos que sienten todo. Me pedía que le acompañara a recoger los tomates, el perejil y los pepinos que había sembrado y que ya estaban listos para la ensalada que sittó prepararía para el almuerzo. Verlo sonriente, con su manguera, con la tierra salpicándole el pantalón de vestir -cuyo ruedo, para no mojarlo del todo, él doblaba casi hasta la altura de sus rodillas-, sumado al reposo de la mariposa sobre la rama, al asomo de la lagartija entre las sillas, y a todo lo que él me iba contando, me hizo desde entonces desear alejarme de la ciudad y vivir en el campo. -Algún gato travieso llegará y se comerá los pollitos que hoy acaricias: es la ley de la naturaleza. A los animales

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también hay que cuidarlos, tratarlos con todo el amor -me decía mientras barría las hojas secas. Yiddó tenía los ojos muy pequeños, tanto que poca gente ha de recordar su color; me gustaba observarlos hasta que, de repente, los abría más de lo normal y le regalaba a mis ojos su azul intenso. No sé qué tendrá este incienso; será que su aroma me recuerda alguna de las tantas especias con las que mi mama -sí, así, en árabe, sin acento- condimenta el arroz con el que rellena las hojas de uva. Ese verano y algunos otros siguientes veranos que tuve la fortuna de estar allí, en Ghaza, a yiddó también le acompañé a seleccionar las hojas de hierbabuena, los melocotones, las berenjenas, el cebollín, las peras, los garbanzos, las manzanas, los duraznos y las cerezas, para terminar los dos descansando bajo aquella enramada que nos regalaba su sombra y su paz. Sittó dejó este mundo antes que él. Y hace cuatro veranos ya él tampoco estaba. Hace cuatro veranos ya yo sabía que no los iba a encontrar, sin embargo, me reconfortaba la esperanza de volver a respirar cada centímetro de su jardín. Pero hace cuatro veranos, al yo caminar rumbo a su casa, pasé de largo porque no la reconocí. El mismo azul de los ojos de yiddó, que cubría cada pared, se convirtió en costosas piedras blancas, frías. La tierra -que a tantos hizo latir- fue cambiada, en su totalidad, por cemento; el mismo cemento que acabó con la enramada, porque su sombra no alcanzaba a otro carro; el mismo cemento que mató hasta la última rosa. No sé qué tendrá este incienso que me hizo volar a mis primeros pasos bajo las hojas de uva; no sé qué tendrá, pero algo en él me hizo seguir hasta llegar a ese instante, hace cuatro veranos, frente al ayer paraíso de yiddó convertido hoy en el recuerdo de uno de los momentos más tristes de mi vida.


Fotografía

Lunes 7 de Agosto de 2017

Lunes 4 de Diciembre de 2017

Fotografía El ComEntario SEmanal

Blanco: Lo sublime de la totalidad Por Brenda Rosales

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Luis Jair Gutierrez

icen, los que saben del color y la plástica, que el color negro no es más que ausencia de color, por lo tanto, su antónimo, el color blanco, resulta ser la presencia de todos los colores. Si entramos en detalles existencialistas y cuánticos podríamos aterrizar en la idea de que el color no existe porque solamente es una proyección de la luz, y entonces caeríamos en una discusión sobre por qué es posible el pigmento si la luz no es tangible… pero aquí, ahora, no es el punto la discusión. Sino el flujo de la sensibilidad frente a la sinfonía del color blanco. Esta semana, nuestro Club Fotográfico de Colima se vistió de blanco, como el invierno que se acerca. Planteamos a nuestros integrantes la dinámica #BlancoDominante, la cual consistía en imágenes cargadas de blanco, situaciones en que este color literalmente dominaba el campo visual del fotógrafo. Las sorpresas llegaron. La tibieza de una nube, la plácida cima de un volcán y la totalidad lucidez de un cielo despejado aparecieron para deleitarnos. Ahora imaginen, ser invadidos por todos los colores en un solo instante.

*Los invitamos a visitar nuestra FanPage para apreciar de manera fiel las postales que disfrutamos esta semana. https://www.facebook.com/ ClubFotograficoColima/

Hernando Rivera

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Audrey Nora

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Educación

Lunes 4 de Diciembre de 2017

Cómo enseñar y aprender desde una perspectiva de género en el preescolar Por Arianna Ascencio Magaña, Ana Alejandra Guzmán Cruz y Karla Yazmin López Delgado*

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as instituciones educativas son espacios que forman a las nuevas generaciones de ciudadanas y ciudadanos en el saber, saber hacer y saber ser que se necesita para sobrevivir en esta sociedad de vertiginosos cambios, por lo tanto, desde el nivel preescolar es fundamental enseñar a las/os estudiantes a pensar críticamente sobre sí mismas/ os y su entorno, de esta manera obtendrán herramientas que les permitirán modificar su contexto positivamente resolviendo problemáticas personales, al igual que sociales, que actualmente se experimentan en cuestión de género, con el propósito de alcanzar la igualdad. La formación en el nivel preescolar no establece un perfil de egreso como tal, sin embargo, sí pretende que las niñas y niños una vez finalizada su educación en esta etapa hayan desarrollado ciertas habilidades que les posibiliten insertarse en el próximo nivel educativo (la primaria). Existen seis campos formativos que propician el desarrollo de competencias específicas, así como la obtención de ciertos aprendizajes que les permitan desempeñarse de manera pertinente en su contexto, pero no se desarrolló un campo formativo que aborde como tal temas de género, donde se revisen contenidos encaminados a la igualdad, además no se practica una perspectiva de género transversal, pues se siguen transmitiendo creencias respecto al hombre y la mujer, a lo que deben ser o hacer, que generalmente ponen en desventaja a las mujeres, orillándolas a situaciones en las que son discriminadas, producto de la sociedad androcéntrica en la que vivimos. Descubrimos que se pueden implementar algunas acciones ligadas a las competencias de socialización trabajadas dentro del campo formativo «desarrollo personal y social», puesto que estas son perfectamente compatibles, incluso se ajustan a temáticas de género que ayuden a construir la identidad de cada niña y niño

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mediante la reflexión y el diálogo con sus pares. Por ello, en nuestra investigación proponemos una competencia que puede ser alcanzada por infantes en el nivel preescolar, la cual formulamos de la siguiente manera: «Coexiste con sus semejantes tratándoles como iguales dentro de los ambientes escolar, familiar y otros diversos espacios de convivencia social, reconociendo sus diferencias, sin regirse por roles y estereotipos de género, aplicando conceptos de igualdad social, practicando los derechos que tienen por ser hombres y mujeres, estableciendo relaciones interpersonales como resultado de una interacción respetosa, tolerante, solidaria, equitativa, incluyente y sin discriminación». Consideramos necesarios varios saberes para el desempeño de la competencia: 1) Identidad de género: identidad, sexo, género, diferencia entre sexo y género; 2) Roles y estereotipos de género: rol del hombre y rol de la mujer, estereotipos de niña y estereotipos de niño; 3) Igualdad de género: igualdad de oportunidades, trato igualitario y lenguaje incluyente. Para alcanzar la competencia formulada, pensando el «cómo se enseña y aprende» sugerimos la aplicación de Filosofía para Niños y Niñas (FpN) mediante las comunidades de diálogo como proceder metodológico –didáctico–. Ahora bien, la filosofía es el ejercicio de pensar crítica y creativamente para tratar de aclarar y dar sentido a un conjunto de temas reales que preocupan a los seres humanos; al practicarse en un contexto grupal implica que se forme una comunidad de indagación en la que todas/ os exploren, busquen, asimismo, encuentren respuestas lógicas a los temas de discusión (Carmona, 2005). En las comunidades de diálogo, investigación o indagación es posible conocer, también reflexionar colaborativamente la opinión de los y las demás para llegar a conclusiones comunitarias que permitan dar respuesta a las cuestiones que se abordan; la filosofía implica ejercitar la mente constantemente, de este modo las/ os individuos serán capaces de dar buenas razones, argumentando decisiones. En las comunidades de diálogo, las niñas y niños

se encuentran para indagar, discutir así como compartir sus ideas en torno a una problemática o acerca de sus experiencias (Luna, 2011), convirtiéndose en un espacio en el que comunican los pensamientos o interrogantes que al ser resueltas favorecerán la comprensión de su propio universo, ya que en el nivel preescolar las y los educandos practican la reflexión crítica, aspecto importante en las edades de cuatro a cinco años debido a que es la etapa en la que se encuentran más despiertas/os a la vida preguntando sobre todo lo que les rodea. De acuerdo con Miranda (2007), sólo mediante la conversión del aula en una comunidad de investigación de este tipo, desde la etapa de la educación infantil hasta los últimos niveles escolares la próxima generación estará más preparada social y cognitivamente a fin de involucrarse en el necesario diálogo, juicio o cuestionamiento que es vital para la existencia de una sociedad democrática, preocupada por el mantenimiento del planeta y la supervivencia de las especies. Es importante practicar la habilidad de escuchar respetuosamente a las y los demás, desarrollar los valores de la tolerancia, solidaridad, empatía, entre otros, que llevarán a la niña y al niño a fomentarlos dentro incluso fuera del aula, por ejemplo, en sus clases regulares, en la convivencia con sus compañeras/os o familiares, hasta llegar a la sociedad misma, la cual, en la medida que muchas/os más infantes asuman el reto del gran juego de la vida e incluyan a sus padres en éste, surgirá una nueva sociedad llena de valores para el bien colectivo (Bocaranda y Richard, 2009). La metodología de aplicación de las comunidades de indagación, para que sean más efectivas y realmente generen resultados satisfactorios debe considerar como actividad previa la elaboración de un reglamento con la ayuda de las y los estudiantes, que deberá respetarse en cada sesión, pues ayudará a construir un ambiente en el que se pueda convivir con armonía, manteniendo un orden, evitando conflictos. Durante la práctica de esta estrategia primeramente es necesario formar un círculo para comenzar las comunidades, pues de


Educación

Lunes 4 de Diciembre de 2017 esta manera se facilitará la comunicación entre las y los participantes, además, se pueden visualizar sus conductas y actitudes; el educador o educadora junto con las niñas y los niños constituirán un colectivo en el que todas/os serán iguales, considerando que sus opiniones tendrán el mismo valor. Se continuará recordando las reglas que deben respetarse; es necesario mencionar el tema que se abordará en cada intervención, también se hará una retroalimentación de las temáticas que se analizaron las sesiones anteriores. Posteriormente, se mostrarán los materiales con los que se comenzará a analizar la temática, después de revisarlos detenidamente será el momento en que las y los infantes planteen preguntas acerca del tema de la sesión, con base a esas cuestiones se generará el diálogo en el que construirán respuestas, expresarán sus pensamientos y sentimientos, reflexionarán para lograr cambiar las percepciones erróneas que poseen respecto al género, de esta manera poco a poco irán desarrollando un pensamiento de orden superior, también se sensibilizarán en torno a la igualdad de género. Es importante señalar que las niñas y los niños tal vez mostrarán timidez en las primeras sesiones, no querrán generar preguntas, así que el educador o educadora deberá llevar una guía que posibilitará dirigir la discusión. Para finalizar, se abrirá un pequeño espacio en el que las y los educandos compartirán sus conclusiones, mencionarán qué es lo que aprendieron, qué les resultó interesante, de igual manera se les pedirá que elaboren un producto en equipo o individualmente, todo dependerá del tema que se aborde en la sesión; los productos pueden ser dibujos, recortes, frases, etcétera. En las intervenciones se respetarán todas las diferencias físicas, culturales y de pensamiento, no habrá exclusión, se valorará cada aportación, por ello se puede afirmar que se hará presente la interculturalidad. La comunicación entre niñas y niños con el educador o educadora será imprescindible, pues mediante ella se podrá conocer el contexto, producir conocimientos y generar cambios a la realidad vivida por la comunidad escolar. En las comunidades de diálogo se discutirán las ideas de las y los participantes, asimismo practicarán la habilidad de la escucha activa, todas y todos además de comunicar lo que piensan, deben ser capaces de escuchar con atención

las ideas de las y los demás, de percibir su sentir para comprender sus situaciones, las circunstancias que les incomodan, afectan o provocan sentimientos negativos. Aunque con las palabras se transmiten o comentan varias cuestiones, éstas no son el único medio de comunicación, ya que las personas también se expresan a partir de miradas, gestos, movimientos corporales, señas y/o sonidos; Corona y Kaltmeier (2012:15) mencionaron que «…el diálogo no siempre es hablado. Los lenguajes que intervienen pueden ser afectivos, corporales o artísticos, aunque también existen «indecibles», que el lenguaje hegemónico no puede expresar y que están», por lo tanto, se espera que el educador o educadora esté al pendiente del ambiente que se genere en las comunidades de indagación y a lo que las y los participantes demuestren no sólo con palabras sino también con el cuerpo. Se puede decir que esta estrategia es pertinente porque consigue que las niñas y los niños se empoderen, reconozcan que su voz tiene valor, que pueden defender con mejores argumentos sus ideas sin caer en conflictos, puesto que las comunidades también permiten desarrollar ese lado afectivo y cuidante, donde se respetan las posturas e ideas de las y los demás, propiciando un ambiente en el que se expresen sin miedo a equivocarse pues saben que sus compañeras(os) les ayudarán a reflexionar si su idea no es correcta, pero de manera respetuosa. Mientras niñas y niños participan en la comunidad están coexistiendo con personas de su mismo sexo o del sexo opuesto, dándole valor a la

persona, respetando sus gustos, pensamientos y creencias sin importar su género, es decir, al reflexionar sobre los estereotipos y roles de género están fomentando prácticas libres de discriminación de género, donde todas y todos son iguales. Referencias:

- Bocaranda, S. & Richard, A. (2009). La Comunidad de Indagación. Forjada de la Nueva Sociedad. Maracaibo, Venezuela: Revista de Artes y Humanidades UNICA, Vol. 10 (2). Pp. 211-217. Disponible en: http://www. redalyc.org/pdf/1701/170118863011.pdf Carmona, 2005 Investigación ética y educación moral: el Programa de Filosofía para Niños de Matthew Lipman Revista de Artes y Humanidades UNICA, vol. 6, núm. 12. Revista de Artes y Humanidades UNICA. Consultado el 14 de mayo del 2017. Recuperado de: http://www.redalyc. org/pdf/1701/170121560006.pdf 1) Corona, S. y Kaltmeier, O. (2012). En diálogo. Metodologías horizontales en Ciencias Sociales y Culturales. Barcelona, España: Editorial Gedisa. Luna, C. (2011). La comunidad de diálogo: un espacio de libertad e igualdad en el pensamiento. Colombia: Corporación Universitaria Minuto de Dios. Consultado el 6 de abril de 2017. Disponible en: http:// repository.uniminuto.edu:8080/xmlui/bitstream/ handle/10656/2691/TF_LunaValenciaCarlos_2011. pdf?sequence=1 Miranda, T. (2007). M. Lipman: Función de la filosofía en la educación de la persona razonable. San Cristóbal de las Casas, México: Centro Latinoamericano de Filosofía para Niños. Consultado el 6 de abril de 2017. Disponible en: http://www.celafin.org/documentos/MirandaAlonso_ FuncionFilPersonaRazonable.pdf __________ * Alumnas de séptimo semestre de la Licenciatura en Pedagogía de la Universidad de Colima.

gobiernocolima.blogspot.mx

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