Edita: Asociación Cultural “José María Osuna” Cazalla de la Sierra, 31/Agosto/2013 nº.277
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La Feria de Cazalla de la Sierra De nuevo la primera quincena de agosto pasa volando, primero con los preparativos de la romería (que por cierto, ha sido el motivo principal del cartel anunciador de nuestras fiestas patronales, obra de Mª Ángeles Sánchez Gómez) y después con la inauguración de la feria en la madrugada del miércoles 14. El Real se alumbraba puntual a las 0 horas partiendo la comitiva oficial (acompañada por la banda de música “Ntra. Sra. de Guaditoca” de la vecina Guadalcanal) desde la original portada del recinto construida en 1929, año desde el cual la feria se celebra en El Carmen. Ya se comentaba en la pasada edición que ello supondría otro ahorro, la no instalación de una portada efímera junto con la supresión de los fuegos artificiales, para las arcas municipales. Un acierto. La feria ha tenido más o menos el mismo ambiente que el año pasado, aunque según varios reposteros fue durante todo el sábado y la tarde-noche del domingo cuando se hizo “una buena caja”, quizás debido a las sofocantes jornadas de calor que hemos sufrido (jueves y domingo
a mediodía) además de la consabida crisis que estamos atravesando, junto a que muchos cazalleros hayan escogido estos días para viajar a otras zonas de la geografía nacional. Aceptable calendario de actividades organizadas por la concejalía de Festejos, es difícil que todo nos guste a todos, pero comparándonos con otras localidades cercanas no tenemos nada que envidiar, aunque si que desear. A destacar la diaria y
efectiva limpieza del recinto, no tanto la de los alrededores. Otro año más han sido tres casetas (privadas pero de acceso público) las más concurridas: Callentum Feriae (por quinto año consecutivo con un completo programa propio de actividades), Los Tiesos (merecedora del primer premio del concurso al efecto) y Er Malena (que cumplía su 25 aniversario y para celebrarlo, entre otras cosas, montó un guirigay el sábado con
la actuación de DJ Pelícano). Para muchos (me incluyo) fue otro año de paseos y copas de una caseta a otra, charlas y risas con las amistades habituales y con las más esporádicas y hacer otras nuevas; largos y sudorosos bailes en la caseta roja y en la Callentum, también hubo tranquilas comidas (a nuestros mayores y a Aspaydes) amenizadas por el Trío Imperial. Otros no paraban, o no les dejaban, en ese eterno discurrir entre puestos y cacharritos, antes de tomarse un chocolatito con churros. Algo deslucido los paseos de caballos y su anual concurso. Y concurridos los matinales concursos infantiles de pesca de patos y de carrera de sacos, junto con los adultos campeonatos de petanca y del hoyo Las actuaciones musicales de la caseta municipal, con desigual asistencia de público, corrieron a cargo de los grupos: Orquesta Serva Labari, Chispazo, La Casa Lagüela (grandes triunfadores nuestros paisanos, da igual la hora a la que toquen), Clave de Tres, Al Aire, el grupo de baile Jovi Dancing, Cambio de Tercio, y Salinas (que reaparecieron con éxito, tras el buen sabor de boca
que dejaron hace años). Hemos querido hacer una mención, aparte y especial, a la magnífica, aplaudida y concurrida actuación de nuestra Mila Balsera que, acompañada de Oscar Calderón, fue la que inauguró con maestría la feria de 2013. Gran novedad este año fue la inclusión de un tercer concierto de bandas de música en el querido Quiosco, al poner el jueves 15 a la Banda “Maestro Tejera” de Sevilla (todo un gustazo, que volvimos a repetir el sábado) junto con la Banda “Nuestra Madre de la Consolación” de Huelva, que entonó sus marchas toreras en el mediodía del domingo. En la plaza de toros, de nuevo carrera de cintas y corrida mixta con picadores, de la que nuestro colaborador Glicerio nos informará en otra página. Como siempre, habrá críticas y aplausos según como a cada uno nos haya ido, además del consabido “en cuestión de gustos no hay nada escrito”, por ello nos despedimos con un hasta luego y el año que viene más y si es posible mejor. Salud. A.G.
El día de Romería: Cada uno cuenta la feria como le va A las cuatro y media, ya en la madrugada del domingo, una llamada al móvil me despertó: “Tito, estamos en la Cuesta de los Castañares…” - Se habían presentado, sin previo aviso, con el único - suficiente - argumento de que no se querían perder este día… Dos horas y media después, los traquidos de los cohetes desbarataban cualquier tipo de tregua con el sueño: Había que levantarse: ¡empezaba la romería! y por lo tanto, era preferible adelantar la hora del desayuno para estar en el Moro cuanto antes y presenciar sobre el terreno la “movida” de las carrozas y de los romeros que allí se darían cita. Ambiente excelente, de colorido excepcional, con el que se iniciaba la fiesta más grande que vive Cazalla. Mi compañera - la Canon PowerShot A3300 - me iba indicando el ángulo preciso y el contraste adecuado, con el objeto
Mantén limpia tu ciudad.
de dejar las mejores referencias de esos mágicos prolegómenos. A cada instante, me detenía para dejar plasmada la belleza, en muchos casos indescriptible, de esos momentos: los amigos, los saludos, los primeros sorbitos de tinto de verano, y esos destellos de gracia y elegancia de los trajes de volantes, que convertían el paseo del Moro en una pasarela provisional…Las carrozas iban llegando, acomodándose cada cual en su espacio reservado. Parecía no haber curiosos, sino que todos formábamos parte de este ceremonial solemne y emotivo de la “partida”; y que de igual modo, cada cual a su manera, disfrutábamos de este ensayo de alegría y hermandad en que habría de convertirse esta jornada, la más importante y vistosa que, a lo largo del año, que celebra el pueblo de Cazalla. A las diez en punto, la primera carroza iniciaba su salida hacia el santuario del Monte: era el momento más soñado para un gran
número de cazalleros. Este año, yo había optado por adelantarme a la comitiva y, buscando el escenario ideal para inmortalizar el momento, hice casi en solitario todo el camino; cuando me di cuenta había aventajado a la caravana en casi media hora. Esa ventaja de ir por delante me proporcionaba, de cuando en cuando, la caricia de ese frescor leve que, paso a paso, iba perdiendo la mañana. De vez en cuando, coincidía con algunos que iban o, que ya venía de vuelta (cada cual hace el camino como le parece), Al finalizar la curva de la Cuna, ya ultimando el repecho que te lleva al cortijo del Príncipe, me encontré, junto a la cancela, una especie de altar: un bidón con un grifo, que soltaba un chorro de agua helada -¡qué alivio!- el lugar idóneo para la primera salve (mi gratitud en nombre de todos aquellos que disfrutamos de este detalle a Carmelo Fernández Sánchez). Todavía, antes de llegar al Chorro, me detuve en otro
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Cazalla de la Sierra (Sevilla)
“aliviadero”, y compartí algunas impresiones con unos amigos. La l l e g a d a a e s t e l u g a r, p a r a cualquiera que aprecie la naturaleza supone siempre un momento maravilloso; aún así, me detuve sólo el tiempo imprescindible de refrescarme, porque seguía en mi empeño de idealizar la mejor foto. Sobre las once y media, me encontré al final de la última curva, y allí sentado al borde de la carretera y dando la espalda a la Rivera, esperé el paso de algunas carrozas. En pocos minutos, llegué al santuario, y pude confundirme en el júbilo, bullicioso y colorista, de cuantos allí se encontraban para celebrar este día tan especial. La Romería seguiría, en medio de un ambiente excelente y una animación indescriptible, entre cantos de sevillanas, saludos emotivos, rebujitos … y todo ello mientras se cumplía el rito obligado que marca la costumbre. Días antes, se habían dado unas circunstancias algo raras: la falta
de entendimiento entre la Hermandad de Nuestra Señora del Monte y un gran número de caballistas dieron lugar a un conflicto - que alguien tendrá que aclarar -, que en cierta manera desvirtuaron el clima de hermandad y cordialidad que debe reinar en estos días. Ello dio pié a que algunos dijeran “que hubo tres romerías”, o que, incluso soltaran aquello de “estaba cerca el fin de nuestra romería”… A mí, en cambio, me pareció una romería excepcional, puede que insólita; aunque no por ello dejara de merecer toda una ristra de calificativos, sinónimos todos de maravillosa, excelente, única… y es que cada uno cuenta la feria en este caso la romería- como le va.-R. Cortijo
COLABORACIONES Antonio Villalba Ramos Argeles sur Mer 1939, la antesala del inferno Pág. 4