elCaribe, SÁBADO 13 DE SEPTIEMBRE DE 2025 elcaribe.com.do
Una visión de la poesía de la experiencia
Marino Berigüete comparte sus reflexiones sobre la poesía de Luis García Montero y el alto vuelo de la tonalidad lírica de este autor. P.12
Visita oficial de Juan Bosch a México en 1963
Mientras en nuestro país crecían las tensiones políticas, Juan Bosch era ovacionado por los mexicanos en las fiestas de su independencia. P.7
Las Máscaras: un teatro que impacta Cultura
“Llegó la hora de ser profeta en mi tierra”
Tras un periplo que desde Puerto Plata lo llevó a México y a otros países, Miguel Oniel regresa su país para hacer el teatro que a él le gusta. P.13
triz Lidia Ariza, este teatro busca tocar la sensibilidad y las fibras más hondas de los espectadores, debido a que las comedias que allí se presentan, “aunque la gente se ríe muchísimo”, en cada obra siempre hay una reflexión.
Este espacio que combina el arte y la cultura resulta ser un aliado para noveles y experimentados actores y actrices
MARÍA E. PÉREZ ROQUE meperez@elcaribe.com.do
El Teatro Las Máscaras es un espacio que ha tenido un gran impacto en el país, donde las risas y el drama junto a la comodidad y calidez de sus actores y actrices son elementos esenciales para el público que visita este ámbito artístico y cultural.
Esta sala, cuyo espacio alberga obras de teatro todos los viernes y sábados en horas de la noche y los domingos en la tarde, ha marcado un precedente en la historia de la República Dominicana, porque se ha convertido en un lugar donde los jóvenes y adultos, además de presenciar una excelente obra, se forman en el arte de las tablas y pasan a ser parte de los nuevos talentos.
De las manos de sus fundadoras, la directora teatral Germana Quintana y la ac-
Historia
Su nombre surge de las dos máscaras que representan la tragedia y la comedia, que son el nacimiento de la iglesia, de la vida, y que representan los dos géneros principales o más grandes del teatro”.
“Este espacio se ha convertido en un aliado para nóveles y experimentados actores y actrices, donde además tratamos temas infantiles, sobre el medio ambiente, prevención de embarazos en adolescentes, el bullying, el consumo de drogas, entre otros de interés, los cuales llevamos también a través de giras a nivel nacional”, explicó Lidia Ariza.
Además, indicó que a los 25 años de su fundación, el Teatro Las Máscaras ha formado “mucha gente” a través de los cursos y talleres que imparte sobre lectura de noticias para televisión, de comunicación efectiva, y de formación en las artes escénicas tanto para niños como para adultos, entre otros.
“Son muchos los actores y actrices que han sido formados por nosotros, ellos a su vez hacen sus propias producciones y eso nos llena de mucha satisfacción”, manifestó Ariza y explicó que los talleres de teatro los realizan dos o tres veces al año.l
A sus 25 años de fundado, el Teatro Las Máscaras ha formado a muchas personas, a través de los cursos y talleres que imparten. FDANNY POLANCO
historia de la medicina
Influencia francesa en la medicina dominicana
Ldel complejo panorama geopolítico de la isla Española. El periodo conocido como la “Era de Francia” (1795-1808), iniciado cuando España cedió toda la isla a Francia mediante el Tratado de Basilea, y la subsecuente invasión napoleónica en 1802, aunque de corta duración, fueron momentos de contacto directo y de la primera penetración cultural francesa. Sin embargo, fue la ocupación haitiana de la parte oriental de la isla (1822-1844) la que sembró las semillas más significativas para la francofilia dominicana.
Durante estos 22 años, el gobierno haitiano implementó muchas de las leyes francesas que regían en Haití, como la prisión por deudas, un concepto previamente ajeno a la población dominicana. La implementación del Código Civil francés y de otros marcos legales en Santo Domingo introdujo a la élite dominicana a una estructura de pensamiento administrativo y racionalista de origen francés. Esta adopción del pensamiento legal francés preparó el terreno intelectual para una futura receptividad a la metodología científica francesa. En esencia, la élite dominicana ya estaba familiarizada con la lógica y la estructura del pensamiento francés a través de la ley, lo que facilitó enormemente la posterior asimilación de su modelo médico. La existencia de una francofilia en el derecho, que perdura hasta hoy, corrobora que la adopción de la medicina francesa no fue un evento aislado, sino parte de un movimiento cultural y profesional más amplio en la élite intelectual dominicana.
Además de esta influencia conceptual, hubo una presencia tangible de médicos de origen francés durante las luchas de independencia. El Dr. Tomás Aquino Cano, hijo de padres franceses que se trasladaron a Santo Domingo tras la revolución haitiana, es un ejemplo notable. Fundó un “Hospital de Sangre” en la ciudad de Azua para atender a los heridos en batalla. Su participación en la batalla de
Santomé y su servicio en el ejército del Sur son un testimonio de cómo los conocimientos médicos de la diáspora francesa se integraron en la causa nacional. De manera similar, un médico francés de apellido Bergés sirvió en las tropas dominicanas comandadas por el General José María Imbert, y demostró que la aportación médica francesa no era solo un ideal, sino una contribución activa a la formación del nacien-
El periodo más definitorio de la influencia francesa en la medicina dominicana se produjo a finales del siglo XIX y principios del XX, con el surgimiento de una generación de profesionales que se formaron en París. Este fenómeno de los “médicos de París” no fue una coincidencia, sino una tendencia consciente en la élite dominicana, que veía en Francia, y en particular en la Sorbona, el epicentro de la educación superior y del pensamiento científico.
Este movimiento fue catalizado por el Dr. Alejandro Llenas, quien en 1870 se convirtió en el primer médico dominicano en mudarse a Francia para estudiar. Su tesis de grado en París, titulada “Contribución a la historia de las enfermedades en Santo Domingo,” no solo le valió el título, sino que también demostró un interés pionero en la epidemiología y la salud pública local.
Tras los pasos de Llenas, una cohorte de médicos siguió el camino a París, y regresó para formar parte de las figuras más destacadas de la medicina dominicana. Entre ellos, el Dr. José Dolores Alfonseca estudió en la Universidad de París, presentando una tesis sobre el “Mecanismo patológico de la fiebre”. Su firma de recetas como “Alfonseca de París” era un distintivo de prestigio y una declaración de su herencia intelectual, mostrando cómo la formación francesa confería un estatus profesional y social. Alfonseca no se limitó a la medicina, sino que se integró a la política, llegó a ser vicepresidente de la República , lo que evidencia la conexión entre el conocimiento científico y el liderazgo nacional. l DR. HERBERT STERN
salón de la fauna
Maxi Montilla
(DÉCIMA CIBAEÑA)
Ha hecho un gran negocito
No se le puede negai
Te feo, o te legai
Pilato le queda chiquito
No se le ve un sucito
Lo delata su risita
Éi va devoivei cosita
Dei bojote que agarró
Éi arrasó con to
Ni se enteró su casita.
Como gato se defiende
Sea puaquí o puallá
Se sabe que e caballá
Pero nadie lo entiende
Paque sea ladrón, depende
Y ma que va devoivei
Cinco chele en ún papei
Para que nadie lo vea
La Ley aquí ta muy fea
Lo mejoi será ni vei.
l JOSÉ MERCADER
Objetivos del Teatro Las Máscaras
“Germana y yo estamos inmensamente agradecidas con los logros alcanzados y desde ahora por los que nos faltan, siempre con el objetivo de darle al público un teatro de calidad con amor y entrega en honor a este hermoso arte que nos apasiona, subrayó Ariza quien consideró que el Teatro Las Máscaras ha sido un referente para muchas otras salas independientes que han surgido, ya que cuando iniciaron habían pocas en el país.
Un poco de historia
En el año 2001 se inaugura el Teatro Las Máscaras, una sala que ha marcado un precedente en la historia teatral dominicana, la primera en mantener una producción teatral durante todo el año, lo que la convierte en un espacio artístico y cultural donde jóvenes y adultos además de presenciar una excelente pieza, se forman en el arte de las tablas y pasan a figurar entre los nuevos talentos.
La idea de crear este teatro surgió en sus fundadoras luego de ver pequeñas salas de teatro en otros países, eso despertó sus deseos de tener un espacio similar en la República Dominicana.
El objetivo principal fue crear una escuela en la que jóvenes y adultos encontrarán un espacio de formación teatral con un amplio programa a modo de despertar principalmente en los jóvenes estudiantes de todo el país la pasión por las tablas, subreyó Ariza quien dijo que esto se logró gracias al esfuerzo de mucha gente que aportó su granito de arena para hacerlo posible.
Señaló que después de 14 años de búsqueda, encontraron este espacio donde hoy están ubicados y que antes era una imprenta, y afirmó que aunque no es la sala de teatro de sus sueños, decidieron que era el lugar perfecto para comenzar. “Esto ocurrió a principios del año 2000 y en agosto del mismo año nació el Teatro Las Máscaras”.
La inauguración fue con la obra de teatro “Las locas del Bingo”, la cual ha roto récord nacional porque es la única puesta en escena en el país que ha llegado a más de 300 funciones.
“En esa primera puesta en escena obtuvimos placas de reconocimiento,
RECONOCIMIENTOS
Producciones teatrales y talento de los artistas
A través de los años, el Teatro Las Máscaras ha recibido una diversos reconocimientos por sus producciones teatrales y por el talento de sus artistas. Entre dichos reconocimiento se destacan:
“Las viejas vienen marchando” con más de 100 funciones.
Nominaciones: Premios Casandra 2004
Mejor actriz: Niurka Mota
Dirección: Germana Quintana
“El Prestamista” con más de 100 funciones
Nominaciones: Premios Casandra 2006
Mejor actor: Exmín Carvajal
“La luz del cigarrillo”
Premios Soberano 2014
Ganadora Mejor Actriz: Aleja Johnson
Ganadora Mejor Dirección Teatral: Germana Quintana
Ganadora Mejor Obra: Teatro Las máscaras
“Cita a Ciegas”
Premios Soberanos 2016
Ganadora Mejor Actriz: Lidia Ariza
Ganador Mejor Actor: Jorge Santiago
Ganadora Mejor Obra: Teatro Las Máscaras
“Made in Dominicana”
Premios Soberanos 2017
Nominación Mejor Actriz: Lidia Ariza.
llegamos a más de 300 funciones, todos los fines de semana ininterrumpidos, solo parábamos para Semana Santa y para Navidad. Fue una locura, tanto así que todos los fines de semana teníamos la función”, recordó Ariza. Asimismo, dijo que después hicieron teatro en las mañanas para los estudiantes que venían de las escuelas, y agregó en ese sentido expresó: “A la verdad que este ha sido un espacio tan especial porque hemos creado un vínculo entre espectadores y actores muy cerrado y muy cercano”.
El teatro Las Máscaras ha tenido un gran impacto en la comunidad, pues en él se imparten cursos, talleres y además se presentan mínimo 10 producciones al año, cada una con una permanencia de cuatro semanas. l
Teatro Las Máscaras ofrece mínimo 10 producciones al año, cada una con una permanencia de cuatro semanas. FUENTE EXTERNA.
Lidia Ariza, fundadora del teatro. D. P
Fachada del teatro Las Máscaras, en la Zona Colonial. F. E.
Germana Quintana, fundadora del teatro.
<VIENE DE LA PORTADA
4 Cultura
Un oficio de difuntos
PEDRO CONDE STURLA pinchepedro65@yahoo.es
«El sexo a los noventa es como intentar jugar al billar con una soga». George Burns
Apartir de una cierta edad la vida comienza a parecerse cada día más a la muerte, a un oficio de difuntos, aunque no en el sentido que tiene en la novela homónima de Arturo Uslar Pietri. No como un ciclo de oración, no como la bellamente llamada Liturgia de las horas, sino como un quehacer, literalmente, una ocupación, una faena. Eso que César Pavese llamaba «El oficio de vivir», que este caso es un poco el oficio de morir. A eso me refiero, a una etapa en que la vida —el oficio de estar vivo— empieza a confundirse con la muerte.
A veces, sin darme cuenta, entro en conversación con los finados. Hablo y escucho voces. Me reprocha mi madre por tener las manos sucias. Paso tiempo con los muertos y con los vivos, estoy viviendo ya la muerte en plena vida, me voy acostumbrando, empiezo como quien dice a realizar la transición entre el más acá y el más quién sabe.
Algo así como aquello de lo que habló don Francisco, el temible poeta y espadachín Francisco de Quevedo y Villegas: «Retirado en la paz de estos desiertos, / Con pocos, pero doctos libros juntos, / Vivo en conversación con los difuntos, / Y escucho con mis ojos a los muertos». Mi amigo Fornicall describía jocosamente el proceso de decadencia que se define como edad de los metales: La época de la vida en que los cabellos se vuelven de plata, los dientes se vuelven de oro y los huesos, por no decir otra cosa, se vuelven de plomo… Para peor, los órganos se debilitan o se atrofian, se declaran en huelga. Algunos se estiran, otros se suicidan, no vuelven a levantar cabeza. Pero esa es la parte física de la vejez, cuando comenzamos a decaer, pero todavía somos gente, cuando somos viejos pero no somos ancianos. De lo que hablo es de la etapa final, de la época en que cruzamos el abismo entre la vejez y la ancianidad. La época o la etapa en que el oficio de estar vivo se convierte en pura metafísica. El trayecto en el que todo apunta cada día un poco más al deterioro. Algo parecido a lo que el mencionado Francisco describió tan maravillosamente con su proverbial maestría:
«Miré los muros de la Patria mía, / Si un tiempo fuertes, ya desmoronados, / De la carrera de la edad cansados, / Por quien caduca ya su valentía.
»Salíme al Campo, vi que el Sol bebía / Los arroyos del hielo desatados, / Y del Monte quejosos los ganados, / Que con sombras hurtó su luz al día.
»Entré en mi Casa; vi que, amancillada, De anciana habitación era despojos; / Mi báculo más corvo y menos fuerte.
»Vencida de la edad sentí mi espada, / Y no hallé cosa en que poner los ojos / Que no fuese recuerdo de la muerte».
Hablo de la vencida espada, sí señor, del tiempo de los despojos, del no saber dónde poner los ojos, de la última etapa de la existencia… Entramos en el ámbito de Rubén Darío, no el Darío de «Juventud, divino tesoro, / ya te vas para no volver», no el Darío de plátano maduro no vuelve a verde… Entramos en el ámbito del sombrío Darío de «Lo fatal»:
«Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo, / y más la piedra dura porque esa ya no siente, / pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, / ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
»Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, / y el temor de haber sido y un futuro terror... / Y el espanto seguro de estar mañana muerto, / y sufrir por la vida y por la sombra y por / »lo que no conocemos y apenas sospechamos, / y la carne que tienta con sus frescos racimos, / y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, / ¡y no saber adónde vamos, / ni de dónde venimos!...»
Ruben Dario se lo toma un poco demasiado en serio, en verdad, se aterroriza y nos aterroriza. La calaca lo espanta. Frente al abismo de la muerte se le ponen los pelos de punta.
Otros, como el fraterno Francisco (otro Francisco, no Quevedo ni Villegas), pone las cosas de diferente manera. Es el «San Francisco de Asís entre los Pája-
ros», el de Emilio A. Morel. A este Francisco, la muerte, la hermana muerte, lo tiene sin cuidado. Él le sonríe a la muerte, se hermana con la muerte. Nos dice que la muerte no es una cosa del otro mundo. El nos enseña «la virtud más alta / la de morir sonriendo»:
«San Francisco de Asís erraba un día / por remotos parajes, preguntando / a cuanto ser veía / si lo acosaba el hambre, si quería / pan del pan que su mano iba dejando / a la miseria cruda y sin abrigo: / pan de resignación y pan de trigo.
»San Francisco de Asís buscaba un día / vidas atormentadas / por el dolor, cuando en el seno agreste / y hojoso de la Umbría / encontró la piedad de sus miradas / a un ruiseñor que estaba en la agonía. / —Hermano Ruiseñor… —exclamó el Santo, / con los brazos en cruz—hermano mío, / dime si tu quebranto / lo concibió la voluntad del cielo, / o si fue la del suelo / para secar las fuentes de tu canto.
»El ruiseñor no contestó. La suave / bondad del Santo se inclinó hacia el ave / para decirle:—Hermano, / ven a mi soledad hasta que vuelva / la salud a tus carnes; / allí no encontrarás florida selva / ni paraje florido, / sino el crudo rigor de los veranos: / mas, para darte la ilusión de un nido / fresco y amable, te daré mis manos.
»Y San Francisco se llevó consigo / al ruiseñor enfermo. Y fue tan dulce / el amoroso abrigo, / y tan hijo del cielo / el infinito celo / que el ave halló en el corazón del Santo, / que a poco tiempo levantaron, juntos, / una oración el uno: el otro un canto.
-II-
»Enfermo y solo… Lejos de la gente, / que ignoraba su mal, pensaba el Santo / en que ya la Implacable / rondaba ansiosamente / la tosca celda en que la limpia
fuente / de su misericordia inagotable / cantaba el bien, tan armoniosamente.
»Y dijo al ruiseñor: -Mi buen hermano, / muy pronto a mí me faltará el aliento, / y a ti la débil mano / que te busca el sustento; / vuélvete, pues, al bosque y que te ayude / la mansa diestra del hermano Viento.
»Y así dijo a los otros / pájaros: —Vuestro nido / os espera, volved a vuestro prado; / y si encontráis que ha sido destrozado /vuestro hogar venturoso, como he sido / yo para con vosotros, sed vosotros / con el que hubiere roto vuestro nido.
»¿No sabéis que se encuentra / la hermana Muerte en el umbral, queriendo / que mi conformidad le diga: entra? / Y gimió el desconsuelo / del ruiseñor: —¡Oh, déjame a tu lado / para verte cruzar, transfigurado, / los caminos del cielo!
»La turba alada dijo entonces: —¡Falta / que nos enseñes la virtud más alta, / la de morir sonriendo! / Y cuando hablaron todos de tal suerte, / San Francisco de Asís sonrió, diciendo: / —Entrad, hermana Muerte…».
El Francisco del poeta Morel nos reconcilia con la idea de morir, no cabe duda. Su idea fraternal de la muerte está muy lejos del espanto que producía en Darío. Confieso, sin embargo, que me parece un poco exagerado lo de invitarla y abrir la puerta. Yo la dejaría esperando el mayor tiempo posible, entreteniéndose de ser posible con los vecinos. Pero en fin, ando por aquí mientras tanto, caminando, pensando, elucubrando, escribiendo vainas como estas, pisando muertos, pisándole la cola a la huesuda, como dicen los mejicanos… A la manera de Miguel Hernández , «Ando sobre rastrojos de difuntos, / y sin calor de nadie y sin consuelo / voy de mi corazón a mis asuntos». l
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Apuntes de infraestructura
De música y de renacuajos
PEDRO DELGADO MALAGÓN pedrodelgado8@gmail.com
Se ha sugerido que son totalmente distintas las relaciones que guardan Johann Sebastian Bach y Ludwig van Beethoven con sus obras respectivas. Beethoven, dice Karl Popper, “había hecho de la música un instrumento de autoexpresión. En su desesperación, éste pudo haber sido para él el único modo de continuar viviendo”. Por la pureza de su corazón y su potencia dramática, Beethoven podía trabajar de una forma que era inadmisible para otros. “No podría haber un peligro mayor para la música —afirma Popper— que el intento de tomar las formas de Beethoven como ideal, o patrón, o modelo”. Bach, en el otro extremo, se olvida de sí en su obra: es un sirviente de la tarea creadora. Su personalidad, no cabe duda, está plasmada enteramente en aquella música, irremediablemente intacta en cada fuga o en cada preludio. Pero Bach no era consciente a veces, como lo era Beethoven, de que se expresaba a sí mismo e, incluso, de que derramaba en el pentagrama sus más recónditos humores. Bach, así, al dictar instrucciones a
sus alumnos decía: “Deben producir una armonía eufónica para la gloria de Dios y el lícito deleite del alma; y al igual que toda música, su ‘finis’ y causa final no debe ser nunca otra cosa sino la gloria de Dios y el solaz del alma. Si no se tiene en cuenta esto, no hay realmente música, sino un griterío y un estruendo infernal”. Es obvio que la diferencia propuesta no es únicamente la que existe entre arte religioso y arte secular. Un oratorio dramático de Bach (‘La Pasión según San Mateo’, por ejemplo) origina sacudidas intensas y, de tal forma, por atracción, suscita emociones penetrantes —quizá más agudas aun— que la Misa en Re de Beethoven. No existe razón, es cierto, para dudar que Bach sintiese también vigorosos sentimientos. Bach es, con frecuencia, insuperablemente dramático. Aunque esos asombros conmovedores y aquellos contrastes teatrales son raramente importantes en la estructura de su música. Por lo contrario, en Beethoven —recordemos su Appassionata— las oposiciones dinámicas son casi tan importantes como las antítesis armónicas. De muchas y diversas maneras puede considerarse la relación entre la música y las emociones humanas. Una de las más antiguas e inaugurales teorías habla de la “divina inspiración”. En ‘Ion’, Platón consideraba que la inspiración artística era de origen divino y que se manifestaba en una divina locura o en un divino delirio del poeta o el músico. El artista estaba poseído por un espíritu, aunque por un espíritu benigno.
Platón, grosso modo, postulaba lo siguiente:
(1) Lo que el poeta o músico compone no es obra propia, sino más bien un mensaje u orden de los dioses, especialmente de las Musas. El poeta o músico es sólo un instrumento mediante el cual las Musas hablan. Él no es más que el portavoz de un dios y para probarlo, “la divinidad cantó a propósito la más bella de las canciones a través del más mediocre de los poetas”.
(2) El artista poseído por un espíritu divino (ya cuando crea, ya cuando ejecuta) se torna frenético, esto es, emocionalmente sobreexcitado; y éste comunica su propio estado al auditorio por un proceso de resonancia emotiva (según Platón, comparable al magnetismo).
(3) Cuando el poeta o el ejecutante compone o recita se encuentra profundamente conmovido y poseído igualmente por el mensaje (que no sólo por el dios) y las escenas que describe. Y la obra en sí, tanto como el encendido estado emocional del artista, induce emociones impetuosas en el auditorio.
(4) Será preciso distinguir entre una mera habilidad o destreza o “arte”, adquirido por entrenamiento o estudio, y la inspiración divina. Sólo esta última hace al poeta o al músico.
Si validamos la teoría de la inspiración y el delirio, pero sin aceptar su origen divino, arribamos en el acto a la inferencia de que el arte es autoexpresión o, más precisamente, autoinspiración y expresión y comunicación de emociones. En otras palabras, tocaríamos los límites de una teología sin Dios, dentro de la cual la esencia oculta y la naturaleza del artista reemplazan el lugar de los dioses.
En tal caso, el artista, digámoslo más claro, se inspira a sí mismo. Este es el campo de una teoría subjetivista de la creación artística —defendida por Benedetto Croce y R. George Collingwood— que define el arte como autoexpresión o la expresión de la personalidad del artista, o quizás la expresión de sus emociones. En el otro extremo, la teoría objetivista (basada parcialmente en el punto 3 de Platón en ‘Ion’, sobre la idea de que el artista y el auditorio están emocionalmente conmovidos “por la obra de arte en sí”, antes que por la resonancia simpatética del artista) propone que la poesía o la música son capaces de describir o pintar o dramatizar escenas que tienen significación emocional, y que incluso pueden representar o describir emociones como tales. La obra es, per se, la principal responsable de las emociones del músico, más bien que el caso contrario. Esta idea, que jugó un papel importante en el surgimiento de la ópera y el oratorio, constituía ciertamente una hipótesis aceptable para Bach y Mozart. De igual modo, la tesis objetivista de la creación musical parece perfectamente compatible con la teoría de Platón —expuesta en la República y en las Leyes— de que la música tiene el poder de provocar emociones y de calmarlas (como una canción de cuna), e incluso de formar el carácter de un individuo. Ciertos tipos de música, pensaba Platón, hacen surgir en el hombre la cobardía o el valor. Lo convierten en un semidiós o en una bestia, en un gigante o en un enano, en una deidad o en un renacuajo. Platón, sólo Zeus lo sabrá, tal vez no exageraba. l
Johann Sebastian Bach. F.E.
Ludwig van Beethoven. F.E.
Platón. F.E.
PUCMM: 63 años al servicio de la verdad, la ciencia, la Iglesia y la sociedad dominicana
DR. WILSON ENRIQUE GENAO
PROFESOR INVESTIGADOR DEL CENTRO DE
ESTUDIOS CARIBEÑOS WilsonGenao@pucmm.edu.do
La Universidad no es extraña al ser y quehacer de la Iglesia católica. Las funciones y el papel que deben desempeñar en el mundo moderno ha sido un tema constante en la Iglesia. El Concilio Vaticano II abordó la misión de las universidades católicas en la declaración Gravissimum Educationis (Sobre la educación cristiana), promulgada por el papa San Pablo VI en 1965 donde se aboga por la investigación y la comprensión científica en diversos campos.
San Juan Pablo II abordó la cuestión en diversos documentos, especialmente en la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae (Sobre las universidades católicas) publicada en 1990. En ella estableció que la universidad católica “es una comunidad académica, que, de modo riguroso y crítico, contribuye a la tutela y desarrollo de la dignidad humana y de la herencia cultural mediante la investigación, la enseñanza y los diversos servicios ofrecidos a las comunidades locales, nacionales e internacionales” (No. 12).
Benedicto XVI en la Constitución Apostólica Veritatis Gaudium (Sobre las universidades y facultades eclesiásticas) invita a las universidades a ser una comunidad de estudio, de investigación y de formación. En su discurso a los participantes en el Congreso Mundial de Pastoral para los Estudiantes Internacionales señaló que “las universidades y las instituciones católicas de educación superior están llamadas a ser laboratorios de humanidad, ofreciendo programas y cursos que estimulen a los jóvenes estudiantes no sólo en la búsqueda de una cualificación profesional, sino también de la respuesta a la demanda de felicidad, de sentido y de plenitud, que anida en el corazón del hombre” (2011, Párr. 4).
El papa Francisco de igual forma abordó el tema en múltiples encuentros. En su discurso a la delegación de la Villanova University de Filadelfia en 2018 planteó que las “universidades por su naturaleza están llamadas a ser laboratorios de diálogo y de encuentro al servicio de la verdad, de la justicia y de la defensa de la dignidad humana en todos los niveles” (Párr. 3).
León XIV en su mensaje de apertura de la 28ª Asamblea General de la Federación Internacional de Universidades Católicas en México destacó que las “universidades católicas están llamadas a convertirse en itinerarios de la mente hacia Dios… no tenemos que alejarnos de Cristo para conversar de manera respetuosa y fecunda con otras escuelas del saber” (2025, Párr. 4).
La Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra que el pasado 9 de septiembre cumplió 63 años ha sabido cum-
plir con esas funciones y ha sido fiel a su misión de buscar soluciones científicas a los desafíos que enfrenta el pueblo dominicano y su entorno global, formando profesionales líderes, dotados de principios éticos, humanísticos y cristianos, necesarios para el desarrollo material y espiritual de la sociedad.
El 9 de septiembre de 1962 la Conferencia del Episcopado Dominicano fundó en Santiago de los Caballeros la Universidad Católica Madre y Maestra. Se denominó Madre y Maestra como homenaje a la encíclica del papa San Juan XXIII en cuyos principios fundamentales se inspira. Fue reconocida por el Estado Dominicano en virtud de la Ley No. 6150, del 31 de diciembre de 1962 convirtiéndose en la primera institución de educación superior de carácter privado del país. En 1981 se creó el Recinto Santo Tomás de Aquino en Santo Domingo (hoy Campus de Santo Domingo) y fue erigida canónicamente Católica y Pontificia mediante el decreto No. 1504/86/26, del 9 de septiembre del año 1987, de la Congregación para la Educación Católica. Durante sus 63 años ha contribuido con el desarrollo del país. Se ha destacado como un espacio de diálogo para diversos sectores sociales actuando como una impulsora de la participación ciudadana. Con más de 103 mil egresados ha formado generaciones de profesionales (armonizando formación profesional, conocimiento humanístico con la dimensión espiritual, el acervo cultural y el desarrollo físico) que hoy lideran diversos sectores de la sociedad dominicana.
En su condición de Universidad Católica y Pontificia, comprometida con la formación integral y el desarrollo sos-
tenible de la sociedad, ha desarrollado múltiples actividades académicas, pastorales, deportivas y culturales y ha desarrollado y desarrolla programas comunitarios para la educación y prevención de problemas sociales, medioambientales y de salud en las zonas más vulnerables del país.
Ha desarrollado más de 160 programas, más de 10 programas de postgrado con doble titulación, 20 programas de grado con doble titulación, en respuesta a las necesidades de desarrollo del país, a través de una formación integral, promoviendo en sus estudiantes valores cristianos y principios éticos y morales. Eso incluye la formación académica de alto nivel y el fortalecimiento de la investigación y la producción científica a través de los programas de doctorado en Historia del Caribe, Estudios del Español: Lingüística y Literatura, Derecho (en convenio con la Universidad Externado de Colombia) y el doctorado en Psicología Clínica y de la Salud.
La PUCMM ha ido consolidándose como una institución pionera en múltiples áreas del quehacer académico y científico. En el 2011 fue la primera universidad del país en inaugurar un Laboratorio Nacional de Nanociencia y en 2013, obtuvo la primera patente internacional registrada por una universidad dominicana. Entre otros múltiples logros es la universidad número 1 en República Dominicana en el Ranking Times Higher Education (THE) Latin America 2024 y 4 en el Caribe; número 1 en el país en el Ranking QS World y QS Latin America & The Caribbean 2025 y en UniRanks 2025 figura como la única universidad dominicana incluida, ubicada en el pues-
to 53 de América Latina. Los logros alcanzados (resultado del compromiso de todos los actores de la comunidad universitaria a lo largo de su historia) y los múltiples desafíos del presente son motivos para seguir trabajando por la excelencia académica al servicio de la verdad y la ciencia. ¡Felicidades, Madre y Maestra!
Referencias bibliográficas
Benedicto XVI. (2011). Discurso del santo padre Benedicto XVI a los participantes en el Congreso Mundial de Pastoral Para los Estudiantes Internacionales. https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2011/december/ documents/hf_ben-xvi_spe_20111202_ pastorale-studenti.html Francisco. (2018). Discurso del Santo Padre Francisco a una delegación de la de la Villanova University de Filadelfia. https://www.vatican.va/content/ francesco/es/speeches/2018/april/documents/papa-francesco_20180414_universita-villanova.html
Juan Pablo II. (1990). Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae. https:// www.vatican.va/content/john-paulii/es/apost_constitutions/documents/ hf_jp-ii_apc_15081990_ex-corde-ecclesiae.html
León XIV. (2025). Mensaje del Santo Padre León XIV a los participantes en la 28.ª Asamblea General de la FIUC (Federación Internacional de Universidades Católicas). https://www.vatican.va/ content/leo-xiv/es/messages/pont-messages/2025/documents/20250721-messaggio-fiuc.html. l
Centro estudios caribeños. PUCMM.
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OGM
Central de Datos
Juan Bosch recibe honores en México en medio de tensiones políticas en RD
En su primera visita oficial como presidente, Bosch fue recibido con ovaciones y actos solemnes en las celebraciones del aniversario de la independencia mexicana en 1963
SERGIA MERCADO smercado@elcaribe.com.do
El 13 de septiembre de 1963, el presidente dominicano Juan Bosch emprendió un viaje oficial a México que se extendería por tres días, respondiendo a la invitación de su homólogo Adolfo López Mateos para participar en las celebraciones de la independencia mexicana. Acompañado de su esposa, Carmen Quidiello de Bosch, y de una comitiva de 26 personas, Bosch se convirtió en el primer jefe de Estado dominicano en asistir a esos actos en más de medio siglo, en un momento en que el país apenas estrenaba su vida democrática.
La Zona Retro de hoy recuerda aquel viaje realizado de Bosch hace 62 años, en el que estrechó aún más las relaciones diplomáticas con el hermano país mexicano.
Despedida solemne en Santo Domingo De acuerdo a recortes de la prensa de septiembre de 1963, la partida de Bosch desde la Base Aérea de San Isidro estuvo cargada de simbolismo. Allí lo despidieron miembros de su gabinete, el cuer-
po diplomático acreditado en el país, oficiales de alta graduación de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, así como integrantes del Consejo Directivo del Partido Revolucionario Dominicano (PRD). La guardia presidencial, con uniforme azul y blanco, rindió honores mientras una salva de 21 cañonazos acompañaba el inicio de la travesía.
El presidente se mostró cercano con quienes acudieron a despedirlo y, en tono de humor, comentó a la prensa: “espero que cuando retorne los periodistas dominicanos sean menos preguntones”. Luego, reflexionó sobre el viaje y lo que significaba para él: “De manera personal me complace ir a Ciudad México, que considero, entre las que he visitado, una de las más bellas del mundo”.
En sus palabras recordó también la historia compartida de dictaduras: “México, al igual que República Dominicana, padeció una dictadura de 30 años tan largos como sufridos”, dijo, en clara alusión a Porfirio Díaz y a Rafael Leónidas Trujillo.
Durante su ausencia, el vicepresidente Armando González Tamayo quedó al frente del Poder Ejecutivo, de acuerdo con lo establecido por la Constitución.
Un recibimiento histórico en México Bosch arribó al Aeropuerto Central de
“Ha llegado el momento de ordenar nuestras ideas reanudando así el diálogo largamente interrumpido entre los pueblos de México y República Dominicana”. Y agregó: “Nosotros estamos dispuestos, si ustedes fuere deseable y conveniente, en llevar adelante… un amplio programa de cooperación general entre nuestros dos países”.
Agenda oficial y actos simbólicos
Durante los días siguientes, Bosch participó en varios actos conmemorativos. Colocó una ofrenda floral en la Columna de la Independencia, acompañado de batallones de la Marina y funcionarios de ambos países. La corona, elaborada con flores naturales, representaba la bandera y el escudo dominicanos.
El mandatario también recorrió proyectos habitacionales construidos por el Instituto Mexicano del Seguro Social. En la “Unidad Independencia”, compuesta por 2,500 viviendas, visitó la casa de una viuda madre de ocho hijos, gesto que reflejó su interés en observar iniciativas que pudieran inspirar programas similares en la República Dominicana.
Bosch asistió además a una función del Ballet Folclórico Mexicano, visitó la Ciudad Universitaria, compartió con el rector Ignacio Chávez y conoció modernas barriadas para trabajadores. En cada acto recibió aplausos y muestras de simpatía, saludando a la multitud con las manos en alto.
Bonnelly defiende la gestión del Consejo de Estado
México el 14 de septiembre, cerca del mediodía. La escena fue descrita por la prensa como una impresionante ceremonia cívico-militar, el mandatario dominicano fue recibido con una salva de 21 cañonazos, los himnos de ambas naciones y la ovación de miles de personas que coreaban “¡Viva Bosch y viva República Dominicana!”.
El presidente López Mateos lo recibió con un abrazo en la alfombra roja y destacó: “Saludamos al primer presidente dominicano que visita México en funciones de su alta investidura”. A lo que Bosch respondió emocionado: “Todos en cuanto creemos en las libertades públicas y la justicia social consideramos a México como el hogar de nuestros mayores. Madero y Zapata fueron los padres de la revolución democrática en la América Latina”.
Ese mismo día, la primera dama mexicana, Eva Sámano de López Mateos, recibió a Carmen Quidiello en la residencia presidencial de San Jerónimo. Durante el encuentro, la esposa del presidente Bosch obsequió un collar de ámbar a la primera dama mexicana, en un gesto de amistad y diplomacia entre ambos países. Por la noche, en Los Pinos, el presidente anfitrión ofreció un banquete a Bosch, a su esposa y a la delegación dominicana. Allí, López Mateos expresó:
Mientras Bosch recibía honores en México, en la República Dominicana el expresidente del Consejo de Estado, Rafael F. Bonnelly, tomó la palabra para responder a las críticas del mandatario sobre un supuesto déficit heredado al asumir el poder. En un extenso discurso televisado, Bonnelly explicó que el presupuesto dejado por su administración no representaba una obligación inalterable para el nuevo gobierno, ya que este podía ajustarlo a través del Congreso. “No podía decirse que había déficit en un presupuesto hasta que no concluyera el año fiscal”, enfatizó.
El exmandatario también se refirió a la producción y venta de azúcar, usando los propios informes de la Azucarera Haina para demostrar que los resultados económicos no se debían a su gestión. Señaló que los contratos firmados durante su administración fueron responsables de las mejores ventas del año y que los recursos disponibles fueron utilizados con fines sociales y productivos. “Todas las erogaciones estaban justificadas o destinadas a calmar el hambre del pueblo y combatir el desempleo”, aseguró, dejando claro que la administración del Consejo de Estado actuó con transparencia y responsabilidad.
Con estas declaraciones, Bonnelly no solo desacreditó las acusaciones sobre déficit, sino que ofreció un panorama detallado de cómo se manejó el presupuesto y las decisiones económicas de su gobierno, reafirmando que la gestión del Consejo de Estado buscaba priorizar el bienestar de la población y la estabilidad económica del país. l
El presidente Juan Bosch junto a su homólogo Adolfo López Mateos a su llegada a México. OGM
Las vainas de Mercader
El fantasma de la Mona Lisa
JOSÉ MERCADER
666mercader@gmail.com
En agosto no se ve un alma en las calles de París, pero Louis Beroud llegó temprano, una mañana gris, al Louvre.
La calesa permaneció allí hasta que el cochero bajara “touts les affaires” que él necesitaba para instalarse, como cada lunes, a reproducir obras o a preparar los fondos con pinturas clásicas para sus retratos.
Después de la maleta con sus óleos, pinceles y aceites, el cochero volvió por su caballete y el canvas.
Su sonrisa debajo de sus puntiagudos bigotes se asemejaba a la de la Mona Lisa, pero la que Marcel Duchamps pirateó e hizo pasar como obra de arte. Sus pasos eran una fábrica de pisabas que se multiplicaban en el eco de aquel pasillo infinito. Al pasar frente a la Gioconda, la vio como siempre, aunque ella no estaba. Él, acostumbrado a verla ahí, entre “La boda mística de Santa Catalina de Alejandría” pintada por Correggio y “La alegoría de Alfonso”, obra de Tiziano Vecellio, vio el fantasma de la modelo de Lionardo y que según Roberto Zapperi, no era la mujer de ningún Giocondo (“Adios a la Mona Lisa”).
Ese lunes 22 de agosto, el museo cerró y solo se permitía la entrada a pintores que lo visitaban para copiar y estudiar los maestros que Picasso y Apollinaire deseaban fueran quemados para darle paso a la mierda disfrazá de modernidad.
Fue cuando Beroud acotejaba el canvas, en el caballete, que se dio cuenta de que vio visiones y que la Gioconda no estaba en su lugar.
El huequito mostraba cuatro clavos pero Beroud no se alarmó porque era normal quitar un cuadro para tomarle fotos o hacerle algún pequeño retoque.
El robo en realidad fue cuando Vicenzo Peruggia se escondió y amaneció en el museo entre domingo y lunes temprano.
A pesar de las nuevas técnicas antrométricas del detective y jefe de la sección de robos, Alphonse Bertillon y las dactiloscópicas de Ivan Vucetic, el ladrón se quedó dos años dejando que el fantasma de la Mona Lisa recibiera los 100 mil visitantes que venían cada mes a verla.
El cuento de Vicenzo, en los tribunales, de su patriotismo y de querer “devol-
ver a su Italia” algo que Napoleón no robó, porque no le tocó, hizo que los jueces lo dejaran libre.
Lo que Peruggia hizo ni él mismo se dio cuenta porque lo importante de esa historia no es ni la recuperación del cua-
dro ni haber capturado a Arsène Lupin y menos a Omar Sy.
Con el robo de la Mona Lisa coinciden algunas apariciones técnicas que combinadas crearon: 1° el mayor mecanismo de valoración artística y, 2° el mayor instrumento para querer matar el Arte y crear el engaño del “arte contemporáneo”
1° Todas las obras de Lionardo da Vinci tenían un valor inmenso y un atractivo, pero el robo hizo que la curiosidad se despertara y lo valorara a una cifra que una obra nunca tuvo.
2° La lección de la desaparición de la Gioconda que apareció en todos los periódicos donde las noticias se difundían por el mundo, le enseñó al “Capitalismo salvaje” la importancia de la publicidad del arte mezclado con cualquier escándalo. Mientras mayor sea, mayor el valor de la “obra”.
El próximo escándalo fue la aparición del cubismo y, de buenas a primeras, Picasso se convirtió en famoso y millonario y, a partir de ahí, todos los saltos que dio “La Historia del Arte” no tuvo que ver con Arte, ni belleza, ni pamplinas… tuvo que ver con ESCÁNDALOS y una buena inversión en “críticos” de alabanzas, como si fueran rezadores de alquiler de cualquier velorio de pobre.
De Picasso pasamos a las infantiles pinturas de Miró, el cuadrito negro de Malevich, el orinador de Marcel Duchamps, los rostros embarraos de Francis Bacon, los chorros y salpiques de Pollock, los rolos de Rothko capaz de fabricar 50 “obras” por día para que no se quedara ningún museo sin ellas; las etiquetas de Warhol, las líneas de Stella, las figuras pankinsónicas de De Kooning, los troncos del piloto nazi Beuys disfrazado
de escultor, los garabatos de Basquiat, el Zapata maricón, escándalo buscado tanto por gloria como por mariconería que, por lo menos, tenía una factura pictórica, un trabajo artístico, que no tiene nada que ver con el tema; las calabazas con viruelas de Yayoi Kusama.
Pero ninguno hubo que robarlo, con tan solo difundirlos a los 400 vientos y en todos los periódicos y revistas, más las mentirosas y fingidas subastas, donde los cuadros los compran ellos mismos, para hacer creer que existen “personas pensantes” que pagan varios millones por basuras.
Y así llegamos hasta el “guineo de Cattelan”, a una élite mitómana, que se cree el cuento falso que ellos mismos crearon, un verdadero atentado a la inteligencia humana y na que ver con “open mind”, pero sí con esnobismo y esa maldita vanidad de la filosofía del Yo-yo.
La falsedad llegó tan lejos que se inventó que hubo un tal Valfierno, “autor intelectual” del robo del Louvre y, que a fuerza de repetirlo, ya hoy se afirma como un hecho.
El cuento salió por primera vez en el Saturday Evening Post, como una creación de Carson Morton, cuando la prensa de Randolph Hearst se especializó en inventar situaciones sensacionalistas para, explotando el morbo humano, sacarle beneficios a sus publicaciones que pasaban de las dos docenas.
A ellos solo les importaban las ganancias y que la VERDAD y el ARTE se fueran al carajo.
Parece como si las declaraciones de Mark Twain “...no dejes que la verdad se interponga en el camino de una buena historia”, cobró fuerza y vigencia.
Que el segundo retrato del Dr. Gachet de Van Gogh resultara ser falso y hecho por el mismo doctor, no importó ni varió el valor de 80 millones que ya el mercado le había etiquetado.
La “palmita” de la Bienal dominicana, otro escándalo que, inequívocamente, evoca la Era, es una extensión del guineo y un mal mensaje a nuestras escuelas de Bellas Artes y a la sociedad. También a los viveros. Ello hace pensar al premio a Vargas Llosa y las vacaciones en París de José Antonio.
Louis Beroud pintó tantas Giocondas como pudo, todas, debido al escándalo, a un alto precio del que el propio fantasma de la Mona Lisa se ríe a carcajadas.
¡Oui Monsieur! l
Mona Lisa en el Louvre antes del robo. F.E.
Mona Lisa. F.E.
Vicenzo Peruggia por Mercader. F.E. Alphonse Bertillon. F.E.
Lionardo le da a François I la Gioconda. F.E.
Museo del Louvre en Paris. F.E.
El hueco de la Mona Lisa en el Louvre. F.E.
CERTIFICO Y DOY FE
Religión pura y problemas socioeconómicos
RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO
ARZOBISPO DE SANTIAGO
Introducción
Hay una frase en un escrito del Nuevo Testamento (hacia el año 60 de nuestra era), en la Carta del Apóstol Santiago concretamente, que no llega a ser una definición completa de religión; pero que acentúa unos aspectos significativos sin los cuales la práctica de la religión carece de sentido: “La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo” (Cap. 1, 27).
“Visitar” significa, en el contexto bíblico, hacerse presente para acompañar y aportar algo a la solución de un problema.
“No mancharse las manos con este mundo” quiere decir, en otras palabras, “no corromperse”, “no caer en la corrupción”; no significa alejarse del mundo, si
no vivir en él aceptando y promoviendo todo lo bueno que contiene y rechazando “lo manchado de él”, “lo que corrompe”.
1. Si abrimos nuestros ojos y nuestros horizontes, descubriremos que, a parte de los huérfanos y viudas tradicionales, aparecen unos nuevos y modernos: los niños de las calles y de los alcantarillados son huérfanos de nuevo cuño por razones socioeconómicas; y las madres solas y abandonadas son una versión curiosa de viudez con maridos vivos.
El aporte de soluciones a esta problemática forma parte de la práctica de “la religión pura e intachable” y se le coloca dentro del mandamiento “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
2. En el lenguaje cristiano a esta manifestación religiosa, de amor, de dar solución a los problemas humanos, se le llama “servicio”. Se quiere así ir tras las huellas de Cristo que decía haber venido no para ser servido, sino para servir (Mateo 20, 28).
3. En la vida religiosa se acentúa, igualmente, la oración y la predicación de la Palabra de Dios; pero el sentido de servicio a las necesidades de los seres huma nos es tan claro y tan fuerte, que sin él la oración y la predicación quedarían incompletos; y, a su vez, estas dos dimensiones religiosas refuerzan la búsqueda de un bien común honesto y desinteresado.
4. Los problemas socioeconómicos son tangibles, se pueden medir y piden, por eso, soluciones tangibles, medibles en una planificación, con programas y metas muy concretas para darles soluciones adecuadas.
Sin embargo, en el fondo, nuestros problemas sociales, económicos y políticos son problemas espirituales, porque sus orígenes y sus soluciones están en el interior del hombre: “porque de dentro del corazón del hombre salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfrenos, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro del hombre y lo hacen impuro” (Mateo 7, 21-23).
“Salen de dentro” por decisión de la voluntad, por debilidad, por una educación deformada, por la causa que fuere. Pero, en cualquier caso son maldades que hacen a un hombre “impuro”, religiosamente hablando, y causante de males socioeconómicos.
5. En la búsqueda de solución a toda la problemática nacional se pueden atacar los problemas en sí tal y como se presentan. Pero, ciertamente, no se resolverán a profundidad hasta que no se ataque las raíces espirituales que están en el fondo de ellos, “porque de dentro del cora-
zón del hombre salen los malos propósitos y las maldades”.
6. Para practicar una “religión pura” es necesario atender a huérfanos y viudas, en sus modalidades viejas o nuevas, y no dejarse implicar en la corrupción, cual quiera que esta sea. Es un servicio invaluable. Pero otro servicio inapreciable, el que va al fondo de las cosas, el que ataca la causa de los males, es el servicio espiritual, el que busca la conversión y el cambio interior de los hombres.
7. Lanzar pedradas verbales contra los males sociales o contra los hombres que los causan, conduce a poca cosa. Insultarse o acusarse mutuamente tampoco resuelve.
Visitar huérfanos y viudas, hacer programas para resolverlos y buscar la transformación interior de los seres humanos, ahí está la religión pura, la que aporta soluciones a los problemas socioeconómicos.
Conclusión
CERTIFICO que el contenido de este trabajo fue extraído de mi libro “Valores y virtudes”, páginas 29-32.
DOY FE en Santiago de los Caballeros a los doce (12) días del mes de septiembre del año del Señor dos mil veinticuatro (2024). l
10 Cultura
crítica arte
LILIAN CARRASCO
lilycarrascor@hotmail.com
El arte del concepto
La mirada no debe reducirse a una sola forma ni a un único canon. El arte ha sabido expandirse para incluir lenguajes que desbordan las pinturas y las esculturas tradicionales, hasta abarcar expresiones conceptuales. Esa pluralidad no resta valor; por el contrario, amplía el horizonte de lo que entendemos como creación artística.
La obra no siempre y únicamente reside en el medio, sino también en la idea que lo sostiene. Las vanguardias del siglo XX abrieron un camino en el que el gesto, el concepto y la reflexión crítica podían ser tan o más significativos que el soporte. Esa apertura permitió que generaciones de artistas replantearan lo que significa crear, asumiendo la práctica artística como un espacio de pensamiento y cuestionamiento de la realidad.
La historia del arte nos enseña que cada época ha vivido tensiones entre lo tradicional y lo novedoso. Lo que en un mo-
crítica
ETZEL BÁEZ etzelbaez@gmail.com
Ethos
Del libro vive
desde mi ventana
mento fue motivo de escándalo —impresionismo, cubismo, arte abstracto— hoy se reconoce como parte del patrimonio cultural universal. La resistencia inicial suele ser la antesala de un proceso de asimilación más profundo, donde la diversidad de miradas se convierte en riqueza compartida.
En ese sentido, lo valioso del arte contemporáneo no es que todos lo entendamos, sino que nos invita a pensar, a dialogar y a confrontar nuestros propios límites de interpretación. El disenso no invalida; por el contrario, enriquece la vida cultural cuando se ejerce con respeto y apertura. Lo que corresponde ahora es transformar la controversia en oportunidad: hacer de este debate un espacio de aprendizaje colectivo y de madurez institucional. Si algo ha demostrado la historia es que el arte, en todas sus formas, sigue siendo un espejo sensible de la sociedad. Y es esa diversidad de lenguajes la que nos recuerda que la cultura no es un terreno cerrado, sino un campo vivo en constante expansión.
Hago un llamado al Comité de la 31 Bienal Nacional de Artes Visuales para propiciar conversatorios sobre historia del arte, estética, fundamentos de la forma y los estudios culturales. l
cine
e producción turca, es una excelente serie con personalidad propia. Expresa enérgicas manifestaciones culturales, tales como sus tendencias ideológicas actuales que se alejan de la secular monarquía otomana. El secularismo (corriente o acción perteneciente o relativa a la vida, estado o costumbre del siglo o mundo y, por tanto, que no tiene órdenes clericales y es ajena a las prácticas y usos religiosos) y el nacionalismo turco que crea a la República de Turquía son sus estandartes que permean su sociedad y su expresiva identidad cultural como tela de fondo. Con personajes bellamente caracterizados, de estética y lenguaje sensiblemente distanciados de lo acostumbrado a ver en Occidente. Entonces, la serie se inclina sobre la condición de la mujer turca, que en líneas generales es su común lucha por ser persona que merece respeto, consideración y aquiescencia de su lugar como ente social. Para lograr su objetivo, la construcción de su narrativa empieza por presentar el caso de una chica que se desmaya; pasa a contar la historia desde un año atrás: Un grupo de personas en Estambul supera sus límites socioculturales y encuentra una conexión entrelazando sus miedos y aspiraciones. La narrativa se concentra en
obtener todo su material a partir de las muestras que recoge mediante las motivaciones, gustos, conducta, educación y respuestas ideológicas en los vasos comunicantes de la sociedad que son las relaciones y las familias. Muy bien logrado el entrelazamiento de las historias de los personajes con el fin de deleitar y agradar y absorber nuestra atención (que ya al final del primer episodio logra fomentar la curiosidad). El uso del pañuelo en la cabeza por parte de la mujer común turca se usa como un leitmotiv para introducir, apurar o solventar conflictos; permite construir una cinematografía rica en lenguaje cinético y en actuación. Sobre todo en este aspecto, las performances son dirigidas con ingenio y ciertos gestos muy bien estudiados dan el toque perfecto para atraer cuestiones temáticas en las que un gesto simple, pero enfocado en primeros planos, complementa tramas, conductas, decires, pareceres, y va hilando el tema. Observación: ethos es el espíritu que permea a un grupo social, un conjunto de actitudes y valores, de hábitos arraigados en el grupo. En las sociedades siempre hay ethos dominantes y ethos dominados. El foco de la serie va dirigido a generar debates, a poner todo en tela de juicio dentro de un ethos obviamente filosófico. Con ese título en Netflix, o como Nos Conocimos en Estambul. l
HHHHH GÉNERO: Thriller. DURACIÓN: 8 episodios de 50 minutos c/u
FRANK NÚÑEZ fnunez01@gmail.com
Noviazgo de Duarte novelado
En una entrega anterior comentábamos la descripción plasmada por la periodista y escritora Emilia Pereyra en su reciente novela Cuando gemía la Patria, sobre una novia que tuvo el patricio Juan Pablo Duarte, de nombre Prudencia Lluberes, Nona, con la que intercambiaba cartas, de las cuales algunas aparecen en la obra. El relato refiere el impacto de Nona en el joven Duarte desde el instante en que la vio por primera vez, cuando “caminaba de manera acompasada, moviendo con gracia su linda pollera de algodón, junto a otra joven por la Calle del Comercio, una mañana dominical, a pleno sol, poco después de que concluyera la misa en la Catedral”.
Como reacción al encanto femenino, el patricio en ciernes indaga sobre el círculo social y familiar con la dama, haciéndole llegar una serie de correspondencias que en principio no logran respuestas. Pero quiso el azar que se encontraran en un mercadillo en el momento que Nona está a punto de caer al tropezar con un vendedor de cajuiles, y es el enamorado que la sostiene “en sus brazos para evitar que cayera”.
“Nerviosa, Nona lo miró sorprendida, y Juan Pablo le sonrió. En aquel instante providencial, le agradeció el gesto. “Qué casualidad, comentó ella. Y él le respondió: “Obra del destino. ¡Quería conocerte, Nona! A ella le pareció una feliz nota musical escuchar su nombre en aquella voz varonil”.
Pereyra le da un trato más terrenal y carnal a la relación de quien fuera luego declarado Padre de la Patria, que el que le dispensara al mismo noviazgo el escritor y político Joaquín Balaguer, en su novela El Cristo de la libertad, aunque la atracción recíproca de los enamorados no pasó de un tórrido epistolario.
Balaguer refiere que Duarte “tuvo en su juventud una novia a la que quiso con ternura, pero que murió soñando con su noche de bodas y suspirando por la guirnalda de azahares”. También destaca que el patriota vivió, como Jesús, “una virginidad sagrada”, que “no conoció mujer alguna”. Son palabras mayores. l
SANTIAGO
ALMADA
salmada@elcaribe.com.do o
La desmemoria de Gustavo
E
l libro de cuentos de Gustavo Olivo; Desde un costado de la (des) memoria, tiene un título tramposo, porque los escritores de por sí suelen ser memoriosos y Gustavo, sabio desgranador de anécdotas y de historias propias y ajenas sabe ejercer a cabalidad el oficio de recordar, como todo buen periodista, curtido en las redacciones y en la vida, testigo privilegiado de las vicisitudes de este país. Los relatos a los que asistimos en estas páginas combinan la frescura de un narrador que a un exquisito manejo de la palabra suma el talento de crear la necesaria dosis de suspenso, junto a la simpleza de una prosa desnuda de artificios, pero rica en detalles colocados en el lugar exacto.
Cada uno de estos cuentos tiene sus virtudes propias, desde la atmósfera de misterio y superstición campesina de La verdadera historia de Lu Bertrand y Pedro el Cruel hasta el tono intimista, casi romántico de La mirada, historias que se disfrutan por la profundidad de la trama y por el “trazado” de los personajes, por el mundo interior que se intuye en cada uno de ellos, sus miedos y contradicciones.
Gustavo Olivo ha tardado un poco en revelarse como escritor, luego de una larga trayectoria como redactor y editor en varios periódicos de esta capital, desde elCaribe hasta Clave Digital y ahora en el portal Acento, donde tiene a su cargo el espacio televisivo A partir de ahora, en el que dialoga con connotados referentes de la cultura dominicana.
Los cuentos de Gustavo tienen un trasfondo de magia elaborada desde una perspectiva muy personal, de alguien que conoce la idiosincrasia del dominicano y que tiene la capacidad, propia del artista, de representarla con suficiente claridad y al mismo tiempo decir a través de lo que sugiere, más que de lo que expresa textualmente. El relato que cierra este libro es un monólogo que retrata de manera magistral una de las pasiones más miserables que puede experimentar un individuo, la envidia, un sentimiento que acaso sea tan común en el mundo en que vivimos, y que mueve a los seres humanos por los extremos imperdonables de la falsa admiración hasta el asesinato.
Asomarse a los cuentos de Gustavo es abrir una ventana al disfrute de la palabra y de la imaginación. l
Cultura
Microcuentos de Alexis Peña
VALENTÍN AMARO
Especial para elCaribe
La gran estafa
Los consumistas entraron en la tienda por una oferta «especial», pero salieron de allí solo con cosas en las manos.
Fantasía
De niño tenía fantasías con Sophia Loren. Un buen día, siendo ya un hombre, se la encontró en la calle. Y aunque al principio ella puso todo tipo de reparos, pues la diferencia de edades era más que notoria: «¡Por Dios… qué diría la gente!», protestaba ella, al final su encanto la venció. Y él pudo por fin hacer realidad su sueño: jugar trúcamelo con su actriz favorita.
El soplador de vidrio
El soplador de vidrio sabe que este es el día que había esperado toda su vida para complacer a su mujer, que siempre se queja con eso de que «en casa de herrero…». Así que cuando ella le pide que le sople en un ojo porque «le ha caído allí una basurita», él aprovecha para hacerle una linda figurita muy a tono con el color azul de sus ojos.
Abaddón
El niño bajó el cristal de la ventanilla del asiento trasero y con su dedito índice iba apuntando a las personas y todo cuanto veía en la calle. «¡Pam, pam!», decía, como
si su mano fuera una Magnum mortal. Al poco rato ya su imaginación había ganado vuelo. «¡Boom!», gritaba, lanzando granadas que alternaba con varios proyectiles, cerrando su ojito izquierdo para aguzar la vista y no errar en el tiro. La travesura del chico divertía a más de un observador, que desprevenidos engrosaban la larga estela de cadáveres, escombros y humareda que iba dejando a su paso.
El eterno retorno
Según todos, aquella extraña sensación de que una desgracia inevitable se avecinaba era culpa del mendigo, que con su desaparición había roto, de alguna manera, el equilibrio de aquel pueblito. Así que, para restablecer el orden natural, el cardenal, el dueño del banco, el gobernador y otras gentes de sociedad, interesados en la prosperidad del lugar, acordaron turnarse para sustituirlo. Mas, el monto de las limosnas era tan alto, la sinceridad de la gente que las daba tan real, y la conformidad de quienes las recibían tan notoria, que no pudieron evitar la tragedia: el pueblo se llenó de mendigos.
Robin de Nottingham
Nunca la tocó. Cuando los invitados al casamiento se marcharon, él la encerró en un calabozo, donde el hambre y la sed la debilitaron poco apoco, hasta que las ratas hicieron el resto. Al fin él podría descansar. La simulación puede extenuar aun al más vigoroso de los miembros de La Resistencia. Pero se requiere de años de entrenamiento para que un forajido de los suburbios de Nottingham pase por
un caballero, y que el rey no repare en que la frase «trataré a su hija como a una princesa», significa lo mismo la promesa de amor de un hombre enamorado, que la amenaza de un resentido homicida.
Área protegida
Cuando el pequeño pueblo llegó al límite de la promiscuidad, el gobernador ordenó construir una iglesia justo enfrente del burdel La Cosa de Lola, para evitar que la gente terminara destruyéndose a sí misma por la influencia de aquel antro. Su plan funcionó, pero justo cuando el propietario anunciaba a sus poquísimos clientes que cerraría sus puertas, un tráiler que había perdido los frenos se estrelló contra la iglesia, matando a todos los fieles. Por eso hoy, después de un mes de la tragedia, La Cosa de Lola es declarada «Área Protegida», según consta en la tarja colocada en la fachada, y precedida por un emotivo discurso del gobernador: el más notable de los sobrevivientes.
Kwai Chang Caine
Un chino entró al bar y pidió un café. Un tipo fortachón que reparó en su presencia lo enfrentó. «¿Qué hace aquí un maldito chino?», dijo, suponiendo que el chino era un comemierda más de los tantos que había echado del bar. «No quiero problemas, amigo; solo deseo tomar mi café e irme», dijo el chino, sin voltearse siquiera, y sin inmutarse lo más mínimo. «¡Mil pesos a que le parten el culo al chinito!», propuso uno, comparando la apariencia enclenque del chino con la figura imponente del fortachón. «¡Hecho!», aceptó el otro, que con los años había aprendido a dudar de lo obvio. El fortachón avanzó hacia el chino, que consciente de sus intenciones, se puso de pie y le esperó sereno, colocando lentamente la taza sobre la barra. Y, contrario a lo que la mayoría esperaba, el fortachón molió a golpes al chino, que no sabía nada de artes marciales.
Hulk: «¡No me hagas reír!»
«El experimento consiste en exponerte a otra radiación de rayos gamma, pero en esta ocasión cuando estés convertido en Hulk, de tal manera que los efectos del enojo dejen de activar las hormonas mutantes que te transforman del apacible Bruce Banner en el temible monstruo verde», le explicó Tony Stark. La prueba fue todo un éxito, y para descartar cualquier variable, el doctor Banner fue sometido a todo tipo de situaciones hostiles, algunas de las cuales podían ser calificadas de verdaderas torturas, a los fines de verificar que la ira ya no tenía ningún efecto sobre su estructura molecular. Una gran alegría invadió a Bruce, que reía y reía casi al borde del paroxismo, al verse por fin libre de la maldición de tener que pasarse la vida huyendo de la ley y lejos de su amada Betty Ross. Y reía y reía y reía, mientras abrazaba a su salvador, Tony Stark, que asombrado presenciaba cómo, a medida que la alegría embargaba a su amigo, este se iba transformando en un hermoso monstruo rosa. l
ConCierto Sentido
El coreano que lidera el streaming
EDITOR DIGITAL
Cuando un gran artista interpreta música de mala calidad, puede ser un acto de autocomplacencia o una revelación impactante. Me tomó tres escuchas descubrir cuál era. Tchaikovski escribió doce piezas para piano para cada mes del año para su publicación en números serializados de una revista de San Petersburgo. El editor añadió un poema a cada pieza sin la participación del compositor. Eso es un hecho comprobado.
Ahora, Yunchan Lim, a quien conocimos en República Dominicana en 2023 en la Gala de Ganadores Van Cliburn organizada por la Fundación Eduardo León Jiménes y la Fundación Sinfonía, repasa esa bitácora en Tchaikovsky: The Seasons (2025) que, al momento de esta columna, es el album nº1 de Apple Classic. Una fábula que relata cómo la suite describe el último año de la vida de un hombre, un desapego gradual. Tchaikovski, quien por aquel entonces estaba en plena composición de El lago de los cisnes, aún tenía casi dos décadas de vida y ningún pensamiento acuciante sobre la muerte.
¿Qué decir del disco? Yunchan Lim, ganador del concurso Van Cliburn 2022, es el pianista más fascinante y etéreo que ha surgido en más de una década. Hasta la fecha, no ha fallado en ningún disco en las grabaciones que marcaron época de Rachmaninov y Chopin.
En el segmento de enero de The Seasons, roza el kitsch, pero eso es más culpa de Tchaikovski que suya. En marzo, ofrece una interpretación de asombro e ingravidez, como una pluma sobre la nieve derretida. Junio se sitúa entre la esperanza y la tristeza. Agosto es una carrera descontrolada, una huida de algo, posiblemente de la razón. Octubre es una nube de genio, el bis favorito de Rajmáninov. Los dos últimos meses ofrecen una resolución, quizás no tan convincente. l
Alexis Peña. F.E.
ANDRÉS TOVAR
12 Cultura
Luis García Montero y la poesía de la experiencia
MARINO BERIGÜETE
Poeta m.beriguete@gmail.com
Conocí la poesía de Luis García Montero antes de reconocerla, porque hay palabras que se nos aparecen como rumores que no comprendemos, como melodías que creemos pasajeras y que más tarde descubrimos que son la música de nuestra propia vida, y aunque había encontrado sus versos en alguna antología, en revistas que recogen las voces de un tiempo, no fue sino en una tarde hondureña, conversando con el poeta Rolando Kattán, cuando esas tres palabras, “la poesía de la experiencia”, me sonaron no como una definición ni como una etiqueta, sino como un destino, y en la voz de aquel poeta hondureño había menos el tono frío de la clasificación que la calidez de quien comparte un secreto, la certeza de que allí no se nombra una escuela ni un método, sino una manera de vivir la poesía y de vivir la vida. Esa misma noche, obedeciendo a lo que sólo puede llamarse un presentimiento, busqué los poemas de García Montero, y no comencé por los estudios críticos ni por los prólogos que explican lo que nadie puede explicar, porque la poesía no se revela en la teoría sino en la respiración de los versos, y allí estaban: calles, habitaciones, conversaciones, escenas de lo común, pero que bajo la luz de la palabra adquirían una dimensión de revelación, como si la realidad, al ser nombrada, se recordara a sí misma en lo que tiene de esencial. Y comprendí entonces que estaba ante una poesía que no se escribía contra la vida, ni por encima de ella, sino desde la vida misma, con la fidelidad de quien sabe que la presente basta, que el instante cotidiano puede contener, como una semilla, todo lo absoluto.
Ese hallazgo me arrastró, como arrastran las verdaderas revelaciones, a una fiebre de lecturas. Me encontré entonces con Ángel González, cuya melancolía se iluminaba siempre con una ternura irrenunciable; con Jaime Gil de Biedma, que en su ironía demoledora había hecho de la biografía un espejo generacional; con Benjamín Prado, cuya voz tenía la cercanía de una conversación nocturna entre amigos. Todos ellos parecían responder a una misma intuición: devolver a la poesía su respiración natural, salvarla de la solemnidad que la convierte en mausoleo, arrancarla de la abstracción que la disuelve en humo y devolverla al aire cercano de la conversación. No se trataba
de negar la tradición, sino de renovarla, de recordarnos que la poesía no se refugia en lo extraordinario, sino que revela lo extraordinario en lo común.
La confirmación definitiva llegó en Santo Domingo, en un encuentro de Centroamérica Cuenta, donde escuché a García Montero leer sus propios versos, y fue allí donde supe que lo que había sentido en la lectura era apenas una parte de lo que transmitía su voz. Tenía la serenidad de quien sabe que el dolor no necesita solemnidad, la ternura de quien entiende que la intimidad también es un acto político, y hablaba no como un esteta distante sino como un ciudadano entre ciudadanos, como alguien que conversa y confía. Cada poema era una confidencia compartida, una invitación a reconocerse en lo que parecía personal y terminaba siendo común. Y comprendí entonces que aquella expresión, “poesía de la experiencia”, no designaba una técnica ni una corriente literaria, sino una manera de estar en el mundo: la convicción de que lo vivido es materia suficiente, de que el presente no necesita adornos para volverse profundo, de que el poema no inventa mundos ideales, sino que ilumina la intensidad secreta del mundo real. Pero toda corriente nueva es también herencia, y la poesía de la experiencia hunde sus raíces en voces anteriores. En Antonio Machado, que supo unir paisaje y conciencia, y que descubrió que un hombre caminando por los campos de Castilla es también un hombre caminando por su conciencia; en Luis Cernuda, que nos mostró que la intimidad desgarrada puede tener la resonancia de la eternidad; en los poetas sociales de posguerra, que devolvieron a la poesía el tono de lo cívico, la misión de hablar desde la historia. Sin embargo, en los años ochenta, García Montero y los suyos dieron un giro decisivo: introdujeron el tono conversacional, la ironía discreta, la intimidad sin adornos, y consolidaron una voz que podía unir memoria y actualidad, lo personal y lo colectivo, la ternura de lo íntimo y la vigilia de lo histórico. Ángel González había mostrado ya que la sencillez
la poesía a sus orígenes: el diálogo. Su tono conversacional rompe la distancia entre poeta y lector, y convierte cada poema en confidencia, en relato compartido, en palabra cercana. Por eso su poesía recuerda a veces la oralidad de los trovadores antiguos o la sencillez de la lírica popular, pero no como nostalgia sino como renovación, porque la poesía solo está viva cuando dialoga con su tiempo. Y en esa oralidad hay algo de regreso a la raíz: la certeza de que la poesía nació en la voz y no en la página, nació en la conversación y no en la teoría.
podía ser luminosa, Gil de Biedma que una biografía privada podía convertirse en metáfora de un país, y García Montero reunió esas lecciones en una voz que entendió que no hay que buscar lo extraordinario en lo lejano, sino en lo cercano, que, en una calle cualquiera, en una casa cualquiera, en una conversación cualquiera, laten las preguntas más antiguas sobre el tiempo, el amor, la pérdida, la fragilidad de la memoria. Y en sus versos se confirma que lo íntimo y lo cívico no son dos ámbitos separados, sino dos caras de la misma moneda. El poeta que habla de una cama compartida es también el ciudadano que reflexiona sobre la historia y sobre las injusticias, no desde la proclama ni desde la consigna, sino desde la convicción de que lo personal es político, de que en cada gesto íntimo resuenan las tensiones de lo colectivo. Así, una casa puede ser metáfora de un país, un jardín puede ser metáfora de la esperanza, una conversación familiar puede iluminar un destino histórico. No se puede vivir de espaldas a la historia, nos dice su poesía, pero tampoco se puede vivir sin el consuelo de lo íntimo, y en esa doble lealtad, la de la memoria colectiva y la de la vida privada, está la fuerza de su voz. Nada revela tanto su poética como su manera de hablar del amor. No es el amor idealizado del romanticismo, ni el amor abstracto de ciertas vanguardias, sino el amor concreto, un viaje en tren, una conversación de madrugada, una habitación de hotel convertida en isla. Ese amor es pertenencia y reconciliación con el mundo, un modo de habitarlo. Pero junto al amor está también la pérdida, porque nadie puede hablar de la vida sin hablar de la herida. La muerte de Almudena Grandes dejó en su obra reciente una huella imborrable, y sin embargo incluso en el duelo su poesía conserva serenidad, transforma la herida en memoria, y nos recuerda que el recuerdo es otra forma de amor, que la fidelidad de la memoria es también una manera de seguir viviendo con quien se ha ido.
Escucharlo leer es asistir al regreso de
La poesía de la experiencia es también una filosofía. Frente al hermetismo que convierte al poema en enigma inaccesible, frente a la evasión que lo aleja de la vida, propone la fidelidad al presente. No se trata de inventar lo inexistente, sino de descubrir que lo existente es suficiente, que cada instante encierra una revelación. Una calle vacía al anochecer, una biblioteca donde los libros parecen cómplices, una tarde en que la lluvia juega con los cristales: en esos gestos mínimos se juega lo absoluto. El presente, en García Montero, no es simple actualidad, sino el lugar donde se cruzan memoria e historia, intimidad y política, lo personal y lo universal.
Y tal vez por eso su poesía es necesaria en un mundo como el nuestro, un mundo saturado de ruido y vacío de sentido, donde las palabras se multiplican en pantallas luminosas, pero se gastan en su peso. Frente a esa banalidad, la poesía de la experiencia es un acto de defensa, una manera de rescatar lo humano en medio del ruido, de recordarnos que la vida, con todas sus contradicciones y fragilidades, merece ser cantada, y que la poesía no es un lujo ni un refugio para minorías, sino una manera de volvernos conscientes de lo que somos. En ella descubrimos que lo más profundo no está siempre en lo lejano, sino en lo cercano, que lo eterno puede revelarse en la conversación de un café o en el silencio de una calle desierta. Luis García Montero no inventó la experiencia, pero supo convertirla en poética, y en eso consolidó una corriente que devolvió la poesía a la vida común. Al leerlo comprendemos que la poesía no es un mausoleo ni un artificio hermético, sino una respiración, una fidelidad al presente. La poesía de la experiencia no es nostalgia ni clasicismo, no es ruptura ni vanguardia, es ante todo fidelidad: fidelidad al tiempo que nos toca, a la vida que compartimos, a los gestos mínimos donde se encierra lo absoluto. Escribir desde ahí no significa renunciar a la tradición, sino prolongarla, renovarla, mantenerla viva. Por eso aquella tarde en Santo Domingo, al escucharlo leer sus versos, tuve la sensación de que la poesía regresaba a su lugar natural: la conversación, la memoria compartida, la experiencia común. Y comprendí que acaso esa es su lección más honda: que la poesía no es un arte reservado para unos pocos ni un lujo de iniciados, sino un modo de contar el tiempo en que vivimos, la respiración misma de la vida cuando se hace consciente de sí, y que basta un gesto, una palabra, una habitación cualquiera para que en el rumor del presente se ilumine lo eterno. l
Miguel Oniel
EL ACTOR, DRAMATURGO Y DIRECTOR
Tras una trayectoria que lo llevó de Puerto Plata a Santo Domingo y posteriormente a México, Miguel Oniel regresa a República Dominicana después de casi cuatro años dedicados a la proyección internacional del teatro dominicano. El actor, dramaturgo
y director ha consolidado su obra en escenarios que van desde Brooklyn hasta Cancún y Atlanta, con el desarrollo de un lenguaje artístico que integra teatro, literatura y cine desde una perspectiva caribeña contemporánea. Oniel retorna al país con el propó-
13 Cultura
sito de compartir con la audiencia local las narrativas que ha desarrollado en el exterior. Su regreso representa tanto una reintegración al panorama cultural nacional como una apuesta por el fortalecimiento del teatro dominicano desde su propio territorio.
“Llegó la hora de ser profeta en mi tierra”
ANN MERCEDES
EXTERNA
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l Puerto Plata, Santo Domingo y luego México, ahora de regreso al país, ¿qué trae consigo el artista que vuelve transformado?
l Tengo muchas ganas de hacer, decir y compartir las historias que he creado, pero ahora desde aquí y para mi gente de aquí. Llevo casi cuatro años exportando teatro dominicano y mucha gente se preguntaba por qué esas obras que hablan de la idiosincrasia nacional no las han podido disfrutar los dominicanos en el país, y bueno, llegó la hora de hacerlo. Vine a ser profeta en mi tierra. l ¿Tu carrera sugiere que el artista caribeño contemporáneo debe ser nómada. Es estrategia creativa o necesidad de supervivencia?
l No sé si es cuestión del deber ser, pero al menos mi experiencia ha sido siempre la de una persona en movimiento. Yo nací en Santo Domingo y al año me llevaron a Puerto Plata, y ahí crecí. Luego regresé a la capital para estudiar y después salí del país por estudios y emprendí proyectos de teatro fuera. Más que una estrategia han sido mis circunstancias, mi vida y mi carrera se han tejido con el movimiento. Por eso admiro tanto a los migrantes. Es la necesidad de expresarme en esas etapas lo que me ha llevado a hacer arte también con eso.
l Entre todas tus disciplinas, ¿cuál te enseñó más sobre las otras?
l Mi tronco será siempre el teatro, que por algo se mantiene de pie después de tantos siglos. Le debo la capacidad de concebir imágenes, la imaginación, la caracterización, el uso de la estética como herramienta de comunicación, la atmósfera, el movimiento, e incluso a nivel personal, la persistencia.
l Brooklyn reconoce tu literatura, pero llevas 15 años haciendo teatro. ¿Cómo se siente ser descubierto por algo que no era tu plan original?
l Genial, miraba con mucho respeto la narrativa, recién este año la empecé a explorar aunque me sentía ajeno a ese mundo, un impostor. Y resulta que es un lenguaje con el que me he sentido muy cómodo también, al parecer lo que he es-
Miguel Oniel se siente feliz de estar de nuevo en su país
crito y cómo lo escribo a alguien le ha gustado. Me siento muy feliz.
l “También se migra por ser” plantea una migración más allá de lo económico. ¿Cuál es esa migración que el Caribe necesita entender?
l Aunque con sus excepciones, en Amé-
Identidad
Nunca dejo de hablar de quién yo soy y de dónde vengo. Aunque esté en Pekín o en Namibia, la gente va a ver mis raíces...”
Reflexión
Somos demasiado. Y en ese ‘demasiado’ cabe todo: la risa y el duelo, la memoria y el futuro, la rabia y el baile...”
rica y el Caribe todavía cuesta entender que todos los habitantes de un territorio tienen derecho a la felicidad. Aunque se ha avanzado en materia de diversidad, todavía hay personas que se van de nuestro país porque no se sienten parte y eso es triste. Gente preparada, profesionales con mucho que ofrecerle al país. También se migra por ser es el testimonio de 5 inmigrantes dominicanos de la comunidad LGTBIQ+ que han encontrado en otros países la aceptación que su propio país les niega.
l Codrama surge en un momento de renovación teatral dominicana. ¿Qué están proponiendo que no existía antes?
l Nuevas miradas, nuevos temas, nuevas sensibilidades, la escena teatral dominicana es cada vez más rica, diversa y está en constante renovación. En los últimos años los más jóvenes estamos poniendo sobre la mesa reflexiones importantes propias de nuestro tiempo y eso es valiosísimo, porque el arte no puede ser ajeno al presente. Lo lindo de Codrama es
que se construyó desde esa diversidad.
l Tu teatro viaja de Cancún a Atlanta, pero regresas a Santo Domingo. ¿Qué conversación pendiente tienes con tu ciudad natal?
l Muchas, yo en los períodos que he estado fuera nunca me he desconectado de mi país y de mi ciudad, y aunque en este tiempo se han producido textos míos la verdad es que tengo mucho deseo de ser yo quien comunique lo que como autor concebí. Me siento feliz de haber llegado a esos territorios y ahora estoy muy feliz de estar de nuevo aquí.
l ¿Cómo decides si una historia necesita ser teatro, cine o literatura?
l Te pasa que a la hora de escribir, me viene el medio antes que la historia, es decir, tengo una idea y con ella viene el lenguaje en el que me quiero expresar. Concibo esas herramientas como los diferentes idiomas en los que puedes comunicar una misma idea.
l Produces arte en tres países simultáneamente. ¿El artista multidisciplinario del siglo XXI es necesariamente transnacional?
l No es un secreto que vivimos en un mundo que lleva años globalizado y que desdibuja cada vez más las líneas de lo que reconocemos como arte nacional, hacemos contenido para un mercado pero nunca sabemos dónde es que eso va a pegar. A veces en el arte uno empieza hablando de uno y termina hablando de alguien más o viceversa. En ese sentido, tengo claro de mí (porque no me atrevería a definir a los demás artistas) que a la vez que quiero hacer un arte universal que conecte con personas de distintos países, nunca dejo de hablar de quién soy y de dónde vengo. Aunque esté en Pekín o en Namibia, la gente va a ver mis raíces.
l Entre dirigir a García Lorca y crear personajes como Guardaespaldas, ¿dónde te sientes más cómodo: interpretando tradición o inventando futuro?
l Definitivamente poniendo en escena mi mirada, no importa si es a través de un clásico o de dramaturgia propia, procuro hacerlo incluso cuando interpretó algún clásico. Aquí en el país versioné a Sófocles, a Shakespeare y otros más, pero siempre pasan por la mirada de mis propias inquietudes.
l Si pudieras transmitir una sola idea sobre el arte caribeño contemporáneo al mundo: ¿cuál sería?
l Que somos demasiado. Y en ese “demasiado” cabe todo: la risa y el duelo, la memoria y el futuro, la rabia y el baile. Crecemos con un pie en la orilla y otro en el horizonte, siempre preguntándonos qué hay detrás, inventando lenguajes propios, cuestionando toda la herencia colonial, y diciendo, sin pedir permiso, que existimos y que no importan los huracanes, no vamos a desaparecer. l