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ESTOY VIVIENDO Víctor Ruiz Molina
ESTOY VIVIENDO
En anteriores capítulos:
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Victor espera un diagnóstico que cambiará su vida: párkinson. Esto le produce un estado de ánimo melancólico, tocado y reflexiona sobre cómo eludir el destino y cómo va a enfrentarse a él. Debía aceptar el diagnóstico, familiarizarse con los síntomas, comunicarlo a los demás, prepararse para el cambio. Decide tomar iniciativas para asumir esta nueva situación y se asocia para realizar terapias de choque y de prevención.
4. La decisión para hacer el cambio
La mañana en la que le harían la evaluación, comenzó con un brillo especial, iluminada por el sol mediterráneo, fresquita, agradable, como tantas otras, pero distinta porque no controlaba sus sensaciones: alguien iba a bucear en su intimidad, en su enfermedad, en sus síntomas e iba a informar a su vez de sus asuntos más reservados a otros que, una vez reunidos, determinarían si procedía o no aceptar la solicitud e incapacidad que el mismo había presentado un mes antes. —Esto está claro —fue el conciso y ambiguo comentario del evaluador. Desde ese mismo día, esperaba en el portal de su casa las 10, cuando pasa el cartero que, al verle allí todos los días, le saludaba: “hoy tampoco ha habido suerte”, mientras dejaba el resto del correo. Hasta ahora todos los plazos indicados por los funcionarios se cumplían con exactitud, recordando que todo el proceso había sido un ejemplo de eficacia, eficiencia y sobretodo de respeto y trato exquisito, con su persona. Primero fue un SMS dónde se anunciaba una resolución positiva y poco después fue confirmada por correo: era la Incapacidad Permanente Absoluta. Cuando el cartero le entregó la carta, intuyó que era la esperada y le preguntó: —¿Buenas noticias? En ese momento pasó un siglo porque no podía contestarle puesto que no tenía los sentimientos claros. Por un lado, accedía a un estado de protección muy necesario, pero no se sentía feliz por conseguir la categoría de pensionista en razón de ser un enfermo crónico. Por fin le contesté: — Sí ya me ha llegado la resolución que esperaba y ... —Pues ahora a disfrutar que ya se lo ha ganado Vd… — Firme aquí, que sea enhorabuena — Adiós. Esta contestación le hizo sentirse bien.
La vida sigue: cómo se siente, cómo le ven
A veces sentía como se acercaba a esa línea tan frágil, que nos separa, de la ansiedad o de la depresión, por la pendiente de la autolamentación o de las ideas fijas que nos obsesionan, pero hasta ahora no la había cruzado. El estado de enfermo crónico les hace especialmente vulnerables al menosprecio, al menoscabo o a la manipulación, poniendo a prueba su autoestima. Pero siempre, encuentras nuevos objetivos, aquellos que son más creativos y satisfactorios, aquellos que nuestras obligaciones diarias no nos permitían desarrollar, aquellos que nos ayudan a continuar el viaje. Porque siempre nos esperan en alguna parte y tú esperas a otros y se producen nuevos encuentros y reencuentros con los compañeros que, hasta hoy, quizás no habían sido lo suficientemente apreciados Y un día, encuentras nuevos amigos, que coinciden, por puro azar en esta etapa de sus vidas y de nuevo te emocionas porque con ellos,
queremos testimoniar que nunca estamos solos, que podemos ilusionarnos. Nuestro tren ha cambiado su itinerario, visitando nuevos destinos. Encontrar más amigos. Volvemos a sentir que no caminamos solos, que podemos conocer otras historias. El párkinson ha pasado a ser la característica que predomina en él, para las personas conocidas desde antes del diagnóstico, mientras que con los compañeros que hemos conocido en esta nueva circunstancia, se trata de una característica que no tenemos en cuenta y nos relacionamos por lo que cada uno es. Compartimos y analizamos la manera de vivir plenamente, a pesar de los síntomas, incorporándolos a nuestro comportamiento cotidiano, mientras que el disimulo o el autocontrol para minimizar los síntomas son los que nos preocupan, cuando nos encontramos con nuestros conocidos con anterioridad. (Siguiente capítulo: 5 La lucha por la calidad de vida)
VICTOR RUIZ MOLINA
Victor.ruizmolina@gmail.com