SECCIÓN CEVA
Inmunidad maternal frente circovirus porcino 2 (PCV-2): ¿interfiere en la eficacia vacunal? Núria Martínez1,2, Laura Garza2, Marina Sibila1,3, Joaquim Segalés3,4,5 IRTA. Centre de Recerca en Sanitat Animal (CReSA, IRTA-UAB). Campus de la UAB. Bellaterra 2 Ceva Salud Animal 3 Centro Colaborador de la OIE para la investigación y Control de Enfermedades Emergentes y Reemergentes en Europa (IRTA-CReSA). Bellaterra 4 UAB. Centre de Recerca en Sanitat Animal (CReSA, IRTA-UAB). Bellaterra 5 Departament de Sanitat i Anatomia Animals. Facultat de Veterinària. UAB. Bellaterra 1
58 ■ SUIS Nº 178 Junio 2021
El circovirus porcino 2 (PCV-2) es un virus ubicuo considerado uno de los patógenos porcinos más relevantes y con mayor impacto económico a nivel mundial (Segalés et al., 2019). Este virus se describió por primera vez en 1997 y se identificó como agente etiológico primario del síndrome multisistémico de desmedro post destete (en inglés, postweaning multisystemic wasting syndrome, PMWS) (Allan et al., 1998), que en castellano se denominó circovirosis porcina (CP). Adicionalmente, PCV-2 se ha asociado a otras manifestaciones clínicas, como la infección subclínica, la enfermedad reproductiva y el síndrome de dermatitis y nefropatía porcina (Chae, 2005; Pejsak et al., 2012; Segalés, 2015). A día de hoy, la vacunación frente a PCV-2 se considera la estrategia más eficiente para el control de las enfermedades causadas por este virus (Fort et al., 2008; Fraile et al., 2012a; Franzo y Segalés, 2020). Esta eficacia viene avalada directamente por la drástica reducción de los casos clínicos de CP a nivel mundial (Segalés et al., 2013), e indirectamente por el hecho de que, actualmente, más del 90 % de la cabaña porcina a nivel mundial se vacune sistemáticamente frente a PCV-2. A pesar de la elevada eficacia vacunal (Segalés, 2015), en los últimos años, se han detectado casos esporádicos de CP, incluso en animales vacunados. En un primer momento, la aparición de estos brotes clínicos se atribuyó a fallos vacunales. Sin embargo, a posteriori, se ha visto que en la mayoría de casos estas situaciones se deben a un manejo y/o momento de aplicación incorrecto de la vacuna. De hecho, uno de los factores que podría dar explicación a estos escenarios de manifestación clínica en animales vacunados, y que ha sido motivo de amplia discusión en el sector veterinario, es la posible interferencia de la inmunidad maternal sobre la eficacia vacunal. A tenor de ello, el objetivo de este artículo es hacer una revisión de la importancia de la inmunidad maternal en la eficiencia de los programas vacunales frente a PCV-2 utilizados en condiciones de granja.
LA VACUNACIÓN FRENTE A PCV-2 CAMBIA LA EPIDEMIOLOGÍA DE LA INFECCIÓN La vacunación frente a PCV-2 suele llevarse a cabo en dos grandes colectivos: lechones y/o cerdas. El protocolo de inmunización más extendido es la vacunación del lechón, ya que se vacuna a los animales que presuntamente enfermarían, con lo que se consiguen unos efectos considerablemente más rápidos en el control de la enfermedad (Segalés, 2015; Segalés et al., 2019). Esta vacunación permite que el lechón genere su propia inmunidad y esté protegido frente al desarrollo de la CP. Sin embargo, la vacunación de los lechones conlleva una carga de trabajo y un coste económico significativamente mayor que la vacunación de reproductoras (Opriessnig et al., 2010). Por otro lado, el uso masivo y generalizado de la vacunación, ha conllevado una disminución significativa de la presión de infección y, en consecuencia, a la existencia de lotes de cerdos que no lleguen a infectarse con virus campo a lo largo de su vida productiva. Esta situación podría llegar a generar cerdas de reposición sin casi inmunidad frente a PCV-2 (Andraud et al., 2009; Fraile et al., 2012b). Es por ello que, hace ya unos años, se vacuna de forma habitual al lechón y a las cerdas primerizas. Por otro lado, esta misma presión de vacunación también ha causado que en el mismo hato reproductor se generen subpoblaciones de cerdas con valores serológicos frente a PCV-2 muy variables (Oliver-Ferrando et al., 2018a), lo que entrañaría también un riesgo de infección por virus campo en los animales con aparente baja o nula inmunidad. En este contexto, la vacunación de las cerdas multíparas, así como las primíparas, tendría un objetivo dual: 1. Aumentar la transferencia de inmunidad al lechón y protegerle frente a infecciones tempranas. 2. Homogeneizar al alza el nivel inmunitario de la población de reproductoras. En la tabla 1 se muestran las ventajas, inconvenientes y recomendaciones de uso de los distintos programas vacunales frente PCV-2 que se emplean actualmente.