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Sección CEVA
from Suis 178
by Grupo Asís
Núria Martínez1,2 , Laura Garza2, Marina Sibila1,3, Joaquim Segalés3,4,5
1IRTA. Centre de Recerca en Sanitat Animal (CReSA, IRTA-UAB). Campus de la UAB. Bellaterra 2Ceva Salud Animal 3Centro Colaborador de la OIE para la investigación y Control de Enfermedades Emergentes y Reemergentes en Europa (IRTA-CReSA). Bellaterra 4UAB. Centre de Recerca en Sanitat Animal (CReSA, IRTA-UAB). Bellaterra 5Departament de Sanitat i Anatomia Animals. Facultat de Veterinària. UAB. Bellaterra
Inmunidad maternal frente circovirus porcino 2 (PCV-2): ¿interfiere en la eficacia vacunal?
El circovirus porcino 2 (PCV-2) es un virus ubicuo considerado uno de los patógenos porcinos más relevantes y con mayor impacto económico a nivel mundial (Segalés et al., 2019). Este virus se describió por primera vez en 1997 y se identificó como agente etiológico primario del síndrome multisistémico de desmedro post destete (en inglés, postweaning multisystemic wasting syndrome, PMWS) (Allan et al., 1998), que en castellano se denominó circovirosis porcina (CP). Adicionalmente, PCV-2 se ha asociado a otras manifestaciones clínicas, como la infección subclínica, la enfermedad reproductiva y el síndrome de dermatitis y nefropatía porcina (Chae, 2005; Pejsak et al., 2012; Segalés, 2015). A día de hoy, la vacunación frente a PCV-2 se considera la estrategia más eficiente para el control de las enfermedades causadas por este virus (Fort et al., 2008; Fraile et al., 2012a; Franzo y Segalés, 2020). Esta eficacia viene avalada directamente por la drástica reducción de los casos clínicos de CP a nivel mundial (Segalés et al., 2013), e indirectamente por el hecho de que, actualmente, más del 90 % de la cabaña porcina a nivel mundial se vacune sistemáticamente frente a PCV-2. A pesar de la elevada eficacia vacunal (Segalés, 2015), en los últimos años, se han detectado casos esporádicos de CP, incluso en animales vacunados. En un primer momento, la aparición de estos brotes clínicos se atribuyó a fallos vacunales. Sin embargo, a posteriori, se ha visto que en la mayoría de casos estas situaciones se deben a un manejo y/o momento de aplicación incorrecto de la vacuna. De hecho, uno de los factores que podría dar explicación a estos escenarios de manifestación clínica en animales vacunados, y que ha sido motivo de amplia discusión en el sector veterinario, es la posible interferencia de la inmunidad maternal sobre la eficacia vacunal. A tenor de ello, el objetivo de este artículo es hacer una revisión de la importancia de la inmunidad maternal en la eficiencia de los programas vacunales frente a PCV-2 utilizados en condiciones de granja.
LA VACUNACIÓN FRENTE A PCV-2 CAMBIA LA EPIDEMIOLOGÍA DE LA INFECCIÓN
La vacunación frente a PCV-2 suele llevarse a cabo en dos grandes colectivos: lechones y/o cerdas. El protocolo de inmunización más extendido es la vacunación del lechón, ya que se vacuna a los animales que presuntamente enfermarían, con lo que se consiguen unos efectos considerablemente más rápidos en el control de la enfermedad (Segalés, 2015; Segalés et al., 2019). Esta vacunación permite que el lechón genere su propia inmunidad y esté protegido frente al desarrollo de la CP. Sin embargo, la vacunación de los lechones conlleva una carga de trabajo y un coste económico significativamente mayor que la vacunación de reproductoras (Opriessnig et al., 2010). Por otro lado, el uso masivo y generalizado de la vacunación, ha conllevado una disminución significativa de la presión de infección y, en consecuencia, a la existencia de lotes de cerdos que no lleguen a infectarse con virus campo a lo largo de su vida productiva. Esta situación podría llegar a generar cerdas de reposición sin casi inmunidad frente a PCV-2 (Andraud et al., 2009; Fraile et al., 2012b). Es por ello que, hace ya unos años, se vacuna de forma habitual al lechón y a las cerdas primerizas. Por otro lado, esta misma presión de vacunación también ha causado que en el mismo hato reproductor se generen subpoblaciones de cerdas con valores serológicos frente a PCV-2 muy variables (Oliver-Ferrando et al., 2018a), lo que entrañaría también un riesgo de infección por virus campo en los animales con aparente baja o nula inmunidad. En este contexto, la vacunación de las cerdas multíparas, así como las primíparas, tendría un objetivo dual: 1. Aumentar la transferencia de inmunidad al lechón y protegerle frente a infecciones tempranas. 2. Homogeneizar al alza el nivel inmunitario de la población de reproductoras. En la tabla 1 se muestran las ventajas, inconvenientes y recomendaciones de uso de los distintos programas vacunales frente PCV-2 que se emplean actualmente.
INMUNIDAD MATERNAL FRENTE A PCV-2
La especie porcina dispone de una placenta epitelio-corial que impide la circulación transplacentaria de inmunoglobulinas de la cerda al feto durante la gestación (Salmon et al., 2009). Consecuentemente, el lechón nace agammaglobulinémico y parcialmente inmunocompetente (Salmon et al., 2009), por lo que su inmunidad durante los primeros días de vida depende de la inmunidad maternal transferida a través de la ingesta del calostro (Bandrick et al., 2014). Esta inmunidad maternal tiene una naturaleza poliédrica (Nechvatalova et al., 2011). Por un lado, existe inmunidad humoral basada especialmente en inmunoglobulinas (IgG, IgM e IgA), que suele ser la que habitualmente medimos a través de técnicas serológicas como la ELISA. Por otro lado, también se transfieren células (al menos, neutrófilos y linfocitos), las cuales pueden penetrar a través
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Tabla 1: Comparativa de las pautas vacunales frente PCV-2 que se emplean en la actualidad.



Ventajas
Inconvenientes
Probabilidad de infección1 Lechones Cerdas Cerdas + Lechones
Inmunización activa del lechón. Protección del lechón frente a la circovirosis porcina y la infección subclínica. Resultados a corto plazo.
Uniformidad serológica de las cerdas. Inmunización pasiva del lechón. Protección de la cerda frente a la forma reproductiva de la infección por PCV-2.
Uniformidad serológica de las cerdas. Inmunización pasiva del lechón de mayor duración. Protección del lechón frente a la circovirosis porcina y la infección subclínica. Protección de la cerda frente a la forma reproductiva de la infección por PCV-2. Resultados a corto plazo.
A medio-largo plazo puede generar subpoblaciones de cerdas de reemplazo seronegativas susceptibles a la infección (en consecuencia, probabilidad de infección temprana del lechón nacido de estas cerdas).
Resultados a medio/largo plazo. Probabilidad de infección tardía del lechón.
Potencial interferencia de la inmunidad maternal en la respuesta vacunal del lechón.
65 % 95 % 40 %
Recomendaciones de uso
Recomendable como primera pauta en escenario de no vacunación. Monitorizar seroconversión en caso de pérdida de eficacia vacunal y/o infecciones tempranas.
No recomendable como pauta única. Prevención de la enfermedad reproductiva asociada a PCV-2 en reproductoras. Recomendable especialmente en casos de infecciones tempranas en el lechón. Monitorizar seroconversión para ajustar el momento óptimo de aplicación de la vacuna.
1Adaptado de Andraud et al.(2009) Probabilidad de infección del lechón (%) a los 180 días de vida.
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del intestino y llegar a distintas localizaciones sistémicas. Finalmente, en el calostro, también hay componentes de tipo antibacteriano como la lactoferrina y la lisozima, así como citocinas, que podrían desempeñar un papel inmunomodulador en el lechón. En el caso de PCV-2, se sabe que a través del calostro se pueden transferir IgG e IgM, aunque también IgA, al lechón (Dvorak et al., 2018). Por otro lado, también se conoce que hay transferencia de inmunidad maternal de tipo celular (Oh et al., 2012; Oliver-Ferrando et al., 2018b). La duración de la inmunidad humoral maternal frente a PCV-2 puede variar entre 4 y 11 semanas, dependiendo principalmente del nivel de anticuerpos que tenga la cerda en suero durante la lactancia y del volumen de calostro que ingiera el lechón (Fachinger et al., 2008). Sin embargo, se conoce que la inmunidad maternal frente a PCV-2 no es suficiente como para evitar la infección por este virus, y que la probabilidad de infección es mayor cuanto menor es el nivel de anticuerpos que tenga el lechón (Fort et al., 2009; Gerber et al., 2014; Opriessnig et al., 2008). Es por ello que es importante que el lechón se vacune con anterioridad a que se produzca la infección natural, lo que implica en la mayoría de las granjas hacerlo en presencia de anticuerpos de origen calostral. La pregunta fundamental sería hasta qué punto estos niveles de inmunidad maternal existente (que solamente medimos con anticuerpos) pueden o no interferir en la seroconversión y/o en la eficacia vacunal. Existen distintas técnicas de detección de anticuerpos para monitorizar la inmunidad maternal humoral frente PCV-2. Hace años, algunos laboratorios utilizaban la técnica de inmunoperoxidasa indirecta en monocapa (IPMA, del acrónimo en inglés Immunoperoxidase Monolayer Assay) o de inmunofluorescencia en cultivo celular (IFA, del inglés Immunofluorescence antibody assay) porque permitían titular e interpretar biológicamente los niveles de anticuerpos. Posteriormente, Pileri y colaboradores (2014) demostraron que mediante la técnica ELISA se conseguían resultados comparables a los obtenidos por IPMA de forma precisa, rápida y sencilla, permitiendo interpretar los resultados obtenidos por densidad óptica mediante la relación muestra/positivo (en inglés, S/P ratio). Respecto a la evaluación de los niveles de inmunidad maternal de tipo celular, se dispone de técnicas de detección de citocinas a partir de células mononucleares de sangre periférica estimuladas con PCV-2 o alguno de sus componentes (Oh et al., 2012; Oliver-Ferrando et al., 2018b). Sin embargo, su complejidad y falta de practicidad hacen que no sea un procedimiento habitual para monitorizar la inmunidad maternal.
INTERFERENCIA VACUNAL FRENTE PCV-2
La interferencia vacunal se entiende por la habilidad de los anticuerpos de origen materno (Siegrist, 2003) y otros componentes, presuntamente celulares, presentes en el calostro y/o leche materna (Haake et al., 2014), de neutralizar los antígenos vacunales. Esta interferencia ha sido demostrada en múltiples ocasiones y con múltiples patógenos, como para el virus de la enfermedad de Aujeszky (Pomorska-Mól y Markowska-Daniel, 2010), el virus de la peste porcina clásica (Suradhat et al., 2007), virus influenza tipo A (Kitikoon et al., 2006), el parvovirus porcino (Gava et al., 2017) y la bacteria Erysipelothrix rhusiopathiae (Pomorska-Mól et al., 2012), entre otros. Sin embargo, para algunos de estos patógenos, las vacunas son capaces de sobrepasar parcialmente la interferencia de la inmunidad transferida pasivamente por la cerda y generar una respuesta inmunitaria activa protectora en el lechón. En el caso de PCV-2, se ha descrito que la inmunidad maternal podría interferir con la respuesta serológica generada por la vacuna (interferencia en la seroconversión). De hecho, la ausencia de seroconversión en presencia de títulos elevados de anticuerpos maternales en el momento de la vacunación ha sido demostrada en múltiples investigaciones (Fort et al., 2009; Fraile et al., 2012a,b; Haake et al., 2014; Martelli et al., 2011, 2016; Opriessnig et al., 2010). Concretamente, Fort y colaboradores (2009) definieron el valor límite de anticuerpos maternales por encima del cual no se observa seroconversión en 10 log2 en IPMA. Posteriormente, Martelli et al. (2011) propuso el valor de 8 log2 como umbral equivalente para las mediciones mediante una técnica ELISA. Paralelamente, se planteó demostrar en qué medida la interferencia en la seroconversión podía traducirse en interferencia en la eficacia vacunal. La forma más aceptada de medir la eficacia vacunal en términos productivos es la ganancia media diaria. En este sentido, distintos estudios concluyeron que la afectación de la eficacia vacunal por elevados niveles de anticuerpos maternales en el momento de la vacunación era inexistente o no detectable (Fachinger et al., 2008; Fraile et al., 2012b; Figueras-Gourgues et al., 2019). De hecho, únicamente valores serológicos muy elevados de anticuerpos maternales (títulos de IPMA superiores a 17 log2, o el equivalente en técnica ELISA, ratios S/P superiores a 2,4) podían generar problemas reales de interferencia (Feng et al., 2016), lo cual no tendría una importancia significativa a nivel práctico porque la proporción de estos animales en condiciones naturales es muy reducida. El hecho de que la respuesta inmunitaria celular del lechón producida por la vacunación proteja frente a la infección (Kekarainen et al., 2010; Villa-Mancera et al., 2016) explicaría por qué la ausencia de seroconversión puede no estar relacionada con una falta de protección. Los estudios en los que se ha evaluado el efecto

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Tabla 2. Alteración de la respuesta vacunal en presencia de anticuerpos de origen materno.
Referencia Interferencia vacunal
En la seroconversión En la eficacia vacunal (Parámetros evaluados)
Fachinger et al., 2008 Fort et al., 2009 Opriessnig et al., 2010 Martelli et al., 2011 Fraile et al., 2012a Fraile et al., 2012b Oh et al., 2014
Sí
Sí
Sí
Sí
Sí
Sí No (GMD1)
No (GMD1)
Feng et al., 2016 Martelli et al., 2016
Sí
Sí Sí2 (GMD1)
Figueres-Gourgues et al., 2019
No (GMD1)
1GMD = Ganancia media diaria. 2Únicamente cuando los valores serológicos del lechón en el momento de la vacunación fueron muy elevados (valor IPMA >17 log2, o el equivalente valor ELISA S/P >2,4).
de la inmunidad maternal con relación a la seroconversión y a la eficacia vacunal frente a PCV-2 están detallados en la tabla 2.
CONCLUSIÓN
La vacunación frente a PCV-2 se considera uno de los mayores logros vacunales en los últimos 30 años en la industria porcina (Segalés, 2015). Actualmente, existen distintas estrategias de vacunación basadas en la inmunización del lechón, la cerda reproductora o ambos colectivos. La decisión sobre la estrategia y el momento de vacunación más adecuado debe realizarse tras la evaluación de la dinámica de infección de PCV-2 en la granja. Así, el posible riesgo de interferencia de la inmunidad maternal con la eficiencia vacunal se minimizaría. No obstante, cabe destacar que a pesar de que la interferencia en la seroconversión se ha descrito en distintos estudios, la interferencia en la eficacia vacunal en términos productivos parece negligible en la literatura publicada hasta el momento.
Referencias bibliográficas en http://www.grupoasis. com/suis/bibliografias/S178SeccCEVA_bibliografia.pdf


Antonio Palomo Yagüe
UCM Profesor Asociado Doctor Investigador Imágenes cedidas por el autor
EL AGUA Y LA BIOSEGURIDAD
La cantidad de agua que beben los cerdos es muy elevada, por lo que si esta se encuentra contaminada por cualquier agente infeccioso se producirá una elevada ingestión de patógenos, con una alta dosis infectante y, por lo tanto, un elevado riesgo de infección y/o enfermedad.
En la práctica se realizan analíticas de control del agua en nuestras granjas basándose sobre todo en cuatro grupos de bacterias responsables de trastornos digestivos, especialmente en lechones: • Clostridium perfringens • Enterobacterias • Escherichia coli • Salmonella spp Pero son muchos más los agentes infecciosos, tanto bacterianos como víricos y parasitarios, que pueden transmitirse por el agua de bebida y que son más comunes de lo que a priori se podría pensar, como: • Bordetella bronchiseptica • Brachispira hyodisenteriae • Criptosporidium • Leptospiras • Listerias • Pasteurella multocida • Protozoos • Pseudomonas • Rotavirus • Staphylococcus spp • Streptococcus suis • Toxoplasma • Virus de la enfermedad de Aujeszky • Virus de la diarrea epidémica porcina • Virus de la peste porcina africana • Virus de la peste porcina clásica • Virus del síndrome reproductivo y respiratorio porcino De aquí se puede deducir la transcendencia del agua de bebida, no solo en la nutrición de los cerdos, sino también en su salud general. Es importante, por tanto, analizar siempre los riesgos de contaminación centrados en la evaluación de los siguientes posibles puntos de origen: • Fuente de suministro del agua. Pozo propio, pozo externo, red pública, canal riego, vías fluviales, balsas almacenamiento, etc. • Proximidad a depósitos de purines, pantanos, lagunas, etc. • Depósito general granja y depósitos auxiliares de diferentes naves. • Conducciones y tuberías. • Biofilms. • Puntos de agua y tipos de chupetes: pico de pato, botón, cazoleta, corrido, etc.

Figura 1. Depósito agua interiores.
BIOSEGURIDAD DEL AGUA
La bioseguridad es necesaria en la producción porcina del siglo XXI como mencionaba Conner ya en 2004. Diez años después, Dewey apuntaba que la misma es asunto de todos. En un estudio realizado sobre 236 granjas de seis países europeos llegaron a la conclusión de que es factible aumentar las medidas de bioseguridad, observando grandes diferencias entre estos países, y estando mejor valoradas las medidas de bioseguridad externas que las internas (ESPHM, 2017). Es precisamente esta bioseguridad interna la que actualmente apunta más riesgos de diseminación de agentes infecciosos, siendo el control de la calidad microbiológica del agua de bebida una de las más importantes. Obviamente, sin descuidar nunca las medidas críticas de bioseguridad externa. Por ello, se considera esencial llevar a cabo medidas de medicina preventiva centradas en dicha seguridad biológica del agua de bebida, que se basan en: • Análisis periódicos sistemáticos establecidos en el plan de vigilancia que se pueden estimar en al menos dos controles anuales.

Figura 2. Depósito agua general entrada granja.

Figura 3. Agua de balsa. Figura 4. Agua de pantano y dehesa.

• Análisis puntuales dirigidos ante cualquier sospecha de enfermedad con origen en el agua de bebida. • Limpieza y desinfección de depósitos de agua anualmente. • Limpieza y desinfección conducciones de agua anualmente. No menos importante es el control de calidad microbiológica del agua destinada a la limpieza de las granjas, porque, aunque la cantidad que se emplea de esta es muy inferior a la de bebida, su interés no es menor. Se han dado casos donde el agua destinada a las tareas de limpieza, lavado y desinfección de la granja era “el agua de la perforación peor” en palabras literales. No son pocas las veces en la que se diagnostica cómo el agua contamina más que limpia, y cómo al higienizarla o cambiar su origen se acaban los problemas digestivos recidivantes, especialmente en parideras y lechones después del destete. Es de gran valor disponer de agua de calidad y asesorarse por empresas especializadas en el control microbiológico de la misma para poder estar seguros de que este nutriente esencial no está siendo la fuente de problemas sanitarios en las granjas. Otro componente en el uso prudente y responsable del agua de bebida en nuestras granjas se basa en tratar de evitar no solo los riesgos sanitarios, sino también maximizar su uso eficiente en las tareas de limpieza, lavado y desinfección esenciales en los vacíos sanitarios, uno de los pilares de la bioseguridad. Disponer de agua caliente para tal fin reduce tanto el gasto de agua como el tiempo empleado en llevar a cabo dicho proceso, por lo que debe irse implantando en aquellas granjas donde aún no esté. Actualmente, se dispone de máquinas de lavado que calientan ellas mismas el agua a la temperatura que se desee, no siendo preciso hacer inversiones en instalaciones como en el pasado, por lo que su rentabilidad es más que concreta y precisa. Es bien sabido que temperaturas elevadas por encima de las ambientales, y mucho más en épocas frías, tienen un efecto deletéreo para muchos agentes infecciosos, tal y como se menciona en la tabla.
TABLA. EFECTO DE LAVAR A 60-65 °C SOBRE LA PREVALENCIA DE AGENTES INFECCIOSOS EN PORCINO (ELABORACIÓN PROPIA).
Agente infeccioso Termosensibilidad
Virus enfermedad de Aujeszky Virus peste porcina clásica
Se inactiva a 60-65 °C entre 1-60 minutos. A 60-65 °C pierde capacidad infectante a los 10 minutos.
Virus parvovirus
Bastante termoestables hasta 90 °C.
Virus PRRS Bordetella bronchiseptica Brachispira hyodysenteriae Clostridium spp
30 °C en una hora y a 60 °C en menos de 30 minutos. Se inactiva a 60 °C. 25 °C - 7 días; 37 °C < 24 horas y 60 °C < 5 minutos. Esporas resistentes a altas temperaturas >90 °C.
Escherichia coli Erysipelothrix rhusiophatiae Glaesserela parasuis Lawsonia intracellularis
No es bien conocido. Se baja presión infección 6 veces frente a 25 °C. Se inactiva a partir de 5 °C. Muy lábil. Muere por debajo de los 30 °C. A más de 45 °C, dura menos de 5 minutos.
Leptospiras spp Mycoplasmas spp Pasteurella multocida
Sin referencias precisas. Sin referencias precisas. A 60 °C, dura 10 minutos.
Staphylococcus hyicus-aureus Streptococcus suis
Crecen bien a 35-37 °C. A 60 °C, reduce presión infección. A 50 °C persiste 2 horas y a 60 °C tan solo 10 minutos.
Circovirus porcino tipo 2: genotipos y protección, ¿en qué punto estamos?
Massimiliano Baratelli, Ignacio Bernal y Ramon Jordà. / Unidad de Negocio Porcino (HIPRA)
El Circovirus porcino tipo 2 (PCV2) ha sido un virus peculiar desde su irrupción en el panorama productivo en la década de los 90. Desde su descubrimiento, se ha visto que este virus está implicado en una gran variedad de enfermedades como la reproductiva, respiratoria y el síndromede dermatitis y nefropatía, aparte del síndrome de desmedro multisistémico posdestete. A pesar de esto, se considera que la forma más común de la enfermedad es la subclínica (Segalés et al., 2012). Los roles de PCV2 en estas enfermedades, así como sus mecanismos patogénicos, no están del todo claros; por ello, no es tan fácil de interpretar qué quiere decir o que implica detectar la presencia del virus en animales o en muestras de tejidos. Una de las características más peculiares de este virus, es su tasa de mutación, considerada de las más altas para los virus ADN (Firth, 2009). Este hallazgo contribuyó a cambiar los paradigmas sobre la evolución de los virus ADN. En el caso concreto del PCV2, las mutaciones han hecho posible la aparición de diferentes genotipos. La recombinación es otro de los factores conocidos, que contribuyen a la diversificación de los virus, siendo esta característica especialmente importante en la aparición de nuevos tipos de virus. En el caso del PCV2, se han descrito algunos casos de recombinación, aunque la comunidad científica cuestiona su fiabilidad (Franzo et al., 2018). Por lo tanto, la contribución de la recombinación en la generación de nuevos genotipos de PCV2 aún no está clara. La evolución del virus no ha seguido un camino constante a lo largo de su historia. Su propensión a acumular mutaciones, ha
La clasificación más aceptada actualmente distingue ocho genotipos nombrados desde PCV2a a PCV2h, aunque PCV2a, PCV2b y PCV2d son los genotipos más extendidos.
28 % 2 %
23 %
47 % 3 %
9 % 10 %
78 % 5 % 13 %
45 % 37 %
9 % 2 % 11 %
PCV2a PCV2b PCV2d PCV2 Resto 78 %
contribuido a generar una gran variabilidad en su genoma. Diferentes genotipos aparecieron gradualmente en el tiempo, aunque no todos han persistido o se han extendido entre la población porcina. La clasificación más aceptada actualmente distingue ocho genotipos nombrados desde PCV2a a PCV2 h (Franzo, 2018). A pesar de esto, PCV2a, PCV2b y PCV2d son los genotipos más extendidos, representando el 96,31 % de los genomas secuenciados de PCV2 en cerdos domésticos (Franzo, 2018). La prevalencia (y relevancia) de estos genotipos ha ido cambiando con el tiempo. PCV2a fue el primer genotipo en aparecer en 1996 y dominó el panorama epidemiológico hasta el cambio a PCV2b en 2003 (Dupont et al., 2007), que a su vez fue seguido por el cambio a PCV2d durante la misma década (Guo et al., 2010). A pesar de que PCV2 tiene una distribución mundial, existen diferencias geográficas en la distribución de sus genotipos (figura 1). De los 8 genotipos existentes, solo PCV2 a, b y d tienen una distribución mundial (Franzo et al., 2018), siendo PCV2b el genoma más aislado de estos tres en Europa, Norte y Sur América. Por su parte, PCV2d fue particularmente sobresaliente en Asia, donde su aislamiento fue superior al de PCV2b. Como ya se había comentado con anterioridad, el PCV2a a día de hoy, es el que menor prevalencia presenta en los citados continentes. En África y Oceanía, PCV2a fue el más prevalente, aunque el número de datos disponibles es insignificante y, por lo tanto, los resultados no son representativos. A pesar de la evolución del PCV2, se considera que la respuesta inmunitaria, tanto humoral como celular, tiene la capacidad de reaccionar de forma cruzada entre los diferentes genotipos (Semadaali et al., 2015, Fort et al., 2012). Por otro lado, no está demostrado que la virulencia de PCV2 pueda haber variado durante esta evolución (Franzo et al., 2020), por lo que no se puede concluir que haya cepas con mayor virulencia que otras.
Se sabe que, en los virus en general, la recombinación puede contribuir a la evasión de la respuesta inmunitaria (Pérez-Losada, 2015). Sin embargo, no hay constancia de la existencia de cepas de PCV2 recombinantes que hayan conseguido esquivar la protección ofrecida por los programas vacunales actuales. Además, no hay que olvidar que no hay un consenso de la comunidad científica sobre la existencia de cepas recombinantes. Por lo tanto, se puede concluir que actualmente se desconoce si la recombinación, como mecanismo de evolución del virus, puede poner en peligro los actuales planes


de control mediante la vacunación. Basado en lo que se conoce hasta ahora del virus, expertos en PCV2 sostienen que la recombinación no es una fuente de variación genética lo suficientemente grande, como para que afecte a la capacidad de protección de las vacunas actuales (Segalés, 2020). Una vacuna es mucho más que un antígeno metido en un vial. Otros aspectos como el adyuvante y la ruta de administración son fundamentales a la hora de definir la respuesta inmunitaria que la vacuna va a producir. Adicionalmente, la formulación de la vacuna también viene condicionada por aspectos de seguridad y otras características y requisitos demandados por los clientes y autoridades, como por ejemplo protección frente a diferentes genotipos de PCV2 o combinación con vacunas para otras enfermedades, como en el caso de las combinaciones con Mycoplasma hyopneumoniae. Aunque las vacunas pueden producir una respuesta inmunitaria cruzada frente a diferentes genotipos de PCV2, este hecho no garantiza que puedan conferir protección. De hecho, hasta ahora no se ha conseguido identificar ningún marcador que pueda indicar de manera precisa si un animal inmunizado está protegido o no. Por lo tanto, las pruebas clínicas de eficacia, ya sean en condiciones de campo o experimentales, son absolutamente necesarias para demostrar protección frente a los diferentes genotipos y así cumplir con los requisitos de las autoridades para incluirlo en sus indicaciones. Dicho en otras palabras, cualquier vacuna de PCV2 puede prevenir enfermedad en cerdos infectados con determinadas cepas de PCV2d, sin embargo, eso no significa que pueda controlar una infección por PCV2d en todas las situaciones, y menos aún en situaciones con un desafío de nivel medio o alto. De todas las vacunas registradas para PCV2, solo un pequeño número ha demostrado su eficacia clínica frente a los diferentes genotipos de PCV2 y, por tanto, han llegado a registrar dicha indicación.

Una cepa completa
Una fórmula bien equilibrada Innovador proceso de inactivación física
Figura 2. Nexyhon, la cepa recombinante de Mycoplasma hyopneumoniae (M.hyo) que expresa la proteína de la cápside del Circovirus porcino tipo 2 (PCV2) en su citoplasma.
Mhyosphere® PCV ID
Mhyosphere® PCV ID es la primera y única vacuna basada en una cepa recombinante de Mycoplasma hyopneumoniae (M.hyo), llamada Nexyhon, que expresa la proteína de la cápside del Circovirus porcino tipo 2 (PCV2) en su citoplasma (figura 2). Lo que Mhyosphere® PCV ID ofrece a nivel de campo es: • El control de la Neumonía Enzoótica, ya que se reducen las lesiones pulmonares y la incidencia de estas en la granja. • Una amplia protección frente a PCV2, ya que Mhyosphere® PCV ID fue la primera vacuna en Europa con eficacia registrada frente a los genotipos más prevalentes de PCV2 como son el a, b y d. La vacuna ha demostrado una reducción de la viremia y de su duración, así como también una disminución de la carga vírica en tejidos linfoides y pulmón. De la misma manera, se consigue reducir la excreción nasal y fecal del virus, y la duración de esta excreción vírica. • Finalmente, se reducen las pérdidas de ganancia media diaria y la tasa de eliminación de animales como consecuencia de ambas patologías, tal y como se observó a los 6 meses de edad en los estudios de campo.
Referencias bibliográficas
• Firth C, Charleston MA, Duffy S, Shapiro B, Holmes EC. Insights into the evolutionary history of an emerging livestock pathogen: porcine circovirus 2. J Virol. 2009 Dec;83(24):12813-21. doi: 10.1128/
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