Rivas Vaciamadrid Rivas Al Dia nº198 abr 2020

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RD ABRIL 2020

PALABRAS MAYORES

Esperanza Negueroles, feminista divulgadora de la historia de las mujeres La vecina de 73 años, economista y fundadora de la asociación ripense Por la senda violeta, mantiene una activa agenda diaria ahora frenada por la cuarentena para prevenir los contagios de COVID-19 (QWUHYLVWD Patricia Campelo

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ivas al Día’ habla con ella durante la cuarta jornada de cuarentena tras el decreto de estado de alarma para prevenir contagios por COVID-19. Esta situación ha alterado la rutina que la conducía al centro de mayores El Parque cada martes y jueves a impartir el taller Historia de las mujeres, a sus clases de tai chi o a sus visitas al museo de El Prado. Esta última actividad incluso la había suspendido días antes. “En cuanto empezaron a llegar noticias preocupantes dejé de ir”, comenta al otro lado del teléfono Esperanza Negueroles (Madrid, 1947), una veterana vecina muy activa en la vida de su ciudad. Incluso ahora, GHVGH HO FRQ½QDPLHQWR HQ HO KRJDU “Para que mis alumnas puedan seguir aprendiendo les envío por mail los apuntes”.

rra del Golfo como un momento “preocupante”, o la crisis del ébola, más UHFLHQWH ²5H¾H[LRQDV VREUH FyPR hemos llegado a estas situaciones, lo precaria que es la sanidad en algunos países y las consecuencias de los recortes que hemos sufrido en Madrid, donde se desmanteló la sanidad pública y muchos, en lugar de salir a protestar, se hicieron seguros privados que no entran en epidemias”.

Esperanza vive esta extraordinaria situación en su casa junto a su hijo, su nuera y dos nietos de 6 y 12 años. Con el pequeño traza estrategias de entretenimiento. “Como él se inventa que es un superhéroe yo le digo que pruebe el poder de correr rápido, y le tengo un rato dando vueltas por el pasillo”, describe deslizando sonrisas, pero a continuación reconoce la dureza de este momento histórico. “No es fácil en una casa pequeña, con tantas personas”.

Esperanza residió en República Dominicana, donde colaboró en tareas humanitarias tras un huracán

A sus 73 años, Esperanza acumula H[SHULHQFLDV GH UH¾H[LyQ FROHFWLYD TXH le evocan a estos tiempos del coronavirus. Recuerda, por ejemplo, la gue-

Sobre la sociedad que quedará después de la pandemia, la veterana ripense no es más optimista. “Creo TXH ODV SRVLEOHV UH¾H[LRQHV VH ERrrarán con el siguiente partido de fútbol que se pueda jugar o con la bandera que vuelva sacar alguien”, lamenta.

Pese a lo insólito del estado de alarma que vive el país cuando se escribe este texto, a mediados de marzo, para Esperanza no es su primera vivencia excepcional en primera persona. Recién licenciada en Económicas por la Universidad Complutense de Madrid, a mediados de los 70, se

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marchó a vivir con su marido a República Dominicana, un lugar en vías de desarrollo y en estado de pobreza generalizada. En ese contexto, la isla caribeña fue azotada por un fuerte huracán, y a Esperanza le encomendaron la distribución de alimentos en una de las poblaciones. “Fue toda una experiencia, una aventura y algo muy provechoso para la vida. Te das cuenta cómo en estas situaciones algunos viven muy bien mientras otros sufren”. En Dominicana, Esperanza residió de 1974 a 1982, la mayor parte del tiempo ya divorciada, según relata, y con empleos de responsabilidad. ²(VWXYH HQ OD R½FLQD QDFLRQDO GH SODQL½FDFLyQ GHVSXpV FRPR DVLVWHQWH del consultorio económico del presiGHQWH GH OD UHSXEOLFD WDPELpQ HQ OD Comisión Nacional de la Energía y di clases en la Universidad Autónoma de Santo Domingo”, enumera. Para que sus hijos, nacidos en el país del Caribe, pudieran continuar estudios en España, Esperanza regresó con una oferta de trabajo que resultó ser una trampa. “Para acceder al empleo debía aceptar otra propuesta extra”, lamenta sobre una proposición abusiva por parte del empleador y, probablemente, un punto de LQ¾H[LyQ HQ VX OXFKD IHPLQLVWD &RQ una beca concedida en Madrid para un máster de dirección y administración de empresas, remunerada con 12.500 pesetas (unos 75 euros), no le alcanzaba para cubrir gastos, y


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