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Massanassa Mediadora

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Recuerdos

Recuerdos

Como Massanassera de cuna y firme creyente en las virtudes de la Mediación me alegra poder decir que mi pueblo ¡¡¡apuesta por la mediación!!!

Lo digo como conocedora de primera mano de la implicación del Ayuntamiento de Massanassa en el impulso tanto de la mediación como del servicio de mediación que está disponible gracias al convenio que el Ilustre Colegio de Abogados de Valencia (ICAV), al que pertenezco, ha firmado con la Diputación de Valencia ya que, como Abogada del ICAV y Mediadora del CMICAV (centro de mediación del ICAV), formé parte, en su momento, de la presentación que se hizo en Massanassa de dicho servicio.

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El Ayuntamiento y la Policía Local han editado una breve información sobre el servicio de mediación familiar y comunitaria que ofrece este convenio pero igual esta información no ha llegado a sus manos y, en esta situación, ustedes dirán: y qué es eso de la mediación?

La Mediación es un método de gestión y solución pacífica de conflictos que no confronta a las partes en conflicto sino que las hace colaborar entre sí para que sean ellas las que, siempre con la ayuda del mediador, sean capaces de conseguir acuerdos y decisiones positivas para ellas. No hay ganadores ni perdedores ¡Todos ganan!

El mediador es el profesional que ayuda a crear un espacio de diálogo en el que las personas pueden hablar y escuchar y ser escuchadas. El mediador no da soluciones, ni consejos, ni opiniones; El mediador, utilizando unas técnicas especificas, acompaña a las partes durante el proceso para que ellas mismas puedan lograr un acuerdo que las satisfaga plenamente.

La Mediación tiene muchas ventajas, frente a otros métodos tradicionales, entre ellas cabe destacar que: • Es un método de gestión del conflicto voluntario, pacífico, privado y confidencial que reduce el grado de tensión entre las partes favoreciendo la comprensión mutua del problema y facilitando el consenso. A su vez ayuda a las personas a superar el conflicto en todos sus aspectos y a trabajar colaborativamente por un futuro mejor.

• Es ágil, de fácil acceso y rápida respuesta.

• De menor coste que la instancia judicial.

• Promueve la imparcialidad y neutralidad, genera un clima de confianza y fomenta la cultura de pacto.

• Es flexible en cuanto a contenidos, formas y procedimiento y es informal, frente a la formalidad y rigidez del proceso judicial.

Hay que tener en cuenta que la mediación es un método más, de todos los

que existen, para la resolución de un conflicto, que puede funcionar o no pero, por experiencia propia, lo veo totalmente recomendable, y así lo aconsejo en mi despacho profesional, en los supuestos en los que al conflicto en sí se le añade una carga emocional considerable, como podrían ser asuntos de familia, matrimoniales, herencias, conflictos vecinales y comunitarios, etc.

En los tipos de conflictos en los que hay un gran componente afectivo y relacional, sentimientos y emociones, a la hora de afrontarlos es totalmente aconsejable tener en cuenta que se deben de abordar a través de un proceso que beneficie y mejore, o por lo menos no destruya más, las relaciones personales y el vínculo emocional que pueda existir entre las partes porque si no es así el problema se va a enquistar a lo largo del tiempo.

Después de muchos años vistiendo toga y pisando juzgados, he visto como en multitud de ocasiones la vía judicial no es la solución sino el principio de nuevos problemas. Me explico, la mayoría de las veces, por no decir todas, en los conflictos en los que existe un componente sentimental es más difícil lidiar con las emociones que con los intereses materiales (hay que tener en cuenta que los sentimientos tienen un gran peso) y en sede judicial ni se puede ni se debe entrar en el terreno emocional.

Mientras el conflicto emocional continúe las partes van a seguir enfrentadas (hay resquemor, odio, venganza, cruce de acusaciones….) y va a ser muy difícil volver a la normalidad. Por otro lado una de las partes, o las dos, van a boicotear el cumplimiento pacífico de la sentencia dictada por el juez, generándose una serie de denuncias y procedimientos posteriores que llevan a las partes a una contienda judicial que no tiene fin, con el consiguiente malestar emocional que ello implica.

Con la mediación las partes no pelean entre ellas sino que dialogan e intentan establecer sus oportunos acuerdos desde sus propias realidades y necesidades, consiguiendo un acuerdo que perdurará en el tiempo y va a tener un grado de cumplimiento total.

Terminado el proceso de mediación, que siempre va a ser más económico en tiempo y dinero que la vía judicial, las partes la mayoría de las veces manifiestan su satisfacción personal por haber podido “hablar, escuchar y, lo que es más importante, ser escuchadas” y se sienten reforzadas porque han sido capaces de poder tomar por ellas mismas las riendas de su vida y han gestionado colaborativamente sus discrepancias.

La palabra, el diálogo, es una de las mejores herramientas que tenemos las personas para entendernos y muchas veces parece que lo olvidamos, la sociedad que resuelve sus problemas con la palabra es una sociedad adulta y hacia ello debemos dirigir nuestros esfuerzos y por ello me alegro de que mi pueblo apueste por la mediación.

¡Saludos y Buenas Fiestas a todos!

MAYTE Ferrer Monfort Abogada y Mediadora

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