
1 minute read
Casualidad de la vida
Hace un tiempo, me pasó algo poco usual que quiero contar. Una mañana, iba caminando hacia el ambulatorio, al llegar me senté y esperé. Al poco tiempo, se sentó a mi lado una señora desconocida para mí. Vino una joven y la saludo , dándole un beso y le dijo felicidades mama, y se fue. Me pico la curiosidad, y le dije a la señora, ¿es su santo?, no, es el día de las madres. ¡Vaya no lo sabía!, cuando termine, me iré al cementerio a felicitar a mi suegra. ¡ Pensado y hecho!, salí y me fui caminando por la avenida, pasando por el Divendres, cuando doblé la esquina me sorprendí al ver una zona llena de rosas de colores. Por un momento me dije, le llevaré una rosa al cementerio, pero, ¡y si me ven!. Me puse en una orilla y poco a poco con miedo, estiré de una rosa roja, y cuando iba a guardármela en el carro, detrás de mi se oye una voz gruesa y potente que decía ¡ oiga, oiga! que las rosas no son para cogerlas , y si intentas coger otra ¡ te denuncio! con voz amenazante. Me quede avergonzada y temblando. Era un joven de unos cuarenta años, alto, fuerte y bien vestido, llevaba en la mano una cadena, con la que sujetaba un gran perro.
Le dije, perdón, tiene razón no tenía que haberla cogido, lo que pasa, que me dijeron que hoy era el día de la madre, y quería llevarle una rosa al cementerio. Pero prometo que no lo haré más. Él se fue refunfuñando, yo temblando, llegué, la dejé, y me volví a casa por el mismo camino. Cual fue mi sorpresa que al volver, vi al joven sentado en un banco leyendo y el perro suelto, meando en un arbusto. Sin pensarlo le toque la espalda y le dije ¡oye, oye! el jardín no es para los perros, así que haga el favor de cogerlo y recoger los excrementos, si no te denunciaré. Se levantó y lo ató. Al día siguiente esperando en el semáforo, se paró un coche de la Guardia Civil delante de mi, cual fue mi sorpresa, se asomo por la ventanilla el joven del parque vestido de Guardia Civil.
Advertisement