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RECETAS POPULARES para las molestias en los dientes, halladas en la Región de Murcia
from Impresiones nº102
by editorialmic
Juan González Castaño. Director de la Real Academia Alfonso X el Sabio.
En todos los tiempos y lugares los seres humanos enfermos han buscado la curación por los medios más inimaginables, que incluían curiosas recetas, confeccionadas con materiales extraídos de los reinos animal, vegetal y mineral, sin olvidar las oraciones y ensalmos.
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La vida del ser humano era tan corta y tan llena de enfermedades y dolores que cualesquiera remedios para mitigarlos y retrasar la muerte eran bien venidos, remedios recomendados por vecinos bien intencionados; comadres de confianza; curanderos; personas con gracia, por haber venido al mundo en la festividad de Viernes Santo; saludadores, en particular en los problemas relacionados con mordiscos de animales hidrófobos, cuyas curaciones las obtenían al aplicar sobre las heridas la sal saludá, es decir la tocada por su saliva, de la cual no faltaba un poco en las viviendas de los creyentes, y un largo etcétera.
En los campos y aldeas aisladas, donde la ausencia de buenos caminos, médicos y boticarios propiciaba que los enfermos se echaran en manos de los primeros que les prometieran terminar con sus dolencias, era usual pasar oralmente, de generación en generación, una serie de recetas que habían funcionado en tales o cuales ocasiones. Cuando en las casas había personas que sabían leer y escribir y estaban interesadas en fijarlas y transmitirlas a propios y extraños, solían apuntarlas en hojas sueltas o cuadernos cosidos de manera artesanal, que eran guardados en armarios y cómodas junto a recetas culinarias, llenas de sabrosos platos y postres fáciles de elaborar con los alimentos del terreno y las sabias manos de las mujeres del hogar.
Los problemas se multiplicaban cuando llegaban las temidas epidemias. Las sociedades se hundían en la desesperación al advertir que los remedios de médicos y curanderos no funcionaban, lo que obligaba a sus componentes a ponerse en manos de lo intangible, de la divinidad, o de reconocidos santos taumatúrgicos, designados patrones de los pueblos para la ocasión. Si eso no aplacaba a un Dios colérico, que los castigaba por sus pecados colectivos, sólo quedaba resignarse y esperar los tajos de la guadaña, diestramente manejada por la Muerte, que cortaban los hilos existenciales de muchos vecinos y conducían sus cuerpos a la fosa común.
1 Un cuartillo son 0,504 litros.
Dadas las características de la revista que acoge este artículo y el espacio otorgado al mismo, nos ha parecido oportuno transcribir seis recetas relacionadas con dolores de muelas, conservadas en papeles de los siglos XVIII en nuestra biblioteca. Conozcámoslas, haciendo la salvedad de que se ha modernizado la grafía para hacer su lectura más inteligible.
La primera se titula Receta para el dolor de muelas y que las dañadas al año se caigan. Un cuartillo de vino blanco1 puesto a hervir con dos o tres piñas de ciprés, otras tantas pelotillas de enebro, dos o tres clavos de especias. Hierve el vino hasta quedarse en la mitad, se saca después y tibio se enjuaga la boca. Ésta sólo sirve para las muelas dañadas y raíces. Las demás se encuentran en el recetario del franciscano fray Miguel Tendero, fechable a fines de la centuria del setecientos. En sus páginas se guardan 87 remedios y recetas atribuidos a ese fraile, experto conocedor de las virtudes de las plantas y encargado de la botica del convento de la Purísima Concepción de la villa de Mula, de la orden de San Francisco. El redactor, que no es el clérigo mencionado, posee una deficiente escritura, indicativa de ser el manuscrito una de las copias que corrían por tierras murcianas y eran guardadas con fe por los afortunados poseedores.2
La segunda dice así: Para la corrupción de muelas: Toma los genitales del zorro, córta- los estando vivo, llévalos colgados al cuello y sanarás.
La siguiente es Para el dolor de muelas. Toma ruda y cominos, cuécelo en vino, enjuágate con él y sanarás.
La cuarta: Un poco de espatín (sic) verde cocido con vino y enjuagarse.
La quinta, Para el corrimiento de muelas: Una onza de (a) dormidera, una docena de hojas de yedra, nueve granos de pimienta, un puñado de sal, un cuartillo de vino, otro de agua, todo se ha de cocer hasta que quede en la mitad, y tibio enjuágate con él y sanarás.
La última, denominada Para el dolor de muelas, reza así: Una cabeza de ajos deshechos y sin mondar, cocido (todo) en medio cuartillo de vino, enjuagarse. 3 obligatoria en WWW.DENTISTASMURCIA.COM
Salvo la segunda, que es un despropósito rayano en la magia negra o cualesquiera otras artes prohibidas y nada fácil de llevar a cabo, pues sería improbable que el animal colaborara alegremente a su castración en vivo, las demás tienen como denominador común que el enfermo había de enjuagarse con el líquido resultante de cocer la mixtura en vino, mientras varios de sus componentes actuarían adormeciendo la boca y las encías por gozar de propiedades analgésicas, caso de la adormidera, el ajo, la pimienta o los clavos.
2 GONZÁLEZ CASTAÑO, Juan: “Una aportación al estudio de la medicina popular en la Región de Murcia: las recetas y remedios caseros experimentados del Dr. Fr. Miguel Tendero”, en Revista Murciana de Antropología nº 3. Universidad de Murcia. Murcia, 1996, pp. 143-157.
3 Tal vez sea espartín, de esparto.



