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LAS TRES TAIFAS
Recorrido: desde Ateca - Calatayud (Zaragoza) hasta Cella (Teruel). Provincias: Zaragoza, Guadalajara, Teruel.
Por los viejos reinos islámicos
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Según el Cantar, el Cid libró su primera gran batalla contra un ejército islámico en Alcocer, hoy un despoblado cerca de Ateca. Con la victoria obtuvo dinero, prestigio y más brazos para la guerra, lo que le permitió moverse libremente entre las fronteras de las taifas de Toledo, Zaragoza, y Albarracín.
Cuatro son los hitos fundamentales del Cantar en este tramo: El Poyo del Cid, en Teruel, donde el Cid reforzó una fortificación romana para convertirla en su centro de operaciones en los territorios turolenses y zaragozanos; Molina de Aragón, en Guadalajara, señorío gobernado por Avengalbón, un musulmán aliado del Cid que le servirá fielmente y protegerá a las hijas de Rodrigo; Albarracín, en Teruel, lugar de paso para las huestes del Cid en su tránsito entre Castilla y el Mediterráneo, y Cella, localidad turolense donde, según el Cantar, el Cid decidió reunir a todos aquellos hombres que quisieran acompañarle a conquistar la ciudad de Valencia.

La ruta
Calatayud, por su longitud y su antigüedad es uno de los recintos amurallados islámicos más importantes de España. La herencia musulmana es también muy palpable en su patri-
Torre mudéjar de Santa María, en Calatayud, Zaragoza.
Calle de Molina de Aragón, Guadalajara. monio mudéjar, que incluye algunas de las torres más armoniosas de este arte declarado Patrimonio de la Humanidad.

El segundo gran hito es Daroca, en tiempos una fortaleza islámica muy importante en el valle del Jiloca. Daroca tiene un importante y variado patrimonio artístico -con buenos ejemplos románicos- acorde con la rica historia de la ciudad. Al atardecer sus murallas adquieren un peculiar matiz tostado.
En Monreal del Campo la ruta se desvía por la Nacional 211 hacia Molina de Aragón, que es el tercer epicentro de la ruta: ciudad monumental con su castillo como símbolo, quizá el más esbelto de cuantos encontramos en el Camino del Cid.
Desde Molina el paisaje cambia rotundamente. Nos sumergimos en una de las zonas más salvajes de todo el itinerario. Hasta Albarracín atravesaremos el Barranco de la Hoz y cinco espacios naturales: el Parque Natural del Alto Tajo, Montes de Picaza, Tremedales de Orihuela, el Sabinar de Monterde de Albarracín y los Pinares de Ródeno. Se trata de un territorio de cañones, desfiladeros fluviales, tremedales y bosques mixtos de encina, sabina y pino, donde abundan las aves rupícolas, las cabras montesas y toda clase de cérvidos. La zona es, además, un impresionante museo geológico al aire libre donde se ven todo tipo de fallas, pliegues, ríos de piedra, dropstones y toda clase de fenómenos erosivos, algunos muy llamativos, como las torres de Chequilla.
Finalmente se llega a Albarracín, uno de los pueblos más bonitos de España. Es el cuarto gran complejo amurallado de la ruta. Fue la capital de la pequeña pero importante taifa de los Banu Razin. Aquí, el Cid histórico estuvo a punto de morir durante una refriega. Albarracín y Cella estuvieron unidas por un acueducto, considerado una de las obras más importantes de la ingeniería hidráulica romana en España. Está parcialmente excavado en roca y el viajero puede recorrer, a pie, alguno de sus tramos. Una última sorpresa espera en Cella: su pozo artesiano, uno de los más grandes de Europa.
La buena mesa del Cid
La gastronomía en estos territorios tiene como denominador común, especialmente en la sierra, los platos contundentes de cuchara o de caza -desde unas judías pintas al ciervo estofado, pasando por una buena menestra o unas perdices escabechadas-, aunque el rey indudable es el ternasco, que en Molina de Aragón comparte trono con el cabrito en caldereta.
De Calatayud no puede irse uno sin probar los estupendos garbanzos con congrio o los fardeles, ni abandonar la provincia de Teruel sin probar su famoso jamón, que tiene en Calamocha una de sus capitales.
Entre los pescados priman el tradicional bacalao y la trucha. Además de los deliciosos melocotones al vino, se preparan aquí diversos postres de origen mudéjar, huella gastronómica de su pasado islámico: Daroca es conocida por este tipo de repostería, donde puedes degustar las trenzas mudéjares o las almojábanas, las más famosas las de Albarracín, localidad conocida también por sus excelentes quesos.
Fiestas cidianas
- Encuentros con Mío Cid. Los habitantes de El Poyo del Cid (Teruel) recrean las andanzas del Cid por la zona durante una intensa jornada donde no faltan las representaciones teatrales, el mercado y diversos espectáculos de evocación medieval que dan forma a una de las fiestas con más “sabor” del Camino del Cid. A mediados de junio.
- La leyenda de Pero Gil. El pueblo de Tramacastilla (Teruel) representa todos los años la leyenda de Pero Gil, un caballero del Cid. Acompañan a esta representación diversas actividades como un mercadillo, talleres para niños y conferencias de temática medieval. Se celebra el último fin de semana de julio.
- El Cid en Frontael. Una representación popular que especialmente rememora el paso del Cid por Bronchales es el eje sobre el que se articula la Semana Cultural de esta localidad turolense. La representación se prolonga durante todo el fin de semana y se acompaña de mercadillos, concursos, y conferencias. Primer fin de semana de agosto.
Albarracín, Teruel (Foto: Luis Antonio Gil Pellín).
