
2 minute read
ANILLO DE MORELLA
Recorrido: ruta circular desde La Iglesuela del Cid (Teruel). Provincias: Teruel y Castellón.
La inexpugnable Morella
Advertisement
Sabemos que el Cid estuvo en la zona de Morella en varias ocasiones. En 1083, al servicio de al-Mutamin, príncipe musulmán de Zaragoza, castigó estos territorios, dependientes de la taifa de Lérida, y reconstruyó el castillo de Alolala, muy cerca de Morella, donde pasó el invierno con sus hombres. Aunque no existe un consenso generalizado, buena parte de los estudiosos considera que este lugar es Olocau del Rey. En esa misma campaña atacó el castillo de Morella, aunque no logró conquistarlo.
En junio de 1090 se enfrentó en el Pinar de Tévar a la coalición formada por el príncipe leridano y el conde de Barcelona, a los que derrotó. El Cantar hace también referencia a esta batalla y le dedica una parte importante de sus versos. Algunos especialistas opinan que el Pinar de Tévar es hoy el Pinar de Pereroles, a unos 14 km al norte de Morella.
La ruta
Es difícil encontrar una ruta tan fascinante como el Anillo de Morella por la alta concentración de historia, naturaleza y arte en apenas 100 km de recorrido. Este amplio espacio geográfico perteneció, tras la conquista cristiana, a las órdenes militares del Temple, del Hospital y Montesa, de ahí que nos encontremos algunos castillos con pasado templario, como los de Mirambel y Cantavieja.
Morella, Castellón (Foto: Patronato de Turismo de Castellón).
El itinerario nos descubre algunas de las poblaciones más interesantes del Maestrazgo a través de tranquilas carreteras. La Iglesuela del Cid, Cantavieja, Mirambel y Morella son Conjunto Histórico y/o Artístico. Morella es, sin duda, uno de los pueblos más singulares de todo el Camino del Cid y merece una visita reposada: su espectacular panorámica es sólo un avance de los tesoros artísticos y monumentales que encierra.
Otro de los grandes atractivos de este anillo se encuentra a ambos lados de la carretera. El territorio, de una gran belleza, abrupto y montañoso, parece modelado en piedra, y se alterna con pastos, prados y monte bajo de pinares y carrascas. El paisaje ha sido tenazmente modificado por el hombre durante siglos, mediante la construcción de innumerables muros, terrazas y chozos con la técnica ancestral de “la piedra en seco” -declarada Patrimonio de la Humanidad-, y que hoy constituye un aliciente más para el viajero.
