PALABRA REVISTA CULTURAL

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La recuperación de la Estatua de la Libertad

El filósofo holandés, fundador del Nexus Institute, nos regala una sátira cargada de lucidez contra un país que ha puesto al mundo de cabeza

Por Rob Riemen

Ensayista y presidente del Nexus Institute. Es autor de los libros Nobleza de espíritu, Para combatir esta era y El arte de ser humanos info[at]robriemen.nl

C“La Estatua de la Libertad ha sido retirada de su pedestal en Nueva York y trasladada a Francia, donde ha sido colocada en un nuevo pedestal en el puerto de la ciudad norteña de Dunkerque”

uando en la madrugada del 21 de diciembre el presidente Trump, al despertar, enciende su programa de televisión favorito, ‘Fox & Friends’, no puede creer lo que oye y ve. Rápidamente cambia a ‘Morning Joe’ en MSNBC, ‘Good Morning America’ de ABC News, CNN, pero todos los canales transmiten la misma noticia de última hora: durante la noche, la Estatua de la Libertad ha sido retirada de su pedestal en Nueva York y trasladada a Francia, donde ha sido colocada en un nuevo pedestal en el puerto de la ciudad norteña de Dunkerque. Maldiciendo y cegado por la ira, escucha los comentarios burlones como: «¡Dumpy Trumpy! ¡El presidente demasiado impotente para defender una estatua!», lo que provoca fuertes carcajadas de los presentes. Media hora después, irrumpe en la Sala de Situación de la Casa Blanca, donde el Consejo de Seguridad Nacional completo debe informarle: «¿Qué demonios ha pasado?».

Michael Waltz, el Asesor de Seguridad Nacional, que fue informado alrededor de las 3:00 de la madrugada sobre lo que en ese momento se anunciaba en Francia a las 9:00, no necesitó mucho tiempo para recopilar toda la información relevante:

«Señor presidente, hace seis días, una organización que se hace llamar ‹Franse MAGA’ solicitó permiso para ‘honrar a la Estatua de la Libertad’ haciéndole un retoque. Suponiendo que eran simpatizantes franceses de nuestro movimiento y dado lo amable de la propuesta, el FBI no realizó una verificación de antecedentes. Sin embargo, resultó ser una acción encubierta para preparar el robo de anoche. A las 5:15

Foto: Enrique Botello

p.m. de ayer, toda la electricidad en la ciudad de Nueva York se apagó durante 56 minutos. Debido a nuestra guerra fría con Canadá, los canadienses interrumpen ocasionalmente el suministro eléctrico a Nueva York, pero esta vez los generadores de emergencia también estaban desactivados, lo que impidió cualquier visibilidad del robo de la estatua.

Otro pedestal

Durante ese breve período de oscuridad total, un helicóptero Chinook levantó la Estatua de la Libertad con toda su estructura y la trasladó a una base aérea en Canadá, donde un avión de carga de Ucrania la transportó a Francia. Allí, a las 8:00 hora local, la estatua fue colocada en un nuevo pedestal en el puerto de Dunkerque, idéntico al pedestal de Nueva York. Debe saber, señor presidente, que hoy es el 48º cumpleaños del presidente Macron. Creemos que no es una coincidencia. Detrás de su encanto francés se esconde un hombre que estudió filosofía, y usted sabe lo peligroso que es eso. No en vano le encargó a Elon destruir toda educación que no sea útil para nuestra economía y tecnología. Aunque Macron niega cualquier participación en este ataque contra la imagen de Estados Unidos, la CIA ya ha recibido la orden de investigar su posible implicación y duplicar los esfuerzos para garantizar que nuestra aliada, Madame Le Pen, sea la próxima presidenta de Francia.

La responsabilidad ha sido asumida por esta ‘Franse MAGA’, y acaban de enviar al mundo una declaración escandalosamente insolente...

—¡Dámela! —gruñó Trump. Arrancó la declaración de las manos y leyó lo siguiente:

que es la esencia de la democracia. La esencia de la democracia no es seguir ciegamente ‘la voluntad del pueblo’. Thomas Mann, que en Europa experimentó cómo, gracias a ‘la voluntad del pueblo’, llegaron al poder  Mussolini y Hitler, les dijo en 1938 en su conferencia ‘La próxima victoria de la democracia’ lo siguiente:

«La democracia es esa forma de gobierno y de sociedad que se inspira por encima de todo en el sentimiento y la conciencia de la dignidad humana. Bien conscientes de lo mezquinos que pueden ser los hombres con su egoísmo, crueldad, cobardía y estupidez, nunca debemos olvidar que lo grande y honorable en el ser humano se manifiesta en el arte y la ciencia, en la pasión por la verdad, en la creación de belleza y en la idea de justicia. Estos son los valores que una verdadera democracia cultivará, porque la democracia es una forma de gobierno que intenta elevar a los seres humanos, permitirles pensar y ser libres. El objetivo de la democracia es, por lo tanto, la educación, el desarrollo intelectual y la nobleza de espíritu.

“La

Estatua de la Libertad que les regalamos hace 170 años ha sido recuperada por nosotros para devolver la Libertad al hogar que ustedes le han arrebatado”

«Queridos estadounidenses. Somos el Malhuret Action Group Américain (Grupo de Acción Malhuret Americano), abreviado MAGA, llamado así por nuestro senador francés que, como un Émile Zola del siglo XXI con su ‘J’ Accuse’ el 4 de marzo, les dijo la verdad: “¡La Casa Blanca es ahora como la corte de Nerón! Trump, al traicionar la democracia estadounidense, también ha traicionado la alianza occidental. Lo que nos corresponde a los europeos ahora es superar el totalitarismo del siglo XXI. No solo reconstruyendo nuestra defensa. ‘Le vrai réarmement de l’Europe c’est son réarmement moral’ —el verdadero rearme es un rearme moral”».

La Estatua de la Libertad que les regalamos hace 170 años ha sido recuperada por nosotros para de-

volver la Libertad al hogar que ustedes le han arrebatado. Las famosas palabras de Emma Lazarus en el pedestal de Nueva York: «Dame a tus cansados, tus pobres, tus masas amontonadas que anhelan respirar en libertad», se han convertido en una mentira por la política de Trump. Por eso hemos colocado en nuestro pedestal de la Estatua de la Libertad esta cita apropiada de Víctor Hugo: «‘La Liberté commence où l’ignorance finit’ —La libertad comienza donde termina la ignorancia».

Con Trump en el poder, también han entronizado la Ignorancia. Si no fuera así, aún sabrían que fue únicamente gracias a nuestro apoyo financiero y militar (busquen en Google: Marqués de Lafayette) que ganaron su Guerra de Independencia. Sin nuestro apoyo, América seguiría siendo una colonia del Imperio Británico. También recordarían que para el presidente Franklin D. Roosevelt, América era ‹el arsenal de la democracia› con el que quería liberar a Europa del totalitarismo. El presidente Trump, en cambio, convierte a América en ‘el cementerio de la democracia’, apoyando a los anti-demócratas.

Bajo el yugo de la Ignorancia, ya no reconocen lo

La nobleza de espíritu es el arma más importante contra la degeneración de la democracia en una democracia de masas, donde los demagogos, la estupidez, la propaganda, las trivialidades, la vulgaridad y los instintos más bajos del ser humano aumentan su dominio hasta que inevitablemente dan a luz al hijo bastardo de la democracia: el fascismo».

El más fuerte

Bien consciente del auge del fascismo en Europa, Thomas Mann advirtió a los estadounidenses dos años después, en Los Ángeles, en su conferencia ‘Guerra y Democracia’, con las siguientes palabras: «Déjenme decirles toda la verdad: si alguna vez el fascismo llega a América, llegará en nombre de la libertad».

Fascismo. Sabemos que prefieren no escucharlo, mucho menos admitirlo. Pero cuando la justicia cede ante el poder ciego del más fuerte y el deseo de calidad se sustituye por la supremacía del mayor número; cuando los verdaderos héroes son reemplazados por la adoración a ‘celebrities’; cuando el arte y la ciencia se ven desplazados por la censura, la vulgaridad y la incompetencia; cuando la religión se reduce únicamente a la lucha contra el aborto, mientras millones de estadounidenses viven en la pobreza y la desesperación sin ninguna atención o apoyo; cuando la educación se limita solo a lo que es útil para la economía y el Estado; cuando la información de los medios libres es reemplazada por

Foto: Rael Salvador

Trump lo USA

l señor Trump siempre dice que está contra el Estado. El señor Trump forma parte de una alianza internacional de grupos derechistas antiestado, de líderes que culpan de todas nuestras desgracias a la intromisión del Estado y quieren — dicen que quieren— acabar con ella y, más allá, con Él. Y, sin embargo, en estos días el señor Trump está usando su Estado para tomar las medidas más extremas con que un Estado puede intervenir en el Mercado: imponer, con arbitrariedad absolutista, unos impuestos —que llaman aranceles— a los productos fabricados en otros estados, con las diferencias que se le ocurren según cada origen. (Los impuestos son impuestos; los tariffs suenan con sheriff.)

Se diría que su política es brutalmente estatista: que usa los recursos de su Estado para modificar a fondo las condiciones del Mercado. Se diría que no hay nada más alejado de su supuesto ideario —por usar una palabra rimbombante para algo que no lo merece— que esta intervención rotunda del Estado en el Mercado. Es la sorpresa.

O quizá no. Los Estados son entes destinados al fracaso: asumen demasiadas obligaciones como para poder cumplirlas y, por lo tanto, siempre están en falta —y muchos políticos se aprovechan de esa fatalidad para denunciarla como perfidia o incapacidad. Los Estados practican, en principio, dos funciones que de algún modo se compensan. Por un lado, son el gran aparato de control social: gracias a su supuesto monopolio de la violencia, gracias a su absoluto monopolio de la justicia, gracias a su aparato y sus policías y sus educadores y su poder simbólico, cada Estado intenta asegurar que toda la población de un país cumpla con las reglas que los poderosos de ese país han instituido en cada momento de su historia.

“Se diría que su política es brutalmente estatista: que usa los recursos de su Estado para modificar a fondo las condiciones del Mercado”

conseguirá el mínimo necesario para seguir viviendo: comida, medicina, seguridad, educación, regulaciones laborales, controles comerciales, con suerte algún techo. Para eso usa el dinero que recauda su fuente principal de ingresos, los impuestos. Lo sabemos: la política de un Estado se define según qué impuestos cobra, qué proporción les saca a los más ricos, cuál a los más pobres. En cualquier caso cada Estado, como contrapeso a la aceptación de su poder, les ofrece a los que tienen menos la garantía de que los que tienen más no podrán simplemente desecharlos o explotarlos o exprimirlos como se les antoje: pone reglas, límites. Por eso los ¿liberales? a la Trump o Milei atacan al Estado: porque no permite que ellos y los suyos usen su poder en el Mercado para cobrar lo que quieran y pagar lo que quieran, explotar como quieran, imponer sus propias reglas sin más límites.

imponer un estado. Los organismos internacionales lo intentaron y lo intentan sin éxito. O sea que lo que hizo Trump fue aprovechar la falta de Estado en el ámbito global para dar un furioso golpe de Mercado: usar su poder económico y político para cambiar las condiciones del intercambio.

Lo que hizo Trump, en síntesis, fue mostrarnos con toda claridad qué es lo que buscan él y sus correligionarios: un mundo —un Mercado— donde ninguna instancia superior más o menos democrática pudiera controlar y regular el poder de la riqueza. Un mundo donde el dinero haría aún más claramente lo que se le cantara, impusiera lo que quisiera a quien quisiera — como Trump trató de hacer en estos días.

Y por otro lado, promete —a veces más, a veces menos— que, a cambio de obedecerlo, toda esa población

Nos sorprendió: el señor Trump habría roto con esa idea antiestado al usar su Estado para reventar muchos mercados. Y, sin embargo, sospecho que todo este circo de los aranceles es la mejor muestra de lo que pretenden los neoliberales o anarcocapitalistas o antiestatistas varios. Trump intervino a escala global: en ese marco no existen las regulaciones que podría

No es extraño que haya unos cuantos multimillonarios —y sus políticos/gerentes más devotos— que intenten por todos los medios conseguirlo. Lo raro es que haya tantos pobres y medio pobres que los apoyen en este intento de optimizar las formas de abusar de ellos. El Estado, es cierto, los controla, y a cambio los protege: se trata, por supuesto, de variar las proporciones, menos control, más protección. O los objetivos: qué sector se controla más, cuál se protege más. Así, creo, deberíamos debatir y reformular los Estados —mientras una panda de ricachones intenta destruirlos.

Miguel de Anda Jacobsen: primer cronista de las letras bajacalifornianas

Por Gabriel Trujillo Muñoz Escritor y poeta, autor de Espantapájaros y Tijuana city, tres novelas cortas angel.gabriel.trujillo.munoz@uabc.edu.mx

C“A partir de ahí, el ensayo de Miguel de Anda Jacobsen se dividía en secciones de índole geográfica: empezando con Tijuana y siguiendo con Mexicali y Ensenada”

uando se intenta contar la historia de los estudios dedicados a la literatura del estado de Baja California, casi siempre se comienza con el artículo de Patricio Bayardo que examinaba, hacia 1979, nuestras letras desde una perspectiva periodística, es decir, un texto de opinión antes que una indagación histórica de relieve. Desde mi perspectiva, Bayardo no es el punto de inicio de la investigación sobre el desarrollo de nuestras letras. Ese honor le corresponde al poeta y promotor cultural Miguel de Anda Jacobsen (1927-2001) y lo es porque en 1983 se publicó el Panorama histórico de Baja California, un libro monumental coordinado por el historiador David Piñera desde el Instituto de Investigaciones Históricas UNAM-UABC en Tijuana y bajo el cuidado del Departamento de Editorial y Diseño Gráfico en Mexicali. El capítulo que le tocó a don Miguel se titulaba “Las letras y otras manifestaciones culturales”, y llevaba tal nombre quizás porque para aquellos tiempos la literatura compartía actividades con la pedagogía, la crónica periodística y los tratados académicos, biográficos y políticos. Su texto abarcaba desde la página 639 a la 653, esto es, quince páginas en tamaño carta con numerosas fotografías de autores, acontecimientos culturales y portadas de libros. En un correo personal (29-I-2025), el doctor David Piñera me aclaraba que:

“El texto de Miguel de Anda Jacobsen que incluimos es su discurso de ingreso como miembro correspondiente a la Academia Mexicana de la Lengua, y nos pareció que era un buen panorama del aspecto literario. Tuve una relación cercana con Miguel porque él era el representante del Departamento de difusión cultural de la UABC en Ensenada, donde radicaba, similar a Rubén Vizcaíno en Tijuana. En su momento Miguel desempeñó un papel importante en la comunidad por el bagaje cultural que traía. Entiendo que nació en un pueblo de los Altos de Jalisco, de ahí el apellido de Anda y el Jacobsen creo que era por la ascendencia judía de su madre, sin estar completamente

seguro. Tenía una personalidad interesante, algo pasadito de kilos, bajo de estatura, blanco, de pelo y barba color castaño claro, que le daban un aire muy interesante, entre poeta o intelectual del siglo XIX o principios del XX. Él, Vizcaíno y yo corrimos juntos varias aventuras de difusión cultural, entre ellas el homenaje al Chino Sansón Flores”.

La entrada de don Miguel a la Academia Mexicana de la Lengua fue el 10 de septiembre de 1976 y si su discurso de ingreso es el texto que publicó en el Panorama Histórico de Baja California, se puede decir que no lo reprodujo tal cual, sino que lo actualizó hasta 1982, pues a mediados de ese año fue el cierre editorial de este libro. De Anda no hizo

Foto: Archivo De Anda Jacobsen

Enseguida, don Miguel aclaraba que, al hablar de escritores bajacalifornianos, comenzaría con los ganadores del certamen de los esposos Rodríguez, que se celebraba “anualmente en Ensenada y cuyo premio se otorga mediante el fallo de un jurado integrado en la siguiente forma: un vocal representante de la Universidad Autónoma de Baja California; uno, de la Asociación de Escritores de la Península de Baja California, y otro de la Corresponsalía Ensenada del Seminario Mexicano de Cultura”. Entre los ganadores estaban el dramaturgo y novelista Luis de Basabe, el periodista Federico Campbell, el narrador Octavio León Medellín, el cuentista Manuel Gutiérrez Sotomayor y el narrador Francisco Parés Guillén, con libros que habían sido publicados entre 1970 y 1975. Aunque en la Asociación de Escritores de Baja California abundaban los poetas, las obras ganadoras de este certamen fueron, mayoritariamente, narrativas, periodísticas y autobiográficas. Y con la excepción de Campbell, oriundo de Tijuana, el resto eran autores ensenadenses.

Referencias principales

A partir de ahí, el ensayo de Anda Jacobsen se dividía en secciones de índole geográfica: empezando con Tijuana y siguiendo con Mexicali y Ensenada. En estos tres casos, las referencias principales eran la novela, el relato, la crónica, el ensayo, la política y la filosofía, además de los estudios históricos y bibliográficos. Así, de Tijuana eran mencionados, entre otros, escritores como Narciso Genovese, autor de ciencia ficción; Rubén Vizcaíno Valencia, periodista cultural, novelista y dramaturgo; el periodista Aníbal Gallegos, el cronista médico Iván Pérez, el ensayista Patricio Bayardo, los politólogos Ricardo Romero y Conrado Acevedo, los cronistas Josefina Rendón, Francisco M. Rodríguez, y Enrique Aldrete, así como en estudios bibliográficos aparecía Pedro Trujillo García. De Mexicali destacaban los cronistas Celso Aguirre, Pedro Pérez y Ramírez, José G. Valenzuela y Adalberto Walther, pero no se mencionaban ni narradores ni ensayistas literarios. De Ensenada afirmaba que el más lejano antecedente se localizaba en el periódico El Progresista (1903-1904), que dirigía Carlos Ptacnik y luego citaba cronistas como Fortino Dávila, David Zárate Zazueta, Julio Dunn, María Eugenia Bonifaz, así como los narradores Rosa Nieto y Evaristo Bonifaz.

Finalmente toma su lugar la poesía, a la que don Miguel tenía en la más alta estima por considerarse él mismo poeta antes que periodista u orador. En esta sección, ubicada de nuevo ciudad por ciudad, empezaba también por Tijuana, donde se mencionaban a poetas como el transterrado español Alfonso Vidal y Planas, Miguel Ángel Millán Peraza, director de la revista Letras de Baja California, Salvador Michel Cobián, Aída Castro, Julio Armando Ramírez, Olga Vicenta Díaz, Gabriel Moreno Lozano, entre tantos otros. De ahí pasaba a los nuevos

valores del verso, donde daba a conocer a los jóvenes poetas que eran miembros del taller de creación literaria de la UABC y que estaban reunidos en la antología Siete poetas jóvenes de Tijuana (1974): Ruth Vargas Leyva, Eduardo Hurtado, Víctor Soto Ferrel, Luis Cortés Bargalló, Felipe Almada, Raúl Rincón y Alfonso René Gutiérrez. Pero nuestro autor no se quedaba en ellos, pues igualmente mencionaba a otros poetas recientes, como Alejandro Becerra y Julio Pedrero. De Mexicali hablaba de Horacio Enrique Nansen, muerto prematuramente, Valdemar Jiménez Solís, Manuel González Rodríguez y Héctor Benjamín Trujillo. De Tecate incluía a Víctor Manuel Peñalosa. Ensenada estaba representada por María Cárdenas, Jesús López Gastélum, Ana Lagos Graciano, Eliseo Quiñones, Luis Pavía, Lauro Acevedo y un japonés, Mitro Uvegi Minato.

De la última, última hornada de escritores, don Miguel mencionaba, en términos estatales, a escritores que se perfilaban ya a principios de la década de los años ochenta: Óscar Hernández, Arturo Casillas, Salvador Vizcarra, Benito Gámez, Capo Videla (en realidad, José Manuel Di Bella), Rosina Conde, Roberto Castillo, Sergio Gómez Montero, Virginia Corona, Raúl López Hidalgo, Martha Castillo, Pablo Santillán y José Javier Villarreal, entre muchos, muchos otros. Es notorio que hay una discrepancia entre la historia oral de la generación de la ruptura, que en los años noventa decía que don Miguel se escandalizó ante la poesía contestataria de las nuevas generaciones, cuando podemos constatar que de las 15 páginas de su ensayo le dedicaba cinco de ellas a los poetas jóvenes, poniendo ejemplos de sus versos (en los casos de Ruth Vargas, Eduardo Hurtado y Eliseo Quiñones). Estamos ante un poeta de la generación de la Californidad, todo oratoria y verso medido, que se mostraba extremadamente generoso con los poetas del verso libre y la prosa incendiaria.

El texto de nuestro autor no fue sólo una recopilación de autores y obras. Cada vez que podía apuntaba las características de tal o cual escritor. No era un ejercicio completo de crítica literaria, pero presentaba su valoración de los trabajos más representativos bajo el imperativo clásico de la belleza, la armonía y la moral. Así, de Ana Lagos Graciano ponderaba: “Hay en su poesía hondura, sentimiento, grandeza de ánimo por cuanto hace al fondo; en la forma, la fascinación de figuras y giros, no por inesperados menos bellos”. De la novela Río de sombras (1975) de Octavio León Medellín afirmaba que lograba, “por la temática, una mayor hondura de timbre humano, al rescatar, por entre la niebla del recuerdo, las emociones iniciales de la infancia”. Y reseñando Lo, el hombre sueño (1970) de Luis de Basabe, decía: “La trama nos sitúa en un mundo de honda trascendencia vascuence, por las tradiciones, leyendas y anhelos de uno de los pueblos más viejos de la Tierra. La prosa de Basabe es sápida, amena, ágil y madura en el cabal sentido de la palabra. Se trata, sin duda, de uno de nuestros escritores más cuajados, y con mayor vocación y talento”.

Don Miguel hizo muy bien su estudio sobre las letras bajacalifornianas. Basado en su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua en 1976, no se conformó con entregarlo como estaba, sino que lo puso al día lo mejor que pudo. Antes que dar argumentos ingeniosos sin pruebas textuales, como lo había hecho Bayardo en su artículo periodístico, de Anda Jacobsen estudió en serio nuestra literatura, especialmente la de la segunda mitad del siglo XX —de tiempos anteriores sólo mencionó a Ptacnik, Urquiza, Zapata e Irigoyen—, y sabiendo lo difícil que era entonces, como lo sigue siendo ahora, conseguir las obras literarias de autores estatales, es obvio que recurrió a su propia biblioteca para obtener la masa crítica necesaria para elaborar un trabajo tan vasto como el suyo. En una época en que literatura era toda publicación histórica, política o filosófica, no se limitó a la poesía, la narrativa y el ensayo literario. Dio espacio a sus contemporáneos, ya fueran estos Jesús Sansón Flores o los poetas jóvenes. En resumen, puso los mojones de nuestra literatura en forma democrática y veraz. Como él mismo lo dijo, la suya fue “tarea de romanos” y la cumplió a carta cabal.

Hoy, a más de 40 años de distancia, su ensayo “Las letras y otras manifestaciones culturales” sigue siendo una aportación pionera, valiosa, indispensable, para el estudio de nuestras artes literarias. Y lo mejor, deja rutas inéditas que no se han explorado desde entonces. Yo mismo me pregunto: ¿y qué se hizo de Mitro Uvegi Minato?, sí, ese poeta del que don Miguel decía era “ensenadense por cuna, japonés por estirpe”, cuyos poemas eran como “estampas arrancadas a un álbum de acuarelas”. ¿Alguien lo sabe?

El profesor, Miguel de Anda Jacobsen.
Foto: Archivo
De Anda Jacobsen

SEl autor de los milagros

Por Alberto Manguel

Escritor y editor argentino-canadiense,

autor de Una historia de la lectura

@albertomanguel

in caer en la blasfemia, es posible declarar que una de las maneras de entender la secreta alquimia de la creación literaria sea considerarla una suerte de transubstanciación. Con tal acto de fe, podemos aceptar que las circunstancias físicas y espirituales del autor se convierten literalmente en el texto que tenemos entre manos. En ciertos casos (Proust, por ejemplo) el milagro es más evidente; en otros (Homero) menos. En todos, sólo el lector es capaz de declarar ante un libro si efectivamente esto es eucaristía.

Los dos libros del escritor holandés Cees Nooteboom recientemente aparecidos son convincentes ejemplos de este procedimiento milagroso. 533 días, vertido claramente al castellano por Isabel-Clara Lorda Vidal, es una crónica autobiográfica (la forma literaria más reconocida de la transubstanciación) en la que nos cuenta un año y medio de meditaciones, lecturas, descubrimientos y coincidencias que tuvieron lugar en su casa de Menorca, donde pasa la mitad de su tiempo en compañía de su esposa, Simone Sassen, cuyas fotografías ilustran el libro.

El hombre que se traduce en estas páginas es un Nooteboom distinto del confiado cronista aventurero de sus primeros libros. Este Nooteboom es más reservado, más irónico, más desilusionado, más lúcido. El mar y el paisaje que crea en torno siguen atrayéndole como lo atrajeron antes en África o Noruega, pero la descripción vivida se contamina de escéptica nostalgia y de una inteligencia precavida. Recordando algunos de sus encuentros literarios en la década del sesenta, confiesa que entonces se “sentía en el limbo, como uno de esos niños inocentes que aún no ha cometido ningún pecado y que está esperando el cielo, que tal vez sea un infierno”. No dudamos que Nooteboom joven lo sintió así, pero el reconocimiento de que ese cielo esperado “tal vez sea un infierno” lo declara el Nooteboom que está por cumplir los 85 años, 15 más de los que sagazmente nos prescribe el autor de los Salmos, y que sabe que todo paraíso se define como perdido. El Nooteboom de hoy reconoce sincronizaciones en sus lecturas, pasajes en los libros que cuentan lo que acaba de vivir y viceversa: esos reflejos le parecen admirables, pero no explicativos. Quiere desenmascarar las nostalgias ab-

“A lo largo de toda su extraordinaria obra, Nooteboom ha logrado efectuar literariamente un milagroso acto eucarístico”

surdas y, consciente de la muerte ya no muy distante, se pregunta: “¿En qué año de mi infinita ausencia caminará alguien por Marte?”. Rodeado de castellano y mallorquín reconoce (esto no lo notaría un escritor más joven) que “quien oye de continuo otro idioma a su alrededor tiene a veces la tendencia a sumergirse profundamente en su propia lengua, más o menos como un submarinista”. Observa los cactus de su huerta y las estrellas del cielo de las Baleares, y compara la estructura de los primeros con la arquitectura de una sonata, y las segundas a las historias que tejemos para justificar nuestra mirada. “Para quien vive de la escritura,” dice, “la fantasía no suele estar nunca lejos”. Todo lector de Nooteboom reconoce en su obra eso que llamamos “lo poético”, donde el autor concede a las palabras un dominio más vasto que el que les atribuye el diccionario. No sorprende entonces ver algunos de sus textos recogidos en la excelente colección Visor de Poesía. Bajo el título Ojo de Monje, Fernando García de la Banda ha traducido al castellano 33 poemas o, como dice De la Banda en su nota introductoria, “un único poema o 33 variaciones sobre un mismo tema”. Las versiones son felicísimas;

el lector no siente nunca que detrás de ellas acecha un original. Acertijos como los de la antigua poesía anglosajona, ecos de Virgilio y de Dante, el paisaje de su querida isla se entrelazan en este admirable libro poblado de “imágenes, quimeras, fantasías” (como las llama Nooteboom en su breve epílogo).

A lo largo de toda su extraordinaria obra, Nooteboom ha logrado efectuar literariamente un milagroso acto eucarístico. Sus muchos libros (que los libreros y editores dividen burocráticamente en ensayos, crónicas de viajes, ficción y poesía) recomponen a través de las palabras la figura de este misterioso creador. Quien los lee, recorre de su mano lugares tanto evidentes como ocultos del mapa, inspecciona con ojos nuevos pinturas, edificios y fotografías, oye contar cuentos de hadas inéditos e historias fantásticas que parecen inacabadas y no lo son, escucha las conversaciones del autor con antiguos dioses y con personajes de carne y hueso del mundo actual. Si aceptamos la definición que dio Italo Calvino de un clásico como un libro “que no ha acabado de decir lo que tenía que decir”, entonces la obra entera de Cees Nooteboom es un clásico de lectura imprescindible: profundo, conmovedor e imperecedero.

La monarquía Cespe ¿llega a su fin?

Por Eduardo Cruz Vázquez Periodista, gestor cultural, ex diplomático cultural, formador de emprendedores culturales y ante todo arqueólogo del sector cultural angol97@yahoo.com.mx

“La Cespe es la heredera de una Monarquía, no emparentada con las bellas mariposas que llegan a Michoacán, ni descendiente indirecta del emperador Maximiliano, mucho menos de algún presidente mexicano…”

Que a los habitantes de Ensenada les genere el mayor de los rechazos lo que deja de hacer o medio hace la Cespe (Comisión Estatal de Servicios Públicos de Ensenada), es algo tan corriente como las fugas de aguas cristalinas y/o negras que embellecen el rostro del puerto. Tal resignación, diré histórica, ha impedido a la comunidad descubrir lo que hoy revelo en exclusiva para los lectores de Palabra.

Para mi ser foráneo, próximo a dejar de serlo, después de 14 meses, no resultó un organismo del gobierno municipal; la Cespe es una Monarca. No se burlen de mí. La Cespe es la heredera de una Monarquía, no emparentada con las bellas mariposas que llegan a Michoacán, ni descendiente indirecta del emperador Maximiliano, mucho menos de algún presidente mexicano, lejano o muy próximo. Es una mexicoamericana de raíces chiapanecas y texanas que heredó, hace muchísimas primaveras, la ardua tarea de dar con los manantiales de tesoros que los fundadores de la comarca dejaron bien metidos bajo nuestro terruño. Una chamba que

estoicamente ha enfrentado. Sin embargo, durante su reinado no ha podido concebir un plan maestro para encontrarlos. A cambio ha optado por el mexicanísimo actuar al tanteo, ya que, para colmo, sus presupuestos se le van en mantener las mínimas comodidades de su excepcional trono en época de democracia.

Diré de manera categórica, sin derecho a réplica, que no ha habido un día, desde que llegué en febrero de 2024, vaya, ni en los festivos mayores, como el sábado de gloria, en Semana Santa, el 25 de diciembre y el 1 de enero, en que la Cespe, apodo eternamente cariñoso de quien su nombre de pila y cisterna es (precavidos sus padres, ¿no?) Estetoscopia Medina Chaires (en efecto, de ahí se fusiló el nombre el actorazo Víctor Trujillo para su personaje que pueden ver en YouTube). No ha habido, pues, jornada en la que no insista en cavar aquí y allá con tal de dejar constancia al respetable público (ante todo a los cruceristas) de que no cesa en intentar descubrir los tesoros que sacarán de la bancarrota a la alcaldía. Hallazgo que serviría para

costra gigante de arrachera en La Chula. Después de eructar tragos de michelada le marqué a mi amiga la Michelle. Y oh suerte de los dioses de la carne roja, estaba a una estación de metro. La alcancé y nos lanzamos juntos a la cita más importante del mes. A chupar a la salud de Matt Berninger. Aviso parroquial: el boleto me lo invitó mi cuate Daniel Fragoso, a quien en retribución le compré una playera y no ha pasado a recogerla.

No me importa ir al cine solo, pero a los conciertos prefiero ir acompañado. Es mejor compartir las emociones con los cuates. Lo chido de toparme a la Michelle es que dentro del Palacio la aguantaba su novio el Misael. Y traía coche. O sea, el raite de vuelta a la civilización. Más música para mis oídos. Me salvaba de la monserga de solucionar mi regreso. Todo era perfecto, lo único que desentonaba era la maldita agrura que me produjo la costra. Sentí la corbata de acidez al primer trago de chela. Y yo sin un mísero omeprazol en la cartera.

Por alguna razón nunca he podido conectar con The War on Drugs. Su primer disco me pareció bueno a secas, no me clavé como otros, un anuncio de que se convertirían en una bandota. Pero en el segundo no ocurrió eso y me perdieron. Siempre que alguien me dice que le recuerdan a Dire Straits, una foca bebé muere de inanición. Es el peor argumento del mundo. Compararlos con el gran Mark Knopfler. Sé que muchos no comparten mis opiniones. Pero cuando quieran nos vemos en la plancha del Zócalo para partirnos la madre.

Mientras de The War on Drugs tocaban, me entretuve haciendo cálculos mentales sobre cuántas veces he estado preso. Dicen que en la cárcel y en el hospital se conocen a los verdaderos amigos. Pero yo no he conocido a un solo cabrón que me cayera bien allá dentro. Puro malandro. Y los peores, guardias y celadores. Y los putos polis que me han arrestado no se quedan atrás. Sólo alguien como el loco de Fogwill puede alegrarse de que lo enchironen. En esas estaba cuando el show de los War terminó y me fui por otra cerveza.

alcohólica. Acaso un poco más Sad Dads. Pero con la capacidad intacta de seguir callando bocas.

“Sé lo que implican esas vacaciones pagadas por el Estado. Un par de semanas antes me había tocado a mí.

Es una experiencia que sólo le puedes desear a tus enemigos”

Minutos después, con su look de oficinista cansado, Berninger se paró en medio del escenario. Mi alma descansó cuando constaté que la setlist no estaba hecha de puras rolas de los últimos tres discos. Tras algo de material nuevo, abrieron fuego con “Bloodbuzz Ohio”. Siguieron con “The System Only Dreams in Total Darkness”. La ausencia por pandemia no había causado estragos. La banda sonaba impoluta. Acaso un poco más

En determinado momento, Matt comenzó a hacer la pantomima de que montaba un caballo. Era el anuncio de “Bring On the Dancing Horses” de Echo & The Bunnymen. El único cóver que regalaron esa noche. En “Mr. November” se bajó del escenario e hizo su tradicional paseo entre el público. La virgencita nos lo conserve muchos años. Cerraron con Vanderlyle Crybaby Geeks, acompañados por los miembros de The War On Drugs. El show había terminado y era hora de marcharse a casa. Y fue lo que hicimos, pero con los corazones henchidos de la voz de Matt Never Sober Berninger.

Nos subimos al carro y Misael amablemente se ofreció dejarme en la puerta del edificio. Si me hubieran tirado en Insurgentes me habría parecido más que perfecto. Giró a la izquierda en Xola y de repente, como

suelen ser las emboscadas, nos salió al paso un retén de la tira. A la derecha tenían parqueados varios carros en espera de la grúa. La sangre se me fue a las nalgas. Yo no iba manejando, pero clarito vi en mi mente el titular de la sección policiaca: Profesor de Psicología de la UNAM falta a clases por caer en El Torito.

Se me bajó la peda a la velocidad de la luz. No era yo el que caería preso, cierto. Pero sabía todo lo que eso significaba. Que la Michelle y yo nos habríamos tenido que lanzar a los tribunales. Nos darían las seis de la mañana tratando de comprar un amparo. Y el pobre del Misael estaría chupando barrote tres días por mi culpa. Pero entonces ocurrió la magia. Todavía sigo sin comprender qué paso. Si es que acaso estamos muertos. O por qué el agente no nos hizo la parada. Tenía en la mano la maquinita esa chingada pa que le soples. Pero dejó pasar al Misael sin hacerle el test.

De la que nos salvamos. Si fue un milagro, sin duda hay que achacárselo a los Sad Dads. Que nos mandaron blindados después de endulzarnos los oídos con sus rolas tristes.

Foto: Michelle Martínez Ayala
La ausencia por pandemia no había causado estragos. La banda sonaba impoluta.

Hacia una Nueva Ilustración:

De Theodor W. Adorno a Michel Foucault, pasando por Paul Feyerabend y Susan Sontag

“Desde la perspectiva de Benjamin, la masiva y cruenta violencia (…) era resultado de un moderno proceso de progreso cuya racionalidad instrumental mercantilizante devenía en la cosificación de las relaciones humanas y sociales”

ANo existe documento de cultura que no sea a la vez documento de barbarie. Walter Benjamin

Cuando más cerca se mira una palabra, tanto más lejos la palabra mira. Karl Kraus

partir de fines de la década de 1940, el filósofo alemán Wolfram Eilenberger (1972 en Friburgo de Brisgovia, Alemania) recorre la trayectoria de la vida y obra de los filósofos Theodor W. Adorno (1903, Frankfurt, Alemania-1969, Viège, Valais, Suiza), Susan Sontag (1933, Nueva York, Nueva York, Estados Unidos-2004, Nueva York, Nueva York, Estados Unidos), Paul K. Feyerabend (1924, Viena, Austria-1994, Genolier, Suiza) y Michel Foucault (1926, Poitiers, Francia-1984, París, Francia).

El 11 de octubre de 1949, Theodor W. Adorno partió de Los Ángeles hacia Nueva York con destino final a Frankfurt donde llegó el 3 de noviembre de 1949. Tenía la misión de restablecer el Instituto de Investigación Social, bajo la dirección de Max Horkheimer, de nuevo en suelo alemán, después de un largo exilio norteamericano. No obstante, se encontró con una Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial (19391945) y una Alemania en enormes ruinas por los constantes bombardeos.

El siniestro panorama histórico mundial ya había sido diagnosticado por Max Horkhiemer y Adorno en su obra, publicada unos pocos años antes, en 1944, intitulada Dialéctica de la Ilustración donde en su prólogo se afirma: “Lo que nos habíamos propuesto era nada menos que comprender por qué la humanidad, en lugar de alcanzar un estado verdaderamente humano, se hunde en una nueva forma de barbarie. […] La aporía frente a la que nos encontramos en nuestro trabajo se evidenció así como el primer objeto que debíamos investigar: la autodestrucción de la Ilustración. No albergamos la menor duda —y esta es nuestra petitio principii— de que la libertad en la sociedad es

inseparable del pensamiento ilustrado. Pero creemos haber reconocido con la misma claridad que el concepto de este mismo pensamiento, no menos que las formas históricas concretas, que las instituciones sociales en que se halla inmerso, contiene ya el germen de aquella regresión que hoy acontece por doquier. Si la Ilustración no toma sobre sí la tarea de reflexionar este momento regresivo, firma su propia condena”.

Esta obra y su archipiélago de constelaciones conceptuales abrevaba en el pensamiento filosófico y ontológico de Walter Benjamin (1892, Berlín, Alemania-1940, Porbou, España) —mentor e íntimo amigo de Adorno—, sobre todo, en su última obra Sobre el

concepto de historia (1940), con su imagen dialéctica del “ángel de la historia”: “Los ojos se le salen de las órbitas, tiene la boca abierta y las alas desplegadas. Pues este es el aspecto que debe tener el ángel de la historia. Tiene el rostro vuelto al pasado. Donde aparece ante nosotros un encadenamiento de aconteceres, él ve una única catástrofe que incesantemente amontona escombros sobre escombros y los arroja a sus pies. Quisiera permanecer donde está, despertar a los muertos y recomponer lo destrozado. Pero desde el Paraíso sopla una tempestad que enreda sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Esta tempestad lo empuja sin cesar hacia el futuro, al cual vuelve la espalda mientras el cúmulo de escombros ante él crece hasta el cielo. Lo que llamamos progreso es esta tempestad”.

Desde la perspectiva de Benjamin, la masiva y cruenta violencia, así como la devastación moral ocasionada por la Primera (1914-1918) y Segunda Guerra Mundial (1939-1945) era resultado de un moderno proceso de progreso (Fortschritts-prozesses) cuya racionalidad instrumental mercantilizante devenía en la cosificación de las relaciones humanas y sociales. En plena modernidad el progreso implicaba retroceso existencial y una nueva barbarie.

Mientras Michel Foucault obtenía su licenciatura en psicología en 1948 y su licenciatura en filosofía en 1949 con la tesis La constitución de un trascendental en la Fenomenología del Espíritu de Hegel, intentaba también sortear sus constantes crisis emocionales lo que implicó una estancia en el Hospital Psiquiátrico Sainte-Anne, cerca de París.

Después de ejercer por tres años como profesor de Psicología en la Universidad Provincial de Lille, Francia, Michel Foucault ocupó el puesto de director del Instituto de Cultura Francés de Upsala, Suecia, en 1955, adquiriendo así nuevos aires en su vida, cerca de una naturaleza que le permitía fortalecer una férrea voluntad de autenticidad. Como producto de las ricas fuentes bibliográficas que le proporcionaron las colecciones de las bibliotecas de Upsala y París, Foucault pudo avanzar notablemente en su ambiciosa investigación sobre la locura en el periodo de 1657 a 1794, entrelazando disciplinas como la historia de la ciencia, filosofía, historia social e historia de la literatura y convertida en su tesis principal de doctorado de Estado, siendo posteriormente publicada con el título: Historia de la locura en la época clásica, con más de 900 páginas, en 1961.

«Para Foucault la labor de la filosofía, “desde Hegel hasta Sartre ha sido esencialmente una empresa de totalización”»

Para Foucault la labor de la filosofía, “desde Hegel hasta Sartre ha sido esencialmente una empresa de totalización, totalización que, si no se quiere hacer extensiva al mundo y al saber, sí debe ser admitida al menos en lo que se refiere a la experiencia teórica. Yo diría que, posiblemente, si existe hoy una actividad filosófica autónoma, si puede haber una actividad teórica en las matemáticas, la lingüística, la etología o la economía política, si existe una filosofía libre de todos esos terrenos se la podría definir como una actividad de diagnóstico. Diagnosticar el presente, decir qué es el presente, señalar en qué nuestro presente es diferente, pero absolutamente diferente, de otros presentes, es decir del pasado. Tal podría ser la tarea de la filosofía.” Asimismo, en Foucault emerge una sospecha “como principio rector. ¿Y si los discursos dominantes de la razón y sus reglas, en lugar de servir al conocimiento libre, se estuvieran utilizando en el presente para controlar e inicialmente incapacitar a los sujetos modernos? Esos sujetos, que en su mayoría se creían autodeterminados, ¿no eran ellos mismos sino el resultado de discursos de opresión deliberadamente movilizados? En este caso, la valentía de ilustrarse y pensar por sí mismos tenía que demostrarse sobre todo la valentía de sacar

Fotos: Archivo Palabra
El filósofo, Wolfram Eilenberger.

PENINSULAR: Jorge Ruiz Dueñas, Jorge Ortega, Rosina Conde y Carlos Lazcano

LPor Ruth Vargas Leyva Poeta y académica, ha publicado Poemas del ordenador y Más allá de la niebla, entre otros. Esta incluida en diversas antologías de México y Estados Unidos ruth.vargas@tectijuana.edu.mx

a deriva continental dio origen a una península que millones de años después de su aparición se llamaría Baja California. Entre los períodos del Oligoceno Tardío, y el Mioceno Temprano, es decir, hace entre 20 y 30 millones de años, apareció la península de Baja California, en el borde de la placa tectónica del Pacífico, a ello se debe que la península “viaje” en la deriva continental. Surgió en el Mioceno tardío, cuando debido a la Falla de San Andrés, se dio la separación de la corteza terrestre entre la actual Sonora, y Península de Baja california. Debido a esa misma falla, algún día la península será isla, a la deriva, sobre los lomos de la placa tectónica a la que pertenece.

sensación de soledad y vacío se multiplican con creces y obligan a cualquiera a fundirse constantemente con el paisaje”.

Peninsular (2024), bellamente editado por Desliz Ediciones, reúne poetas de tres generaciones que coinciden en la mirada profunda y amorosa, sorprendida y casi mística ante lo insólito y lo etéreo, ante lo inaprensible de su belleza.

Doble naturaleza

“El poema Mar que me habita, de Jorge Ruiz Dueñas, evoca al retorno de Odiseo, camino hacia Ítaca”

Hay un corpus historiográfico de relatos, historias, biografías y memorias, sobre la península de los jesuitas Miguel Venegas, Juan Jacobo Baegert, Francisco Xavier Clavijero y Miguel del Barco, entre otros. Su nombre refiere a una geografía imaginaria de los libros de caballerías: “una isla situada a la diestra mano de las India”. Aún hoy, la península, en algunas regiones, mantiene su condición de impoluta, no pisada por el hombre. En El otro México, Fernando Jordán, después de haber recorrido 7.000 kilómetros por los desiertos, la cordillera y los mares, describió el desconcierto y en el amor por ese territorio. Federico Campbell en los últimos días del autor de Mar Roxo de Cortés, recreados en Transpeninsular (2000), describe a Jordán perdido en una historia y una geografía solitaria. Javier Hernández Quezada define la península como “ese espacio extraño y lejano para el resto de México, donde la

Donde el mar es sonoro y fugitivo, oleaje de la sangre, agua y sal que fluye en mares interiores. El poema Mar que me habita, de Jorge Ruiz Dueñas, evoca al retorno de Odiseo, camino hacia Ítaca. Todo en este poema es una corriente interior que conduce como una nave, del Egeo al Golfo Californio. Un mar Jano con el doble rostro que evidencia la naturaleza dual de cada uno: de la puerta (adentro/ afuera), desierto y mar, y del comienzo (inicio/final) desierto e isla:

Para vivir en ti,

Cada mañana hay que saber de tus desvelos, De tus naufragios y tribulaciones, De tus llantos ahogados, De tus suicidas arropados por los rayos matinales, De tus especies extraviadas en los ritos fértiles De tus resacas que femeninas llaman y rechazan.

Y después, áspero desierto triangular sobre la costa oeste del centro de la Península de Baja California, que incluye el Valle de los Cirios, la Sierra de San Borja, la población de Guerrero Negro, el Desierto del Vizcaíno y la Sierra de San Francisco, hasta San Ignacio. Desierto jubiloso, que se manifiesta con signos exteriores, “arroyo de lajas, clamor de piedras, desierto místico”:

Como bestia deforme

Abrázanos si somos tuyos

No vaciles ante los desdichados, Y tú

También tú

Sepulta a los buscadores de la verdad

Bajo capas de tiza…

No hay otro cuerpo latiendo que el del desierto, y al hacerse uno con él, late el poema. Jorge Ruiz Dueñas nos dice que una revelación de la imaginación es recrear el paisaje, fundirse con él en una corriente subterránea de conciencia, volverse profeta, habitarlo como se habita el propio cuerpo, Ser uno con el paisaje peninsular.

RECONOCIMIENTO A JORGE RUIZ DUEÑAS

Escritores y artistas refrendan el reconocimiento al poeta Jorge Ruiz Dueñas, homenaje y entrega de placa por parte del Instituto Municipal de Cultura de Ensenada (Imcudhe) en la presentación de Peninsular. ¡Enhorabuena!

Desierto florecido

En Rosina Conde todo verso se vuelve paisaje peninsular. La planta olorosa del orégano, que toma su forma de arbusto con diminutas flores, de color blanco o rosa, que nacen en apretadas inflorescencias terminales; la choya, con usos culinarios y medicinales; la longeva biznaga; la playa y el horizonte. Todo el paisaje es un desierto florecido, espíritu en polvo donde se origina el frescor del agua. Cada uno de los diez poemas de Rosina Conde son descripciones íntimas de un paisaje de cordillera, desierto y mar; memoria de “cazadores silvestres/ de berrendos creídos/ en un parco esplendor de los sentidos”:

Testigo del desierto

El tiempo permanece suspendido, Ante ese mar abierto, exento de sonido, Mas lleno de silencio y estallido.

Siempre es un mérito la concreción, la mirada retenida en un instante que sea aproxima y se aleja, la síntesis de una extensa península que nos resume su misterio en un órgano, cactus que sobrevive a la sequía, que es alimento y es cura, donde plantas cactáceas se acercan reverentes hasta la arena. Ahí, en esa extraña

tierra de cactus, sal, ballenas y borregos cimarrones, Rosina Conde dice:

Despojado de flores

el órgano se yergue misterioso, frente al mar de colores bajo el sol silencioso en medios de cactáceas, Luminoso.

Rumores y voces

El desierto de Baja California incluye el Valle de los Cirios, la Sierra de San Borja, Guerrero Negro, el Desierto del Vizcaíno (una las áreas protegidas más grandes de México) hasta San Ignacio, abarcando 77.700 kilómetros cuadrados. Formando parte del Gran Desierto Americano se encuentra Mexicali, once metros bajo el nivel del mar. En Peninsular, Jorge Ortega escribe: “La vegetación es inversa, crece hacia dentro de nosotros mismos con el peso de una entidad puramente melancólica”. Sus textos destilan el recorrido por una ciudad que se descubre como una revelación en La Chinesca, como un estallido de rumores y voces, como una memoria corporal del desierto, de la ciudad que “denuncia la pequeñez

del hombre” castigado por el sol; de la memoria que redescubre lo complejo de la aparente sencillez. la resistencia frente al paisaje que se vuelve polvo, imagen desleída, mancha de agua sobre el papel que exhibe su presencia de transeúnte en calles pobladas de polvo y fantasmas.

Imagen y relato

“La planta olorosa del orégano, que toma su forma de arbusto con diminutas flores, de color blanco o rosa, que nacen en apretadas inflorescencias terminales”

Quizás sea este espejismo donde parten todas las huellas, esta tierra donde la Península sigue su destino viajando en la deriva continental. Este mito que se convierte en imagen y narrativa visual. Las fotografías de Carlos Lazcano son homenaje silencioso, testimonio de sus pasos por la península que ama. Cactus centenarios que se elevan al cielo, mar, cuyas aguas en la playa, permiten ver una arena luminosa. Si un mito es un relato, a menudo sagrado, que explica el origen del mundo, la naturaleza o los seres humanos, la Península de Baja California lo ha sido y será siempre un mito. No sólo es “el otro México”, sino también el otro territorio de encuentros, de deslumbramiento y de imaginación; un páramo donde la experiencia poética reconcilia el poder de naturaleza con la vulnerabilidad del hombre, de ello da cuenta Peninsular.

Mario Vargas Llosa: el último gran novelista del mundo occidental

Por Daniel Salinas Basave Ensayista y periodista. Reside en Tijuana desde 1999. Autor de Juglares del bordo, El lobo en su hora y Bajo la luz de una estrella muerta danibasave@hotmail.com

1- Y finalmente, el último de los titanes dijo adiós. Cierren la puerta y enciendan las luces. Ahora sí se acabó la función.

2- Cuando estoy de viaje trato, en la medida de lo posible, de no estar al pendiente de las noticias, pero fue imposible no enterarme de la muerte del último gran Novelista con mayúsculas de la misma forma que me fue imposible no emocionarme con el cardiaco triunfo de los Tigres en el clásico.

3- Acaso algún día (suponiendo que aún haya mañana) recordaré el helado mediodía en que al salir del cementerio de Okunoin en Koyasan, recibimos la noticia de la muerte de Mario Vargas Llosa. Minutos antes, frente a la tumba del shogun Oda Nobunaga, Carol y yo hablábamos del sentido de la muerte entre los budistas y del verde musgo eternamente renovado sobre piedras centenarias.

4- En uno de tantos cursos y seminarios de periodismo que tomé en mi época de reportero, un editor español nos recomendó (al puro estilo de Sostiene Pereira) ser previsores y emprender por adelantado una sección de obituarios por venir. Hacer una lista de grandes personalidades al borde de la muerte e ir preparando el perfil, el desglose de su vida, las fotos de antaño y toda la parafernalia que rodea a la muerte de un gigante. Yo estoy seguro que el obituario de Mario Vargas Llosa ya estaba

preparado en El País y en las grandes publicaciones liberales de habla hispana y es sin duda el último de ese tamaño dedicado a un escritor. En el futuro (tal como ya es en el presente) la muerte de un novelista latinoamericano será solo una nota breve a pie de página. Vargas Llosa fue el último en parar prensas. Recuerden este día porque es el último en que el adiós de un literato es noticia mundial.

“Si haces buena literatura te leeré aunque seas un ser repugnante, pero si tu creación es un bodrio no perderé tiempo en leerte aunque seas un dechado de virtudes y nobles causas”

5- Sí, con Vargas Llosa se fue el último gran novelista latinoamericano o acaso (con perdón de Salman Rushdie, Coetzee, Orhan Pamuk o De Lillo) el último gran novelista del mundo occidental. Un novelista con el peso político y social que tuvo un Víctor Hugo en Francia o un Charles Dickens en Inglaterra. Claro que se pueden escribir (y sin duda se escribirán) grandes novelas en el Siglo XXII, pero es la última vez que la muerte de un novelista pone a los jefes de Estado y a los jerarcas del mundo a mandar pésames oficiales. Vaya, también Daniel Sada escribió novelas descomunales, verdaderas obras de arte, lo que no impidió que su muerte fuera una nota breve lamentada por unos cuantos cientos de nerds literarios. En el 2050 podría escribirse un Quijote y no pasaría nada, absolutamente nada. 6- Yo empecé con Los cachorros (1967) en la adolescencia. La tragedia de Pichulita Cuéllar fue mi debut y recuerdo que seguí con Elogio de la madrastra,

(1988) con la catorceañera curiosidad de leer una novela cachonda. A partir de entonces ya no paré y para cuando llegué a Conversación en La Catedral (1969) intuí estar frente a un tótem que también podía ser inmensamente divertido, pues La tía Julia y el escribidor (1977) me hizo reír muchísimo. La única de sus obras mayores que leí recién salida de la imprenta fue La Fiesta del Chivo (2000) que compré en Librería El Día cuando era un recién llegado a Tijuana y que devoraba en el asiento trasero de las guayinas en el largo trayecto entre Playas y la redacción de Frontera. 7- Tal vez después del Chivo no volvió a escribir una obra mayor, pero yo sí disfruté y me reí con Las cinco esquinas (2016) y Las travesuras de la niña mala (2006) y aunque no me maravillaron, El paraíso en la otra esquina (2003) y El sueño del Celta (2010) cumplieron con interesarme en la vida de los personajes que desconocía como son Flora Tristán y Roger Casement. Harina de otro costal son los ensayos, de los cuales me encantan La verdad de

las mentiras (1990) y La orgía perpetua (1975). Por Vargas Llosa descubrí y dimensioné a Flaubert.

8- ¿Algo qué decir sobre su rol político? Caray, colegas, con brutal honestidad debo confesar que yo coincidía en no pocos temas con él. En mi caso, las filias o fobias políticas no influyen en que acepte o rechace a un escritor. Si haces buena literatura te leeré aunque seas un ser repugnante, pero si tu creación es un bodrio no perderé tiempo en leerte aunque seas un dechado de virtudes y nobles causas. Se es el liberal en todas las circunstancias y Vargas Llosa lo fue.

9- Hace un par de meses, en una helada tarde en Ciudad Juárez, pepené en una librería de viejo una primera edición de La casa verde (1966) en Seix Barral. Fue mi última serendipia vargasllosiana

10- Esta noche volveremos al cementerio y está pronosticada tormenta. Cae la tarde en Koyasan y albergo la ligera sospecha de que a falta de pisco peruano, beberé un whisky japonés a la salud del último gran novelista.

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